Saludos queridos lectores.

Afortunadamente he sido constante con una capítulo a la semana en este fic, espero poder seguir así hasta el final y así mismo, que la historia siga siendo de su agrado.

Recprdándoles que dejaré respuesta a sus comentarios al final del capítulo, los dejo con la actualización.


You´ve got the Queen of Hearts and you know

It´s a losin game on its own

I got the Queen of Hearts and I know

You´ll never belong to me alone

Karin salió con cautela de su habitación esperando no ver a Sasuke. Sabía que sería muy imprudente de su parte si él la abordaba a la salida de la habitación para hablar del embarazo, pero temía que enterarse de la noticia le arrebatara la razón.

—Sigue en Otogakure —oyó una voz que la sobresaltó, era Itachi.

—No sé de qué me hablas —contestó Karin sintiendo alivio en su pecho para caminar a la salida donde Obito la esperaba en el carro, sin embargo, ese carro no era de Obito y éste estaba en el asiento del copiloto— ¿Qué pasa?

—Yo seré el conductor —oyó de nuevo la voz de Itachi que si bien ya lo había oído andar tras de ella desde el pasillo de las habitaciones, no esperaba que los acompañara— Le abro la puerta, madam.

Itachi hizo una reverencia abriendo la puerta y Karin entró al carro sin decir nada. El viaje al hospital fue silencioso pues aunque la pelirroja jugaba a coquetear con ellos frente a Maadara, no eran cercanos ni mucho menos.

Al llegar al hospital, pasaron a Karin al consultorio junto a Obito, quedándose Itachi afuera durante la revisión. Sin embargo, el joven aprovechó esos momentos para acercarse a la enfermera de la recepción con la que flirteó hasta que pudo acercarse a ella para entregarle a escondidas un sobre tras darle indicaciones.

—La próxima vez que venga, te daré el doble —le susurró a la enfermera.

—Me conformo con una cita —respondió la chica con una sonrisa coqueta.

—Lo haré si veo resultados —sonrió, se alejó de la joven y ella le guiñó un ojo.

No pasó mucho tiempo desde que Itachi se alejara de la enfermera cuando Karin y Obito salieron del consultorio.

—Itachi te llevará de regreso —indicó Obito dando a entender que se quedaría.

—¿Y tú? ¿Qué vas a hacer aquí? ¿Vas a hacerte la prueba del Papanicolaou? —se burló Karin, pues aquella clínica estaba destinada a la ginecología y obstetricia, por lo que era absurdo que Obito tuviera asuntos allí.

—Vayanse —ordenó Obito e Itachi le dio la indicación a Karin para que lo siguiera. Ella no quiso insistir, pues sabiendo lo desconfiado que era Maadara, ella podía imaginarse que Obito haría algo por encargo de su tío, así que sólo obedeció.

El camino con Karin e Itachi juntos parecía que sería igual que cuando llegaron a la clínica, pero cuando se vieron atrapados en el tránsito, el Uchiha sacó a la pelirroja del ensimismamiento en el que se había sumergido tratando de asimilar y planear el día de su despedida.

—¿Es de Sasuke?

—¿Qué? —preguntó confundida por la pregunta repentina.

—¿Ese niño es de Sasuke?

—No digas tonterías, él y yo hace mucho que no tenemos nada qué ver.

—Mientes. ¿Crees que pasé por alto la acusación de Jackie? Y si realmente siguieran peleados, no se habrían soportado un mes.

—Da igual, no es de él —insistió Karin.

—Maadara ordenó a Obito que hiciera una prueba de paternidad. Lo oí ayer por la noche así que a eso debió quedarse —declaró Itachi viendo por el espejo retrovisor la expresión asustada de Karin— ¡Debiste decirme desde el momento en que tuvieras sospechas! No hace falta decir que Maadara...

—¡Lo sé! ¿Crees que no sé lo que pasaría? Se suponía que si me embarazaba él me mataría, me lo dijo hace tiempo cuando hubo señales de un probable embarazo. Quería deshacerme de él antes de que alguien se enterara pero…

—¡Debiste decirme! ¡Te habría ayudado!

—Si hubiese acudido a ti sabiendo que Maadara me mataría así sin más ¿me habrías ayudado? —preguntó Karin e Itachi endureció el gesto— Sé que sólo me has ayudado para cubrir a Sasuke. No te interesa lo que pueda pasar conmigo.

—Ya te he ayudado antes —señaló Itachi.

—Tampoco lo hiciste por mi, lo hiciste porque sabías que si me pasaba algo en esa época, Sasuke saltaría contra Maadara —insistió Karin— Admito que al principio no me di cuenta de eso, pero tus intenciones saltaron a la vista cuando aprendí a ser calculadora —soltó una risa sarcástica— ¿Quién diría que lo que me enseñaste me ayudó a darme cuenta de tus colores?

—He sobornado a la enfermera para que cualquier análisis de paternidad que le hagan a ese niño, salga a favor de Maadara —habló Itachi después de un periodo de silencio— Sería mejor si me dijeras de quién es, así podría estar preparado si surgiera otro imprevisto.

—¿Qué imprevisto podría haber? Si Maadara cree en el papel, no importa si es de Sasuke, de todos modos son parientes.

—No lo sé, pero será más fácil para mí moverme en caso de que ocurra —insistió el joven.

—Sólo quieres saberlo por curiosidad ¿verdad? —acusó la pelirroja, pues ella no podía pensar en nada que pudiera delatarlos más allá de una prueba de paternidad al ser Sasuke y Maadara parientes de sangre— Ni te esfuerces en presionarme, ni yo sé de quién es.

Itachi apretó el volante con fuerza con frustración, era como si aquella chica no entendiera la situación en la que ella y su hermano se encontraban.

—Sin importar que ese niño sea de Sasuke, él debe pensar que es de Maadara ¿Oíste? Tampoco puedes convertirte en la esposa de mi tío.

—No tengo intención de adjudicar la paternidad a Sasuke aunque lo sea —aseguró Karin— Pero te recuerdo que ser o no ser esposa de Maadara no está en mis manos.

—Tienes que hacer algo para evitarlo. Si te casaras con él y se volviera público, sería un desastre para todos.

—¿Para todos o para Sasuke? Porque el único problema que encuentro, es que le ganen los celos y haga una imprudencia, pero eso es algo que ni tú ni yo podemos evitar —contestó la pelirroja fingiendo no darle importancia a la vida de su amado y no era porque no temiera por su vida, sino que ella lo solucionaría todo con su suicidio, pero no quería decirle a nadie su plan, ni siquiera a Itachi. Además, también quería hacerlo sufrir después de haberla engañado— Ya no soy la misma niña asustada que te creía todo, así que por favor, deja de tratar de manipularme.

Itachi miró a la chica por el espejo retrovisor antes de dar vuelta en una calle donde era evidente que quedarían atrapados en un embotellamiento y una vez parado el carro, el chico volteó a ver a Karin.

—Si te vuelves su esposa, te encontrarás con tu familia y cuando Maadara se entere que eres una Uzumaki, tu destino será peor que si te hubiese atrapado con Sasuke.

—No tiene sentido. Aunque me apellide igual que la esposa del Primer Ministro, no tengo relación con ellos porque yo ni siquiera soy de este país —bufó Karin que desde niña, Itachi ya le había advertido no delatarse como Uzumaki.

El joven hombre frunció el ceño, aunque estuvieran atrapados a propósito en el tránsito vehicular, su tiempo a solas era limitado y debía hacer entender a la pelirroja no sólo del peligro que Sasuke corría por su causa, sino también ella y de paso él por haber sido cómplice de haber ocultado todo.

—¿Has oído hablar de por qué las familias Senju, Uzumaki, Hyuuga y Uchiha son las bases de la política en el país desde hace varias generaciones?

—No y no tengo ganas de tomar una clase de historia.

—Pues vas a tomarla mientras estemos aquí atrapados.

—¡Yo me largo! —anunció la pelirroja dispuesta a bajarse del carro, pero por supuesto, el seguro estaba puesto— ¡Déjame salir!

—Quitaré el seguro y no te detendré, si primero me oyes.

Karin no tenía intención de hacerlo, no confiaba en Itachi y tampoco quería darle la oportunidad de convencerla de nada, pero aunque ella pensó en pelear con él para intentar quitar el seguro, se dio cuenta que de hacerlo, podría provocar un mal golpe y de perder al bebé y Maadara podría irse contra ella. La pelirroja no le temía a la muerte, sino a la tortura y estaba segura que ese hombre no la perdonaría si algo le pasaba a su hijo, sin mencionar que, aunque ella actuaría para hacerse la víctima frente al líder, sabía que sería su palabra contra la de su sobrino. Además, no podía subestimar a Itachi, quien le había enseñado a manipular.

—Quiero la versión corta —aceptó de mala gana y el joven azabache lo ignoró, pues no había versión corta si quería que ella entendiera la gravedad de la situación.

—La historia se remonta hasta la Edad oscura del país. En ese entonces habían muchos clanes y tribus nómadas y los Uchiha eran un clan de bandidos que aterrorizaban la zona.

—Vaya sorpresa —contestó Karin sarcástica.

—Las guerras eran feroces en esos tiempos y tras pelear por mucho tiempo, los Uchiha hicieron un acuerdo con los Senju, los Hyuuga y los Uzumaki para establecer una aldea en conjunto y proteger a sus miembros. Esa aldea creció a un pueblo, posteriormente a una ciudad y se convirtió en el país que conocemos hoy —platicaba Itachi— Desde los inicios, los Uchiha se comprometieron a dejar su vida como bandidos como parte del convenio para aliarse, pero no todos los miembros estuvieron de acuerdo y por debajo del agua continuaron con sus prácticas. Al mismo tiempo, hubo miembros que estaban comprometidos con el acuerdo de paz, pero, aunque sabían de las fechorías, se negaron a entregar a su gente.

—Para haber pasado más de cien años, no han cambiado mucho.

—Desgraciadamente no y parte de ello tuvo que ver con el liderazgo de la aldea. En el acuerdo se estipuló que el liderazgo no sería hereditario y que el líder en turno debía elegir a su sucesor acorde a sus capacidades. Se prohibió que eligiera a alguien de su propio clan e incluso se prohibió que los Senju eligieran a un Uzumaki o viceversa, ya que desde entonces tenían lazos familiares —contaba Itachi y Karin fingió un bostezo exagerado— Los Uchiha no tuvieron la oportunidad de tomar el mando porque otros clanes y tribus se integraron a la aldea, quienes protestaron para elegir al líder. La nueva forma era que cada líder de clan votaría en nombre de su familia por alguno de los candidatos que se presentaran, lo que provocó que los Uchiha no llegaran al liderazgo. Aún había recuerdos del clan como bandidos y se oían rumores de los que aún lo eran.

—No entiendo tu punto —insistió Karin tratando de apresurar las cosas.

—Lo que quiero decir, es que desde esos tiempos, mi clan ha querido dirigir al país sin importar cómo cambiara la forma de gobierno, pero la fama que venimos arrastrando desde hace mucho no lo ha permitido. Fue mi abuelo quien decidió que para lograrlo, había que romper lazos con la mafia que se fue creando a través de los años y para convencer al país de que se habían roto esos lazos, se deshizo de todo el clan Uchiha a excepción de sus hijos —Karin lo miró con desconcierto por el cambio tan drástico en referencia a la fidelidad del clan— Maadara, el mayor, tenía nueve años cuando mi abuelo organizó una reunión familiar donde hubo un "accidente" de gas en el que murieron la mayoría. Se encargó de los demás pacientemente con diferentes métodos. Para cuando murió el último, mi tío ya tenía 18 años y mi abuelo lo había preparado a él, a la madre de Obito y a mi padre para ganar simpatía de la gente como ciudadanos respetables.

—¿Nadie sospechó? —preguntó la joven sin darse cuenta que se había despertado su curiosidad.

—Del accidente hubo rumores, así que cuando fue por los demás, hizo creer a la policía que había sido un hombre extremista que buscaba quitarnos de la política. No sé los detalles pero sé que con el tiempo la gente lo creyó o al menos ya no se atrevían a ponerlo en duda. Además, mis padres, mis tíos y mi abuela no sabían nada y se desenvolvían muy bien frente a la gente. Incluso habían entablado algunas amistades con los otros clanes. El mejor amigo de Maadara era un Senju.

—Déjame adivinar, Maadara se enteró de la mafia, le gustó la idea del crimen y se volvió un psicópata loco.

—No. Maadara tenía el objetivo que su padre le había inculcado de subir al poder para demostrar que los Uchiha no eran delincuentes y que podían traer un bien al país, pero sus prioridades cambiaron cuando su padre lo comprometió con Uzumaki Mito ¿Te suena?

—No —contestó Karin con honestidad pero Itachi decidió continuar con la historia antes de explicarle.

—Maadara se enamoró de Mito rápidamente y decir que fue con locura es bastante acertado considerando lo que pasó después. Mito había sido comprometida por su padre como apoyo a los Uchiha y ella lo aceptó al principio porque era una mujer que estaba dispuesta a sacrificarse por su familia, pero ella se enamoró de Hashirama Senju. Maadara se enteró de esto un mes antes de la boda cuando encontró a su prometida con su mejor amigo besándose en su casa. Ellos lo habían ido a buscar para romper el compromiso de Mito y confesarle de frente que se amaban, pero él se lo tomó muy mal y en ese momento se fue de la casa sólo con lo que traía encima.

—No puedo imaginarme a Maadara enamorado —comentó la pelirroja e Itachi hizo una pausa no sin antes echarle un vistazo por el retrovisor, ya que cada tanto tenía que ir avanzando.

—Maadara desapareció por varios años, tiempo en que Mito y Hashirama se casaron, Obito nació y quedó huérfano de madre al nacer. Mi padre, por otro lado, tomó el mando de la familia y se apegó a los ideales de limpiar el nombre de los Uchiha junto a mi madre, poco después nací yo y unos años después Sasuke. Al haberse reducido el número de Uchihas una vez más, los rumores de las acciones delictivas también bajaron y un día Hashirama y Mito desaparecieron. Cuando los encontraron, Hashirama estaba destrozado por evidencia de tortura, ni siquiera se le pudo reconocer de vista, tuvieron que hacer pruebas de registro dental y Mito, por otro lado había muerto por un corte limpio en el cuello. Los rumores señalaron a Maadara enseguida.

—No me queda duda de que fue él —aseveró la chica asustada, porque le había recordado que su posición no era muy buena y podía terminar como ese tal Hashirama, por otro lado y conociendo a Maadara, le extrañaba que Mito fuera la menos torturada.

—Las cosas empeoraron. Un año después del encuentro de los cuerpos, Maadara apareció. Él se comportaba como si no hubiese pasado nada y decía que había hecho un viaje de autodescubrimiento que lo liberó de su furia. Cuando le dijeron lo que había pasado con Mito y Hashirama, se deshizo en llanto y fue a sus tumbas a pedir perdón por no haberlos comprendido. Fue tal su actuación que la gente titubeó al acusarlo en los rumores pero a mis cuatro años, jugando al escondite con Obito, me encontraba metido en su armario y pude ser testigo de cómo entró llorando a su habitación, se veía verdaderamente destrozado, pero una vez que cerró la puerta fuera de las miradas de los otros, él sonrió satisfecho. Su expresión era tan macabra que aún sin saber lo que ocurría, no me atreví a salir de allí. Tuve suerte de que mi padre lo mandó a llamar casi de inmediato y salí de su habitación en mi primera oportunidad.

"Unos meses después, el padre de Obito murió y Maadara lo adoptó. Mis padres intentaron convencerlo de dejarlo con nosotros y por mucho tiempo me pregunté porqué le dieron la custodia a Maadara como un hombre soltero que en ese momento no tenía un empleo en lugar de a mis padres que eran una pareja estable. La respuesta la descubrí años después."

"Tenía 10 años cuando por accidente oí a mi padre y Maadara en una charla privada. En ella, Maadara le confesaba a mi padre que en sus años de ausencia había retomado el control de la mafia que la familia en generaciones pasadas había formado y lidereado y lo invitaba a formar parte de él como socios. También le confesó que él había mandado matar al padre de Obito ya que no era un Uchiha y así criar a mi primo como un "verdadero Uchiha". Mi padre intentó recordarle las enseñanzas de mi abuelo y aunque Maadara le demostró que mi abuelo estuvo involucrado en la mafia por un tiempo, mi padre decidió ser firme a los ideales que le habían enseñado. Mi padre también le prometió a Maadara que él no lo delataría pero que si se volvían evidentes sus fechorías, él contribuiría para atraparlo, de igual forma le pidió que si iba a estar inmiscuido en ese mundo, que dejara a Obito junto a nosotros."

"Maadara volvió a casa dos veces más después de ello y nunca entregó a Obito a mis padres."

"Desde la muerte del padre de Obito, hubieron muchos muertos en el clan Senju y Uzumaki, hasta el punto de quedar sólo una persona viva del primero y cuatro del segundo, incluidas tú y tu madre. Pero esa misma sombra de muerte cubrió a mi familia porque Maadara sintió como una traición que mi padre tuviera una amistad sólida con los otros clanes, mientras que había rechazado en más de una ocasión su propuesta siendo hermanos. Él nos arrebató a nuestros padres y nuestra vida pacífica."

—Macabra es la imagen que tengo de él desde que lo conocí —contestó Karin dolida de pensar en lo que Sasuke tuvo que pasar, pero hizo una pausa al no querer empatizar con Itachi— Esto no tiene nada que ver conmigo, si querías contarme la historia de los Uchiha…

—¿No entiendes? Maadara se volvió un loco por culpa de algo que sintió como una traición a pesar de que desde un principio sabía que Mito no lo amaba. Él odia a los Uzumaki más de lo que odia a los Senju y la prueba está en que sólo quedan cuatro miembros vivos del clan. Y dos de ellas sólo por suerte, tu incluída.

—¡Ya te dije que yo no soy de esa familia!

—Tu madre, Uzumaki Mika, era prima de Mito y Kushina Uzumaki. Ella fue llevaba a Kusagakure porque su padre sabía que su popularidad no era muy buena en Konohagakure, así que optó por volverse empresario en el extranjero —Karin no le creía ni una palabra— Tu madre se enamoró de tu padre, y tu abuelo prohibió su matrimonio porque era un vago. Tu madre estaba tan enamorada de él que renunció a su herencia para poder casarse con él, pero tu padre la abandonó apenas enterarse de que ella no tenía fortuna —la pelirroja comenzó a dudar al reconocer parte de la historia— Tu abuelo no recibió a tu madre de vuelta a la familia porque ella quería tenerte y tu abuelo no quería un nieto bastardo. Tú eres parte del clan Uzumaki de Konohagakure.

—No… ¿Cómo podrías saber eso?

—Cuando supe que eras Uzumaki te dije que no se lo contaras a nadie e investigué si tenías parentesco con Mito porque sospeché que habías sido dada a Sasuke como parte de la venganza de Maadara, pero resulta que fue casualidad —soltó una risa irónica— O destino quizá, pero sí al menos conocieras la imagen de Mito y Kushina, estoy segura que identificarías el parentesco de inmediato. Puedo incluso asegurar que tu apariencia tuvo mucho qué ver con qué Maadara te eligiera como favorita.

—¡Es absurdo! Si me parezco tanto a ellas ¿Por qué él no sospechó cuando me llevaron a la mansión? ¿O cuando mi cabello volvió a ser rojo?

—Fue suerte que cuando te secuestraron tuvieras pintado el cabello, de lo contrario le habría sido fácil identificarte, pero desde ese día me encargué de ocultar tu verdadera identidad —confesó Itachi— Para cuando llamaste su atención, seguramente él envió a Obito a investigarte, pero él sólo encontró a Ima Oshin, una adolescente huérfana que se había escapado del orfanato cuando la secuestraron.

—Si lo que dices es verdad...

Karin sabía que Itachi le decía la verdad. Él había estado tratando de protegerla o aligerar su infierno para que Sasuke no saltara a rescatarla y no se metiera en problemas.

—Aún si no fueras pariente de esos Uzumaki, el haber mencionado ese apellido cuando eras niña habría sido motivo para matarte, no sin antes torturarte —siguió Itachi— Si te casas con Maadara y te encuentras con tu tía, ella va a distinguirte enseguida y querrá investigar.

—¿Por qué lo haría? Mi madre fue echada de la familia ¿No?

—Quien la echó fue tu abuelo y tu madre creyó que el resto de su familia tampoco la querría, por eso ella nunca los buscó. Además, tu abuelo ocultó que tu madre se había ido con un bebé por vergüenza, pero cuando él murió, tu tía supo lo que había ocurrido y ha estado buscándolas.

—¿No ha encontrado a mi madre? —preguntó sorprendida pero ella ya sospechaba que eso tenía que ver con Itachi. Después de todo ¿Cómo era que él sabía que su madre temía ser repudiada por su familia en Konohagakure?

—Cuando cubrí tu identidad, tuve que quitar a tu madre del camino o podrían dar con ella y por ende, contigo.

—¡¿Qué le hiciste a mi madre?! —gritó Karin histérica halando de la camisa al Uchiha.

—Admito que pensé en matarla pero si lo hacía quedaría registro de que murió y que tenía una hija desaparecida —confesó Itachi a lo que Karin reaccionó agresiva, pero él pudo someterla fácilmente— Tu madre está bien.

—¿Qué le hiciste? ¿Dónde está?

—Le hice creer que te había visto y que había oído que te llevaron a Iwagakure. Le ofrecí dinero para ayudarla a ir a buscarte —contestó Itachi— Con ella lejos y las pistas falsas que dejé, Obito no pudo vincularte con los Uzumaki. A sus ojos, eres sólo una huérfana.

—Mi madre… ¿Cómo voy a saber si está bien? —se preguntaba Karin soltándose a llorar y el Uchiha la soltó.

—Era riesgoso mantener el contacto constante con ella pero necesitaba saber que se quedaría allí hasta que Maadara se olvidara de ti —explicaba el joven— Cada mes me contactaba con ella para asegurarme que seguía en Iwagakure, pero dejé de hacerlo cuando cumpliste un año trabajando —ella apretó su bolso de mano con fuerza y a pesar de que Itachi había tenido que avanzar con el carro, él lo notó— Cuando me enteré que Maadara quería hacerte su esposa, le envié un mensaje nuevamente pero no me ha contestado.

Karin permaneció callada gimoteando por lo bajo, hasta que se dio cuenta que debía recuperar la calma pronto para que su rostro se compusiera y nadie sospechara al volver a la mansión.

—¿Me odias? —ella preguntó de repente tras avanzar algunos metros en silencio— Si Sasuke no se hubiese enamorado de mí, entonces tú no habrías tenido que hacer tantas cosas para protegerme con el fin de protegerlo a él.

—No, no te odio —contestó Itachi sin titubeos— Tu sólo eres una víctima como nosotros.

—Pero soy la razón por la que lo orillaste a odiarte.

—Todo fue plan de Maadara —contestó el joven— El llevarte a la mansión, que tu y Sasuke se enamoraran, echarte al burdel y hacer que mi hermano perdiera la confianza en mí —la pelirroja se veía sorprendida— Él no quiere que ninguno de sus sobrinos confíe en alguien que no sea él y con Sasuke tuvo un trato especial para lograrlo —avanzó unos metros más, dobló una esquina para salir del tránsito y estacionó el coche abriendo los seguros dispuesto a dejarla ir— Si no hubieses sido tú, habría sido otra.

Karin mantuvo la mirada baja en silencio a lo que Itachi volvió a arrancar el auto para dirigirse a la mansión.

—¿Cuántos años tenían? —preguntó Karin haciendo una pausa— Cuando murieron sus padres.

—Sasuke tenía ocho y yo catorce —contestó Itachi y la bolsa en las manos de Karin ya estaba casi deshecha— No nos compadezcas, ya tienes suficiente con lo tuyo.

Quedaron en silencio un rato más y Karin, al reconocer las calles que delataban su cercanía la mansión Uchiha, quiso hacer una última pregunta al saber que sería su última oportunidad.

—Maadara no podía saber que Sasuke se enamoraría específicamente de mi, así que intuyo que tuvo que secuestrar a otras niñas para dárselas antes que a mí —comentó la pelirroja acongojada de pensar que más de una pasó de estar en la mansión antes de ser enviada al burdel— ¿Cuántas niñas hubo antes de mí?

—Fuiste la única —aseveró Itachi y Karin, que no podía creer tal tino, quiso insistir, pero el azabache le robó la palabra— No fue casualidad.

—Pero…

—Llegamos.

¿A qué se refería Itachi con que no fue casualidad que ella fuera la única? Karin realmente quería saber la respuesta a esto, pero además de que era evidente de que el Uchiha no quería decírselo, ya habían llegado a la mansión y nadie debía escuchar su plática. Además, ahora que estaba de vuelta, seguramente habría de enfrentar a Sasuke con las noticias que ya le habrían dado.


genesis: Muchas gracias por tu comentario n.n Obito fue el culpable de la sospecha, porque a Maadara, hasta ese momento no le había pasado por la mente. Como verás, aún no está resuelta la incógnita.