NO EDITADO
Hayleen realmente había subestimado la dificultad que significaría volver a su casa sin provocar sospechas después de lo que había sucedido. Decir que le era difícil caminar era empequeñecer la situación, de hecho aún no entendía cómo había logrado evitar caerse cuando se lanzó hacia Gally en su último beso. Por suerte para ella, realmente no había tenido que aguantar mucha caminata. Se encontró con su padre justo cuando salían de las habitaciones de los chicos y cuando le mencionó que le dolía el estómago, una mala excusa que se le ocurrió para justificar porque caminaba tan lento y de forma extraña, Randall decidió que lo mejor era devolverla a casa de su madre para que descanse y se recupere. La realidad es que no fue tan fácil convencerlo de que no necesitaban visitar a los médicos de CRUEL y que simplemente le había caído mal algo que comió, su padre parecía pensar que se estaba muriendo y tenía una mirada de absoluta preocupación y angustia que la hizo sentir culpable por mentirle.
Durante todo el tiempo que tardó en llegar a su casa trató de contener el pánico que sentía por lo que no había podido evitar que suceda. Se había formado un vínculo telepático entre ella y Gally de eso estaba segura, había sentido una fuerte sensación de furia empujando su mente que se había desvanecido en el momento que él cerró sus ojos. Estaba segura de que él lo había hecho apropósito para distraerla de sus intentos de alejarlo del celular y castigarla por intentar alejarse de ellos nuevamente. De alguna forma aún sabía que estaba ahí, como un hilo tirando de sus mentes unidas a pesar de que él estaba inconsciente. No era solo el dolor físico que estaba soportando y la angustia por haber dado un paso más cerca de cumplir su indeseado destino, sino que también estaba luchando con una creciente sensación de dolor que no podía determinar realmente de donde venía. Quizás era física, mental o emocional, o quizás era todas a la vez. Lo cierto es que se hacía más insoportable a medida que se iba alejando definitivamente de Gally, toda ella sufría por volver con él pero jamás lo haría, no importa que su cuerpo la castigue por ello.
Para cuando llego a su casa apenas podía contener las lágrimas, y cuando cerró la puerta detrás de ella mirando a su mamá que la esperaba ansiosamente, no pudo soportar más. Sus piernas dejaron de soportar el peso de su cuerpo como venían haciendo a duras penas desde que salió de esa cama y se derrumbó en el piso sollozando, abrazándose así misma como si así pudiese contener el dolor dentro. Realmente ya no sabía por qué lloraba, porque uno de ellos la había tocado a pesar de sus intentos de alejarlo y aún podía sentir el fantasma de sus manos sobre su piel y de él dentro de ella, por la certeza de que había tocado el cielo y no lo volvería hacer jamás, antes solo coexistía con esa sensación de vacío en su interior pero ahora sabía lo que era estar completa, o porque él se había ido, estaba segura de que su memoria ya había sido borrada, ya que sentía como si una puerta de hubiese cerrado entre sus mentes, el hilo que los unía estaba atascado entre la puerta haciendo que no puedan sentirse como si él estuviese muerto. Probablemente gritaba por todo eso y más. El vínculo había existido como mucho por una hora pero ella sentía como si hubiese perdido una parte de sí misma que había estado por siempre.
Hayleen sentía que su alma se estaba desgarrando en mil pedazos. Quizás esa era la mejor forma de describirlo.
Ladena se arrojó a toda prisa hacia su hija, atormentada por los doloridos gritos que salían de ella y cómo temblaba su cuerpo, parecía que se estaba destrozando de adentro hacia afuera. De hecho parecía que ella estaba tratando de mantenerse unida con lo fuerte que se abrazaba a sí misma. Su madre su arrodilló a su lado en el piso y la apretó fuertemente contra ella tratando de reconfortarla pero sin saber exactamente cómo ayudarla. Si Lyn la hubiese mirado en ese momento en vez de solo intentar aferrarse a su mamá en busca de una contención del dolor que no ocurriría, hubiese visto cómo ella también lloraba angustiada por ver a su bebé en tanto sufrimiento.
Después de un tiempo Ladena intentó obtener información acerca de lo sucedido pero su hija no lograba salir de lo que sea que la angustiaba tanto. Finalmente renunció y con ayuda de uno de los guardias que vigilaban su casa la colocó en su cama. Cuando intentó ponerle el pijama fue cuando pudo obtener una especie de respuesta. El cuerpo de Hayleen estaba manchado pero ciertamente no por violencia física hacia ella, era muy claro por la mano marcada en su cadera y los chupones que adornaban gran parte de su cuerpo lo que había ocurrido. Y también estaba más que claro que no había sido un asalto de alguien cualquiera porque el que sea que lo hizo había sacado la chalina protectora y le había dejado de recuerdo múltiples moretones en su cuello y clavícula que ciertamente parecían más intensos y frecuentes cerca de determinado nombre.
Ladena no entendía qué era lo que había salido mal y cómo el hijo de Ava Paige, quien se suponía sería encerrado en el laberinto hoy, había logrado encontrar a su hija y hacerle eso.
La realidad es que los días que siguieron fueron de los más difíciles y se encontró llorando angustiada por su bebé en diferentes horas del día. Hayleen parecía no escuchar ni entender nada del mundo exterior, estaba encerrada dentro de su mente con su dolor y a duras penas su madre había podido lograr que se alimente y se bañe a partir del segundo día pero lo hacía como un autómata, probablemente inconsciente de que lo estaba haciendo. Los gritos paraban sólo cuando su cuerpo estaba demasiado agotado para continuar y se desmayaba.
Finalmente, muy lentamente, con el paso de las semanas fue mejorando. Al principio dejó de gritar, y pasó a llorar silenciosamente cuando estaba consiente, pero luego el llanto cesó y solo quedó la cascara de una persona en lugar de Hayleen. Si alguien le preguntaba a Ladena, ella diría que después de tanto tiempo con muestras visibles de su sufrimiento, la mirada vacía y catatónica de su hija era aún peor que los sollozos desgarradores.
Ladena estaba considerando seriamente que quizás se había equivocado en mantenerla alejada de sus almas gemelas. Quizás lo mejor era rendirse y llevar a su hija con Thomas, el único de ellos que aún no había entrado al laberinto. No era el futuro que ella quería para su bebé y el mundo pero él seguro podría ayudar y sacarla de su caparazón. Después de todo, ¿qué podría ser peor que como estaba su hija ahora?
Hasta que finalmente un día cuando su madre estaba a punto de llamar a Randall y decirle la verdad, un brillo de vida volvió a los ojos de Hayleen.
-Él ya no está-fue apenas un susurro aún mirando a la nada que su madre casi no escuchó-. Lo siento mucho, no pude evitarlo. Él selló el vínculo-dijo más fuerte ahora si mirando a Ladena con lágrimas en los ojos.
Ladena se apresuró a abrazarla sin poder creer que su hija realmente le estuviese hablando después de tanto tiempo.
-Lyn, nena, no pasa nada. No fue tu culpa-le aseguró su madre desesperada por mantenerla anclada al mundo exterior y no perderla de nuevo.
-Tendría que haber corrido en el momento que me di cuenta a dónde se dirigía esa doctora, quizás me hubiesen atrapado pero también está la posibilidad de que no. Como sea, eso ya no importa. Me encargué de que nadie sepa de mí y de que él no me recuerde. El vínculo está destrozado-dijo firmemente a su madre aunque mas parecía que estaba tratando de decírselo a si misma-. Él se fue-el fuego en sus ojos había vuelto a desaparecer y ahora Ladena veía una vez más el fantasma de lo que habían sido las últimas semanas, el dolor crudo en sus ojos la hizo querer llorar también.
-Todo va a estar bien, Lyn. Todo va a estar bien-le contestó abrazándola para mantenerla unida y repitiéndolo una y otra vez hasta que se volviese verdad o una de ellas se lo creyera.
Al final resultó que Hayleen era una vez más consciente de lo que sucedía alrededor. Aunque aún seguía destrozada, de a poco fue intentando recuperar su normalidad. Su mamá le informó el tiempo que se había perdido y ella pareció sorprendida por el tiempo que había pasado. La verdad es que Lyn se sentía absolutamente culpable por haberle hecho pasar semanas tan duras a su madre. Para ella se había sentido como una eternidad abrumada por el dolor pero cuando pudo decirle algo a su madre pensó que solo habían pasado unos minutos, como cuando alguien tiene una pesadilla que parece interminable y resulta que solo durmió media hora.
Estaban comiendo pochoclos mirando una película en el sillón cuando algo le llamó la atención en la pantalla y la hizo empalidecer. Con las manos temblando violentamente, congeló la imagen del bebé que se reía y volvió a preguntarle el tiempo que había estado inconsciente.
-Creo que deberías decirle a la tia Alessa que venga-le informó a su madre con la voz tembloroza-. Necesito urgentemente un análisis de sangre.
Ladena se apresuró a llamar a su amiga, confiaba en su hija para saber cuándo realmente la necesitaban y parecía urgente, nunca había visto a Hayleen tan nerviosa. La Dra. Alessa vivía justo al lado de ellas. El complejo en el que vivían contaba con varios departamentos fuertemente vigilados y protegidos que habían sido posibles gracias a la influyente política y rica empresaria. Sólo ella había decidido quienes vivían en ese lugar y por supuesto que su mejor amiga tenía el hogar asegurado.
La tía de Lyn llegó rápidamente, no era habitual que ellas la llamen por algo médico. Había hecho una visita hace unas semanas para revisar a su sobrina e intentar ayudar a su desesperada madre pero no había nada que ella pudiese hacer. Después de eso se había limitado a actuar como apoyo moral, asi que cuando leyó el mensaje temió lo peor.
-Creo que estoy embarazada-susurró Hayleen apretándose las manos nerviosa sin mirar a los ojos a nadie.
-¿Algún síntoma?-preguntó Alessa tratando de ser profesional y con el corazón roto por esa pobre niña.
-No, pero...-hizo una pausa tragando saliva y mirando angustiada a la pantalla que aún mostraba al bebé-. Mamá me contó cuánto tiempo estuve fuera y yo debería haber sangrado hace bastante pero no lo hice, solo se me adelanta o retrasa dos o tres días y esto es bastante más que eso-se veía muy incómoda mientras explicaba a su tía lo que sucedía-. Él quería…-intentó agregar pero su voz se quebró y se tapó la cara con las manos tratando de contener los sollozos, sin poder terminar la oración.
Su madre la abrazó sabiendo que necesitaba el apoyo en ese momento, aunque ella misma estuviese furiosa con ese chico y con el destino, y destrozada por su bebé. La Dra. Allesa se apresuró a sacarle sangre y analizarla para obtener un resultado certero, aunque no era realmente necesario en esta situación. Las tres sabían que el resultado iba a hacer positivo, no solo por el retraso de Hayleen sino que también por lo que sabían de su investigación previa de cómo funcionaba el cuerpo de su sobrina y lo que sucedería con alguno de ellos. Eran absolutamente compatibles, no había forma de que diese negativo.
