OJOS BIEN GATADOS

V

Cammy White acompañó a la Agente Víper en un auto de seguridad atravesando el End West hasta internarse en las montañas que rodean el casco antiguo de Londres.

—Supongo que entiendes los motivos de este viaje.

Cammy White se limitó a asentir.

—Haces honor a tu reputación.

Cammy White no entendió a qué reputación se refería. Su trabajo consistía en no sobresalir, así que algo debía estar haciendo mal.

—¿Y entiendes por qué pedí que vinieras específicamente tú conmigo?

—Porque soy un efectivo con un ratio de éxito de 99.93%.

—Chiquilla... —la Agente Víper dejó escapar una risilla—, dejemos algo en claro: Yo no necesito una escolta. Y si la necesitara, no estaría conformada por una muchacha que acaba de terminar el parvulario. ¿Entiendes lo que digo?

El semblante de Cammy White se mantiene rígido, lo que le permite camuflar su confusión.

—Ya veo que no. En todo caso, te lo pondré así. El Coronel Wolfman, al que le tienes mucho aprecio por lo que sé y que es correspondido, por lo que pude averiguar, te encargó escoltarme, pero tuvo el detalle de informarte que me encontraba en una visita extra-oficial. ¿No encuentras eso curioso?

—No me corresponde cuestionar las órdenes de mis superiores.

—Ja, venga ya. Si realmente estuviera en una visita extra-oficial, ¿por qué vendría a la sede del MI6 y por qué aceptaría una escolta y por qué estaríamos viajando en un vehículo de seguridad? ¿Eres capaz de analizar esa pequeña cuestión? A mí me dijeron que tras esa carita de gatito que no mata una mosca se esconde una muchacha perspicaz.

Le habrán dicho mal. Aunque tenía razón: algo no cuadraba en esta improvisada misión.

—Supongo que todo será más claro cuando lleguemos.

Y estuvieron en silencio el resto del viaje. Por una parte, porque la Agente Víper, tan fanática del decoro y las novelas cincuenteras, nada más hubiera revelado; y por otra, porque la Agente White, en su disciplina castrense, nada le tocaba preguntar.

Así fue que llegaron a su destino. Un punto en la carretera que parecía igual a cualquier otro que marcasen a los largo de los más de 300 kilómetros que la componían. A un costado, se precipitaba un despeñadero que concluía en una playa de aguas cristalinas, y al otro se alzaba un bosque profundo de robles cómplices.

—Andando. Son 15 minutos a pie.

La Agente Víper se introdujo entre los árboles, y la Agente White no se quedó atrás.

Siguiendo un sendero pedregoso alcanzaron una cabaña de dos pisos en medio de un claro. El lugar lucía abandonado invadido por lepisma y a punto de caerse, pero evidentemente fungía de lugar de encuentros encubierto. La Agente Víper suspiró.

—Qué acogedor. Entremos.

Dentro no lucía mejor. Apenas una mesa se sostenía en medio del changarro. La Agente Víper pasó uno de sus dedos enguantados, y reconoció buen polvo acumulado. Arrastró unas sillas convertidas en nidos de arañas, y dando una palmada en la madera que hizo levantar las partículas como animadas por nostálgicas fuerzas, dio el ofrecimiento.

—Venga a sentarse, Agente White.

Cammy White obedeció porque tenía esa costumbre. Fuera apenas atardecía, por lo que pronto sería muy oscuro para poder ver el camino de vuelta, lo que preocupó a Cammy White en materia de seguridad y éxito de la misión.

—¿Comenzará pronto la reunión?

—Chiquilla, a ver si te enteras, la reunión ya comenzó. —Por primera vez, una seña de confusión apareció en el rostro de Cammy White—. Ahora, ¿por qué no me cuentas de ti, Cammy White?

—¿Qué quiere que le cuente?

—Para empezar, ¿es ese tu verdadero nombre?

—¿Verdadero...? —las dudas de Cammy que habían comenzado con aquel intranquilo primer sueño volvieron a reflotar a la superficie de su mente.

—Lo dejaré claro: Hay una misión que cumplir. No creas que te traje aquí solo para conocerte mejor. Sin embargo, es necesario que te conozca un poco más. Los motivos de esto quedarán claro cuando hallamos terminado. Quiero saber sobre ti, y tu pasado.

El corazón de Cammy comenzó a latir con fuerza y rapidez, y aún más desconcertante era que no sabía por qué.

—No hay mucho que saber. Me uní al Delta Red hace unos 3 años.

—Lo leí en tu informe. ¿Qué sucedió... antes?

—Antes... ¿Antes? —una gran cantidad de información tachada cayó en la mente de Cammy. Siempre evitaba hablar de cosas sucedidas antes del 2011 para no tener que pensar dónde estaba ella. Para Cammy, ella simplemente había nacido y entrado al Delta Red. Y en realidad no estaba segura de lo primero—. Yo no recuerdo.

—Ajá —Viper asintió—, ¿Sabes cómo nacen los bebes, Cammy? ¿Te puedo llamar Cammy, verdad? Ya que no tienes otro nombre... aunque antes te presentantes como... Killer Bee.

—No sé por qué lo hice. Disculpe mi estupidez. Sobre los bebés, el hombre introduce su pene en la vagina de la mujer y deposita sus espermatozoides en el ovulo buscando fecundarlo.

—¡Vaya! Te lo sabes de memoria, aunque es mucho más doloroso en la vida real. La concepción y el nacimiento de un bebé es una de las cosas más increíbles en este mundo, y es un remolino de placeres y dolor. Sin embargo, se podría decir que esa es la esencia de un ser humano. ¿Sabes lo que es un bebé probeta? —Cammy guardó silencio— Es cuando un bebé es fabricado en un laboratorio. ¿Conoces a tus padres, Cammy?

—¿Padres?

—¿Tienes hermanos, parientes, algún familiar?

—Mi familia es el ejército y el Delta Red mis hermanos.

—Claro, claro, Cammy. Dime... ¿Tu sueñas?

Cammy levantó la mirada.

—No... —Respondió inconscientemente— nunca he soñado.

—Ya veo. Bueno, Cammy, ya te haces una idea. Han sido muy buenos contigo en el MI6, y Wolfman me pidió que te dijera que siempre podrás contar con ellos. ¿Has pensado en viajar alguna vez a otro país?

—Viajo mucho en mis misiones del Delta Red.

—No, claro, pero son misiones de trabajo. No puedes disfrutar de la estancia. Yo me refiero a si has pensado en viajar a otro país por placer, para vacacionar, o incluso vivir allí.

—Nunca lo he pensado.

—¿Te gustaría venir a América conmigo?

Cammy White volvió a guardar silencio.

—Si se trata de una orden, iré.

—Bien, bien, bien. Órdenes. Ya me queda claro. Bien, Cammy, querida, eso es todo. Vayamos al trabajo.

—Agente Viper —preguntó Cammy antes de que continuara— ¿Usted ha tenido sueños?

—¿Eh? ¿A qué viene esa clase de preguntas?

Cammy White no respondió.

—No seas ridícula, claro que he tenido, todos hemos tenido.

—Y... ¿Con qué animales sueña usted?

La Agente Víper se sintió de pronto asaltada por un cuestionamiento interno.

—Sueño... Con Ovejas Negras.