500 palabras hoy. Mil gracias a todas las que me han dejado sus impresiones~
5. Importante
Al finalizar el día, Duo no fue a cenar con sus hombres como esperaba que hiciera. Al contrario, caminó tras él, siguiéndolo de una forma que trajo recuerdos sofocantes que se esforzaba por enterrar.
Apenas resistió la situación hasta que, antes de entrar al refaccionado castillo Peacecraft, se giró para enfrentarlo:
—¿Qué quieres?
—Oye, ¿qué te pasa? —se sorprendió Duo—. ¿Por qué estás tan tenso?
—No estoy tenso —se sintió en la obligación de aclarar.
—Ah, sí, claro —aceptó Duo, sin creerle palabra—. Solo quiero hablar contigo.
Heero se mordió la lengua para no decirle que no tenían nada de qué hablar.
—¿De qué?
—Quiero pedirte ayuda con la evaluación.
—¿No es ese tu trabajo?
—Sí —afirmó Duo, dándole una sonrisa torcida—, pero me ahorraría tiempo si me respondes solo una pregunta.
Heero ladeó el rostro, esperando que hablara de una vez.
—¿Cuál dirías que es la debilidad más importante de tu equipo?
—Que obedecen órdenes de cualquier extraño.
Duo soltó un resoplido de risa.
—¡No puedes estar molesto por eso! —exclamó, tratando de darle una palmada en el hombro. Heero saltó hacia atrás, evitando el contacto y Duo continuó hablando, ignorando su reacción—. Estuviste ahí durante todo el día, si no les dices que no me obedezcan, ¿cómo van a saber que eso esperas? Tu silencio es una aprobación implícita.
—¿Así lo tomaste tú para comandarlos a tu gusto?
—Sí —reconoció Duo con desfachatez—. ¿Me equivoqué?
Heero estrechó los ojos. Le quemaban las ganas por decirle que desapareciera de su vista.
—Me estás mirando de esa forma otra vez.
—¿De qué forma?
—Como cuando nos quedamos en aquella escuela y querías decirme que no me metiera en tus asuntos. Ah, espera —Duo hizo una pausa como evocando—, ahora que lo recuerdo, sí me soltaste un "déjame en paz, ¿quieres?".
—Ve al punto.
—Los dos sabemos que haré mi trabajo y me iré. ¿Por qué no te relajas un poco y cooperas conmigo? Deberías responder mi pregunta en serio si quieres que me vaya rápido.
—La debilidad de mi equipo es que tienden a repetir las estrategias de defensa que les han funcionado en ocasiones anteriores —soltó de corrido—. Eso les impide evaluar la mejor decisión en base a la situación puntual.
—Qué interesante —comentó Duo—. Gracias, eso será de gran ayuda.
—Cumple tú palabra, desaparece pronto —exigió.
Se arrepintió al instante de pronunciar esas palabras. No porque no las sintiera, sino por lo que se arremolinó en los ojos de Duo: incredulidad, dolor y ¿ganas de llorar?
—Veo que es importante para ti —comentó el trenzado, con voz estrangulada—, pero ya te lo prometí, ¿no?
—Duo —soltó, producto de la sorpresa. Habían pasado por mucho y nunca lo había visto así, ni siquiera cuando hizo su movimiento para alejarlo, sofocado por la intensidad de su presencia que lo sometía física y emocionalmente.
Fue solo un segundo que pudo ver a través de esa fisura. Enseguida lo vio recomponerse y sonreír.
