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CON LOS HUESOS
rotos

OX

"Was it something I said to make you feel like you're a burden?
Oh, and if I could take it all back I swear that I would pull you from the tide"

Lo que ocurrió luego de la glamurosa y ostentosa fiesta nadie lo pudo prever. Quién pensaría que entre bailes, comida, tragos, la novia separada del novio se encerraría con su íntimo amigo en el baño, con la excusa de brindar, para luego besarse sin control, con desenfreno, y terminar huyendo del lugar. Claro, eso le hubiera gustado a Brick contar, sin embargo, no fue así, por supuesto que no. Durante todo el rato en el que estuvo presente en la fiesta, nunca pudo hablar con Blossom, porque Bud no la dejó sola ni siquiera para ir a orinar. No pudo felicitarla. Bud la cuidaba en cada puto paso que daba, y por si fuera poco, miraba a todos con una sonrisa pero sus ojos de seguro que les mataba. Al verse imposibilitado de interactuar con quien le había invitado, se excusó con sus hermanos y les dijo que él se iría a casa.

Una vez estuvo en su hogar, se quitó los condenados zapatos y luego la corbata. Estaba solo, así que pensó que una taza de té le vendría bien en ese momento. Sus hermanos habían querido irse con él, pero les vio tan emocionados acompañando a las hermanas de Blossom que no quiso ser egoísta con ellos y les dijo que mejor se quedaran y pasaran un buen rato. Luego de cambiarse de ropa por algo más cómodo, como la holgada camiseta gris con el estampado rojo de una marca inglesa y sus pantalones deportivos, se sentó en el sofá a beber su taza de té negro con un poquito de esas hierbas de la vecina que le ayudarían a dormir. Toronjil, creo que se llamaba.

Pero no estaba tranquilo, es más, estaba muy ansioso, demasiado ansioso. Miró la hora... ¡Apenas eran las nueve! Ya se había terminado el té. ¿Qué iba a hacer? No quería quedarse ahí, abrumado, sintiéndose miserable. ¿Y si bebía? Seguía siendo muy temprano, además, no tenía chuches ni aperitivos como para acompañar la ingesta de alcohol. Vale, luego de pensarlo por tres segundos, decidió que iría a caminar, en búsqueda de algún local que estuviese abierto, compraría lo que le hiciera falta y volvería a casa. Fue a por su cortavientos y sus zapatillas, tomó su dinero, documentos y salió de la casa girando las llaves en su dedo índice.

Por supuesto que también su intención era otra, no solo comprar. No se demoró mucho en hacerlo, en realidad, la tienda que se encontraba a dos calles de su hogar estaba abierta hasta casi las once, no eran ni siquiera las nueve y media, así que compró sin problemas. Pero aprovechó que estaba afuera de su hogar para ir a dar una vuelta a ese lugar. El día en que se agradecía por la llegada de la primavera, en que daba inicio la temporada en donde abundarían las flores, los días de temperaturas agradables, el día en el que ella decidió casarse, él iba hasta el mirador para torturarse a sí mismo con su propia realidad.

Estuvo mirando las luces, los árboles que ya tenían flores, los pétalos de las mismas bailando por los aires hasta llegar al suelo. Las luces de la ciudad estaban más encendidas que nunca y el correr del agua se hacía estridente en sus oídos. En silencio, suspiró y cubrió sus ojos con una mano, la derecha, la que tenía libre, y se permitió derramar un par de lágrimas. La había perdido, aunque es probable que él nunca la haya tenido en un principio. Limpió sus lágrimas y miró de nuevo el paisaje. ¿Por qué es que parecía estar tan alegre y triste al mismo tiempo?

Das lástima —y escuchó la voz del agua, nuevamente. Pero no le respondió, sin embargo, no esperó que le volviese a hablar—. ¿No me dirás nada?

—No tengo nada que decirte, es obvio —le dijo algo molesto, y aclaró su garganta para que su voz no se quebrara por la tristeza que estaba sintiendo en ese momento.

Pensé que te quedarías más rato en su matrimonio?

—Pensaste de manera equivocada —bufó Brick—. Incluso si lo intenté, no pude soportar el ambiente y me vine.

¿No que querías verla feliz? —se burló—. Das lástima.

—Sí quiero verla feliz, pero yo no soy un masoquista. Ver en la mesa el nombre de ella y el de él unidos con un par de anillos en esas tarjetas, los adornos florales, la maldita "B & B" que se iluminó en la pista de baile cuando fue hora del vals, joder —volvió a cubrir sus ojos mientras sucumbía al llanto que tanto quería salir de él.

Vale... te entiendo—dijo el agua, con un tono bastante comprensivo.

Brick lloró, pero reprimió sus gemidos ya que estaba en un lugar público, todavía podía ser visto por algún otro y no quería causar ningún tipo de problema. Una vez que se calmó un poco, decidió mirar al cielo. Podía deberse a al contaminación lumínica, pero solo veía oscuridad, y una que otra estrella que se negaba a dejar de brillar, además de los planetas. El viento frío sopló, sintió el aroma de algunas de las peculiares flores que suelen brotar para esa época, escuchó que el flujo del agua se volvió algo lento, suave, quiso creer que le estaba prestando atención y que, en verdad, aguardaba por su respuesta.

—Voy a seguir a su lado —dijo Brick con suma decisión—, porque quiero hacerla feliz acompañándola en el camino que ella elija. Incluso si solo tengo que quedarme como su amigo, me quedaré con ella.

¿Sin importante que esté casada?

—Eso no importará.

¿Y cuando tenga hijos?

—Trataré de ser un buen tío, además de acompañarla en todo lo que ella me pida.

¿Considerando que se irá al extranjero? ¿A, literalmente, otro continente?

—Nada ni nadie me va a impedir estar junto a la mujer que amo, incluso si eso me deja en un segundo o tercer plano. Voy a estar ahí, junto a Blossom, hasta que ella me diga que lo deje.

Escúchame... Ella se va.

—Pues que la voy a esperar aquí, ¡aquí! —exclamó Brick—. Y no me iré de este lugar hasta que ella misma me diga que no quiere verme más, o bien, hasta que mis pies no sean capaces de subir por las escaleras del mirador.

Luego de enunciar esas palabras, Brick volvió a romper en llanto.

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Cinco años pasaron, y Blossom miraba la alianza de matrimonio en su dedo izquierdo mientras iba en un taxi. Todo ha cambiado desde hace cinco años, habían árboles que aumentaron considerablemente su tamaño, calles remodeladas, la luminaria de las calles también cambió. Nada era completamente igual a como lo recordaba, y, claro, pensó que se trataba de algo muy normal. Nada ni nadie sigue siendo el mismo luego de tanto tiempo. Había dejado del país con su esposo por su "acelerado" ritmo de trabajo que le impedía estar en Townsville. Ella no se pudo negar, después de todo, su trabajo constaba de escribir columnas de opinión para un periódico, no se le exigía estar, necesariamente, en un lugar en específico, además de que podía ir de periódico en periódico y la contratarían igual.

—Llegamos a destino, señorita —dijo el hombre.

Blossom pagó por el servicio y descendió del taxi. La primera brisa fría chocó contra su rostro, ella acomodó su bufanda roja. Había poca gente caminando por las calles, es que era tarde y ya empezaba a hacer frío. Hacía años que no estaba en ese lugar, no pudo evitar hacer una especie de puchero producto de la nostalgia que sentía en ese momento. Se preguntó si todo, verdaderamente, cambió... Si él también había cambiado. Eso esperaría ella, es lógico. ¿Quién esperaría por alguien que se va durante cinco años? Y lo peor... ¿Quién esperaría por alguien que se va y nunca se comunicó?

—Quise hacerlo —murmuró mientras subía las escaleras—, pero... Perdóname.

Ella iba desesperanzada, pero con unas ganas de contemplar aquel paisaje citadino solo para recordar el momento en el que fue feliz. Apretó sus labios, ya quedaban pocos escalones para encontrarse de nuevo con el mirador. Con nada paso que daba, más se lamentaba el no haber podido comunicarse con él. Es que ni siquiera podía ir a la compra sola, ¿os hacéis una idea del tipo de vida que estuvo llevando Blossom en su matrimonio? El cuento de hadas no fue más que una condena que la alejó de toda su familia y amistades. Una de las grandes peleas que tuvieron fue cuando ella descubrió que Bud estaba ocultando las cartas que le mandaban. Pero por fin estaba de vuelta, en su ciudad, en su tierra, recuperando su dinámica familiar y, por supuesto, tratando de averiguar si aquel chico que tan bien le hacía a su corazón seguía visitando ese lugar.

Sintió algo de melancolía al ver que la fuente seguía funcionado, que ahora habían más bancas y juegos infantiles, incluso había más gente presente. Sí, todo cambia cada año, también cambia en cinco. Dio un par de pasos hacia la fuente y se inclinó para ver el agua. Algo verdosa por la humedad pero no tenía mal olor. Esa gran fuente databa desde el siglo anterior y nunca, jamás, ha sido removida, las autoridades se han encargado de mantener en buen estado aquel parque. Se fijó en el reloj, parecía recién pintado de color negro y algunos detalles rojizos, tenía un mejor aspecto, más sofisticado. Había estado evitando mirar hacia "ese" lugar, pero decidió que ya era momento de hacerlo.

Una lágrima cayó por su mejilla cuando vio la silueta de un hombre, con largo cabello pelirrojo atado, apoyado en el barandal, mirando hacia el lago. Luchaba contra sus propias expresiones faciales, no quería romper en llanto, pero parecía inevitable. Cubrió su rostro, respiró profundamente un par de veces y acomodó su bufanda. A paso lento, avanzó hasta él. El golpeteo de sus tacones contra el pavimento le añadía algo de tensión al ambiente, se tropezó una vez, pero no despegó la mirada de su camino ideal. Cuando estuvo a cinco pasos de distancia de él, tragó saliva, respiró profundamente y le llamó:

—¿Brick?

Él alzó los hombros y se volteó rápidamente. No se dijeron nada, guardaron completo silencio. La mirada de Brick no se despegaba del delgado rostro de ella, mientras que la mirada de Blossom se admiraba por lo maduro que se veía con ese pequeño rastro de barba que le estaba creciendo. Una vez que volvieron a mirarse directamente a los ojos, el corazón de ambos empezó a latir con intensidad y las emociones comenzaron a aflorar dentro de ellos. Los ojos no mentían ni engañaban, podía ser que hubieran perdido el brillo que tenían la última vez que se vieron, pero aquí estaban de nuevo, el uno frente al otro. El brillo volvía a aparecer con intensidad. No fue hasta que hicieron caso a su impulso, acortaron la distancia y, sin poder creérselo aún, se abrazaron.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Brick mientras acunaba la cabeza de Blossom contra su pecho.

—Volví —dijo ella con un bajo tono de voz y se abrazó todavía más a él—. Brick, he vuelto.

—¿Por qué?

—Porque sí —su voz se quebró un poco, así que Brick la estrechó más contra su cuerpo para reconfortarla.

—Te extrañé —confesó Brick en un murmullo—. Te extrañé demasiado.

—Yo también.

—Perdóname por haberte escrito. Tu esposo me dijo...

—Que le den —dijo Blossom separándose un poco de él y así poder mirarle fijamente al lloroso rostro que traía—. Leí todas y cada una de tus cartas.

—Perdona —insiste él meneando su cabeza—, debí haberte causado problemas.

—Anda, no me pidas perdón —subí una de sus manos hacia el rostro de Brick y, con el pulgar, le acarició el pómulo sintiendo la humedad de una lágrima.

—Te extrañé —volvió a decir el chico.

—Yo también te extrañé.

—Dime —le tomó las manos y las acarició con sumo cuidado y delicadeza, como si se fueran a romper—, ¿qué es lo que haces aquí?

—Que ya te lo he dicho —sonríe Blossom—. He vuelto, ya vine.

—Pero ¿por qué?

—Bueno, pues... —Blossom toma una bocanada de aire para responder, sin embargo, una pregunta invade su cabeza y decide hacérsela a él—. ¿Qué haces en este lugar?

—Siempre vengo para acá —respondió Brick, como si nada.

—¿De verdad?

—Estando aquí, me sentía conectado contigo, de alguna u otra manera —apretó sus labios, echó su cabeza hacia atrás para mirar el cielo que se comenzaba a cubrir y volvió a verla a ella—. Era mi manera de rechazar olvidarte.

Ella no dijo nada, solo hizo un puchero y bajó la mirada. Pero Brick le soltó las manos para poder tomar su rostro con ambas manos y hacer que le mire.

—Blossom —dijo—, ¿por qué la flor más linda de esta ciudad tiene una sonrisa tan marchita?

—Será porque la flor no fue bien cuidada —respondió evitando, a toda costa, romper en llanto.

—Qué mal jardinero. No sabe cuidar de las flores.

—Tú eres un mecánico —quiso molestarle.

—Sí, pero también tengo conocimiento de cómo cuidar bien de las flores.

Silencio entre ambos. ¿Qué les estaba pasando? No se veían hace cinco años, pero parecía que la conversación entre ellos no había perdido nada de dinamismo. Hasta ellos mismos estaban sorprendidos, sin embargo, no lo comentarían.

—Estuviste aquí todo el tiempo, ¿verdad?

—Sí —respondió Brick—, porque sabía que tarde o temprano te vería. Este fue nuestro lugar, es nuestro lugar. Tenía cierta corazonada, o tal vez fue algo que yo mismo anhelaba. Me negué a dejar de venir a este lugar.

—Idiota —suspiró ella.

—Puede ser.

—¿Por qué esperaste todo este tiempo? Pudiste dejarlo cuando...

—Porque te quiero —la interrumpió y se encogió de hombros—. Te quiero de verdad.

—En mi boda te fuiste —dijo, y Brick rompió el contacto con ella.

Ambos tomaron una distancia con el cuerpo del otro y, por inercia, caminaron hasta el barandal del mirador, donde el lago les daba la bienvenida, algo gris, eso sí. Blossom miraba a Brick con suma curiosidad, mientras que él miraba hacia el paisaje. Se le estaba haciendo difícil hablar, hasta que por fin dijo:

—No me quería hacer más daño. Tú te veías tan feliz a su lado que, el solo pensar en decirte que sentía cosas por ti, te hubiera arruinado todos los preparativos y el futuro soñado que tenías junto a él.

—¿Sentías cosas por mí?

—Sí —y la miró—. He tratado de mantener alejado ese sentimiento, pero a veces, simplemente, no puedo.

—¿Como si fueran una carga?

—Por supuesto que no.

—¿Por qué nunca me dijiste lo que sentías por mí?

—Ya te lo dije, no quería arruinar...

—¿Entiendes que pudiste haber evitado sufrimiento para ti? ¿Qué hubieras hecho si yo nunca hubiese vuelto, Brick? —preguntó indignada.

—Posiblemente, hubiera sido un desdichado por, al menos, diez años.

—¿Y tienes la audacia de tomártelo a broma? —le regaña cuando le ve reír—. ¿Te haces una idea de lo que significa cargar con sentimientos por otra persona? ¿Te has puesto a pensar...?

—Pero estás aquí —dijo Brick—, y eso es lo que importa. ¿Qué más da si te casaste y te fuiste con tu esposo? ¿Qué pasa con eso? Ya fue, ya pasó. Míranos, Blossom —su tono de voz sonó un tanto amenazante—, estamos aquí, como lo hacíamos antes, y eso es lo único que me importa. Lo que haya pasado fue necesario para que, al final de la historia, tú y yo estuviéramos en el escenario en donde inició todo entre nosotros.

—Sí, sin embargo —se le estaba dificultando un poco el hablar—, ¿no te das cuenta? Fui una carga.

—No lo fuiste —aseguró él sonriéndole cálidamente—. Los sentimientos jamás pueden ser una carga. Yo me enamoré de ti sin condiciones, conociendo toda tu historia y aceptando lo que querías para ti misma.

—Y por qué mierda es que nunca me lo dijiste —reclamó Blossom, Brick se admiró por la utilización de la palabra "mierda".

—Porque tú tenías otro interés amoroso, y si te confesaba lo que sentía por ti —acarició su nuca—, pues, pensé que la relación entre nosotros cambiaría. Así que preferí callar.

—Pero... ¡Yo también siento cosas por ti!

—Pero nada, Blossom, no hay problema. De verdad, te aseguro —enfatizó— que el verte feliz, para mí, es suficiente.

Ella cubrió su rostro con ambas manos, Brick sonrió, pero su sonrisa se borró al notar que la chica todavía cargaba con la alianza matrimonial, ese anillo con zafiro y rubíes. Sí que era una joya increíble y, obvio, se veía muy cara.

—¿Sigues portando la alianza? —le preguntó y la chica se descubrió el rostro e inmediatamente se miró la mano.

—Ah... sí —dijo—. Debería sacármela y tirarla pero...

—Lánzala a la fuente —sugirió él señalándola con la cabeza.

—No —su respuesta fue rotunda, algo que sorprendió a Brick.

—¿Por qué no?

—Esa fuente conoce nuestros secretos —aseguró ella—. No tiene por qué tener dentro de ella algo que formará parte de mi pasado.

—Entonces dónalo. Imagino que vale mucho dinero. ¿O prefieres venderlo?

—Donarlo está bien, sí.

Se volvieron a quedar en silencio, ambos miraron el lago mientras que Blossom guardaba la alianza dentro de uno de sus bolsillos. Es ahí cuando el flujo del agua se hizo considerablemente más sonoro, pero solo Brick fue capaz de percatarse. Claro, era todo producto de su imaginación. Sin embargo, parecía que el agua no tenía nada que decirle en este momento, y es que no tenía ganas de hablar consigo mismo. Blossom había vuelto, estaba a su lado. El momento por el que esperó incansablemente durante cinco años había llegado. Ella empezó a hablar y él se dejó llevar por lo melodiosa que sentía su voz. Le contaba las cosas que hubo hecho estando en el extranjero, los lugares que conoció, su relación con sus compañeros de trabajo, los colegas que hizo, hasta que en un momento, Brick se perdió en la conversación, ella dijo:

—¿Qué pasa con nosotros ahora?

—¿Eh? —se extrañó—. Nada, supongo.

—¿Cómo que "nada"? —se ofendió ella.

—Somos amigos.

—Sí, pero... No me refiero a eso.

—¿A qué te refieres?

—Brick, yo te gusto, ¿verdad?

—Sí.

—Pues tú a mí también... Sentimos cosas el uno por el otro.

—Entiendo eso. Pero, ¿se te olvida que sigues casada? —Blossom iba a reprocharle—. Incluso si te estás divorciando, es muy apresurado. Además —agachó un poco la cabeza para luego alzar la mirada y sonreír de medio lado—, ¿vas a querer perderte la oportunidad de enamorarte de nuevo de mí? No soy el mismo de hace cinco años, tú tampoco.

—Pero...

—Blossom —y le tomó las manos—, ¿por qué te culpas?

—Te hice sufrir.

—Para nada, eso ya pasó.

—Me casé aún sabiendo que estaba enamorada de ti, no de él, y sabiendo que tú también.

—Tú no sabías nada porque yo nunca te lo dije —aseguró él—. Además, nunca es tarde para dejar todo lo que pasamos en el pasado, donde debe estar.

—No quiero dejarlo en el pasado, eso construyó nuestro futuro.

—Entonces olvida lo malo —insitió él—. No sientas culpa ni te arrepientas, sea como sea, todos lo eventos ocurrieron de tal forma que ahora tú y yo estamos frente a frente.

—¿Enamorados?

—Mmm —dudó un poco—, digamos que en camino a enamorarse de nuevo.

Blossom se emociona, y empezó a hacer pucheros luego de que Brick, con delicadeza y mucho amor, le diera un beso en la palma de su mano. Fue un gesto de amor que, en solo dos segundos, le recordó el tormento que fue su matrimonio luego de dos meses de concluir la luna de miel. Gritos, malos tratos, manipulación psicológica. ¿Cómo fue que pudo aguantar cinco años? ¿Y cómo es que Brick, con ese pequeño gesto, pudo sanar y darle la esperanza que tanto necesitó en esos tormentosos años? Fue entonces cuando rompió en llanto.

—Ah, ¿Blossom? —preguntó Brick—. Oye, no...

Miró a su alrededor, Blossom le había soltado la mano y cubría su rostro completamente. La gente que estaba con ellos en el mirador les observaban, pero dirigían unas juzgonas miradas hacia él ya que la escena daba a entender que él es quien había causado el llanto de la chica.

—Blossom —llamó Brick tomándola por los hombros.

Pero ella no dejaba de llorar.

—Blossom —volvió a insistir.

Ella no descubría su rostro.

—Oye, anda, mírame —pidió Brick, y ella descubrió su cara.

Sus ojos estaban rojizos, irritados, y hacía pucheros. No dejaba de llorar, y ya estaba teniendo problemas para respirar. Brick, entre su incomodidad y preocupación, pronunció unas palabras que no hicieron más que desencadenar otro tipo de llanto de Blossom:

—¿Te encuentras bien?

Blossom se quedó callada, hizo otro puchero, agachó la cabeza y cuando la alzó, dijo con una sonrisa

—No puedo dejar de llorar.

"¿Fue algo que dije que te hizo sentir como una carga?
Oh, y si yo pudiera dejar todo atrás, juro que te sacaría de la marea"

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Sript, ¡lamento haber arruinado tu ilusión con el capítulo anterior! Pero la verdad es que buscaba causar eso. Gracias por leer y dejar un review en cada capítulo, aprecio tu apoyo. Agradezco tus palabras, aprecio el tiempo que invertiste en escribirlas. Espero que te haya gustado este final.

Reeckless Pretty, ¡no llores! Gracias por explicitarme las partes que te gustaron. Me leí todos tus reviews y sentía que moría de amor por cada uno, muchas gracias por escribirlos. "Say something" me da una sensación de más drama... Creo que me has dado una buena idea, jajaja. Admito que sudé frío cuando leí tus posibilidades para este capítulo, porque casi le aciertas en un cien por ciento, jajaja. Espero que te haya gustado cómo concluyó esta historia, muchas gracias por leerme siempre, es algo que aprecio mucho, además, te agradezco por comentar y dejarme saber tu opinión.

Y a vosotras, también os agradezco por leerme. Agradezco el tiempo que os diste para revisar las actualizaciones y pasaros a leer. Lo aprecio demasiado.

Nos estaremos encontrando en otra historia. Muchas gracias.

Recodad que podéis pasaros por mi cuenta de instagram, un perfil que permanecerá abierto: soymariposamonarca

¡Gracias! Saludos,
Mariposa.