Capítulo IV
"Permanecen en nuestras espaldas, así que les hemos llamado Stand."
Joseph Joestar, en Japón (JoJo's Bizarre Adventure: Stardust Crusaders)
Morioh City, Reino de la luz, Segundo anillo (luz tenue).
– Ey, tengo que darte malas noticias… Mira, no te asustes, pero Kairi… Ella… Está en el hospital.
Riku había llamado al teléfono gumi de Kairi. Hacía tiempo que no tenían conexión, así que Lea prácticamente había olvidado que se los habían regalado.
– ¿Ella está bien? ¿Qué ha ocurrido?
– Sí, solo está dormida. En cuanto descanse un poco se repondrá, pero seamos breves: no puedo estar en su habitación con este cacharro, y no quiero alejarme demasiado. La cosa es…
Le explicó todo acerca del enemigo invisible, el ataque que habían sufrido buscando la puerta a la oscuridad y los sujetos que habían encontrado en el hospital. Josuke Higashikata y Koichi Hirose. Aunque todavía no habían conseguido respuestas de ellos, si cumplían su promesa no tardarían en llegar.
– ¿Y por vuestro lado?
El maestro de la Llave le explicó acerca de su invasión de un portanaves y de cómo habían destruido unos aparatos que interferían con la señal de sus teléfonos gumi.
– Ahora estamos adentrándonos en Vergel Radiante. Parece que Sephiroth ha aparecido allí.
– Espera, ¿Sephiroth? ¿Espada larga Sephiroth? ¿Ángel de un ala Sephiroth?
– Creía que no era un nombre demasiado común.
El pelirrojo chasqueó la lengua.
– No te estoy diciendo nada nuevo, pero ten cuidado. No va a ser fácil –y dudó un par de segundos antes de añadir–: En la Organización teníamos órdenes de huir si le veíamos. No importaba cuántos fuéramos. Nadie más tenía ese tratamiento, salvo… se me ha ido el nombre. Un tipo morado de otra galaxia.
Un par de segundos pasaron sin que ninguno de los dos dijera nada.
– Buena suerte. Si ocurre lo peor, ¿necesitas que le diga algo a Kairi?
– Ten algo de confianza en mí, Lea. Todo irá bien.
"Eso es algo que diría Sora", pensó, pero prefirió no hacer comentarios. Probablemente fuera lo último que necesitara.
– Te tomo la palabra. A Kairi le dolería si te pasara algo.
Se despidieron al poco después. Lea regresó a la habitación de hospital y permaneció en guardia. No podía perderla de vista ni un solo segundo. Mantenerla a salvo, junto al resto de princesas, era su único seguro contra Xehanort. Con Sephiroth atacando Vergel Radiante, no podían permitirse que ese seguro estuviera en peligro.
[…]
Alguien llamó a la puerta. Lea se mantuvo en silencio, con los ojos fijos en ella. Había recuperado suficiente magia como para volarla en pedazos con un fuego tan intenso como el que debía arder en el infierno. Así que, como un perro guardián, permaneció simplemente atento, afilando sus colmillos.
– Eyyyy…
Tras la puerta no había un enemigo invisible, ni tampoco un seguidor del Buscador de la Oscuridad. JoJo apareció con un ramo de flores en la mano, acompañado de Koichi y de un par de sujetos a los que todavía no conocía. Uno de ellos era un mestizo caucásico-asiático de casi dos metros de altura que vestía completamente de blanco. Por algún motivo, la gorra que llevaba sobre la cabeza se fundía a partir de un momento indeterminado con su pelo negro.
El otro era también alto, pero vestía de una forma completamente distinta. Frente a la larga gabardina blanca, la suya era púrpura, con un chaleco verde cubriéndola. Su pelo era del mismo color, y sus facciones un tanto más afiladas.
– Disculpa el retraso, Lea. Ellos son Jotaro Kujo –el mestizo asintió– y un inútil que solo sirve para dibujar manga.
El aludido sonreía, pero su ceño estaba fruncido. Un tic nervioso asomó en él. No, no era nervioso… estaba conteniendo ira.
– Mi nombre es Rohan, Kishibe Rohan, ¿o acaso tu estúpido tupé te impide memorizar algo tan sencillo como eso, Josuke?
– ¿Eh? ¿Qué has dicho de mi pelo, maldito…?
– Ya está bien, los dos –sentenció el que había sido presentado como Jotaro.
Aunque algo a regañadientes, los dos se separaron. Koichi reía nerviosamente, probablemente como una forma de rebajar la tensión. Debía estar acostumbrado a esos enfrentamientos. Josuke colocó cuidadosamente las flores en el jarrón florero que había en una mesita al lado de Kairi, y se sentó en una silla al lado de la cama.
– ¿Todavía no se ha despertado?
– No. El impacto debe haber sido fuerte. Su mente necesitará descansar… pero confío en que mañana estará bien.
Josuke miró a la joven apenas un par de segundos más, como absorto en sus pensamientos. Encaró entonces al pelirrojo, con cierta seriedad.
– Lo que os atacó fue un Stand. Normalmente son invisibles, salvo que tú mismo poseas uno. Los Stand… son la energía mental de una persona, su poder espiritual. Es por eso que los Stand son únicos, y no hay dos iguales. En concreto… el que os atacó es Killer Queen, el Stand de Yoshikage Kira.
Yoshikage era un enfermo. Un psicópata del mayor nivel. Alguien con un poder destructivo, capaz de convertir en bomba todo lo que tocara, y que asesinaba mujeres para conseguir sus manos. Era el responsable de la muerte de dos amigos suyos, así como de docenas de mujeres. Se había enfrentado en el pasado reciente con todos ellos, pero había escapado y cambiado su apariencia gracias al Stand de una de estas amigas que había asesinado.
Killer Queen disponía de dos formas de ataque: el primero permitía convertir en bombas cualquier cosa que tocara. Los cuerpos humanos no eran excepción. Solo necesitaba poder tocarlo – excluyendo por tanto Stands o elementos incorpóreos como el aire –, y posteriormente apretar un botón invisible que escondía en su mano izquierda.
El segundo era el que habían conocido. Sheer Heart Attack era un vehículo con ruedas de oruga que actuaba autónomamente. Buscaba fuentes de calor y explotaba al alcanzar cierta temperatura. Lea apretó los dientes. Cuanto mayor fuera la temperatura, mayor sería también la explosión… lo que le hacía parcialmente responsable de los daños que había sufrido Kairi. Si no hubiera atacado con magia de fuego…
Sheer Heart Attack era prácticamente indestructible gracias a su resistencia abrumadora, pero su funcionamiento automático permitía saber cómo iba a actuar. Incluso podían obligarle a cambiar de objetivo, e incluso evitar que llegara a explotar. Además, mientras Killer Queen utilizara esta segunda bomba, no podría utilizar su primer método de ataque.
– De cualquier forma, Kira no utilizará Sheer Heart Attack mientras esté Koichi con nosotros – sentenció Jotaro–. Su Stand, Echoes Act 3, puede neutralizarlo con facilidad. Y en cuanto al daño que podamos sufrir con sus explosiones… creo que habéis visto con vuestros propios ojos el poder de Crazy Diamond –palmeó el hombro de Josuke.
Sobre eso no necesitaba ninguna explicación. Lea había tenido tiempo de sobra para reflexionar sobre el funcionamiento de ese poder. No había simplemente acelerado el proceso natural de curación de Kairi, como la magia curativa. La había restaurado. No quedaban restos del daño sufrido en su cuerpo.
De no ser por los cristales que habían caído y la sangre en el suelo, ni tan siquiera les habrían cedido una cama de hospital.
Lea asintió lentamente. Las propias personas de ese mundo tenían aquella cuestión bajo control. Podían enfrentar las primera y segunda bombas de Killer Queen. El problema era… localizar a Yoshikage – aunque ellos preferían llamarlo Kira, ¿sería una cuestión cultural?
– Hacía tiempo que le habíamos perdido la pista a Kira – habló ahora Rohan, el hombre vestido de verde –. Toda información que nos podáis facilitar será de gran uso. ¿Por qué creéis que os puede haber atacado?
Lea miró a Kairi. Apenas acababan de llegar a ese mundo. ¿Por qué…?
La puerta se abrió nuevamente. Una enfermera traía una bandeja con algo de cena para Kairi, y permaneció unos segundos en el marco, dubitativa. Finalmente, recuperó su compostura y tensó el cuerpo, adoptando una actitud firme.
– ¡Pero bueno! ¡Solo una visita! ¿Queréis agobiar a la paciente? ¡Vamos, fuera todos! ¡Estáis molestando…!
– ¡La que molesta eres tú! ¡Cierra el pico, estamos ocupados!
El elevado volumen de Jotaro contrastaba con su actitud amable hasta el momento. Su voz grave sonó con la autoridad de un general, y toda la firmeza de la enfermera se desvaneció de golpe. Lea estuvo a punto de intervenir para suavizar la situación … pero no fue necesario. La enfermera se limitó a dejar la bandeja de comida sobre la cama de Kairi, y entonces dio media vuelta y se marchó. Él parpadeó un par de veces. ¿Estaba… sonrojada?
"Espera, ¿desde cuándo funciona esto así?".
– Esta tarde… Nos encontramos con un hombre en la ciudad. Me cogió la mano y me dijo que era muy bonita.
El silencio reinó sobre la habitación del hospital. Kairi había abierto los ojos, y se incorporaba muy lentamente. Lea hizo ademán de ayudarla, pero ella le detuvo. Sí, no debía olvidar que su cuerpo ya estaba bien. Apoyó su espalda contra la almohada de la cama, y paseó su mirada por los presentes. Jotaro permanecía inalterado. Koichi sudaba nerviosamente. Rohan parecía atónito. Y por su parte… El rostro de Josuke se había retorcido en una sonrisa cargada de ira.
– ¿Podríais describirnos a ese hombre? – Rohan sacó papel y lápiz. Parecía dispuesto a elaborar un retrato robot.
Kairi le devolvió la mirada. Ambos eran plenamente conscientes de la disyuntiva ante la que se encontraban. No debían interferir con los asuntos del mundo. Perturbar su desarrollo natural era un grave crimen. ¿Estaba destinado ese mundo a ver la victoria de Yoshikage Kira? ¿O ellos lo encontrarían tarde o temprano? Si les facilitaban encontrarle, ¿estarían cambiando el rumbo de la historia? ¿Podían garantizar que aquella era la mejor situación?
Fuera como fuere, Kira les había atacado. Y, aunque la duda asomó en sus corazones, pronto tomaron una decisión.
– Era alto. Su pelo era negro y lo llevaba más o menos como Lea, pero bastante más corto…
[…]
El rostro de Kosaku Kawajiri, robado por Yoshikage Kira gracias al Stand de la defunta Aya Tsuji, estaba perfectamente definido en el dibujo. Sus ojos aparecían vacíos de emociones. Sus labios sellados formaban una expresión de piedra.
Ahora que lo veía más detenidamente, Kairi sentía que de verdad aquel era el rostro de un demente. Algo en él era anti-natural; como si se estuviera esforzando demasiado en pasar desapercibido.
– Muchas gracias, chicos. Gracias a vuestro apoyo, podremos asegurarnos de que Kira no vuelva a cometer ninguna atrocidad.
Rohan guardó el retrato en una carpeta que llevaba consigo. Jotaro se dirigió hacia la puerta. Los dos jóvenes, JoJo y Koichi, se incorporaron de las sillas en las que habían estado esperando.
– Hay una cosa que no me ha quedado clara. Solo un usuario de Stand puede ver otros Stand, ¿cierto…? – Kairi los detuvo con su pregunta–. Pero ¿cómo desarrolla alguien un Stand?
Todos permanecieron en silencio un par de segundos. Sus ojos se habían detenido en el hombre de la gabardina blanca. Nuevamente, era Jotaro quien tenía las respuestas a sus preguntas. Aquel hombre, que había llegado a aquella ciudad por una cuestión puramente familiar, cuyo trabajo en realidad consistía en estudiar una especie de estrella marina, se ajustó la gorra.
– Quién sabe. Si me permitís el consejo, manteneos alejados de todo esto. Coged el primer autobús que salga de Morioh City y no volváis en una semana. Lo tendremos todo arreglado para entonces.
Estaban actuando igual que Sora. La estaban dejando a un lado. Querían que se quedara atrás. Que mirara desde un asiento de espectador. Que no hiciera nada.
– ¡Pero…! – Kairi recobró la compostura. Estaba en un hospital–. Pero habéis tardado mucho tiempo en conseguir una pista, ¿verdad? Y sabemos que él está detrás de mí. Y también sabemos que él piensa que puede atacarme sin consecuencias, que no veré venir sus ataques…No se esperará que pueda verlos. Si consigo un Stand, y me utilizáis de cebo, yo…
– Sí. Ciertamente –le interrumpió–. Podríamos hacer eso. Pero escúchame bien, señorita. Aunque tengas el mejor de los planes, a la hora de la verdad todo puede torcerse. Conseguirte un Stand puede matarte. Kira puede darse cuenta de que estás actuando, o descubrir que has desarrollado un Stand. O incluso puede usarte como rehén convirtiéndote en bomba. Es mi última palabra. No voy a poner en peligro la vida de una chiquilla.
"La vida humana es excepcionalmente frágil", murmuró a continuación, sin que nadie pudiera oírle.
Jotaro y Rohan abandonaron la habitación. Koichi les siguió de cerca. Josuke se detuvo en el marco de la puerta. Kairi notaba temblar su cuerpo. Se echó ligeramente hacia delante.
– Josuke, por favor… JoJo. Dejadnos ayudaros. Nosotros también hemos sido sus víctimas. Dadnos una oportunidad para…
– Cuando alguien muere, es el final. Ni siquiera con el poder de Crazy Diamond puedo devolverle la vida que ha perdido. Es una mierda –la joven notó cómo la mano de JoJo temblaba de rabia, casi haciendo crujir la madera de la puerta que sujetaba–. Odio que la gente muera en mis brazos. Y si puedo evitar poneros en peligro… Lo haré.
A pesar de las súplicas de la pelirroja, Josuke Higashikata cerró la puerta tras de sí, poniendo término a su discusión.
Lea esperó unos segundos antes de reemprender su conversación.
– Entiendo que quieres vengarte más que nadie, pero ellos lo tienen bajo control, Kairi. Nosotros deberíamos concentrarnos en nuestro objetivo.
Ella suspiró.
– Eso intentaba hacer. Yoshikage es un psicópata y un demente. La oscuridad en su corazón debe ser fuerte… –se giró hacia Lea, sus ojos cargados de convicción–. Es un objetivo claro para los sincorazón. Todavía no hemos encontrado ninguno, pero si la puerta hacia la oscuridad está cerca, los sincorazón le buscarán.
El pelirrojo no ocultó su sonrisa. La había juzgado mal.
– Tienes razón. Pero pese a todo, no ha ido tan mal, ¿verdad?
Esta vez fue ella quien no terminó de entender a su interlocutor; arqueó una ceja, interrogativa.
– Serán arriesgados, pero al menos ahora sabemos que los Stand se pueden conseguir, ¿no? Solo nos queda descubrir cómo.
Ella asintió, feliz de que su compañero compartiera su resolución. Ambos lo entendían.
Solo un usuario de Stand podía ver otros Stand.
Ese sin duda era un elemento con el que Xehanort no podía contar.
…
… ▄︻̷̿┻̿═━
Oh, ¿eso es lo que pensáis?
Qué dulce por vuestra parte.
En el rincón de la habitación, una sombra se agitó.
[…]
Todavía anochecía cuando el timbre de la familia Kowajiri sonó vibrantemente. Un pitido largo que llamó la atención de todos en la casa; Shinobu Kowajiri, la esposa de Kosaku, suspiró. "¿Un comercial a estas horas?", refunfuñó. Estaba preparando el baño para su marido, algo que llevaba sin hacer durante años. Sin embargo, todavía no había podido borrarse la sonrisa de su rostro. Kosaku era ahora… una persona completamente diferente. Había hecho un enorme esfuerzo por cambiar, y ella se sentía invitada a animar esos avances. La había vuelto a enamorar.
Tal vez por eso salió a recibir al insistente timbre con una actitud hostil: lo despacharía pronto, y dejaría a su preciado esposo descansar tranquilamente. Luego, terminaría de preparar el baño, y, ¿quién sabe…? ¿Podrían compartirlo…? Nunca habían hecho algo así, pero…
– ¡Ya estoy! ¿Quién es? ¡No estamos interesados en…!
Lo que recibió a Shinobu encajaba a grandes rasgos con lo que esperaba. Era un hombre ataviado con un traje azul marino, a juego con su corbata, que resaltaba sobre una camisa roja. Mantenía la espalda completamente recta y una expresión serena. Y sin embargo… Su mirada, sus ojos negros parecían evocar la oscuridad de la raza humana. Su cabello, negro y largo hasta la cintura, era inusitadamente salvaje.
– Busco al señor de la casa. ¿Está Kowajiri Kosaku?
– Eh… –Shinobu tardó unos segundos en recomponerse–. Sí, sí está. ¿Quién es usted?
– Soy Uchiha Madara. Dígale que necesito hablar. Es sobre nuestro compañero de trabajo, Kira Yoshikage.
Kosaku nunca había hablado de trabajo en casa –nunca hablaba de nada, en general–, así que ella se limitó a asentir y reproducir su petición.
Por supuesto, Kira lo había escuchado todo, y estaba aprovechando esos segundos para tomar una decisión. Podía fingir que se había quedado dormido leyendo el periódico, o que estaba en el excusado. Si daba a Shinobu un motivo para rechazar la visita, podía ganar algunas horas. Aquel hombre no tendría más remedio que esperar. Con suficiente tiempo, Sheer Heart Attack podía dar buena cuenta de él. No. Killer Queen bastaba.
Ahora bien…
Aquel hombre conocía su secreto. Yoshikage Kira jamás había conocido a Kosaku Kowajiri hasta el fatídico día en que hizo uso del poder del Stand Cinderella. Sus vidas habían estado completamente apartadas hasta entonces.
¿Era acaso una trampa de Jotaro y los demás? Era demasiado pronto para que aquel grupo hubiera sido capaz de localizarle… Y no. Definitivamente aquel hombre no pertenecía a su grupo. Jamás le había visto por Morioh City. ¿Venía del exterior? ¿Pertenecía a la Fundación Speedwagon?
"No, si ellos me hubieran encontrado, no se presentarían así. Kujo Jotaro habría invadido la casa sin más reparos…"
En definitiva, Madara Uchiha pertenecía a un tercer grupo, y aquella era una invitación a hablar. A negociar.
– ¿Quién dices que es…? Oh, señor Uchiha. No te esperaba. Pasa, por favor. Y Shinobu, prepara té para nuestro invitado.
La mujer asintió lentamente, pero obedeció. En el fondo, se sentía agradecida de poder romper contacto visual con aquel hombre. No entendía por qué, pero era… perturbador.
Yoshikage y Madara se sentaron en los sillones de la sala de estar, con actitud relajada. Shinobu estaba lo suficientemente lejos –en la cocina– como para no escucharles. El hijo de Kosaku, Hayato… A Yoshikage no le gustaba ni un pelo, pero desde su posición podía vigilar el marco de la puerta. Solo debía estar atento por si se acercaba a husmear. De todas formas, era un niño, ¿cómo de difícil podía ser descubrirlo si intentaba espiarles?
– ¿Y bien? Venías a hablar sobre Yoshikage Kira, ¿no es cierto?
Su interlocutor, que hasta el momento había asumido el papel del perfecto oficinista, rompió su gesto serio con una sombría sonrisa. Aflojó el nudo de su corbata y dejó descansar una pierna sobre la mesita del café.
– Tengo un trato para él. Puedo ofrecer dos cosas: información sobre quienes le buscan mal, y una forma de repelerles. A cambio, solo pido la flecha que conserva.
Las flechas doradas eran un artefacto mágico. Gracias a haberse apropiado de una en el pasado, su padre, Yoshihiro Kira, había despertado en sí mismo un Stand. También le había permitido a él despertar Killer Queen, lo que le había facilitado enormemente satisfacer sus deseos. Conseguir manos era infinitamente más sencillo cuando apenas tenía que mancharse las suyas.
Por su parte, Atom Heart Father, el Stand de Yoshihiro, había demostrado ser mucho menos útil. Si tenía algo positivo, es que había permitido a su padre continuar viviendo, aunque fuera dentro del marco de una fotografía. Ahora permanecía vigilando la flecha, pero…
¿Acaso podía ir a recuperarla sin levantar sospechas? Es más, ¿no habrían conseguido la flecha Jotaro y compañía? Habían descubierto su identidad, así que seguramente habrían intentado buscar más pistas en el hogar de los Kira.
Hubo de hacer un gran esfuerzo para contener el impulso de morder sus uñas.
– ¿Cómo sabes sobre esa flecha? Yoshikage nunca le ha hablado a nadie de ella.
– Hice mis investigaciones. Yoshihiro la rescató del hogar de los Kira antes de que Kujo Jotaro y sus amigos pudieran hacerse con ella. Un valiente esfuerzo por su parte.
Siendo su padre una fotografía, no podía haber llegado muy lejos… no, más bien, llegaría donde el viento le dejara. Eso le hacía impredecible. "Por eso no ha ido directamente a por la flecha". ¿Esperaba aquel hombre que su padre fuera capaz de reconocerle? ¿Quería usarle a él como intermediario?
– Quédate con esto – Madara dejó una tarjeta sobre la mesita del café. Era la llave de la habitación de un hotel. Podía reconocer de cuál se trataba. Estaba a las afueras de la ciudad. Muy discreto– y dáselo a Kira. Si le interesa el trato, que venga a verme. Estaré pendiente de su visita. Pero le aconsejo que sea rápido: Kujo ya conoce su nueva cara.
Cuando Shinobu entró en la salita de estar con el té preparado, y habiendo llenado un platito de las mejores galletas que tenían en la casa, Madara Uchiha ya se había marchado. El único que quedaba en la estancia era Kosaku, mordiéndose las uñas y con los ojos descolocados.
¿Es tanto pedir disfrutar de una vida tranquila…?
DIRECTORIO DE NUEVOS PERSONAJES
Los personajes que no aparecen en la saga de Kingdom Hearts podéis encontrarlos aquí. Están listados por orden de salida en el capítulo.
Josuke Higashikata (JoJo)
Un joven estudiante de preparatoria (bachillerato) de Morioh City. Los caracteres de su nombre permiten que se pueda abreviar a "JoJo", algo que solo hacen algunos de sus amigos.
Bonachón y amable, siempre evita ser el centro de atención. Quiere vivir una vida tranquila. No obstante, sabe defenderse y de hecho tiene un lado agresivo que surge cuando sus amigos están en peligro – o cuando alguien se burla de su tupé.
Su Stand, Crazy Diamond, puede restaurar cualquier cosa a su estado original.
Koichi Hirose
Un joven estudiante de preparatoria (bachillerato) de Morioh City, y amigo de Josuke.
Aunque siempre ha sido alguien muy tranquilo y nada violento, desde que conoció a Josuke ha cambiado lentamente. Ha aprendido a defenderse, y a pelear cuando la ocasión lo requiere. Tiene un fuerte sentido de la justicia, y quiere ser útil al grupo – lo cual le ha llevado alguna vez a cometer errores.
Su Stand, Echoes Act 3, parece ser la clave para detener a Sheer Heart Attack.
Jotaro Kujo (JoJo)
Un biólogo marino en mitad de su tesis doctoral sobre una especie de estrella marina endémica de Morioh City. Dado que en japonés se lee primero el apellido, hay quien abrevia su nombre como (Ku)jo Jo(taro), es decir, JoJo.
En realidad, llegó a la ciudad por un motivo bien distinto. La millonaria familia Joestar, a la que pertenece por parte de madre, se sacudió en sus cimientos cuando se descubrió que el patriarca (Joseph Joestar) tenía un hijo ilegítimo. Maldiciendo el nombre de su abuelo, llegó a la ciudad para conocer a ese hijo, que no es otro que Josuke Higashikata. Por suerte, todo quedó arreglado.
En el pasado, viajó a Egipto para enfrentarse a DIO, adquiriendo innumerables experiencias de combate por el camino.
Su Stand, Star Platinum, es prácticamente invencible en el cuerpo a cuerpo.
Rohan Kishibe
Un famoso y excéntrico dibujante de mangas. Trabaja por el puro placer de dibujar, aunque tiene la mala costumbre de usar los poderes de su Stand para conseguir inspiración.
Se integró en el grupo tras enfrentarse a Josuke y los demás – como insultó el tupé de aquel, desde entonces ninguno de los dos se lleva bien con el otro. Las únicas personas a las que parece realmente respetar son Jotaro (probablemente por miedo) y Koichi (al que aprecia genuinamente).
Su Stand recibe el nombre de Heaven's Door.
Yoshikage Kira
Un vecino de Morioh City de 33 años. Vive en las afueras de la ciudad, donde se pueden encontrar las masías. Trabaja para el centro comercial Kame Yu, con un horario fijo. No fuma, aunque ocasionalmente bebe alcohol. A más tardar, está en cama a las 11 y siempre duerme unas ocho horas.
En definitiva, la vida de Yoshikage Kira es completamente pacífica.
No obstante, desde que de niño vio un retrato de la Mona Lisa, se sintió atraído por las manos de las mujeres, y eventualmente necesita de su compañía – evidentemente, solo la mano, sin la mujer en cuestión pudiendo molestarle. Presa de sus insanos deseos, se convirtió en un asesino en serie.
Sus uñas crecen cuando están en tensión, y parecen indicarle cuándo tiene la necesidad de conseguir una próxima víctima.
Su Stand, Killer Queen, tiene una gran variedad de ataques y un elevado potencial.
Kosaku Kowajiri
Un vecino de Morioh City que tuvo mala suerte por partida triple.
En primer lugar, tuvo la mala suerte de coincidir físicamente con Yoshikage Kira en casi todos los aspectos: complexión, altura… salvo tamaño de pie.
En segundo lugar, tuvo la mala suerte de tener una nula relación con su esposa Shinobu y su hijo Hayato. Se dio cuenta demasiado tarde de que su existencia era completamente prescindible para su familia.
En tercer lugar, tuvo la mala suerte de estar en la clínica de Aya Tsuji el día que Yoshikage Kira casi fue capturado por JoJo y sus amigos.
Fue asesinado por Yoshikage Kira, no sin antes perder su rostro y toda oportunidad de recuperar a su familia.
Aya Tsuji
La dueña del salón de belleza Cenicienta. Al comienzo de nuestra historia, ya ha perdido su vida a manos de Yoshikage Kira.
El Stand de Aya, Cinderella, le permitía alterar los aspectos faciales de las personas, potenciando su belleza. A cambio, tan solo debían aplicarse ciertos productos – como pudiera ser un pintalabios.
No obstante, parece que también era capaz de conseguir cambios permanentes. Yoshikage Kira invadió su salón de belleza y la convirtió en una bomba. A cambio de desactivar la bomba, solo le pidió intercambiar su cara por la del cliente que había en el salón: Kosaku Kowajiri.
Yoshikage incumplió su parte del trato, y Aya explotó frente al grupo Joestar.
Shinobu Kowajiri
La esposa de Kosaku Kowajiri. Un ama de casa en una relación triste y sin esperanza.
Según sus propias declaraciones, comenzó su relación con Kosaku como una forma de tener mejor posición dentro de su grupo de amigas. No obstante, con el tiempo perdió el control de aquella relación, y su destino quedó sellado en cuanto se quedó embarazada. Por presión de las familias de ambos, se casaron, y desde entonces Shinobu vivió una vida triste sin mayores placeres que ganar pequeñas peleas contra su marido.
No obstante, tras la muerte de Kosaku y consecuente sustitución por Yoshikage, siente que su marido ha empezado a cambiar para bien. Por supuesto, desconoce sobre la nueva identidad de su marido.
Madara Uchiha
Uno de los ninjas (shinobi) más excepcionales de la historia. El líder del clan de los Uchiha que junto a Hashirama Senju fundó la Villa Oculta de la Hoja. Según se cuenta en los libros, murió tras enfrentarse a Hashirama por el control de la Villa.
Se desconoce por qué motivo está en Morioh City.
Yoshihiro Kira
El padre de Yoshikage Kira. Murió de cáncer tiempo antes de comenzar nuestra historia, pero su alma quedó encerrada en una fotografía gracias al poder de su Stand, Atom Heart Father.
Yoshihiro ha dedicado siempre su existencia a proteger a su hijo, al que exculpa de sus malignos deseos.
Ahora recorre la ciudad en su búsqueda, usando en el camino la flecha con la que cuenta para que multitud de personas despierten Stands y se entrometan en el camino del grupo Joestar.
