Ajihad se había convertido en el nuevo líder de los Vardenos y de entre los Apóstatas leales a Galbatorix solo quedaba Morzan. Brom había querido ir a matarle en cuanto quedó solo, pero Veran le detuvo. Discutieron en pleno Farthen Dûr, sus gritos resonando en el volcán. Al final llegaron a un acuerdo, porque salieron juntos a investigar la fortaleza en las Vertebradas, cerca del lago Leona.
Brom esquivó a las personas que abarrotaban la taberna y llegó a la mesa con las dos jarras de cerveza. Veran cogió una y dio un sorbo. Aun no se acostumbraba a su apariencia humana.
Antes del viaje había cambiado su pelo de blanco a negro, aunque se negó a cortarlo, y sus ojos eran grises.
-Vale, ¿qué tienes que decirme sobre Morzan?
Veran suspiró.
-No vas a esperar, ¿verdad?
-Me has dicho que espere desde que salimos de Farthen Dûr y ahora estamos en Dras Leona. Creo que he esperado suficiente.
-Bien, bien, es justo-bebió de nuevo y miró alrededor, lanzando en silencio un hechizo para proteger su conversación-. ¿Recuerdas que te dije que volví una vez cuando Vrael era líder?
-Algo, no dijiste mucho más.
-Vinimos desde Kirkan, al otro lado del océano. Con alguien, un futuro Jinete. Su nombre en ese momento era Mirtham. Se lo presenté a Vrael con una profecía que escuché en Kirkan. No la diré ahora, es algo que solo Mirtham puede hacer. Un dragón le eligió como Jinete y borré todos sus recuerdos de su lugar de origen.
-¿Por qué borrarlos?
-Para evitar que Galbatorix adivinara su nombre verdadero-Bron frunció el ceño-. Los recuerdos son una parte fundamental de nosotros, sobre todo las de la infancia. Es nuestra infancia lo que nos convierte en lo que somos en la vida adulta. Al borrar sus recuerdos, se convirtió en alguien cruel, alguien que arremetía contra el mundo para evitar preguntarse sobre sí mismo.
-Era Morzan. Trajiste a Morzan.
Veran asintió.
-Fui su profesor durante su infancia. Era un joven talentoso y amable, muy diferente al Morzan que tú conoces. La influencia de Galbatorix también tiene mucho peso, pero eso es algo que debe decirte él. El mundo no siempre es blanco y negro, Brom. Deberías considerar hablar con él antes de matarle.
Brom permaneció en silencio un largo momento antes de beberse la jarra de cerveza de una sola vez.
-Te odio.
Veran sonrió.
-El sentimiento es mutuo.
-¿Cuál es tu plan?
-Revisaremos las barreras y te colarás como jardinero, Morzan tenía talento, pero no prestaba atención a los detalles, no creo que eso haya cambiado.
-¿Y tú?
-Me las arreglaré para sustituir al tutor de su hijo. Iré modificando sus recuerdos poco a poco.
-¿Hijo?
-¿De verdad ibas a matarle sin saber más de su vida?
-No estaba pensando...
-Menos mal que he venido, estarías perdido sin mí.
-Repito, te odio.
Veran sonrió de nuevo y se terminó la cerveza.
-Vayamos a la habitación, mañana nos vamos temprano.
Brom asintió y los dos se dirigieron a la habitación que habían alquilado el el piso superior de la taberna.
– O –
Morzan buscó a Selena en los jardines. Por fin había recordado toda su infancia y le gritó un poco a su viejo profesor, aunque se detuvo con una mirada. En serio, esas miradas eran aterradoras.
En lugar de encontrarse con Selena, encontró a Brom. ¿Cómo había estado tan ciego como para no ver a su viejo admirador?
-Brom...
-No te molestes, Veran ya me ha contado cómo borró tus recuerdos y cómo eso ha afectado a tu actitud.
Un dragón rojo aterrizó cerca de ellos. Morzan cerró los ojos para disfrutar de la mente que había perdido hacía casi cien años.
-Valkiria.
Su dragona roja le revolvió el pelo con un resoplido cálido.
-Te he echado de menos, pequeño.
Veran saltó de la silla.
-Tenéis que iros. Durza se acerca.
-Espera, Murtagh...
Veran apoyó una mano en el hombro de Morzan.
-Haced de cebo. Me llevaré a Murtagh y buscaré a Selena. Vosotros dirigíos a las Beor, Ajihad sabe de mi plan y ha estado preparando a los Vardenos para vuestra llegada-se escuchó la puerta principal abrirse-. ¡Vamos!
Subieron a la silla de Valkiria sin dudarlo. Veran corrió hacia el ala principal, donde estaba la habitación de Murtagh.
Valkiria no se alejó demasiado de la fortaleza, por lo que pudieron ver a Durza en las puertas, obviamente esperando por el dueño del lugar. Aulló al ver a la dragona y envió a los lethblaka que le acompañaban hacia ella.
-¡Agárrate!
Habían pasado décadas desde que Brom montó en un dragón, pero un Jinete nunca olvidaba la sensación. Valkiria inició una maniobra evasiva con un rugido. Los giros y piruetas estaban grabados en los músculos de ambos Jinetes, aunque Morzan estaba más acostumbrado a acoplarse a los movimientos de Valkiria.
Consiguieron perderlos haciendo giros bruscos alrededor de los muchos picos de las Vertebradas y escondiéndose en un espeso bosque, aunque Valkiria tuvo que cubrirse las escamas con barro rápidamente para no llamar la atención.
Esperaron durante horas en silencio, sintiendo que los lethblaka estaban aun ahí arriba. Ya era muy de noche cuando se atrevieron a hablar.
-Murtagh... por favor, que hayan salido a salvo.
-Quieres a tu hijo.
-Él es mi vida entera-Valkiria empujó a su Jinete. Él sonrió y rascó sus escamas-. Bien, la mitad de ella.
Encontraron algunas bayas para ellos y un par de conejos para Valkiria y se sentaron frente a frente. Tenían mucho que hablar.
-¿Por qué Galbatorix?
-Sabe usar las palabras. Ambos sabemos que la antigua Orden debía cambiar, ellos solo se aprovecharon de ese hecho. Pintaron su solución de forma muy diferente al resultado hasta que adivinó sus nombres verdaderos y encontró los hechizos suficientes para someterme. Entonces nos utilizó como peones en sus planes. Y cuando se hizo con el trono, empezó el verdadero dolor-se lamió los labios de forma nerviosa-. Empezó por torturarnos a nosotros y nuestros dragones, fue aun peor cuando les quitaron la conciencia. Utilizó eso en nuestra contra. Con el tiempo empezó a jugar con nosotros poniéndonos en contra de los demás para ganarnos su favor y una disminución en la tortura.
Hizo una pausa muy larga, lo suficiente como para que Valkiria apoyara la cabeza a su lado.
»Luego encontró otra cosa con la que torturarnos. Enduriel tuvo una hija con una de sus criadas y Galbatorix la reclamó para sí la noche que cumplía seis años. Enduriel la recogió a la mañana siguiente mental y físicamente rota-Brom sintió aumentar su ira contra Galbatorix-. Las violaciones siguieron hasta los trece años de la niña, cuando se suicidó para no dar a luz al hijo bastardo del rey.
Valkiria abrió su mente a Brom para hablar con él.
-Fue peor con Morzan porque no era capaz de adivinar su nombre. Era como un puzle que quería resolver a toda costa. Se dio por vencido cuando Enduriel tuvo a su hija.
Morzan retomó su historia.
-Cuando Murtagh nació, me prometió que cuando cumpliera seis años estaría en su cama para castigarme por no revelarle mi nombre. Me asusté e intenté distanciarme de mi hijo, pero era demasiado precioso para mí. Es lo mejor que me ha pasado en el último siglo. Cada vez que creo poder alejarme, hace algo que me obliga a acercarme a él. Es un niño adorable y muy inteligente...-miró el suelo a sus pies. Hubo otra larga pausa-. No espero que perdones lo que hicimos, pero sí que entiendas porqué.
Brom también permaneció en silencio.
-Lo entiendo.
Eso era suficiente para Morzan y Valkiria.
– O –
El rostro humano de Veran en el espejo calmó a los Jinetes. Él parecía agotado y divertido.
-Veo que llegásteis bien.
-Han pasado dos meses, Veran. Más te vale tener razones para preocuparnos tanto.
-Selena sabe esconderse. Y viajar con un niño es difícil cuando los ra'zac nos buscan a ambos.
Morzan se tensó al escuchar sobre los ra'zac.
-¿Dónde estáis?
-A salvo. Nos quedaremos por aquí unos meses más, Selena está en un estado... delicado. Puede que no empecemos a viajar de nuevo hasta primavera.
-¿Qué pasa con ella?
La voz de Selena resonó en el otro lado del espejo.
-¡Ni se te ocurra decirlo!
Veran se encogió.
-Ya habéis oído a la dama, es capaz de castrarme y aprecio mi cuerpo tal y como está. Tendréis que esperar.
-¿Y Murtagh?
-Jugando por ahí, tiene mucha energía. Sí, le tengo bajo un hechizo para mantenerle vigilado y he bordado unas runas rastreadoras en su ropa. Estará bien mientras no se meta con las cabras, ya ha salido mal de un enfrentamiento con ellas-Morzan empezó a preocuparse por su hijo. Veran miró algo fuera del espejo-. Tenemos que terminar aquí. Volveré a avisaros cuando iniciemos el viaje de regreso.
Terminó el hechizo con una sonrisa.
-¿Qué creéis que es?
Formora estiró los brazo sobre la cabeza.
-Yo digo embarazo. Llamadlo instinto de mujer.
Morzan y Brom se miraron. El primero arqueó una ceja, sabiendo de la relación entre su esposa y su antiguo admirador. El segundo se encogió de hombros.
Valkiria resopló desde su agujero. Hacía tiempo que sabía de los sentimientos de su Jinete y le divertía que no fuera capaz de reconocerlos ante sí mismo.
En dos agujeros conlindantes en el mismo nivel, Ankor y Wat también resoplaron. Ankor incluso bostezó y se preparó para dormir. Tenía el estómago lleno por la cacería de esa mañana, su Jinete llevaba años a salvo y se sentía feliz con su hermano de padre a su lado. Los sentimientos de cariño franternal de Wat eran una manta muy confortable alrededor de su conciencia.
