-¡¿Qué es lo que ha pasado?!

-¡No lo sé! ¡Todo está lleno de sangre!

-¡Apareció con Six a caballito! ¡Parecía que se le salía el cerebro de la cabeza!

-¡Seven! ¡¿Que es lo que ha pasado?!

Las preguntas estallaron en su cara cuando Seven puso un pie en la parte del navío en donde todos estaban haciendo la vida diaria. La imagen del chico sosteniendo en su espalda a la héroe de The Maw con el cráneo prácticamente abierto junto con el rastro de sangre que dejaba tras de sí había desatado el pánico entre los habitantes del navío.

Algunos de los niños huyeron de la escena, obedeciendo al instinto de salir de cualquier sitio en donde hubiera sangre fresca, otros se acercaron a toda prisa hacia donde estaba el chico buscando la manera de intentar ayudar, pero no sabían cómo, y esto se reflejó en la forma en que entorpecían a Seven en su camino de llevar a Six al lugar que usaban como enfermería improvisada; La antigua habitación de la Dama.

Seven apenas podía sentir el ruido que hacían sus compañeros, su mente se había desconectado de todo lo que había a su alrededor y solo pudo centrarse en llevar a Six hacia donde estaba la enfermería, cada vez mas y mas angustiado al sentir la sangre que brotaba de la cabeza de la niña estaba fluyendo sin control por su hombro al resto de su cuerpo para acabar cayendo al suelo, apenas podía sentir el aliento de Six en su cuello y eso estaba a punto de hacerle entrar en pánico ¡No podía morirse! ¡NO!

Rápidamente, y casi quitándose a sus compañeros de en medio a empujones y patadas, Seven entró en la habitación destinada, lo que antes habían sido los aposentos de la Dama, y con ayuda de un par de niños que estaban hace unos segundos jugando por ahí, logró recostar a Six en la enorme cama.

Pero ahora había un enorme dilema que resolver.

-Seven...-susurró Green a su lado, tan pálido como él.-¿Qué hacemos...?

Seven no supo responderle y todos los niños se quedaron mirando a su héroe tumbado en aquella cama con la sangre todavía brotándole de la cabeza sin la menor señal de que fuera a detenerse ¿cómo es posible que una niña pudiera sangrar tanto? Ninguno de ellos tenía ni idea de qué hacer más que quedarse mirando, intentando pensar en medio del pánico las posibilidades a su alcance.

Ninguno de ellos había tratado heridas antes, no tenían ni idea de qué debía hacerse para detener una hemorragia de tal calibre. Ninguno de los niños presentes había tenido que hacer nunca antes nada parecido, cuando vivían en el exterior, siempre que un compañero resultaba gravemente herido significaba la hora de dejarlo atrás. En un grupo, un niño herido era una carga para todos y comprometía la supervivencia de los demás, nunca había opción de curar heridas, no había ni conocimientos ni materiales con las que hacer unas curas. Ni siquiera primeros auxilios.

Siempre era mejor dejar al débil atrás...

Ahora su héroe estaba en una situación tan delicada y ninguno de ellos tenía ni idea de qué hacer para salvarla.

-¡Hay que detener la sangre!-chilló una niña de repente, nerviosa ante todo el silencio en que se había quedado la habitación ¡había que hacer algo!

-¡¿Pero cómo hacemos eso?!-gritó otro niño mirando a un lado y a otro.

-¡Traer papel de la cocina! ¡Y toallas!-indicó otro.

-¡Y mucha agua! ¡Rápido!

Los niños comenzaron a gritar entre ellos, dándose indicaciones los unos a los otros y corriendo como pollos descabezados, ninguno teniendo ni idea de quienes debían ir a buscar lo solicitado y quienes debían quedarse ahí.

Seven por su parte no podía apartar sus ojos de Six, manchado de rojo, con la nariz llegándole el penetrante olor a sangre, congelado en el sitio y sintiendo que el corazón le latía tan fuerte que pensaba que se le acabaría saliendo del pecho ¿Por qué había pasado todo esto...?

Six se había dado de cabezazos contra una pared de hierro hasta perder la consciencia y así evitar asesinarle. Su dolor por el hambre había sido fuerte que casi no pudo reconocerle más allá de ser un pedazo de carne caliente, había combatido el dolor con más dolor, por él.

Y ahora ¿qué? ¿Qué podía hacer él para ayudarla?

-"Nada."-susurró la voz de su conciencia-"No puedes hacer nada, como siempre, inútil"

Los labios le temblaron, aun mirando como Six iba tomando un color cada vez más pálido, igual que algunos de los maniquíes que la Dama tenía antes.

No podía acabar así ¿verdad...? Six no...

Ella es mucho más fuerte que esto, ella...

Ella...

¿Se va a morir...?

La sola idea le llenó de más pura y dolorosa desesperación. Cubrió su boca con una de sus manos y sintió que los sollozos salían de su garganta a traición.

Entonces, vio que el cuerpo de Six se movía con brusquedad, y solo ahora es cuando Seven se dio cuenta de que los niños, en su pánico e ignorancia sobre cómo proceder, estaban sacudiendo el cuerpo de la niña y dándole bofetadas en la cara intentando hacerla reaccionar.

El rostro de Seven se pudrió en milisegundos en una expresión de pura rabia.

-¡QUITADLE LAS MANOS DE ENCIMA! ¡AHORA!

Aquella exigencia salió desde lo más profundo de su ser como el rugido de un león, tan potente y furioso que los niños se quedaron paralizados en el sitio, mirando al muchacho con total desconcierto, Seven jamás alzaba la voz, no de esa manera al menos, escuchar la potencia con la que la había usado era, como poco, desconcertante. La siguiente sorpresa, es que Seven fue hasta ellos como un toro embravecido y los empujó a todos ellos para apartarlos de Six, algunos incluso juraron que le escucharon gruñir como si fuera un animal, colocándose entre la niña herida y los demás como si estuviera protegiéndola.

-Apartaos ¡todos! de ella, no os quiero ver a ninguno a menos de tres metros ¿queda claro?-siseó Seven con un tono de voz que más de uno se achantó, parecía de repente más grande de lo que era.

-Seven, cálmate...-se pudo escuchar la voz de Green, pero el fugitivo ni siquiera le dirigió la mirada, estaba demasiado alterado como para escuchar nada de nadie. Él solo quería escuchar a Six, quería que le diera una señal ¡algo! ¡necesitaba oírla!

El niño miró hacia donde estaba una de las pequeñas, que traía consigo una toalla, sin dudarlo, se la arrebató de los brazos y fue corriendo donde Six. Miró por unos segundos la tremenda avería que estaba siendo aquella fea brecha en la cabeza de la niña, y Seven dudó de cómo proceder a continuación asustado de poder hacerle más daño si tocaba la zona, pero la urgencia y la desesperación que le invadía el corazón le hicieron poner la toalla encima de la herida, tratando de limpiar la sangre de su frente y rogando que de esa manera dejara de fluir.

Lo intentó por varios minutos, hasta que la toalla se había vuelto tan roja que casi parecía ya negra, pero aquello seguía fluyendo. Seven persistió, exigió más toallas, los niños obedecían totalmente asustados, con los mismos resultados, la sangre no dejaba de fluir aun cuando empapaban las toallas en el agua que otro niño había traído en un balde. Siguió insistiendo, también la que tenía ahora se llenó demasiado con sangre como para seguir limpiando en pocos minutos.

Lo siguió intentando con la siguiente.

Y la siguiente...

El color había abandonado a Six del todo.

Su cuerpo estaba totalmente inmóvil.

Su pecho no subía ni bajaba.

Pero Seven siguió limpiando, no sabía qué mas hacer que seguir limpiando, como si con eso pudiera obrar un milagro.

-Seven...-susurró Green acercándose al chico, viendo que nadie más estaba dispuesto hacerlo-Para...

Cuando Green puso su mano sobre el hombro ajeno, el acto de Seven fue la de quitárselo de encima, sin dejar de atender a Six.

-¡Seven, para! ¡No estás haciendo nada!-insistió Green, pero al ver que su compañero le ignoró, le tomó por ambos hombros y le obligó a mirarlo a la cara.-¡SEVEN! ¡BASTA!

-¡Déjame! ¡Ella me necesita! ¡Ella está...!

-¡Está muerta, Seven! ¡Se ha ido! ¡Déjalo!-exclamó Green alzando la voz contra él, consiguiendo que su compañero lo mirara con las pupilas tan contraídas que casi parecían puntos diminutos en medio de sus ojos.

-¿Muerta...?-musitó con apenas un hilo de voz.

Green no le contestó, pero poco a poco fue soltándole los hombros y le retiró de las manos la toalla ensangrentada. Miró el cuerpo de Six por el rabillo del ojo, tendido en la cama con los ojos cerrados y se estremeció al verla ¿Cómo era posible que la héroe de The Maw haya acabado así...?

Seven volteó su cabeza en dirección al cuerpo, y todo su ser gritó en agonía al verla ahí; tendida, con la piel pálida, la sangre contrastando con su rostro, el chubasquero amarillo brillante como para que fuera el centro de toda la atención de todo el escenario sangriento.

Six muerta...

Un hipo se escapó de su garganta.

Six muerta...

Se acercó lentamente hacia ella, con pasos dubitativos, temerosos...

Six muerta...

Alzó su mano, tomó con mucho miedo la de ella.

Six muerta...

La acarició con mimo, moviendo su pulgar lentamente sobre la piel ajena.

"Vamos ¡enfádate conmigo! ¡Te estoy tocando sin tu permiso! ¡Y tú odias que te toque sin permiso!"

Nada pasó.

"Vamos, Six, enfádate, llámame estúpido. Levántate y amenazarme con tirarme por la borda con tus poderes."

Más silencio. Sus dientes se apretaron con fuerza.

"Conviérteme en gnomo de nuevo, por atreverme a pegarme a ti ¡Hazlo! ¡Sé que quieres hacerlo! ¡HAZLO!"

Los ojos le picaban, ella no respondía, él sentía que no podía respirar.

"Por favor...abre los ojos..."

Ella siguió sin reaccionar.

Seven no pudo mas, su propio peso fue insoportable para él que se dejó caer de rodillas a su lado, sin soltar su mano.

Algo húmedo y caliente corrió por sus mejillas, algo que no le dejaba ver bien.

Seven no podía pensar, su corazón estaba haciéndose polvo en esos instantes, todo rastro de esperanza que había albergado durante todo ese tiempo se estaba quebrando delante de él, en un solo instante, sin poder hacer nada, sin ni siquiera poder retenerlo por mucho que se esforzase en sostenerlo.

Estaba totalmente derrumbado. Derrotado.

No podía acabar así ¡esto no podía quedarse así! No ahora, no cuando ella aun no le había contado sobre su pasado, cuando todavía no le había enseñado todos los dibujos que sabía hacer, cuando aun no le había dicho cual era su juguete favorito, no cuando todavía no le había hecho saber si prefería el sol o la lluvia, no cuando aun no le había dicho si le gustaba la música.

Seven no pudo preguntarle ninguna de esas cosas...pensaba que podría preguntárselo en cualquier momento, que cualquier día podría hacerle todas las preguntas que quisiera, que no habría prisa. Que disponían de todo el tiempo del mundo para que ella se sintiera cómoda a su lado y pudieran acercarse más, y ser amigos.

¿Y ahora...nada? ¿Ya no tendría nunca oportunidad de nada...?

Seven ya había perdido compañeros antes, pero ninguna de sus pérdidas le estaba rompiendo como ahora mismo lo estaba sintiendo con Six. Algo en él, profundo, arraigado, importante estaba muriendo con ella. Six estaba llevándose ese algo tan importante con ella. Seven no sabía lo que era, pero le dolía tanto que su mente se llenó de tormentosos pensamientos en los que le hacía cuestionarse para qué seguir luchando.

No había podido proteger ni siquiera una niña.

Sollozos desesperanzados salían sin control por sus ojos, siempre los había evitado, nunca había tiempo de llorar por los compañeros caídos, y ahora estaban siendo incontrolables. No podía parar. No podía...

-Six...-gimió apoyando lentamente su rostro sobre el pecho de ella, dejando sus lágrimas caer sobre su chubasquero ensangrentando, importándole poco y nada el espectáculo lamentable que estaba dando.

El agarre en su mano se intensificó y solo un pensamiento, un ruego, un rezo quedaba en su cabeza.

"No me dejes, por favor, no me dejes"

Seven lanzó un grito de agonía contra el cuerpo de Six, los demás niños se quedaron ahí, mirando, sin decir una palabra, la pérdida de su héroe era un duro golpe para todos y, aun así, la reacción de Seven era algo que ponía los pelos de punta. El fugitivo, siempre valiente, nunca se había derrumbado de esa manera, nadie ni siquiera le habían visto llorar antes. Y ahora, ver como lo estaba haciendo, sobre aquel cuerpo...

Pero a Seven no le importaba ahora lo que pudieran pensar de él, solo podía pensar en Six y en su propia inutilidad por no haber podido hacer nada por ella.

Si tan solo se hubiera dado cuenta antes, si tan solo ella hubiera confiado en él y le hubiera pedido ayuda...si tan solo...si tan solo...¡¿Por qué nunca era capaz de hacer nada útil?! ¡¿Por qué...?!

Fue entonces cuando, de repente, sintió un muy leve apretón contra su mano.

Seven levantó la mirada llena de lágrimas de golpe, se quedó mirando con los ojos muy abiertos las manos sostenidas, y entonces levantó la cabeza encontrándose con un par de ojos castaños entrecerrados que le miraban directamente.

-...hey.-susurró Six con apenas un hilo de voz.

Por unos segundos, Seven solo se quedó mirándola, incrédulo y parpadeando, temeroso de que su mente estuviera jugándole una mala broma. Pero Six parpadeó débilmente, sus ojos estaban brillantes, y él solo pudo dejar salir un sonoro jadeo desde lo más profundo de su garganta, sintiéndose totalmente abrumado.

Sin moverla, Seven se medio recostó lentamente sobre ella, abrazándola de tal manera en que su cabeza quedó sobre el hombro ajeno sin soltarle la mano que sostenía, para una vez ahí continuar llorando completamente aliviado; en esos momentos le daba igual si ella se enfadaba con él, o si los demás se estaban quedando mirando lo patético que estaba siendo, todo lleno de lágrimas y mocos ¡le da daba absolutamente igual todo!

¡Six está viva!

¡Está viva, joder!

Tan seguro estaba que la había perdido, pero ella seguía con él. Había abierto los ojos, estaba respirando ¡seguía ahí con él! Mientras que estaba temblando como una hoja, sosteniéndola como si aquella unión pudiera impedir que ella se fuera de su lado ¡no se atrevía a soltarla por si acaso eso hacía que volviera a cerrar los ojos!

-Bebé llorón...-escuchó a Six llamarle, pero Seven solo pudo soltar una risa, para al segundo continuar llorando sobre ella, ahora aliviado de tal manera que se sentía sin fuerzas.

Six miró como pudo por encima de Runaway Kid, encontrándose con que estaba en lo que antes había sido los aposentos de la Dama, rodeada por todos los niños del navío. Por un segundo estaba confundida sobre lo que había pasado, pero los aguijonazos de dolor que sentía en el interior de su cabeza le hicieron cobrar conciencia de lo sucedido. La habitación de la maleta, ella durmiendo, Runaway Kid apareciendo, luego gritos.

Entonces llegó el hambre.

Sintió un vuelco en el corazón al recordar la dolorosa sensación de hambruna en su estómago y que Runaway Kid estaba presente, escuchando los gruñidos. Intentó inclinar la cabeza para mirar si estaba herido, pero ni siquiera pudo moverse un solo centímetro cuando el dolor la golpeó y se vio obligada a mantenerse inmóvil, además de sentir la mitad superior del cuerpo del chico sobre el suyo que impedían cualquier tipo de movimiento por su parte. Aunque, bueno, él no parecía estar herido.

Maldita sea, estaba demasiado débil, no le hacía gracia sentirse tan vulnerable...

Miró como pudo al chico que lloraba sobre ella, recordando también lo que había hecho para intentar controlarse y no matarle. Runaway Kid tuvo que haberla cargado hasta llegar a los antiguos aposentos de la Dama ¿de verdad la había llevado a cuestas hasta ahí pasando por todas las salas, trampillas y respiraderos...? No podía recordar el recorrido, pero si sabía que era demasiado largo como para hacerlo todo del tirón.

Six tenía que admitirlo, eso era algo sorprendente, ni siquiera podía explicarse cómo es que seguía viva después de todo lo que había pasado. Y Runaway Kid había hecho cuanto había podido para intentar ayudarla.

Pobre muchacho, menudo miedo ha tenido que pasar, ya era la segunda vez que casi era devorado, y aun el muy idiota intentaba ayudarla. Está claro que éste era de los que no aprendían la lección.

Six quiso palparle la espalda a Runaway Kid, intentando darle consuelo, pero ni eso podía hacer, su cuerpo estaba entumecido y se sentía igual que una muñeca ¡y encima le dolía la cabeza a horrores!

Una nebulosa roja tapaba gran parte de su vista, haciéndola ver borroso, y también el terrible dolor de cabeza como si algo estuviera perforándola por dentro, y, para colmo, sentía su cuerpo pringoso; la sangre de su cabeza había bajado también por su cuerpo y tenía toda su ropa manchada y pegándose a su piel.

-Seven...-escuchó la voz de Green, el cual se había acercando con cautela, Seven alzó la cabeza a duras penas y vio que el chico le estaba ofreciendo una nueva toalla.

Seven sorbió y la tomó con los dedos temblorosos, apenas percatándose de que estaba humedecida. Se retiró de encima de Six con lentitud, colocándose bien a su lado sin dejar de mirarla ni de sostener su mano, ella seguía sus movimientos con la mirada y con ello, el corazón de Seven iba sintiéndose cada vez un poco más tranquilo.

-Six, tengo que limpiarte, estás hecha un asco.-susurró Seven mostrándole la toalla a la del chubasquero, como de esa manera pidiéndole permiso para hacer esa labor. Irónico teniendo en cuenta como la había estado antes limpiando como un loco.

-Tú...tampoco estás guapo...¿sabes?-señaló Six con una débil sonrisa torcida mirando como él también estaba manchado de sangre de la cabeza a los pies, hasta la propia Six se sorprendió ¿de verdad se podía sangrar tanto...?

Con una pequeña risa, Seven procedió a pasar la toalla humedad por la cara de Six, con un cuidado y un mimo especiales dedicados por completo a la niña, contrastando con el acto desesperado de antes.

La sangre fue retirada y Seven tuvo que reprimir un estremecimiento al ver que cuando más limpiaba mayor cantidad de piel quedaba a la vista. Tan pálida. Mortalmente pálida.

Seven recordó que todo aquello había ocurrido porque Six había vuelto a padecer uno de sus monstruosos ataques de hambre, y que el haberse provocado la pérdida de su consciencia a base de golpes había evitado que fuera saciado. Aunque estuviera tan débil y herida, no podía fiarse de que esa hambre no pudiera hacer que volviera a moverse para alimentarse de cualquiera de ellos. Ya había visto monstruos antes reanimarse bajo una ira desmedida cuando deberían estar muertos.

Por si acaso, Six debería tener comida al alcance, toda la posible.

-Green...-llamó sin dejar de lado su labor.

-¿Si...?

-Ve con algunos niños a la cocina y traer toda la comida que podáis cargar, cuanto menos cocinada mejor, es mas ¡traerla cruda! Carne, pescado, queso, lo que sea, pero traerla-ordenó está vez empezando a limpiar la zona de la frente de Six, en donde estaba la brecha que se había hecho.

-¿Comida...? Six no parece en condiciones de poder comer nada ahora mismo, y además ¿cruda...?

-Ella necesita comer, Green.-susurró Seven con un tono más amenazador de lo que había pretendido, algo de lo que se dio cuenta cuando vio por el rabillo del ojo como Green había torcido el gesto e incluso retrocedido un paso.-Así que haz el favor de hacerlo...

Green miró a Seven con el ceño fruncido ¿qué era lo que le estaba pasando al amigable de Seven? Pero decidió obedecer, con una indicación con la mano salió de la habitación acompañado por otros cuatro niños rumbo a la cocina.

Seven retiró con mimo el pelo de la frente de Six, y limpió la zona de la herida, retirando con cuidado toda la sangre que había alrededor de ésta. Pero entonces se fijó en algo.

La brecha que Six tenía en la frente... se había hecho más pequeña.

Seven parpadeó confundido, mirando más de cerca por si estaba equivocado, pero no, efectivamente la brecha se había hecho más pequeña, solo entonces Seven pudo fijarse de que también, de golpe, había parado de sangrar.

Vale, esto era raro ¡muy raro! Six había estado todo el camino desde su escondite hasta los aposentos de la Dama sangrando a borbotones, y Seven también podía recordar que cuando intentó hacerla reaccionar al desmayarse la herida de su cabeza era mucho más grande, podía recordar eso perfectamente. Una brecha que le llegaba desde el nacimiento del pelo hasta casi el entrecejo. Seven incluso escuchó el sonido del hueso del cráneo quebrarse ante los reiterados cabezazos contra la pared de hierro.

Pero ahora, la herida de Six era apenas una brecha pequeña, en medio de la frente. Seven no tenía ni idea de curar heridas, pero sí que tenía bastante experiencia en saber cómo se provocaban. Lo había visto muchas veces. Y estaba completamente seguro que una herida como la que tenía Six no tenía ninguna mejoría con el paso de las horas.

Tocó con mucho cuidado alrededor de la herida, sin llegar a tocarla, Six hacía muecas de dolor sin embargo, Seven no era capaz de notar que hubiera nada roto ahí.

-Oye...Runaway Kid...¿qué pasa...?

Seven se crispó ante el sonido de su vocecilla, pero para tranquilizarla negó con la cabeza y le dio una sonrisa.

-Nada, solo pensaba que vas a tener que cambiarte pronto de ropa o vas a estar incómoda durante mucho tiempo.-comentó.-Y también cambiar las sabanas por unas limpias.

-¡Yo me encargo de eso!-se ofreció voluntario un pequeño niño que se encontraba a unos metros de la cama, deseoso de poder hacer algo, y salió corriendo de allí en busca de una muda de ropa y sábanas para su héroe.

Six no le quitó la vista de encima a Runaway Kid, viendo sus ojos enrojecidos y las mejillas encharcadas junto con su cuerpo y ropa manchados con su sangre. Un aspecto deplorable, aunque desde luego, ella estaba mucho peor.

Apretó con cuidado la mano de Runaway Kid, pero supo que apenas se dio cuenta de ello al estar tan concentrado en atender su rostro, de todos modos lo prefería de esa manera, ese apretón era la única manera que ella sabía para agradecer al chico que la hubiera salvado, aunque tal vez habría sido más sensato para su bien y el de los demás que la hubiera dejado morir.

Seguía siendo una amenazada para todos ellos...

-Six.-al escuchar la voz del chico, ella lo miró a los ojos, encontrándose con una sonrisa amable.-Muchas gracias...

-¿Gracias...? ¿Por qué...?

-Por no dejarnos.

/*/*/*/*/*/

Las pantallas de la Torre mostraban algunas imágenes del navío al pequeño hombrecito, las imágenes iban y venían, mostrando el barco desde diferentes ángulos y a Mono esto estaba comenzando a ponerle nervioso.

-¡¿Es que no hay una maldita televisión en ese barco o qué?!-protestó Mono dando un pisotón sobre la madera de la silla enfadado con la situación.

Había conseguido dar con The Maw, la señal por fin había penetrado la protección que brindaba los poderes de la Dama pero ahora venía el siguiente problema y era encontrar una forma de crear un portar que le permitiera llegar dentro del navío.

Mono solo podía viajar entre televisiones, era lo suyo, pero la señal había alcanzado al barco a través de ondas de radio y no de televisión. Igual que la mayoría de los barcos, The Maw contaba con un puente de mando con radio para avisar a los puertos de su desembarco o para comunicarse con otros navíos, Mono había logrado captar la ubicación a través de esto pero, claro, él no podía salir de una radio.

¡Aquello era tan frustrante! ¡Por fin había logrado localizar el sitio en donde estaba Six pero no había una televisión por donde poder colarse para llegar hasta ella!

-¡¿Cómo es posible que un barco que se supone que es un restaurante no tenga al menos una televisión?!

La masa de carne con ojos en las paredes hizo un sonido de regurgitación.

-¡Ya sé que los Huéspedes les preocupaba mas llenar sus malditas barrigas que el ver un programa de televisión! ¡Pero, maldita sea, aun así! ¡Había tripulación! ¡Gente que haría algo más que estar todo el tiempo metido en una sola habitación haciendo lo que fuera que la Dama les mandara hacer, digo yo!

De nuevo, la masa de carne hizo sonidos, y Mono tuvo que mirarla con una ceja arqueada.

-Gracias por ser tan útil-contestó con ironía, al escucharla decir que quizá no emitían buenos programas que los monstruos quisieran ver.

Mono a partir de ahí intentó ignorar a la masa, sin embargo, luego de unos segundos de silencio, ella volvió hacer sonidos, captando de nuevo la atención de su pequeño anfitrión.

-¿Deshacerse de todas las televisiones...?-susurró Mono ante lo que había escuchado.

La masa le había preguntado por la posibilidad de que Six, además de haber matado a los Huéspedes y a los Residentes de The Maw, se hubiera deshecho de todos las televisiones que había en el barco. Tal vez la señal no fuera capaz de alcanzar el navío pero eso la niña no tenía por qué saberlo, no parecía ser realmente consciente del alcance de los poderes que había conseguido, de la misma forma que no estaba siendo consciente de que estos se estaban debilitando. Tal vez luego de lo que había ocurrido en Ciudad Pálida, con el anterior Thin Man saliendo de las televisiones, era más que posible que Six no quisiera arriesgarse que otro monstruo pudiera aparecer de nuevo a través de esos aparatos y decidiera deshacerse de ellos.

Mono no podía verse a sí mismo, pero estaba convencido de que si pudiera, vería como el color se le iba del rostro.

-Oh, no...-susurró al pensar en aquella idea.-¡Esto es un desastre! ¡¿Qué voy hacer ahora?! Si Six de verdad se ha deshecho de todas las televisiones entonces no tengo ninguna manera de poder llegar hasta ella.

Mono se bajó de su silla y comenzó a dar vueltas alrededor de ella, para el entretenimiento de la masa. El muchachito agitaba los brazos al aire, alterado y frustrado por su fracaso, y rajaba contra el mundo por ponerle la zancadilla de esa manera.

-¿Esto es en serio? Luego de tanto trabajo por encontrar el maldito barco ¿ahora resulta que puedo tenerlo localizado pero no llegar hasta él?-bramó frustrado haciendo temblar la estática a su alrededor.

Si la masa tuviera boca, se habría echado a reír por aquella pataleta ¡Si es que su anfitrión era apenas un crío! Y solo por motivo de fastidiarle un poco más, le susurró una posibilidad absurda, aun sabiendo de antemano la rotunda respuesta que iba a recibir.

-¡¿Que me quede esperando a que The Maw se vea obligado a desembarcar?!-exclamó Mono que casi echaba fuego por la boca.-¡¿Pero sabes cuánto tiempo puede llevar eso?! La última vez que revisé, The Maw recibió a sus últimos clientes hace varios meses ¡lleva desde entonces en alta mar! ¡¿Cuánto más pueden tardar en necesitar ir a tierra?! ¿Otros tantos meses...?¡No puedo esperar tanto tiempo! ¡Y menos cuando sé que Six puede estar en peligro!

La masa hizo un ruido que de alguna manera parecía ser una desagradable carcajada y, sintiendo que había puesto suficientemente nervioso al chico, le habló de una segunda posibilidad, que sabía que le interesaría.

-¿Eh...? ¿Televisiones rotas...?

Mono parpadeó en compresión a lo que la masa estaba refiriéndose ¡tenía sentido! ¡Televisiones rotas!

Six no se desharía de aquello que no supusiera una amenaza, aunque las televisiones fueran un portal para Thin Man ¿qué posibilidad había de que ella llegase a pensar que se pudieran usar aun cuando estaban rotas o desenchufadas? Six no tenía por qué saber que las televisiones podían servir de portales incluso aunque estuvieran rotas, lo único que hacía falta era que la pantalla estuviera intacta y tener el captador de señales.

Dispuesto a intentarlo, Mono alzó la mano hacia las pantallas e hizo viajar la señal por The Maw una vez más, esta vez buscando los circuitos de televisión que pudieran servir para captar la señal.

No importaba que no tuvieran electricidad o que estuvieran rotas como para no volver a encenderse, mientras conservaran la pantalla y el captador de señales, sería suficiente para que sirviera de portal. Él mismo consiguió hacer eso para acabar en el Bosque del Cazador, saliendo de una televisión desenchufada en medio de la nada.

Manejó la señal por todo el barco una vez más, esta vez con un objetivo más claro. Apenas le tomo unos pocos minutos cuando delante de él la pantalla se encendió para dar lugar a una sala en el interior de The Maw.

Mono no podía ver bien qué sala era, estaba oscuro pero parecía que estaba cerca del agua ¿alguna televisión apilada en cubierta...? Bueno, realmente no le importaba donde estuviera colocada mientras le sirviera para llegar al barco.

-Deséame suerte, voy a ir a buscar a Six.-susurró Mono posando sus manos sobre la pantalla y comenzando a empujarla.-Es hora de que ella vuelva a casa.

Ésta empezó a brillar ante los poderes del niño, mostrando una niebla blanca brillante en ella, hasta que finalmente Mono pudo atravesarla. Viajó a través de la estática, viendo, ya acostumbrado, la presencia de la masa de carne con ojos durante ese trayecto ¡desde luego esa cosa estaba hasta en los portales!

Fue entonces en que salió disparado de la pantalla, como si hubiera sido escupido, y lo siguiente que sintió fue estar en medio del agua. O eso parecía, pero era una sensación como...¿viscosa?

Cuando abrió los ojos y se encontró con que todo estaba negro, su primera reacción fue taparse la boca para evitar sacar el aire que tenía en los pulmones ¿qué hacia una televisión sumergida...? entonces, pudo notar una cosa, el agua estaba oscurecida, sucia, tan sucia que casi no podía ver nada de lo que tenía delante. Algo que realmente no sería extraño de no ser por la sensación de desagradable viscosidad que se le estaba pegando al cuerpo.

Mono nadó hacia la superficie como pudo hasta que logró sacar la cabeza del agua pero con la primera bocanada de aire le llegó un tremendo hedor que le hizo vomitar inmediatamente ¡Joder! ¡¿Qué era ese olor?!

Mono vomitó de golpe, mientras intentaba nadar hacia donde podía ver una salida a la siguiente habitación, el olor a putrefacción había calado hondo en sus pulmones y en su estómago que no pudo evitar devolver su contenido ¡en serio que asco! Logró salir de aquellas aguas negras subiéndose al marco metálico que daba a la siguiente habitación, y miró hacia atrás, sintiendo una arcada que le hacía saber que volvería a vomitar si continuaba aspirando aquel hedor.

Sin embargo, ya adivinó de qué se trataba, era un hedor conocido.

-Aquí hay un cadáver.-susurró para sí mismo mirando hacia el agua por donde había estado hace unos segundos.-Agua estancada en un mismo sitio en donde se está pudriendo un cadáver desde hace vete tú a saber cuánto ¡joder! había olvidado lo asqueroso que podía ser esto.

Mono había vivido rodeado de putrefacción toda su vida, allá donde había ido siempre había algo pudriéndose en cualquier lado, su nariz estaba tan habituada a ese hedor que apenas lo notaba, solo lo suficiente como para saber que había un posible monstruo por ahí, pero no como para retorcerle las tripas como lo había sentido ahora mismo.

Pero ahora, que había estado aislado dentro de la Torre durante varios meses, alejado de todos los horrores del mundo junto con sus pestilentes olores, la nariz de Mono había perdido la costumbre de captar constantemente la putrefacción, y menos aun cuando estaba potenciado en un entorno acuoso; por lo que en esos momentos ese olor estaba penetrando en su olfato de manera tan agresiva que le provocaba directamente el vómito.

Desde luego, Mono no había echado de menos esa clase de olores.

-Seas quién seas, estoy seguro que lo tenías bien merecido.-susurró Mono mirando a las aguas negras mientras se pasaba el dorso de la mano por la boca, el olor y nivel de oscuridad que había en estas aguas era procedente de un cuerpo grande, sin duda el de un monstruo.

Mono miró la siguiente sala y sus piró, hacía tiempo que no lo hacía pero le tocaba volver a poner en práctica sus habilidades de escalada, salto y nado. Valía la pena el esfuerzo. Su compañera estaba aquí, en alguna parte, e iba a dar con ella.

-Ya estoy aquí, Six.-susurró antes de ponerse en marcha.

/*/*/*/*/*/

Las horas fueron pasando desde el incidente, no demasiadas, pero, para sorpresa de todos, Six parecía estar recuperándose por momentos.

La niña seguía acostada en la enorme cama, ya con sábanas limpias, pero ya era capaz de mantenerse incorporada y alimentarse por su propia mano sin ayuda. Los niños iban y venían constantemente trayendo cosas y llevándose otras para mantener a su héroe lo más cómoda posible, pero el que no se movía de su lado era Seven, que se había pasado casi todo ese tiempo observándola.

Ya dejando atrás el susto de creer que la niña había muerto, Seven había pasado a la fascinación e incredulidad de la velocidad a la que Six parecía estar recuperándose. Un proceso para nada normal, ni mucho menos natural. La brecha que tenía en la frente se había hecho más pequeña que antes, y la piel rasgada parecía no correr ya ningún riesgo de volver abrirse ni sangrar otra vez, pero las consecuencias de los cabezazos se habían hecho notar.

La pobre Six tenía toda la cabeza amoratada por la hemorragia que no había salido de la brecha e iba extendiéndose por toda la cara, llegando al cuello y siguiendo el recorrido más abajo que ya Seven no podía ver, también sus ojos habían sido afectados por esta hemorragia, pues su esclerótica se había vuelto roja como el mismo líquido vital, dándole un aspecto aterrador. De no ser por su expresión exhausta, Seven temería que estuviera enfadada como un demonio.

La comida había contribuido a que Six recuperara gran parte del color de su piel, aunque no se pudiera apreciar demasiado por su rostro amoratado, y parecía que estaba reponiendo sus fuerzas adecuadamente. Con la ayuda de varios niños, la niña fue despojada de su ropa ensangrentada, incluyendo de su chubasquero amarillo, y entre todos lavaron cualquier rastro de sangre que pudiera encontrarse en su piel.

Six ahora estaba limpia y fresca, llevando una camiseta de tirantes gris tan largo que casi le servía de vestido, y unos pantalones cortos pero anchos que apenas lograban cubrirle los muslos. Era incluso menos abrigado que la ropa que llevaba debajo de su chubasquero, pero esta había quedado totalmente arruinada por la sangre. Ya era vieja y despeluchada de antes, y había pasado por toda clase de terrenos húmedos y asquerosos hasta que llegó a The Maw quizá, ahora que estaba estropeada con la sangre tal vez era momento de hacerla pasar a mejor vida, aunque una parte de Six se negaba a ello. Estaba manchada si, la sangre no podría quitarse de la prenda ¡pero eso como muchas otras manchas asquerosas que ya tenía! Por lo que pidió que intentaran limpiarla, y que aunque quedase con la marca de la sangre que la guardaran de todas maneras.

No estaban como para andar desperdiciando ropa, aunque estuviera con marcas de manchas imborrables. Pero lo que si estaba fuera de discusión es que quería su chubasquero de vuelta lo antes posible, el material impermeable con el que estaba hecho lo hacía más fácil de limpiar y podría estar en óptimas y mejores condiciones que el resto de su ropa.

-¿Cómo te encuentras...?-preguntó Seven mirando como ella comía lentamente un pedazo de queso con pan.

-Me duele la cabeza...y la boca...-se quejó ella al sentir aguijonazos de dolor con cada movimiento que hacía.

-Ya, aunque por lo demás, parece que estás mejorando muy rápido.-señaló Seven llevando su mano al flequillo de Six para poder mirar su frente, comprobando el estado de la brecha.-Mmmh, está mejor que la última vez que miré...

Six se fijó en la mirada de sospecha que el chico le dirigía a su herida, adivinando qué es lo que estaba pasando por la mente del chico.

-Sí, lo sé, no es normal que me esté curando tan rápido. Yo también me he dado cuenta de eso-comentó tocándose la mandíbula ante el dolor que sentía al moverla. Runaway Kid la miró con atención, un poco tenso al sentir que le había pillado con las manos en la masa.-En condiciones normales, yo habría muerto. Pero no lo hice. Hasta yo sé que no debería de estar aquí, vivita y coleando.

-¡No digas eso!-exclamó Seven sintiendo que se le ponía los pelos de punta ante las palabras de la niña-Si, es raro ¡muy raro! Pero sea lo que sea que haya pasado ¡me alegro de que haya sucedido! Eso es lo que te ha salvado, lo que te ha permitido seguir con nosotros. En eso es en lo que deberíamos cencentrarnos.

-No seas tan dramático ¿vale...?-regañó aguantándose las ganas de arquear una ceja.-Mis poderes son los que me han mantenido con vida, eso es todo.

-¿Tus...tus poderes?

-Sí, yo tampoco sabía que podían hacer esto-confesó mirando la palma de su mano.-Cuanto me enfrenté a la Dama sus poderes no parecían que pudieran curarla del daño que le hacía con el espejo, aunque es cierto que tampoco le di tiempo para recuperarse.

Mantuvo por unos minutos la mirada sobre su palma, perdiéndose en sus pensamientos. Sus poderes fueron alguna vez los de la Dama, pero ella todavía desconocía muchas de las cosas que estos eran capaces de hacer. Sabía que podía absorber la energía vital de otros seres vivos, sabía que podía convertir a niños en gnomos y también podía revertir estas transformaciones, pero eso es todo cuanto tuvo tiempo de probar. Desde que se hizo con el barco no hubo más enemigos a los que enfrentarse, no tuvo realmente necesidad de volver hacer uso de sus poderes, por lo que era bastante ignorante el alcance de estos. Siempre pensó que cuando abandonara The Maw le iba a tocar hacer uso de ellos con bastante regularidad, pero nunca pensó que parte de su naturaleza era el poder curar al usuario de heridas.

Bueno, ahora lo sabía, suponía que eso era una buena noticia. Eso significaba que aunque la hirieran se recuperaría mucho más rápido de lo que lo haría un humano, aunque no debía confiarse con eso, podía morir igual de fácil si no tenía cuidado.

Entonces sintió una mano tomar la suya, y al ver que se trataba de Runaway Kid lentamente la bajo a su regazo, manteniendo sus ojos fijos en los de él, sabiendo lo que iba a pasar a continuación.

-Sabes que debemos hablar sobre lo ocurrido ¿verdad?-preguntó y cuando Six iba a decir algo, se apresuró añadir.-Y no me des la misma excusa que le has dado a los demás, porque yo he estado ahí y he visto lo que te ha pasado.

La explicación que se le dio a los niños fue que Six había descendido hasta las entrañas más profundas de The Maw, a las zonas que hasta ese momento todos habían evitado ir, para poder empezar a planificar la siguiente limpieza masiva para habilitar nuevas zonas. Pero había tenido un accidente cuando una de las estructuras por donde había estado escalando cedió a su peso; la madera, podrida por la exposición constante a la humedad y el paso del tiempo, se había roto y Six había caído desde lo alto y con una viga de madera cayéndole directamente en la frente. Por suerte, Seven había estado buscándola en ese momento y se la encontró en el suelo inconsciente y malherida.

Nadie había cuestionado la veracidad de esa historia, es posible que Six hubiera conseguido los poderes de la Dama pero fuera de eso ella seguía moviéndose como cualquier otra niña. Pasos menudos, saltos de un sitio a otro, atajar por los respiraderos, carreras a una velocidad común en alguien de su edad, todos asumían que sus poderes no incluían el de volar o el de amortiguar caídas, por lo que un accidente de ese calibre era más que posible, especialmente cuando algunas partes de la estructura de The Maw estaban en tan malas condiciones.

-Desde que nos hicimos con The Maw no habías vuelto a tener esos ataques de hambre ¿Por qué ahora vuelves a tenerlos?-preguntó Seven sin el más mínimo rodeo, no quería sonar brusco con ella, pero la imprudencia de no haberle contado algo así pudo haberle costado la vida a Six, y él había pasado el mayor horror de su vida al pensar que se le había ido.

Six, viendo que no podía escaparse de esa conversación al estar postrada en aquella cama y permanentemente vigilada decidió que, al menos, debía ser honesta con Runaway Kid, se lo debía. Miró hacia los lados, vigilado que los niños no estuvieran demasiado cerca como para escuchar su conversación.

-No lo sé...

-¿Cómo que no lo sabes?

-Pues eso, que no lo sé.-negó ella con la cabeza para luego dar otro mordisco a su trozo de pan.-No sé porqué ha vuelto, cuando vencí a la Dama, esta maldición desapareció. No volví a sentir hambre desde entonces pero, por algún motivo que no consigo entender, apareció de repente luego de la conversación que tuvimos aquella noche.

Seven abrió grande los ojos

-¿Te volvió a dar hambre justo cuando yo me fui?-Six asintió con la cabeza y Seven solo pudo sentir que la estaba empezando a bullir la sangre de indignación.-¿Es por eso que estuviste esquiva desde esa noche? ¡Six, joder ¿por qué no me lo contaste?! ¡¿Por qué tuviste que pasar por esto tú sola?!

-¿Y qué crees que habrías podido hacer para marcar la diferencia, Runaway Kid?-cuestionó ella clavando sus ojos, ahora inyectados en sangre sobre el chico.

-¡No lo sé! Pero seguro que algo mejor que el que estuvieras sufriendo sola ¡podría haberte facilitado el conseguir comida sin que tú tuvieras que estar moviéndote o escondiéndote de todos nosotros! ¡Podría...!

-No habrías podido hacer nada, y eso te lo puedo garantizar-le cortó ella lanzándole una mirada sería alzando la mano para pedirle que se detuviera.-He padecido de este hambre desde antes de llegar a The Maw, Runaway Kid, conozco muy bien cómo va y las consecuencias que conlleva. No es el mismo tipo de hambre que puedas sentir tú cuando llevas semanas sin probar bocado, es un hambre monstruosa, una como la que experimentaban los Huéspedes. Un hambre que nunca está saciada, da igual que comas cantidades enormes de comida, nunca es suficiente y siempre aparece cada vez más rápido; un hambre que te va haciendo perder la cabeza hasta llegar al punto en que no eres capaz de diferenciar lo que es comida de lo que es un niño.

Seven se estremeció ante esa declaración, eso lo sabía bien, había visto a Six convertirse en algo totalmente distinto cuando el hambre la había dominado, las dos veces en las que pudo morir en sus manos ella pudo controlarse a sí misma. Pero la primera vez, bastó con redirigir su atención a la salchicha que le había ofrecido, en esta fue necesario que Six se noqueara a sí misma para evitar cometer una locura. Mucho peor de lo que había sido antes.

-Six...¿eso significa...que te estás convirtiendo en una Huésped?-preguntó con cierto temor, al pensar en esa horrible posibilidad.

Six guardó silencio por unos segundos pero finalmente negó con la cabeza.

-No, al menos, no creo que se trate de eso.-susurró al recordar a su propia sombra, que siempre hacía acto de presencia en el momento en que estaba alimentándose.

-Pero, entonces ¿qué es lo que te está pasando...? ¿Por qué tienes este hambre tan...así?

Six dejó escapar una amarga carcajada que le hizo resentir la mandíbula, pero ignorándolo, miró a Runaway Kid, mirándolo con la expresión más cansada y abatida posible.

-¿Te acuerdas que te dije que mi compañero me abandonó?

Seven, sorprendido porque ella sacara el tema en ese momento, asintió con cuidado sin decir nada.

-Estábamos huyendo de un monstruo, uno que mi compañero había liberado de una televisión, nos metimos en una habitación para escondernos. Yo lo hice debajo de una mesa y él debajo de una cama-miró fijamente hacia un punto fijo de la habitación, sintiendo que su humor se amargaba al recordar ese maldito momento.-El monstruo me encontró a mí, intenté huir pero me tropecé. Le pedí a Mono que me ayudara, siempre nos habíamos ayudado en todo momento ¡todo el tiempo! pero él se quedó bajo la cama, temblando, y se quedó mirando como aquel monstruo me secuestraba. No sé qué hizo en ese momento ¡pero algo hizo! porque desde entonces, este hambre me ha estado acompañando cada maldito segundo de mi vida.

Seven se mantuvo escuchando totalmente en silencio, la historia no tenía realmente nada de increíble, él mismo podía contar cosas similares y cualquiera de los otros niños podría contar otras tantas. Ser perseguidos y capturados por monstruos era algo que todo el mundo había visto suceder con los compañeros con los que viajaban o desde la distancia.

Pero Six parecía ser de esas pocas excepciones que había sobrevivido al agarre de un monstruo y, con ello, se había quedado la espina de la traición de su compañero, pero Seven era capaz de empatizar tanto con ella como con el tal Mono. En una situación así, siendo acosados por un monstruo que quiere matarlos, el que no puede esconderse bien o el que es atrapado siempre hay que dejarlo atrás. Era cuestión de supervivencia, ayudar a un compañero ya capturado suponía poner en riesgo la supervivencia de uno mismo, por eso entendía el acto de Mono de no salir ayudarla.

Por otro lado, también entendía el resentimiento de Six, ella no parecía haber tenido más compañeros aparte de Mono, tal vez había estado sola todo el tiempo antes de conocer a Mono y por ello era ignorante al modo de actuar en un grupo. Pensaría que siendo dos estarían ambos protegidos y se ayudarían mutuamente, en las buenas y en las malas, y al ver que Mono no salía ayudarla cuando era secuestrada, Six se quebró por dentro.

Seven ahora entendía su reticencia abrirse a los demás o de negarse en rotundo en usar su poder para ayudar a los que no lo tienen. Six había sido traicionada por su compañero y eso se le había quedado como precedente para no volver a tomarse la molestia de ser camarada de nadie más, y de abandonar al grupo tan pronto como sea posible.

Pobre niña...

Mono debía ser alguien a quién ella debió de haber querido mucho como para que ahora le tuviera tanto odio, la traición a su grito de ayuda había tornado su afecto por él a una amargura y resentimiento que la estaban pudriendo por dentro, y esto afectaba a sus relaciones con los demás.

Six tenía el corazón roto y ahora Seven lo veía muy claro.

-Six, me dijiste que Mono estaba muerto ¿cómo lo sabes...?-se atrevió a preguntar.

Ella lo miró por el rabillo del ojo y con una sonrisa dijo.

-Porque yo lo maté.

Seven achicó sus ojos ligeramente ante la respuesta, sin embargo, se fijó más en que las comisuras de los labios de la niña temblaban ligeramente.

-Solté su mano, dejé de agarrarla igual que él no agarró la mía cuando lo necesité.-los hombros comenzaron a temblar, y los incisivos se clavaron en el labio inferior.-Le dejé caer...desde lo más alto...-su voz empezó a entrecortarse y sus ojos comenzó a llenarse de agua.-Sus ojos...no se apartaron de mi...estaba tan...sorprendido...-las lágrimas cayeron por sus mejillas como dos ríos, enormes lagrimas fluían fuera-Yo le maté...le maté...maté a ese monstruo...-insistió cuando pequeños hipos empezaron a escaparse de su garganta, y entonces, Seven se acercó a ella, posando su mano sobre la de ella para agarrarla y la otra en la cabeza para acariciarla con suavidad.-Yo maté...a Mono...

Six se derrumbó escondiendo su rostro sobre el hombro de Runaway Kid.

Aquel momento rondaba su mente, era algo que aunque lo rechazase siempre tenía presente, el recuerdo de Mono era lo que la mantenía firme en que debía mantener la distancia con otros. No podía permitirse comprometer su supervivencia por ayudar con la de alguien más, no cuando cabía la posibilidad de ser dejada atrás y que sus esfuerzos fueran en vano.

Pero decir en voz alta que lo había matado la afectó para de lo que había pensado que le afectaría.

Mono había sido su amigo, su compañero, y él la abandonó cuando más le necesitaba, como tantas veces que había hecho.

Siempre dejándola atrás, siempre comprometiéndola, y por último lo de Thin Man.

Haber continuado con él habría acabado llevándola a la muerte tarde o temprano, porque Mono no le habría permitido irse por su cuenta. El muy estúpido siempre tuvo la idea equivocada de que no podría estar a salvo sin él ¡Ja! ha estado más veces en riesgo cuando le acompañaba que cuando estaba sola.

Soltar su mano había sido lo mejor para sí misma.

Mono estaba muerto, y con él, el riesgo que representaba había desaparecido.

Entonces...¿por qué sentía que el pecho que le contraía solo con pensar que ella lo había matado?

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-Éste sitio es enorme...-comentó Mono mirando hacía todos lados viendo el siguiente enorme pasillo al que había llegado.

Ya había perdido la cuenta de por cuantas salas había pasado, cuantos pasillos había recorrido y por cuantos respiraderos había atravesado, parecía que aquel barco no dejase de tener lugares a los que llegar. Caminó y caminó sin cesar pensando que en algún momento tendría que llegar a su destino.

En un sitio tan grande, Six podría estar en cualquier parte y Mono sentía demasiado ansioso por encontrarla cuanto antes, no quería perder tiempo buscando sala por sala, así que se arriesgó a probar una cosa: los poderes de Six repelían la señal de la Torre, entonces quizá él podía hacer uso de los suyos, cubrir lo que pudiera del interior del barco y dirigirse hacia donde notaba que su poder no podía llegar.

¡Eureka! ¡Funcionó!

Se sintió muy optimista cuando encontró un camino por el que dirigirse y que le llevara directamente a Six pero ¡desde luego el recorrido no estaba siendo un paseo! No había parado de subir y subir, y de llegar hasta los sitios más espeluznantes y remotos del maldito navío ¿qué tan absurdamente grande era este sitio como para tener tanto espacio? Mono al menos se alegró de haber llegado ya las salas que parecían ser más acogedoras. No mucho mas, pero eran mejores que las otras.

Había dejado atrás todas aquellas salas que parecía estar totalmente abandonadas, en donde todavía habían cadáveres de monstruos descomponiéndose, o sitios que había una cantidad extraña de trastos apilados, ¡o sitios que estaban totalmente inundados! Y ahora se encontraba en una zona que, si bien tenía desperfectos, era mucho más acogedor de lo que había estado dejando atrás. Más limpio, sin cadáveres por ningún lado, dibujos colgados por las paredes, juguetes tirados por todos lados, hasta por alguna razón que no entendió se topó con una enorme rata que dormía exhausta en un rincón y llevaba una silla de montar en su lomo ¡qué cosa más rara!

-No me puedo creer que haya aparecido en la otra punta del barco ¡así no hay manera!-protestó él aguantándose las ganas de dar un pisotón en el suelo.-¿Por qué la Dama querría que este sitio fuera tan...!

Entonces un sonido llegó a sus oídos y Mono paró en seco.

Risas.

Estaba escuchando risas.

Se quedó quieto unos segundos, extrañado de escuchar a alguien reír. No era una risa que proviniera de un monstruo, sino una aguda, casi chillona, infantil.

-¿Un...niño?-susurró con duda, sin embargo, al seguir escuchando el sonido rectificó.-No, no es solo un niño, son...¿más de uno?

Entonces la puerta que se encontraba a unos metros frente a él se abrió de repente haciéndole sobresaltar, y de repente, tres niños salieron corriendo de ahí entre risas.

Mono parpadeó sorprendido, eran niños que eran más jóvenes que él, salvo uno que quizá era de su edad. Estaban corriendo y persiguiéndose entre ellos sosteniendo lo que parecían ser cubos de madera, un avión de papel y un tirachinas, llevaban ropa desgastada y rota por algunas pero no parecían estar heridos ni ser prisioneros ¿es que vivían en The Maw? ¿Por qué había niños correteando tan felices por un barco que se dedica a ofrecer niños como picoteo de lujo?

Mono se quedó un rato mirándolos desde la distancia, desconcertado por su presencia pero al mismo tiempo curioso por ellos, sin contar a Six, hacía bastante tiempo que no veía a otros infantes ¡y menos el escucharlos reír! Era un acontecimiento extraño y refrescante.

Pero apenas pasaron unos minutos más cuando notó que uno de los pequeños se había dado cuenta de que estaba ahí y clavó sus enormes ojos en él, deteniendo su juego con sus compañeros. Mono se puso rígido al sentirse observado.

-Esto...chicos...-le escuchó susurrar al pequeño dirigiéndose a sus amigos pero sin apartar la mirada de él. Los otros dos se detuvieron en seguida y siguieron la mirada del niño hasta dar con él.

Ahora tres pares de ojos estaban observándole, y eso le hizo sentir cierto temblor.

-Uh, esto no es para nada igual que los ojos de la masa...-musitó para sí mismo sintiendo una gota de sudor cayéndole por un lado de la cara.

-¿Le conocéis de algo...?-escuchó que el mayor preguntaba a los pequeños pero ambos negaron con la cabeza.

-Va vestido muy raro...

-¿De dónde ha salido...?

Mono se sintió dudoso sobre qué hacer a continuación ¿debería presentarse? ¿Saludar? No lo tenía claro, nunca tuvo que presentarse formalmente, ni siquiera cuando conoció a Six se presentó de primera mano, y cuando al fin lo hizo fue solo para intercambiar sus nombres.

Pero ¿tal vez saludar era lo mínimo que debería hacer?

Mono dio un paso hacia delante abriendo la boca para intentar decir un simple "hola" pero las palabras se habían quedado atrancadas en su garganta y los niños, al sentir que se acercaba, se pusieron tensos. El mayor se colocó delante de los pequeños para protegerlos por si era necesario, pero pocos segundos bastaron para que retrocedieran unos pasos antes de salir corriendo los tres por donde habían venido, dejando los juguetes que trajeron con ellos atrás.

Mono se quedó quieto en el sitio, suspirando con pesar pero entendiendo el motivo por el que han huido. Él, un niño desconocido vestido con traje y sombrero, había aparecido de la nada, literalmente, dentro de un barco que llevaba meses en alta mar, era normal que hubieran salido escopeteados de ahí.

Aunque debía admitir que, pese a ser algo que él mismo habría hecho, le dolió un poco que no le hubieran dejado siquiera saludar.

Pero era un hecho que Mono no parecía caer bien nunca a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera...realmente nunca lograba gustarle a los demás. Six había sido la única niña que había permanecido con él desde el primer momento, hasta que, bueno, dejó de estarlo.

-Pero eso está por cambiar.-se sacudió la cabeza, alejando todo mal pensamiento de su mente.

Siguió adelante, yendo por el mismo camino por donde se habían ido esos tres, no sabía hacía dónde se habían ido, pero era el mismo sitio donde él debía llegar, al menos eso le indicaban sus poderes. Cruzó la puerta que se había quedado entre abierta y le pareció escuchar muchos sonidos de pasos alejándose corriendo de donde estaba y una puerta cerrarse de golpe.

Eso sonaba a más de tres niños.

-¿Es que el barco está lleno de niños o qué?-se cuestionó sorprendido de saber este hecho, sin embargo, cierto regocijo se instaló en su pecho al pensar que Six quizás no había estado tan sola como había creído.

Se alegraba por ello.

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-¿Seguro que quieres ponértelo?-preguntó Seven mientras ayudaba a Six a colocarse de nuevo su chubasquero amarillo.

-Sí, abriga bastante y yo ya empiezo a tener bastante frío.-indicó ella mientras pasaba un brazo por una de las mangas.

-Creo que tal vez deberías esperar a que se seque un poco mas.-comentó él con el ceño un poco fruncido.-Puedes resfriarte si está húmedo por dentro.

-Cuando encontré este chubasquero, estaba caminando bajo una lluvia torrencial y me calé hasta los huesos ¿crees que el estar empapada me impidió ponérmelo?-sonrió de manera torcida, lo que podía sin que le doliera la mandíbula, mientras Runaway Kid le ponía el otro brazo en la manga que quedaba.

Seven dejó escapar un suspiro de resignación.

-No, supongo que no.-y mirándola comentó.-Mucho tiene que gustarte ese chubasquero como para querer ponértelo tan rápido.

Six se encogió de hombros quitándole importancia, negándose a responder a eso. Ya iba conociendo a Runaway Kid, y lanzar ese tipo de comentarios era su forma de intentar sonsacarle información, y ya había cometido el error de derrumbarse delante de él por pensar en Mono, no le apetecía hacerlo una segunda vez con el recuerdo de Raincoat Girl.

Aquella niña llevaba puesto el mismo chubasquero amarillo brillante que ahora tenía ella, Six sabía que su chubasquero no era el de Raincoat Girl, sin embargo, tener uno que se le pareciera tanto hacia a Six sentirse un poquito más cerca de aquella niña a la que no pudo salvar. De alguna manera sentía que si llevaba el chubasquero puesto, Raincoat Girl estaría acompañándola en cada uno de sus pasos ¿quién sabe? Quizá si no hubiera muerto estaría ahora mismo ahí con ella, o tal vez no, no podría saberlo.

-Es cómodo y práctico, y esta ropa no abriga demasiado.-contestó sin más Six ante la insistente mirada de Runaway Kid.

Una vez más, Seven suspiró, de nuevo Six siendo esquiva con él, descargar sobre él sus caóticos sentimientos por su anterior compañero parecía haberla aliviado pero tampoco había hecho lo suficiente para poder seguir indagando más. De todos modos, Seven estaba satisfecho con lo que había conseguido: Six le había contado algo realmente importante e íntimo para ella, desde luego, era un paso enorme.

-Déjame ver.-dijo él acercándose a Six y levantándole el flequillo, mirando su frente comprobando que la brecha había desaparecido y que ahora solo quedaba una pálida y pequeña cicatriz en medio de la frente.-Ya sé que esto es por tus poderes pero me deja muy inquieto que se cure tan rápido, ya apenas se te nota, aunque no veo que el color de tu cara se vaya.

-Supongo que esto solo es cuestión de esperar.-musitó ella pasando su mano por su cara, sintiendo todavía dolor en su mandíbula. Herida ya no había pero la sangre que se había quedado estancada dentro de si iba a tener que drenarse por su cuenta, y eso podría llevar tiempo. Pero al menos ya estaba completamente fuera de peligro.

-La verdad es que de no ser porque tu hambre es tan peligrosa, me encantaría poder estar en tu lugar.-admitió Seven alcanzándole a Six un buen trozo de queso que ella, complacida, lo tomó y se lo llevó a la boca.-El poder curar heridas tan graves en apenas unas horas sin tener que hacer nada es toda una ventaja, de no haberlos tenido tú...

Six lo miró mientras masticaba, no entendía bien porque a Runaway Kid le costaba tanto pronunciar de sus propios labios la posibilidad de que ella podría haber muerto. Él ya había visto morir a niños antes pero, por alguna razón, pensar que ella podría estar muerta en esos momentos de no haber sido por sus poderes era algo que le ponía nervioso en exceso. De hecho, en el momento en que ella despertó estaba llorando con fuerza como si el que se hubiera estado muriendo fuera él, y luego, cuando se dio cuenta de que estaba viva, siguió llorando aferrado a ella.

No entendía qué le pasaba a este chico como para sentir ese excesivo apego por ella, no recordaba haber hecho nada para como que le diera tantas atenciones, de hecho, al contrario, estuvo a punto de matarlo dos veces. Pero ahí estaba él, a su lado, e incluso había conseguido que ella bajara sus defensas tan de repente como para derrumbarse en su hombro.

Aunque eso prefería atribuirlo al dolor de su cuerpo, sí, eso tenía que haber sido.

-La perseverancia es algo nato en los que hemos sobrevivido, Runaway Kid.-habló mientras limpiaba los restos de queso que se le habían quedado alrededor de su boca.-El tener la capacidad de superar los obstáculos y hacer lo que sea necesario para salir adelante es algo que debe hacer cualquiera que quiere sobrevivir. Pude perseverar porque luché en su momento contra la Dama y me hice con sus poderes y con su propio reino, y en recompensa, ahora puedo seguir adelante siendo más resistente que cualquier otro humano.

-Supongo que tiene sentido lo que dices, pero esperemos que no necesites resistirte a nada más al menos durante un tiempo.-rió un poco mientras le acariciaba el pelo.-Primero debemos averiguar si hay alguna manera de hacer desaparecer esa hambre que tanto te atormenta, luego podemos pensar qué hacer después.

Arqueando una ceja, Six se quedó mirando largamente la chico, que continuaba dando caricias a su pelo, y sin poder contener su curiosidad quiso hacer su pregunta.

-Oye, Runaway Kid...

-Es Seven ¿cuándo vas a animarte a decirlo?-gimió con pesar, pero fue vilmente ignorado.

-Me gustaría saber qué es lo te pasa conmigo.

-¿Eh...? ¿A qué te refieres?

-Tienes que admitirme que tu comportamiento hacia mí es raro ¡muy raro!-le señaló con el dedo.-Eres el único en este barco que ha querido acercarse a mi más de lo necesario, y lo peor es que cuanto más te rechazaba más cabezota te ponías, y aunque algunos encuentren gracioso ver cómo te echo cada vez que te pones pesado, no es una actitud normal.

-¿Por qué te parece tan raro que quiera hacerme tu amigo?

-Porque es extraño que te impliques conmigo incluso cuando ya te dije que yo no quería que fueras mi amigo, mucho menos cuando no tienes ni un solo motivo para querer serlo.

-Six, nos salvaste a todos, me salvaste a mí de ser un gnomo o de haber muerto a mano de los monstruos. Me siento muy agradecido y...

-Te salvé a ti...-le cortó ella haciendo un gesto con la mano.-...igual que salvé a todos los demás niños, pero de todos, solo tú estás empeñado en involucrarte conmigo, sin importar lo que yo te diga. No te bastó que fuera cordial contigo como los demás, y eso es algo que no entiendo precisamente viniendo de ti. Estuve a punto de comerte dos veces, te amenacé con tirarte por la borda, usé mis poderes en tu contra, sabes que a la primera oportunidad me iré de aquí y os abandonaré a todos, sabes que yo no estoy dispuesta a morir por nadie, como tampoco estoy dispuesta a cuidar de nadie. Mis buenas acciones dadas en un momento no es que compensen mucho el cómo os trato a todos en el día a día y lo que planeo hacer cuando lleguemos a tierra. Y, sin embargo, te sigues acercando, intentas averiguar sobre mí, te preocupa que me marche ¡incluso te pusiste a llorar como un histérico cuando estaba a punto de morir! No es normal este comportamiento, Runaway Kid. Entendería que te sintieras en deuda conmigo por salvar tu vida, pero tu comportamiento es excesivo, ni siquiera te estás dando cuenta de que no quieres soltarme la mano y no paras de tocar mi cabeza.

Seven, al darse cuenta de que tenía razón, se apartó de un salto hacia atrás ¡ni siquiera se había dado cuenta de ello! Pero las palabras de Six calaron dentro de él.

¿Por qué le importaba tanto la niña del chubasquero amarillo?

Pensó en la primera vez que la vio, a través del Ojo Cámara que estaba en la Guarida, en donde ella estaba pasando por la sala llena de zapatos. Le llamó la atención pero se olvidó enseguida de ella para continuar con su travesía. Luego cuando ambos fueron capturados por el Conserje y encerrados en jaulas, de nuevo, la vio y la reconoció por su brillante chubasquero pero no tuvo tiempo de poder decirle nada cuando fue llevado a la sala siguiente para ser empaquetado.

En esos dos momentos no es que la niña del chubasquero amarillo ocupara demasiado su mente, tenía otras preocupaciones.

Pero quizá fue en aquel momento, cuando era un gnomo y se topó con ella en aquella habitación. Solo quería ayudarla cuando vio que estaba retorciéndose de dolor por su hambre, pero en cuanto fue acorralado y vio sus ojos...algo dentro de él se removió.

Ver sus ojos, con todo el sufrimiento que cargaban, Seven solo sintió el impulso de aliviarla, como fuera ¡Sentía que haría lo que fuera por borrar aquella expresión de sus ojos!

Sabía que Six era poderosa, pero de todas formas él necesitaba protegerla.

Sabía que Six tenía miedo, y quería abrazarla y decirle que él estaba ahí.

Sabía que Six no le quería cerca, pero de todos modos lo hacía, porque sentía que ella le necesitaba y que estaba en todo su derecho hacerlo aunque ella le dijera mil veces que se largara.

No sabía de qué otra manera explicarlo, pero solo podía llegar a una única conclusión; Six le había robado el corazón.

-¡Seven!-la voz de Green rompió con los pensamientos del muchacho y él y Six dirigieron su mirada hacia donde se encontraba el chico de la capa verde, que estaba en el marco de la entrada jadeando como si hubiera llegado corriendo.

-Green ¿qué ocurre?

-Tienes que venir ¡ahora!

-¿Ir...? ¿Dónde?

-¡No preguntes y ven de una vez, es importante!-apuró Green.

-Oye ¿qué está pasando...?-quiso cuestionar Six frunciendo el ceño haciendo el amago de incorporarse de su cama, sin embargo, Seven le puso la mano en el hombro y la hizo permanecer donde estaba.

-Deja que yo me ocupe, tú recupérate del todo y luego te contaré de qué va todo esto ¿está bien?-le sonrió para tranquilizarla, ella arqueó una ceja pero terminó asintiendo con lentitud y permaneció sobre el lecho.

Seven saltó de la cama y se dirigió hacia donde estaba su compañero, extrañándose de ver su cara que parecía estar tan tensa que apretaba la mandíbula.

-Green ¿qué está pasando?

-Ha aparecido un niño en el barco, un niño que no conocemos-soltó de corrido Green intentando mantener un tono de voz bajo pese a estar tan alterado.

-¿Qué...? Green, eso no es posible ¡estamos en medio del mar!

-¡Eso díselo a él!-protestó Green.-Le han visto cerca de la habitación de los Chefs, ha aparecido de la nada y va vestido de una manera muy rara.

Seven parpadeó confuso ante la descripción, miró hacia atrás por el rabillo del ojo viendo a Six acomodándose en el colchón para descansar un poco mejor.

-¿Dónde está ahora?-preguntó. Como respuesta, Green señaló hacia el pasillo e hizo tres gestos con la mano, diciéndole de esa manera que se encontraba tres salas más adelante.-Bien, quédate con Six y no te separes de ella, yo voy a ver qué está pasando.

Green asintió y se adentró en la habitación mientras Seven se lanzaba en la carrera hacia donde le habían indicado, aun costándole de creer que un niño desconocido hubiera entrado al barco ¿era alguien que se había quedado escondido todo ese tiempo? No, lo dudaba, Six había recorrido The Maw de arriba abajo, más aún luego de haberse ido a su recóndito escondite, y tampoco podría haber estado sin pasarse por la cocina a conseguir comida ¿tal vez había llegado en alguna barca? Lo dudaba, estaban a muchos kilómetros de la costa, una barca no duraría nada en alta mal, y el Barquero no había vuelto aparecer desde que la Dama murió.

Entonces ¿de dónde había salido un niño?

Seven empujó la puerta que lo separaba de su destino, pero lo que encontró fue una marabunta de niños que casi lo arrollaron mientras parecían estar huyendo de algo mientras gritaban. Tuvo que quedarse esperando al lado de la puerta hasta que al menos menguara un poco la estampida y no quedar en el suelo aplastado como un bicho, pero luego se fue abriendo paso con los brazos para adentrarse en la sala, pudo ver a más niños huyendo por recovecos, otras puerta y conductos de ventilación pero lo que le llamó la atención fue ver la figura trajeada que estaba al otro lado de la sala.

¿Un niño…en traje?

Ya de por si ese traje se le hizo extraño, nunca había visto a un niño con una ropa como esa ¡parecía muy incómoda! ¿Cómo podría correr, escalar o nadar llevando algo como eso? No era nada conveniente para los peligros que había por el exterior. Pero lo que más le inquietó fue ver que portaba un sombrero que cubría casi por completo su rostro, y con la distancia que los separaba hacia que fuera imposible verle la cara.

No le extrañaba que los niños hubieran salido corriendo.

Aquel chico, o al menos parecía ser un chico, alzó la cabeza en su dirección y Seven supo que le había visto en el momento en que detuvo su andar. Achicó los ojos intentando verle mejor pero no había manera, había demasiada distancia y ese sombrero entorpecía demasiado la visión del rostro ajeno, pero Seven no se atrevía tampoco acercarse por su cuenta. Su instinto le advertía que tuviera prudencia.

Pero parece ser que no iba a tener ocasión de hacerle caso.

De repente sintió una fuerza estática alrededor de su cuerpo que le hizo experimentar un desagradable hormigueo y dejó de sentir el suelo bajo sus pies ¡¿Qué está pasando?! ¡¿Por qué está flotando en el aire?! Seven sintió cierta familiaridad con esto pero, asustado, empezó a retorcerse intentando volver a bajar al suelo, pero ni siquiera pudo mover sus brazos, era como si estuviera atado con cadenas.

De repente, sintió viento en la cara y una presión en el pecho, la habitación de movió a toda velocidad y solo se le ocurrió patalear y seguir retorciéndose.

Entonces se detuvo de golpe, casi dándole la sensación de que sus órganos iban a salir disparados de su cuerpo por semejante meneo, y no lo mejoraba el hecho de que en medio de su lucha por liberarse, que por cierto había fracasado estrepitosamente, había quedado boca abajo en el aire.

¡Joder! ¡Qué mareo!

Parpadeó un par de veces intentando recobrar un poco el sentido y rogando no sacar el contenido de su estomago pero en cuanto aclaró su cabeza casi dio un grito cuando se topó con un par de ojos que parecían pura oscuridad a un palmo de su cara, pero solo pudo dejar salir un sonoro jadeo.

Lo siguiente en que se fijó fue que el dueño de esos ojos negros tenía una gran sonrisa mientras colocaba sus manos en cada lado de su cara.

-¡Six! ¡Te encontré! ¡Por fin te encontré!-celebraba el desconocido acariciando los pómulos de Seven.-¡No sabes cómo te he echado de menos! ¡Qué alegría!

Seven se quedó rígido: "¿Six...? ¿Este tipo conoce a Six?"

CONTINUARÁ

Bien, esta vez me ha llevado más tiempo que los otros dos anteriores pero me parece que también es más largo jajaja, tenía bastantes escenas que dedicar en este capítulo y no sabía muy bien cómo distribuirlas.

Aun no es momento del encuentro entre Mono y Six, pero tenemos algo que sirve para abrir el apetito ¡Mono y Seven se conocen! ¡Y vaya forma de conocerse! Pero al fin estos dos medio hermanos se ven las caras por primera vez y que NUNCA sabrán que lo son. También el detalle de que Seven comparte muchos más parecidos físicos con Six que hasta Mono llega a confundirlo con ella ¡menudo planchazo se va a llevar cuando vea que no es su novia! DIGOOOO su amiga, sí, eso, su amiga, su mejor amiga, compañera, y esas cosas que nadie se cree (?)

Mas datos, el lugar en donde Mono aparece dentro de The Maw es el mismo sitio en donde murió el monstruo The Granny, electrocutada por el acto de Seven que lanzar una televisión al agua en donde ella vivía. Y si, el cuerpo de ese monstruo sigue donde Seven lo dejó, pudriéndose entre las aguas ¡imaginaos lo asqueroso que debió ser para Mono nadar en aguas así de putrefactas!

¿Por qué decidí convertir la habitación de la Dama en una enfermería improvisada? En parte es como una pequeña burla a la villana, esa habitación era su lugar privado y, quizá, el lugar en donde se concentraba el poder que ella misma emanaba, convertirlo en un lugar para curar era bastante hilarante.

También hice que los niños entraran en pánico ante la horrible condición de Six, en todos los fanfics que he leído de LN hasta ahora siempre he visto que al menos un niño (sean los propios protagonistas, un secundario o un OC) convenientemente entiende de medicina lo suficiente como para salvar la vida a un compañero y, sinceramente, me cuesta mucho creer que unos niños puedan tener idea de cómo hacer suturas, cómo tratar un hueso roto o cómo detener una hemorragia, ya no se trata de si son supervivientes o no, sino por el hecho en que tienen total desconocimiento en este tipo de cosas. En su mayoría los niños son ganado y nunca han visto a alguien ser curado como para aprender de medicina para salvar a otro, me creo mas que los compañeros heridos o enfermos son dejados a su suerte igual que ocurre con los animales en la naturaleza, siempre han que primar a los que están sanos y fuertes que cargar con los débiles, es cruel así es la supervivencia. También me basé un poco en el comportamiento de los niños reales ante este tipo de situaciones, en su mayoría lloran y gritan, ya sean ellos cuando son los heridos u otro niño. No saben qué hacer y solo se dejan llevar por el pánico o, como mucho, corren a pedirle ayuda a los adultos para que se ocupen ellos.

Me creo, por ejemplo, que los niños a base de prueba y error, sepan por ejemplo hacer un vendaje en cortes superficiales o, si son muy imaginativos, poner un brazo en cabestrillo pero no creo que fueran capaces de hacer mucho mas, dudo siquiera que puedan tener conocimiento de desinfectantes, o de plantas que ayudan a determinados tipos de dolor como he llegado a ver por ahí.

Y si, sé perfectamente que en LN hay libros que los niños pueden leer pero eso también es algo que dudo que sean capaces de hacer. En los juegos no hay ni un solo libro que podamos usar para leer, el personaje no hace amago alguno de abrir un libro para ver su contenido. No solo sucede con Six, sino con el resto de protagonistas, tampoco se puede interactuar con papeles o documentos escritos. La única manera en que se nos muestra la manera de darnos un poco de información es a través de dibujos de otros niños que vamos encontrando a lo largo de todos los juegos. En base a esto, me apoyo en que quizá ninguno de los niños sea capaz de leer, menos aun para aprender de un libro como curar a alguien.

Respecto a la relación entre Seven y Six ¡espero en serio que se note que su vínculo es fraternal! Seven es más emocional que Six y no trata de esconder su evidente preocupación por ella, Six, a su manera, también se preocupa por él e incluso ve en él alguien en quien poder descargarse. El permitir que él la consuele cuando reconoce en voz alta que "mató" a modo y que, también a su manera, se arrepiente de ello, ya de una idea de que Seven no le es tan indiferente como quiere pretender.

Siguiente, canónicamente hablando, no está confirmado que el chubasquero de Six y el de Raincoat Girl sean el mismo, personalmente yo me inclino a pensar que son dos prendas distintas. Raincoat Girl perdió su chubasquero al caer al mar y éste se fue flotando hasta un destino incierto, y el chubasquero que Mono y Six encuentran en Ciudad Pálida está en un lugar cerrado sin conexión directa con el mar como para justificar que la corriente lo hubiera llevado hasta ahí. De hecho, Ciudad Pálida parece estar rodeada por un muro de piedra, por lo que realmente no hay un contacto directo con el mar para justificar una corriente que arrastre el chubasquero hasta el interior de la ciudad, y menos aun que acabase en un sitio cerrado SIN acceso alguno alguna corriente de agua de cualquier tipo.

De momento, creo que esto es todo lo que tengo que decir, espero que os haya gustado este episodio como a mí me ha gustado escribirlo. Muchas gracias por los comentarios, es muy divertido interactuar con todos vosotros, si tenéis alguna duda al respecto no dudéis en escribirlo y os responderé en cuanto lo vea.

Muchas gracias a todos ¡y nos vemos en el siguiente capítulo!

Diana: ¡Pues bienvenida! Y me alegro mucho que te esté gustando el fanfic. Espero que te quedes a leerlo todo :3