Las flores de los árboles de Sakura caían suavemente con forme el viento las movía. El atardecer pintaba de anaranjado y rosa el cielo con el canto de los pájaros que se acomodaban para dormir.
Es un gran día...
Obanai terminaba de arreglar su vestimenta oscura, estaba nervioso, sus manos tenían un leve brillo debido al sudor del muchacho. Ese día kaburamaru se quedaría en su caja que se encontraba en su casa donde actualmente descansaba el ser de sangre fría. La tsuguko de Kochou cuidaría de ella por lo que restaba todo el fin de semana desde hoy.
Por más que quisiera, no podría llevarla debido al evento especial que se llevaría a cabo hoy.
Hoy es el día de su boda.
No había visto a Mitsuri desde la noche anterior que hicieron el amor en su casa. Llevaba saliendo con ella un año de relación, tres meses después le propuso matrimonio.
El patrón es quien llevaría a cabo la ceremonia, y por más que él hubiera deseado que fuera privado con su amada, Mitsuri insistió en invitar a todos. Y cuando se habla de todos, se refiere a todos en general. No podía negarla nada, por lo que terminó aceptando a medio mundo en su boda.
Cuando estuvo listo, fue una de las hijas del patrón que avisó que estaba todo listo para ir a su lugar a esperar a su amada que no tardaría en llegar.
Está nervioso, no lo niega.
Pero todo ese nerviosismo y ansiedad valió la pena en cuanto entro una conocida figura.
Es ella.
"Cuanta belleza"
Mitsuri se veía hermosa con esa vestimenta Blanca, pequeños mechones rosados salían de la corona que traía en su cabeza. Por un momento llegó a preguntarse cómo es que una belleza como ella estaba por unir su vida a la de él para siempre.
La chica tomó su lugar a la par de él con el patrón empezando con la ceremonia.
Estaban muy felices.
Aún más cuando tomó sus labios para besarle una vez que ambos dieron el "acepto".
La amaría cada día ahora como su esposa.
~•~
— Iguro-san, ¿me amarás en otra vida?
El cuerpo debilitado de su esposa por la pérdida de sangre atrapado entre sus brazos. La escuchaba sollozar.
No podía verla, estaba ciego. Pero podía sentirla.
— Lo haré en cada vida en la que renazca para encontrarte, mi amor.
Y mientras la luz del alba llegaba, ambos amantes murieron con lágrimas y tristeza tras una fuerte batalla contra el rey de los demonios.
"Te veré en otra vida"
FIN
