Capítulo V:


36

― Merlin.

― ¿Sí, Gaius?

― ¿Estás pensando en holgazanear todo el día? Desde que Alvin regresó al servicio de Arthur, no haces nada más que holgazanear como una morsa… ―El anciano criticó a Merlin.

― Y a mí me encanta cada segundo ― Hizo saber al Médico, riendo entre dientes cuando recibió la ceja de la fatalidad.

― Merlin, sal de esa cama en este mismo instante y ve a buscarme estas hierbas― Merlin tarareó fingiendo ignorar a su mentor. El anciano metió el papel en el cuello de la camisa de su protegido. Merlin se retorció y chilló de manera poco masculina y Gaius rió último.

37

Merlin estaba recogiendo hierbas muy desprevenido, estaba muy feliz en el momento en que encontró una planta muy rara que era una panacea, lo juraría. El brujo frunció el ceño cuando escuchó sonidos de lucha y esfuerzo. Abrió los ojos de par en par lleno de sorpresa. ¡Que se joda la vida! ¡Lancelot!

― ¡Muévete ¡Muévete! ― Los ojos de Merlin fueron directamente al gran corte ensangrentado en el abdomen de Lance. La criatura gritó irritada y cargó contra Merlin. El Brujo apareció con su bastón y golpeó al Griffin en el centro de la cara; la criatura salió volando de regreso por la poderosa magia que lo repelía.

― Bregdan anweald gafeluec ― dijo Merlin y su bastón ardía en azul, el brujo trató de matar a la bestia, pero el griffin miró las llamas y huyó, gimiendo de miedo. Merlin se volvió para pedirle a Lancelot que guardara su secreto, pero el futuro primer caballero se desmayó en el suelo. ― Oh, Lancelot... ¿qué voy a hacer contigo? ― Merlin hizo desaparecer el bastón y se arrodilló ante el moreno. ―Bueno, supongo que no podemos permitir que mueras. Después de todo, salvaste mi vida y la de Arthur antes de decidirte por ser todo honorable y darle a Gwen a Arthur. Pero esta vez vas a ser un caballero como ayer y le propondrás matrimonio a Guinevere como dentro de un año para que pueda descansar mi pobre cabeza… ― Merlin estaba hablando consigo mismo mientras arrastraba al futuro caballero de una pierna, ayudándose con magia, así no mataría a Lancelot en el proceso.

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― Merlin… ¿me encontraste esas hierbas? No quiero verte acostado en la cama cuando entre en esta habitación, ¿me escuchas? ― Gaius entró en la habitación y en lugar de encontrar a Merlin holgazaneando en su cama, su aprendiz estaba cosiendo a un hombre, con una facilidad que solo los años de experiencia te daban ―Por los dioses Merlin, ¿qué estás haciendo?

― Remendando a Lancelot― El mago respondió con indiferencia. El anciano se apresuró al lugar donde trabajaba Merlin, para comprobar que el pobre paciente desprevenido no iba a morir bajo el tierno cuidado de su inexperto aprendiz. Inesperadamente, Merlin cosía mejor que él mismo; la técnica era única, lo que significa que no la había visto antes y en lugar de una aguja recta, Merlin la había doblado para formar un semicírculo y estaba clavando la aguja con una tijera plana, la herida había sido limpiada con agua caliente y empapada en Romero por el olor de la misma para proceder a la costura. El hombre sobreviviría con nada más que un rasguño ― ¿Quién te enseñó a hacer eso? ― No podía, no preguntar...

― La vida, Gaius...― Gaius levantó su ceja. ― Y tú, por supuesto ― Ofreció con una sonrisa malvada.

― ¿Aprendiste a coser la piel solo mirándome?

― ¿Sí?

― Eres un mentiroso horrible, Merlin.

― No lo soy. Te lo digo, soy un mentiroso increíble… estoy vivo, ¿no es así? Eso me hace mucho mejor que un ladrón habitual ― El médico se sentó en el banco junto a la mesa.

― Merlin, NO debes tomar eso como un cumplido. No hay nada de lo que enorgullecerse de ser un buen mentiroso ― Merlin miró a su mentor con rebeldía mientras ajustaba el último punto en la herida de Lancelot ― ¿Quieres estar orgulloso de algo? Entonces, siéntete orgulloso de que en el futuro serás un médico excelente, muchacho.

―Te escucho…

39

Lancelot se despertó en un lugar desconocido… la habitación olía fresca y algo a madera y por debajo, algo dulce y suave. Era increíble la sensación de estar en esa habitación, por lo que no estaba en una taberna, además el colchón era sumamente blando. Trató de sentarse, pero el dolor estalló en su costado dejándolo rechinar los dientes. Lo intentó de nuevo, esta vez lentamente.

Merlin miró a su derecha para encontrar a Lancelot de pie muy incómodo y bastante perdido en la puerta del umbral de su habitación.

― Buenos días, soy Merlin, has estado durmiendo durante los últimos dos días y estás en los aposentos del médico de la corte en el castillo de Camelot.

― Eh… gracias, um… Merlin, es bueno saberlo. ¿Sabes cómo terminé aquí?

― Fuiste atacado por un griffin, ese es el nombre de la criatura con la que luchaste y te traje aquí después de que asustaste a la bestia.

― ¿Cómo hice tal cosa? La bestia me estaba matando sin siquiera intentarlo.

― La fortuna trae algunos barcos que no son dirigidos ― Merlin citó a Lancelot y luego volvió a su libro.

― Eh... claro... um ~ gracias por salvarme la vida.

― No hay problema. Entonces, ¿qué te trae a Camelot?

― He soñado con este día toda mi vida― Lancelot ahora estaba poniendo sus ojos soñadores, esos que aparecían cuando Gwen o ser un caballero surgía en una conversación.

― ¿De verdad? ¿Tu sueño es vivir en Camelot o algo así? ― El Brujo se metió un poco con Lancelot.

― ¡Voy a ser un caballero! ¡Porque este ha sido mi sueño desde que era muy pequeño! ― Ah, el siempre patriota Lancelot.

― Está bien, futuro caballero, siéntate antes de tirar tus puntos.

― ¿Quién me curó? No tengo dinero para pagar este trabajo...

― Bueno, entonces eres muy afortunado, fui yo quien te trató.

― ¿Tú…? ― Merlin asintió con la cabeza ― ¿En serio? ― Merlin asintió de nuevo. ― Quiero decir, tú eres muy joven...― El brujo arqueó una ceja. ― Lo siento, gracias.

― Deja de agradecerme, Lancelot...

― ¿Cómo sabes mi nombre? ― El moreno más joven sonrió oscuramente.

― Soy una persona muy conocedora, Lancelot. Respóndeme algo.

― Por supuesto, cualquier cosa por mi salvador― Lancelot siempre tan ansioso...

― ¿Eres un noble, Lancelot?

― ¿Un noble?

― Sí.

― ¡No claro que no! ― El hombre bronceado se rió de buen corazón ― ¿Qué te hizo pensar que yo era un ... um ~ noble?

― Nada. Lancelot, para ser caballero hay que nacer noble. Está escrito en el Primer Código de Camelot ― Le dolió ver a Lance perder esa chispa en sus ojos. De repente, sus hombros se hundieron y su rostro estaba aturdido por el dolor.

― Ya veo... nunca pensé...― Merlin suspiró.

― ¿Cuánto deseas ser un caballero?

― Es el propósito de mi vida ser nombrado caballero y servir a la gente...

― ¿Pero no el Rey?

― ¿Es esta una pregunta capciosa? ― Preguntó Lancelot, retorciéndose ante la mirada pesada del muchacho que no solo le salvó la vida, sino que lo curó.

― Sí ― Respondió muy tranquilo y sincero.

— Bueno... los caballeros... —tartamudeó Lancelot.

― Están bajo la jurisdicción de Uther...― Empujó.

― Pensé que el príncipe Arthur...

― Probablemente pensaste bien. Excepto que Arthur es solo el príncipe, al final Uther tiene la última palabra.

― ¿Puedo no responder?

― Por supuesto, nunca te incrimines. Primera regla de todos los seres vivos no-tan-bienvenidos en Camelot.

― ¿Por qué me preguntaste cuánto quería ser un caballero?

― Puedo infringir las reglas y hacerte caballero, pero tendrías que mentir, al menos al principio.

― No sé... mentir― Lancelot tartamudeó, inseguro.

― Bueno, entonces nunca vas a ser un caballero. ¿No quieres ser un caballero?

― Sí, pero no quiero mentir ni engañar a nadie, esto no es lo que soy, Merlin.

― Oh, créeme Lancelot, con mucho empujón hay poco que no harías― El brujo pensó mirando distraídamente al Primer Caballero. ― Si cambias de opinión, dímelo. Uther está equivocado, Lancelot… ―advirtió el brujo poniendo su mano sobre el hombro del futuro caballero y apretándolo un poco, dejó que el plebeyo sintiera su opresiva magia. ― Tiras de sus puntos de sutura y te las verás conmigo ―. El hombre bronceado tragó saliva y decidió volver a la cama. ― ¡Buen chico! ― Dijo alegremente, sonriendo.

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― ¿Quejándote de sus caballeros, señor? ― Arthur se volteó después de darle sus espadas y brazaletes a Melvyn o como diablos se llamara. ― Buenas tardes, Alvin. ― Lo suficientemente cerca cruzó por la mente de Arthur cuando Merlin saludó al sirviente con una educada sonrisa en su rostro. El sirviente se sonrojó y tartamudeó.

― Bu-Buenas tardes-des, Merlin― Su estúpido sirviente se inclinó ante Merlin después de tartamudear.

― ¿Estabas diciendo?

― No importa...― Arthur se sentía un poco nervioso por el sirviente que los estaba mirando con mucha curiosidad.

― ¿Qué estás mirando, Martin?

― Alvin― Merlin corrigió al príncipe moviendo la cabeza con reproche.

― Me doy por corregido, Merlin ― El sirviente no se detuvo con la mirada fija ― ¡Vete, Marvin! ¡Ve y pule mi espada o finge ser alguien útil, lejos de aquí!

― ¿Tienes que ser tan idiota, Arthur?

― No me sermonees, Merlin ― El rubio tomó algunas cosas con él y se volvió hacia el brujo. ― ¿Camina conmigo?

― Deja de ser bipolar, Arthur. No le hace bien a tu imagen ― Arthur resopló.

―Olla, tetera.

―Yo soy un don nadie; Puedo ser un loco por lo que a nadie le importa.

― A veces me perturbas, Merlin ― El moreno simplemente se encogió de hombros, tomando algunas de las cosas que el Príncipe tenía en sus brazos.

Caminaron una distancia muy corta y Arthur comenzó a establecer algún tipo de entrenamiento.

―Los caballeros van a planear tu desaparición para esto― El brujo se burló, mirando a su alrededor.

― Esto no es para los caballeros Merlin, esto es para mí.

―Lo sé…

Merlin se rió al ver a Arthur luchando con un poco de lana, cuerda y una funda de almohada. Arthur era un prodigio con todo tipo de armas, estrategia táctica y un gran bailarín, pero le das un par de tijeras, papel y tinta y tienes una receta para un desastre. Todavía recordaba bien el fiasco de Arthur tratando de hacer algo manual por su cumpleaños porque el Rey sabía que no le gustaba que le regalaran cosas caras. El colchón manchado se perdió y la mitad de la habitación del Rey se quemó, por supuesto, la magia arregló el desastre, pero no quería imaginar cómo limpiar eso con sus propias manos.

― Dame eso ― Merlin le arrebató las herramientas de las manos a Arthur y comenzó a hacer lo que el Príncipe estaba tratando de hacer.

― Gracias...― murmuró Arthur avergonzado, y se fue a buscar otras cosas necesarias. ―Merlin.

― ¿Qué? ― Preguntó el moreno de ojos azules al "Una vez y Futuro Rey", sin dejar de rellenar las fundas de almohada con lana.

― ¿Eres bueno con un arco? ― Preguntó mostrándole un arco corto y una flecha muy rudimentaria.

― Puedo disparar. ¿Por qué?

― Porque necesito una mano.

― Muy bien, ¿dónde quieres que lance la flecha para que puedas sujetar la cuerda? ― A veces sentía que Merlin podía leer sus pensamientos. Cuando se emparejaban, resolviendo sus diferencias, eran el equipo perfecto. A veces no entendía la fuerte conexión que tenía con el chico más joven.

―A la rama más gruesa del árbol se puede ver.

―Entiendo.

Cuando los campesinos te decían que sabían cómo disparar un arco, sujetaban y hacían todo diferente a como lo hacía un guerrero, a cómo él lo hacía. Esperaba que Merlin usara el arco de la manera a los campesinos, en cambio, Merlin apuntó el arco como lo hacía la primera línea de Arqueros de Camelot. La cuerda se tensó con la cantidad adecuada de fuerza para golpear el objetivo, unos pocos parpadeos en el tiempo y la flecha se soltó en el momento preciso y dio a unos centímetros del objetivo previsto; extremadamente bueno para alguien como Merlin que ni siquiera debería saber cómo disparar un arco. Pasaron a la siguiente rama y en la cuarta rama, Merlin volvió a hablar.

― Arthur…

― ¿Um? ― El caballero respondió atando la cuerda.

― ¿Conoces el Primer Código de Camelot?

― ¡Por supuesto que conozco el Primer Código de Camelot, Merlin! Soy el Príncipe y un Caballero...

― Y un idiota...

― Cállate, Merlin ― Exigió el rubio, empujando a Merlin con una mano. El brujo se rió y Arthur rodó los ojos.

―Bien, de todos modos, ¿por qué estás preocupado por tus caballeros? ― Merlin sabía la respuesta, pero necesitaba abordar el tema de alguna manera. El príncipe se sorprendió de que Merlin pudiera ver que estaba preocupado.

― Los príncipes no se preocupan Merlin.

― Los Arthur lo hacen, sin embargo...― El Príncipe le lanzó a Merlin una mirada molesta. ― No se preocupe, señor, su secreto está a salvo conmigo.

― ¡No tienen esperanza, Merlin! ― Arthur le dijo irritado, arrojando bruscamente la cuerda al suelo. Merlin bajó el arco y lo puso en posición de reposo. ― A excepción de Leon, quien ha entrenado conmigo desde que éramos niños, ¡no creo que ni siquiera la hechicería pueda convertirlos en caballeros! ¡¿Cómo protejo a Camelot sin caballeros?! ― Arthur estaba empezando a hiperventilar, en sentido figurado.

― Tranquilo, Arthur. Toma tu espada y golpea cosas, verás cómo te sentirás mejor después ― El "Una vez y futuro Rey" hizo lo que le dijo, golpeando frustrado el maniquí que Merlin le hizo. ― ¿Por qué no buscas gente apta para pelear? Créeme, hay muchos hombres dispuestos a luchar por la gente de Camelot.

― ¡Envíame un montón de esas criaturas místicas, Merlin!

― ¿Qué pasa con el primer código?

― ¿Qué pasa con el primer código, Merlin?― Arthur preguntó deteniendo el apuñalamiento por un momento.

― Ya sabes. Solo los nobles pueden ser nombrados caballeros.

― ¿Es esta una de esas conversaciones que yo no debería escuchar y tú no deberías estar hablando?

― Las opiniones son inofensivas hasta que se convierten en ideas, Arthur. Sabes que está mal...

― Merlin, mi padre...― El rubio comenzó a ponerse a la defensiva.

― Es el Rey y un humano, y equivocado... y lo sabes― Merlin acusó de manera penetrante.

― Las leyes son las leyes y como el Príncipe de Camelot...

― No le estoy preguntando al príncipe de Camelot, le estoy preguntando a un idiota rubio llamado Arthur, ¿lo conoces? ― El caballero se rascó el cuello.

― No me importaría...― Murmuró apenas audible, golpeando el maniquí de nuevo. Merlin sonrió, por supuesto que a Arthur no le importaba ― ¿Qué tan bueno eres con una espada?

― Atroz… ni siquiera lo pienses. Además, soy un erudito, no un luchador.

―Lo hiciste bien con el arco...

― Dije que no, Arthur. Soy bastante bueno con el arco porque tuve que practicar hasta destrozarme la piel de los dedos.

― ¿Por qué tendrías que hacer algo así? ― La vista de Merlin se perdió en el horizonte. Unos años en el futuro necesitaría disparar una flecha encantada que equilibraría la guerra. La primera vez, como siempre, tuvo que aprender bajo presión y en un tiempo muy limitado; falló esa flecha y Arthur cayó en coma por su incompetencia. Gwaine le había dicho que no era culpa suya. Necesitaría años para perfeccionar el tiro que necesitaba disparar. ― ¿Merlin? ¿Estás aquí?

― Sí…

― ¿Vas a responder?

― Fallé la flecha deseada y alguien casi muere. Caí en un viaje culpable y practiqué hasta que me sangraron las manos y no pude mover los brazos y los hombros por el dolor, eso es todo.

―Lo siento.

― No importa. Debería haberlo pensado mejor que disparar esa flecha con solo una semana de práctica ― No le dijo a Arthur que la flecha estaba tan cargada que cualquier otro hechizo que tocara el proyectil lo sobrecargaría y crearía una explosión tan grande que ambas partes sufrirían daños. Tenía que confiar en sus sentidos momentáneamente mejorados mágicamente y en sus escasas prácticas. Esa fue la primera vez que usó su vista mágica. Sin embargo, rozó a Morgana con el proyectil desviado. Ella casi pierde la mano con la que sostenía su espada si no fuera por Sigan y Nimueh, quienes apenas tuvieron tiempo de salvarla.

― Estoy bastante seguro de que la persona estaba agradecida. Esta persona vivió al final, ¿no?

― Dicha persona cayó en coma durante casi dos semanas antes de que pudiéramos averiguar qué diablos estaba mal y arreglarlo, cuando todas esas cosas podrían haberse evitado tan fácilmente. Maldita sea…

―No es tu culpa.

―No quiero tu lástima...

41

Lancelot miraba a Merlin intensamente, mientras el joven moreno trabajaba en su herida, que casi estaba sanada.

― Merlin, acht

―Lo siento. ¿Qué? ― Merlin se detuvo momentáneamente y miró a Lancelot a los ojos.

― Cu-cuando dijiste... ya sabes, sobre lo de los caballeros ― El futuro caballero estaba inquieto claramente librando una guerra dentro de su alma.

― Entonces, ¿decidiste dejar de ser un idiota desinteresado y ponerte tus bragas de niña grande?

― No lo sé, ¿qué puedes hacer exactamente…? No soy un noble.

― Tengo habilidades locas, Lance ― Se jactó con una sonrisa malvada bailando en sus labios y antes de que pudiera decir algo más, la puerta se abrió mostrando a Morgana bellamente vestidas y Gwen siempre detrás.

― ¡Merlin!

― Hola, Morgana. ¿Qué es esto? Hola, Gwen ― La criada sonrió tímidamente, Merlin le devolvió la sonrisa y Gwen se sonrojó.

― ¡Arthur está siendo intolerable hoy! ¡Debes hacer algo! ― Ella se quejó, cruzando los brazos en el pecho; su rostro regio se torció en una mueca. ― ¡Hizo llorar al pobre Alvin hace unas horas, llamándolo Melvyn en el proceso de su estúpida rabieta! ¡¿Qué tan tonto tienes que ser para no saber el nombre de la persona que te viste todos los días?!

― Es Arthur, Morgana; Sinceramente, estoy sorprendido de que se haya quedado con Alvin durante tanto tiempo ― Siguió la corriente de la princesa, buscando algunas herramientas que necesitaba para terminar de atender a Lancelot ― ¿Y qué quieres que haga? ― Preguntó Merlin resignado, volviendo su atención a la herida de Lancelot.

― ¡No sé! ¡Alguna cosa! Trabaja tu magia figurativa y hazlo mejor antes de que lo abofetee...

― De nuevo, quieres decir ― Echó más leña al fuego. Gwen le lanzó una mirada sucia por eso.

― ¡Sí! ¡Como sea, otra vez! ¿Harás algo? ― Morgana movió bruscamente los brazos, paseando furiosamente mientras hablaba.

― Veré qué puedo hacer... no te prometo nada ― Merlin prometió a la princesa encogiéndose de hombros. No iba a tolerar el temperamento de Arthur si no fuera demasiado necesario.

― No sabía que Gaius te dejaba atender a sus pacientes...― Murmuró la mujer morena, frunciendo el ceño, acercándose a donde estaba el Brujo.

― Este no es un paciente... Lo encontré en el bosque tratando de escapar del griffin que Arthur ha estado tratando desesperadamente de matar durante los últimos días― Emrys explicó sin detenerse a atender las heridas de Lancelot.

― ¿Te lo vas a quedar? ― Morgana husmeó, y lo golpeó con el codo. Lancelot los miró conmocionado.

― Él es lindo, ¿no? ― Merlin le preguntó a Morgana divertido, siguiendo la broma de Morgana.

― Sí, deberías quedártelo... eso debería darle a Arthur un infarto ― Ahora los hechiceros rieron juntos maniáticamente.

― ¡Mi señora! ¡Merlin! ¡Estamos hablando de un ser humano! ― El hombre bronceado asintió con la cabeza como diciendo: ― ¡Escucha!

— No seas tan tensa, Gwen. ¡Solo estamos bromeando! ― Merlin le guiñó un ojo a la Doncella, quien se sonrojó como de costumbre.

― Bueno, deberíamos irnos; No quisiéramos que el apuesto Lancelot perdiera algo importante por estar distraído, ¿verdad? ¿Vas a hablar con Arthur? Por el bienestar de todos en Camelot, por supuesto... ―La Dama recordó, tratando de hacer que Merlin dijera que sí.

― No estoy haciendo ninguna promesa. Si el idiota es tan horrible, me reservo el derecho a salir del apuro.

― Eso es todo lo que estoy pidiendo ― la protegida del rey pareció complacida.

―vEntonces lo tendrás, milady―. Hizo una reverencia simulada.

― Bueno, por supuesto, buen señor ― Morgana hizo una reverencia de la misma manera. Adiós, Merlin.

― Adiós Morgana. Adiós Gwen.

―Adiós, Merlin. Fue un placer conocerte, Lancelot...

― Oh no, el placer es todo mío, mi señora.

― Y habla. Empezaba a pensar que estabas mudo... ― Lancelot volvió a callar.

― Yo-yo no soy una da-dama...

― ¡Vamos, Gwen! Debemos hacer todo lo posible para evitar a Arthur. ¡Merlin! No olvides rescatar al pobre Alvin antes de que Arthur le haga algo lamentable a ese chico inocente.

― Es más fácil decirlo que hacerlo…

― ¡Qué hermosa dama! Moriría e iría al cielo con una mujer como ella.

― ¿Morgana? Sí, es muy hermosa y lo sabe. Sin embargo, Lancelot, mientras que puedo hacerte caballero, ciertamente no puedo salvarte de la ira de Morgana si ella decide acaparar tus pelotas para la cena ― Merlin advirtió al futuro Primer Caballero.

― ¿Qué? No, no… ¡Estoy hablando de Gwen! ¡Qué hermosa Diosa!

― No tengo más que decir. Descansa unos días más y podrás volver a cortarte por la mitad.

― Gracias, Merlin. Tienes las manos de un sanador ― El moreno mayor estaba realmente agradecido por lo que Merlin estaba haciendo por él. No tenía dinero ni propiedades; probablemente habría muerto si no fuera por Merlin.

― Eso es lo que hago…― Lancelot sonrió ampliamente y fue a buscar su camisa y tomar un poco de aire fresco. ―Un pequeño consejo, Lancelot...

― ¿Sí?

― Ningún hombre es mejor que otro a los ojos ciegos de los amantes. No te rindas solo porque creas que es el mejor curso de acción.

― No creo que te siga. Pero lo tendré presente. Suena como un presagio, odio los presagios.

― Háblame de ello…

Merlin se quedó solo en la habitación y decidió levantarse y arreglar el pequeño lío que había hecho limpiando y vendando la herida de Lancelot.

Merlin…

El brujo frunció el ceño; sus barreras estaban en un lugar perfecto, ¿cómo diablos Kilgharrah las pasó por alto?

― ¿Qué quieres, Kilgharrah? ― Él respondió, el Gran Dragón podría ser cualquier cosa que Uther pensara que era un más, pero no se preocupó innecesariamente.

La tragedia caerá sobre Camelot; ¿Puedes sentirlo, cociéndose lentamente en el horizonte?

― Sí, gracias por las noticias desactualizadas. ¿Por qué no molestas a Nimueh? Estoy bastante seguro de que ustedes, pájaros locos, se llevarán bien ... Dejen de llamarme y de jugar con mi mente, la próxima vez, te empujaré tan fuerte que tendrán que entrar en un sueño curativo, no pruebes mi paciencia, Kilgharrah. Ya estoy cumpliendo tu estúpida profecía... ¡así que vete!

42

Cuando Arthur entró en su habitación, saltó, tomado por sorpresa. Merlin estaba sentado en una de las sillas de la mesa.

― ¡Merlin! ¿Qué demonios estás haciendo aquí?

― Morgana.

― ¿Qué?

― Morgana me envió; ella dijo que hoy estabas siendo el hijo del diablo. E iba a patear tu lamentable trasero si no mejorabas tu actitud. Así que siéntate y habla, tienes mis oídos enormes para ti ― Arthur no parecía tan convencido todavía. ― Dime lo que quieras, Arthur. Sabes que no te voy a juzgar y todo lo que digas en esta habitación se olvidará cuando cruce esa puerta.

― ¿Cómo diablos matas a un Griffin? ― El príncipe le preguntó al rendido, sentado frente a Merlin y luego dejó caer la cabeza sobre la mesa.

― Con magia ― Merlin respondió a Arthur con indiferencia; como si el príncipe no fuera más que un campesino y no pudiera hacer que lo azotaran o peor ... lo ahorcara.

― Sí, Merlin; ¡excepto que la magia está prohibida en Camelot y los hechiceros están tratando de matarnos! ― El rubio miró hacia arriba relajando sus puños. El brujo se encogió de hombros. ― ¿Puedes encontrarme otra espada asombrosa? ― Arthur preguntó ahogado porque su rostro estaba nuevamente sobre la mesa. Merlin resopló y luego se rió entre dientes; sabía que el idiota se estaba sonrojando por dentro.

― Por supuesto que puedo conseguirte otra espada asombrosa, Arthur; pero el Griffin es diferente ― Emrys admitió, parándose y caminando hacia donde estaba el "Una vez y futuro rey". Puso sus manos en los tensos hombros de Arthur y dejando que su magia fluyera hacia su mano, comenzó a masajear al rubio de ojos azules. Arthur ronroneó cuando sintió las manos de Merlin en su ropa y los nudos en su espalda se deshicieron. Las manos de Merlin estaban increíblemente calientes y extremadamente suaves.

― Merlin, eres realmente bueno haciendo esto...

― Lo sé, no te acostumbres.

― Bien… ¿Qué quieres decir con que el Griffin es diferente? ¿En qué se diferencia tu cosa de tierra y agua de este monstruo?

― Bueno...― Merlin se acomodó un poco más en los hombros de Arthur. ―El Afanc es una criatura creada con una forma mágica más abstracta.

― ¿Afanc?

― Sí, el Afanc... ese es el nombre real de la cosa tierra y agua...

― Es bueno saberlo, ¿qué quieres decir con magia más abstracta? ― Merlin dejó de masajear a Arthur, quien se quejó y miró hacia atrás; Merlin estaba buscando algo en su habitación.

― ¿Cómo diablos sabes dónde está todo en mi habitación? ― Arthur preguntó cuando el brujo realmente encontró papel y tinta sin problemas.

― Ya te lo dije, Arthur: lo sé todo― El chico más joven regresó a la mesa e hizo una especie de diagrama. ― El Afanc estaba hecho de tierra y agua ― Le mostró a Arthur el papel, rodeando el símbolo alquimista de la tierra y el agua y los unió con una línea ― Por eso lo llamé: la cosa de Tierra y Agua. Fue creado por las necesidades de Nimueh; era un concepto abstracto de magia ― Respiró hondo y trató de encontrar una mejor analogía. ― Míralo de esta manera: podría haberlo hecho parecer un niño pequeño, pero se fue con el monstruo, es más una idea que una criatura, por decir. Con el Griffin es diferente, esta es una criatura creada por la creación, si tiene algún sentido. Necesita algo un poco más específico que una "espada asombrosa". ¿Lo entiendes? ― Sorprendentemente Arthur lo hizo, incluso entendió el diagrama en el papel.

― Entonces, ¿qué necesito exactamente para vencer a esta criatura?

― Fuego.

― ¿Solo fuego? ― Arthur frunció el ceño lleno de desconfianza, no podía ser tan fácil.

― Bueno, fuego mágico― Ahí se iba su esperanza de matarlo.

― ¿Y dónde encuentro este fuego mágico, Merlin? ― El príncipe le pidió al aprendiz que dejara que su cabeza volviera a golpear la mesa.

―Con un hechi…

― ¡Merlin! MAGIA. PROHIBIDO. VETADO. CASTIGADO CON MUERTE. ¿Entiendo? Mira… ―Trató de calmarse a sí mismo. ― ¿Puedo encontrar esta cosa de fuego de la que estás hablando, sin un... ya sabes?

― ¿Sin un hechizo? ― Ofreció Merlin a propósito, haciendo que Arthur se estremeciera.

― Sí, Merlin sin eso...― El brujo se llevó una mano a la barbilla contemplando las posibilidades.

― Bueno, no sé si es posible, nunca antes había contemplado las posibilidades; pero dame un día y puedo averiguarlo, si quieres.

― ¿" Averiguarlo" te traerá problemas?

― Es poco probable, a menos que abras la boca...― respondió con sinceridad.

― ¿Cómo vas a encontrar esa información aquí en Camelot? ― Su padre había destruido todos los libros de Camelot que se atrevían a mencionar magia, incluso esos cuentos para niños.

― Eso es para que yo lo sepa y para que tú nunca lo sepas. Bueno, seguiré mi camino, cosas que hacer; un Camelot para salvar. Y Arthur, deja de maltratar a Alvin ― Suplicó molesto por la actitud de Arthur con respecto al personal doméstico.

― ¿Quién?

― ¡Tu sirviente, idiota! ― El Príncipe simplemente ignoró al Brujo y rodó los ojos.

43

― ¡Gaius!

― ¿Qué ocurre, Merlin?

― ¿Tienes por casualidad algo de eufrasia por aquí? Parece que no puedo encontrarlo.

― ¿Por qué necesitarías eufrasia, Merlin?

― Nada peligroso o extenuante, ¿tienes un poco?

― Sí, Merlin, tengo un poco, lo estoy usando ahora mismo, por eso no puedes encontrarlo en los estantes.

―Claro... ¿me das un poco? ― El anciano levantó una ceja. ― ¿Por favor? ― El médico le dio un tallo. ― Tomaré lo que me des, pero no seas avaro, Gaius...

― Eso es todo lo que obtendrás Merlin, si quieres más, ve a buscarlo en el bosque.

― No me agradas tanto en este momento, Gaius.

― ¡Ve! Y por el amor de las diosas, Merlin, no me digas lo que estás haciendo.

― De todos modos, no lo estaba planeando.

44

Merlin estaba en una parte del castillo que estaba demasiado cerca de los aposentos de la reina Igraine, que estaban prohibidos incluso para la entrada de Arthur y siempre estaba abandonado, a menos que algunos sirvientes decidieran jugar mal y ese era el lugar perfecto para esconderse. Siguió caminando y llegó al pasillo de la Reina. Nadie, y cundo decía que nadie jamás había ido ahí, no estaba exagerando… ser encontrado en las habitaciones de Igraine podría ser considerado una traición; pero a Merlin realmente no le importaba, además si nadie vagaba por esa parte del castillo, ¿cómo alguien podría encontrarlo?

Puso las manos en ambos lados de la puerta de la habitación secundaria de la reina y murmuró un encantamiento larguísimo con los ojos cerrados, la puerta desapareció y la pared se emparejó. Se acercó a la pared falsa y echó un buen vistazo a la habitación… eso bastaría… murmuró tres encantamientos seguidos y los muebles se alejaron dejando todo el centro vacío, el polvo se desvaneció y se formó un círculo blanco en el piso.

Merlin se sentó de rodillas y buscó una piedra de Calcita Azul y una cinta blanca en su alijo mágico. Normalmente tenía todo lo que necesitaba para rituales sencillos en su bolsillo dimensional. Nunca se sabía cuándo se necesitaría un hilo rojo o alguna piedra de Agatha pulverizada. Ató la eufrasia a la piedra azul con la cinta blanca tomándose su tiempo para crear un nudo celta de nivel medio de dificultad y puso la piedra en el círculo.

―Vientos sabios, furiosos en la tormenta; aparezcan, aparezcan para dar su conocimiento; aparezcan, aparezcan para regalar su sabiduría y sabia ― El viento se arremolinaba dentro del círculo que venía de la ventana; Los ojos de Merlin brillaron dorados y permanecieron así mientras estaba en el círculo una silueta femenina hecha de viento se formada.

¿Qué pueden hacer los Anemoi por ti, joven brujo? Merlin Emrys? Una voz ventosa se escuchó en toda la habitación.

― Hola. Um ~ Tengo esta pregunta.

Di lo que piensas, joven brujo... El Espíritu lo alentó pacientemente.

― Bien ... um ~ ¿hay alguna manera de encontrar un poco de fuego azul sin cantar el hechizo?

¿Por qué necesitarías encontrar el gormaingeal fuera de tu magia, Joven Brujo?

― Bueno, si fuera por mí, iría y vencería a la cosa yo mismo, pero luego Arthur hará preguntas que no quiero responder. Entonces puedes ver mi situación. Apesta... haz todo dos veces porque Uther es un cerdo ciego ― El espíritu del viento se rió y fue como música para el oído de Merlin.

Entendemos tu situación, joven brujo. Afortunadamente para ti, ya dices lo que piensas sin censura a tu Cargo. ¿Por qué no embotellas el Fuego Azul, lo llevas "Una vez y futuro Rey" y simplemente no le reveles la procedencia de dónde lo encontraste…?

― ¡Ustedes son genios!

Estamos aquí para iluminar a aquellos que deambulan por la palabra de los vivos, Joven Emrys. Es nuestra razón de ser.

― No me importa ¡Todavía eres un genio para mí! ¡Muchas gracias!

¿Necesitas algo más, joven Emrys?

― No, pero no te preocupes; vas a tener noticias mías, muy a menudo...

Entonces, estaremos esperando...

La magia se dispersó y la habitación volvió a su estado normal.

45

― ¡Lancelot! ― Merlin entró en la sala del médico de la corte, encontrando al futuro caballero ayudando a Gaius a mover algunas cosas.

― ¿Sí, Merlin?

― Lo he decidido por ti. ¡Vamos!

― ¿Qué has decidido por mí, Merlin? ― El hombre bronceado miró con recelo a Gaius.

― Deja de mirar a Gaius, Lancelot; no te va a salvar de mí. Toma esto, léelo y apréndelo de memoria. Pareces ser lo que yo llamo: "la marca de Arthur", así que te irá bien con una lista y anotaciones ― Lancelot leyó la lista en voz alta y Gaius husmeó por detrás.

― Uno: soy el hijo bastardo de Sir Andre de Montbard (nota: Sir Andre de Montbard era un caballero hechicero antes de la purga). Dos: Odiaba tanto a mi padre... Merlin, ¡¿qué demonios es esto?! ― Lancelot estaba horrorizado.

― Tu camino a la caballería, mi amigo...

― ¿Qué? ― El pobre futuro primer caballero estaba atónito.

― En resumen: eres el hijo bastardo de un ex Caballero Hechicero (ahora fallecido junto con toda su familia y borrado de todos los libros de Camelot). Odias a tu padre porque encantó a tu madre, Bez Dulac, para engendrar a su heredero, pero ella se escapó de tu padre antes de darte a luz, creciste escuchando las historias más horribles sobre el ex caballero fallecido y luego, en el lecho de muerte de Bez por la plaga, ella confesó que tenías sangre noble y tu sueño de ser un caballero para vencer toda la maldad y la magia corrupta se hizo realidad, gracias al primer código de Camelot. Uther te amará, Lancelot. Tendrás la oreja del Rey. No tienes idea de cuánto odiaba Uther (y todavía lo hace) con la letra "O" mayúscula a Sir Montbard. Los rumores dicen que si Sir Montbard iba a engendrar un hijo; Uther se llevaría a la fuerza al bebé y lo criaría bajo su ala para poder poner al heredero en contra de su propio padre. ¡Eres como el sueño húmedo de Uther, Lance! Qué imágenes asquerosas, pero ya entiendes el punto.

― Merlin, me preocupo profundamente por ti, mi muchacho...― Gaius estaba mirando a Merlin con una mueca de preocupación en su rostro.

― Bueno, no lo hagas, Gaius. Ven Lancelot, en poco tiempo estarás listo para hacer una actuación aceptable de una persona que aborrece la magia, no te preocupes, puedes ser tu yo altruista idiota porque tu madre te crió bien, excepto por la magia, claro. Te presentaré a Arthur y te diré cómo ganarlo sin herir su sensibilidad o tener que sufrir el Calvario que El Príncipe Idiota hace pasar a todos sus caballeros... mantén la actuación solo frente al Rey y estarás bien, a menos que ya odies la magia y entonces es un punto irrelevante ― Ahora Lancelot estaba boquiabierto.

― Me-Merlin...

― ¿Sí, La-Lancelot? ― El brujo se burló del futuro caballero.

― No sé qué decir.

― Di que sí. No seas idiota y haz tu mejor esfuerzo para hacer de Camelot un lugar mejor. ¡Oh! Casi lo olvido. Aquí está su sello de noble. No lo pierdas, no voy a hacer otro.

― ¡¿Cómo demonios encontraste un Sello de Nobleza con mi nombre en él?!

― ¿Quién dice que no eres el hijo de sir Andre de Montbard? ― Merlin respondió con total serenidad y tranquilidad. Lancelot se dio cuenta de que el nombre de su madre era de hecho Bez y estaba muerta.

― ¡¿Cómo diablos sabes que el nombre de mi madre es Bez?! ¡¿O qu-que está mu-muerta?! ― El hombre bronceado tenía un terrible dolor de cabeza. Gaius sentía lástima por el tipo y tenía las mismas preguntas sobre cómo Merlin sabía tanto sobre Lancelot.

― Tengo habilidades locas, Lance, pensé que ya habíamos pasado por eso, ahora con respecto a la cosa de aborrecer la magia.

― Merlin, no creo que pueda seguir con odiar la magia.

― Lo harás, cuando termine contigo. Vamos, tenemos mucho que hacer. Buen día, Gaius.

― Ten cuidado, Merlin. Estás jugando un juego peligroso.

― Gaius, juro que no usaré mí ya-sabes-qué durante un mes si esto falla, ¿trato? ― Trató de aplacar a su mentor.

― ¿Hablas en serio? ― Eso dejó a Gaius estupefacto, ¿Merlin renunciando a su magia aunque solo fuera por un mes? De ninguna manera…

― Siempre lo hago, mi querido Gaius. ¡Muévete, Lance! ― Gritó exigiendo al caballero. Lance se volvió hacia el anciano en busca de ayuda.

― Lo siento mucho, Lancelot ― El médico de la corte se disculpó y le dirigió una mirada llena de compasión.

― No... está bien...― El futuro caballero suspiró, resignado; con los hombros hundidos.

― ¡Lancelot!

― ¡Ya voy Merlin!

46

― ¿Dices la verdad, Merlin? ― El brujo quiso arquear una ceja; ¿Desde cuándo Uther sabía su nombre y lo usaba?

― Sí, Alteza Real; incluso tiene en su poder el Sello de la Nobleza del ex caballero y el sello que se hizo para él antes de que naciera... ― Merlin mintió entre dientes con inquietante facilidad. Uther no dudaría de su autenticidad porque Montbard protegía todo con magia de sangre, por lo tanto, solo un heredero podía atravesarlo, aunque no tuviera magia.

― ¡Muéstramelo, rápido! ― Merlin le dio los documentos y el sello de plata al Rey. Lancelot estaba sudando fuera de la sala del trono y no podía escuchar nada de lo que Merlin le decía al Rey, lo cual era mortificante por derecho propio. El Hechicero sonrió disimuladamente cuando Uther jadeó después de leer los papeles. ― ¡Llame a Lancelot Dulac en este preciso momento!

― Como desee mi señor― El moreno hizo una reverencia, presumiendo de sus habilidades como actor y llamó a Lancelot ―Mi Señor, permítame presentarle a usted, Lancelot Dulac, hijo ilegítimo de Andre de Montbard y Bez Dulac.

― Mi muchacho ― Uther saludó a Lancelot como si fuera Arthur quien estaba frente a él. ― Merlin me había explicado tu situación. Lamento la muerte de tu madre, hijo. Eres bienvenido el resto de tu vida aquí en Camelot. ¿Merlin me dijo que quieres ser un caballero?

― Sí, mi señor. Ha sido mi sueño desde que era muy joven ― Lancelot habló todo majestuoso con la cantidad exacta de presunción. Merlin sonrió con satisfacción; Lancelot estaba haciendo un gran trabajo con el acto. ¿Quién sabía que el hombre lo tenía dentro?

― ¡Muy noble de tu parte! Necesitamos más gente como tú, dispuesta a luchar por lo que Camelot defiende... tu padre era un mentiroso y un tramposo Lancelot, muchacho. Tu madre fue una mujer valiente al huir de un monstruo así, porque un Hechicero no es un hombre, Lancelot. ¡No es más que un monstruo! ― Lancelot estaba allí desconcertado con la boca colgando, Merlin pateó a Lancelot para hacerlo reaccionar.

― ¡Sí, mi señor! ¡Es una pena que no hayas encontrado a mi padre a tiempo para llevarlo a la pira, señor! ― Escupió de la forma en que había practicado con Merlin. El mago asintió satisfecho. Uther se lo tragaba todo.

― ¡Bien dicho, Lancelot! Bien dicho, pero no te preocupes, te vengarás de tu madre cuando un hechicero venga a amenazar a Camelot ― Lancelot se limitó a inclinarse dócilmente; quería salir del salón del trono, quería vomitar ― Merlin…

― ¿Su Alteza?

― Quiero que le des a Lancelot una de nuestras mejores habitaciones y luego se lo enseñes a Arthur. Será nombrado caballero lo antes posible.

― Sus deseos son mis mandamientos, mi señor.

― Haces bien, Merlin. Es un placer tenerte con nosotros, Lancelot.

― Gracias, s-su alteza...― Se había roto antes de que el brujo hubiera esperado. Merlin volvió a golpear al hombre ―Lo siento...― El caballero salvó el rostro a tiempo, aclarándose la garganta ― Estoy muy cansado del viaje, milord. He estado viajando durante los últimos cuatro días.

― Me lo esperaba, ve y descansa. Te quiero en tu mejor momento para el banquete de esta noche, Sir Lancelot. Tengo que presentarte a mi protegida, Morgana, ella y tú serán buenos amigos. ¡Ahora ve y descansa!

47

― Quiero vomitar, Merlin― El caballero gimió, luciendo un poco verde. Merlin le dio a Lancelot un cubo. ―Gracias, eso es realmente un apoyo― Ajá ... ¿quién lo sospecharía? El gatito tenía garras.

― ¡Oh! Mi error, mi señor… —se burló de Lancelot, dándole palmaditas en la espalda. ― Entonces, qué es lo primero que quiere, Sir Lancelot, ¿la habitación o Arthur?

― No puedo creer que esto esté sucediendo realmente ― Ahora el chico pálido estaba preocupado. Lancelot parecía realmente enfermo.

―El cuarto ― Merlin decidió por él ― Dejaremos a Arthur para cuando no parezca que te vas a desmayar.

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― ¡Arthur! ― Los caballeros y su príncipe estaban practicando en el campo. Arthur se volvió y Merlin se le acercó. ― ¡Mira! Encontré a tu criatura mística y ¿qué sabes? ¡Noble y todo! ― Merlin le estampó los documentos en la cara ―Él es Lancelot.

― ¡¿Hijo de Andre de Montbard?! ― Cuando el príncipe leyó ese nombre, sus ojos se abrieron cómicamente. Los caballeros empezaron a zumbar como las doncellas del castillo. ― ¿Este era tu vagabundo?

― ¿Qué?

― Morgana me dijo que habías recogido a un vagabundo. Pensé que se refería a un perro o algo más peligroso, dado tu historial, ¡¿Pero un hombre?!

― La traidora...― murmuró Merlin. Arthur miró a Lancelot, como evaluando la perspectiva del caballero, aprovechando que Merlin estaba enfurruñado.

― Mi príncipe ― El hombre bronceado saludó cortés e incluso inclinándose.

― Así que estás aquí para probarte como caballero.

― ¡Mi sueño es servir a Camelot hasta el día de mi muerte, mi señor! ― El hombre de ojos oscuros explicó solemnemente.

― ¡Entonces saca tu espada y atácame!

― Si él dice: mátame. Hazlo ― Merlin aconsejó al primer caballero ― Ahora mis señores, si no les importa, me iré ahora, tengo una protegida a la que matar.

― ¡Espera! ¡No te vayas! ― Los ojos de Lancelot estaban llenos de súplica y se pegó a su brazo derecho como una sanguijuela.

― No te preocupes Dulac; te vamos a cuidar bien. Será mejor que sueltes el brazo de Merlin antes de que tu sobrenombre se relacione con este incidente.

― Bueno, adiós. Arthur, si todavía estás interesado, pude o no haber encontrado algo de fuego...

― Hablaremos de esto más tarde; ven esta noche a mis aposentos ― Merlin asintió y dejó a Lancelot allí luciendo como un pez fuera del agua.

49

Merlin se estremeció cuando vio a Lancelot todo magullado y con el labio partido en el umbral de la sala del médico de la corte.

― Debería haberle dicho a Arthur que aún te estabas recuperando del griffin. Eso habría traído algo de simpatía. Vamos, vamos a limpiarte un poco.

― Soy un caballero, Merlin ― Lancelot todavía estaba en shock, acariciando su brazo maltratado. Merlin sonrió suavemente, sentándose con cuidado como el primer caballero en el banco.

― Sí, eres un caballero, Lance... eres un caballero― El hombre mayor tenía los ojos vidriosos y una sonrisa orgullosa apareció en su hermoso rostro.

50

― ¡Hola Arthur! ― Merlin saludó alegremente al Príncipe. ― Buenas noches, Alvin. Veo que todavía estás por aquí.

― Ho-Hola, Merlin ― El brujo le sonrió al sirviente. Merlin no estaba seguro de querer saber por qué el sirviente se sonrojaba cada vez que hablaba con él.

― Estoy bien hasta aquí, Alvin. Puedes irte a descansar ― Arthur puso cara de indignación cuando el sirviente miró al Brujo como si Merlin fuera el emisario de los Dioses y hubiera descendido para decirle que heredaría los cielos de arriba.

― ¡Gracias! ¡Gracias, Merlin! ― Merlin resopló tratando de ocultar su risa.

― ¡No hay problema, amigo! Qué tengas buenas noches ― El sirviente corrió como si evitara un cambio de opinión.

― ¡¿Cuál es su problema?! ¡Parecía como si acabara de ser salvado de ser torturado hasta la muerte!

― Bueno… ¿qué quieres que diga? Aquí... ― Merlin puso una bolsa de cuero en la mesa y sacó un frasco grande. Arthur miró el frasco con desconfianza; el fuego azul bailaba furiosamente dentro del cristal.

― ¡Pensé que estabas hablando de que sabías dónde encontrarlo! ¡No que ya lo tuvieras!

― Yo digo tomate, dices tomate...― Merlin rodó los ojos ―Puedes tocarlo Arthur. No te va a morder ni a atacarte… ―El Príncipe respiró hondo y sostuvo el frasco, incómodo. Era frío, muy frío.

― ¿Cómo uso esto exactamente? ― Preguntó dejando el frasco nuevamente en la mesa.

― Empapa tu espada en el fuego. Se iluminará... y luego, ya sabes qué hacer.

― ¿Cómo diablos voy a usar esto sin que los caballeros se den cuenta? ― Arthur enredó sus dedos en su cabello.

― Vámonos esta noche y matemos a la bestia, seré tu respaldo. Los caballeros no tienen que saberlo o podrías decirle a Lance... él también estará de acuerdo con usar el fuego.

― Entonces, él es Lance, ahora, ¿eh? ― Merlin sonrió y Arthur vivió para lamentar sus palabras.

― ¿Estás muy celoso, molestia?

― Cállate Merlin y la próxima vez que me llames molestia, irás directamente al cepo.

― Aw ~ pobre señor ofendido ― El mago arrulló; jugando con su cabello. Arthur se enfurruñó, por supuesto. ―Mantenlo con tu almohada y avísame ― Fue lo último que Merlin le susurró al oído, luego solo besó al idiota en su sien izquierda y salió de la habitación, dejando a Arthur brillando en azul pálido algo desconcertado con la mano en la sien.

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― Lancelot,hablemos; solo Lancelot, todos los demás pueden irse a casa ― Leon, que era uno de los caballeros, que se detuvo cuando el Príncipe habló; hizo una reverencia y siguió adelante, mirando furtivamente al dúo.

― ¿Si señor?

― Pídele a Merlin que te cuente sobre el fuego azul, dile que se lo dije y si después de escuchar la historia todavía quieres venir con nosotros, ven― Lancelot solo frunció el ceño sin entender muy bien de qué estaba hablando el príncipe.

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― Entréguenme sus espadas, los empaparé… no quiero que un idiota y un imbécil se quemen. No quiero ser yo quien le diga al Rey que sus chicos dorados decidieron prenderse con fuego.

Después de que Lancelot hablara con Merlin sobre el "Fuego Azul", el recién nombrado caballero se entrometió ansioso por demostrar su valía. Esa misma noche Arthur decidió ir y matar a la cosa con solo Merlin y Lancelot como respaldo para poder usar el fuego azul sin mortificación.

― ¿Lo acabas de llamar idiota? ― Lancelot estaba boquiabierto de nuevo.

― Sí, Merlin, ¿me acabas de llamar idiota?

― Solo entréguenme las malditas espadas o llamaré al griffin y tendrán que luchar solos con la ayuda de tus espadas mundanas...― amenazó Merlin extendiendo sus brazos para recoger las espadas. Los dos caballeros le dieron las armas por temor a que Merlin se mantuviera fiel a sus palabras.

Cuando Merlin les dio la espalda y fue a preparar las espadas, empujando a un lado el frasco con el fuego y simplemente conjurando el fuego azul directo a las espadas, Arthur miró a Lancelot.

― ¿Algo anda mal, señor? ― Arthur entrecerró los ojos.

― ¿Pensé que el rumor decía que odiabas la magia? ― Lance se quedó allí como un ciervo atrapado en el centro de atención ―Está bien... entiendo... sería un hipócrita si... no importa, olvide que dije algo...― Merlin decidió regresar en ese preciso momento.

― Aquí están tus espadas, cuidado con la hoja. Solo tócalo, Arthur; no te va a comer ― Merlin arrastró las palabras molesto. El príncipe tomó la espada, resignado; se estaba acostumbrando a que Merlin lo tratara como a un plebeyo ―Toma, Lancelot, solo úsalo como una espada normal. ¿entendido? ― El moreno sonrió pacientemente, entregándole la espada al caballero.

― ¿Por qué él tiene el trato condescendiente? ¡Discriminación! ― Gritó Arthur realmente molesto porque Merlin tenía muchas concesiones con el nuevo caballero y él era dejado de nuevo como un cero a la izquierda.

― Eh, lamento interrumpir, pero ¿cómo vamos a encontrar al griffin? ― Lancelot se metió en la conversación, no le gustaba el camino hacia donde se dirigía.

― La gente dijo que aparece después de la medianoche para arrebatar a cualquiera lo suficientemente estúpido como para estar afuera con la situación actual...

― ¿Te estás llamando estúpido, Arthur? ― Merlin provocó al príncipe.

― Cállate, Merlin.

― Por supuesto, señor ― Merlin replicó rodando los ojos, mientras que Lance se sentía como si tuviera un infarto. Cómo Merlin seguía vivo, era un misterio para él.

― ¿Cuánto tiempo va a durar el fuego, Merlin? ―El rubio le preguntó al aprendiz del médico, dándose cuenta de que probablemente no tuvieron toda la noche.

― Preocúpate por matar a la cosa, déjame el fuego a mí...

―Bueno, lo siento por preguntar, Merlin.

― Merlin, estoy de acuerdo con Gaius, me preocupo por ti, profundamente ― Lance declaró preocupado haciéndose eco de Gaius.

― Preocúpate por ti mismo, sir Lancelot...

― Buen intento...― El "Una vez y futuro Rey" resopló. El moreno bronceado miró a Arthur con el ceño fruncido.

En el momento en que Arthur y Lancelot se distrajeron, la criatura decidió aparecer. Arthur fue el primero en atacar y el futuro primer caballero fue contra la criatura segundos después. Lancelot duró dos estocadas más que Arthur y eventualmente el Brujo fue el único en pie, Merlin solo rodó sus ojos, severamente molesto y, aprovechando el hecho de que ambos caballeros estaban inconscientes, apareció su bastón; cantó el hechizo y mató a la cosa mientras los caballeros todavía estaban tratando de reanimarse.

Merlin arrastró a los caballeros a una posición más segura, no queriendo agregar bandidos a la mezcla y esperó a que los hombres regresaran a la tierra de los vivos. Lancelot nunca se desmayó realmente, pero el puñetazo lo dejó sin aliento y Arthur estaba luchando por recuperar la conciencia.

― ¿Qué le pasó a la criatura? ― Preguntó el príncipe, en el primer momento en que pudo volver a hablar.

― Lo heriste con el fuego y finalmente murió, desapareciendo en el aire― Merlin inventó, como de costumbre.

― ¡Solo así? ― Lancelot preguntó sin creerlo.

― Solo así… ¿Por qué? ¿Esperabas algo más grande? Deberías haber estado aquí cuando el Afanc, pregúntale a Morgana, ella te lo puede decir ― Merlin revisó a ambos caballeros y estaban bien, así que se enderezó y dijo ― Me voy a casa; pueden hacer lo que hagan los caballeros cuando derrotan a un enemigo ― Y con eso, caminó para regresar al castillo.

― ¿Viste el bastón de color púrpura oscuro? ― Preguntó Arthur, tratando de entender de dónde venía el maldito bastón, aunque podría haber imaginado las cosas de nuevo, estaba bastante golpeado en ese momento.

― Yo-yo realmente no lo sé― El caballero admitió con franqueza. ―No creo que entiendo lo que acaba de pasar aquí. Quiero decir, no creo que realmente hayamos tocado a la criatura.

― Volvamos al castillo; podemos interrogar a Merlin mañana para saber qué diablos pasó realmente aquí.

― ¿Y crees que te lo dirá, señor?

― Cierto…

53

El rey parloteaba alegremente, felicitando a Arthur y Lancelot: ambos valientes caballeros que mataron al poderoso griffin. Merlin estaba escondido en las sombras, sacudiendo la cabeza; sin creer lo que estaba viendo, por supuesto, se celebraría un festín esa noche para celebrar la victoria de Arthur y Lancelot sobre el Griffin.

54

Merlin decidió saltarse la fiesta. No tenía mucha hambre y no le pasaría nada a Arthur esa noche y Lancelot estaba con el idiota, así que fue a su habitación, tomó un libro y comenzó a leer bajo la luz de las velas.

Mientras tanto, el comedor se llenó de alegría y celebraciones. La conversación fluyó tanto como el vino, todos en alto de espíritu.

― Así que dígannos, Arthur, Sir Lancelot―. Morgana preguntó amablemente en el banquete. ― ¿Cómo mataron al griffin, mis señores?

El príncipe sabía que su hermana honoraria no estaba siendo maliciosa; sabía que a Arthur le gustaba presumir de sus asesinatos, pero con la situación actual, no podían decirle a la sala: bueno, no sabemos exactamente cómo matamos a la bestia.

Arthur y Lancelot se miraron el uno al otro, y ¿qué podían hacer sino mentir? Ahora se dieron cuenta de que tal vez todas las grandes leyendas comenzaban de esa manera y que las misiones no siempre eran tan grandiosas como las hacían los juglares y trovadores.

― Entonces sir Lancelot evitó a la bestia y lo apuñalé― Los caballeros inventaron a medida que avanzaba la historia.

55

― Mi conciencia me está matando por tener que mentir así― Le confesó al príncipe una vez que terminó la fiesta.

― ¿Y qué más podríamos haber hecho? Diles que rozamos la cosa, quedamos inconscientes y luego, según Merlin: ¿desapareció con el viento? ― Lancelot se retorció, perdiendo contra Arthur ―Mira, olvidemos que este día sucedió.

― Entonces, ¿no le vas a preguntar a Merlin sobre lo que realmente pasó?

― Bien... haré lo mejor que pueda, pero reconozco una causa perdida cuando veo una... ― Lance no pudo hacer más que asentir.