~Encuentra tu camino~

Tan pronto llegaron a su destino, Rosie abrió la puerta y los invitó a pasar mientras les dedicaba una dulce sonrisa, guiándolos al parecer a la sala. Ella pudo notar la ligera curiosidad que asomaba en los ojos del grupo, mirando con atención cada detalle de la acogedora casa hogareña. Sus detalles siempre habían hecho sentir cómoda a Rosie, incluso en los días más helados, aquella casa era un lugar cálido que te permitía dormir con la seguridad arropándote.

—¡He vuelto! —anunció la de reflejos rojizos después de haberse acercado a las escaleras, solo para volver con el resto —. Es un lugar pequeño, pero pueden tomar asiento —moviendo su mano, señaló primeramente los sillones y después al comedor —. Pueden llevar las sillas también para completar —agregó con esa chispa de confianza que atraía a cualquiera. Rosie buscó ser lo más hospitalaria posible, después de todo, sus tutores le habían aconsejado salir de su caparazón tímido del mundo exterior, cosa que la volvió conocida y fácil de tratar en el pueblo.

Nora le tomó la palabra de inmediato, dirigiéndose al sillón y tomando lugar, siendo seguida de Ren, Weiss y Blake que se sentaron junto a ella. Jaune, Qrow y Yang tomaron una silla cada uno, ingresándolas al lado del sillón. Rosie sonrió con satisfacción al notar muy poca vacilación de sus visitantes al seguir su invitación.

—¿No les importa si sacamos fuera de lugar las cosas? —le preguntó Oscar observándola con un leve entrecejo fruncido. Rosie notó enseguida que al chico le preocupaba ser una molestia de alguna forma, causándole gracia a la chica quien le hizo un movimiento despreocupado con su mano para restarle importancia al asunto.

—Para nada, no tienen que ser tan formales, además, ustedes ya les caen bien a los abuelos debido a que me cuidaron haya afuera... Bueno, excluyendo todo lo relacionado a magia, digamos que están al tanto —murmuró con una ligera risa nerviosa, haciendo sonreír al moreno que tomó la silla y se unió al resto con ella siguiéndole el paso.

—¿Pero que tenemos aquí? —la voz de la mujer adulta captó las miradas del grupo de cazadores, quienes se pusieron de pie de inmediato al notar la presencia de la pareja en el umbral de la sala.

—Ellos son los cazadores que me ayudaron a controlar el Grimm y que al parecer me conocen, Sasha —la joven los presentó rápidamente y le dio espacio a ambos, dejando que se dirigieran al sillón vacío para tomar asiento. Si bien, ya los había mencionado antes no le importaba volver hacerlo.

—Lamentamos llegar así de la nada, soy Qrow Branwen y estoy encargado de estos jóvenes —Rosie no supo porque razón, pero le resultó algo divertida la actitud del hombre llena de duda y nerviosismo al presentarse a sus tutores, como si esa actitud no encajara con el. Emitió una pequeña risa qué sin darse cuenta, fue percibida por su hermana mayor, quien sonrió un poco en respuesta.

—Oh, querido, no te preocupes y no seas tan formal —una suave risa salió de los labios de la mujer —, y por favor, tomen asiento, ¿o quieren charlar de pie? —Rosie rodó un poco los ojos al tono juguetón de la anciana. Un tono normal en esa vivaz mujer.

—Rosie, querida —la mencionada de inmediato tarareó en respuesta al llamado de Aarón, con sus manos detrás de la espalda y balanceándose juguetonamente mientras le miraba con atención —¿Puedes encargarte de nuestro té y ofrecerle algo a las visitas?

—¡Por supuesto! —respondió la joven con el entusiasmo brillar a su alrededor, dirigiendo la mirada a sus invitados quienes por una razón sonreían con esa pizca de dulzura mientras la miraban. Rosie solo lo atribuyó a que muy probablemente era por el hecho de que estaban felices de volver a verla, ¿algo normal no?, después de todo, ellos eran su familia y la creyeron muerta. Y no los recuerda. La joven fue golpeada con ese pensamiento nuevamente, mordiendo su labio inferior, pero intentando no borrar su sonrisa para no preocupar a nadie, en algún momento se encargaría de eso de alguna manera, ¿no? —¿Quisieran té? Tenemos limonada también, ¡oh! y galletas —dijo rápidamente, si de alguna forma sus pensamientos se habían filtrado los ocultaría de esa forma, evadiendo así incluso las preguntas.

—Estoy bien con té —Blake se animó a hablar primero. A Rosie le agradaba, parecía ser una chica tranquila y hasta un poco misteriosa, incluso tenía la sensación de que esa sería su respuesta.

—Una taza de té me parecería muy bien —esta vez, Weiss con una espalda totalmente erguida al estar sentada, también expresó su respuesta con ese tono de voz característico de una señorita de sociedad. Rosie debió de sospecharlo, el porte elegante de la peliblanca claramente gritaba que pediría un té. «Era de esperar, supongo». La de ojos plateados rió internamente por sus pensamientos.

—El resto estamos bien con limonada —comentó Jaune con una sonrisa. A lo que Rosie asintió en respuesta.

—¡Y con las galletas! —agregó Nora con emoción, saltando de su lugar. Ren carraspeó su garanta mientras la observaba con una sonrisa llena de ternura, y la chica volvió a su lugar con las mejillas sonrojadas. Rosie no pudo evitar emitir una suave risa, claramente podía entender a la chica, ¿quién no ama las galletas?

—¡Vienen en camino! —dijo con entusiasmo, caminando con destino a la cocina para comenzar a servir.

—¿No quieres ayuda? —preguntó Oscar a su espalda antes de que saliera de la sala. Rosie miró por sobre su hombro al chico que le miraba con preocupación. «Es del tipo educado que no se puede quedar quieto, ¿será del tipo que no puede dejar de ayudar?» Su sonrisa se ensanchó y le asintió en respuesta al chico, si quería ayudarla no tenía ningún problema. Notó la sonrisa pequeña que se asomó por los labios del chico, que se levantó de su lugar y la siguió.

Bueno, queremos presentarnos primero... —Rosie escuchó la voz de Yang tomar las riendas de la conversación mientras ingresaba a la cocina con el chico a su lado.

—Hay unas tazas en ese estante, en el de la izquierda están los vasos —le informó la de ojos plateados señalando una a una las alacenas a su acompañante, quien asintió y se dirigió a ellas para sacar los objetos. La chica se encargó de abrir el refrigerador, de donde sacó el jarrón de limonada, mientras escuchaba como los chicos en la sala se presentaban. Sonrió con diversión al notar como habían hecho demasiada limonada como de costumbre, ¿siempre les gustaba consentirla tanto? A veces debía invitar a algunos chicos para acabar con la bebida. Ella se giró hacia Oscar, quien había dispersado los vasos y las dos tazas, listas para verter el líquido —¿Puedes ir sirviendo la limonada? Me encargaré del té —el chico asintió con una sonrisa, tomando el enorme jarrón de sus manos y repartiendo la bebida. Rosie se dirigió a la estufa, apagando el agua de la tetera que seguramente Sasha había puesto antes de que llegara con el grupo. Estiró su brazo a la alacena, de donde extrajo la cajetilla que contenía aquel té que sus abuelos amaban tanto que tenía una fragancia que le recordaba a un campo de flores. Vertió aquello en la tetera con cuidado de no tener un desliz y quemarse.

Somos familia de Rosie... O más bien, de Ruby Rose, la chica que han cuidado este tiempo —Rosie detuvo sus movimientos unos segundos, dejando la cajetilla suspendida encima de la tetera. El tono de la chica, Yang, pareció ser tembloroso y con una pizca de amargura que provocó un pequeño tirón en su estómago, deteniendo cualquier acción que hacia.

Ruby Rose... ese nombre, es el de la joven cazadora que transmitió el mensaje a los reinos —Rosie pudo notar el tono lleno de asombro de Sasha e hizo incluso asombrarse a ella misma. «¿Hice tal cosa?» Fue la pregunta que golpeó su cabeza en simultáneos ecos.

"Haz hecho mucho más de lo que imaginas". Después de algún tiempo, Rosie finalmente escuchó a Penny hablar desde que habían llegado, pero, así como llegó se marchó una vez más, dejándola con sus pensamientos.

Nosotros escuchamos el rumor gracias a unos viajeros, ella unió a los reinos con aquel pedido de ayuda. Pero jamás conocimos el rostro de la joven, nuestro pueblo estuvo muy limitado desde la caída de las comunicaciones y cierres en las fronteras, tuvimos que hacer lo que se podía. Podría decirse que estábamos casi aislados hasta hace muy poco —explicó Aarón con seriedad.

—¿Estás bien? —la atención de Rosie se volvió hacia Oscar, quien claramente había notado su cambio de ánimo y ahora le miraba con ese brillo de preocupación reflejado en sus ojos ámbar.

—¡Si, si! —respondió ella de inmediato, intentando recomponer su postura envolviéndose en un manto lleno de felicidad desbordante. Volvió su atención a la tetera, terminando lo que había comenzado mientras escuchaba como la rubia le explicaba a Aarón y Sasha sobre que ella era su hermana mayor por dos años y sobre que su hermanita era una cazadora que había ingresado mas tempranamente que otros estudiantes a Beacon. Una punzada se instaló en su pecho al escuchar como Blake mencionaba que eran parte de su equipo y que habían estado presentes cuando la academia cayó, para agregar igualmente, que su grupo estuvo luchando aun después de eso, contra todo lo malo, terminando por ser reconocidos como cazadores.

Rosie tomó la tetera y se dirigió al lado de Oscar, sirviendo el líquido en las cuatro tazas. Una por una sin perder detalle de lo que decían en la sala —. Es extraño —se atrevió a decir sin dejar de servir, el chico a su lado se volvió hacia ella, poniendo atención a sus palabras, un acto que Rosie agradeció internamente, aun si no acostumbraba hablar sobre lo que pensaba, por alguna razón la compañía del chico no le resultaba incómoda —, es decir, ustedes me conocen, pueden contarme muchas cosas, pero al final, no tengo idea de ello y es... triste —confesó mientras terminaba su tarea y dejaba de lado la tetera, solo para continuar con el azúcar, repartiendo cuidadosamente la cantidad.

—No necesitas preocuparte de no poder recordarnos, te lo estaremos explicando cuidadosamente —Rosie dirigió su mirada al chico que solo la pasaba por unos centímetros de altura, notando que éste le regalaba una sonrisa tranquilizadora.

—Gracias, Oscar —susurró ella, finalmente escuchando como Qrow había mencionado que ellos creían que ella había fallecido y por ello no pensaron en buscar —. Bien, llevemos esto —le dijo al chico con su sonrisa entusiasta, obteniendo un asentimiento por su parte. Ella tomó el par de tazas en sus respectivos platillos, y Oscar la imitó con el otro par —. Ten cuidado —le advirtió ella en un tarareo, tomando la delantera para ingresar a la sala primero, entregando ambas tazas a sus tutores que susurraron un breve "gracias" y se alejó de inmediato para no estar en medio tanto tiempo.

—Entonces, seguro es el destino que terminaran aquí y se encontraran con Rosie —dijo de pronto Sasha con esa dulce sonrisa que siempre mostraba a todo el mundo y que contagiaba a la joven. Rosie volvió sus pasos a la cocina, con Oscar siguiéndola después de haberle proporcionado el té a las dos chicas en el sillón. Pronto ambos comenzaron sus idas y venidas con los vasos de limonada que repartieron entre todos.

—Se suponía que veníamos por otra cosa, pero terminó pasando algo distinto —comentó Yang. Rosie le entregaba la bebida y justo al decir eso ambas intercambiaron miradas. La rubia le dedicó una sonrisa dulce a la de ojos plateados, quien no pudo evitar corresponder el gesto fugazmente, solo para alejarse una vez más y volver con el plato de galletas que colocó en la mesa de centro. Oscar finalmente tomó asiento y la joven caminó al lado del sillón de sus tutores, decidiendo mantenerse de pie mientras hablaban. Un breve silencio se instaló en el lugar y el entrecejo de Rosie se frunció un poco, sintió la ligera tensión que empezaba a emerger, asumiendo que quizás no sabían que decir ahora.

—Nosotros... —Weiss fue quien rompió el silencio, quizás cansada de que ninguno de sus compañeros se atreviera a hablar o quizás dispuesta a ser quien tome las riendas y realizar las preguntas difíciles —. Deseamos saber, ¿Cómo apareció Rosie aquí y cuál era su condición? —Rosie tembló ante la pregunta, conociendo la respuesta muy bien, pero aun inquietándola cada vez que se menciona el tema. No le gustaba, era duro. Recordar aquellos días en el hospital, con heridas que no sabía de donde provenían y soledad ante la falta de recuerdos, la hacían sentir indefensa y odiaba eso, desmoronarse, no ser fuerte.

—Querida —Rosie dirigió su mirada cohibida e incómoda a Aarón, que le sonreía con dulzura. Ella debió suponerlo, ellos prestarían atención a su reacción —. Antes de toda esta conmoción, Sasha quería ir a recoger sus medicamentos, ¿puedes encargarte? —preguntó el anciano a la chica, quien dibujo una débil sonrisa en sus labios y asintió.

—Volveré enseguida —fue lo único que salió de los labios de Rosie, quien no pensó demasiado para salir por el umbral de la sala mientras se ponía la capucha roja de la sudadera, se había quitado su fiel capa al llegar, así que solo contaba con la capucha de la prenda. Cuando finalmente el sonido de la puerta les anunció que la chica había salido, Sasha emitió un suspiro.

—Ella estaba muy herida —murmuró Sasha con tristeza mientras observaba la salida de la sala, transmitiendo como si aquellos días hubieran sucedido recientemente. Yang sintió una punzada en su pecho, la quemadura en el brazo de su hermana aún la tenía muy grabada en su memoria, ni siquiera sabía si ella estaba preparada para escuchar la explicación de la mujer sobre las heridas que tenía cuando la encontraron, y por la reacción de su hermana... Fueron horribles —. A esa niña no le gusta mencionar el tema, siempre lo evade poniendo excusas y sonriendo torpemente, repitiendo una y otra vez que está bien.

Yang suspiró, sus dedos mecánicos se enroscaron en su brazo, marcando en su piel la frustración que no podía expresar con palabras. Claro que Ruby siempre dejaba sus sentimientos para si misma, intentando retenerlo y presumir de estar bien cuando no es así, solo para hacerse la fuerte y no preocupar a otros. La rubia miró de reojo a sus amigos, que parecieron encogerse un poco debido a las palabras de la mujer. Sí, eso lo confirmaba, todos pensaban lo mismo que ella.

—Ese día, era como cualquier otro —comenzó Aarón a hablar, obteniendo las miradas de inmediato —. Solemos recorrer la entrada del bosque como una tradición, en esa área suelen darse arbustos de bayas muy buenos...

Aarón y Sasha caminaban con tranquilidad por las orillas del bosque, mientras los colores del atardecer indicaban que el día pronto acabaría para darle la bienvenida a la noche.

Sasha finalmente llegó a los arbustos y comenzó a recolectar las bayas en buen estado en una cesta, mientras su esposo llevaba una pala en sus manos y vigilaba el alrededor. Si bien, las cosas solían estar tranquilas pese a todo el problema de Grimm concentrado en las ciudades, y aún si dichas criaturas aún no habían logrado localizar su pueblo, no por eso bajaría la guardia.

—Creo que será suficiente con todas éstas —había dicho su mujer con entusiasmo, levantándose y volviéndose hacia el. Él le sonrió y estuvo dispuesto a responder, pero un brillo azul que captó por el rabillo de su ojo llamó de inmediato su atención, girándose hacia aquella dirección y ajustando su agarre en el objeto en sus manos —¿Qué crees que fue eso? —preguntó Sasha con su mirada al interior del bosque, dando unos pequeños pasos hacia el frente.

—No lo sé, pero puede ser peligroso —advirtió el al notar la curiosidad en los ojos de su esposa.

—Oh vamos, sabes que si fuera Grimm no daría un espectáculo de luces tan cálido —refunfuño Sasha caminando a pasos más rápidos hacia el bosque. Aarón no podía creer como su esposa a pesar de los años seguía igual de curiosa y atrevida que en su juventud. No lo pensó demasiado y la siguió con su "arma" lista para atacar.

Caminaron solo muy poco, él la seguía unos pasos por detrás, cuidando la espalda de su esposa en el trayecto. De pronto, Sasha detuvo sus pasos y la canasta resbaló de sus manos, las cuales, llevo a la altura de su rostro cubriendo su boca.

—Oh Dios mío, Aarón —la exhalación de Sasha estuvo llena de asombro y preocupación, mientras de improviso, ya estaba tendida en el suelo cerca del cuerpo de una desconocida chica que estaba recostada boca abajo, con un brazo presionando su abdomen.

Aarón se acercó de inmediato a su lado, soltando la pala de sus manos y tomando con cuidado los hombros de la chica que yacía sobre un charco pequeño de sangre, volteando cuidadosamente su cuerpo. El gemido que salió de su esposa fue una mezcla de horror y tristeza.

—Es una niña... —Aarón sintió una punzada en su corazón al decirlo mientras con sumo cuidado recostaba a la pequeña figura en forma recta, a la vez que la joven respiraba pesadamente.

Sasha no lo pensó demasiado y se retiró aquella franela azul que era su favorita, solo para rasgarla en un abrir y cerrar de ojos —. Levanta de ella con cuidado, detendré la hemorragia de su abdomen —Aarón obedeció en silencio, dejando a su esposa realizar su labor. Mientras ella lo hacía, su mirada inspeccionó a la joven. Había una quemadura extensa en su brazo que parecía de hacía un día y que no había sanado, peor aún por los ligeros rastros de tela adheridos a su piel, asumió que la quemaron vistiendo una prenda de manga larga o guantes. La herida en su abdomen se extendía en horizontal, como si hubiera esquivado un ataque para no terminar con el arma incrustada en el vientre, había algunos moretones en su rostro y un corte en la mejilla derecha —. Debemos llevarla al pueblo, morirá desangrada si no nos movemos —la voz de su esposa tembló al terminar, y cuando elevó su mirada hacia él notó la acuosidad en sus ojos. Él asintió y con mucho cuidado tomó a la joven chica en sus brazos, su cuerpo no pesaba nada y eso era preocupante, ¿cómo una chica de su tamaño era tan liviana? Sasha notó el arma roja en el suelo, una ligera chispa de percepción se activó, y lo entendió, la joven era cazadora. Sin pensarlo más, tomó el arma en sus manos, queriendo tomar el anterior rol de su esposo de protección, esperando que no fuera tan difícil de usar, después de todo, solo era disparar ¿no?

Y pronto iniciaron su camino al pueblo a paso apresurado.

—Cuando llegamos al centro médico la noche había comenzado, pero Rosie fue quitada de mis brazos para ser depositada en una camilla e ingresarla a una habitación —Aarón tomó una bocanada de aire y entrelazó su mano a la de su esposa, quién cohibida, había dejado de beber té, dejándolo en la mesa.

—Cuándo nos dieron la información de su estado, nos dijeron que estaba muy mal —Sasha dirigió su mirada específicamente a Yang. La mujer sentía cierta pena tener que decirle aquello a su hermana mayor, podía verlo en la mirada de la chica, un dolor profundo se arraigaba en su mirada mientras ellos explicaban —. La quemadura en su brazo era más grave de lo que nosotros pudimos ver a simple vista, y hubo riesgo de infección. La herida en su abdomen había sido un poco profunda, perdió bastante sangre por lo que tuvo varias donaciones de la misma. Tenía... hematomas en todo su cuerpo, no solo los pequeños que tenía en su rostro, eso no era nada comparado a los que tenía en la espalda y sus costados, con algunas costillas rotas —Sasha se detuvo un momento con algunas lágrimas en sus ojos. Yang frente a ella respiraba entrecortada, podía notar lo alterada que estaba, y el adulto a su lado, parecía más que nada furioso, aún si tenía una mano alentadora sobre el hombro de su sobrina, parecía que la culpa lo comía vivo, y los demás chicos... eran un manojo de tristeza, nervios e impotencia. Pero Sasha no había terminado de explicar, no quería decir lo que seguía, pero ellos merecían toda la historia —. Su corazón... se detuvo en al menos dos ocasiones —la chica de cabellera naranja, Nora, emitió un sollozo amortiguado por su mano, y el chico a su lado acarició su espalda en consuelo —. Y estuvo al menos, un mes completo inconsciente en cuidados intensivos.

—Cuándo nos llamaron para darnos noticias de ella, ya que nosotros tomamos la responsabilidad de su ingreso, nos avisaron que ella había despertado, pero que al parecer no estaba muy lúcida, ya que no podía responder ni siquiera cuál era su nombre. Los médicos quisieron atribuirlo a que era por el tiempo inconsciente... que estaba aturdida, pero con el tiempo, se dieron cuenta que se trataba de amnesia —Aarón deslizó su brazo por los hombros de su esposa, atrayéndola en un cálido abrazo —. Y decidimos quedarnos a su lado, nos preocupaba, así que nos encargamos.

—El tiempo de recuperación fue duro. Quizás ella no recordaba cómo fue que terminó con tales heridas, pero ver la sombra en sus ojos nos decía lo asustada que estaba, aún si intentara mostrarse de pronto positiva, diciendo que las cicatrices se irían y que en algún momento recordaría, nosotros podíamos notar lo molesta que estaba al no saber nada de lo que le sucedió —Sasha guardó silencio después de terminar, tomando un respiro de relatar todo aquello y dándoles un tiempo a sus invitados para procesar la información.

El sonido de la puerta principal lleno el lugar, los pasos resonaron como ecos. Se pasaron a la cocina y se dirigieron después a la sala. Voltearon enseguida hacia el umbral de la sala, notando la figura de Rosie. La chica se encogió de hombros un poco apenada, ser el centro de atención de miradas llorosas no era exactamente cómodo, pero entendía (o intentaba) la razón por la que estaban así. De pronto, el chirrido del arrastre de una silla la llevó a mirar a la dirección de Yang, que se había puesto de pie y camino hasta ella para quedar a solo unos centímetros separadas.

—Sé... que no tienes la menor idea de quiénes somos, o quien soy —la mirada de Rosie se entristeció enseguida, el tono tan triste de Yang era como una apuñalada a su corazón, y empeoraba al ver esas lágrimas asomando por sus ojos lavanda —. Pero tienes que saber esto, te amamos. De haber siquiera tenido la mínima sospecha, te juro que te habríamos buscado hasta el cansancio —la voz de Yang se rompió en un sollozo y Rosie no pudo evitar tomar instintivamente las manos de la rubia, logrando que conectara su mirada a la de ella.

—Lo entiendo. Está bien —una débil sonrisa se dibujó en los labios de Rosie, realizando sutiles caricias con los pulgares en el dorso de las manos de la rubia, obteniendo finalmente una sonrisa de su parte. La de ojos plateados deslizó su mirada hacia las personas detrás de su hermana mayor —. Prometo que está bien —repitió con la única intención de que ellos también entendieran que no era su culpa no haberla encontrado antes, logrando obtener un sentimiento de tranquilidad por parte de ellos.

Sasha y Aarón intercambiaron miradas, un intercambio silencioso de palabras mientras aún estaban abrazados, dejando que Rosie les diera calma a sus conocidos... A la familia que había llorado por ella, la había extrañado y añorado. Los ojos de Sasha se llenaron de lágrimas, mirando fijamente a su esposo que le acarició la mejilla con dulzura, acompañado de aquella sonrisa que le ha dedicado a lo largo de los años.

—Rosie —la joven volteó de inmediato al llamado tembloroso de Sasha, notando las lágrimas en sus ojos. Ella con suavidad soltó las manos de Yang, solo para caminar hacia sus tutores, acomodándose de rodillas frente a ellos —. No. Ruby —corrigió con su mirada aguamarina en los plateados de la chica, quien notoriamente se estremeció por aquel detalle de su nombre. Sasha acercó su mano a la mejilla de la joven, acunándola con dulzura —. Eres una joven buena, con un gran corazón y generosa, que ilumina la habitación que pisa con su sonrisa. Siempre te hemos dicho que nos recuerdas a nuestra niña...

—Loren, su hija —respondió Rosie en reconocimiento, con un tono tembloroso en su voz. Conocía la historia de pies a cabeza. La hija de los Russo también fue una cazadora, pero murió joven, a los 27 años por un ataque de Grimm y sus padres solo recibieron sus pertenencias, pero no el cuerpo de su hija, hundiéndolos en la tristeza.

—Hemos estado preocupados por ti, desde que te levantaste de esa cama de hospital y comenzaste a sanar de las heridas. Nunca podremos imaginar lo que para ti fue pensar que estabas sola de alguna manera por no tener recuerdos.

—Sasha, eso no... —Rosie intentó frenarla, borrar ese pensamiento para que no se preocupara, pero la mujer movió su cabeza de un lado a otro en señal de negación.

—No te atrevas a intentar mentir, cielo. Eres un poco como Loren después de todo —una suave risilla salió de los labios de la anciana mujer, brindando suaves caricias en la mejilla de la chica, quien mordía su labio inferior —. Y tengo una ligera sospecha de lo que pasará a partir de aquí —la mujer elevó la mirada, solo para observar a las personas que estaban en silencio detrás de la chica —. Probablemente quieran proponerle ir con ustedes, ¿no? —el grupo mostró asombro hacia la mujer, quien percibió el ligero estremecimiento de Rosie, la cual no se atrevió a mirar al grupo. Sasha volvió su mirada a ella —, y tú.. Eres tan obstinada, terca y poco egoísta, por lo que dudarás en responder. Pero Aarón, yo, Karen, Robert y cada persona que te conoce aquí, te diremos que está bien que te marches, que estaremos bien.

—¡Sasha, eso...! —quería contradecirles, protestar ante la idea, ¿cómo podía marcharse después de todo lo que hicieron por ella?

—Está bien, Ruby —interrumpió Aarón sus protestas, acercando su mano a la cabellera de la joven y regalándole una caricia —. Todo este tiempo hemos respetado tus decisiones, cada una de ellas. Quedarte, ser la cazadora del pueblo, protegernos y anteponer las necesidades de los demás sobre tus conflictos de recuperar tus recuerdos. Pero dinos, ¿no quisieras intentar recuperar esa parte de tu vida? Y en caso de que no pueda ser así, ¿no quisieras formar recuerdos con las personas que te han amado durante años? —Rosie emitió un suave sollozo, inclinando más su rostro hacia la mano de Sasha y lentamente asintió —. Además, este lugar siempre será tu hogar. No importa lo mucho que te alejes, sabemos que una parte de tu corazón estará con nosotros —repentinamente, una sonrisa se dibujó en los labios de la joven, si bien, esa sensación de miedo a dejar el único lugar en el que se sintió segura no se marchaba, el apoyo de los tutores que cuidaron de ella por tanto tiempo le brindaban esa pizca de seguridad y confianza que necesita para armarse de valor y realizar un pequeño deseo egoísta, intentar saber quién es.

—Encuentra tu camino, cariño. Explora, sé curiosa, abre paso por las veredas y sé atenta —Sasha deslizó ambas manos a las de la joven, sosteniéndolas y tirando de ella con suavidad para que se pusiera de pie. Al hacerlo, la joven envolvió en un abrazo a los adultos, quienes le dieron unas suaves palmadas en su espalda. Sasha dirigió la mirada al grupo y les sonrió, para después dirigir su mirada directamente a Qrow, realizando un pedido silencioso y el hombre simplemente asintió en silencio, aceptando aun cuando era obvio que lo haría aún si la mujer no lo pidiera. Cuidaría de ella.

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