Capítulo cinco

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Katsuki, obviamente, no correspondería los cortejos de un muchacho de dieciséis, ni aunque éste fuera su amigo de la infancia.

Pasaron meses en que Izuku lo cortejara sin cesar. Sin darle un respiro siquiera. Y esto provocaba que su ira creciera desmedidamente, dada la confusión que dejaba sus acciones en él.

Katsuki no lograba comprender los sentimientos del chico, por lo que no hallaba motivos para aceptar sus afectos, resultándole incómodos y sin ninguna consideración hacia sus sentimientos, pese a que Izuku dijo que no había tomado en cuenta los suyos y se disculpaba por eso, insistiendo en que tomaría en consideración sus sentimientos hacia él. Mas el muy idiota seguía dándole regalillos que solo un adolescente de entre dieciséis y dieciocho pudieran adquirir en base a sus ahorros.

Asimismo, la puerta de su departamento terminaba invadida de flores, cartitas, chocolates picantes, dulces picantes, pósters inéditos de All Might y entre otros regalos con el tema de su ídolo de la infancia.

El creciente fastidio del rubio se volvió presente cuando no podía salir de su propio departamento por estar invadido de detalles que solo a una mujer le gustarían. Pero a él no. Y no porque fuera hombre, sino porque simplemente no le gustaba recibir regalos.

De ninguna manera podría a él gustarle que un adolescente de dieciséis años lo pretendiera, ni porque fuera su amigo, o porque le tuviera cariño por los años de conocerse.

Katsuki no quería el amor de ese niño. No lo necesitaba. No lo veía necesario en su vida, pese a extrañar su presencia cada que se acordaba de él (inconscientemente todos los días, pero como era él, ignoraba dicho pensamiento).

En cuanto menos lo pensó, Izuku ya se encontraba más avanzado de año. Y éste aún continuaba mandándole regalos y tratándolo como la persona más valiosa del mundo.

Izuku lo atesoraba y admiraba grandemente. Lo invitaba a entrenar con él, lo acompañaba cada que él podía o tenía tiempo, dado que era su último año y terminar residencias estaban al tope, así como conseguir oportunidades de trabajo antes de concluir los estudios de la prepa era considerado esencial para los futuros héroes que cuidarían y protegerían a la población en general.

Katsuki creció a despreciar los afectos del mocoso, al punto de llegar a explotar las flores y chocolates que él le mandaba. Explotaba sus muestras de cariño, tildándolas de innecesarias, porque Katsuki no necesitaba que alguien inferior a él lo pretendiera en ningún sentido de la palabra.

Él protegia. No era el protegido.

Es lo que muchas veces debía recordarle a Izuku cuando él se ofrecía a cuidarlo y estar a su lado, aunque solo fuera a distancia.

«No necesito que cuiden de mi, Deku. Entiende que yo soy el héroe que protege a las personas. Nadie me tiene que proteger a mi» es lo que le decía.

Pero Deku siempre rebatía con un «No, Kacchan. Podemos protegernos entre los dos. Un héroe se mete en donde nadie lo llama»

Y vaya que Izuku se metía en donde nadie lo llamaba.

Cada persona que se encontraba en peligro o necesitara ayuda de alguien, puesto a que no podía estar quieto sin hacer nada. Izuku. Tenía que ayudar. Debía hacerlo. Y Katsuki no estaba dispuesto a dejar que los atrevimientos del nerd avanzaran más de lo que él permitió debido a su "amabilidad".

Pero como cualquier persona, Katsuki tenía un límite. E Izuku superó ese límite.

Incapaz de mantenerse callado, recurrió a Kirishima en un día de descanso, en el que ambos fueron a un bar a tomar. Sitio donde le contó todo.

Kirishima lo escuchó atento.

Terminando, pudo sentir que su pecho no estaba echo una maraña de nudos.

—A ver si entendí— Dijo. —Tu amigo de la infancia, que es ocho años menor que tu, ¿es tu pretendiente?

El gruñido que salió de él confirmó ese hecho.

—Bakugo

Ahí venía la reprimenda.

—¿Estás loco?

—No tarado. Es Deku quien siempre me está jodiendo.

—¿Deku?— Oh carajo. Esa parte no la había dicho. Solo se refirió a Deku como "Izuku".

—No empieces.

—¿El héroe 'Deku'? ¿Aquel que todos los niños adoran hoy en días? ¿Ese «Deku»?

—Sí, idiota. Ese «Deku»

—Pero si es un tipazo— Repuso.—Lo conozco desde el festival de deportes del primer año. Me conmovió su resistencia contra Shouto, el hijo de Endeavor. Es muy amable y muchos le han tomado aprecio, aunque aún no haya salido de la UA. He escuchado que muchos lo quieren en sus agencias.

—Sí, sí, sí— Rodó los ojos en blanco. —Deku es grandioso y genial. Todos lo quieren. Ya lo sé—Rezongó. —No sabes cómo detesto que esté detrás de mi como una asquerosa sanguijuela.

—Bueno, si fuera una sanguijuela, no aceptarías todos sus regalos—Apuntó—Además, te preocupas por él, ¿no es así? En su crecimiento. Digo, aún no es un héroe profesional. Apenas tiene dieciséis. Es muy joven para las grandes ligas.

—Debió quedarse por debajo de mi y admirarme desde ahí— Se quejó.

—Esas son palabras duras de un hombre duro— Bromeó, mirándolo de lado.

Katsuki soltó un gruñido similar a un bufido. Estaba cabreado. Molesto.

—Pero hablando en serio— Dijo.—¿No sientes nada por el chico?

—No— Manifestó. Y una punzada se originó en su interior.

Kirishima lo miró sin creerle en absoluto. Katsuki solamente gruñó quejumbroso, cruzándose de brazos.

¿Cómo gustarle un niño tan infantil como Deku? Estaría loco si aceptaba el amor del chico. La tía Inko de seguro lo odiaría por estar con su hijo con intenciones románticas.

Jamás lo dejaría tocar a su preciado hijo.

—Si dices que no te gusta, entonces ya no aceptes sus regalos. Hazle saber que no lo ves de esa manera.

—¿Crees que no lo he hecho?

—¿Lo has hecho?— Enarcó una ceja.

—Todas las malditas veces que tengo la oportunidad de hacerlo, lo hago. Se lo hago saber al estúpido de Deku.

—Bien. Si no entiende las veces anterior, repítelo otras veces más. Algún día lo tendrá que entender.

Katsuki emitió un «Tsk» sin querer tocar el tema una segunda vez. Se sentía cansado de pensar en aquello y en sentir cosas raras por un chiquillo como Deku.

Quería resumir su amistad con él sin que hubiera sentimientos de por medio. Quería que todo fuera como antes. Pero no. El idiota de Izuku tenía que quererlo en el sentido romántico para verlo como amigo.

Los sentimientos de Deku lo hacían sentir incómodo. Raro por dentro. Le producían una opresión en el cuerpo. Un cosquilleo en el vientre. Y las manos le temblaban de las ansias que la insistencia del adolescente provocaban en su estabilidad emocional.

Era chocante presenciar los sentimientos tan fuertes de un chico en su vida. Unos sentimientos tan potentes como cargados de ternura.

Y Katsuki no sabía lidiar con eso.

No lo procesaba bien.

Nunca nadie había estado tan encima de su sombra más que Izuku. Los sentimientos de confusión mezclados con el incesante bochorno que asestaba su rostro cada vez que leía una de esas cartitas que venían dentro de los chocolates, lo ponían al límite de su autocontrol. No soportaría otro día más con un «Me gustas, Kacchan» escrito en las notitas del empaquetado de flores. O el «Hay que protegernos entre nosotros, Kacchan. Uno no puede hacer todo solo» que le decía cuando no correspondían sus sentimientos.

Katsuki apretaba los dientes de visualizarse a lado de Izuku de ese modo intangible a su realidad. Insostenible para su orgullo. ¿Él saliendo con alguien menor que él? ¡Qué jodida vergüenza! El rubio no soportaba la idea en su cabeza, tanto que rechazaba cualquier posibilidad que conllevara a que aquello sucediera.

Y un día estalló en cara de Deku.

—Ya tuve suficiente de tus sentimientos, Deku— Fue su respuesta al ver que Izuku entraba a su departamento con una bolsa de chocolates picantes y dulces picantes que a él le gustaban.

—¿Kacchan?

Una vena botó de su sien.

—No saldré contigo, entiéndelo en ese cerebro de rata inmunda que tienes. Entiende que no me gustas. Odio que me mandes estas cochinadas—Le arrebató la bolsa de la mano y la explotó entre su palma. La ola de lágrimas emergió de los ojos del adolescente, producto de sus ilusiones destrozadas. —Ya me cansé de recibir tus regalitos que nada me aportan. No me gustan, Deku.

—Te puedo dar algo que te guste—Repuso desesperado.

Esto sólo provocó que su furia saliera en cada poro visible de su rostro.

En un arrebato, explotó los regalos. Las flores. Los chocolates. Finalizando con explotar el anillo sin dejar rastro de éste.

Los ojos de Izuku se empañaron por completo. Lágrimas y mas lágrimas salían.

—K-Kacchan…¿por qué?

Admitió que le dolió el corazón de haberse atrevido a montar una escena tan descabellada como aquella.

—No saldría con alguien que es inferior a mi. Ni siquiera aunque hayas echo tu poder tuyo, ha sido suficiente. Ni aunque lo hicieras mil veces será suficiente para satisfacerme.

—¿Q-qué dices, Kacchan?— Lo dijo como un susurro.

—¡Ríndete ya, Deku!— Exasperó. —Vete con alguien de tu edad. No quiero que me estés molestando más tiempo. Ya estoy cansado de ti. Harto de tu estúpida presencia.

El recorrido de lágrimas caía directo por sus mejillas enrojecidos por el llanto. Aun así, Izuku lo tomó por los hombros y lo apegó a la pared, poseyendo esa última dosis de esperanza que bañaba el detrás de sus pupilas.

Katsuki podía jurar que lograba sentir una grieta formarse en su corazón que rasgaba la carne con un puñal.

Dolía tanto que costaba mantenerse de pie.

—Dime que no me estás mintiendo, Kacchan. Dímelo, por favor—Suplicó. —Sé que he sido muy insistente, pero me siento inseguro. No me has dicho en ningún momento tus sentimientos y quiero saber lo que sientes por mi.

—No siento nada por ti—Replicó, divergiendo su mirada hacia otro punto. —No me gustas. No te quiero. No me haces sentir nada. Vete con alguien de tu edad en lugar de estar perdiendo el tiempo conmigo.

Las lágrimas cesaron de caer de sus ojos verdes.

—¿En verdad no sientes nada?

—¡¿Acaso no sabes oír bien?!— Reprendió entre gritos. —¡No siento nada por ti! ¡Que te entre en el oído que no te quiero, Deku! Para mi solo eres un niño— Sus ojos verdes se tornaron heridos. —Sí, un niño. No eres más que un mocoso que no tiene consideración por los adultos. Un mocoso que no ha dejado de seguirme cuando nunca se lo pedí. Un mocoso que no deja de molestarme y ya me tiene harto—Se encargó de de encajar sus uñas en las manos temblorosas del chico. —Un mocoso que me ha echo odiarlo con su amor. Que me ha echo detestarlo como a nadie en mi vida. Un mocoso que que ya no soporto tener cerca. Un mocoso que es tan patético por creerse All Might cuando jamás lo será. ¡Un mocoso que no quiero volver a ver nunca!

—Kacchan…

—¡Salte de mi vida!—Exclamó con todas sus fuerzas. —¡Salte de mi vida, Deku!¡Salte y jamás regreses!

Los contornos verdes de sus globos oculares se tiñeron de oscuro, asimismo ensombreciendo su rostro pecoso.

Katsuki sentía que el corazón se le desplomaba por el suelo.

—Está bien— Emitió Izuku empleando una frialdad que sus oídos conocían.

¿Qué? ¿Tan rápido se rinde? ¿Tan rápido se está rindiendo frente a mis palabras?

—Si ya no quieres que esté en tu vida, me saldré de ella—Dijo tan lento que las palabras se adentraron a su cuerpo paralizándolo.

Katsuki juró que las piernas le flaquearon. Los sentidos le fallaron.

No esperó, juró que no esperó que Izuku se fuese a rendir. O que fuese a decir que estaba bien lo que él decía.

Izuku se retiró del departamento, cumpliendo con su palabra.

Esa fue la quinta grieta de su relación, asimismo con la culminación total de su separación.

Y Katsuki había sido la causa de todo.

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NOTA: Lo resubí porque hubo errores de dedo en unas partes del texto.