NOTAS DEL AUTOR: Aquí esta, señores el quinto capítulo, espero les agrade, en este capito podremos ver un pequeño intento de una cita, pero la cita entre este par de jóvenes empresarios, no termina aquí, sino que es solo el principio, la continuación está en el siguiente capítulo, bueno, disfruten de este.
Descargo responsabilidad: no soy dueño de "Avatar: The Last Airbender"
LA CITA
Llego la tarde y Azula ya se preparaba para su cita, tomando algunos de los consejos que le dio Ty lee, esa mañana, cuando le conto que iría por un té con Aang. Se miraba al espejo y sedaba sus últimos retoques, Zhu le, estaba peinándola y dándole algunas recomendaciones, que por primera vez Azula aceptaba sin decir nada.
La hora se acercaba y por algún motivo se sentía nerviosa, era su primera cita oficial después de Sokka, nadie más la había invitado a salir después de él, por alguna razón le temían mucho, Ty lee siempre le daba consejos de como acercase a los chicos, pero ella siempre decía que era muy bobo y tonto, prefería que le temieran y le alabaran por su poder.
– Su alteza, si me lo permite yo creo que este joven parece buena persona, y creo que ya es tiempo de que usted se de una segunda oportunidad – le decía Zhu Lin, mientras peinaba su hermoso cabello negro de la princesa.
– No lo sé, creo primero debo conocerlo para darle una oportunidad, pero, a decir verdad, no se si yo merezca una segunda oportunidad.
– Créame princesa ya es hora de que se de esa oportunidad, para que las heridas logren sanar.
– Esta bien, Zhu Lin, seguiré tu consejo, lo voy a conocer y bueno… algo puede pasar ¿no lo crees? – decía la princesa ya mas segura de esta cita.
– Claro que sí, su alteza – Zhu Lin, ya había terminado de hacerle un hermoso peinado. – ya está lista princesa, déjeme decirle que se ve hermosa.
Azula, miraba muy atenta al espejo, admirando su propia belleza, recordando que alguna vez se esmero por verse tan hermosa, pero pensaba que no lo volvería a hacer, no hasta hoy.
El timbre sonó, el zumbido emitido llego hasta la habitación de Azula, ya había llegado la hora, era momento de salir y mostrar su belleza ante aquel joven, que la había salvo de aquella caída, era el momento de que él, quedara cautivado por su hermosura.
Una de las muchachas abrió la puerta, en aquel pórtico, se encontraba un joven muy bien parecido, vestido de un traje elegante, y con un ramo de las flores mas hermosas de la Nación del Fuego.
– Hemmm, hola soy Aang, vengo a ver a Azu… – quedo boquiabierto cuando la vio, se veía tan hermosa, su vestido de gala le quedaba perfecto, lo pendientes en forma de dragón enroscado brillaban ante él, sus brazos descubiertos, tapados solo de una parte con un pequeño reboso medio transparente, encajaba perfecto, el adorno del vestido que parecía un gran dragón abrazándola, miraba a Aang, que se había quedado cautivado ante tal belleza. – Te ves hermosa.
– Gracias, ¿nos vamos? – dijo la princesa mientras veía como mantenía su expresión de tonto.
– Oh, claro… claro, adelante – no podía ocultar su nerviosismo ante la princesa, le extendió la mano para darle paso a la princesa.
– Esas flores ¿son para mí? O ¿piensas dárselas a alguien más?
– Oh… claro se me olvidaba, las traje para ti. Toma – le extendió el ramo, ella lo tomo y olio las flores.
– La verdad mis flores favoritas son los lirios de fuego.
– Claro, esos son más difíciles de conseguir.
– ¿A caso yo no lo merezco? – le decía Azula a Aang mirándolo fijamente con los ojos entrecerrados.
– No digo eso, claro que tu lo mereces, es mas mereces todos los lirios de fuego que existen en el mundo.
– Ya deja balbucear, que pareces tonto. Vámonos que se hace tarde.
– Oh claro – la invito a que subiera un auto, mientras él le abría la puerta. – Sube.
Azula subió, Aang, se subió también y se dispuso a conducir por las calles de la ciudad. Las luces de los edificios y de los semáforos se filtraban sobre el parabrisas, iluminando de vez en cuando el bello rostro de la princesa. No podía dejar de pensar que se veía hermosa, quería decirle lo hermosa que era, pero sabia que ni aun con todo el vocabulario bastaría para describir toda su belleza.
Se acercaron pronto al lugar de destino. Se detuvo justo enfrente de la casa de té más popular de la ciudad, "El Dragon Carmesí" uno de los empleados tomo las llaves que Aang le extendió, para llevar su auto al estacionamiento. Caminaron juntos por la entrada; todos los miraban extrañados, nunca antes la princesa había estado aquí. Por lo regular ella acostumbraba otros lugares, casinos bares y todos los lugares donde los jóvenes se divertían. Sin duda era extraño verla aquí y sobre todo con aquel joven apuesto.
– ¿Puedo ofrecerles una mesa? – dijo el empleado que se encontraba en la entrada.
– Claro que sí – respondió Aang, mientras invitaba a Azula, a entrar, con una mano extendida.
Llegaron hasta la mesa designada. El mesero se acercó, les ofreció el mejor té de la casa. Ellos aceptaron y mientras lo esperaban de vuelta, Aang, seguía viendo a Azula con una caro de bobo.
– Pareces bobo – le decía Azula. Mientras intentaba ocultar el sonrojo.
– Eh… perdón, e-es que, la verdad te ves muy hermosa.
– ¿Acaso nunca antes saliste con alguien?
– Claro que sí, pero no con alguien como tú.
– Ya, lo creo, y es bastante obvio, jamás podrás a encontrar a alguien como yo, soy inigualable.
– Eso es muy cierto.
El mesero llego, traía una bandeja con las tazas de té. La puso en la mesa y les entro a cada uno su taza, después se retiró, Aang fue el primero en probarlo, su expresión de disgusto nos e hizo esperar, broto como reacción ante el sorbo.
– ¿sucede algo? – le pregunto Azula, mirándolo extrañada, sabia leer perfectamente a la gente, por lo que dedujo que no le agrado para nada.
– Esta bien, solo… que, pues… la verdad no fue de mi agrado. – decía Aang, mientras se rascaba la nuca en modo de mostrar su nerviosismo.
– ¿Disculpa? – dijo entre cerrando los ojos y lo miraba fijamente. – Este es mejor té de toda la ciudad, no hay y ni habrá otro mejor.
– ¿Y si te dijera que se dónde hay uno mejor? – le dijo él, mientras se acercaba como para decirle un secreto.
– Diría que estas definitivamente loco, y que eres un mentiroso.
– Ja, ya veo que no me crees, entonces tendré que probártelo. ¿Te parece? – le decía él, con una mirada traviesa.
Azula lo miraba fijamente, podía notar que él, seguía con su cara de tonto. Pero qué diablos, había decidido divertirse hoy, así que pues más daba aceptar y ver a que se refería Aang.
Llamaron al mesero para pedir la cuenta, una vez pagada salieron de ahí.
Estaban afuera cuando azula miro que en vez de que Aang pidiera su auto, saco un silbato en forma de bisonte y lo soplo, no se escuchó que el silbado emitiera sonido, pero en un instante se escuchó un gran rugido, un gran bisonte de diez toneladas salió de entre los edificios y descendió justo enfrente de ellos.
NOTAS DEL AUTOR: como les dije al principio, este es solo el principio de esta cita que no olvidaran nuestros protagonistas, en el siguiente capítulo aparecerá alguien más. ¿Quién creen que sea? Bueno espero subir el otro capitulo pronto. No se olviden de sus reseñas, me servirán para mejorar.
