Sabor


Cuando se recurre a la memoria del sabor para conseguir que siempre se recuerde a ese alguien especial.


Sabor, aquella propiedad organoléptica que confiere una característica única, más no irrepetible en un algo. Un atributo que se graba en la memoria formando así una parte importante de los recuerdos, donde con buen tino los dibuja de alegría o de tristeza. ¿Quién no ha sonreído al recordar la primera vez que siendo niño probó un chocolate?, ¿Acaso no se ha derramado una lagrima al evocar el dulce sabor del postre que con cariño alguna abuela preparaba los domingos? y ¿quien podría olvidar el apetecible sabor de la fresca sandía compartida que rememoraba a ese fugaz e inocente primer amor de verano?.

Es inequívoco que en el mapa de la memoria siempre habrá recuerdos, agradables o impregnados de tristeza, que han sido marcados por un sabor en especifico. Hay sabores que enamoran e incluso llegan a seducir y aun con el paso del tiempo estos prevalecen arraigados en nuestra mente hasta el momento de rememorar ese apetecible pasado.

Curiosa...o más bien extraña...Si, esa era la palabra...extraña, así era esa mañana para él. Todo comenzó desde temprana hora, en cuanto puso el pie en el colegio pudo ver como Alya lo miró con avidez y marcando una maquinadora sonrisa dejaba a Marinette con la palabra en la boca.

La morena se acercó con rapidez a él y dejando de lado el precepto del espacio personal lo encaró con escasos diez centímetros de separación entre ambos, sin que aquella taimada sonrisa desapareciera de su rostro.

- ¡Adrien!, buenos días. Me preguntaba…¿cual es tu sabor favorito? - preguntó a bocajarro sobre el desconcertado modelo.

- Yo... - se le dificultaba pasar la saliva al verse apabullado por la impetuosa actitud de su amiga - yo...me gusta la fruta de la pasión. - respondió en un hilo de voz mientras estiraba lo más que podía su espalda hacia atrás, queriendo recuperar una distancia de seguridad.

- ¿Fruta de la pasión? - llevando su mano a la barbilla bajo la mirada, meditando por un momento la respuesta de Adrien.

De inmediato una espontánea sonrisa de satisfacción se mostró en sus labios y levantando la vista la fijo de nueva cuenta sobre su amigo.

- Gracias - dijo exultante y tomado su teléfono se giró para volver junto a Marinette tecleando con rapidez en su dispositivo.

Finalmente Adrien pudo soltar en una profunda expiración el aire contenido hasta ese momento y sin dejar de ver desconcertado como se alejaba Alya.

- ¡Ey!, ¡buenos días, Adrien! – saludó alegre Nino, posando su brazo sobre los hombros de su amigo.

Olvidándose del inusual momento que acababa de vivir se giro hacia su amigo.

- Hola Nino.

- ¿No lo habrás olvidado, verdad?, sabes que cuento contigo. – Nino lo miraba ahora con cierto recelo, ya que aunque su amigo no olvidara su compromiso no podía contar con que su padre le pusiera alguna tarea de última hora.

- No te preocupes, esta tarde no tengo ninguna actividad así que podré acompañarte a buscar el disco que quieres. – respondió afable y tranquilizando a su amigo.

Mostrando una sonrisa más de alivio que de alegría Nino tiró de Adrien para entrar al colegio mientras le explicaba una vez más lo que harían al salir de clases.

Era ya el último receso del día y en una apartada banca del patio Alya junto a sus amigas organizaban los últimos preparativos para lo que sería aquella sorpresa de la tarde.

-Muy bien, al parecer esta todo listo. – informaba Alya al grupo revisando la lista en su teléfono.

- ¿Has podido terminar tu regalo Marinette? – preguntó Rose mostrando en su alegre expresión una expectante ilusión. – Es tan romántico que le regales algo hecho por ti misma.

- Si…si, lo he terminado ayer por la noche. – respondía cohibida.

-Jaja, asegúrate esta vez de no olvidar pegar una etiqueta con tu nombre. – con ironía Alix golpeaba el costado de la azabache con su codo.

-No, eso no pasara, – afirmó con rotundidad Alya – para eso estamos nosotras aquí. – completo con un guiño de complicidad hacia su amiga.

-¿Y sus regalos?, no me han dicho aun que piensan darle. – pregunto ahora curiosa Marinette.

De inmediato Alix, Rose, Juleka y Myléne clavaron a la vez su mirada sobre Alya.

- Ya, sobre eso hemos decidido darle algo entre todas. Al terminar el colegio iré por él.

Marinette se extraño ante aquella iniciativa, pasando por alto la picara sonrisa que compartían entre ellas sus amigas.

Las clases finalmente habían terminado y mientras Alya se despedía de las chicas para ir a buscar el regalo, Adrien se marchaba con Nino.

Una hora después salía de la tienda de discos un exultante Nino sosteniendo una pequeña bolsa de plástico.

- Tienes que escuchar este disco, ¡es grandioso!. - exclamaba emocionado.

Adrien solo pudo reír ante la infantil actitud de su amigo.

- ¡Vamos!, tenemos que irnos. - tomando a Adrien por su camisa tiró de él.

Antes de que Adrien pudiera tan siquiera replicar ante aquella orden la eufórica voz de Nino se volvió a escuchar.

- Se donde esta André el heladero y que menos que invitar a mi mejor amigo un helado por haberme acompañado.

Ante aquel argumento Adrien no pudo decir nada, ya que aunque quisiera negarlo le apetecía unos de los deliciosos helados de André.

Después de una corta caminata habían llegado a la plaza de los Vosgos. Adrien con el disimulo de ocultar su ansia oteaba hacia todos lados esperando encontrar el carrito de los helados.

- Nino, no veo a André. - indicó con un deje de desencanto en su tono.

- No te preocupes debe estar un poco más adelante. - señaló un recodó más allá de la fuente que coronaba el centro del parque.

- ¡Eeeyyyy! - exclamó cuando al poco de pasar junto a la fuente unos fuertes brazos los abrazaban por la espalda y lo aupaba con facilidad mientras que una venda cubría sus ojos.

En un vano esfuerzo por liberarse de aquel agarre se movía inquieto sin conseguir nada, hasta que notó como lentamente lo bajaban hasta que sus pies volvieron a tocar el suelo y agarre iba perdiendo intensidad.

Cuando por fin la venda que lo cegaba cayó sus ojos se abrieron de más ante la sorpresa de ver ahí a todos sus amigos y todo decorado como para una fiesta.

- ¡Feliz cumpleaños Adrien! - fue la exclamación en conjunto que se dejo escuchar por todo el parque y que con gusto provoco la enorme sonrisa así como el fuerte rubor en el rostro del festejado.

Nino tomando de su cartera el disco que acababa de compra se acercó alegre a su mejor amigo.

- Aquí tienes mi rega...- antes de que pudiera entregar el presente fue detenido por un grito.

- ¡Espera! - exclamó apresurada Alya.

Con una mueca socarrona la morena se acercó a Adrien.

- Antes de que te demos tus regalos tienes que prometer que los usaras ahora...aunque sea solo por un momento - sonrió risueña ante esto último.

Dudoso ante aquella extraña petición miró intrigado a Nino, quien únicamente levantó los hombros en señal de no saber a lo que se refería su novia.

- Bien, de acuerdo. - aceptó con una afable sonrisa hacia su amiga.

- En ese caso...Nino, puedes continuar. - con un medio giró volvió junto a sus amigas.

Así fue que Adrien tuvo que escuchar alguna de las canciones del disco que Nino le había regalado, leer algún párrafo del libro que Max le había obsequiado, mostrar para disgusto de todos la foto de ella misma que Chloe le había dado en un más que recargado marco y así uno a uno de sus amigo le fue entregando su regalo y él de buena manera fue dándoles un primer uso.

- Fe...felicidades Adrien - dijo cohibida Marinette, alargando hacia él una caja delicadamente decorada.

- Gracias Marinette. - ansioso abría el envoltorio, no oculto su sorpresa al ver un delicado suéter de cachemira con cuello redondo y un elegante color en azul celeste.

- Es muy bonito. - dijo mientras se probaba la prenda.

- Pe...pensé que combinaría con la bufanda que tienes. - ligeramente sonrojada se refería a su regalo fallido del año pasado.

- Le quedare perfecto, gracias. - afirmó y dando un paso adelante abrazó a su compañera quien con el rostro incendiado en un fuerte rubor correspondió nerviosa el gesto.

- ¡Bien, es nuestro turno! - apuró a decir Alya acercándose antes de que Marinette pudiera retirarse.

- Este regalo es de parte de Myléne, Juleka, Rose, Alix y mío. - en su mano llevaba una pequeña caja con un discreto moño rojo.

Adrien extendió su mano para recibir el regalo pero se sorprendió al ver que Alya lo pasaba de largo y se detenía frente a Marinette.

- Aquí tienes. - sin ocultar una picara sonrisa entregaba la caja a Marinette.

- ¿A...Alya? - miró desconcertada a su amiga.

Se dio media vuelta y al pasar junto a Adrien le dio un par de golpes en pecho con su dedo índice.

- No olvides que tienes que usar toodos los regalos ahora. - enfatizó guiñándole un ojo.

La azabache abrió la caja y curiosa tomó el contenido.

Un fuerte rubor se apoderó de las mejillas de Adrien quien no ocultaba una sonrisa nerviosa al ver aquel pequeño objeto en la mano de Marinette.

- ¿Alya, estás segura? - miraba de nuevo el regalo - ¿Para qué quiere Adrien un lápiz labial con sabor de fruta de la pasión?. - preguntaba inocente.

- No te preocupes, por su cara creo que ya sabe cómo usarlo. - respondió con cierta sorna.

Las risas no se hicieron esperar en el pequeño grupo de amigas, quien miraban con gracia como Adrien no dejaba de ver los labios de Marinette.

FIN