Resumen: Todos los nobles y hombres poderosos de Francia se apresuran a enviar a sus hijos a Versailles tras el anuncio de que la hija única del monarca va a elegir a su próximo esposo, pero uno de los pretendientes no está muy feliz de estar ahí.
Notas:
1) Los Personajes no me pertenecen, son propiedad de ZAG Heroes, y los créditos son de Thomas Astruc y su equipo.
2) Este fic está realizado sin fines de lucro, solo por diversión.
3) Puede contener Spoilers de lo que ha aparecido en la cuarta temporada y de los especiales.
OCURRIÓ EN VERSAILLES
CAPÍTULO 5
Bassin du Miroir
Al día siguiente
A pesar de que se sentía fastidiado todavía por lo que ahora sabía, Adrien hizo un gran esfuerzo para disimular su disgusto la mañana siguiente cuando tuvo que reunirse con Alya Césaire para su evaluación. Después de haberse encontrado con ella en la terraza, los dos comenzaron a caminar por los bosquecillos, seguidos por Trixx y una sirviente llamada Duusu, quien llevaba una sombrilla cerrada en la mano en caso de que Alya se lo pidiera.
Adrien sabía que no debía ser grosero con ella por más enojado que estuviera, no quería hacerle daño a nadie, solo quería irse a casa. No ayudaba que Alya parecía estar mucho más animada de lo que la había visto en los últimos días.
-Cuéntame, monsieur Adrien- dijo la pelirroja de pronto, interrumpiendo sus pensamientos- ¿qué hace su padre?-
-Père tiene varios negocios fuera del país- dijo Adrien tratando de ser lo más amable posible- su barcos traen pieles y marfil desde Africa para después venderlos aquí en Francia-
-¿En serio? Deben ser lugares muy bellos- dijo Alya.
-Supongo que deben serlo, pero yo nunca los he visto- dijo el rubio apenado- père nunca me ha permitido acompañarlo a sus viajes a Africa, prefiere que me quede a continuar con mis estudios-
-¿Y qué piensa madame Agreste de todo eso?-
-Eh… mi maman murió cuando yo nací- dijo él con una sonrisa triste. Vio que Alya borró su sonrisa y estuvo a punto de disculparse- está bien, madame, no se preocupe. Eso pasó hace mucho tiempo y en realidad no la recuerdo. Viví en Londres los primeros años con mi tía materna y mi primo, los Graham de Vanily, antes de venir a Francia con père-
La muchacha abrió los ojos en entendimiento.
-Oh, entonces usted es el primo de Lord Félix Graham de Vanily- dijo Alya con una sonrisa- su esposa Aurore es una de las damas de compañía de Madame Royale-
Adrien se forzó a sonreír ante ese comentario de la rubia. Sí, Félix le había dicho que Aurore era una dama de compañía en el palacio, pero apenas la había visto una o dos veces en su vida, no podía decir que era su amiga.
Aún se sentía derrotado, sobre todo después de lo que había escuchado decir a Lila Rossi el día anterior. Quizá ella podría decirle si eso era verdad o no, sobre todo por que Plagg no pareció haberlo creído.
-Ma…madame- dijo Adrien dudoso- escuché un rumor en el palacio…-
-¿Sobre qué?- preguntó Alya.
-Sobre que esto es solo una formalidad- dijo el rubio en voz baja- mademoiselle Rossi dijo que Madame Royale ya está decidida por… alguien-
Al escuchar eso, Alya frunció el entrecejo e hizo una mueca. Por supuesto, tenía que ser Lila quien causara problemas en el palacio… ya le extrañaba que no lo hubiera intentado antes.
-Haría bien en no escuchar las tonterías que dice la hija del embajador- dijo Alya claramente molesta- madame conoce bien al duque de Aquitania, pero eso no significa que esté decidida por él o por algún otro-
Adrien asintió seriamente recordando que eso mismo le había dicho Plagg, pero no estaba seguro. Mientras los dos caminaban alrededor de la fuente, el fuerte aroma que despedían las flores provocó que Duusu estornudara varias veces y que accidentalmente soltara la sombrilla cerrada, la cual rodó por la grava hasta los pies de Adrien.
Antes de que Duusu o Trixx pudieran hacer algo, Adrien inmediatamente se inclinó a recogerlo y lo extendió a la joven sirviente con una leve sonrisa tras sacudirlo un poco.
-Aquí tiene-
-Lo… lo siento tanto, monsieur- dijo Duusu tomando mortificada la sombrilla e inclinándose mientras que Trixx miraba alzando las cejas, extrañado de la actitud tranquila de Adrien- no quise molestarlo…-
-Está bien, mademoiselle Duusu- dijo el rubio- no es nada-
Alya alzó las cejas al ver la forma tan amable con la que trataba incluso a los sirvientes y le recordó un poco la relación entre la princesa y Liiri. Sabía que ese muchacho no era una persona famosa y que Marinette ni siquiera lo conocía, pero se notaba que tenía un buen corazón. Hizo la nota mental de hablarle de él a la princesa y comentarle su impresión.
-¿A dónde le gustaría ir ahora, madame?- dijo Adrien de pronto, interrumpiendo sus pensamientos.
-Continuemos hacia el jardín del rey- dijo Alya señalando un jardín frente a ellos.
El rubio asintió y le ofreció la mano para ayudarla a bajar los escasos escalones hacia el jardín. Alya podía notar su incomodidad, pero también la manera en la que esos pequeños gestos de amabilidad eran su verdadera naturaleza. Sería realmente una pena si Marinette no lo tomaba en cuenta.
-¿Le gustan los jardines del palacio, monsieur?- dijo la pelirroja.
-Son muy bellos- dijo Adrien sonriendo levemente- aunque en Val de Loire hay paisajes hermosos como estos. No son jardines, por supuesto, son naturales-
-Um…- dijo Alya. Iba a decir algo más cuando otros dos sirvientes trajeron los caballos para que ambos cabalgaran de regreso al palacio.
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Entrada del palacio
Al mismo tiempo
Plagg agradeció a un sirviente quien le entregó un vaso con agua fresca. Estaba esperando a que Adrien regresara de su evaluación. Sabía que le iría bien en esa prueba, pues había escuchado que madame Césaire era un buena juzgando el carácter de las personas. Además se había enterado por medio de Wayzz de que Nino, el duque de Provence, se había enamorado de la mejor amiga de la princesa y que se había retirado de la competencia.
A diferencia de Nino, Adrien no podía retirarse voluntariamente porque sin duda el viejo Agreste lo sabría y su chico se metería en problemas. Aún así, esas eran buenas noticias. Quizá el chico Lahiffe podría hacer que su pupilo se sintiera un poco mejor y más animado.
-Pareces preocupado, Plagg- observó Wayzz de pronto- ¿tu muchacho está bien?-
-Mmm- dijo Plagg- no tiene nada que ver con Adrien. Es solo que… digamos que vi un fantasma-
-¿Viste un fantasma en Versailles?- rió el otro hombre- por supuesto, la verdad me sorprendería que no vieras alguno-
Plagg asintió con una expresión seria. La verdad era que se había sentido inquieto desde que había visto a Tikki la noche anterior. Su antigua prometida se veía tan linda como siempre a pesar de que había estado tan asustada como él de verlo. La verdad era que madurez le había sentado bien, o quizá era la idea de verla el un sitio tan magnífico, tan ricamente vestida lo que le había dado esa impresión.
Había estado escuchando con atención durante toda la mañana lo que tenían que decir los sirvientes y el personal del palacio. Ahora sabía que mademoiselle Tikki era la institutriz de la princesa. No le sorprendía, ella era una de las mujeres más inteligentes que había conocido en su vida.
Por un momento hizo a un lado ese asunto y sonrió levemente al ver a Adrien aparecer en la distancia junto con Alya.
"¿Pero qué me pasa?", se dijo Plagg a sí mismo "seguramente ella ni siquiera recuerda que nos encontramos ayer, ni le importa"
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Sala de café
Al mismo tiempo
Tikki no se había olvidado de lo sucedido la noche anterior. A pesar de que había pasado toda la mañana acompañando a la princesa Marinette pero no había logrado concentrarse en sus actividades. Varias veces Madame Royale le había preguntado si tenía algo, pero Tikki lo había negado.
-Estoy bien, Marinette, en serio- dijo ella en voz baja cuando la princesa se lo preguntó de nuevo. Parecía preocupada de ver a su institutriz tan distraída. Tikki agregó cuando Marinette la miró preocupada- es solo que no dormí bien anoche-
Aquello no era exactamente mentira, pues el encuentro con Plagg le había robado el sueño, pero no se sentía cómoda de decirle que el sirviente de uno de sus pretendientes era su ex prometido que la había abandonado abruptamente para irse de París para casarse con otra.
-En ese caso, será mejor que te vayas a descansar, al menos por esta tarde- le dijo la princesa todavía mirándola preocupada- cualquiera de las chicas puede acompañarme mientras lo haces-
-No, en serio está bien- dijo Tikki sacudiendo la cabeza- ya casi terminamos aquí-
Marinette la miró con cara de circunstancias y se levantó, haciendo que el resto de las chicas se levantaran también. Si Tikki no se iba a descansar por estar con ella, entonces ella se iría primero.
-¿Saben? Creo que me apetece estar sola por un rato- anunció Marinette con una sonrisa- voy a estar en la sala de música-
Tikki le sonrió agradecida pero no dijo nada, solo pensó en que quizá valdría la pena salir un rato al jardín a tomar algo de aire fresco y quitarse a Plagg de la cabeza. Ya había sufrido lo suficiente por ese hombre en el pasado, no valía la pena seguir haciéndolo por más tiempo.
Años atrás Tikki había estado a punto de casarse con Plagg en contra de los deseos de su familia (sobre todo por su estado económico) y, contra todo pronóstico, él la abandonó abruptamente unos días antes de la boda y desapareció para siempre tras haberle dicho a su padre diciéndole que había conocido a alguien más en el sur de Francia, así que ya no se casaría con ella y que no quería volver a verla.
No, Tikki ya había sufrido lo suficiente por Plagg. Solo tenía que esperar que el chico Agreste no pasara la inspección de Alya esa mañana y que la causa de su corazón roto saliera de su vida de nuevo.
Por su parte, Marinette desapareció por un pasaje secreto junto a la chimenea de su habitación, y el resto de sus damas de compañía decidieron salir a los jardines a tomar un poco de aire fresco. Tikki se decidió a acompañarlas, esperando no encontrarse a Plagg en el camino.
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Sala de música
Poco después
Adrien regresó de hablar con Alya y se encontró con Plagg. No tenía muchas ganas de hablar con él así que pasó de largo hacia el interior del palacio diciéndole que necesitaba estar solo.
Lo cierto era que madame Césaire le había parecido una buena persona y tenía la impresión de que Nino estaba más interesado en ella que en la princesa. Sonrió inconscientemente. Esperaba que Nino tuviera suerte con ella.
Cruzó el pasillo hasta encontrar un sitio donde podía estar solo para pensar. Ya habían pasado otros dos días en los que no había recibido ningún mensaje de Kagami, lo que le extrañaba. ¿Acaso ella ya había descubierto que su padre lo mandó a cortejar a la princesa? Esperaba que no, no quería que se enojara con él. Por fin había conocido a una mujer que su padre aprobaría y con quien se llevaría bien, no quería perderla.
Gruñendo frustrado, apoyó la espalda en la pared tras él, pero ésta se movió y Adrien cayó espaldas, encontrándose sentado sobre el suelo.
-¿Pero qué…?-
Cuando levantó la mirada, el joven se dio cuenta de que se trataba de un pasaje secreto. Había escuchado rumores que existían muchos pasajes como ese en Versailles y en los grandes palacios pero jamás había visto uno. Intrigado, Adrien se levantó y comenzó a caminar por el pasaje una vez que se aseguró de cerrar la entrada que había descubierto.
El pasaje era oscuro pero podía ver una franja de luz en la distancia y pensó que la mejor idea era seguirla. No tardó mucho en alcanzarla y llegar a una puerta, la que empujó para abrir una pared que daba al interior de un hermoso salón de música.
-Oh…- dijo él admirando los instrumentos a su alrededor.
Si había algo que realmente le apasionaba y que su padre no lo obligaba a hacer era la música, y ahora que veía un sitio tan hermoso dedicado a ello en Versailles le devolvía los ánimos por un momento. En esa sala había un cuarteto de cuerdas de un lado, una flauta, un oboe, un clarinete, un par de guitarras, algunas liras, un clavicordio y finalmente un bellísimo piano en el centro.
Se acercó al último y pasó sus dedos con cuidado por las teclas, sintiendo escalofríos al sentirlas. Si no se equivocaba, ese piano estaba hecho de los materiales más finos que existían. Se animó a tocar una nota y amplió su sonrisa al escuchar el hermoso sonido, estaba perfectamente afinado. Era divino.
Sin pensarlo de nuevo, Adrien se sentó en el banquillo y puso sus manos sobre las teclas de nuevo, tomo aire y comenzó a tocar su melodía preferida.
"El sonido es tan hermoso", pensó para sí mismo, cerrando los ojos y dejándose llevar por la música que producía el maravilloso instrumento. Sus dedos pasaron rápidamente por las teclas, sintiendo como si el peso que cargaba su alma se desahogara mientras lo hacía.
Nunca supo por cuánto tiempo estuvo tocando con los ojos cerrados una canción tras otra, pero cuando terminó de tocar una última canción, Adrien escuchó un suave sonido a su lado. Abrió sus ojos de golpe, y se asustó al ver quién estaba sentada frente a él, como si hubiera estado todo el tiempo escuchándolo con atención.
-Ma… madame- dijo Adrien poniéndose de pie tan rápidamente que tiró el banquillo al suelo. Apenado, lo levantó e hizo una reverencia delante de la princesa- lo siento… no la vi, no sabía que…-
-No, está todo bien, monsieur- sonrió ella poniéndose de pie también- vine aquí porque quería estar un rato sola, pero cuando lo vi tocando no pude evitar quedarme a escucharlo. Realmente parecía estar en su propio mundo mientras lo hacía…-
-Lo siento- repitió él. Miró de reojo a su alrededor y notó alarmado que era verdad, la princesa estaba sola. ¿Eso podría meterlo en problemas?
-Por favor no se disculpe, no tiene nada de malo ser apasionado- dijo la princesa con una leve sonrisa y señaló el cuarteto de cuerdas- a mí me apasiona la costura. También al duque de Aquitania le apasiona la música tanto como a usted. Él toca la guitarra y el violín…-
Ah sí, el famoso duque de Aquitania de nuevo. Adrien recordó de golpe la causa de su previa molestia, la farsa que la princesa había organizado y que era la causa de que hubiera tenido que dejar atrás a Kagami. Sí, madame Césaire le había dicho que eso no era verdad, pero era la mejor amiga de la princesa, por supuesto que no le diría si eso fuera cierto.
-¿Se encuentra bien, monsieur?- dijo la princesa al notar el cambio en sus facciones. Hacía unos momentos parecía estar apenado, pero ahora parecía estar molesto.
-Perfectamente bien- dijo Adrien bruscamente- nuevamente lamento haberla molestado. No quisiera acusarle problemas ya que no tiene a su chaperona consigo-
-Espere…- le dijo Marinette antes de que se fuera- sé que no es el protocolo oficial, pero no me molestaría que se quedara a charlar un poco-
El rubio se volvió de nuevo hacia ella y entrecerró los ojos. ¡Rayos! ¿Porqué tenía que ser tan hermosa? Su determinación se debilitaba cuando estaba cerca de ella. Esos lindos ojos azules iban a ser su perdición.
Tomó aire y se inclinó como despedida.
-Lo lamento, pero estoy seguro de que disfrutará más pasar el tiempo con el duque de Aquitania que conmigo. Y como dije, no deberíamos estar solos los dos o tendremos problemas- dijo Adrien caminando hacia atrás con dirección a la entrada del túnel que había descubierto- con permiso, madame-
-Pero…- comenzó a decir Marinette incluso extendiendo su mano hacia él para detenerlo, pero para entonces Adrien ya había desaparecido por donde llegó.
Cuando reapareció en el pasillo, el joven se apoyó en la pared con una mano en el pecho. No podía creer lo que acababa de pasar. Realmente no había pensado que se encontraría a solas con la princesa en esas circunstancias. Sacudió la cabeza y corrió a sus apartamentos a buscar a Plagg.
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Habitaciones de los sirvientes
Esa noche
Tras terminar con sus obligaciones, Liiri salió de Versailles y se dirigió a un edificio cercano, Le Gran Commune, para descansar. El edificio proveía las cocinas donde se preparaban todas las comidas de los habitantes del palacio (excepto para la familia real) y donde vivían todos los trabajadores.
Como sirviente de la princesa, Liiri vivía inmediatamente sobre las cocinas junto con la mayoría de los artesanos: el pintor real monsieur Kurtzberg, el asistente del cronista del reino monsieur Anciel, y el escultor real monsieur Barbot. Trixx vivía a unas habitaciones de la suya, y Duusu también tenía su cuarto al lado suyo.
Saludó al guardia del edificio y estuvo a punto de entrar cuando una mano tomó la suya. Por un momento creyó que era nuevamente el sirviente de algún pretendiente que quería sobornarla a cambio de los secretos de la princesa, pero sonrió ampliamente al ver que se trataba de Sass.
-Monsieur- dijo Liiri con una sonrisa al verlo.
-Mademoiselle, espero que se encuentre bien- dijo el administrador del duque. ¡Por Dios que realmente adoraba esa sonrisa!
-Perfectamente- sonrió ella- muchas gracias por preguntar.
Sass la miró sonrojado, como si no encontrara las palabras. Por su parte, Liiri sabía que era algo tímido y esperó pacientemente a que el hombre formara lo que quería decir en su mente.
-Quería saber si… tiene algún día libre para que podamos dar un paseo por los jardines…- dijo él finalmente. Liiri se sonrojó ante la sugerencia- quiero decir, si usted quiere-
-Por supuesto, eso me gustaría mucho- dijo ella sin dejar de sonreír- en dos días, después del baile, tendré una mañana libre…-
Como respuesta a ese comentario, Sass sonrió también y sacó algo de su bolsillo de su saco para ponerlo en sus manos.
-Entonces la veré el día después del baile. Buenas noches, mademoiselle- dijo el hombre tomando la mano de Liiri y besándola antes de regresar al palacio a las habitaciones, seguramente para regresar al lado del duque.
Liiri lo miró alejarse con una sonrisa enamorada antes de que alguien la devolviera bruscamente a la realidad
-Uuuuh, parece que nuestra querida Liiri tiene novio- dijo el escultor real, Théo Barbot, detrás de ella causándole un respingo de sorpresa y que después se sonrojara. La chica no sabía que decir hasta que el escritor real intervino.
-Awww, ya no la molestes, Theó- intervino Marc mientras regresaba a su habitación- déjala disfrutarlo-
-Aguafiestas- dijo el escultor gruñendo.
-Gracias, Marc- dijo Liiri apenada apresurándose a sus habitaciones para evitar más comentarios por el estilo- buenas noches-
La joven se apresuró a su pequeña habitación y cerró la puerta tras de sí para deshacer el pequeño paquete que Sass le había dado. Como todos los días había tres pequeños choux de crema, sus pastelillos favoritos, envueltos en un pañuelo blanco. Con una sonrisa, Liiri decidió comerlos antes de irse a dormir.
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Mansión Agreste, Val du Loire
La mañana siguiente
Gabriel Agreste estaba en su escritorio como de costumbre, su pluma pasando rápidamente sobre el papel. No estaba escribiendo una carta a su hijo, pues él no era ese tipo de persona sentimental. No, estaba arreglando sus negocios. Desafortunadamente para él, había recibido noticias de una revuelta en su plantación en Africa y había contratado a una banda de mercenarios para que se encargaran de suprimirla.
El verdadero origen de la fortuna de los Agreste era el comercio de esclavos. Nadie en Val du Loire, ni siquiera su hijo, tenía conocimiento de ello. Los únicos que lo sabían era su ama de llaves y su asistente Nooroo.
Y hablando del pobre Nooroo, él era un brillante matemático y administrador que había cometido el error de pedir un préstamo a monsieur Agreste en el pasado cuando enfermó gravemente. Había logrado sanar, pero Gabriel le cobró con intereses tan grandes que no pudo pagarlos. A cambio de no ser denunciado y llevado a prisión por sus deudas, Nooroo aceptó trabajar para él y eso lo convirtió prácticamente en un esclavo de monsieur Agreste, siendo obligado a ser un cómplice de sus crímenes.
Nooroo bajó la cabeza.
-Monsieur, lamento interrumpirlo- dijo el asistente con un papelito doblado en la mano temblorosa- acaba de llegar una carta de Versailles de parte de su hijo, que está dirigida a la marquise Tsurugi-
-Haz lo mismo que con las anteriores- dijo Gabriel fríamente sin siquiera levantar la vista, señalando la chimenea con su dedo. Nooroo dudó.
-También hay una carta de la marquise, dirigida a Adrien- dijo su asistente- el mensajero está…-
-Dame eso- dijo Gabriel levantando la vista y arrebatando la carta de manos de Nooroo. Sin ningún reparo rompió el sello y la abrió para leer su contenido. En él, Kagami le decía que estaba preocupada por él por no haber recibido noticias suyas desde que se fue, pidiéndole que le escribiera pronto y que lo amaba- pfff…-
-¿Monsieur?- dijo Nooroo.
-Bah, sentimentalismo barato- dijo Gabriel arrugando la carta y lanzándola a la chimenea- siempre creí que la chica Tsurugi era menos llorona que Adrien pero ahora veo que no, que los dos son idénticos en ese aspecto-
El asistente dudó por unos segundos antes de responder.
-La chica está preocupada por la desaparición súbita de Adrien- dijo Nooroo con cuidado, como si temiera ofender a su amo- quizá debería otorgarle un consuelo y darle la carta que Adrien…-
-¡No!- dijo monsieur Agreste alzando la voz, golpeando la mesa y haciendo que su asistente diera un paso atrás asustado- ¡Adrien está en Versailles para ganar la mano de la princesa Marinette! No quiero que la marquise ni nadie más arruine mi oportunidad de ser el padre del próximo rey de Francia. Así que por última vez, quema toda correspondencia entre esos dos, Adrien no necesita más distractores-
Nooroo asintió tristemente y dejó caer las cartas de Adrien y de Kagami al fuego antes de salir de la oficina, dejando que Gabriel continuara con su trabajo. Aún estaba pensando en lo que acababa de pasar cuando se dio cuenta de que Longg, el tutor de la marquise, aún estaba en la mansión y lo miraba asustado.
"Oh no", pensó Nooroo al darse cuenta de lo que estaba pasando, estando seguro de que Longg había escuchado todo lo que gritó Gabriel desde su despacho.
-Monsieur Nooroo, ¿es cierto lo que acabo de escuchar?- dijo el otro hombre seriamente. A pesar de tener un aspecto rojizo en su rostro, Longg estaba rojo de furia.
-Lo… lo siento mucho, monsieur- dijo el asistente bajando la mirada.
Longg entrecerró los ojos entendiendo su respuesta y dio media vuelta para salir de la mansión, furioso y preocupado en partes iguales. Sabía que esa información iba a romperle el corazón a su joven ama y se estrujó los sesos para encontrar una manera de que Kagami no sufra cuando se enterara de la verdad mientras que subía al caballo para regresar.
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Mansión de la marquise
Poco después
La imagen mental de Kagami escribiendo ilusionada la carta a Adrien para que fuera cruelmente quemada por monsieur Agreste enfureció a Longg mientras cabalgaba de regreso a casa. ¡Pobre de su chiquilla! ¿Cómo se iba a recuperar de esa desilusión?
El camino de regreso le pareció más corto que de costumbre, y Longg bajó del caballo con una expresión de muerte. Su incomodidad pasó desapercibido para los sirvientes ni para madame Tsurugi, quien a pesar de ser ciega inmediatamente notó que algo no estaba bien.
-Longg, te sientes… tenso y extraño- le dijo Tomoe al escucharlo llegar.
El aludido miró a su alrededor para asegurarse de que Kagami no estuviera cerca. No, se escuchaba a alguien tocando el piano así que seguramente la chica estaría en el piso superior. Longg respiró hondo antes de responderle a su ama.
-Madame, me temo que los Agreste solamente han estado jugando con los sentimientos de Kagami durante todo este tiempo- dijo Longg tristemente- y no sé cómo decírselo para no romper su corazón-
-¿Porqué lo dices?-
-Acabo de escuchar de labios de monsieur Agreste que su hijo no está en París atendiendo sus negocios, sino que está en el palacio de Versailles como uno de los pretendientes de la princesa Marinette- respondió Longg.
Tomoe guardó silencio por un momento antes de levantar su rostro con dirección al piso superior, donde se escuchaba a Kagami tocando el piano. Ahora entendía muy bien el porqué de la tristeza de Longg. Rápidamente se compuso.
-Bueno, es obvio que Kagami debe de saberlo de inmediato- dijo Tomoe seriamente.
-Madame, debe haber otra alternativa para suavizar el golpe. Ella estaba tan ilusionada con el chico Agreste y me temo que…-
-Entre más pronto sepa la verdad es mejor. No tiene caso retardar esta información porque el golpe le va a doler más entre más se ilusione- lo interrumpió la mujer.
Tomoe sabía bastante bien que la verdad le rompería el corazón a su hija, pero entre más pronto lo supiera más rápido iba a sanar. Dicho eso, los dos subieron a la habitación de Kagami e interrumpieron su práctica al abrir la puerta.
-Mère, monsieur Longg- dijo la chica dejando de tocar tan pronto como los vio entrar a la sala de música. De inmediato notó que los dos tenían expresiones preocupadas en sus rostros- ¿qué sucede?-
-Lo… lo lamento, madame- dijo Longg cabizbajo- no quisiera tener que traerle estas noticias pero me acabo de enterar que… Adrien Agreste se encuentra… ejem… se encuentra en estos momentos en el palacio de Versailles, contendiendo junto con otros nobles y burgueses por la mano de la princesa Marinette-
Mientras pronunciaba esas palabras, Longg pudo ver todo el color desaparecer del rostro de Kagami. Sus ojos se abrieron enormemente y sus labios se separaron por un momento como si quisiera decir algo. La joven cerró sus manos en puños, pero su tutor sabía que era para evitar que temblaran.
-¿Está… seguro de esto?- dijo ella haciendo un esfuerzo por que su voz no temblara.
-Quisiera decirle que no, pero yo mismo lo escuché con mis propios oídos de labios de Gabriel Agreste- dijo Longg en voz baja, como si no quisiera que Kagami lo escuchara- lo siento mucho-
La marquise bajó la mirada mientras procesaba lo que le acababan de decir.
-Bien, así son las cosas…- dijo ella finalmente, pasándose un mechón de cabello detrás de la oreja y pretendiendo que estaba bien- es algo que no… no tiene importancia, no estábamos comprometidos y no… está bien-
Tomoe alzó una ceja al escucharla decir eso y Longg bajó la cabeza. La chica estaba haciendo un esfuerzo por que no se notara su corazón roto.
Una vez que Tomoe se fue, Longg se acercó a ella y la abrazó con cariño sin decir nada. Eso fue suficiente para que Kagami se quebrara y cayera de rodillas al suelo, comenzara a sollozar en voz alta. Longg se arrodilló también sin soltarla ni un momento a pesar de que el llanto de su niña bonita le rompía el corazón también.
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CONTINUARÁ…
¡Hola a todos! ¡Sorpresa! Actualizo hoy porque mañana será un día laaaargo y no podré hacerlo. Pobrecita Kagami, le acaban de romper el corazón. Por otro lado, Adrien ya tuvo su primer encuentro a solas con la princesa y parece que no se caerán bien por el momento. Plagg está con los pelos de punta por haberse encontrado a Tikki y ella no está mucho mejor.
Vayan a leer el fic de Misao-CG, no quiero sufrir yo sola.
Muchas gracias por sus reviews. Abrazos.
Abby L.
