Capítulo 5


Flashback pt. 1


—EEEEEH, ¡Sakura-chan! ¿Y este bebé? ¿De dónde lo sacaron? —Naruto con sus grandes ojos azules abiertos por mera sorpresa posó la vista en aquel pequeño ser de cabellos negros que descansaba plácidamente sobre el regazo de su mejor amiga.

—Es de nosotros. —Respondió Sasuke primero, sin dejar que su -desde hace algunos meses- esposa tomará la palabra para satisfacer la duda de Naruto, su voz seguía siendo fría, pero los atisbos de odio que antes le acompañaban se habían ido por completo. Naruto estaba eufórico, pero no tanto porque no pudiera terminar de creerse la buena nueva, sino más bien se encontraba contento por poder ver juntos -por fin- a sus queridos excompañeros.

Detrás de ellos, con una sonrisa imperceptible debido a la mascarilla que cubría la mitad de su rostro, se encontraba Hatake Kakashi, mirándolos con una sonrisa divertida a los tres. —Veo que no te gusta perder el tiempo, Sasuke. —No respondió nada, y en el fondo Kakashi sabía que el azabache no lo haría, conocía tan bien a sus estudiantes que decidió no repararse en esperar palabras de su parte, al igual que Naruto se acercó para observar mejor a la pequeña Uchiha. —Se parece mucho a su padre. —Está vez el comentario iba especialmente dirigido a Sakura.

—¿Verdad que sí, sensei? —Comentó emocionada. —Me hubiese gustado que heredara aunque sea algunos rasgos míos, pero supongo que no está nada mal que sean tan parecida a Sasuke-kun. —Sus mejillas estaban sonrosadas.

—¿Parecida? ¡Es completamente igual! —Exclamó el rubio señalando la cara del azabache, acto seguido se acercó a él y le pasó el brazo por el cuello en señal de camaradería —¿Es niña? Que bien, hace poco Hinata dio luz a nuestro hijo, decidimos llamarlo Boruto. ¡Serán grandes amigos como nosotros-ttebayo!

—Si es tan imbécil como tú, entonces recuérdame comentarle a Sakura que lo alejemos de nuestra hija. —Sin perder la costumbre ambos comenzaron una nueva disputa, Naruto siendo tan ruidoso y obstinado como siempre, mientras Sasuke lo escuchaba como si realmente no le importara y de vez en cuando le soltaba algún monosílabo hostil. Kakashi y Sakura los miraban nostálgicos.

—Dime, ¿Cómo han decidido llamarla? —El Sexto Hokage en un intentó por romper aquel ambiente decidió cuestionarlos.

Uchiha Sarada. —Sakura le indicó a su maestro que se acercará y tendiera los brazos, posteriormente posicionó cuidadosamente a la bebé sobre su agarre. Kakashi no sabía mucho de bebés en general, pero pronto se acostumbró a tenerla cargada, la pequeña Sarada aún dormía tranquilamente a pesar del ruido provocado por el Uzumaki. —Sasuke-kun se esforzó mucho en pensar un nombre adecuado, yo no tengo mucha imaginación para ello, y siempre se me ocurrían nombres extraños.

Kakashi comenzó a mecer a la pequeña intentando prolongar su sueño. —Sarada es un buen nombre, ¿Han realizado ya la ceremonia de nombramiento? —Ambos negaron. —Yo me encargaré.

—Gracias, Sexto. —Agradeció la pelirrosa.

El día había caído según Sakura más rápido de lo habitual, la reciente pareja se encontraba ahora en el antiguo departamento de Sakura después de un largo día visitando a sus amigas y padres, quienes se encontraban tan felices de volverla a ver, se la pasaban todos haciendo un montón de preguntas sobre los lugares que habían visitado durante su viaje y así como uno que otro reclamo por parte su rubia amiga Yamanaka Ino por no haberle escrito cartas tan seguido como ella hubiese querido. Primero habían acompañado a Naruto a su nuevo hogar, donde una sonriente Hinata los esperaba con una comida que había preparado para su festejo de bienvenida, al principio Sasuke se había sentido algo en contra de aceptar la invitación, pero finalmente cedió y los acompañó en silencio -propio de personalidad- mientras Sakura jugueteaba con el pequeño Boruto y Hinata cuidaba de Sarada, alegando tímidamente que a ella también le gustaría tener una hija.

Pasadas unas horas dejaron el hogar del matrimonio Uzumaki, pero en su lugar, una rubia eufórica ante la reciente noticia de la llegada de su mejor amiga, los llevó casi arrastras hasta su casa, donde también invitó a Nara Temari. Lo primero que notó es que ambas kunoichis tenían una prominente barriga de embarazo, Ino un poco menos que la hermana del Kazekage. Fue entonces cuando el tiempo se les fue volando mientras le preguntaban sobre consejos en cuanto a la gestación y cuidados prenatales; Imaginó que Sasuke se sintió algo excluido, e incluso agobiado y aburrido para la temática de sus conversaciones.

Pero cuando por fin iban de vuelta a casa fue el mismo que sugirió que sería apropiado ir a visitar a sus padres, algo impropio de Sasuke era ese tono ligeramente preocupado con el que le hablaba a su esposa. Quizás esperaba que su padre le regañara por haberse casado sin su consentimiento en alguna aldea lejana, para posteriormente embarazarse y comunicarle la noticia por una resumida y poco prudente carta enviada a finales del Septiembre pasado. Y justamente así fue, Hizashi y Mebuki estaban hechos cólera, y primero antes que cualquier otra cosa les habían recitado un construido sermón en mitad de la sala de los Haruno sobre porque su viaje y posterior matrimonio había sido un acto imprudente y con poco tacto, pasando por alto su autoridad como padres. Sasuke asumió la responsabilidad muy a sorpresa de Sakura, no lucía enfadado ni mucho menos, más bien su semblamente sereno y aunque con pocas palabras también era amable. Sus padres olvidaron cualquier rastro de enfado cuando cargaron en sus brazos a su nieta y la alaban diciendo que era la bebé más hermosa que sus ojos vieron jamás, la pelirrosa y el azabache solo se limitaron a mirarse como cómplices. Durante toda la cena trató de hacer que su esposo se sintiera lo más cómodo posible, específicamente la actitud rara y bromista de su padre era un gran contraste a la del Uchiha, sin embargo, este no mostró algún atisbo de incomodidad, conversaba de vez en cuando sin dejar de ser un hombre de pocas palabras y hasta parecía sentirse bien con la situación. Sakura sonrió profundamente ya que su mayor deseo era hacer que Sasuke sintiera que por fin podía volver a tener una familia completa y que jamás lo volverían a abandonar.

Miro las paredes blancas del apartamento y los muebles despejados del polvo, Mebuki se había encargado de preparar el lugar para su regreso. Entraron y dejaron las cosas en la sala estar, mañana con más calma se encargaría de acomodar sus pertenecías, tampoco era como si cargaran con demasiadas -pensó-.

—Sasuke-kun, ¿Puedes sostener a Sarada un momento? Quiero darme un baño. —Extendió sus brazos hacia ella y recibió a su hija, acomodando su pequeña cabecita sobre su regazo con los dos brazos -Sakura le había obligado a recibir la prótesis- Sarada estaba despierta y parecía querer llorar después de sentirse separada de su madre. Sakura se dirigió al cuarto de baño y tomó una ducha rápida con el único fin de removerse el sudor que le provocó el viaje, cuando salió se vistió con una rapidez récord, poniéndose en sólo segundos su ropa de dormir. —Puedes tomar tu un baño, yo cuidaré de Sarada entre tanto. —El azabache obedeció.

—¿Dónde está la niña? —Preguntó cuando salió del cuarto de baño y notó que Sakura ya no la sostenía.

—Se ha quedado dormida después de darle de comer. La llevé al cuarto que mamá acondicionó para ella, hay una bonita cuna color rosa. —Sonreía mientras se limpiaba con un trozo de trapo seco la parte de la tela cercana a sus pechos, era común que después de amamantar a su hija su ropa se estropeara un poco con la leche.

—Deberíamos ir a dormir ya. —Sakura asintió y lo siguió hasta la habitación que sería de ellos. Sintió nuevamente sus mejillas sonrojarse como si aún fuese una jovencita virginal, este efecto que le provocaba la presencia de su marido nunca lo pasaba desapercibido. Habían compartido cama numerosas veces, incluso uniendo sus cuerpos ante los innegables sentimientos que se profesaban mutuamente, llegando así a traer al mundo a su adorada niña. Simplemente le parecía absurdo que después de tantas cosas compartidas siguiera siendo la misma Sakura que tembló aquella primera vez que su Sasuke-kun la besó. Se acomodó bajo las cobijas y las sabanas, segundos después el azabache también lo hizo.

—Tus ojos. —Habló finalmente el Uchiha, cuando Sakura creyó que el ya se encontraba soñando.

—¿Huh? —No entendía a que se refería con exactitud.

—Tus ojos... —Repitió. —Kakashi y Naruto te dijeron esta mañana que Sarada se parecía a mí, incluso tu misma lo reafirmaste. —Sakura observó a Sasuke girarse lentamente bajo las sabanas hasta encontrar ambos sus miradas. —Pero yo creo que, aunque el color sea distinto los ojos de nuestra hija son iguales a los tuyos. Y eso me gusta...

—Sasuke...kun ¿Lo dices en serio? —Preguntó mientras seguía sosteniéndole la mirada. —Me refiero a ¿De verdad te gustan mis ojos?

Él asintió. —La presentación del color verde está muy ligada a la armonía, la salud, la curación e incluso la esperanza, todos esos son conceptos que tu representas muy bien. En cambio, el negro representa la oscuridad y las cosas malas, me gustaría que Sarada tuviera tus cualidades en vez de las mías.

—Sarada será una niña feliz, porque nos tiene a ambos. Y eso no es cuestión de colores. Además, tú tienes una dualidad la cual yo no poseo, y esa es que tus ojos se tiñen del color de la Escarlata, y eso también representa la intensidad y la purificación. Será muy interesante ver como nuestra pequeña también desarrolla esas cualidades de igual forma ¿No crees, Anata?

No pudo darle una negativa su esposa. Extendió su mano y tomó su mejilla, acariciándola con suma suavidad y delicadeza. —Pero tus ojos, aún sin tener ninguna habilidad, son mejores que los míos.

—¿De que tanto hablas ahora, querido?

—Sakura, siempre que me pierdo entre tus ojos siento que estoy en casa.

El tiempo se había ido volando para la joven familia, en lo que parecía un abrir y cerrar de ojos Sarada estaba a punto de cumplir los cuatros años. Ya no vivían en su viejo apartamento de soltera, Sasuke se había dado la tarea de construir una bonita casa en una zona poco concurrida de la aldea, era casi una mansión e incluso había regañado un poco al azabache argumentándole que era demasiado espacio solo para ellos tres, pero Sasuke no la escuchó. Seguía siendo un hombre de pocas palabras, pero su motivo era mantener a su familia lo mejor posible. Incluso había hablado con Hatake Kakashi al respecto de una posible misión que incluía estar varios años fuera protegiendo a Konohagakure desde las sombras, sacrificar el tiempo con ellas le dolía, pero sentía que valía la pena si eso significaba mantener a salvo el mundo ninja donde ellas vivían, y por consecuencia mantenerlas a salvo a ellas también.

Sakura lo entendía, eran un matrimonio notablemente sustentado en la comunicación y la confianza, por eso misma razón sabía que a ella le dolería estar lejos de él aún cuando comprendía y entendía sus motivos. Por el momento no ahondaría más en el tema, era una misión basada en meras especulaciones y aún no se tenía nada confirmado.

—¿Cómo te ha ido hoy? —Acababa de notar a su esposa entrar en la residencia Uchiha. Mantenía su trabajo como directora de la Clínica de Salud Mental para niños, y como unos de los grandes pilares del Hospital General de Konoha.

—Bien, anata. ¿Sarada ha comido bien hoy?

—Lo ha hecho, tu madre estuvo hace unas horas aquí. Cuido de ella mientras yo leía algunos pergaminos.

—Ya veo, no tengo nada de que preocuparme entonces. ¿Está dormida ya?

Sasuke asintió. —Luces cansada, ¿Fue agotador el trabajo?

—Ni que lo menciones. —Su voz era algo apagada. —Tuve que encargarme de tres operaciones seguidas, luego llegó un paciente que supongo era un ninja que fue atacado en una misión. Ojalá hubieras visto su herida, era gigantesca, debieron pasar varios días antes de que recibiera atención médica porque tenía una sepsis terrible.

—Suenas agotada. Y me alegro de no haber visto dicha herida.

—Tienes razón Sasuke-kun. —Se acercó de a poco hasta donde estaba él, vestía una camiseta negra y unos pantalones del mismo color, a Sakura le gustaba ese estilo hogareño que sólo ella y su hija le conocían. Besó sus labios con rapidez y el correspondió igualmente. —¡Oh! Casi olvido una cosa.

La interrogó en silencio esperando a que le diera una respuesta más concreta. —Kakashi sensei me mandó a notificar hoy en mi oficina, necesita que mañana nos reunamos con él y Naruto en la Torre del Hokage. —Resolvió sus dudas, aunque atrajo unas cuantas más.

—¿Los tres? No entiendo porque nos querría a nosotros con el Usurotonkachi.

—¿En serio? ¿No te lo imaginas? —Logró percibir un atisbo de emoción en la voz de su mujer, recordándole aquellos viejos tiempos cuando ambos eran unos inexpertos Genin de doce años, él un desubicado con ansías de venganza, y ella una dulce chica que se emocionaba cada vez que le dirigía la palabra. Si se ponía a pensarlo detenidamente había una diferencia abismal entre esos momentos pasados de su vida y su ahora presente.

—¿Imaginar qué? —Prefería preguntárselo directamente a darle una respuesta errónea.

—Que el viejo equipo 7 renazca nuevamente en una misión encomendada por el Sexto Hokage. —Antes parecía cansada, ahora lucía como una kunoichi ansiosa de recordar sus lejanos días en los que las misiones fuera de la aldea eran su deber día con día.

—No estaría mal. —Le dijo, aquella pequeña respuesta aumentó aún más el espíritu de lucha de su esposa.