Esta vez, veremos que ocurre en Desembarco del Rey y Aguasdulces durante los cuatro capítulos anteriores. Esta historia, aunque centrada en Robb Stark y en su guerra, también busca mostrar como cambiarían las cosas en los demás frentes.

Una aclaración sobre la cronología: el primer capítulo se ubica en el canon antes de la Batalla de los Vados, por lo que Robb aun no llegó a conocer a los Westerlings, por lo que no tendremos a Jeyne en esta historia. Y también he adelantado la batalla del aguasnegras que veremos en este capítulo.

Tyrion I.

La cicatriz le molestaba, apenas habían pasado siete días desde la Batalla y la herida que recibió de manos de Ser Mandon Moore le incordiaba, sin embargo, gracias a los cuidados de uno de los acólitos de Pycelle habia conseguido recuperarse, aunque su cara era más fea todavía.

"Al menos puedo seguir bebiendo" pensó Tyrion mientras tomaba vino sentado en la mesa del Consejo Privado esperando a que llegaran los integrantes, nuevos y viejos del consejo.

Las cosas habían cambiado en la Fortaleza Roja. Stannis Baratheon solo necesitaba una hora más de asedio para que la ciudad hubiera sido suya. Sin embargo, en el último momento el ejercito del Dominio, liderado por Garlan Tyrell, Randyl Tarly y su tío Kevan habían conseguido atacar la retaguardia Lannister infringiendo una grave derrotas a las fuerzas Baratheon que se retiraron dejando en el campo miles de muertos y una gran cantidad de prisioneros.

El sonido chirriante de las puertas de la sala abriéndose obligo a Tyrion a abandonar sus recuerdos de la Batalla del Aguasnegras, como ya se la llamaba, mientras veía a los diferentes individuos que entraban en la sala: su tío Kevan, sin duda sus acciones convenciendo a Tyrell habían sido determinantes para conseguir salvar la ciudad y sus cabezas de paso; Varys, Baelish y Pycelle, los antiguos miembros del consejo privado; su "amadísima" hermana, la reina regente, como tanto le gustaba recordar, Cersei y por último el nutrido grupo del Dominio, que se habia ganado con su apoyo estar presentes en esta reunión: Tyrell, Tarly, Rowan, etc.

Todos entraron en el salón esperando sus recompensas, salvo su tío, que viviendo toda su vida a la sombra de su padre parecía conformarse con servir. Ese pensamiento le hizo recordar cómo tres días antes, mientras aun guardaba reposo, hubo de asistir a un espectáculo enormemente satisfactorio…

Flashback.

-debe ser un error, padre seguro te habría nombrado para que fueras la Mano del Rey mientras el está en el Oeste, no Tyrion- le espetaba Cersei a su tío.

Kevan negaba con la cabeza, pareciendo contener un suspiro, seguramente deseando estar luchando contra los norteños que enfrentándose al genio de su sobrina.

-No es asi Cersei, tu padre deseaba que Tyrion siguiera ejerciendo como Mano, y como tú misma has debido reconocer, su labor ha sido muy acertada para sobrevivir al asedio. Seguiremos las ordenes de tu padre, el será la Mano del Rey hasta que vuelva.

Cersei, poco acostumbrada a plegarse a la voluntad de alguien que no fuera ella, pareció replicar, sin embargo decidió abandonar la estancia, dejando a Tyrion con su tío.

-Sabes que no te lo perdonara, verdad tío Kevan, desea que deje ser la Mano del Rey desde que llegue.

Kevan asintió, resignado mientras abandonaba la estancia.

-gracias a los dioses, no están en el poder de tu hermana tomar esa decisión.

Volviendo al presente Tyrion debió dar por comenzada la reunión.

-Bienvenidos, alteza, mis señores, mi señor padre desea que siga ejerciendo como Mano del Rey mientras él se encuentra en el Oeste, asi que…

En ese momento Randyl Tarly, tan sutil como siempre, decidió hablar:-que sabemos de vuestro padre mi señor, en qué situación se encuentra, ¿se ha enfrentado ya a Stark?

Tyrion miro a Varys, asintiendo con la cabeza, tras lo cual el eunuco comenzó a contar lo que sus pajaritos le susurraban al oído.

-en estos momentos Lord Tywin se encuentra a la salida del Camino Dorado, cerca de unas colinas conocidas como Colinas Doradas. Sin embargo me temo que el joven Stark ha conseguido unir a su ejército los contingentes comandados por Ser Edmure Tully y Lord Bolton, que se hallaban al este de las Colinas. Como lo ha conseguido no puedo estar seguro.

Las palabras de Varys parecieron sorprender a la mayoría de los presentes pero solo Cersei se atrevió a hablar.

-poco importa que Stark tenga más hombres, mi padre le vencerá y luego acabara con Stannis.

La seguridad con la que hablo parecía tan real, que ni el más cercano a Cersei hubiera detectado la sombra de duda que recorría a su hermana, solo él lo podría descubrir, él y Jaime por supuesto.

En ese momento Lord Rowan decidió hablar.

-¿Cuál es la relación de fuerzas?

Varys, solicito como acostumbraba respondió rápidamente.

-unos 20.000 hombres en el ejercito Lannister y unos 30.000 norteños y ribereños bajo el mandato de Stark.

Baelish tomo rápidamente la palabra.

-el Joven Lobo continua invicto en el campo de batalla, pero a buen seguro Lord Tywin lo derrotara, y acabara con él, lo que dejara una situación incierta, tanto en el Norte como en las Tierras de los Ríos.

El señor supremo del Dominio, Lord Tyrell, parecía coincidir con el consejero de la moneda sobre el futuro de los territorios que hoy eran rebeldes.

-sin duda, el rey y lord Tywin tendrán algún plan, y si me lo permite Lord Tyrion me encantaría ofrecer la ayuda de la Casa Tyrell para llevar la paz y el gobierno a esas tierras.

Tyrion sabía que tarde o temprano Tyrell y su ambición desmesurada le llevaría a insinuar que deseaba mas tierras, oro o poder, sin embargo las instrucciones de su padre eran claras.

-no se hará ningún reparto de recompensas mi señor, no hasta que mi padre se haya reunido con nosotros. Por ahora concentrémonos en poner en orden la ciudad y en enviar refuerzos a mi padre.

Y comenzaron con el trabajo, y a medida que pasaba la tarde descubría cuan grande era la terquedad e incluso estupidez de Tyrell y de su hermana y por un fugaz momento deseo con todo su corazón que su padre estuviera en la ciudad para librarle de tan desagradable tarea, aunque claro solo fue eso, un fugaz pensamiento.

Catelyn I.

Nunca se habia considerado una mujer temerosa, si algo definía a Catelyn Stark era firmeza y decisión. Sin embargo, los dioses parecen ser caprichosos y desean jugar con nuestras vidas, pues mucho habia cambiado en la vida de Catelyn y en la de su familia en apenas dos años. Habia pasado de tener un hogar feliz, cálido, con sus hijos y su querido Ned a su lado, pero ahora Ned estaba muerto, sus hijos como rehenes en Invernalia, su hogar, y sus hijas en manos de los Lannister, solo Robb, su primogénito, el producto de la primera noche de amor con Ned, en realidad más deber que amor, estaba libre, pero ni siquiera eso la tranquilizaba, es más, si cabe le ponía más insegura.

Porque Robb habia dejado de ser aquel joven que se escabullía con Theon Greyjoy para visitar las posadas de la Ciudad Invernal, la guerra lo habia cambiado y ahora era un guerrero, un caudillo, un rey y por desgracia Ned le habia enseñado que un comandante combate junto a sus soldados, por lo que sabía que Robb se arriesgaba en cada escaramuza, en cada batalla. Y ahora debía enfrentarse, tras un año de guerra, cara a cara, en un campo de batalla, al hombre más temible de Poniente, Lord Tywin Lannister, un hombre implacable, brutal y cruel.

Edmure habia partido hace semanas, siguiendo las órdenes de Robb y de su tío Ser Brynden para marchar junto a los señores ribereños y unirse a Lord Bolton en su camino hacia el Oeste para ponerse bajo el mando de su rey y enfrenarse al único ejercito Lannister que aun seguía en pie.

A veces, Catelyn se esforzaba por sentirse positiva: habían ganado en el Bosque Susurrante, en los Campamentos, habían reconquistado la mayoría de castillos del Tridente mientras Lord Tywin se sentaba en Harrenhal, habían invadido el Oeste, vencido en Cruce de Bueyes y en Marcaceniza, sin embargo, a pesar de que a todos los efectos iban ganando la guerra en el sur, la invasión en el Norte por los Hijos del Hierro y la próxima batalla de Robb le asustaba de sobremanera, quizás lo mejor fuera firmar la paz…

Sabía que los norteños se pondrían furiosos, que después de los hombres perdidos y la ejecución de Ned, firmar la paz y rendirse a Joffrey y a los Lannister era algo que aceptarían, pero al diablo, lo que ella quería era recuperar a sus hijas, que Robb no tuviera que luchar, salvar a sus hijos y vivir en paz, con el recuerdo de su amado Ned, solo quería eso y entregaría cien coronas y mil reinos por conseguirlo…

Sin embargo sabía que Robb no. El ya no luchaba solo por su familia, no luchaba por Sansa o Arya, por Bran o Rickon, luchaba por una causa más importante a sus ojos, luchaba por el Norte. Ned le habia enseñado que un señor debía proteger a su pueblo, y Robb jamás permitiría que los norteños se inclinaran ante el Trono de Hierro mientras viviera, y eso precisamente era lo que más miedo le daba, que Robb daría su vida antes de rendirse. Pero, y si, se preguntaba a medida Catelyn, y si Ned le habia enseñado sobre todos los aspectos de la guerra menos sobre saber aceptar la derrota. Entonces en ese momento, Catelyn cayó en la cuenta de que aunque luchaba por la libertad del Norte, Robb solo quería sangre, sangre para vengar a su padre, la sangre de Joffrey, la sangre de Cersei.

En ese momento recordaba la conversación que habia tenido días atrás con el Matarreyes y sintió un impulso, se puso de pie y salió de sus aposentos. La siempre servicial Brienne la siguió mientras deambulaban por el castillo. Sabía que lo que iba a hacer era algo que Robb no podría perdonarle, pero Robb luchaba por su venganza y por el Norte, y ella luchaba por sus hijos e hijas, "Familia, Deber, Honor", eran las palabras de su casa.

Caminando por el castillo hasta las mazmorras en ese momento se oyó en la lejanía un largo aullido de lobo, y entonces Lady Catelyn Tully se freno en seco y miro hacia las almenas. Estaba anocheciendo, pero los visos de luz que el sol aun se podían notar y en ese momento lo vio: el estandarte del Lobo Huargo de la Casa Stark de Invernalia, el estandarte de Robb, el estandarte de Ned y se dio cuenta de que lo que iba a hacer era algo que Ned nunca hubiera hecho ni permitido, por más que sus hijos estuvieran en peligro y entonces entendió que si cumplía con su cometido, no estaba asegurando la vida de sus niñas, sino poniendo una piedra mas sobre la espalda de Robb, y quién sabe si poniendo una espada más en su garganta.

Miro a Brienne, quien no sabía que ocurría.

-mi señora, os encontráis…

Catelyn decidió marcharse a descansar, debía descansar y pensar y sobre todo necesitaba noticias de su hijo, luego actuaria en conciencia.

-Me he dado cuenta de que no necesito más que mi lecho en estos momentos, puedes retirarte Brienne.

Y dejo a la joven doncella de Tarth mientras regresaba a su habitación, con la esperanza de soñar con los recuerdos del pasado, recuerdos felices y soñar con un final feliz para esta pesadilla en la que se habia convertido su vida.