—Naruto, ¿Qué pasa?

*—¡Itachi! ¿Qué tal bro? Oye, ¿Sabes dónde está Sasuke? Llevo días tratando de contactarlo y nada, ¿Quizá fue a pasar el rato a New York contigo?.-* pregunto tratando de ocultar preocupación bajo una amable voz del otro lado de la línea telefónica

—No está aquí ¿No está en casa? ¿Quizá con los Hyuga? .- pregunto extrañado Itachi a través de la llamada levantándose de la cama, eran las 7 am y el rubio ya estaba molestando en su día de descanso.

*—El problema es que dequmás baja, estaba susurrando

Itachi pasó su mano libre por los mechones azabaches que caían a los costados de sus mejillas llevándolo todo hacia atrás.

— Quizá estés de vacaciones con una linda chica…

*—Lo dudo bro, no se va por más de cinco días, no dio avisó sobre quién administrara la empresa en su ausencia, estoy haciendo el trabajo junto a la secretaria pero el capitán tampoco me deja descansar cargándome de investigaciones.-*

—¡Demonios! Déjame rastrear un poco su móvil, en unos días iré de viaje a Corea te veré si aún no hay noticias de mi hermano.- Informo realmente comenzando a preocuparse, tomando camino al clóset.

*—Gracias itachi, realmente no quiero alarmar a nadie y tú eres el único al que puede recurrir.-* Naruto sonó un poco aliviado del otro lado de la línea

— Mantenlo así ¿De acuerdo?. Adiós.

Entonces fue turno de Itachi analizar todo; ¿Dónde se había metido su hermano menor?, Recordaba algunos datos del móvil de su hermano pero el rastreador no dio con nada.

Preocupado llamó a una vieja colega con más experiencia en rastreo.

*—Hey Uchiha, ¿Tan temprano y ya me extrañas?.-* Ronroneo del otro lado de la línea una mujer.

—Anko, ¿tienes tiempo para un trabajo?.-

*—¿Un trabajo? Creí que... ¿De quién se trata ahora?.-*

— Necesito que encuentres a Sasuke, por favor.

Un rocío de agua le despertó esa mañana haciéndolo volver a una dura realidad, con dificultad pudo abrir los ojos encontrándose con una pelirrosa de rodillas frente a él.

—Hey, ¿Puedes levantarte? .- le pregunto curiosa mirándolo de pies a cabeza.

Sasuke trató de moverse un poco pero se sentía pesado, mareado, y le dolía todo el cuerpo, quizá estaba enfermo.

—Toma.- ofreció una botella de agua que tomo tembloroso, se la termino en menos de un minuto

—Vamos.- le dijo ella tratando de levantarlo

Con la cabeza dándole vueltas, camino con Sakura, quien lo había llevado hasta una amplia habitación de colores claros quitándole la playera sucia.

—¿Puedes ducharte? .- preguntó guiándolo a una puerta a un costado, la casa era inmensa...

Sasuke asintió, sentía la garganta rasposa sin detenerse a mirar el baño al que habían entrado, sabía que era amplio, al igual que completamente blanco.

—Bien, hazlo, te traeré algo de ropa y comida, el agua está lista para ti.- comunicó sentandolo en una tina.

Sasuke tomó aire tratando de obtener algo de fuerzas para continuar moviéndose por sí solo.

Sumergido por completo bajo el agua limpiaba su piel, sus muñecas y algunas otras partes de su cuerpo estaban moradas por haber estado atado, incluso golpeado, las acariciaba con cuidado limpiando el exceso de suciedad.

Se sintió realmente un poco mejor.

Y entonces su mente comenzó a trabajar con claridad.

¿Cómo estaba su hermano Itachi? ¿Sus padres y amigos? ¿Es que acaso no se habían preocupado por él? ¿Cuánto tiempo llevaba atrapado ya?

Pero lo más importante, que era lo que sentía, porque él soñaba con una pequeña y valiente niña, y sin embargo, esa niña lo había abofeteado con una horrible realidad donde ella se había convertido en una asesina ¿La amaba, realmente la amaba? ¿Por qué se había excitado tanto por ella?

La pelirrosa tocó la puerta y entró dejando ropa y toallas para él. Sus ojos jade observaron con detalle las hematomas y heridas de Sasuke. Consciente de lo que había hecho días anteriores se inclinó cerca de él tomándolo de las mejillas con cuidado.

Sasuke por su lado alcanzó su cuello con ambas manos la asfixiara si se atrevía a algo más, porque si, estaba frustrado. Tenía miedo, enojo, se sentía humillado, y lo peor, confundido. Todo por culpa de ella.

Sintió su lengua acariciar con ternura los labios, y la suavidad succionando de ellos con ternura.

Sakura se había dado cuenta de las intenciones del Uchiha, y aún así no le importó, lo beso, porque sentía que así le pedía disculpas.

Lágrimas brotaron de Sasuke y se aferró a ella como si fuera un refugio.

Irónico, una desconocida era su refugio.

Había comido frente a él, sentados en la barra de la cocina ahora solo le había ayudado a sentarse en el sofá gris de su hogar.

—¿Y, quién eres Sasuke Uchiha? .- pregunto la pelirrosa mientras limpiaba y vendaba su pierna —¿Cuál era tu vida antes de terminar aquí?

— Yo… tengo una empresa… "Uchiha Corporations".- murmuró él atento a las manos de la peligrosa

—¿Tienes familia, hijos?.

Negó con la cabeza para acompañar su respuesta.

—Nada de eso

Sakura termino de curarlo y acomodo el Pans y metió el calcetín para continuar a sanar el brazo izquierdo

—¿Porque trajiste a esos hombres aquí…?- pregunto el Uchiha temeroso de romper el ambiente agradable que mantenía Sakura, quizá ella se enojaría y acabaría con él por preguntar cosas que no deberían importarle

—¿Por qué no hacerlo? Es acogedor.- respondió levantando las mangas de la playera negra que le había prestado

Definitivamente esa no era la respuesta que necesitaba Sasuke

Y Sakura lo sabía

—Los maté porque me hirieron. Pensé en dejarlo así y continuar mi vida, pero, no era justo.

Los ojos oscuros de Sasuke buscaban los de ella, pero no lo miraba, ella se empeñaba en sanar su brazo hablando como si fuera lo más normal del mundo.

—Otros sufrirían lo mismo y solo pienso que tengo la oportunidad de salvarlos… se siente bien.- continuó ella

— ¿Estás bien?.- le preguntó

La pelirrosa comenzó a reír, una risa tierna y encantadora, quizá una real que Sasuke jamás había escuchado en su vida que al mismo tiempo le dolió en lo más profundo de su corazón.

—¿Tu crees que lo estoy? .- suspiro — Me siento bien… a excepción contigo, tu no deberías estar aquí.

Y entonces a Sasuke le dolió más, no el no debería estar allí, pero ahora no quería irse.

—Ya no puedes irte, así que asumo que serás mi castigo.- Declaró la pelirrosa mirándolo a los ojos con una sonrisa.

—… Yo… jamás me atrevería a castigarte…-

—mhm, ¿No tienes más hambre o sed?


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