Descargo de responsabilidad: ¡Naruto no es mio!

Sipnosis: El Equipo Siete ha muerto y con ellos, el Mundo Shinobi perdió contra la oscuridad. Pero, ¿y sí Sakura tuviese la oportunidad de cambiar este agrio final? ¿Cuánto esta dispuesta a sacrificar para lograr la paz y felicidad?


— ¿Una niña? ¿Qué te hace pensar que quiero una?

Sentada en el sofá y tomando un té, Tsunade observaba furibunda a la pequeña Sakura. La bebé, sin necesidad de huir, le devolvía la mirada con firmeza.

— Es solo un pequeño favor, gran Tsunade — Kushina hacia una reverencia, suplicando — Es bastante tranquila y muy bonita, una perfecta compañía en tus viajes con Shizune.

Señaló la pelirroja, logrando que ambas mujeres miraran al par de bebés en la cuna. Naruto roncaba como si no hubiese mañana, después de una agotadora tarde de juegos y Sakura acostada a su lado, tomaba su mano, pero mantenía fija su mirada en la conversación de ellas.

— Detesto a los niños — Escupió Tsunade, para luego acariciar los cabellos oscuros de su pequeña estudiante. — Exceptuando a mí Shizune, los demás son insoportables.

— Pero... ¡Tsunade! — Kushina se lanzó hacia los brazos de la mujer, comenzando a tironearla mientras hacía pucheros. — ¡Es sólo una niña que necesita amor!

— ¡Dale tú ese amor!

— ¡Tampoco quiero dos niños en casa!

— ¡Yo también tengo a Shizune!

— ¡Bueno! ¡Pero ayúdame a buscar a alguien!

Tsunade gruñó, avanzando con lentitud hacia la bebé y levantándola entre sus manos, inspeccionando su cuerpo.

Grande fue su sorpresa a encontrar las más grandes cicatrices desperdiciadas en su cuerpo. — ¿Y esto? ¿Fueron a causa de lo que mato a sus padres?

Kushina suspiró, encogiendo sus hombros. — No tengo idea, el tonto de Minato no me cuenta del caso de sus progenitores.

Tsunade arrugó su boca al chocar mirada con los ojos verdes de la niña, de nuevo. Le causaba escalofríos, su mirada parecía más adulta de lo que debía parecer. ¿Y esas cicatrices? Espantosas, de todas las formas que existían, lucía más como una guerrera salida de una guerra, que una bebé recién nacida.

— Ah, ya sé a quién se la puedo dejar...