No poseo los derechos de autor. Los personajes pertenecen a la asombrosa Stephenie Meyer y J. K. Rowlin. La historia es de la genial Hermione Katniss Cullen, en la historia se muestran fragmentos de la Saga Crepúsculo y Harry Potter. Yo solo me divierto traduciendo (Leer nota al final).

I do not own the copyright. The characters belong to the amazing Stephenie Meyer and J. K. Rowlin. The story is from the great Hermione Katniss Cullen, in the story fragments of the Twilight Saga and Harry Potter are shown. I just have fun translating.

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POV Bella

A pesar del agotamiento de la noche anterior, la casa se despertó junto al sol la mañana siguiente esperando ansiosamente prepararse para la boda, un pequeño destello de esperanza en un pronóstico por demás lúgubre. Los Weasley nunca habían sido de los que hacían algo a medias y hoy no era la excepción. La Madriguera estaba completamente decorada con globos y pancartas, salpicada de colores y carteles de felicitaciones. La casa había sido tomada por la familia de Fleur de toda Francia, los cuales estaban ocupados con tareas que completar, incluida la hermana de Fleur, Gabrielle, a quien no había visto desde el cuarto año, parecía llevarse bien con Ginny.

La última boda (y coincidentemente también la primera) a la que había ido fue a la de Renee y Phil en el verano del quinto año antes de mudarme a Forks con Charlie, y de alguna manera, tenía la sospecha de que estaba a punto de disfrutar de esta mucho más. Todo era siempre más agradable con los Weasley involucrados, si había aprendido algo en los últimos años era eso.

Más arreglada de lo habitual, llevaba un vestido azul marino con hombros descubiertos. Mi cabello en rizos sueltos caía en cascada por mi espalda, maquillaje ligero, complementado por el brazalete con los dos amuletos que me regalaron Edward y Jacob, mi collar favorito y un par de cuñas negras, tacones lo suficientemente pequeños, con suerte no tropezaría. Alice estaría orgullosa.

A veces me encontraba a mí misma sorprendida por mi propio reflejo; después de meses de haber usado un hechizo para lucir diferente mientras estaba en Forks, mi cabello rojo me llamó la atención cuando esperaba encontrar un marrón mundano en su lugar, a veces se sentía distorsionada. Sin mencionar la cicatriz que me había acostumbrado a no ver, se desvanecía cerca de la línea del cabello.

No me molesté en arreglarlo de más. ¿Lupin había mencionado algo sobre un hechizo para disfrazarnos…? Mientras no hubiera multijugos involucrado, no me importaba demasiado. Con todo lo que sucedía últimamente, mezclarse con el resto de los invitados no sonaba tan mal.

Estaba sentada con las piernas cruzadas en la sala de estar al lado de Harry, quien lucía absolutamente elegante con su traje, con El Profeta en la mano hojeando un artículo sobre Dumbledore, cuando Ginny entró en la habitación. Luciendo hermosa con su vestido verde de dama de honor, miró a Harry y él le devolvió la mirada… y eso fue todo lo que hicieron. Suspiré…

Estos niños locos necesitaban desesperadamente ponerse en marcha y besarse ya.

Toda esta tensión romántica me estaba matando. Doblando el papel en el regazo de Harry, salí de la habitación a toda prisa para darles a estos dos la privacidad que tanto necesitaban antes de que la tensión sexual me matara. Tal vez, si tuviera la suficiente suerte, volvería y los encontraría besándose.

Espera, no, eso no era algo que necesitaba ver... Tal vez, si tuviera la suerte, volvería y descubriría que se comportaron bien. Sí, estaba de acuerdo con eso.

Me dirigí al jardín es donde vi a George apoyado contra la pared bebiendo una taza de Gillywater*, con una venda envuelta alrededor de su oreja por la herida de ayer.

— Te ves más alegre hoy. — Lo saludé mientras caminaba hacia él.

— Sí, bueno, cuando pierdes un oído, realmente comienzas a ver el mundo bajo una nueva luz. — Tuvo la audacia de sonreír con su propia broma; al menos sabíamos que se sentía mejor. — ¿Dónde está tu sombra? — Fred y George se habían referido a Harry como mi sombra desde que tenía trece años y considerando que nunca iban a ningún lado sin el otro, era bastante irónico.

— Mi hermano está teniendo un romance en la sala de estar con tu hermana. O al menos eso espero, ese chico no tiene remedio. — Murmuré la última parte en voz baja.

— Oh, en ese caso… — Se encogió de hombros y se dirigió hacia la sala de estar.

— ¿A dónde vas?

— Necesito volver a llenar mi bebida. — un brillo travieso en sus ojos — ¿Vienes?

Asentí. Si George iba a espiar a nuestros dos hermanos, yo estaba ahí para ello. Al regresar a la casa con él, tomé una taza de la cocina y me serví un poco de agua cuando pasamos, George delante de mí ya se estaba moviendo hacia la sala de estar y lo seguí rápidamente. Si iba a avergonzar a alguien, quería ser parte de eso.

Al entrar, instantáneamente me agradó ver a mi hermano besando a la feroz pelirroja Ginny Weasley, esto era exactamente lo que quería evitar. Y esto no era solo un simple beso… ambos realmente iban a por ello, tan completamente envueltos en la presencia del otro que ni siquiera nos notaron. Por un lado, me alegré de que mi hermano finalmente consiguiera actuar, por otro lado, menos muestras de afecto en público, por favor, Harry.

Uniéndome a George en el mostrador, sostuve mi taza contra mi boca y crucé mis tobillos, finalmente los dos se separaron.

— Buenos días. — George saludó sacando las palabras. La pareja saltó ante el sonido de su voz, una mirada de horror se formó lentamente en sus rostros una vez que nos vieron a los dos parados allí.

Ginny se sonrojó de un tono rojo intenso que casi combinaba con el color de su cabello y Harry se quedó allí parado, incómodo, sabiendo que el hermano de su novia y su hermana acababan de verlos besarse.

Harry se quedó de pie incómodo por un momento antes de salir corriendo de la habitación y yo lo seguí dejando a Ginny y George. Lo siento Ginny.

— Oh no, no empieces. — Harry gimió en el momento en que abrí la boca para comentar.

— Está bien, está bien, no lo haré. — Proseguí. — Sin embargo, diré que me alegro de que tú y Ginny finalmente... hayan superado lo que sea que los detuviera.

— Ahora mismo no es el momento de comenzar una relación. — Suspiró pasando una mano por su cabello desordenado.

— Sí, bueno, tú y yo… los dos. — Murmuré — Pero Harry, tener a alguien en tu vida no es necesariamente algo malo, solo significa que tienes algo por lo que luchar y Dios, con todo lo que sucede en nuestras vidas, podríamos usar desesperadamente algo de eso. — Seguro que yo iba a hacerlo.

Sintiendo el peso de mis palabras asentarse sobre mis hombros, miré mis pies inquietos con el ceño fruncido. No importa lo que sucediera, iba a luchar como el infierno para mantenerme con vida, pero siempre existía la posibilidad de que no saliera de esto y, si eso sucediera, Edward, o cualquiera de los demás, ¿alguna vez tendrían la oportunidad de averiguar lo que me pasó? Y sabía cuánto dolía eso por experiencia. Estaba empezando a pensar que debería haber tenido un plan de respaldo, por si no lo lograba.

Solo podía esperar que Edward siguiera adelante, sin importar cuánto me doliera imaginarlo con alguien que no fuera yo, pero quise decir lo que dije en esa carta, Edward tenía mucho amor para dar y merecía ser amado de regreso… incluso si no fuera yo.

— Oye. — La tierna mano de Harry en mi hombro llamó mi atención — Verás a Edward de nuevo, al igual que yo veré a Ginny de nuevo. — Me consoló, sus ojos ardiendo en los míos. Sabía que no podía estar molesta cuando usaba mis propias palabras en mi contra. No es genial.

— ¿Si?

— Si.

— ¡Bells, Harry! — Interrumpió Hermione mientras bajaba corriendo las escaleras de caracol gritando nuestros nombres — Oh, ahí están. Arriba.

Esto parecía extrañamente privado.

— ¿Sí Hermione? — dije cerrando la puerta de la habitación de Ron donde él y Hermione parecían estar conspirando — Ron.

No quería leer mucho sobre esto, pero parecía que mis amigos estaban en una racha romántica hoy ...

— Necesitamos hablar sobre nuestro plan para irnos con una explicación.

— ¿Una explicación? — Harry cuestionó.

— Sí, sí. Si nosotros dos simplemente no nos presentamos a Hogwarts, la gente hará preguntas y sabrán que estamos con ustedes. — Aclaró Hermione. Entonces, estos íbamos a ser los cuatro entonces. Indefinidamente. Okey… — Y por cierto Ron me contó todo sobre tu plan anoche. ¡No puedo creer que te fueras a ir sin mí! — Su mirada fría como una piedra parecía centrarse más en mí.

— ¡Ron! ¿Por qué le dirías eso? Se suponía que no debías decirle eso. — Levanté los brazos con frustración y todo lo que hizo fue encogerse de hombros sin entusiasmo.

— Pensé que merecía saberlo y, de todos modos, te dije que no sobreviviríamos sin ella. Ya ha mencionado un punto en el que ninguno de nosotros había pensado. — Hermione se sonrojó y se levantó ante el cumplido, pero su mirada se quedó en mí. Tuve la horrible sensación de que ella nunca dejaría pasar esto.

— Oye, si te hace sentir mejor, tampoco íbamos a traer a Ron… y Harry se iba a ir sin mí.

Harry se puso rígido e ignoró mi tono no tan sutil, avanzando para tratar de evitar más culpas de todos nosotros.

— Está bien, Hermione, ¿cuál es ese brillante plan tuyo?

— Bueno, Ron, ¿quieres hacer los honores? — Ella le hizo un gesto y él dio un paso adelante tomando su varita de la mesita de noche. Fue entonces cuando noté la enorme pila de libros en la cama además de esa bolsa sin fondo de ella. Una historia de Horrocruxes, magia oscura a través de los siglos... Hermione nunca fue a iba lado sin suficiente material de origen.

— Descendo*. — La puerta de madera del ático se abrió de par en par revelando un olor espantoso. Mirando por encima del agujero había una figura oscura; su piel prácticamente transparente era tan incolora, ampollas violetas cubriendo la totalidad de su cuerpo, mechones de cabello faltando en su cabeza, su boca abierta mientras medio gritaba.

— Hijo de p… Hermione, Ron, alguien por favor dígame lo que estoy mirando.

— Es un ghoul. — Harry respondió por mí. ¿Qué? ¿Se suponía que eso me simplificaría las cosas? Era como si Harry pudiera leer mi mente. — Los Weasley tienen un ghoul, piensan en él como una mascota familiar. Excepto que vive en el ático y le gusta hacer ruidos interminables golpeando las tuberías.

¿Era esto real?

— ¿Tienes un ghoul viviendo en tu ático y me estoy enterando de eso ahora? No me fui por tanto tiempo.

— Lo descubrimos el año pasado, parecía poco importante con todo lo que estaba pasando, así que supongo que nos olvidamos de mencionarlo. — Ron se encogió de hombros. — Ahora puedo cerrar esto antes de continuar porque el olor realmente me está afectando. — Le hice un gesto para que continuara.

— Está bien... entonces tienes un ghoul, entendido. Pero, ¿cómo encaja él en lo que sea que planees?

— Cuando nos vayamos, él vendrá aquí y pretenderá ser yo; estoy bastante seguro de que está emocionado por eso, pero en realidad no puede hablar, solo gruñe y gime.

— Ron. — No estaba convencida. — Odio decírtelo, pero apenas se parecen.

— Spattergroit*. Tengo Spattergroit, es una enfermedad infecciosa bastante grave. Me las arreglé para convencer a papá, Fred y George para que cuando me vaya lo encantarán para que se parezca más a mí y lo vistan en pijama. Si el Ministerio me busca, estoy en casa enfermo. — Parecía satisfecho de sí mismo. Eso fue realmente inteligente. ¡Vamos Ron!

— Buen plan. Sorprendentemente, sigue siendo la cosa más extraña con la que me he encontrado recientemente.

— ¿En serio? Estás saliendo con un vampiro Bella.

— Sí, y, sin embargo, los vampiros todavía se parecen a la gente, Ron. — Y aún más hermosos.

— ¿Hermione? — Harry preguntó — ¿Qué hay de ti?

— Yo… Ya tomé los recuerdos de mis padres para hacerles pensar que sus nombres son Wendell y Monica Wilkins, cuya ambición es mudarse a Australia. Ya les había hablado de ti, así que era más seguro para nosotros y para ambos. En caso de que alguien quisiera encontrarnos, no pueden interrogarlos de esa manera. Si vuelvo vivo de la caza de Horrocruxes, los encontraré y les devolveré sus recuerdos. — Explicó mientras las lágrimas inundaban sus ojos, Ron pasó un brazo por encima de su hombro para consolarla.

— Oh, Hermione... — Di un paso hacia adelante para envolver mis brazos alrededor de sus hombros.

— Está bien. — Olfateó mi cabello — Supongo que todos tenemos que hacer algunos sacrificios.

Sí, pero no deberían tener que hacerlo.

— Ummm… chicos. — Harry se acercó a la ventana, mirando con cautela a una figura en el fondo.

— ¡Infierno! — Jadeó Ron, sus ojos se agrandaron — ¿Qué está haciendo el Ministerio de Magia aquí?

¡¿Qué?! Hermione y yo giramos la cabeza para mirar hacia la ventana de vidrio y, efectivamente, el Jefe del Ministerio estaba caminando hacia la casa, marchando a través de los Weasley y Delacour que estaban fijando mágicamente al suelo una gran carpa para la boda. Se detuvo junto a Molly antes de mirar hacia arriba, sus ojos escudriñaron la casa antes de posar sus ojos en nosotros cuatro.

Ohhhh… ¿Y si supiera algo? ¿Qué pasaría si supiera sobre el plan de Ron y quisiera ponerle fin antes de que comenzara? Y si…

— ¿Puedo hablar con el señor Weasley, la señorita Granger y el señor y la señorita Potter? — Preguntó la áspera voz masculina desde el interior de la casa, probablemente hablando con Molly, su voz estaba amortiguada a través de los pisos de madera.

— ¿Qué creen que quiere? — Susurró Ron poniendo su oreja contra la puerta.

Todos nos encogimos de hombros. "Él podría estar aquí para hablar de cualquier cosa.

— ¿Tal vez se trate de Dumbledore? — Respondió Hermione, aunque sonaba insegura.

— ¿Crees que lo saben? — Ron murmuró preocupado.

— No lo creo, hemos sido lo suficientemente reservados como para cubrir nuestras huellas. — Dijo Hermione.

— Si Harry y yo no sabíamos lo que habías planeado, entonces dudo que el Ministerio tampoco lo sepa. Aunque, no sé nada de lo demás.

— Incluso si saben, no pueden acusarnos de nada sin pruebas, todo lo que tenemos que hacer es no admitir nada. Todo estará bien. — Harry lo tranquilizó.

— Niños. — Ron tropezó cuando su madre abrió la puerta del dormitorio. Mirándonos a todos con la cara sonrojada. — El Ministro está esperando abajo. — Habló en voz baja sin molestarse en dar contexto en la explicación, Ron inclinado hacia la puerta era una buena ilustración para que ella supiera que todos ya habíamos escuchado.

Esperando en la sala de estar estaba Rufus Scrimgeour, quien se había hecho cargo después de que Fudge renunciara a su cargo dos años antes. Nunca lo había visto en persona, solo escuché su nombre, y mi primer pensamiento fue que se parecía muchísimo a un león con mechas plateadas en su melena de cabello castaño y ojos amarillentos escondidos detrás de sus pobladas cejas. A diferencia de Fudge, tenía un aura de dureza, que emitía la impresión instantánea de un tipo duro. Podía entender por qué la gente lo había elegido para el cargo.

A los cuatro que entramos arrastrando los pies a la habitación se nos indicó que nos sentáramos. Harry, Hemione y Ron ya ocupaban todo el espacio en el pequeño sofá que me senté en el brazo del sillón junto a Harry. Noté que sus ojos me miraban, no había sorpresa en sus ojos, pero sí capté una sensación de reconocimiento en sus ojos. Como si estuviera anotando que estaba de regreso en el país para compartir con el Ministerio.

— ¿Qué le debemos al Ministro del placer? — Hice lo mejor que pude para sonar tranquila.

— Creo que ambos sabemos la respuesta a eso, señorita Potter. — Incluso su voz era amenazante.

¿Sabemos?

El Ministro se acercó a la pequeña mesa agrupada que estaba frente al sofá y se sentó frente a nosotros, colocando un objeto metálico, verde y del tamaño de un bolsillo, sobre la superficie.

— ¿Y esto es? — Harry le preguntó.

Abrió el maletín negro a su izquierda y, al hacerlo, sacó un papel doblado; golpeándolo una vez que flotó en el aire, fuera de su mano, y comenzó a desplegarse. Carraspeando, comenzó a leer.

— Esta es la última voluntad de Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore. — ¿Dumbledore nos había dejado a todos algo en su testamento? ¿Para eso estaba aquí? ¿No para delatarnos? — Primero, a Ronald Bilious Weasley, le dejo mi Desiluminador*. Un dispositivo de mi propia fabricación con la esperanza de que cuando las cosas parezcan oscuras le muestre la luz. — dijo el Ministro pasando a Ron el objeto pulido de la mesa.

— ¡¿Dumbledore me dejó esto?! — Jadeó Ron girándolo en la punta de sus dedos. — ¡Brillante! — Había una pizca de sorpresa en su voz. Ron nunca había pensado que Dumbledore se había preocupado mucho por él, al menos no más allá del punto de admiración de los directores por sus estudiantes.

— ¿Qué es? — Hermione se inclinó con curiosidad. Antes de que pudiera responder, Ron presionó el botón que obviamente estaba a un lado, lo que provocó que toda la luz desapareciera de la habitación; luego volvió a hacer clic en el interruptor y la luz volvió a parpadear.

— Increíble. — suspiró Ron.

Había visto a Dumbledore usar esto antes, aunque, por supuesto, en ese momento nunca estaba seguro de qué era exactamente ni había pensado en preguntar.

— A continuación, a Hermione Jean Granger le dejo mi copia de 'The Beadle and the Bard*' con la esperanza de que lo encuentre entretenido e instructivo. — Se movió, pasándole el librito a Hermione.

El libro cabe fácilmente en una mano y no tiene más de la mitad del tamaño de una hoja de papel. Las páginas arrancadas el libro estaba en bastante buenas condiciones, la portada estaba decorada con sencillez, además del título no había nada más que su cobertura de cuero marrón,

— Mi madre solía leerme esos. — Ron sonrió mientras miraba el libro. — El mago y la olla saltarina, Babbitty Rabbityy y su cacareante muñón. — se rió Ron. Los tres nos volvimos a mirarlo perplejos. Babbitty, ¿qué? — ¡Oh, vamos, Babbitty Rabbitty! — Negamos con la cabeza. — ¿No? — Dijo sorprendido.

— Ron, crecimos con Cenicienta y Ricitos de Oro. — Enumeré los primeros cuentos de hadas que me vinieron a la mente

— ¿Cenicienta? ¿Eso es una enfermedad? — Ron realmente parecía tan desconcertado como nosotros como lo estábamos de él. A veces me olvidaba de lo diferente que habíamos crecido...

Hubiéramos conocido todas esas historias si hubiéramos crecido con nuestros padres. Los Dursley nos habían leído, pero nuestros padres habrían… nuestra educación no habría sido diferente a la de Ron...

— No, Ron. — Hermione suspiró. — Te lo explicaré más tarde.

— Para Isabella Lilly Marie Potter, te dejo el bate que usaste en tu primer juego de Quidditch*. Espero que lo encuentres útil y lleno de recuerdos. — Me entregó el gran bate sintiéndose familiar en mi agarre, pasé mis dedos por los rasguños y abolladuras que surgieron de años de abuso por jugar como Cazador*.

Grabado contra el mango estaba mi nombre que recuerdo tallar nerviosamente en la madera el día de nuestro primer juego. George había estado rondando por encima de mi hombro todo el día diciéndome que lo haría bien, que tenía absoluta fe en mí como su nueva pareja, pero yo había tenido demasiadas náuseas para escuchar. Por supuesto, lo habíamos hecho bien (menos el pequeño percance a mitad de camino) e inmediatamente después, el Quidditch se había convertido en un elemento básico en mi vida, cuando las cosas eran más simples. Antes, cuando cosas como ganar un juego de Quidditch y aprobar exámenes eran lo peor de lo que tenía que preocuparme.

Agarrando firmemente el bate con las dos manos, lo balanceé como lo había hecho en innumerables ocasiones en mi vida, excepto que esta vez el bate se encogió repentinamente al tamaño del Desiluminador para que quepa fácilmente en la palma de mi mano. Eso era definitivamente nuevo. Repitiendo la acción una vez más, volvió a su tamaño original y lo coloqué sobre la mesa permitiendo que el Ministro continuara.

Por una razón todavía no estaba segura de que el bate hubiera sido encantado recientemente y por alguna razón Dumbledore pensó que podría encontrarlo útil… en ese caso lo mantendría cerca.

— Finalmente, a Harry James Potter, le dejo la Snitch* que atrapó en su primer partido de Quidditch en Hogwarts como un recordatorio de las recompensas de la perseverancia y la habilidad. — terminó extendiendo la pequeña bola dorada envuelta sin apretar en una tela.

Se lo pasó a Harry y tuvo cuidado de asegurarse de no tocarlo. Cuando Harry agarró la Snitch, todos parecieron inclinarse ligeramente hacia adelante en sus asientos como si estuvieran esperando que sucediera algo. Pero no sucedió nada y todos se sentaron decepcionados.

— ¿Es eso entonces? — Preguntó Harry haciendo rodar la Snitch entre sus manos.

— Casi. Verán, Dumbledore les dejó a ustedes dos una segunda solicitud, la Espada de Godric Gryffindor*. — Nuestras bocas se abrieron en total sorpresa. — Desafortunadamente, la Espada no era de Dumbledore para regalar en primer lugar. — Añadió rápidamente. — Como un importante artefacto histórico al que pertenece...

— A Harry y Bella. — Interrumpió Hermione. El ministro la miró con crueldad y se encogió de hombros tímidamente en respuesta. — Pertenece a Harry y Bella. Les llegó cuando más lo necesitaban en la Cámara de los Secretos.

— La Espada puede presentarse a cualquier Gryffindor digno, Srta. Granger. No la convierte en propiedad del Mago. Y, en cualquier caso, se desconoce el paradero actual de la espada.

— ¿Cómo dice? — Ron pronunció en estado de shock.

— La espada está perdida. — repitió el ministro. Hermione miró a Ron con una expresión de preocupación en su rostro. ¿Cómo que está perdida? ¿Quién se lo había llevado?

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Después de la partida del Ministro, y ahora que todos los preparativos para la boda estaban finalizados, todos nos tomamos nuestro tiempo para terminar de prepararnos. Gabrielle y Ginny con sus vestidos de dama de honor a juego se complementaban a la perfección y Hermione llevaba un vestido rojo y rosa hasta la rodilla con un hermoso collar bordado de oro que colgaba holgadamente alrededor de su cuello.

Poco antes de dirigirnos a la ceremonia, Lupin nos había llevado a un lado para realizar un rápido hechizo que alteró la apariencia; los efectos no fueron más que menores, después de todo, no esperábamos que sucediera nada, pero la precaución siempre era útil en estos días.

Más o menos me convertí en la yo de Forks (cabello castaño, piel sin pecas y sin cicatriz dolorosamente obvia) junto con algunos otros pequeños cambios; ojos verdes, rostro más redondo, cejas más marcadas… Harry se convirtió en lo que solo podía describir como un Weasley. El cabello rojo Weasley se apoderó de lo que solían ser los indomables mechones castaños oscuros de nuestro padre, su rostro cubierto de pecas, sutil contra su piel pálida. De alguna manera, imaginé que así se vería si se pareciera a mamá en lugar de papá.

La simple carpa exterior era obviamente mucho más grande por dentro para acomodar a sus muchos invitados. La entrada reveló fila tras fila de sillas doradas sentadas a ambos lados de una larga alfombra marrón, los postes de soporte entrelazados con flores doradas y blancas y un montón de globos dorados flotaban sobre el punto donde Fleur y Bill se iban a casar. Parecía una planificación Weasley bastante inteligente con un toque de magia Delacour francesa. Era hermoso.

La ceremonia fue perfecta. Fleur había deslumbrado la habitación con un impresionante vestido de fiesta de encaje color marfil sin mangas hasta el suelo. Corriendo desde el corpiño y envuelto alrededor de la cintura había un intrincado diseño negro con el mismo patrón en una diadema peinada en su cabello.

Bill no podía apartar los ojos de ella.

Varios invitados comenzaron a llorar durante los votos, incluida yo misma. Fue realmente impresionante.

Una vez que terminó la ceremonia, Harry y los demás se unieron a la pista de baile. Hermione incluso bailó con Victor Krum, Ron trató de taparlo, pero parecía que estaba a punto de romperse una vena. Ese pobre chico estaba tan celoso que ni siquiera se atrevía a admitir que le gustaba.

Cuando la canción terminó abruptamente, Harry y yo salimos de la pista de baile. Sentado en el otro extremo de la habitación había un hombre que juré que me resultaba familiar, pero no pude identificar por qué...

— ¡Hola Harry, Bella! — Luna Lovegood gorjeó, saltando hacia nosotros con su vestido amarillo sol. Detrás de ella estaba un caballero mayor con cabello largo y gris que solo podía asumir que era su padre.

¿Cómo diablos supo que éramos nosotros?

— Luna, ¿cómo supiste que éramos nosotros? — Preguntó Harry. Luna era buena pero no podía ser tan buena, ¿no?

— Tenéis un aura alrededor de los dos, me he familiarizado mucho con ella. — Su vestido amarillo se movía con ella mientras se balanceaba hacia adelante y hacia atrás, con una mirada lejana y soñadora en sus ojos. Luna siempre tuvo un sentido del estilo muy... único.

— Oh. — supongo que Luna realmente era buena. — Bueno, es bueno verte Luna. ¿Espero que estés bien?

— Muy bien, aunque no hace muchos momentos me mordió un gnomo de jardín. — Ella levantó un dedo para mostrarnos.

— La saliva de los gnomos es muy benéfica. — finalmente habló el hombre que estaba detrás de ella. Se parecían, por lo que debió de ser su padre. — Xenophilius Lovegood, vivimos al otro lado de la colina. — El introdujo.

— Un placer conocerte. — Harry sonrió extendiendo la mano para estrechar su mano, sonriendo yo se la estreché. Luego, envolviendo sus brazos alrededor de nuestros hombros, nos atrajo hacia él, inclinándose para susurrar en ambos oídos:

— Espero que sepan, Sr. y la Srta. Potter que nosotros en el Quisquilloso*, a diferencia de esos sapos en el Diario El Profeta, apoyamos completamente a Dumbledore en su vida y en su muerte y los apoyamos completamente a ustedes dos.

— Gracias... — Ambos respiramos. No podía hablar por Harry (no del todo), pero esta era una situación algo incómoda.

— Vamos papá, Harry y Bella no quieren hablar con nosotros en este momento. — Luna, mi salvadora habló tirando del brazo de su papá, dejándonos ir con cautela. — Son demasiado educados para decirlo. — Mientras los aplausos estallaban a nuestro alrededor, Luna y su padre se volvieron para irse.

— Que tenga una gran noche, fue un placer conocerlo, Sr. Lovegood. Luna. — Harry los llamó.

— Harry. — La identidad del hombre parpadeó en mi mente. — ¿Ves a ese hombre de allí? ¿Dos mesas frente a donde está sentada la tía de Ron? Elphias Doge, es un miembro de la Orden y un amigo cercano de Dumbledore.

— Él estaba en ese artículo que Rita escribió sobre Dumbledore. — El reconocimiento brilló en sus ojos. — ¿Quieres hablar con él?

— También podríamos, no tenemos otro punto de partida. Quién sabe, tal vez él nos diga algo que no sabíamos. — Me encogí de hombros.

Había hecho todo lo posible para ponerme al día con las publicaciones más recientes del El Profeta* durante toda la mañana tratando de ponerme al día con lo que me había perdido, así que sabía del artículo al que se había referido. La Voz Mágica había sido casi imposible de conseguir en Forks y la contraparte estadounidense nunca fue tan útil.

Caminamos uno al lado del otro hacia el otro extremo de la tienda donde Doge estaba sentado con una cerveza en la mano. Era un hombre pesado; los años eran evidentes en las arrugas de su rostro y parecía como si sus cejas estuvieran permanentemente arrugadas en un ceño fruncido.

— ¿Perdóneme? — Dijo Harry, llamando su atención.

— ¿Podemos sentarnos?

Ante el repentino sonido de nuestras voces, se volvió rápidamente para mirarnos, un poco de su cerveza se derramó por el borde de la taza.

— Por supuesto. Siéntense. — A pesar de su condición de soledad, sonaba alegre. ¿Supongo que era un borracho feliz?

— Elphias, odiamos imponernos, pero encontramos lo que escribiste en El Profeta realmente conmovedor. ¿Obviamente conocías bien a Dumbledore? — Si hacíamos rodar la pelota, entonces tal vez podríamos obtener algunas respuestas de él.

— Bueno, ciertamente lo conocí por más tiempo si no se cuenta a su hermano, Aberforth, y la mayoría de la gente no parece contar a Aberforth. — Pareció arrastrarse a medida que avanzaba, su voz se convirtió en un suave murmullo en voz baja.

Esperar. ¡¿Dumbledore tenía un hermano?!

Con la información, Harry y yo nos miramos rápidamente, ambos tan sorprendidos como el otro. ¿Cómo no lo supimos? ¿Deberíamos haber oído hablar de eso a alguien con mal humor? ¿Leerlo en un libro…? Después de todo, era una figura muy pública.

— Ni siquiera sabía que tenía un hermano. — Harry dijo sorprendido.

— Ah, bueno, Dumbledore siempre fue muy reservado. Incluso cuando era niño.

— No lo disculpes, Elphias. — La tía tatarabuela de Ron, Muriel, se inclinó sobre la mesa para interrumpirnos, sus ojos vagaron de arriba abajo. — ¿Quién eres? No eres uno de los nuestros, ¿verdad? Ya no puedo seguir contando. — dijo en tono alto, la voz sonó en juicio. Pude ver por qué a Ron no le agradaba.

— Uh no, Owen Bilson y mi hermana Alice. Solo somos amigos de la familia.

— Hmmm... — La respuesta la dejó olvidada de que estábamos allí. — Me han dicho que Rita Skeeter lo ha descifrado por completo, en ochocientas páginas. Nada menos. Se dice que alguien habló con ella, alguien que conocía bien a la familia Dumbledore. Y ambos sabemos quién era, ¿no es así, Elphias?

— ¡Traición! — Su actitud alegre se volvió sombría.

— ¿De quién estamos hablando?

— Bathilda Bagshot. — respondió Muriel.

— ¿Quién? — El nombre sonaba tan familiar, ¿lo había leído en alguna parte?

— Dios mío, ella tan solo es la historiadora mágica más famosa del siglo pasado. Estaba tan cerca de los Dumbledore como cualquiera. Oh, estoy segura de que Rita Skeeter pensó que todo estaba bien, que valía la pena un viaje a Godric's Hollow para echar un vistazo a las cosas viejas sacudidas de la jaula.

— ¿Bathilda Bagshot vive en Godric's Hollow? — Preguntó Harry con ojos curiosos. Habíamos vivido en Godric's Hollow... hace toda una vida.

— Ahí es donde conoció a Dumbledore.

— ¿No me digas que él también vivía allí? — Harry cuestionó.

— La familia se mudó allí por primera vez después de que su padre mató a esos tres muggles. Fue todo un escándalo. Honestamente, ¿sabes algo sobre él? — Ella murmuró.

Ya no sé. ¿Era posible que el hombre que conocíamos desde niños, el hombre al que había llegado a tener en gran estima, en realidad no lo conocía en absoluto...

Todo el ruido en la tienda se detuvo repentinamente, un leve silbido se desvaneció en la habitación seguido de una luz azul fluorescente deslumbrante. Todas las luces se desvanecieron de la habitación, la única fuente de luz provenía de la bola iluminada que flotaba en el centro de la habitación mientras todos se reunían con curiosidad a su alrededor.

El Ministerio ha caído; el Ministro de Magia está muerto. Ya vienen. — La grave voz de Kingsley resonó pesadamente en el aire.

Todo estuvo en silencio por un momento después, tan silencioso que podría cortar la tensión con un cuchillo. Al principio sucedió lentamente, las voces alertadas comenzaron a hablar primero una por una y luego todas a la vez. Pronto la habitación se llenó de gritos de pánico cuando la gente empezó a correr.

Todo pasó muy rápido. Entre todo el caos aparecieron oscuras sombras negras. Mortifagos.

— Fue un gusto conocerte. — Elphias se despidió antes de desaparecer sin pensarlo dos veces.

Los mortífagos irrumpieron en la tienda y comenzaron a atacar. Muchos corrieron a toda prisa mientras que otros, es decir, la Orden, se quedaron para luchar. Fue completamente caótico, gritos y hechizos... no podía, no podía pensar...

— ¡Vete! ¡Fuera de aquí! — Remus gritó empujándonos a los dos hacia adelante.

Teníamos que irnos. Teníamos que irnos.

Harry estaba reacio, quería quedarse y ayudar a Ginny, pero no teníamos tiempo. Agarrando con fuerza su muñeca para no perderlo en el desorden, abriéndome paso entre la multitud desesperadamente para encontrar a Hermione y Ron.

— ¡Bella! — La voz de Hermione chilló desde algún lugar a mi alrededor.

Lanzando mis brazos detrás de mí, alcancé a Hermione. Mis pies dejaron el suelo y nos fuimos.

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*Gillywater: Es una bebida alcohólica del mundo mágico. Se hace a base de branquialgas (planta acuática que, si la ingieres sola, te da habilidad de respirar bajo el agua) y agua corriente.

*Descendo: Es un hechizo para hacer que las cosas bajen.

*Spattergroit: Es una enfermedad contagiosa, se da por un hongo, hace que la piel pique y que salgan ronchas enormes.

*Desiluminador: Es un artefacto que inventó Dumbledore para guardar luz.

*The Beadle and the Bard: Es una recopilación de cuentos infantiles.

*Quidditch: Es un deporte que se juega en el mundo mágico, se juega sobre escobas.

*Cazador: Es una posición dentro del equipo de Quidditch.

*Snitch: Es una de las pelotas que se usa en el juego de Quidditch. Es la que más puntos otorga al equipo que la atrape primero.

*Godric Griffindor: Es el fundador de la casa Griffindor, y dueño original de la espada. Se supone que la espada se le presenta solo a un verdadero Griffindor.

*El Quisquilloso: Es un periódico independiente en el que trabaja el papá de Luna.

*El Profeta: Es el periódico más leído del mundo mágico, tiene reputación de amarillista y oportunista (pero nadie lo dice y todos le creen).

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Esta semana tenemos actualizaciones diarias para compensar que la semana pasada no actualicé y para festejar que terminé mi traducción/adaptación "EDWARD".

No se olviden de dejar un lindo comentario y pasarse por nuestro grupo 'Twilight Over The Moon'.

¡Nos leemos pronto!