Disclaimer: Los personajes no son míos, pertenecen a Riichiro Inagaki & Boichi, al igual que cualquier referencia al manga.

Aviso: Si son personas sensibles en cuanto a temas de depresión, suicidio, abuso y todos estos temas derivados. No continúes la novela.


CAPITULO 5

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Las llamas se llevaron cada parte de su alma,

escapando de la realidad que tan fuertemente quería olvidar.

Fue entonces que su cuerpo grito en agonía,

rogando por escapar.

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Kohaku escuchó de manera atenta el sonido de la puerta de su vecino abrirse y cerrarse con brusquedad, lo que le daba a entender que Senku se encontraba en casa.

Encontrar una posible solución con respecto a la animosidad de su vecino no fue una tarea sencilla, y es que la actitud agria del científico era algo difícil de tratar para ella. Quizá era porque no le traía buenos recuerdos el tipo de trato que él tenía hacia ella. Todo resultaba sumamente confuso y el ambiente que se generaba entre ellos no era el más amigable. Quizá había sido una mala semana para el chico, pero algo le decía a Kohaku que era algo más.

Su hermana siempre le aconsejo no meterse en asuntos ajenos que no le correspondían, y Kohaku siguió esa regla por muchísimo tiempo. Pero también era humana, y muchas veces la curiosidad suele ser un factor primordial en la vida de todos. Es aquello que impulsa a la persona a descubrir nuevas cosas.

Para Kohaku, Senku era eso que quería descubrir.

Sujeto su cabello en una coleta desordenada, tomo el tazón de comida y salió en dirección a la puerta vecina. Trato de mantener una expresión serena pero los nervios estaban haciendo su mala jugada en ella. Lo cierto era que, no había tenido una conversación decente con el chico, lo suyo solo habían sido discusiones tontas por cosas totalmente banales. Lo que volvía cada situación incómoda.

Había despertado con la firme decisión de hacer las paces con Senku, aunque no tenía ni idea cual era la raíz del problema. Antes de que pudiera analizar de una mejor manera lo que estaba haciendo el sonido de la puerta abriéndose se hizo presente. Su cuerpo entero se tensó por la anticipación.

Esos ojos carmesí se posaron en ella, dando paso a una mirada llena de confusión. Ella alzo la barbilla y esbozo una pequeña sonrisa, mientras mostraba el tazón entre sus manos.

—Hola vecino…pensé en traerle este tazón como una ofrenda de paz— musitó con un leve rastro de pena en su voz, quizá estaba haciendo mal en tratar de agradarle a alguien quien claramente apenas y toleraba su presencia. Pero no quería tener ningún tipo de problema con los vecinos, jamás se sabía cuándo podrías necesitar de alguien o al menos tener una conversación amena.

Senku la miro largamente, como si se estuviera preguntando si aquello realmente estaba sucediendo.

Fueron algunos minutos en los que ambos no pudieron despegar su mirada del otro. Ignorando el pequeño cosquilleo en su pecho, Kohaku acerco aún más el tazón hacia su vecino esperando ver alguna otra reacción por parte de él.

—¿Esta es alguna clase de broma? — preguntó Senku de manera desconfiada— ¿Qué te hace pensar que aceptare algo de una desconocida?

Kohaku quiso refutar ante eso. Pero se encontró a si misma esbozando una débil sonrisa, relajando su postura volvió a tenderle el recipiente con comida.

—Solo es una muestra de que quiero llevarme bien contigo, realmente quiero entender el origen de tu desprecio…suelo pensar que las personas deben apoyarse unas a otras, aunque suene algo cliché.

—Es demasiado cliché…¿Acaso lees demasiadas novelas románticas o algo por el estilo?

—No.

—¿Por qué quieres ser amiga de todos? ¿Te proporciona algún tipo de satisfacción personal?

—No

—¿Esta es alguna clase de broma para después publicarlo en los medios?

—No…ni siquiera sabía quién eras hasta que Nikki me lo dijo.

—Tú…espera…¿Nikki?

Kohaku asintió

—La vecina de enfrente, tuve una agradable conversación con ella hace algunos días— se encogió de hombros sin saber porque aquello era importante—. Solo me dijo que eras alguien importante en la ciencia…

—¿No sabias quien era yo? — cuestiono un tanto exasperado.

Kohaku arqueo una ceja ante la arrogante pregunta por parte del científico. Claro que no sabía quién era, ella siempre estuvo más concentrada en los deportes o la pintura. Lo suyo no era precisamente los temas complejos de la ciencia. No era una estúpida, pero sencillamente no era algo en lo que estaba muy involucrada.

—No…¿era algo que necesitaba saber?

Senku bufó.

Al parecer aquello no estaba resultando según lo planeado, y es que en su mente la escena era totalmente diferente a lo que acontecía en la realidad. En su mente hace algunas horas, Senku se volvía más amable con ella y aceptaba de buena gana el tazón mientras conversaban de manera amena.

—En fin…solo trato de llevar la fiesta en paz— murmuro Kohaku, con una expresión un tanto desilusionada—. Realmente no tienes que aceptarlo sino lo deseas, solo que no quiero llevarme mal con nadie aquí.

El científico la miro nuevamente con desconfianza, pero lo que vino después dejo sin palabras a Kohaku.

Apartándose un poco de la entrada le hizo una seña para que pasara al interior de su apartamento, cosa que realmente la dejo sin palabras. Y tal parecía que no pudo ocultar su sorpresa ya que Senku la miro con una ceja alzada.

—¿Vas a entrar o no?

—Lo siento…— Kohaku quiso golpear sus mejillas para retirar su aturdimiento, con pasos indecisos avanzó hacia el chico.

Sus ojos chocaron por un instante antes de que continuara el camino hacia el interior. Kohaku sentía un leve rubor en sus mejillas ante tal acción, y es que había podido percibir el suave perfume de Senku, era como una brisa fresca de otoño. También notó como este era ligeramente más alto que ella, además de que siempre estaba vestido con un suave pantalón de lino y una camisa blanca, la cual estaba remangada de los brazos y con los primeros dos botones abiertos. Dejándole ver su piel blanca y tersa, sin algún signo de vello corporal en él.

Sus mejillas se sentían aún más calientes con aquel fugaz pensamiento.

Dejando eso de lado, Kohaku dejo pasear su mirada por el lugar. Inmediatamente noto la falta de color en el lugar, y es que todo era meramente minimalista. Un arte que aún no entendía del todo. Era un poco deprimente pero entendía el concepto "menos es más". Solo que aquel lugar no le representaba aquel sentimiento. Era más como si no hubiera nada que te hiciera apegarte al sitio. Nada que lo hiciera llamarse un hogar.

Todo era demasiado frio.

—Por acá esta la cocina— musitó Senku pasando a su lado. Lo siguió de manera callada hasta adentrarse al lugar. Todo estaba tan pulcramente colocado y le daba la sensación de que no era usado muy a menudo.

Senku se mantenía demasiado callado, con la mirada ausente. Kohaku sentía el silencio demasiado incomodo, y no era muy buena con las situaciones incomodas. Su boca tendía a soltarse sin pensar con claridad.

—¿Tú me odias Senku? — pregunto sin poder detenerse a procesar lo que acababa de decir.

Senku pareció tensarse y la miro con un claro sentimiento de molestia ante la inesperada pregunta.

—¿Por qué te odiaría?

—Es que desde el primer instante parecía que ni siquiera tolerabas el que te mirara…

—Eso pasa cuando alguien es molesto pidiendo comida a personas que no conoce, incluso cuando colocan su música tan alto sabiendo que pueden incomodar a los demás— soltó de manera tajante, claramente colocan barreras a su alrededor.

Algo en la mente de Kohaku le hizo pensar en años atrás. Su respiración se agito y sintió que sus manos temblaban levemente.

—Pero no hice nada malo…— su voz salió apenas como un débil susurro—. Tan solo pudiste ser más amable…

—¿Acaso crees que todos debemos ser amables solo porque sí? — interrumpió Senku, esta vez girándose totalmente para encararla —No te confundas. No me interesa ser amable con la gente…este mundo de mierda solo me ha demostrado que no importa que tanto te esfuerces, al final todos terminan siendo doble cara— sus manos se apoyaron a cada lado de Kohaku, mientras que su rostro se acercaba peligrosamente al de ella, podía sentir como aquella mirada la traspasaba con fuerza— Todo el mundo trata de ocultar su putrefacción bajo una máscara de amabilidad. Ya a nadie le interesa la felicidad de los demás. Mientras no representes un escalón para que logren sus objetivos…no eres nada para ellos.

Se separo de ella con rapidez.

Kohaku sintió que sus piernas fallaban.

Ella ya había escuchado esas palabras, miles de veces. Y también comprobado la razón en ellas. Pero no todos eran así, ella quería creerlo.

Por algo encontró la amabilidad en Nikki, y aquellas personas que la apoyaron para seguir sus sueños. Su hermana Ruri quien siempre estaba a su lado.

Solo que había personas como Senku que no deseaban encontrar aquellos que se diferenciaban de los demás.

—Te dejare el tazón— musito con suavidad, sus manos no paraban de temblar y sus ojos humedecidos pronto dejaron escapar esas pequeñas lágrimas. Y es que Senku le recordaba tanto a su padre—. Provecho

Senku la dejo irse, sin percatarse de lo que había ocasionado en la chica.


Kohaku entró en su apartamento con rapidez, sabiendo lo que venía a continuación.

Pequeñas imágenes comenzaban a repetirse una y otra vez en su cabeza. Escuchaba la voz de su padre reprendiéndola de nuevo, su cuerpo ardía como si los golpes verdaderamente estuvieran siendo atestados contra ella. No había nadie…ya no. Pero su cuerpo aun no sanaba.

Su respiración se agitó y comenzó a jadear en busca de aire.

Sabía que tenía que escapar. Sin entender realmente de que…su vista se nublo y los sollozos no tardaron en aparecer. Atrapándola con fuerza y halándola hacia el fondo. Kohaku sintió toda su energía drenarse y su cuerpo apagarse.

De nuevo.


Hello~~

Espero que todos se encuentren muy bien, les dejo el capitulo y espero lo disfruten.

He tenido semanas muy difícil y no quería escribir nada teniendo un bajón. Aun siento que esta historia tiene que desarrollarse con lentitud y de manera delicada. Pronto entenderán la reacción de Kohaku, Senku entenderá que no todos son malos.

No se preocupen que ya se vienen muchas interacciones por parte de los dos.

Hasta luego~