Exención de Responsabilidad: No soy dueño de Naruto. Cualquier cosa relacionada directamente con esta serie (manga/serie) todos los personajes, historia de fondo, configuración, etc. Pertenecen a Masashi Kishimoto.
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Peso…
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Cuando se reencuentran, él la carga sobre su espalda como su querido hermano lo hizo consigo.
Su cabello oscuro estaba más desordenado de lo habitual y tanto su camisa gris de cuello alto como sus pantalones negros, tenían algunos rasguños y manchas esporádicas. Había sido un entrenamiento intenso y continuo que agotó las grandes reservas de su energía. Pero no se estaba quejando. En momentos como estos deseaba que el gran parque no quedará entre los edificios de apartamentos.
Luego, sus ojos se abren un poco ante la vista que tiene ante él. Allí, en el banco, estaba Yuzan Yoshida, con una chica diferente, una rubia, besándose. Sasuke solo puede suspirar al pensar en la novia de su vecino, que probablemente lo esté esperando en casa en este momento.
Hacer trampa es casi siempre imperdonable y nunca justificable. Es lo que recuerda escuchar de su madre, a principios de su infancia.
Quisiera sentir lástima por la chica, pero ella se lo busco a sí misma. Y Sasuke no es el tipo de persona que se involucra en dramas complicados.
De hecho, esa es la razón por la que todavía prefiere continuar solo. Ya tenía suficiente con los no tan sutiles acercamientos de Sakura y otras mujeres con las que tenía que verse involucrado. Y no disfrutaba para nada aquella atención. Las citas consumen demasiado tiempo y él no comprende la posesividad de algunas mujeres, es tan complicado que se vuelve más agotador que socializar. Además, la atracción se desvanece. A veces, incluso más rápido que un rayo. La mayoría de las mujeres se sienten atraídas por su apariencia, fama, linaje, pero no por su verdadero yo. Y viceversa. Por lo general, si llega a conocer mejor a alguien, retrocede. Todavía es un hombre, tal vez uno con altos estándares para establecer el clan Uchiha, pero la atracción generalmente proviene de la belleza física. Puede volverse bueno o malo cuando llegue a conocer uno. Sin embargo, todo le sale mal. Conocer a una persona lo agota.
Es incomodo, descarado y le resulta difícil expresarse sin herir a otro o incluso mostrar emociones. Dice lo que piensa cuando desea hacerlo. Por eso es fácil que se le malinterprete. Aunque a él dejó de importarle.
Sasuke camina hacia el edificio de apartamentos. No debería engañarse pensando que tiene mucho tiempo para preocuparse por la pobre novia de su vecino.
A medida que sube los últimos escalones a su casa, su corazón casi cae al suelo cuando encuentra a la chica que ocupaba sus pensamientos boca abajo en el suelo, aparentemente sin vida.
Él siempre está en calma. Bueno, una parte del tiempo. Los cadáveres no lo asustan, esta acostumbrado a ellos. Entonces, se desliza a su lado y se agacha, con la intención de buscar su pulso. Mientras sus dedos rozan su cuello expuesto, su cabeza se gira abruptamente para mirarlo. Sus ojos oscuros parpadearon en desconcierto.
Cuando la tensión en el aire disminuye, el rostro inexpresivo de la chica que nivela su rostro se transforma en diversión y luego en desesperación. Las lágrimas se forman en sus ojos, amenazando con estrellarse, pero es evidente su esfuerzo por contenerlas.
Es entonces cuando se da cuenta de que ella pudo haber sabido de la infidelidad de su novio. Lo están haciendo en un lugar público, después de todo. Y Yoshida, el chico entusiasta y amistoso, es fácil de ver por la zona. Sasuke se recuerda a sí mismo mientras frunce el ceño y estabiliza su posición. – ¿Necesitas ayuda? –
Se empuja para sentarse y asiente: – Parece que no puedo mover las piernas. Duele un poco y estoy muy cansada. – dijo señalando la venda levemente ensangrentada que envolvía su muslo izquierdo.
Entrenó hasta la muerte… Pensó.
Sasuke comprende que no necesita fisgonear más. Él recoge el juego de llaves tiradas en el suelo. – ¿Cuál es la llave de tu puerta? La abriré. – Cuando la miró, pensó que vio una expresión de pánico e inquietud mientras ella miraba fijamente el grupo de llaves. Le tomó casi un minuto, tal vez dos.
Sintiendo su malestar, habla. – Si fuera un ladrón, preferiría robar a un Daimyo. No obtendré mucho, además no hay mucho que pueda detenerme si lo intento. –
Sus labios dibujaron una leve sonrisa que casi se pierde porque tan pronto como apareció, se desvaneció. Ella le indica la llave correcta. – Eso lo sé. –
Sus dedos se rozan brevemente, antes de acortar más su distancia, y girar su espalda frente a ella. – Sube. – ordena.
Reacia, ella lo empuja ligeramente. – No, soy pesada. –
Sasuke hace una mueca mientras da un paso hacia atrás, acercándose incluso más. – Soy fuerte. –
Entonces, ella se rinde.
Él piensa que ella no estaba mintiendo. De hecho, es un poco pesada. Pero no un peso que él no pueda soportar. La carga en su espalda, le abre la puerta y la deja suavemente en el sofá. El apartamento de su vecino está tan desordenado como una pocilga. Está a punto de comentar lo sucia que está su casa cuando ella se le adelanta. – Lo siento, el desorden es mi culpa. Yu-kun es quien hace la limpieza. –
Algo en que mencionara a su vecino le molesto, y Sasuke no pudo evitar permitirle a su boca sucia hablar. No era capaz de pensar con mucha claridad en aquel entorno y menos con lo cansado que estaba. – Debe ser el motivo por el que busca la atención en otro lado. –
Observa cómo sus ojos se abren un poco y sus labios tiemblan. Ella se muerde el labio inferior. Sasuke piensa que pudo haberse excedido. Él le entrega la llave y se va, pero no antes de escucharla decir un par de temblorosos agradecimientos y disculpas.
Abre su propio apartamento y se da un capricho en un largo baño caliente. Intenta borrar su olor y la sensación de su cálido cuerpo contra el suyo. Ella ha invadido sus sentidos. Su memoria de cuán largas y gruesas son sus pestañas, cuán prominente es su nariz, cuán firme es su cuerpo, cuán grises son sus ojos y cómo su aroma es similar a las flores de primavera. Todo ahora está impreso en su cerebro, le guste o no.
Mikoto…
Lo sabía, fue maldecido.
Mierda.
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