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Desilusión
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El tiempo parecía correr a prisa y, con cada día, Tadashi temía que Honey se marchara de un momento a otro. Debería sentirse patético por depender tanto de su apoyo pero realmente no sabría cómo lidiar con sus primeros pasos en la vida de divorciado sin ella.
Cada fecha, cada segundo traían consigo un sinfín de recuerdos, los días en los que antes había celebrado algo importante ahora simplemente eran jornadas comunes, sin significado. Como ese, por ejemplo, como el cumpleaños de Elsa.
La blonda lo había invitado, desde luego, y él consideró muchas veces ir pero Honey insistió en que era un buen paso para empezar a marcar la distancia que necesitaba y estaba de acuerdo en que era una buena idea, además no tenía ganas de ver lo inmensamente feliz que su ex esposa era en compañía de Hans Westergard. Fue así como se convenció de escribirle un simple agradecimiento cortés y los mejores deseos para sus cuarenta y tres inviernos junto con una excusa sobre encontrarse ocupado.
De seguir siendo una pareja, se habría levantado más temprano que ella, la habría despertado con el desayuno y llevado al trabajo, le habría dado algún que otro regalo y luego habrían hecho una cena tranquila con sus hijos, sus suegros- ex suegros- y sus amigos más cercanos. Ahora Elsa tenía alguien más que hiciera eso por ella, necesitaba que su corazón comenzara a entenderlo.
-La salsa te quedó deliciosa- comentó Honey al otro lado de la mesa ratona. Siempre que cenaban lo hacían en el living, era más casual y cómodo. Le agradeció con un asentimiento y una sonrisa y se llevó un poco de fideos a la boca, igual que ella. Era tierno ver el modo en que comía, sus cachetes rosados se inflaban y sus ojos verdes resplandecían ante el sabor de cada bocado. Se encontró analizándola más seguido últimamente, no sabía porqué pero era un nuevo hábito del que no se podía deshacer.
-Me alegra que te guste, ¿Quieres un poco más de vino?
-Si, por favor- ella le tendió su copa y le sirvió la bebida antes de llenar su propio vaso. Le devolvió la copa y soltó una risita al volver a ver su rostro, una de sus mejillas se habían manchado con salsa bolognesa- ¿Qué? ¿Qué pasa?- Inquirió Honey, sus ojos tan abiertos como dos ventanas en pleno verano.
-Ven aquí- no le dio tiempo de preguntar a qué se refería, simplemente atrajo su rostro con la palma de una de sus manos y limpió la comida de su rostro- Ahí está, tenías un poco de salsa- Se percató demasiado tarde de lo íntimo de la situación, el rostro de la mujer ardía, lo podía sentir en la piel de su mano que aún seguía en su sitio. Sus ojos se mantuvieron fijos en la mirada jade que tenía delante y un pequeño chispazo lo recorrió por completo. ¿Él realmente no quería hacer lo que su cerebro estaba gritando que hiciera, no?
Jamás lo sabría, un portazo los hizo separarse con velocidad, rompiendo la extraña atmósfera que los había hechizado. Olaf apareció dando grandes zancadas casi de inmediato, les dirigió una breve mirada furiosa y subió las escaleras sin decir nada. Se dispuso a seguirlo pero entonces Hiro entró en escena.
-No haría eso si fuera tu…- sugirió.
-¿Qué demonios sucedió? ¿No que pasarían la noche en casa de su madre?
-Sí, ese era el plan, pero Olaf se puso histérico y tuve que pedir un Uber a espaldas de ella para sacarlo de ahí.
-¿Qué? ¿Cómo….?
-No te preocupes, le envié un mensaje cuando estábamos de camino, supo entender.
-Alto ahí, Hiro- gruñó pellizcando el puente de su nariz- Se fueron del cumpleaños de su madre sin decir nada, ¿Correcto?
-Sí.
-¿Podrías explicar porqué?
-¿Quieres que lo diga lento o que sea letal?
-Mientras más rápido terminemos con esto, mej...
-Se van a casar.
-Ella… ¿¡QUÉ!? - No pudo evitar exclamar ante la noticia, se habían divorciado hacía un tiempo, sí, y las cosas con Hans habían marchado muy rápido desde su regreso, pero no hubiese imaginado oír algo así hasta dentro de un par de años.
-Hans le propuso matrimonio luego de cortar el pastel- Hiro prosiguió sin inmutarse, habiendo anticipado su reacción- Obviamente le dijo que sí, está más que contenta con la idea, pero Olaf… Creo que todavía tenía esperanza de que ustedes regresaran y Hans fuese solo un bache en la historia.
-Oh, pobre…- Honey murmuró a sus espaldas, haciéndole recordar que ella estaba en su casa en primer lugar.
-Debo hablar con él.
-No sacarás nada de él ahora- espetó el joven, deteniéndolo- Le dije lo mismo a Elsa, deben darle espacio, dejarlo procesar las cosas. No es un niñito, está creciendo y puede entender lo que sucede a su alrededor, ya luego podrán hablar tranquilos.
-Hiro tiene razón, Tadashi, lo mejor es que ni tu ni Elsa interfieran por ahora…- concordó Honey, posando una mano sobre su hombro.
-No puedo dejarlo así…- su voz salió quebrada y una lágrima que había estado tratando de ocultar se derramó de sus ojos, en parte porque detestaba que su hijo estuviera solo y sintiéndose mal y en parte porque la noticia de la boda le había sentado como un balde de agua fría.
-Entonces iré yo, si eso te deja más tranquilo…- ofreció la mujer, siempre dispuesta a ser de ayuda.
-Tampoco es buena idea, él piensa que entre ustedes hay algo- sus ojos azabaches se pasearon entre ambos- También lo creo y no sé si es verdad o no, no importa- se encogió de hombros- Pero si hay alguien a quien escuchará ahora ese soy yo, así que ahí voy.
No les dio oportunidad de negar o confirmar nada, Hiro nunca había sido del tipo invasivo en la vida personal de nadie y en ese instante todo lo que deseaba era comprobar que Olaf estuviera bien. Lo escucharon subir las escaleras apresurado y entonces volvieron a quedar solos, sumidos en una incomodidad notoria.
-Es mejor que me vaya- alegó ella de repente y se dispuso a buscar su abrigo, él tomó su brazo deteniéndola.
-Honey, sobre lo de hace un momento…
-¿Qué momento?- ella lo interrumpió, seca y brusca- No ha pasado nada, Tadashi.
-Podría haber pasado.
-¿Y qué más da?- inquirió ofuscada, se veía fuerte pero sus expresivos ojos jade lo decían todo- Hiro dijo que Elsa se casará y tu reaccionaste…. ¡ahg! Solo olvídalo.
-Ya te hice eso una vez, no lo haré otra, Honey- espetó sin soltarla- Dijiste que simplemente olvidara lo del baile, ni siquiera me dejaste pedirte disculpas y eso no está bien. No dejaré pasar es…
-¿Y qué harás, Tadashi? ¿Pedirme disculpas por esto también? - su voz falló- No quiero ser un maldito juguete, valgo más que eso. No ha pasado nada, no hay nada, seguimos siendo amigos igual que siempre, simplemente olvídalo.
-Honey…
-Deberías ir con tu hijo ahora- no lo dejó decir otra palabra, tomó su bolso y se marchó, dejándolo sumido en una marea de sentimientos confusos y dolorosos.
¿Es que nada le podía salir bien?
N/A:
Hola, people! no tengo mucho tiempo por acá así que voy a dejar esto y ya desaparezco de nuevo. Muchas gracias a quienes dejaron reviews, me alegra que les guste la historia, prometo responder todo en algún momento.
Esta viñeta es bastante corta en comparación a las demás así que voy a hacerme un espacio para editar la próxima rápido.
Nos leemos pronto!
