La Pareja Original de Saint Michael's

Capítulo 4

Ático de Saint Michael's – Verano 1921

El sol de verano ilumina con sus rayos el lugar al que Luna y yo hemos aprendido a llamar hogar a lo largo de los últimos meses.

Nuestros días de preocuparnos y buscar un lugar donde escondernos han terminado, y ahora están llenos de alegría y pasión de verano a lo largo del ático que fue construido secretamente para nosotras.

El suelo acabado de madera, el sillón bajo la ventana que da al patio de la escuela, nuestras pinturas y trofeos de competencias colgados en los estantes, y en el centro una simple mesa de té con dos sillas frente a la otra.

Sin duda alguna este es el lugar de nuestros sueños.

Con pincel y pintura en mano, reflexiono sobre ello mientras observo el paisaje y doy las últimas pinceladas al lienzo sobre el que estoy trabajando.

Orgullosa, observo mi trabajo sin poder esperar a que Luna lo vea.

Luna…

Con solo mencionar su nombre siento que me sonrojo y un ligero cosquilleo bajo las costillas. En verdad debo estar muy enamorada de ella para que me pase algo como esto – ligera carcajada en mí.

Reflexiono sobre ello cuando escucho a alguien tocar a la entrada.

– Viviana, soy yo ¿Se puede?

– Por supuesto, adelante Luna.

Sonriendo, la observó entrar por la pequeña puerta de entrada y poniéndose de pie la veo caminar hacia mí.

Luna, aquella chica que hace ya más de un año había robado mi corazón. En ese entonces yo todavía era una estudiante de primer año, ahora estoy en segundo, y Luna, quien fue reelegida como presidenta del consejo estudiantil, esta ahora a solo unos meses de graduar junto con el resto de las chicas del tercer año.

"El ático se sentirá muy vacío sin ella aquí".

Conforme Luna se acerca a mí, puedo ver más de su sonrisa y sin poder evitarlo, le devuelvo la sonrisa.

– Buen día, Viviana-san.

– Buen día, Luna-sama.

Nos unimos en un cálido abrazo, sintiendo el amor de la otra y escuchando nuestros corazones palpitar al unísono, tan cerca como pueden estar. Nos separamos y sonreímos.

– Estoy muy feliz de verte, Luna.

– Igual yo Viviana – me ve confundida – ¿A que se debe que estés tan contenta el día de hoy? – sonriendo.

– No lo sé, solo… realmente me alegra verte en este lugar.

– Viviana – sonríe.

– Ven, te enseñaré la pintura que he estado haciendo.

– ¡Espera!

La tomo de la mano y la llevo corriendo junto al lienzo en el que estoy trabajando.

– ¿Ves? ¿Qué te parece?

El paisaje de Saint Michael's desde el ático se puede ver en la pintura junto con todos sus colores y texturas.

– Es muy hermosa – alegre.

– ¿De verdad lo crees? A veces siento que quizás mi trabajo no es el mejor.

– De ninguna manera, y no solo lo digo yo ¿Acaso crees que toda esa asociación de críticos te habrían otorgado el gran premio de pintura a nivel nacional de no ser por tu capacidad para pintar?

– Bueno... – sonrojada.

– De verdad, no hay nadie quien te supere en la pintura y seguro serás la más grande artista que se haya visto en el último siglo.

– Lo sé, lo sé, ya basta – riendo mientras la abrazo.

– Ya puedo verte, serás una gran artista y te ofrecerán viajar por el mundo y tus pinturas se exhibirán en los mejores museos de Europa y…

– Basta – riendo – tampoco te hagas la que no tiene nada que ofrecer, ¿olvidas quien eres? Por meses me ocultaste tu identidad solo para que no te tratara diferente o superior como las demás.

– Pareciera que eso fue hace tanto tiempo – sonríe.

– Eres todo lo que dije en su momento y más, ¡Sobre todo ahora que también eres campeona regional de danza! ¿crees que lo olvidé?

– Viviana…

– Aún recuerdo ese día como si hubiera sido ayer, observándote entre la multitud cuando bailaste y demostraste a ti misma que eras mucho más que una simple estudiante prodigio y heredera de tu familia, ¡eres una gran danzarina! Y ahora has vuelto a bailar y todas en la escuela te admiran por tu baile y…

– Lo sé, pero…

Luna se queda callada un momento, le doy un momento para que continúe, pero al no hacerlo, sonrío y continuo.

– Por cierto, ¿te he dicho lo mucho que amo ahora tu cabello corto?

– ¿Uh? – toma el mechón de su cabello que ahora le llega hasta el hombro y hace círculos con él – solo lo mencionas como unas diez veces a la semana.

– Es porque en verdad me encanta, de verdad pienso que va mucho con tu personalidad, Luna.

– Gracias Viviana – se sonroja.

Siempre que le hago un cumplido se sonroja, pero esta vez veo algo diferente en ella. Se dirige al sillón y se sienta con un aire de tristeza. Me dirijo hacia ella.

– ¿Luna? ¿Qué tienes? – tomo su mano.

– No es nada, es solo… – pausa para pensar – no puedo dejar de pensar en lo talentosa que eres y… soy muy afortunada de que seas mi novia.

– Luna…

– Quiero decir… mira tu arte, todas estas pinturas alrededor, ¿cuántas de ellas no van a quedar inmortalizadas aquí en la escuela? en el país e incluso en los museos del mundo.

– Luna…

– Estoy tan orgullosa de ti… pero… tan solo nos quedan unos pocos meses antes de que me gradúe y… no se lo que va a pasar con nosotras.

Ahí esta, el tema que tanto nos tenía preocupadas pero habíamos preferido evitar.

Ella, la heredera de una gran familia con un gran futuro en Japón, y yo, la artista prodigio con un futuro incierto en el resto del mundo… y ella se graduaría en ocho meses.

– Por favor no digas esas cosas Luna. En verdad no deseo pensar en el futuro, estamos tú y yo, siempre estaremos juntas y eso es todo lo que importa, ¿no es así?

Luna no responde. Comienzo a preocuparme.

– Luna... – me siento a su lado – acaso, ¿no deseas pasar el resto de tus días conmigo?

– ¿Eh? – Alarmada, de inmediato toma mis manos – ¡Claro que quiero! Jamás pienses que no querría estar para siempre contigo, es sólo que...

Se toma su tiempo para continuar, realmente esta analizando lo que dirá a continuación.

– Me voy a graduar en ocho meses Viviana – me entristece cuando dice esas palabras – dentro de poco, te quedarás aquí sola en la escuela y yo...

– No me quedaré sola, tengo a mis amigas y también iré a visitarte siempre que pueda y...

– Aún no sé que es lo que pasará conmigo, Viviana – pequeña pausa – Se que deseo estar contigo, pero nuestro futuro es incierto y... me preocupa imaginar un futuro en el que no terminemos juntas.

En verdad tiene miedo. Sostengo con fuerza sus manos con las mías, tratando de pensar en una solución para calmarla. Quiero hacer que olvide sus miedos.

Sonriendo, la miro a los ojos y...

– Luna, ¿Que tal te gustaría hacer una pintura al desnudo?

– ¡¿EEEEEEHHH?! – de inmediato, su miedo se desvanece – ¡¿Qué pasa contigo?! ¡¿A que se debe el cambio tan abrupto de tema y…?!

– No estoy cambiando de tema, solo pensaba en lo incierto que es el futuro y que quizás, la mejor manera de inmortalizar el presente podría ser con una pintura.

– ¿Pero porque debe de ser conmigo des…?

– Estaba pensando en el amor y la manera en que este puede quedar inmortalizado por todas las eras. Tú y yo nos amamos, de eso no tengo duda, siempre nos vamos a amar, pero también amo la pintura y pienso que la mejor manera de inmortalizar este momento es combinando mis dos amores y haciendo una pintura de ti al desnudo.

– ¿Pero por que tengo que estar…?

– Jamás volverás a tener la figura que tienes ahora Luna, esta figura no es la misma que tenías ayer, ni la que tendrás mañana ni la que tendrás dentro de 50 años. Quiero inmortalizar el cuerpo que más amo en este momento y que seguiré amando dentro de 50 años. Se que eres una chica que se avergüenza fácilmente, así que al hacer esto por mí... estás plasmando el mayor acto de amor hacía mi en esta pintura.

– Viviana…

Avergonzada, se niega a verme a los ojos pensando en lo que le he dicho.

– Pero… – lo esta considerando – La pintura, ¿Donde…?

– Se quedará aquí en el ático, nunca la verá nadie y vivirá aquí por siempre al igual que nuestro amor cuando nos vayamos ¿Qué dices?

– Viviana… – se toma un tiempo para pensarlo – Esta bien, hagámoslo.

– ¡¿En serio?!

– ¡Pero esa pintura jamás verá la luz! ¡¿De acuerdo?!

– ¡Sí! Será la manera en la que inmortalizaremos nuestro amor por nosotras.

– Bien, entonces… um… – insegura de que hacer.

– Iré a preparar las pinturas, puedes empezar a quitarte la ropa.

– ¡Eso ya lo sé! Sólo... dame un segundo – tímida.

Sin mirarme a los ojos, poco a poco comienza a desabrochar los botones de su uniforme y lo dobla sobre la silla. Procede a desabrochar y quitarse la falda, las botas, la camisa, las medias, el bracier, y finalmente con cuidado deja caer sus pantis y las dobla junto con el resto de su ropa.

Tímida, cubre sus partes íntimas con sus manos y sonrojada se niega a verme a los ojos. Sonrío ante una Luna tan avergonzada.

– Ven, siéntate aquí – le digo amablemente tomándola de la mano que cubría su parte más íntima y la dirijo al sillón – Perfecta.

Luna se sienta descubriendo sus pechos y entrecruzando sus piernas para que no la vea allá abajo.

Por primera vez levanta la vista y me ve directo a los ojos.

– ¿Ahora…?

– Tan solo siéntate cómoda y deja que yo haga el trabajo.

– Es… esta bien.

Luna se sienta de manera formal, pero…

– ¿Podrías subir las piernas sobre el sillón? e igual si pudieras recostarte…

– Uh... ¿Así? – se recuesta mirándome.

– ¡Sí! Y ahora… si pudieras recargarte sobre tu brazo y… alza un poco más la pierna.

– ¿Eh?

– Para poder ver bien tu interior, jeje.

– ¡Viviana!

Para cuando terminamos de prepararnos, Luna esta recostada sobre el sillón en dirección hacia mí, mirándome con una pierna inclinada hacia arriba, dejando totalmente expuestas sus partes íntimas a mí.

– ¡Perfecta!

– Es muy vergonzoso.

– Ahora procura no moverte, y yo procuraré no tardar mucho.

– Esta bien, Viviana.

Con mi pincel en mano, me tomo un momento para poder apreciar la belleza de Luna e intentar capturar su esencia en mi mente.

La luz de sus ojos, el sabor de sus labios, la suavidad de sus pechos, la calidez de su interior, todo eso se viene a mi memoria y entonces, comienzo a pintar.


Varias horas después

No soy consciente de cuantas horas pasamos en esta posición, pero al final el sol se ha ocultado, los pasillos de la escuela están ahora vacíos y las únicas personas que quedamos somos solo Luna y yo.

Finalmente dejo mis pinceles de lado y…

– Listo, ya esta.

– ¿Eh? ¿En serio?

Luna, quien ya casi se había quedado dormida, se sienta un tanto adormilada y estira su cuerpo ignorando la posición en que se encuentra.

– Así es, ¿Te gustaría verla?

– Por supuesto.

Aún sin mostrar vergüenza, se levanta de inmediato del sofá y yendo conmigo, se coloca a mi lado y ve asombrada la pintura que he hecho de ella.

– Wow...

Sus ojos muestran una maravilla que no había visto antes. Una maravilla que solo se podía equiparar al momento en que le dije que la amaba y correspondí a su beso.

– Esa en verdad… ¿soy yo?

La pintura es bellísima en verdad, mi mejor trabajo a la fecha, había logrado capturar a la perfección cada pequeño detalle de Luna y ella podía verlo.

– Así es, ¿te gusta?

– Esta bellísima, Viviana.

Los ojos de Luna comienzan a humedecerse y veo que una pequeña lagrima recorre su mejilla.

– Luna, ¿estás bien?

– Es muy hermosa...

– Luna…

Conmovida, voltea a verme.

– Gracias – sonríe.

– Luna… ¡LUNA!

– ¡Aaaaaah!

Sin poder controlarme más, la tomo en mis brazos y la comienzo a besar apasionadamente dirigiéndola hacia el sillón.

Sentándome sobre su regazo, la continuó besando sin darle oportunidad para respirar y metiendo tanto de mi lengua como puedo en su boca.

– ¡Viviana, espera!

– ¿Crees que puedes – beso – hacer esa cara tan linda y – beso – escaparte así nada más? – beso – De ninguna manera. Tanto tiempo – beso – tantas horas viendo ese hermoso cuerpo tuyo y – beso – esa hermosa entrada llamándome y diciéndome que la haga mía – la acaricio allá abajo.

– Viviana… – gimiendo.

– Olvídalo Luna, esta noche quiero que seas mías, quiero que seamos una hasta el amanecer.

– Espera, Viviana…

– Te amo Luna… te amo…

– Viviana… Viviana… ¡Te Amo! Aaaaaaahhh…..


A la medianoche

Con la ventana abierta, dejamos entrar a la brisa nocturna de verano, mientras Luna y yo miramos entrelazadas la vista nocturna desde la ventana.

Recostadas y abrazadas, colocamos una cobija sobre el suelo para cubrir nuestras espaldas y descansamos sintiendo el cuerpo cálido y sudado de la otra, después de varias horas de haber estado conectadas juntas.

– El cielo nocturno esta hermoso esta noche.

– Lo es, pero aún así no es la mejor de la "Luna" que he visto esta noche.

– Vamos, no digas tonterías – ríe.

– ¿Será que esta noche también podré ver el lado oscuro de la "Luna"?

– ¡Ya basta tonta! – riendo me da un pequeño golpe en mi hombro descubierto.

Me da un beso en la mejilla y seguimos contemplando el cielo nocturno recostadas.

– ¿Sabes? Jamás había sido tan feliz como lo soy ahora contigo. Jamás había hecho algo tan bueno con alguien, ni jamás me había recostado a ver las estrellas con alguien de la misma manera que ahora lo hago contigo.

– Viviana…

– Estoy tan feliz de que estemos juntas – la beso en la mejilla una y otra vez, acercando su mejilla a mis labios.

– Hey basta – riendo – harás que iniciemos otra ronda de nuevo.

– No me importaría, ya estuve recargando mi energía ¿y tú?

– Quizás en un rato más – ríe sintiendo que le hago cosquillas con mis besos.

– Esta bien, esperaré a que te recargues – la beso en la mejilla una última vez y me recargo sobre su pecho.

Acaricia mi cabeza y continua hablando.

– En verdad este es un ático muy hermoso Viviana.

– ¿Verdad que sí?

– Sí, me pregunto que pasará con él cuando nos graduemos.

Otra vez ese tema, afortunadamente, tenía una respuesta para este en particular.

– El otro día estuve platicando con la profesora sobre ello, al parecer se va a reservar como un espacio de estudio para algunas estudiantes destacadas, aunque jamás se reconocerá como un salón oficial.

– Ya veo, es una lastima, desearía que pudiéramos dejar algo de nosotras en él.

– ¿Aparte de nuestra esencia? – la acaricio allá abajo.

– Sí, aparte de nuestra esencia – ríe.

Nos quedamos así un momento.

– ¡Espera! Tengo una idea.

– ¿Viviana?

Me levanto y me dirijo a la parte trasera del ático y de ahí, traigo lo que parece una gran caja pesada color negro.

– ¿Eso…?

– Es una caja de pintura que me enviaron del extranjero, ya saqué las pinturas y no sabía que hacer con él, pero creo que se me ocurrió una idea.

– ¿Cuál?

Tomo las ligas con las que ato mi cabello y…

– Guardaremos varios artículos personales nuestros en él, para que de alguna manera nuestra historia siga viva aquí en el ático después de todo. Cualquiera que venga y lo vea nos conocerá y sabrá del gran amor que vivimos juntas aquí.

– Viviana, pero…

– Ya que nos graduemos, guardaré aquí algunas de mis pinturas y pinceles, también podemos dejar alguna fotografía de las dos y…

– Espera Viviana.

– ¿Qué? – justo cuando pienso que va a decir algo malo…

– Me agrada – sonríe.

– ¡¿En serio?! – alegre.

– Será lo que conocen como una cápsula del tiempo, ¿no es así?

– ¡Así es!

– Bien, en ese caso… también tengo una idea.

– ¿Uh?

Luna se levanta y dirigiéndose a su maletín, saca lo que parece un cuadernillo de él, totalmente nuevo.

– Aunque no lo creas… este es un pequeño diario, en el cuál he estado registrando nuestras citas.

– ¿En serio?

– También he estado escribiendo algunos pensamientos muy profundos sobre ti y… me gustaría que estos pasaran la prueba del tiempo al igual que nosotras.

– Luna…

– Así que, terminando la graduación, también vendré aquí y guardaré este cuadernillo con las demás cosas, para que cualquiera que lo encuentre, conozca nuestra historia.

– ¡Sí, sí, sí! ¡Te Amo Luna!

Ambas reímos, nos abrazamos y nos volvemos a acostar sobre la otra.


Minutos después

Tras acabar otra ronda de "ejercicio", nos encontramos otra vez recostadas, mientras yo de espaldas, leo el diario de Luna con todas sus notas sobre mí, moviendo mis piernas arriba-abajo.

– Así que te gusta la forma de mis pechos, ¿eh?

– ¡Te dije que no lo leyeras en voz alta!

– Cito "Aunque no son muy grandes, amo su forma y sobre todo lo bien que caben en mi boca y el sabor que emana de ellos".

– ¡Viviana!

– Bueno, de parte de ellos te doy las gracias – río.

Continuo leyendo su diario y veo que Luna se sonroja, sin embargo, pronto su sonrisa desaparece y veo un ligero aire de tristeza en su rostro.

– Luna, ¿sucede algo?

– Viviana, tengo que preguntarte algo, y quiero que me contestes en serio.

– ¿Uh? – se voltea a verme a los ojos.

– Al graduarme, ¿qué va a pasar con nosotras?

– ¿No lo hablamos ya? Obviamente vamos a seguir juntas y…

– Estoy hablando en serio, exactamente ¿cuál es nuestro plan para dentro de unos meses?

– Bueno…

Me volteo a ver el cielo nocturno, siento la brisa nocturna recorrer toda la piel de mi cuerpo.

– En mi caso, mi plan es continuar con el tercer año y seguir pintando durante el tiempo que siga acá. Después de eso, supongo que me gustaría estudiar en alguna buena universidad y seguir pintando por el resto de mi vida.

Luna me escucha con sinceridad.

– Para nuestro caso, me encantaría poder seguirte a donde quiera que vayas y ser una buena esposa para ti.

– ¡¿Eh?! Es… ¡¿Esposa?!

Sonriendo, asiento.

– Mirando aún más a futuro, me encantaría que después de que me gradúe, vayamos a vivir un tiempo con mi mamá para que la conozcas, me encantaría aprender a cocinar con ella para hacerte muy feliz con mis comidas y ganar la aprobación de tus padres.

– Mis… ¿padres?

– Quiero conocerlos y que me presentes ante ellos como tu futura esposa. Me encantaría tener una boda en el valle y una gran fiesta como las que hacen en mi pueblo.

– Viviana…

– Después podríamos conseguir una casa aquí en la ciudad, donde tú pudieras dirigir el negocio de tu familia y yo pudiera seguir pintando e incluso dar clases de pintura, podría enviar mis pinturas a distintos museos desde aquí y…

– Espera, Viviana – me detiene, tomándome de las manos.

– ¿Sí, Luna? – preocupada, siento mi pecho latir rápidamente.

– Para todo ello… estás asumiendo que realmente revelaremos nuestra relación a las demás, ¿cierto? Que de alguna manera lo aceptarán, te ganarás la bendición de mis padres, conseguiremos una gran casa, boda, hijos y viviremos felices para siempre, ¿no es cierto?

– Yo jamás dije nada de tener hijos je je – sonrío. Luna se da cuenta de lo que dijo – Tú también lo deseas, ¿verdad?

– Viviana…

– La gran casa, la boda, la aprobación de los demás… quieres poner un bebé en mi panza que sea tuyo y mío, y lo criemos juntas toda la vida ¿no es así? – le digo tomando su mano y colocándola sobre mi vientre haciendo círculos en el.

– Viviana…

– Es exactamente lo mismo que yo deseo, Luna.

– Viviana, yo… – toma mis manos, totalmente segura de sí misma – también deseo eso. Quiero todo lo que acabas de decir y más, contigo siempre a mi lado.

– Siempre.

– Siempre.

Nos besamos y miramos el cielo nocturno, felices por nuestro futuro asegurado.

Todo ha resultado mejor de lo que esperaba, ahora se que Luna y yo compartimos el mismo sueño y apuntamos a la misma meta, estar juntas por siempre.

Estamos juntas ahora, estaremos juntas por siempre.

Y eso, es todo lo que importa.