DISCLAIMER: Los personajes de InuYasha no me pertenecen, son propiedad intelectual de Rumiko Takahashi. La obra es mía, escrita sólo con el fin de entretener – a ustedes y a mí. Sin fines de lucro. Este fic es un regalo de cumpleaños atrasado para DAIKRA (L)
— Aves del Sengoku —
— V —
— Sobre sinceridad y nobleza —
El rugido de Kirara cortó el trinar de las aves que los rodeaban, logrando que se dispersaran para permitirles el paso a través de las hileras de árboles que parecían interminables. Shippō iba en su espalda, ambos estaban ansiosos por llegar a su destino para ayudar a sus amigos, porque sabían que el espíritu del bosque estaba bastante molesto con ellos y temían una represalia. En especial con el temperamento de InuYasha, quien seguramente se pondría a la defensiva ante cualquiera.
Cuando finalmente alcanzaron el claro, el escenario frente a ellos no fue lo que esperaban ver. La gran e imponente ave de color oscuro se encontraba en la rama de un árbol, observando concentrada a sus amigos, quienes parecían dormir apoyados en un enorme árbol de blancas raíces. Intentaron acercarse, pero la bandada de aves que les habían seguido los pasos se los impidió, volando sobre ellos y agitando las alas para alejarlos.
—No se molesten, aunque logren acercarse, no hay nada que puedan hacer por ellos. Sus corazones están demasiado dañados —la voz suave parecía algo triste, lo que llamó de inmediato la atención del kitsune y la nekomata —. Sólo iba a ver si sus sentimientos eran puros y fuertes como los de ustedes, pero me encontré con demasiado dolor. Lo mejor para ellos es descansar de tanto sufrimiento.
Kirara volvió a rugir, mostrando sus colmillos hacia el ave que permanecía inmóvil en la rama, en tanto Shippō miraba a sus amigos con incredulidad.
—Comprendo que no estés de acuerdo conmigo, has luchado junto a esa exterminadora mucho tiempo, pero es lo mejor para ella. Así evito que su corazón se rompa más cuando pierda al monje y a su hermano.
La felina volvió a rugir antes de ignorar la mirada penetrante del espíritu del bosque y acercarse a Sango para recostarse a su lado y colocar su pata sobre su regazo, como si esperara que ella despertara en cualquier momento. Shippō comprendió la situación y miró con enfado al ave, no podía entender que quisiera acabar con ellos por su bien.
—¡Esto no es lo mejor para ellos! ¡Tú no los conoces, no sabes todo lo que han hecho! ¡Lo que son capaces de sacrificar por sus seres queridos, e incluso por los inocentes! —Las lágrimas comenzaron a salir de los ojos del kitsune mientras encaraba al espíritu. —¡Me ayudaron incluso después de que traté de robarles sus fragmentos de la Perla! ¡Y siguen cuidándome, son mi familia! ¡No puedes…!
—¿Intentas convencerme de que sus intenciones son nobles? Los humanos son egoístas, intentan aparentar lo contrario pero cuando ves la realidad dentro de sus corazones…
—¡Entonces, no estás mirando bien!
El espíritu observó con detenimiento un par de segundos a Shippō antes de volver a concentrarse en el grupo que permanecía inconsciente, con la curiosidad latiéndole ahora, porque la seguridad que demostraron los ojos del pequeño zorrito le indicaba que esos humanos y el hanyō no eran iguales a otros que habían atravesado sus territorios, y ahora necesitaba comprobarlo por sí mismo.
—Bien, démosles la oportunidad de demostrar las verdaderas intenciones detrás de sus decisiones…
"Perdónenme, yo sólo… no fui capaz de mantenerme firme. Les fallé y por eso es mejor que no regrese con ustedes…"
InuYasha permanecía de rodillas entre las raíces blancas, la cabeza gacha y los puños caídos, un par de lágrimas caían por sus mejillas y se perdían en el suelo. El ave que estaba frente a él se acercó un paso y ladeó la cabeza, mirándolo con detenimiento.
»¿Te estás rindiendo porque les fallaste? Creí que querías quitarte esa carga de encima…«
El hanyō levantó la mirada para verlo, esbozando una mueca desganada antes de responderle.
—Ellos son mis amigos. Todos confiaron en mí, pero yo sigo siendo demasiado débil en mi interior. Incluso hago sufrir a Kagome, y ella fue la primera persona que confió en mí después de mucho tiempo… incluso logró que otros confiaran en mí, me enseñó lo que era tener amigos y no siempre tener miedo de los demás… me mostró que las personas pueden ser buenas y que está bien preocuparse por los demás, no sólo de uno mismo.
»Pero tu corazón ansía fuerza y poder. Quieres ganar esta guerra que llevas encima, ¿no era para ser el más poderoso? ¿No anhelabas venganza y grandeza? ¿Qué dejaran de juzgarte y humillarte por ser un hanyō?«
—Ya no quiero derrotar a Naraku sólo por lo que nos hizo a Kikyō y a mí, sino porque es una amenaza para el mundo y alguien debe detenerlo. No me sentiría bien si lo dejara hacer de las suyas… Eso también me lo enseñó Kagome.
»Entonces, él tenía razón. El motivo es el correcto. No puedo retenerte aquí si tu corazón tiene sentimientos nobles como estos. Gracias por mostrármelos…«
El ave soltó un chillido antes de emprender el vuelo y lanzarse en picada justo al pecho de InuYasha y atravesarlo.
"Sigo siendo un estorbo para InuYasha y los muchachos… lamento no poder ayudarlos a destruir a Naraku, me gustaría poder ser más fuerte y seguir luchando a su lado…"
Kagome presionó sus puños con fuerza, las lágrimas seguían cayendo mientras ella intentaba mentalizarse en que esa decisión era lo mejor para todos, a pesar de la soledad que iba creciendo en su pecho. Levantó un poco la vista cuando el ave frente a ella volvió a mover la cabeza, parecía mostrar curiosidad.
»¿Quieres luchar a su lado? ¿No importa que arriesgues tu vida al no tener las mismas habilidades que tus compañeros? Lo mejor es mantenerte a salvo, ¿no?«
Ella negó con un gesto, limpiándose una lágrima con el dorso de la mano, intentando sonreír con calma a pesar de lo triste que se sentía.
—Si no fuese una carga para ellos, por supuesto que seguiría luchando a su lado. Pero todos arriesgan su vida para protegerme, sólo porque no soy lo suficientemente hábil para hacerlo por mí misma. InuYasha muchas veces ha resultado herido por salvarme, entonces si me mantengo alejada, él no volverá a sacrificarse…
»¿Y qué conseguirás luchando a su lado? ¿Buscas grandeza, venganza? Uno no pelea batallas tan grandes sólo porque sí… Debes tener una buena motivación.«
—Por supuesto, quiero derrotar a Naraku para salvar a mis amigos y hacerlo pagar todos los crímenes que ha cometido. Es una amenaza para el mundo… Además, prometí permanecer junto a InuYasha sin importar lo que pasara…
»Una promesa es una promesa. Tienes nobles intenciones en tu corazón, no es sólo la ingenua bondad de alguien demasiado inocente. Supongo que realmente no estaba mirando bien. No puedo retenerte aquí si tu verdadero corazón es ese.«
El ave soltó un graznido suave antes de echar a volar en círculos sobre ella y lanzarse contra su pecho, atravesándolo.
"Creí que podría salvarlos, pero fui demasiado ilusa… lo único que logré fue causarles más agonía y dolor, angustia por mi egoísmo… lo siento, si pudiera remediar esto de algún modo…"
El sollozo de Sango era audible, las lágrimas no dejaban de caer interminables en el suelo, sus puños prietos sobre su regazo reflejaban la impotencia que sentía. El ave frente a ella abrió las alas y las sacudió, llamando la atención de la exterminadora, que la miró brevemente antes de volver a derramar un par de lágrimas.
»¿Por qué sigues sintiendo tanto dolor? Creí que librándote del sufrimiento de ellos, podrías buscar tu propia calma, pero pareciera que te lamentas aún más por ellos…«
La castaña negó con un gesto, volviendo a mirarlo e inhalando profundo antes de responderle, esa pregunta no era difícil para ella.
—Ellos aún están sufriendo. Quizá alejándome pueda aliviar en algo la culpa que sienten, pero sus circunstancias no cambian —tragó saliva al pensar en el destino que inevitablemente vivirían sus seres queridos, estuviese ella presente o no —. La maldición de hōshi-sama no va a desaparecer hasta que Naraku sea derrotado, y Kohaku seguirá siendo su marioneta, obligado a cometer crímenes en contra de su voluntad… Lo único que cambia si me alejo, es que les evito más sufrimiento del que ya viven.
»¿Quieres decir que lo estás haciendo por ellos, no por ti? ¿Por qué? No tiene sentido que te sacrifiques de esta forma si no vas a dejar de sufrir por ellos.«
—Porque son importantes para mí. Cuando amas a una persona, eres capaz de sacrificarte si sabes que es lo mejor para ella. Y yo sé cuánto les duele a ellos que yo permanezca cerca, el temor que tienen a que todo salga mal…
»Entonces, estás tratando de que ellos sufran menos de lo que ya lo hacen. No es por ti, sino por ellos… es verdad, tu corazón está lleno de amor. Ya no puedo seguir aprisionándote en este lugar, no hay maldad en tus intenciones.«
Ante la sorpresa de Sango, el ave soltó un suave silbido antes de emprender el vuelo sobre ella y, repentinamente, caer directo en su pecho para atravesarla.
"Perdóname, Sango, pero no puedo arrastrarte con mi destino. Ya has sufrido demasiado, no es justo que también tengas que vivir mi muerte. Sé que lograrás salir adelante y espero que logres ser feliz…"
Miroku se miraba el brazo derecho con el pecho apretado, consciente de que el cosquilleo que sentía siempre tan insistentemente era una sentencia de la que no podría escapar. El tiempo corría en su contra y lo que menos deseaba era que Sango lo viera morir. Cerró los ojos, ese lugar era bastante tranquilo como para terminar sus días ahí.
»Estás en calma, a pesar de todo. Al parecer, este sí es tu deseo. Buscas tu descanso en paz, ¿no?«
El monje sonrió levemente mientras miraba fijamente los ojos negros del ave frente a él, esa no era su razón.
—No, en realidad. No me importa si mi alma alcanza el descanso eterno o no. Sólo quiero que nadie sufra por mí. No sería justo, no después de todo lo que ha pasado…
»Hablas de esa exterminadora… ¿la estás abandonando para evitar que te vea morir? Habías dicho que era su decisión, pero parece que no estás de acuerdo…«
—Llegó un punto en el que no fui capaz de ver un futuro sin ella, y creí que podría lograrlo… romper la maldición y tener una vida juntos —volvió a sonreír de forma nostálgica —. Pero fui ingenuo y sólo creé ilusiones que no podré cumplir. Es mejor que me odie por tomar una decisión arbitraria, en lugar de que me vea morir… o, peor aún, decida que quiere morir conmigo. Merece mucho más que eso.
»Empatía… estás poniéndote en su lugar, buscando una vida mejor para ella, aunque eso signifique que tú morirás solo… No es por ti.«
—Hace tiempo que mis decisiones no son por mí. Por eso, si esto puede traerle una vida más tranquila…
»Esa es una cualidad difícil de encontrar, y es sincera. Tus sentimientos son profundos y tu corazón está lleno de sabiduría y misericordia. Tus propósitos son sinceros, por lo que debo dejarte ir.«
El ave negra soltó una especie de carcajada mientras abría el pico, antes de volar sobre Miroku y dirigirse hacia él, para estrellarse justo en su pecho.
¡Hola! La idea sigue fluyendo y quiero aprovechar ya que mañana trabajo y no podré hacerlo, así que aquí traigo el capítulo siguiente, en donde podemos ver que el espíritu no es tan rencoroso, sólo que no tiene una buena impresión de los humanos. Pero, como siempre, nuestros héroes logran cambiar eso sin mucha dificultad, pese a todo el dolor que deben sufrir. Perdón por el drama (?)
Especial agradecimiento a DAIKRA, soy tan feliz de que te esté gustando, amo tus reviews!
Bien, por ahora me despido, espero poder traer el último capítulo pronto, así que nos estamos leyendo~
Un abracito~
Yumi~
