"Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi"

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"THE OFFICE"

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Capítulo 5

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"EL HOTEL"

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Llegué a casa tarde, estaba exhausta. No podía dormirme puesto que esperaba el mensaje de Shinnosuke. A la 1 a.m. llegó su mensaje:

No olvides que estamos juntos en esto y para todo. Te quiero.

Suspiré emocionada y me rendí feliz ante el cansancio, era todo lo que necesitaba, un beso y un mensaje de él. Por lo menos ahora me era suficiente, aunque lo extrañaba horrores, tendría que esperar a que dejara a la tonta de Shampoo y volviera conmigo.

Dormí, desperté justo antes de que sonara mi alarma, o por lo menos eso creí; los rayos del sol atravesaron las deterioradas cortinas y me hicieron abrir los ojos. Me estiré y me quedé sentada un rato antes de levantarme, pensando en la charla de la noche anterior con Shinnosuke. Miré el reloj despertador, estaba apagado ¿se habrá ido la luz? Me asomé por la ventana que daba a la calle, mi vecino y arrendador, el señor Kubota barría la entrada de su tienda de comestibles. —¡Señor Kubota! ¿tiene luz?

El hombre, un tipo gordo de ojos pequeños, bajito, con un bigote que apenas le salía, me gritó desde abajo con su peculiar mal humor— ¡No has pagado lo de este mes! Han venido a cortarla, espero que tengas la decencia de pagar a tiempo o acostumbrarte a vivir a oscuras. —Entorné los ojos, y me dirigí a la cocineta para ver qué tenía en el refrigerador…de nuevo, no tenía gran cosa ¿qué hora sería? Miré mi móvil. Tenía 15 llamadas perdidas, todas de Hiroshi y Yuka…eran las nueve en punto ¡¿las nueve?! Me había quedado dormida como todos los días. Si salía de casa y alcanzaba a tiempo mi tren, llegaría en cuarenta minutos, máximo una hora.

Mi rutina era correr al baño, ducharme en cinco minutos, cambiarme, colocarme algo de brillo en los labios, calzarme los zapatos y salir despavorida hacia la estación. En mi bolso llevaba un peine y un espejo que usaba mientras el tren llegaba al binario. Subí al tren, que para mi suerte estuvo a tiempo y respondí la llamada insistente a mi móvil— Yuka, estoy ya en el tren, llegaré en veinte minutos—mentí— por favor dile a Saotome que tuve un inconveniente en el apartamento, que se inundó, no sé, lo que se te ocurra, me quedé dormida —ya creía yo que la suerte me había sonreído con lo del tren, escuché una voz grave que no era la de Yuka.

—Ayer te dije que estuvieras puntual, Tendo. —La sangre se me fue a los pies, seguro le había pedido el teléfono a Yuka y la muy bruta se lo había prestado. Se escuchaba molesto, ¡maldita mi mala suerte!

—¿Sa-Saotome? —tragué duro.

—Más te vale que estés aquí en quince minutos, tenemos mucho trabajo y no voy a darme el lujo de esperarte porque te quedaste dormida en quién sabe dónde —dijo en tono cortante.

No sé qué me quiso decir, pero de inmediato exploté—¡Para tú información, estaba en mi ca… —colgó—…sa! —Exhalé, seguro eso me iba a costar una fuerte regañina. A decir verdad, estaba acostumbrada. El señor Kubota mi arrendador, el señor Takeda, gerente del bar Candy, mis exjefes, solían siempre gritarme, porque siempre llegaba tarde. Las únicas ocasiones en las que llegaba a tiempo eran cuando me quedaba a dormir con Shinnosuke, o cuando hacía proyectos con él y debía regresar a mi casa, quería verlo el mayor tiempo posible todos los días, pero eso acabó cuando él comenzó a salir con Shampoo. Prefería llegar tarde para no verlos arribar juntos y felices a la oficina.

Llegué en cuarenta y cinco minutos en vez de sesenta, a la oficina. Yuka, Hiroshi y Ranma ya estaban en la sala de reuniones. Entré corriendo y me senté en un sitio— Buenos días, perdón por el retraso.

Mis compañeros respondieron el saludo, no así el tal Saotome, que me miró como si quisiera estrangularme.

—Es todo. Comiencen a trabajar en los diseños que les pedí y si tienen alguna duda pueden venir a consultarme. Gracias —Saotome se levantó de su asiento al igual que Yuka e Hiroshi. Los últimos salieron de la sala y yo me alcé para hacer lo mismo, pero él me detuvo como el día anterior— Tendo, tú quédate.

Respiré profundo, antes de que me dijera nada, traté de explicar lo sucedido—Saotome, lamento llegar tarde, lo que pasa es que me quedé sin luz y mi despertador…

—Toma tus cosas, si es que tienes cosas aquí y pasa a Recursos Humanos por tu liquidación.

No lo podía creer—¿Vas a despedirme por llegar unos minutos tarde?

—Cuarenta y cinco minutos tarde —recalcó— si no eres lo suficientemente responsable como para llegar temprano al trabajo, mucho menos puedes comprometerte a hacer un proyecto para un cliente tan importante como el que nos acaban de asignar. Ni te hubieras molestado en llegar.

—¡No puedes despedirme por un retardo...!

—En primera, Tendo, sí puedo hacerlo, porque soy tu jefe y en segunda…no es solo un retardo.

—Pero ¿qué hice? —el tipo se estaba pasando de la raya, me tenía mala voluntad, quería deshacerse de mí desde el principio porque le demostré que conmigo no tendría oportunidad de nada. Yo siempre estaría del lado de Shinnosuke.

—Todo ¡Solo mírate! eres un desastre, siempre estás desaliñada, te ves como vendedora de puerta en puerta.

Aunque yo sabía que no siempre podía llegar tan impecable a la oficina, no iba a dejar que el tal Saotome me insultara— ¡Es que…!

—Y además tienes siempre una contestación, más bien réplica a todo lo que digo —me miraba directo a los ojos, pensé que iba a despedazarme con la mirada. Había llegado un poco tarde, nada más, no tenía por qué ponerse así, y yo no podía quedarme sin trabajo. Comenzó a reunir sus cosas para salir de la oficina.

—Saotome… —reduje mi tono de voz, no podía mostrarme enfadada, él lo estaba más que yo y no debía provocarlo más. No me hizo caso alguno, comenzó a caminar hacia la puerta, volví a llamarlo y me ignoró, lo sujeté del brazo— ¡Saotome! —se detuvo y se giró, observándome de reojo. Tuve que tragarme mi orgullo, lo miré a los ojos— por favor, no me despidas, necesito este trabajo…

—Eso se nota a kilómetros —me respondió con sorna y su media sonrisa egocéntrica. Sentí como si el fuego me recorriera, ¡quería matarlo! pero me contuve, le suplicaría si era necesario, dejaría que me cogiera si me lo pedía, pero tenía que conservar mi trabajo. Solo agaché la cabeza y me crucé de brazos, lo mejor sería callar y esperar a que él me indicara qué hacer, tenía miedo. —Si me vuelves a desafiar o llegas tarde, estás despedida ¿entendido?

—Sí. — dije apenas con un hilo de voz.

Lo vi sonreír completamente, su faceta cruel había desaparecido en segundos, se giró un poco y tomó un paquete de hojas llenos de bocetos y un par de rotafolios llenos de apuntes desordenados y escritos con una letra terrible, los lanzó sobre una mesa— Organiza esto, quiero que vayas armando el portafolio y me pases la bitácora antes de mediodía.

Ya me esperaba algo como eso, lo había hecho el día anterior, saturarme de pendientes. Tendría que preguntar a mis compañeros sobre lo que habían hablado en la reunión porque yo no había estado ahí. —No quiero que interrumpas a Yuka e Hiroshi, ellos llegaron a la hora acordada, así que, si tienes preguntas de algo, arréglatelas como puedas.

¡Mierda! solo asentí con la cabeza, cualquier cosa que dijera sería darle campo abierto para que me diera más trabajo. —Cada minuto tarde es un minuto extra que te quedas después de la salida.

—¿Qué es esto? ¿la escuela primaria? —dije con sarcasmo. Nunca debí hacerlo, Saotome me miró fijo, sonrió de medio lado, se apoyó delante de mí y con voz tenue me contestó: —Esto es un empleo formal, si fuera mi empresa, te hubiera despedido por irreverente y respondona. Lo que te quedes después de la salida es para no reportar a recursos humanos que te rebajen el día, porque si es que es cierto, supongo que debes la luz ¿te parece, Tendo?

—…Sí. —me sentía humillada, avergonzada de mi miserable situación.

—Bien, te espero en mi oficina antes del mediodía. —diciendo esto se fue, cerrando la puerta y dejándome con todo el trabajo por hacer.

—¡Maldito hijo de las mil putas! —lo maldije, esperando unos cuantos segundos para asegurarme de que se había alejado lo suficiente.

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Justo a las doce, terminé lo que Saotome me había pedido y pasé a dejárselo en su oficina. Estaba escribiendo con rapidez en su ordenador, ni siquiera me miró cuando entré. —Aquí está lo de esta mañana —le puse los documentos a su lado y los empujó hacia adelante.

—Está mal.

Enarqué una ceja, el tipo se estaba pasando de listo— No lo has leído.

—Porque sé que está mal.

—¡No puedes saber eso! —dije levantando la voz. Paró de escribir y me miró con sus intensos ojos azules que parecían ensombrecerse cada que algo le molestaba. Tomó los documentos y los vio de reojo, volvió a lanzarlos sobre el escritorio.

—Está mal. Llévate eso y entrega una presentación decente ¿no te sirvió la pasantía en América?

—¿Qué tiene qué ver la pasantía? todo está correcto y como lo pediste, no voy a hacer ningún cambio.

Me sonrió, odiaba esa sonrisa, cada que lo hacía, parecía burlarse de mí. Maldito Saotome. —¿En serio? ¿sin folder, datos de los participantes del proyecto, estimación de costos? Aunque sé que, para ti, los números deben ser todo un reto, pero siendo la mano derecha de Shinnosuke, supongo que lo habrás hecho antes.

—¡Ni siquiera es la propuesta final para que lleve todo eso! —repliqué.

—Pero yo lo quiero así.

—¡Es una jodida bitácora!

Resopló y se tomó el puente de la nariz— Modera tu vocabulario. El que vivas en una cloaca no es justificación para que hables como callejera.

—¿Tú qué sabes dónde vivo?

—No creo que vivas en una zona decente que digamos si tardas en venir aquí casi una hora en tren y tus zapatos son de segunda. Ahora deja de quejarte y ¡haz lo que te pedí! —esto último lo dijo con un tono de voz más alto de lo normal. Me estremecí un poco, el tipo era un perfeccionista, así que tendría que hacer el trabajo como lo pedía o ahora sí iba a despedirme.

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Entregué lo que me pidió mientras todos estaban en su hora de comida, lo dejé en la oficina de Saotome, sobre el escritorio. Yo había comprado un onigiri en la tienda de la esquina y me lo comí después de terminar el mentado reporte. No había desayunado nada y ese bocadillo sería quizá lo único que comería en el día. Por fortuna, era casi viernes y podría descansar el fin de semana…o al menos eso pensé.

Yuka e Hiroshi estuvieron entrando y saliendo toda la tarde de la oficina del "gerente de marketing" de nuestro equipo. En cuanto salían comentaban algo conmigo y yo aprovechaba para hacer nuevos cambios; tenía que organizar mi tiempo, necesitaba ir a casa, arreglar el asunto de la luz y dormir un poco. Después de las cinco de la tarde el ambiente estaba más relajado, no había visto a Shinnosuke ni a su equipo en todo el día.

—¿Sabías que Saotome fue modelo? —me dijo Yuka, mostrándome en la pantalla de mi computadora las fotografías de una revista juvenil de hacía un lustro.

—¿Y eso qué? —demandé, lo que hiciera ese tipo no me importaba.

—¿No crees que tiene mucho estilo? Su porte y su ropa siempre son perfectos. ¡Mira esta foto! ¿ya viste cómo se ve? ¡mira el tamaño! —Yuka señaló la abultada zona donde se encontraba su miembro— ¡es un Adonis! —mi compañera me mostraba una imagen donde Saotome posaba en bañador de color azul marino, con el torso desnudo marcado y mirando seductoramente hacia el frente.

La observé alzando las cejas, de verdad se veía muy bien, pero lógicamente no iba a decir eso frente a nadie— Yuka, es una fotografía. Todo el mundo sabe que les ponen elementos para abultar la zona, les maquillan el cuerpo, ponen luces a más no poder y no se diga de los retoques que le hacen a la foto con los programas del ordenador. Trabajas en publicidad, ¡deberías saberlo!

—¡Tendo! —me sobresalté al escuchar la voz de Saotome, estaba justo detrás de mí. —deja de ver mis fotografías y ven a mi oficina si es que estás tan obsesionada conmigo —mi suerte del averno hizo que en ese momento Shinnosuke pasara por el pasillo, iba con Shampoo, quien debió escuchar lo que dijo Saotome, porque me lanzó una mirada de sorpresa, por fortuna, Shinno iba distraído en su móvil y creo que solo vio que se estaban dirigiendo a mí. Me miró fijo y yo no pude evitar sonrojarme, Saotome estaba esperando una respuesta.

—Sí, en un momento estoy contigo. —el silencio sepulcral que había en el ambiente se convirtió en murmullos y risitas burlonas.

El hombre de la trenza se giró y caminó hacia su oficina, Shampoo no quitó su cara de mofa, hasta que Saotome le hizo un guiño o algo, porque se movió el cabello hacia adelante, coqueta. Shinnosuke volvió a su móvil y continuó caminando, con Shampoo tras él.

Entré a la oficina después de Saotome y cerré la puerta— Yo no estaba viendo las fotografías, fue…

El sostenía en la mano su termo con café, mientras daba una ojeada a unos documentos y se apoyaba en el canto del escritorio— Bah, no me importa si quieres verlas o no.

—Te estoy diciendo que yo no estaba…vino Yuka y buscó en mi ordenador…

—Estoy acostumbrado a que me vean, así que como ya te dije, no tiene importancia que te justifiques, puedes admirarme todo lo que quieras.

Mis mejillas seguían rojas, ¿es que ese hombre no podía dejar de ser egocéntrico? Volví a abrir la boca para intentar ponerlo en su lugar, pero me interrumpió— Te necesito aquí mañana a las siete treinta de la mañana. De aquí pasaremos al hotel para el trabajo de campo, considéralo.

—La entrada es a las nueve…

—Puntual, Tendo, ¡deja de replicar a todo lo que te pido!

Resoplé y asentí con la cabeza. Me costaría más estar discutiendo con él y si quería irme a tiempo a casa, tenía que seguir trabajando— Bien ¿es todo?

—Por ahora, sí.

Entorné los ojos y di media vuelta, cuando estaba por abrir la puerta, me llamó— Tendo.

—¿Sí?

—Esa fotografía solo tenía retoque de luces, lo demás es natural —diciendo esto, me guiñó un ojo, haciendo que de nuevo me quisiera explotar la cabeza; salí de la oficina lo antes que pude. Estaba con los nervios de punta y de malas, así que balbuceé antes de llegar a mi escritorio— Ni siquiera es tan guapo como…— no me había dado cuenta de que Saotome estaba detrás de mí.

—¿Guapo como quién? ¿Cómo Shinnosuke? —me había girado a verlo cuando escuché su voz. Me puse más roja que un tomate y Saotome explotó en risas —¡era solo una broma, Tendo! —continuó riendo y luego se me acercó para decirme en voz baja: — No te preocupes, no voy a decirle nada a Shinnosuke —de nuevo volvió a reírse y cerró la puerta de su oficina.

Exhalé, por un segundo pensé que Saotome pudiera saber algo de lo nuestro, obvio, no. Era claro que yo era su objeto de burla, estaba harta de trabajar así. Si no fuera por Shinnosuke, ya hubiera renunciado…bueno, no, es que de verdad necesitaba dinero. Me propuse olvidarme del asunto de Saotome y avanzar para irme a casa a la hora de salida.

AKANE

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Hoy fue un día muy productivo, tuve que reprender a Tendo por irresponsable ¿cómo se atreve a llegar tarde? Detesto la impuntualidad. Estaba muy apurada por terminar el trabajo, y aun así hice que se quedara hasta el final de la jornada, cuando ya todos se habían ido. Salió corriendo hacia la salida, tendría sus asuntos pendientes, quizá el encontrarse con el tal Shinnosuke como su perro fiel que es.

Los vi la noche anterior, él hablaba muy cerca de ella. Estaba oscuro, no pude ver muy bien, pero estoy casi seguro de que se traen algo. Apostaría lo que sea a que van a tratar de sabotearme, Tendo no es más que una fiel sirviente de Shinnosuke. Me he asegurado de tener todas las evidencias posibles, para que lo que le entregue a Shinnosuke sea un proyecto distinto. Yo he estado trabajando en el proyecto final que será el que ganador de esta primera etapa. Me estoy quedando con los diseños originales de Yuka e Hiroshi, descarto lo que no me gusta y se los paso a Tendo para que los "mejore". Es algo completamente innecesario, puesto que yo estoy armando todo a mi modo. De todos modos, la necesito, sabe dirigir muy bien los alcances del proyecto, no entiendo por qué no ha llegado más lejos en la empresa… ¡ah, sí! Shinnosuke, seguro. La Orochi es una empresa muy pequeña, no se puede llegar a más.

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Al día siguiente llegué a las siete y veinte a la oficina. A unos cuantos pasos venia Tendo, con un traje sastre que alguna vez fue negro, estaba tan opaco que parecía que lo había pasado por harina, una blusa blanca que parecía que no era su talla y unas medias negras con los mismos zapatos de siempre. Traía el cabello húmedo y lo más que pudo hacer fue atárselo con un lazo. Me causó gracia, hizo un vago intento por acatar los puntos que le dije el día anterior, pero volvía a hacerlo mal. Llevaba un termo grande con café.

—Buenos días, Tendo.

—Buenos días.

Parecía un zombie, pareciera que esa mujer no estaba acostumbrada a levantarse tan temprano, sus ojeras la delataban, dormía mal y todavía tenía los ojos hinchados.

—¿Dónde están Yuka e Hiroshi? Deberían haber llegado ya.

—Ellos no vendrán.

—¿Qué dices? —mi respuesta pareció hacerla despertar de su letargo.

—Los veremos en el hotel a las once de la mañana para iniciar con la experimentación de campo.

—¿Y por qué me hiciste venir a mí a las siete y treinta de la mañana en sábado? —ya comenzaba a impacientarse, podía escucharlo en su voz.

—Pues porque tenemos que preparar todo para esa hora ¿recuerdas que te dije que tendrías que trabajar lo que no supieran hacer tus compañeros practicantes? —la vi apretar los labios, y resoplar. Esa actitud me divertía mucho.

—¡Ya te había dicho que esa no era mi culpa! ¿Sabes a qué hora tuve que levantarme para estar lista a tiempo? ¡A las seis de la mañana!

—¿Seis de la mañana? Se te nota en la cara, porque por lo demás parece que hubieras sacado tu traje de una pila de ropa sucia. Nunca te maquillas y ni siquiera te sabes peinar. —la mujer parecía un toro embravecido, ya no iba a contenerse, seguro.

—¡Para tu información me peino y maquillo todos los días! Ahora resulta que el "señor estilista" quiere verme con un trabajo de salón —respondió tratando de darle un doble sentido a su contestación, haciendo ademanes afeminados, cosa que hasta en ella se veía extraño.

—Insinúa lo que quieras, no me importa. Sé lo suficiente de moda y me gusta que la gente que está a mi cargo tenga un estilo que me represente, pero es obvio que tú no lo tienes…ni lo tendrás— dije, aprovechando para mirarla de arriba abajo. Tenía unas caderas que bien me gustaría sujetar en cierta posición.

—Tampoco fue mi decisión estar en tu equipo, puedes prescindir de mí cuando quieras.

—¿Para rogarle a Shinnosuke que te de entrada en su equipo? Te aviso que están completos, terminarías sirviendo café y no sería justo con todo ese talento que tienes…—Tendo enarcó una ceja, era en serio que creía que sus habilidades estaban completamente desperdiciadas…pero no iba a dejar que ella lo creyera así— …en todo caso, prefiero que me sirvas café a mí. —Estaba seguro de que, si no la hubiera amenazado con despedirla el día anterior, me habría dado en la cabeza con un block de notas que tomó de algún escritorio y apretó con todas sus fuerzas hasta casi romperlo. Le sonreí— Vamos a mi oficina, hay que empezar ya si queremos llegar al hotel a tiempo. —Me siguió de muy mala gana y comenzamos a trabajar.

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Para las diez y treinta estábamos haciendo el check-in en el lobby del hotel. —Una habitación sencilla para Saotome, por favor —dije al entregar mi tarjeta de crédito para registro. Todos los servicios iban a ser gratuitos, puesto que el hotel nos había dado cortesías para un par de noches. Yuka pasó por ahí, vestida con un traje de baño, lentes y un pareo.

—¡Akane, Ranma! Ya están aquí.

—Hola, Yuka ¿por qué estás vestida así? Se supone que vamos a trabajar —inquirió Tendo, extrañada.

—¡Y lo hacemos! Hiroshi está en la piscina, nos tocó hacer la investigación de campo de las amenidades.

—Nos reuniremos a las cinco para que nos pasen su reporte ¿de acuerdo?

—¡Claro que sí, Ranma! Nos vemos más tarde —dijo la chica antes de irse apresurada a su camastro para seguir tomando el sol.

—No me dijiste que debía traer bañador —Tendo seguía confundida.

—Eso es porque no vas a hacer uso de las amenidades, ven conmigo.

—Pero todavía no me registro…

—No es necesario ¡ven! —dije apurándola a caminar detrás de mí para subir al elevador. Llegamos al piso correspondiente y caminamos por el pasillo buscando el número de habitación. Cuando llegamos a la puerta nos encontramos con un par de conocidos que también estaban por entrar en la habitación de al lado.

—¡Aiya! ¡Ranma! —Shampoo y Shinnosuke nos miraron. Tendo hizo lo mismo con semblante serio— parece que seremos vecinos.

—¿Se quedarán juntos en la habitación? —Shinnosuke parecía desconcertado, observaba fijamente a Tendo y ella pareció ruborizarse.

—Algo así —dije, alzando las cejas y con una sonrisa maliciosa.

Shampoo se cubrió la boca para reírse— ¡No los detenemos más! Vamos, amorcito, entra ya —diciendo esto, jaló a Shinnosuke hacia adentro y cerró la puerta casi de inmediato. Tendo se había quedado estática, hasta que pudo reaccionar.

—¡Solo estamos trabajando! —dijo cuando la puerta ya estaba cerrada— ¡no tenías que decir eso! —reclamó.

—Da lo mismo, entra.

La habitación era bonita, Tenía un ventanal que daba al mar, paredes blancas, una cama king size. El cuarto de baño estaba justo al lado, junto al pasillo. Tenía una tina que para deleite visual tenía solo un muro de vidrio, solo el área del sanitario tenía muro. Me quité el saco y Tendo se quedó de pie admirando el cuarto— Vaya, que lugar tan particular. ¿Puedo dejar las carpetas aquí en lo que voy a registrarme?

—¿Registrarte?

—Para tener lista mi habitación en cuanto terminemos.

—Yo ya hice el registro.

Ella parecía no entender— ¿Me das mi llave entonces?

—No la necesitas ahora, puedo tenerla yo.

—La necesito para ir a dejar mis cosas.

—¿A dónde?

—¡A mi habitación! —Tendo se alteraba muy fácil.

—Esta es tu habitación, es decir, nuestra habitación.

La mujer me miró fijo, su cara parecía un poema— ¿Qué?

—Solo me dieron tres cortesías, y como a ti y a mí nos tocó la investigación de campo de las habitaciones qué más da que te quedes aquí.

Entornó los ojos— esta es otra de tus bromas ¿verdad? Dame la cortesía, yo misma voy al lobby y…

—No suelo mentir, Tendo —me acerqué a ella desabotonándome un par de botones de la camisa y deshaciéndome del cinturón— vamos a hacer el trabajo que corresponde. Te recomiendo que te pongas cómoda, quítate los zapatos y sube a la cama.

Sus ojos color café se abrieron a tal grado que pude verlos brillar con la luz que entraba potente desde el ventanal, hubiera jurado que la vi estremecerse— N-no hablas en serio, Saotome. Estuve de acuerdo en ocuparme de las tareas de Hiroshi y Yuka, pero ¡esto no!

—¿No?

—¡No! —respondió nerviosa y dio tres pasos hacia atrás. Era suficiente, no pude aguantar más la risa y de nuevo la vi resoplar.

—¿Acaso creíste que tú y yo…? —hacía mucho que no me carcajeaba de esa manera.

—¿Tienes qué portarte siempre como un subnormal? —dijo molesta.

—Tendo, Tendo, Tendo, eres tan crédula. No me explico cómo sobreviviste en Nueva York ¿o es que mentiste en tu curriculum?

—¡Por supuesto que no mentí! Solo que la gente no era tan igualada como tú.

Tomé aire y exhalé—Supongo que apenas y te relacionabas con las personas…en fin. Esta sí es la habitación de ambos y para tu desgracia no haremos lo que tú piensas. Me gusta hacer bien todo lo que hago y debo enfocarme en una sola cosa ¿me explico? No te preocupes, hoy no vamos a dormir, solo tenemos el día de hoy, mañana Hiroshi y Yuka tomarán el día de descanso, pero nosotros no podemos darnos ese lujo, ya sabes por qué. —Tendo volvió a entornar los ojos y resopló.

—Ya. Entonces dime lo que tengo qué hacer de una vez.

—Bien, a primera vista se nota que el lugar está bien, pero debemos encontrar los defectos que el cliente no ve, hasta que suceden.

—¿Como fugas de agua, cortinas que no se corren, luces que no encienden? —podía leer el sarcasmo de sus palabras, pero yo estaba de muy buen humor para discutir con ella.

—Más bien cosas de servicio, y si te refieres a lo físico, muros delgados.

—¿Muros delgados?

—¿Has escuchado algo de la habitación contigua?

—No.

—Tenemos que asegurarnos que no hablan en voz baja o podrían escuchar nuestras ideas.

—¿Y qué vas a hacer?

—Vamos a hacer, esto…—tumbé una silla, arrastré una mesa y lancé un maletín al piso.

Observó todo lo que hice algo extrañada, pero no puso objeciones a ello— Pues parece que están bien, nadie vino a quejarse ¿podemos seguir?

—Aún no terminamos —había un recipiente de cerámica lleno de dulces de menta, comencé a lanzárselos al cuerpo con un poco de fuerza.

—¿Pero qué… ¡Auch! ¿qué haces?

—Hago que grites.

—No es necesa… ¡Aaaay! ¡Ese me dolió! —daba pasos hacia ella y no mermaba mi fuerza, podría parecer estúpido, pero los resultados eran efectivos. Ella caminó hacia atrás hasta caer sentada en la cama. —¡Saotome, basta!

—Brinca en la cama.

—¿Qué? ¿estás loco?

—Bueno, entonces sigo con los "petardos" —volví a lanzarle uno que le dio justo debajo del cuello.

—¡AY! —gritó— ¡de acuerdo lo haré! ¡pero ya no me hagas eso!

—Lo prometo —levanté las manos en señal de rendición y ella comenzó a brincar con desgano. La cama apenas y se movía. —¡Hazlo con fuerza!

—¡Esto es ridículo!

—Bien, lo haré yo —me coloqué frente al respaldo de la cama y comencé a azotarlo contra la pared con cadencia, primero suave y luego más fuerte. —Quiero que grites.

—Van a pensar que estamos…

—Exactamente eso es lo que pretendemos hacer ¿o qué? ¿te preocupa lo que piense Shinnosuke o conservar tu trabajo? Él está con su novia, ¿no crees que vaya a hacer algo similar? —pareció quedarse absorta unos segundos, creo que debió pensar en lo de conservar el empleo porque comenzó a brincar con fuerza como se lo pedí al inicio.

—Solo haré esto, pero no más.

Sonreí, por fin lo había entendido, así que yo hice mi parte— ¡AH, TENDO! ¡Oh…! ¡AKANE! —se cubrió el rostro sin dejar de saltar. Yo seguí golpeando la cabecera contra el muro con fuerza.

—¡YA, POR FAVOR! —me gritó— ¡por favor, para!

—¡NO, SIGUE!

—¡POR FAVOR, PARA! —se detuvo, cayendo de rodillas en la cama.

—¡AHHH! —De pronto escuchamos que alguien golpeó unas cuantas veces la pared por el otro lado. Me sentí satisfecho y bajando la voz le dije— Escribe en la bitácora: muros delgados. —se mordió las uñas antes de bajar de la cama, ir por su cuaderno de apuntes y anotar. —Como verás, ellos pueden oírnos, debemos hablar en voz baja ¿de acuerdo? —solo asintió. Tenía las mejillas rojas, no sé si por la acción de brincar o porque estaba avergonzada. —¿Te sonrojas, Tendo?

—Nunca había hecho algo como esto. Hacer pruebas…así.

—Es un buen método, no es lo mismo que te den a probar una comida para hacer la publicidad de un restaurante, debes meterte hasta el fondo para saber qué cosas extras puedes ofrecer al consumidor final, quien es el verdadero cliente. —Tendo me miró, parecía analizar lo que le estaba diciendo, volvió a asentir ahora mirándome a los ojos, por fin me daba la razón. —Ahora llama a servicio a la habitación y pide una gaseosa.

—¿Vas a manchar el piso para buscar grietas? —preguntó.

—No, es para ti. Parece que necesitas algo de azúcar, estás temblando. —bajó la vista, parecía apenada.

—Es porque brinqué mucho.

—Seguro —sabía que le preocupaba el asunto de que su querido exjefe estuviera al lado y la hubiese oído.

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Pedimos algo para comer a la habitación mientras comentábamos sobre los diseños y medíamos tiempos de servicio, evaluávamos la comida y cosas por el estilo. Tendo estaba muy concentrada, me hacía muchas preguntas, parecía una colegiala queriendo absorber conocimiento, eso me agradó, por lo menos ponía interés en el proyecto, aunque yo no estaba muy seguro de decirle todo, no sabía si pretendía hablar con Shinnosuke de mi forma de trabajo, aun así, decidí no darle tanta importancia, también había trabajado con Shampoo y sabía que tenía muchas formas de llevar a cabo mis ideas.

Se llegó la hora de la reunión con el resto del equipo y bebimos algo en el bar del hotel junto con Yuka e Hiroshi. Nos entregaron su información y se fueron a sus respectivas habitaciones. Tendo y yo nos quedamos un rato para beber algo más, ya que se venía mucho qué hacer. En eso, se acercó a nosotros Ryoga Hibiki, el gerente del hotel.

—Ranma ¿cómo estás?

—¡Ryoga! Pensé que no te vería por aquí hasta después de la apertura oficial.

—Bueno, ya sabes que a veces estoy en un lugar y luego en otro.

—Sí, me consta —Ryoga tenía un terrible sentido de la orientación, nunca llegaba a tiempo a ningún lado porque siempre se perdía. De nada le servía el GPS, era bastante desorientado.

—¿Quién es tu amiga? —preguntó mirando a Tendo, le sonrió mostrándole el saliente colmillo que tenía, más largo que el otro.

—¡Ah, sí! Lo siento. Ella es mi colega, Akane Tendo con quien estoy haciendo el proyecto para el hotel. Tendo, él es Ryoga Hibiki, es un buen amigo de la infancia y el gerente de este hotel.

—Mucho gusto —Tendo inclinó un poco la cabeza a modo de reverencia y le sonrió. No la había visto sonreír, se veía muy diferente que con su cara de fastidio o el ceño fruncido. Ryoga le devolvió el gesto y se sentó junto a ella sin ser invitado, siempre que lo veía parecía querer conquistar a la chica con la que yo estuviera, aunque este no era el caso…además de que nunca había logrado bajarme a ninguna.

—Y ¿qué tal? ¿te han atendido bien?

—Oh, sí, muy bien.

—¿Te gusta tu habitación?

—Es muy bonita, aunque el detalle del…

—El muro de vidrio —la interrumpió— fue mi idea ¿sabes? Se la planteé al arquitecto y le encantó.

—Bueno, Ryoga, te avisaré cómo queda en cuanto tengamos todo. Tendo y yo debemos subir a n-u-e-s-t-r-a habitación para seguir trabajando —recalqué que compartíamos el cuarto, sobre todo por librarme de Ryoga, si no, pasaría toda la noche tratando de seducir a mi empleada, y no podía darme ese lujo.

—Ah, ya veo… —Ryoga hizo una mueca y me miró de reojo— ¿así que Ranma ya te está enseñando su novedosa forma de trabajar? Dime, ¿ya te hizo saltar del balcón?

—¡¿Qué?! —respondió Tendo, asustada.

—Ryoga, no la asustes, claro que no voy a hacer eso…la hice saltar en la cama —dije a mi amigo, sonriendo mordaz. Mi amigo torció la boca y negó con la cabeza, no sé por qué siempre trataba de hacerse el conquistador, si yo siempre lo vencía, en todo.

—No es lo que piensas —Tendo soltó una risita nerviosa— de verdad tuve que saltar en la cama como niña pequeña.

—Me imagino, Ranma tiene unas ideas muy locas. Pero para cualquier cosa, puedes llamarme, estoy a tus órdenes cuando quieras. Te doy mi tarjeta.

—Muchas gracias, Hibiki.

—Llámame Ryoga.

—¡Es todo! Vámonos ya, hay mucho qué hacer —dije levantándome de pronto, porque Ryoga no iba a parar con su filtreo. —Nos vemos, Ryoga.

—Sí, ya. ¡Hasta pronto, Akane!

—Hasta pronto, Ryoga.

Empujé a Tendo levemente de la espalda, para que se diera prisa y giré un poco la cabeza para ver a mi amigo, que seguía sentado. Lo vi levantar el dedo medio y después sonreír con desgano, yo le respondí con un gesto socarrón.

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Llegamos a la habitación y organizamos los documentos, estuvimos un rato así y después le pedí a Tendo que ordenara la cena. Llegaron los platillos, pero no los destapamos inmediatamente. Mi teléfono móvil sonó— Contesta, por favor, ponlo en altavoz —Tendo obedeció, pero antes de que dijera "hola" una voz femenina habló: —¿Ranma? Soy yo, voy para el hotel —de inmediato me acerqué al aparato y colgué.

—¿Esperas a alguien? —preguntó Tendo.

—No.

—Puedo irme, si quieres.

—No es el caso —miré mi reloj, no me había dado cuenta de la hora— ¡Mierda!

—¿Qué pasa?

—No pasa nada.

El teléfono de la habitación sonó y levanté el auricular, no podía perder tiempo así que de nuevo puse el altavoz mientras reunía los papeles más importantes en el escritorio—¿Diga?

—Señor Saotome, lo llamamos de la recepción. Hay una persona que se está registrando con una tarjeta adicional a su nombre, solo queremos saber si podemos proceder al cobro —dijo la recepcionista.

—¿Quién está haciendo eso? —pregunté

—La señora Saotome, dice ser su esposa. Nos ha pedido darle una habitación en el mismo piso de la suya.

—Proceda al registro y deme otra habitación que esté lo más lejos posible de lo de ella —colgué.

—¿Eres casado? —preguntó Tendo, confundida. Yo no podía responderle, el tiempo se acababa.

—Quítate la ropa.

—¡¿Qué?! ¡¿estás demente?!

—Hazlo, ¡con un demonio!

—Pero…tu esposa…

—¡Hazlo rápido! tenemos seis minutos.

Se ruborizó, mientras me miraba con cara de susto— ¡No me voy a quitar la ropa frente a ti!

—¡No seas tonta! Quítate la ropa y ponte la bata de baño. ¡YA! —grité. Tendo se sobresaltó y comenzó a desabotonarse la blusa. Yo empecé a hacer lo mismo.

—¡¿Qué haces?! ¡Saotome, dijiste que no ibas a…!

—Voy a ponerme la bata yo también. —me miró no muy convencida, pero siguió desvistiéndose a regañadientes. Cuando se dio cuenta de que estábamos frente a frente, se giró.

—No mires —dijo renuente.

—Se te olvida que ya te vi los pechos y no hay mucho que ver. —Resopló, mientras se ponía la bata de baño. Me giré, pero por supuesto la vi de reojo, tiene un trasero firme.

—Listo —dijo y me volteé de inmediato.

—La ropa interior también.

—P-pero…

—¡Anda!

Se quitó las pantaletas y con una extrañísima maniobra que no me explico, se sacó el sujetador por enfrente de la bata. Comenzó a levantar la ropa del suelo. —¡Deja eso ahí! No vamos a llevar nada.

—¿Llevar? ¡¿vamos a salir así?!

—Claro, sólo nos llevaremos el computador y los papeles importantes. —

—¿Y nuestras cosas?

—Se quedan aquí.

—¡Va a parecer como si hubiera pasado algo entre nosotros!

—Exactamente —dije, y ella me miró con preocupación.

—Puedo hablar con tu esposa y explicarle.

—¡No vas a explicar nada! —el teléfono sonó de nuevo.

—Su suite está lista, señor Saotome —dijo la recepcionista.

—¿Y mi esposa?

—En el ascensor.

—¿Tienen otro ascensor? No puedo dejar que mi esposa nos vea. —Tendo palideció de pronto, se veía más blanca que un papel.

—Por supuesto, saliendo de su habitación por el lado izquierdo, tome el primer pasillo hacia la derecha. Su suite es la 115. —colgué. Tomé a Tendo de la mano y la estiré hacia la puerta.

—Saotome, ¡esto no es buena idea! voy a quedarme para hablar con tu esposa —Tendo parecía aterrada, solo quedaba un minuto y me estaba soltando la mano. Entrelacé mis dedos con los suyos y la sujeté fuerte.

—¡No hay tiempo! —apenas y cerramos la puerta y escuché el timbre del ascensor. Caminamos a paso veloz y logramos virar en el pasillo antes de que nos viera. Tomamos el elevador. En un brazo yo traía el portafolio con los documentos, mientras Tendo se abrazaba con su mano libre al computador portátil; se mordía los labios y me miraba cada tres segundos. Yo ponía atención a los números en cada piso, estaba concentrado en medir el tiempo para bajar. En cuanto llegamos al piso indicado, un encargado del hotel nos esperaba con la puerta abierta de la nueva suite.

—Su llave, señor —dijo el mayordomo.

—Gracias —dije, entrando y cerrando la puerta. Miré mi reloj— Cuatro minutos y veinticinco segundos, tiempo récord. Tendo me observaba nerviosa, parecía que iba a tener una crisis de nervios.

—¿Por qué hiciste esto? —había un temblor en su voz, seguía alterada.

—Era necesario…

—¡No, no lo era! Ahora tu esposa va a pensar que soy tu amante.

—Tendo…

—¡Voy a salir ahora mismo para hablar con ella! No puedo permitir que las cosas se queden así —me interrumpía cada vez.

Fue de prisa hacia la puerta y la detuve— Tendo, está bien.

—¿¡Cómo que está bien!?

—Ven, siéntate conmigo —me puse a un lado de ella y la sujeté por la cintura, para hacerla caminar, no podía arriesgarme a que tratara de salir de nuevo, tenía mucha fuerza y estaba muy alterada. Nos sentamos en la cama y la tomé de las muñecas. Esta suite era más pequeña, no tenía más que un peinador, un baño y una cama matrimonial, la única ventana que había, daba a un pasillo de servicio, por lo que estaba cerrada. —Mírame, Tendo — Me evadía, si no supiera que se controlaría después de hablar con ella, habría pedido que le dieran un calmante. —Mírame —lo hizo, movía nerviosa los dedos de las manos, pero no podía morderse las uñas porque yo aún la sostenía. —Voy a explicarte qué acaba de pasar, pero tienes que prometerme que no vas a decir nada de esto, ni a Hiroshi, ni a Yuka y por supuesto a nadie de la compañía.

Asintió, poco a poco se estaba calmando— Ryoga no solo es gerente del hotel, es el dueño. Tiene pensado llevarse todo el mercado de la zona. Este hotel estará catalogado como de tres estrellas, pero Ryoga quiere que sea un hotel que tenga un servicio diamante. Eso significa, clientes con necesidades exclusivas que puedan tener un caso similar a este y ellos puedan ayudarlos a ocultar un affair. Eso consigue clientes prácticamente permanentes ¿entiendes? así el hotel subirá pronto a categoría diamante y Ryoga podrá comprar el resto de los hoteles para subir el valor de estos.

Después de un rato de silencio, la mujer se animó a preguntar— ¿Eso es legal?

—No hay una ley que prohíba dar buen servicio a sus clientes.

—Entonces, Ryoga ¿te pidió hacer esto?

—Es un extra, investigación de mercado. Así es como ganaré el primer proyecto.

—¿Qué? ¡Eso es trampa! —dijo Tendo, soltándose de mí, indignada.

—No lo es, aunque, de todas maneras, el proyecto ya era mío desde un inicio ¿quién crees que consiguió el cliente de esta cadena de hoteles?

—Claro, ya entiendo, Ryoga es tu amigo.

—Fuimos al mismo instituto desde que éramos niños, luego él se mudó, pero seguimos teniendo contacto en los torneos de artes marciales.

—¿Practicas artes marciales? —preguntó sorprendida. Era algo que siempre atraía a las chicas.

—Ya no de manera profesional, no me dejaba mucho dinero y tenía que sobrevivir.

—Para mantener a tu familia, supongo ¿cuánto llevas casado?

—¿Quién dijo que lo era?

Enarcó una ceja e hizo una mueca graciosa— ¡Te llamó tu esposa!

—No era mi esposa, era Yuka, yo le dije lo que tenía qué hacer.

—¡¿Y por qué no me lo dijiste a mí?! —alzó la voz, molesta.

—Porque si te lo hubiera dicho no hubieras corrido tan rápido como lo hiciste.

La vi entrecerrar los ojos— ¡Saotome! Eres un… ¡Argh! —gruñó, mientras yo me aguantaba las ganas de reír a carcajada limpia. Justo a tiempo, llamaron a la puerta.

—¿Quién?

—Servicio, señor.

—Pase. —Acto seguido un mayordomo entró con un carrito cubierto con una manta. Debajo estaban nuestras cosas. —Revisa que esté todo, le dije a Tendo, quien de muy mala gana lo hizo.

—Está todo —dijo, cruzándose de brazos y sentándose de nuevo en la cama.

—Lo llamaremos si necesitamos algo más —dije al mayordomo y se retiró.

—¿Y ahora qué? ¿Me vas a hacer salir por la ventana, descalza, en medio de la noche? —preguntó la mujer, malhumorada.

—Duerme un rato, creo que necesitas descansar, yo voy a terminar de llenar la investigación — pensé que iba a protestar por tener que dormir en la misma habitación, en una cama pequeña, con el jefe que odiaba, pero no lo hizo. Solo se recostó poniendo la cabeza en la almohada y se quedó dormida. Saqué una manta de un armario y la cubrí. No parecía tan agresiva en ese estado, se veía como una niña indefensa ¿quién diría que de esos labios diminutos y perfectamente delineados salían una sarta de palabrotas? Sacudí la cabeza, tenía que terminar lo del proyecto, no estar pensando en la boca de Tendo.

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.RANMA.

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¡Hola! Gracias por seguir leyendo esta historia. Agradezco como siempre de manera infinita a mi beta reader Sailordancer7 que me regala un pedacito de su tiempo para revisar y a mi beta Sakura Saotome, que se encarga de remarcarme los detalles algunos de redacción y otros con los que hacemos mesa redonda ¡Las adoro!

Al fic. Revelado el misterio de quién había visto a Shinnosuke y a Akane, casi todos atinaron a que era Ranma, es un tipo muy listo. Creo que no hay mucho por decir en este capítulo, están bastante claras, como que a Akane le pasa todo y Ranma es un jefe muy exigente. Shinnosuke aprovecha sus oportunidades, todos lo odian, y Akane sigue muy enamorada. Sé que a muchos no les ha gustado la reacción que tiene Akane en este fic, porque obviamente la esencia original es muy distinta, aunque a la vez todos quieren saber lo que va a pasar, espero que sea interesante para ustedes.

Estoy casi segura de que muchos pensaron que en este capítulo habría lemon, ¡igualito que Akane! Pero pues, no.

Niomei, Lu chan87, Alexandraaa417, Benani0125, Mayra Saotome, D-Infinity, ojuan, Viviana Juarez, Karol Butz Molina, 1Andrea11, ElisaLJ, Edgar Orjuela, Alicia, Akane Mx, Sailordancer7, Yoko, Grace, Invitado, Invitado, RANMA LOVE, Nicky, Peque T, Invitado, nancyricoleon, Daniela Valezka Avila Gallardo, SARITAINMELOVE. Gracias a todos ustedes por dejar su review, me da mucha motivación para escribir, así dejen una letra o un asterisco para saber que pasaron por ahí, les agradezco muchísimo. Si no aparece su nombre aquí es porque tomo las referencias que me aparecen en el wall de fanfiction, pero todos me llegan al correo, los leo a cada uno. De todas maneras, saben que también me pueden hacer comentarios adicionales en mi página de Facebook de Susy Chantilly o en el twitter con el mismo nombre.

Gracias a mis Locas por el dios griego, por siempre estar, a las páginas del fandom de Ranma que comparten mi historia, de verdad, toda mi gratitud.

Los leo muy pronto.

Susy Chantilly.