Al día siguiente, los niños estaban sorprendidos. Cada uno de los grupos no entendían dónde se encontraban Levi y Mikasa, así que su búsqueda fue prioridad al levantarse.
No obstante, Niku se adelantó. Al regresar al hall, notó que ella estaba dormida en uno de los sofás.
Su posición fetal, aferrada al saco de Isabel, era una imagen muy tierna.
Por otra parte, él se encontraba en el ventanal, jugueteando con su bastón. Lo giraba hacia un lado y hacia el otro. Un claro signo de su nerviosismo.
—Buen día, Levi—espetó Niku mientras fregaba sus ojos. Su cabello estaba revuelto y no dejaba de bostezar—¿Te has levantado temprano? No son ni las seis de la mañana aún...
El aludido volteó y suspiró. Se acercó hasta él y fue acomodando su cabello.
—Mi cuerpo aún no asimila que ya no existen los titanes—susurró y miró de soslayo a Mikasa—. Todavía no me acostumbro a esto.
—Entiendo—bostezó y se desperezó—. De seguro habrá sido muy feo todo lo que viste, ¿verdad?
"¿Por dónde debería comenzar? Desde que esos malditos titanes existieron, una y otra vez vi morir personas muy queridas."
—Si, pero agradezco que ninguno de ustedes pasará por ese martirio—suspiró aliviado. El sólo imaginar la tragedia de convivir con el temor a ser devorado, lo abrumaba—. Ustedes serán libres...
Niku sonrió y nuevamente se lanzó hacia Levi para abrazarlo. Apoyó su cabeza en su abdomen y se aferró a la cintura del Ackerman. Él, por su parte, aún tenía miedo a encariñarse con las personas.
A lo largo de su vida, cada vez que alguien tocaba su corazón, acababa falleciendo.
No obstante, aquellos tiempos oscuros se habían desvanecido. El sacrificio de Eren había traído una nueva oportunidad de vida y debía tomarla.
Llevó sus manos temblorosas hacia la cabeza del pequeño de cabello castaño y lo acarició lentamente. El aludido sintió cómo la calidez fue recorriendo su cuerpo, alcanzando a su corazón.
Eran agradables y reconfortables.
Aquel amor que siempre escondió de los demás, estaba aflorando de sí.
Mikasa abrió sus ojos y al ver la escena, creyó estar soñando. Los fregó y trató de enfocar su vista para cerciorarse de ello. No estaba equivocada.
Levi estaba abriendo su corazón hacia la gente. El calentamiento global había alcanzado sus rincones más gélidos.
—Debo ir por pan para el desayuno—espetó el niño al soltarse de Levi—. No se vayan sin mí...
Cuando estaba por salir, el Ackerman sujetó su mano. Niku se detuvo y volteó.
—No irás a robar esos panes, ¿verdad? —inquirió con seriedad.
Ante el silencio del niño, Levi chasqueó la lengua y caminó hasta él.
—Es que...
—Los compraremos juntos. Basta de delincuencia—ordenó—. A partir de hoy, se comportarán correctamente y no volverás a robar.
En ese corto lapso, la imagen del Ackerman—ante los ojos del niño— se había transformado en su padre. Su progenitor era exigente pero muy respetado entre las personas. Un hombre valiente y con gran fuerza de voluntad.
Niku y Levi salieron del lugar y cerraron la puerta. No habían notado que Mikasa se había despertado y presenciado la escena más hermosa del hombre más fuerte de la humanidad.
"Levi, cada vez me sorprendes más. Creí que te conocía, pero no.
¿Este eras tú, realmente?" suspiró y llevó una mano hacia su corazón.
Por unos minutos se detuvo a pensar en los momentos que había compartido con su antiguo capitán. En sus arrebatos impulsivos, el Ackerman trataba de calmarla con sutiles palabras, alentándola a batallar con la mente fría para evitar más bajas. Él siempre se preocupó por ella.
—¿Mikasa? —la adormilada voz de Iler la sorprendió —¿Te encuentras bien? —inquirió con preocupación.
—Si, ¿por qué preguntas? —acomodó su cabello y cubrió su cuerpo con el saco.
—Entonces... —suspiró— ¿Por qué estabas llorando?
Aquel recuerdo perturbó la paz de su mente. Las imágenes y los recuerdos llegaban uno por uno, trayendo consigo el más lejano de ellos: Eren durmiendo en aquel árbol mientras la Ackerman juntaba leña. Al despertar, las lágrimas caían sin cesar y jamás tuvo una explicación lógica. No hasta el día de su partida...
—No lo sé —llevó una mano a su mejilla y secó la humedad de la misma—. A lo mejor, tuve una pesadilla y no recuerdo de qué podría tratarse.
Sorprendido ante lo sucedido, Iler decidió contarle aquello que siempre le repitieron de pequeño.
—Mi mamá decía que si despertábamos llorando, era porque alguien que no está entre nosotros venía a visitarnos—narró y se sentó a su lado. Juntó las manos y entrelazó sus dedos. Mikasa notaba sus labios temblorosos—. Y sé que no estaba equivocada porque me pasó —levantó la mirada y notó cuán acuosos estaban sus ojos—. Ella apareció en mis sueños y como sabía que había fallecido, al despertar no podía dejar de llorar.
En un acto impulsivo, abrazó al niño y apoyó su cabeza en el pecho. Acarició lentamente su cabellera mientras tarareaba una vieja canción de cuna.
Iler dejó salir nuevamente sus lágrimas. Realmente extrañaba a su madre.
—Perder a alguien amado es muy doloroso, pero con el tiempo aprendemos a salir adelante y demostrarles que nuestra existencia es lo que mantendrá la suya en vigencia—comentó y sintió la mano de Iler aferrada a las suyas—. Cuando te sientas triste, no dudes en hablar conmigo. No es bonito que alguien tan pequeño guarde tanto dolor en su corazón...
En ese momento, Mikasa no se percató de la presencia de Levi y Niku tras ellos. Inmersos en su círculo de empatía, la Ackerman comenzó a recordar la letra de la canción que su madre le cantaba cuando ella estaba enferma o se sentía triste.
Fue en ese instante en el que Levi vio la faceta más hermosa de una de las mujeres más misteriosas que pudo haber conocido. Ella se comportaba como una madre para ese pequeño que tanto anhelaba ser escuchado.
Pero lo que más impactó en su alma, fue su delicada voz alcanzando su alma marchita, regándola lentamente y acariciando sus hojas para devolverle la vida que había olvidado. Su luz lo entibiaba, activando su principal función vital.
—Levi, cariño, el día que yo no esté contigo, recuerda esta canción y verás que estaré por siempre a tu lado...
"¿Cómo es posible que su canción haga que te recuerde, mamá? ¿Qué clase de señal es esta?"
[...]
Después de haber desayunado, los niños estaban más activos y felices. La incertidumbre y la curiosidad los mantenía en constante movimiento, haciendo que Levi comenzara a perder la paciencia por ello.
—En principio—comenzó diciendo mientras buscaba que todos atendieran sus indicaciones—, iremos juntos a la escalera principal del norte. Allí nos esperan los carruajes de la reina, a quien le pedí expresamente que se mantuvieran allí en estos pocos días.
Bajó la mirada. Era algo cruel solicitar que los empleados estuvieran atentos al posible regreso de los Ackerman, pero no había otra opción.
—Pero... —Iler tomó la palabra y se mostró atemorizado.
—¿Qué sucede, mocoso? —inquirió el Ackerman ante la actitud del niño.
—Esa escalera es la más peligrosa y—suspiró— en sus condiciones, podríamos salir lastimados —aludió al ver que Levi se sostenía del bastón.
Los niños habían formado un círculo en donde el Ackerman era el centro. De ese modo, captaba la atención de todos y podía observar las expresiones al proponer su salida de la Ciudad Subterránea. En los rostros que no podía ver, la encargada de hacerlo era Mikasa.
Ante las palabras de Iler, Levi se ubicó frente a él y frunció el ceño.
—Mírame bien... —señaló su rostro y el niño hizo caso a ello— ¿Ves lo que tengo aquí? —al deslizar sus dedos por la gran cicatriz de su ojo derecho—He perdido la visión y mi rostro tiene una espantosa marca que tendré por siempre. Además, mi cuerpo ya no se mueve tanto como antes y debo llevar este estúpido bastón para no caer—su tono de voz se agravó—¿Piensas que esos imbéciles me intimidarán? —golpeó el suelo con el bastón y añadió: —He conocido la muerte y he vivido un calvario allí afuera. Esos tipos no son más que moscas que puedes aplastar con un solo dedo—gruñó —. Así que no quieras tapar tus miedos tras mis cicatrices de guerra porque allí te equivocas, mocoso.
Los más pequeños comenzaron a llorar ante el tono encolerizado de Levi. Si bien lo admiraban, nadie conocía realmente su áspero carácter, a excepción de Mikasa. Aunque sabía que lo que decía podía sonar cruel, sus palabras eran acertadas.
Dio unos pasos hacia el centro y se ubicó junto a él. Apoyó su mano en el hombro y respiró profundo.
—Levi tiene toda la razón—dulcificando el ambiente, Mikasa tomó la palabra, captando la atención del Ackerman—. Esos tipos no les harán daño porque nosotros estamos para protegerlos.
Debía ser fuerte por ellos.
—Mikasa... —espetaron.
—Sé que llevo algunos años retirada, pero mi cuerpo aún puede pelear por ustedes y por él, si fuese necesario—Levi la miraba de soslayo—. No me importaría cargarme con cien de ellos, si con eso ganaremos su libertad.
Su madurez aumentaba la admiración que Levi tenía por ella.
—Mikasa tiene razón—al ver que el ambiente estaba calmo, Levi volvió a hablar—. Ella y yo no permitiremos que nadie más les vuelva a hacer daño. Así que confíen en nosotros y salgamos de este basurero... —respiró profundo— Para siempre.
El silencio fue el principal actor de la obra. Llevándose toda la atención de los espectadores.
No obstante, la esperanza —su actriz secundaria— ganó el premio mayor.
El festejo fue inmediato. Los niños se abrazaron entre ellos y gritaban de alegría.
Mikasa y Levi cruzaron miradas. Algo había cambiado en ambos y podían percibirlo. Se dedicaron una sonrisa teñida de calidez y paz. Sus ojos volvían a brillar y no se trataba de alguien más, sino de ellos mismos.
—Es hermoso contar con una mamá como Mikasa y un papá como Levi—susurró Niku al notar la tensión entre los Ackerman.
—¿Qué dices, mocoso? —preguntó en tono bromista, revolviendo su cabello.
—Pues, cuando mis papis se miraban, tenían la misma expresión que ustedes—tomó la mano de ambos y continuó: —. Por eso, ustedes serán como mis papás del corazón, si no les molesta.
Asombrados ante las palabras del niño, Levi y Mikasa sonrieron al mismo tiempo. Se aferraron a sus pequeñas manos y asintieron.
—Si así lo deseas, no tengo ningún inconveniente... —respondió Mikasa.
Definitivamente, ella había renacido en ese lugar.
La presencia y ausencia de Eren en su vida representó la construcción de su personalidad.
"Mikasa, ¿eres consciente de que no sólo a ellos les recuerdas el calor de un hogar? Me atrevo a asumirlo, me gusta pasar tiempo contigo y conocerte."
Muchas gracias por leer este capítulo!
Quería comentarles que las actualizaciones serán un poco más lentas, ya que estaré trabajando en el capítulo 9 de "Scapegoat" (el cual también los invito a leer, ya que es un RivaMika súper intenso y misterioso) y bueno, agradezco el apoyo incondicional.
Espero que lo hayan disfrutado!
