Como un No muerto has vivido, como un Elegido fuiste seleccionado por tus defectos y virtudes, como Cazador te adaptaste al ambiente y como un Héroe serás recordado por tus acciones desinteresadas a lo largo del trayecto.
Ohayo, bienvenidos todos a una nueva actualización de esta historia. Lo sé, me demoré bastante en actualizar, actualmente estoy con las manos llenas en mi vida privada así que disculpen si nuevamente me demoro para traer otro capítulo, intento también actualizar otros fics que tengo llevando polvo así como subir nuevos One-Shots, ténganme paciencia pls. Dejando eso de lado comencemos de una vez… Go.
Disclaimer: Los personajes de Boku no Hero Academia le pertenecen a su creado Kohei Horikoshi, por lo cual escribo sin lucro alguno y solo por diversión.
Capítulo 6: Adelante, dímelo
La luz del sol tal como ayer se filtró a través de las cortinas de la habitación, llegando hasta la cama donde duerme la joven Nana Shimura que de nuevo está descuidadamente enredada entre sus sabanas.
La adolescente pelinegra estaba profundamente dormida hasta que la alarma de su teléfono comenzó a sonar ruidosamente, esto interrumpió el agradable silencio y también el sueño de la chica. Pero lo que normalmente se desarrollaría como una somnolienta Nana batallando para despertarse, hoy en particular fue diferente, la morena se levantó enérgicamente y de forma automática apagó la alarma de su teléfono ubicado sobre su mesita de noche.
Para quienes la conozcan y sepan lo difícil que es para ella levantarse temprano sabrán que este es un evento sin precedentes, ¡Nana Shimura se levantó sin rechistar a primera hora de la mañana!, incluso ella misma no lo creería si no supiese el motivo detrás de esto, que por supuesto no podía ser otra cosa que su cita con Midoriya-san.
Con una sonrisa ansiosa en su rostro ella revisó la hora en su celular: 6 am. Vale, tiene tiempo suficiente para prepararse y bajar para encontrarse con el CEO con el que vive.
Sin ánimos de perder un solo minuto, la adolescente saltó de su cama y con su Quirk flotó hacia el baño para iniciar cepillándose sus dientes, lavarse la cara y revisarse en el espejo. Tras un par de minutos en el baño la chica salió y en paños menores se dirigió a su armario para comenzar a rebuscar entre su ropa algo apropiado que ponerse sin perder la sonrisa indicio de su buen humor.
Este bien podía ser el primer sábado de su vida en que se levanta temprano y no desperdiciaría el tiempo que tiene en elegir algunas de las prendas que normalmente usaría. No es que no le guste "su estilo", pero esas eran ropas más sueltas y "anticuadas" como diría Chiyo-chan quien es la que más sabe sobre moda y cosas así, ella por su lado no le presta mucha atención a eso así que gran parte de su guardarropa está descartado si quiere llamar la atención del hombre más exitoso del país.
Puede no tener un gran sentido de la moda y puede que no le interese mucho como se ve públicamente, pero hoy en particular quiere ser reconocida como la cita de Izuku Midoriya (aunque él estará disfrazado). Es consciente de que aún es una adolescente que tal vez no pueda rivalizar sus encantos con los de unas modelos, actrices, artistas y heroínas profesionales con las que el CEO ya se haya involucrado tanto adentro como afuera del país, cada una más hermosa que la otra.
(No puedo competir contra eso… PERO!), no se desanimó mientras se veía en el espejo de cuerpo completo, estudió su conjunto mientras giraba sobre sí misma antes de comenzar a elegir otras prendas que probarse.
Estaría satisfecha con al menos un simple cumplido del hombre peliverde, puede sonar conformista e incluso patético, pero desde algún punto tiene que empezar y cada pequeño avance es bienvenido. Hoy puede que solo reciba un "Te ves bien" pero siempre que no tire la toalla con Midoriya-san por muy apático que sea, podrá lograr que él la vea a ella y solo a ella como la única que puede estar a su lado.
Al menos ese es su objetivo, en la ejecución… ¡hará lo que pueda sin meter la pata en el proceso!.
Nana un poco nerviosa asomó su cabeza para ver a ambos lados del pasillo, suspiró y salió cerrando la puerta detrás de ella. Un poco dubitativa se aseguró de llevar su teléfono y bolso consigo antes de dirigirse hacia las escaleras.
Esperaba no verse rara, al final tras una rigurosa selección se decidió por una linda blusa clara que Chiyo le regaló hace semanas, una chaqueta café de cuero, unos jeans azules Boyfriend y unas zapatillas beige bonitas, aparte de eso se arregló su cabello como de costumbre, esto debido a que no estaba lo suficientemente segura de sí se vería bien con otro look y no quería experimentar en un momento tan importante.
En vista de su creciente nerviosismo se palmeó ambas mejillas para calmarse. (No lo arruines, actúa natural), se proponía no perder la calma cuando se encuentre con el hombre que debe estar esperándola en el piso de abajo.
Si, esta es su primera cita, y si, no es con nadie menos que con el CEO Izuku Midoriya de quien está locamente enamorada, pero no tiene motivos para estar nerviosa… ¿verdad?.
Un poco cohibida ella descendía por las escaleras hacia la primera planta, caminó hacia la Sala de Estar donde notó al hombre peliverde pero se detuvo quedándose pasmada al verlo allí sentado en uno de los sillones.
(¡C-Caliente!), su cabeza comenzó a calentarse y tragó fuertemente, quedándose embobada con la mirada estudiando descaradamente la apariencia del atractivo hombre delante de ella.
Izuku eligió unos simples y elegantes zapatos oscuros, un pantalón gris de tela fina, una camisa blanca arremangada a los codos ligeramente desabotonada y encima un chaleco oscuro con diseño de cuadros que se ciñe perfectamente a su atlético torso, además hace gala de un elegante sombrero que es incapaz de ocultar del todo aquellos encantadores rizos verdes.
Sintió un nudo en su estómago, que el mundo se le venía encima y que su corazón se derretía dentro de su pecho cuando él reparó en ella con esos intentos y profundos orbes verdes.
Sabe perfectamente que los colores se le subieron al rostro si el calor que siente en sus mejillas es indicio de ello, intentó apartar la mirada, ¡en serio!, pero como si estuviese hechizada no pudo cortar el contacto visual con esos almendrados ojos verdes.
El sexy y elegante hombre vestido Semi-Formal se levantó de su asiento irguiéndose en toda su altura sin apartar su vista de la adolescente que recién llegó a la Sala.
-Ya va siendo hora, Shimura-san-, dijo Izuku tranquilamente refiriéndose a la hora que acordaron para salir en su cita.
Como no podía ser de otra forma, Nana intentó actuar natural como lo planeó. -S-Si!, Y-Yo iba a, Emm… eso, ¿verdad? Haha… ha-, sin embargo fue un fracaso para la nerviosa chica que con torpeza rió con una mano detrás de su cabeza.
-¿Shimura-san?, ¿te encuentras bien?-, la pelinegra se estremeció en su lugar tras darse cuenta de que él se había plantado frente a ella para verificar como estaba, ¿en qué momento se había acercado?, ¿tan distraída estaba?.
Superficialmente libre de su confusión inicial, Nana sintió su corazón latir descontroladamente contra su pecho y su rostro calentarse aún más ante la proximidad del apuesto hombre que la observaba con esos intensos ojos de tan cerca.
Recuerda Nana, actúa natural.
-Y-Yo si!, ¡m-me encuentro fenomenal Midoriya-san, como un Daifuku fresco!, d-digo no hablo de que soy un Daifuku, no sé si los Daifukus se encuentran fenomenal, ojalá que sí, digo antes de que sean comidos, ellos saben rico pero yo no, e-es decir no sé si tengo tan buen sabor como un Daifuku Midoriya-san, t-tampoco intento decir que me pruebes para calificar mi sabor, ¡tengo que callarme!-, tras hacer el ridículo de forma lamentable, nerviosamente se cubrió el rostro con ambas manos mientras siente que su cabeza echa humo por la vergüenza.
Actuar natural… si, eso no funcionó en lo absoluto, ahora deseaba ser tragada por la tierra y regurgitada en algún volcán activo.
Izuku seguía impasible con su mirada vacía puesto en la chica, solo observándola, tal vez esperando a qué superase su humillación o solo reflexionando para sí mismo.
Al cabo de un minuto, finalmente decidió hablar.
-Ya te lo he preguntado antes, ¿pero estás segura de querer llevarme contigo?, sería más entretenido para ti el invitar a tus amigos de Yuuei en mi lugar-, le dijo con neutralidad a la adolescente que tras unos segundos despegó su rostro de sus manos.
-¡E-Estoy segura, Midoriya-san!, hoy estoy decidida a hacer que te diviertas y lo pasemos bien ya que todo el tiempo estás trabajando-, respondió Nana decidida y con una mirada determinada pese a que el sonrojo en su rostro siguiese vigente por su vergüenza.
El hombre peliverde solo suspiró y procedió a colocarse unos lentes oscuros que tenía colgando en el bolsillo superior de su chaleco.
-¿A dónde iremos primero?-, preguntó Izuku mirando hacia abajo a la adolescente.
Ella sonrió feliz.
-Vamos a por ese café que mencionaste ayer-, contestó entusiasmada la pelinegra, proponiéndose de ahora en adelante lograr que esta cita sea un éxito.
De acuerdo, esto es algo incómodo.
Actualmente se encontraban ella y Midoriya-san caminando en dirección a esa cafetería que conoce y es su primer destino hoy, pero la adolescente se mostró algo inquieta por toda la atención de los transeúntes que están atrayendo, específicamente Midoriya-san que la mayoría de miradas que recibe pertenecen a chicas y mujeres que eran flechadas tras verlo.
Aunque no esté cómoda con esto puede comprenderlas, después de todo a pesar de que el CEO debía de estar "de incognito" para no llamar la atención, ahora mismo se ve como un guapo súper modelo de revistas que encarna y refleja a un hombre atractivo, joven y exitoso en el pináculo de su vida.
Si ella misma no estuviese pendiente de la atención que él recibe, estaría ahora mismo prendada de lo bien que se ve.
-¿E-Era necesario que te vistieras así?-, le preguntó en tono bajo con un toque de timidez mientras siguen caminando.
Izuku no apartó la vista del frente mientras sus lentes oscuros ocultan sus ojos. -Me disculpo, pero no cuento con ropa más casual que esta, al menos no estoy llamando tanto la atención como cuando llevo mis vestimentas de siempre-, dijo con calma y ante ello Nana tuvo que estar de acuerdo, sería casi imposible que nadie lo reconociera si abiertamente se muestra como el CEO de industrias Midoriya.
-Un momento, dijiste que no tienes ropa más casual, ¿acaso solo tienes prendas de marca italiana en tu closet?-, preguntó ella con un deje de intriga así como diversión.
-Esta es alemana-,corrigió arreglándose su chaleco. -Pero si, como no acostumbro a caminar así por las calles mi guardarropa se ve reducido a trajes ejecutivos-, respondió Izuku desinteresadamente como si fuese algo normal, algo que se volvió normal para él.
La pelinegra frunció su ceño en una ligera mueca. -Eso es triste-, opinó honestamente, sintiendo un poco de lastima por él.
-¿Tú crees?-, él preguntó retóricamente antes de guardar silencio y continuar caminando.
Nana no sabía si eso fue sarcasmo o no, no podía descifrarlo por su tono plano y su expresión neutra debajo de sus gafas oscuras.
Miró al frente y logró formar una sonrisa en sus labios. -Es allí-, le señaló una cafetería llamada "Le Tronc des Fées" que está más adelante.
Entraron al establecimiento con el tintinar de la campana detrás de ellos, llamando un poco la atención de la clientela y el personal presente que tras un vago vistazo volvieron a fijarse en los recién llegados con repentino interés, tal fue así que muchos dejaron lo que estaban haciendo y se quedaron en silencio con sus miradas puestas en… bueno, el elegante hombre con sombrero y lentes oscuros.
Nana se sintió un poco cohibida por toda la atención puesta sobre ellos (mejor dicho Midoriya-san), de modo que tímidamente lo miró de reojo.
-Bonito sitio-, dijo Izuku distraídamente viendo la ambientación del establecimiento con una temática casi de cuentos de hadas sin descuidar su naturaleza como cafetería acogedora.
(Por supuesto, no le afecta), ella resopló por lo bajo con una pequeña sonrisa. -Mejor nos sentamos-, le dijo alegremente al peliverde antes de tomarle del brazo y jalarlo hacía una de las mesas desocupadas junto a la ventana.
El par se aproximó y ambos tomaron asiento en lados opuestos de la mesa, de un lado tenían vista a la calle mientras que del otro tenían las miradas atentas del público que no dejaba de estudiar a Izuku, como si intentasen identificarlo como un modelo o algún famoso que hace un lamentable trabajo por pasar desapercibido, definitivamente se ve importante y claro, se ve muy bien, inevitablemente iba a atraer miradas curiosas.
Nana definitivamente podía asegurar que el plan de que Midoriya-san no llamase la atención fue un rotundo fracaso por culpa de lo llamativo que se ve aún con su identidad oculta.
-B-Buenos días-, les dio la bienvenida una joven mesera que llegó a atenderlos con un ligero rubor en sus mejillas. -¿E-En q-que puedo servirles?, ¿gu-gustan revisar el menú?-, preguntaba nerviosamente con su mirada puesta en Izuku quien serenamente tomó el menú de manos de la señorita.
El hombre lo revisó brevemente con sus gafas negras estudiando el contenido antes de ordenar. -Me gustaría un Café au Lait y un pastel de fresa, por favor-, ordenó con un tono plano antes de pasarle el menú a Nana que con una sonrisa lo recibió.
-¡P-Por supuesto!-, respondió la mesera en una mezcla de emocionada e intimidada por el aura tan pesada que rodea al apuesto caballero. -¿Y qué va a querer la señorita?-, preguntó más tranquila y cordial dirigiéndose por primera vez a la adolescente Shimura.
Nana parecía indecisa intentado elegir entre todas las opciones. -Yo quiero un Café Helado y un…-, reparó en un postre que en la imagen se veía delicioso, pero… es caro.
-No te preocupes-, ella levantó la mirada del menú para ver a Izuku que mantenía un semblante inexpresivo debajo de sus gafas oscuras. -Yo pago-, declaró como si hubiese visto a través de ella y lo que la preocupaba.
Seria grosero no aceptar su buena voluntad, ¿verdad?.
-¡Y un Parfait de chocolate del que tiene triple capa, por favor!-, le dijo Nana con una amplia sonrisa a la mesera devolviéndole el menú.
La empleada anotó su orden y antes de irse se tomó unos segundos para contemplar de reojo a Midoriya-san, por supuesto Nana se percató de esto y observó a la mesera retirarse con una sonrisa y las mejillas coloradas.
(Es de esperarse), pensó resignada, consciente de que gran parte de las miradas que Midoriya-san recibe tienen tanto interés como fascinación detrás, incluso lujuria.
Ella lo entiende, ha estado (y está) igual desde que él la salvó hace años, pero aunque comprenda el interés de otras chicas por el hombre tan apuesto sentado frente a ella, no significa que se sienta cómoda con esa atención dirigida a él durante su cita.
Una vez que la mesera se fue, ambos se quedaron en silencio, percatándose Nana de que el resto de clientes y empleados habían vuelto a sus asuntos (aunque ocasionalmente les dirigieran uno que otro vistazo).
La morena plantó su mirada de vuelta en Izuku y se inclinó ligeramente hacia adelante. -M-Mido…-, intentó hablarle en voz baja pero se detuvo antes de decir su apellido. -¿Cómo debería llamarte cuando hay tanta gente alrededor?-, preguntó dudosa de que fuera inteligente darle una importante pista a quien le escuche respecto a la identidad del peliverde.
Izuku la observó fijamente en silencio durante un eterno minuto que a la joven estudiante no le pareció tan malo.
-Deku-, contestó sin emoción el CEO en cubierto.
-¿Deku?, ¿Eso no significa "inútil" o "No puedes hacerlo"?-, preguntó Nana intrigada con una ceja alzada.
Una esquina de sus labios se levantó ligeramente en una cínica sonrisa.-Puedes interpretarlo así-, respondió él con un deje amargura apenas perceptible mientras apoyaba un brazo del respaldo y se volteaba a ver el cielo afuera de la ventana.
-E-Etto… entonces Deku-san-, con una obvia incomodidad lo llamó como él se lo pidió.
Se sintió… incorrecto, después de todo Midoriya-san en lo absoluto es un inútil, menos alguien que no puede hacer algo, sentía una gran disonancia al llamar incapaz al CEO más exitoso del país.
Tosió en su puiño en un intento por centrarse y se dirigió a él con más soltura.
-¿Cuándo fue la última vez que saliste tú solo de esta manera?-, preguntó la chica con una leve sonrisa, interesada en tal vez escuchar alguna historia de cómo el CEO con anterioridad intentó ir de incognito y fue descubierto o algo así.
El aludido sin apartar la mirada de la ventana, tarareó pensativamente como si intentase recordar.
-Creo que dos o tres-, dijo el hombre de cabello verde y refinado sombrero.
-¿Semanas?-, inquirió Nana con una ceja alzada.
Izuku se volteó a verla.-Años-, respondió con serenidad.
-¡¿Qué?!-, exclamó ella desconcertada levantándose de golpe con las manos sobre la mesa.
Nuevamente el silencio invadió la cafetería pues ahora todas las miradas estaban puestos en la adolescente que avergonzada se rascó la cabeza.
-D-Disculpen-, dijo tímidamente con una sonrisa y un sonrojo mientras volvía a tomar asiento.
Una vez que la atención se fue desviando de su persona, suspiró avergonzada por haber hecho una escena pero sin pausa volvió a dirigirse al hombre sentado frente a ella que cómo no, seguía como si nada.
-¿Cómo rayos has estado tanto tiempo sin salir a pasear como cualquiera?-, interrogó estupefacta midiendo el volumen de su voz para que solo él le escuchase.
-Trabajo-, fue la vaga y simple respuesta de Midoriya-san.
-No puede ser la única razón, ¡si quisieras podrías al menos tener un día así a la semana!-, replicó comprensivamente escéptica, incapaz de creer que él en serio lleve su compromiso con su trabajo a un nivel tan insano.
Izuku solo levantó los hombros. -Te dije que soy aburrido-, dijo como si no se pudiese evitar y no hay mucho que hacer al respecto, así es él.
Nana reprimió su exasperación mordiéndose el labio inferior antes de sacudir la cabeza.
-¡Da igual!, ahora que estoy aquí voy a esforzarme en cambiar esa costumbre tuya de tratarte así-, declaró decidida con una optimista sonrisa mirando al hombre que se mantuvo impasible.
-Deberías redirigir todo ese esfuerzo únicamente a tu entrenamiento como aspirante a héroe-, aconsejó calmado mientras baja ligeramente sus gafas para mostrar sus profundos ojos verdes fijos en ella.
-Puedo hacer ambas cosas al mismo tiempo-, ella aseguró con confianza y un encogimiento de hombros, gesto que provocó que el CEO frunciese ligeramente el ceño.
-Ordena tus prioridades, tu futuro es más importante que un Deku como yo, ¿Cuántas veces se supone que tengo que decírtelo para que entiendas?-, decía con leve molestia antes de suspirar y subirse los lentes oscuros.
No obstante, la sonrisa en el rostro de Nana no vaciló. -¿Y qué pasa si quiero a un Deku como tú en mi futuro?-, preguntó inclinando ligeramente la cabeza con un suave rubor en sus mejillas.
-Eso…-, el peliverde quiso replicar pero se quedó momentáneamente sin palabras, tal vez por la estupidez de la chica, o por su seguridad, o por esa endemoniada sonrisa, no lo sabe y eso le aturdió. -Es ridículo-, terminó por decir en un murmullo mientras apartaba la mirada de vuelta a la ventana.
Como si hubiese ganado algo, el semblante de la chica se hizo más gentil. -Aun si lo es, siento que me arrepentiré si no lo intento-, dijo con su encantadora sonrisa aún vigente sin apartar la mirada del CEO. -Y no me gustaría vivir una vida arrepintiéndome-, declaró tanto feliz como determinada, esta es su resolución.
Aquellas palabras de la optimista adolescente dejaron bastante silencioso a Izuku quien se limitó a seguir mirando hacia el exterior, consciente de que no podría mirar esa expresión de la chica ahora mismo.
Finalmente la mesera llegó con sus órdenes.
-Aquí tiene señor, su Café au Lait y su Pastel de Fresa-, decía la empleada cordialmente dejando tanto el café como el trozo de pastel frente Izuku.
-Se lo agradezco-, respondió Izuku sujetándose la parte superior del sombrero cuando inclinó ligeramente la cabeza en gratitud.
La ahora sonrojada mesera procedió a dirigirse hacía Nana. -Y para su hermanita un Café Helado y un Parfait de chocolate-, dijo con una educada sonrisa dejando el pedido de la chica frente a ella.
El rostro de Nana se le iluminó al ver el Parfait. -Muchísimas graci-¡¿espere qué?!-, sin embargo su fascinación terminó cuando reparó incrédula en la palabra "hermanita".
La empleada pareció entender que cometió una equivocación. -¿Me confundí?, pensé que era su hermana menor-, dijo extrañada mirando al hombre peliverde, el cual solo alzó ligeramente la comisura de sus labios.
-Es más complicado que eso-, aseguró Izuku absteniéndose de revelar que la adolescente es algo así como su prometida.
La mesera un poco apenada inclinó la cabeza hacia Nana. -Lamento mucho la confusión, llámenme si necesitan otra cosa-, se excusó con una pequeña sonrisa antes de irse.
Una vez que la empleada se fue, la joven Shimura con cierta amargura volvió su atención hacia su café helado, frustrándose al pensar que todas las personas que los han visto piensan en ella como la hermanita de Midoriya-san en lugar de su cita.
El disgusto claro en su expresión fue fácil de descifrar para el hombre peliverde quien tras tragar la cucharada de pastel que se llevó a la boca, decidió hablar.
-Ese es el tipo de confusión que provoca la diferencia de edad y que me trates con tanta confianza-, dijo indiferente con un tono plano para entonces señalar a la pelinegra con su cuchara. -Dijiste que no te importaba lo que otros pensaran, ¿no es así?, ¿acaso te molesta?-, preguntó sin emoción antes de beber un poco de su café.
Nana infló sus mejillas. -Claro que no-, con un mohín comenzó a comer de su Parfait.
Claro que si
Por supuesto que le molesta, ¡se supone que esta es una cita!, no le agrada que la vean como "la hermanita" de su pareja, ¿qué chica se sentiría cómoda con esa comparación?.
Esta es una cita… espera que no fuese la única que lo viera como tal.
Al cabo de un rato salieron del café y tras un rato caminando se encontraban afuera de un centro comercial de la zona.
Nana ha estado notablemente malhumorada desde lo sucedido en la cafetería. Midoriya se abstuvo de comentar algo al respecto y solo dejó a la adolescente guiar el camino con un puchero en su rostro.
El CEO se arregló las gafas oscuras sobre el puente de su nariz. -¿A dónde vamos ahora, Shimura-san?-, decidió preguntar una vez ambos se detuvieron junto a la fuente frente al edificio.
La chica sin embargo no alcanzó a escucharle, estaba sumida en sus pensamientos tratando de idear como dejar en claro que está teniendo una cita con Midoriya-san para así evitar penosas confusiones.
(¿Debería tomarle de la mano?, no, es demasiado pronto para eso, ¿y abrazar su brazo?, eso es incluso peor), la pelinegra comenzó a murmullar por lo bajo durante un rato, tan concentrada estaba que al volver en sí misma se dio cuenta de que Izuku no estaba a su lado.
-¿Deku-san?-, preguntó girando su cabeza para buscar al peliverde alrededor hasta que alcanzó a verlo a unos cuantos metros.
Él se encontraba estirando un brazo hacia las ramas de un árbol mientras que a su lado se encuentra un pequeño niño con los ojos llorosos. El peliverde con cuidado sujetó la cuerda de un globo que había quedado atrapado entre las ramas y se lo bajó al infante que estuvo tan feliz que de inmediato corrió con sus amigos que le estaban esperando con sus propios globos, olvidando darle las gracias a Midoriya-san al que poco pareció importarle esto mientras observa con calma como el niño se aleja sonriente junto a sus amigos.
Esto le sacó una pequeña sonrisa a Nana, por minúsculo que haya sido el gesto, demuestra que no se equivocó con respecto a Midoriya-san. Por mucho que él dijese que no tiene nada bueno, ella sabe la verdad.
El hombre se dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección a ella.
Levantó una ceja detrás de sus gafas cuando al acercarse notó la expresión tan… ¿feliz? en la cara de la chica.
-¿Dejaste de estar con la cabeza en las nubes?-, preguntó serenamente cruzándose de brazos al llegar frente a ella.
-Si-, respondió Nana con una amplia sonrisa antes de girar sobre sus pies para mirar en otra dirección.-Ahora atravesaremos el parque para llegar a una librería que conozco que está del otro, me gustaría saber más de qué tipo de libros te gustan-, le contó su idea al hombre que sin rechistar asintió con la cabeza.
-Como desees-, dijo con monotonía disponiéndose a seguir a la pelinegra que comenzó a guiar el camino.
-Deku-san-, llamó Nana caminando unos pasos por delante. -Me gustas-, dijo con un lindo sonrojo y las manos entrelazadas detrás de su espalda.
-Eso ya me lo has dicho-, decía el CEO con un tono plano y sus manos en sus bolsillos.
-Lo sé-, contestó Nana antes de verle por encima del hombro. -Pensé que debo decírtelo una y otra vez hasta que tú mismo comiences a gustarte-, comentó alegre con una hermosa sonrisa.
Izuku le mantuvo la mirada en silencio durante unos segundos. -¿Si lo hago me dejarías de decir eso, por favor?-, preguntó educadamente, no del todo cómodo cada vez que la chica es… tan honesta con sus sentimientos hacía él.
-Mmm… Nop-, ella terminó por responder juguetonamente tras falsamente considerarlo. -Después de todo me gustas mucho… Deku-san-, declaró felizmente la adolescente volviendo a fijar su mirada al frente y comenzar a tararear una canción.
El peliverde solo la observó en silencio antes de suspirar y continuar siguiéndola.
En el momento en que salieron de la librería ya era mediodía, de modo que fueron a comer en un Restaurant Familiar donde al igual que el resto de lugares, fueron el centro de atención (por culpa de Midoriya-san).
Aunque Nana ya se acostumbró un poco a que él naturalmente atrajese atención innecesaria, hubo solo un par de momentos donde le molestó un poco que algunas mujeres jóvenes se acercaron a pedirle fotos como si fuese alguien famoso, que lo es, pero ellas no lo saben pues Midoriya-san en ningún momento se quitó su sombrero y lentes oscuros.
Tras un par de horas de ir de un lugar a otro y haber tomado un tren, la pareja se encontraba descansando en uno de los bancos públicos de un parque infantil en una zona residencial. Actualmente solo habían unos pocos niños jugando mientras que en otros bancos estaban sentados sus padres.
-¿Entonces es cierto lo que pasó con aquella modelo americana?-. le preguntó Nana con genuina curiosidad al peliverde, desde hace ya un rato él le dio luz verde para hacerle preguntas y ella no desaprovechó esa oportunidad.
Izuku tenía su vista puesta en el cielo del atardecer. -Veronica solo se cayó a la piscina y como no podía nadar por el vestido me lancé a ayudarla, los paparazzis sacaron de contexto aquellas fotos-, respondió tranquilamente antes de revisar la hora en el reloj de su muñeca: 5:23 pm.
-¿Y el escandalo con aquella diseñadora francesa?-, interrogó Nana intrigada con una ceja alzada.
-Reyna me pidió tomarme unas medidas para un traje de su línea de ropa ya que le debía un favor, de nuevo la prensa lo exageró-, contestó el peliverde con simpleza haciendo un gesto despectivo con su mano.
-¿Lo mismo pasó con esa deportista rusa?-, preguntó recordando como en su momento se habló mucho de eso en las noticias.
El CEO solo negó con la cabeza. -Talya es una mujer decidida y quizás un poco caprichosa, pero no es capaz de engañar a su esposo como intentó hacerlo ver la prensa rosa, por suerte Nikolai nos escuchó cuando le aclaramos el malentendido, es un buen hombre-, terminó por decir con un leve rastro de respeto en su voz.
Nana silbó asombrada mientras mueve sus piernas distraídamente. -Vaya, entonces todos son exageraciones y malentendidos de los medios, lo mismo debió pasar con aquella actriz italiana-, contempló sorprendida de que todos aquellos escándalos que causaron tanto ruido fuesen mentiras a fin de cuentas.
-En realidad, si estuve en una relación con Alessandra, pero fue en la universidad cuando fui a Italia por un programa de intercambio, no una vez que ella se hizo actriz como dicen algunas revistas-, aclaró Izuku monótonamente sin apartar la vista del rojizo cielo con pinceladas anaranjadas.
-Y-Ya veo-, dijo la chica ligeramente incomoda.
Hubo un silencio que se prolongó durante casi un minuto hasta que la joven miró de reojo al peliverde.
-Solo por curiosidad, ¿Cuántas relaciones has tenido?-, preguntó ahora con un rubor en sus mejillas apenas camuflado por la luz del atardecer, un poco incomoda de hacer ese tipo de preguntas pero igualmente curiosa por la respuesta.
-Solo cinco-, contestó el CEO con simpleza, ignorando cualquier importancia que la adolescente pudo darle a la cuestión.
Ella se desanimó un poco.
Por supuesto, es perfectamente normal considerando que él es un hombre adulto, con 27 años y siendo tan apuesto y exitoso es casi imposible que anteriormente no haya intimado con alguien hasta el punto de formalizar una relación. Ni ella misma sabe qué esperaba oír, ¿que esta también fue su primera cita?, ¿que podía ser ella la que por primera vez le tomase la mano?, ¿la que le daría su primer beso?, ¿la primera a la que llamase su novia o la primera que pueda oír un "Me gustas" de él?, es una tontería, ella siempre ha sido consiente de ello desde que se enamoró de él, pero aun así… tenía esa ingenua esperanza guardada en el fondo.
-Seis contándote a ti-, agregó el hombre volteando la mirada hacia a ella con calma.
Nana tardó solo un par de segundos en procesar esas palabras y sus ojos se ensancharon a la vez que el calor se acumulaba en su rostro.
-¿P-Perdón?-, dijo nerviosa y confundida levantando la mirada hacia esos intensos y serenos ojos verdes visibles un poco por encima de las gafas.
-Puede que no seamos pareja, pero técnicamente estamos prometidos por mucho que no esté de acuerdo, no había llegado a este punto antes aunque tampoco es que lo planeara-, él con toda la calma del mundo explicó, ignorando sutilezas solo habló objetivamente, nunca se había "prometido" (o lo que sea que sea esto) con alguna de las parejas que ha tenido en el pasado.
No obstante, Nana estaba más enfocada en la otra cara de la moneda tras esas palabras. Midoriya-san la contó a ella también, de cierta forma considera esta rara relación que tienen como una semejante a las que anteriormente ha tenido. No lo llamó incordio, ni una prueba o un compromiso obligado, él comparo esto que tiene con una relación real y eso por estúpido que fuese, la hizo un poco feliz.
Ella volteó la cabeza evitando que el hombre viese la tonta sonrisa en su cara. -E-Entonces es así-, dijo la chica de ojos oscuros ocultando el fuerte sonrojo en sus mejillas con ambas manos.
Aún es consciente de que él sigue rehusándose a la idea de que lo ame, pero al menos que reconozca esta relación que tienen (aun si no es de la manera que querría) es un avance que ella está dispuesta a festejar consigo misma.
Ignorando a propósito el obvio nerviosismo de Shimura, el CEO se percató de las recurrentes miradas que algunos nuevos visitantes del parque estaban dirigiéndole exclusivamente a él, de modo entrecerró sus ojos y se acomodó los lentes oscuros antes de ponerse de pie.
-Shimura-san, ya va siendo hora de irnos a casa-, le dijo Izuku a la adolescente que si estaba tratando de ocultar su felicidad, estaba haciendo un pésimo trabajo.
Nana reparó en sus palabras y se puso de pie también. -¿Tan pronto?-, preguntó un poco decepcionada, todavía no quería que su cita terminase.
Ante la cabizbaja mirada de ella, él suspiró cansado antes de dirigirle la palabra. -Si tienes otro lugar en mente dilo, no puedo quedarme todo el tiempo en un solo lugar cuando alguien puede comenzar a sospechar de mi disfraz-, dijo mirando disimuladamente al resto de personas en el parque.
(Que tampoco es que esté muy elaborado), Nana se limitó a no decirlo en voz alta. -Muy bien, ¿Qué te parece si vamos al zoológico?-, preguntó con una sonrisa.
-Los animales me detestan-
-Al parque de diversiones-, propuso la chica rápidamente.
-Se puede arruinar mi disfraz-
-A un Karaoke-, dijo comenzando a quedarse sin opciones.
-No creo que quieras escucharme cantar-, contestó Izuku estoico.
Claro que sí, pero al parecer él no está cómodo con la idea asi que no insistiría con eso.
Ella se tomó unos pocos segundos para pensar.
-¿Una librería?-, propuso algo dudosa.
-Ya fuimos a una-
-¡Un cine!-, exclamó desesperada en que su tarde con Midoriya-san no terminase todavía.
La propuesta flotó en el aire durante unos tortuosos segundos en los cuales el CEO parecía considerarlo mientras se sostenía la barbilla.
-¿Te sirve si vemos algunas películas en casa?-, terminó por preguntarle él al cabo de un rato.
-Eh?-
-Si lo que quieres es ver una película podemos sentarnos en el sofá, eliges la película que quieras y puedo hacer unas palomitas de maíz para acompañar, suena una alternativa más segura a arriesgarme a ser descubierto por los empleados del cine si piden mi identificación-, Izuku expuso su plan con calma, sospechosamente parecía como si lo último le ha sucedido con anterioridad. -¿Eso suena bien para ti?-, le preguntó a la chica que se había quedado inesperadamente callada.
Una amplia sonrisa se fue extendiendo en los labios de Nana que con los ojos cerrados respondió. -¡Por supuesto!-, mientras levantaba un puño en el aire con entusiasmo.
Izuku frunció el ceño al percatarse de que algunos de los padres comenzaban a murmurar acerca de ellos.
-Podrías disimular tu entusiasmo al menos un poco, solo vamos a ver una película, ¿sabes?, no va a pasar más de eso-, le aclaró con severidad a la adolescente que rápidamente se sonrojó en respuesta.
-¡N-No lo hagas sonar como si esperara que hicieras algo!-, replicó Nana avergonzada.
Aunque si lo esperaba un poquito.
Tímidamente comenzó a jugar con sus dedos. -Solo que… ver una película solos tú y yo suena agradable-, dijo con una tierna sonrisa y una mirada dócil que por un solo segundo hizo saltar las alarmas dentro de la cabeza del CEO.
Este sacudió su cabeza antes de volverse hacia su joven cita. -Entonces nos vamos a casa, Shimura-san-, dijo inexpresivamente metiendo sus manos en sus bolsillos.
-Si-, respondió felizmente Nana con una genuina sonrisa para entonces caminar junto a Midoriya-san.
Las luces de la casa se encontraban apagadas mientras que los dos residentes de la misma se encontraban en el sofá de la Sala de Estar frente al gran televisor.
[AHHHHHHHH!]
Se escuchó un agudo grito de terror proveniente de la película.
-¡Jajajaja!, ¡tonta, es obvio que el sótano no era seguro!-, reía Nana señalando hilarantemente a la chica que está siendo asesinada.
Izuku la observó de reojo. -Es curioso que una película de terror te divierta tanto-, comentó estoico con un bowl de palomitas sobre su regazo.
-¡Es que los personajes son muy bobos!, ¿en primer lugar quien iría a una casa embrujada de noche y se separarían sabiendo que hay un espíritu maligno rondando por allí?, solo le están facilitando la forma de que los mate uno por uno!-, decía la adolescente claramente divertida ante el absurdo de la peli.
-Si no estás nada asustada no entiendo por qué me estás sujetando del brazo-, el hombre hizo su observación con calma puesto que la chica efectivamente se aferró a su brazo y se puso cómoda con él desde hace más de media hora.
-Pensé que sería bueno aprovechar esta oportunidad-, respondió contenta la pelinegra de ojos oscuros para entonces tomar unas palomitas de maíz.
-Que honesta-, dijo para luego suspirar. -Una vez termine la película voy a hacer la cena, ¿alguna petición que hacer?-, le preguntó con calma a la joven.
-¿Ramen?-, propuso Nana dudosa, no estando segura de sí tenían o no los ingredientes necesarios.
-Bien-, fue la simple respuesta de Midoriya-san, lo cual ella pudo interpretar como que si tenían lo requerido.
Ambos se quedaron en silencio para proseguir viendo la película, actualmente el grupo de personajes principales parecían estar buscando a la chica que fue asesinada.
Nana miró disimuladamente al hombre a su lado quien con una expresión plana observa el filme sin ningún interés aparente.
Al cabo de unos minutos la muchacha Shimura respiró hondo antes de tomar el control remoto para pausar la reproducción de la película.
Ella le soltó el brazo y se sentó en Seiza sobre el sofá para mirarlo de frente. -Midoriya-san-, llamó Nana al CEO a su lado con seriedad, recibiendo la correspondiente atención del hombre de ojos verdes. -Sabes, dentro de unas semanas va a ser el Festival Deportivo en Yuuei-, comentó con un toque de nervios en su lenguaje corporal.
-Lo sé, es un evento que hace unos cinco años comenzó a popularizarse, supongo que como estudiante de allí vas a participar en él-, dedujo Izuku correctamente sin presentar el más mínimo cambio en su expresión.
-Así es-, Nana asintió antes de inhalar y exhalar para calmarse. -Y… veras, esta sería mi tercera y última vez participando pues es mi último año y yo… yo quería decirte que…-, apretó sus manos sobre su regazo antes de mirar seriamente al peliverde. -Planeo reclamar el primer lugar este año, hasta ahora solo he quedado en el tercer lugar pero he estado entrenando y quería que supieras que…-, templó su mirada con convicción. -Voy a ganar-, declaró determinada. -Esta vez voy a reclamar el primer lugar y te mostraré a ti y al resto del país que voy a ser una gran heroína-, mantuvo la frente en alto con decisión, intentando que su valor no fuese doblegado por la estoica mirada del CEO que la observa en silencio.
Tras una tormentosa y efímera espera, Midoriya-san habló. -Bonitas palabras, ¿pero te ves capaz ahora mismo de reclamar esa gloria?-, preguntó con calma.
La pregunta la tomó un poco por sorpresa. -B-Bueno, no ahora mismo porque creo que aun debo mejorar mi movilidad con mi Quirk e idear algunas formas de derrotar a Kamiyama-san y Kuromoto-san-, intentó explicarse lo mejor posible, todavía tenía que encontrar una forma de derrotar a los más fuertes de su clase.
-¿Mañana entonces serias capaz?-, preguntó Izuku ahora con una seriedad distinguible en su mirada.
-Mañana es domingo, tenía planeado tal vez salir con una amiga e ir a visitar a mis padres-, contestó Nana sonriendo un poco avergonzada con una mano detrás de su cabeza.
El CEO frunció el ceño. -Lo estás haciendo mal-, decía con su voz endurecida tensando su mandíbula.
Nana se intimidó un poco ante la repentina intensidad detrás de esos ojos normalmente calmos.
-Todo el día de hoy, todo el día de mañana asi como el día siguiente y el siguiente a ese, deberías dedicar cada parte de tu tiempo a mejorar, a entrenar siempre que puedas para estar más cerca de tu objetivo, no desperdiciar esa oportunidad en sin sentidos como invitarme a una cita-, argumentó estresado antes de gruñir por lo bajo refregándose el rostro con una mano.
Solo por unos segundos bajó la mirada antes de volverla a levantar, esta vez… esta vez con un brillo particular en estos.
-Ser un héroe de verdad no es un juego al cual dedicarte cuando tienes ganas, no es un trabajo al cual condicionarte para cumplir los requisitos mínimos, ser un héroe es tener un estilo de vida tan duro que te desgasta poco a poco, un héroe siempre tiene que estar preparado para morir, siempre preparado para dar su vida por quienes no pueden defenderse, siempre evitando cometer el mismo error dos veces pues esto puede significar su muerte y la de quienes estén detrás de su espalda-, su voz flaqueó durante unos momentos, instantes donde la comisura de sus labios se elevaron ligeramente.
Él sonrió.
–Y sin embargo esa sensación… esa sensación de haber salvado a alguien, ese sentimiento que te recorre al ver la sonrisa de una persona a la que has ayudado, esa… satisfacción al saber que hiciste algo qué debía hacerse, debe ser… grandioso-, como si el aliento lo abandonase, por unos momentos la figura del apático e insensible CEO se vino abajo. –Ser un héroe es aguantar los golpes, ser un héroe es encarar la muerte, ser un héroe es hacer lo correcto, ser un héroe debe ser doloroso y sin embargo la humilde recompensa al final del día hace que todo valga la pena, aun si es acosta de ti mismo-, había una calidez, una gentileza en esas palabras que… llegaban al alma.
Al transcurrir de unos segundos, la sonrisa desapareció y nuevamente Izuku frunció el ceño en dirección a la adolescente.
-Si en serio quieres ser un Héroe deja de perder el tiempo como lo estás haciendo y céntrate en volverte uno de verdad-, fueron las duras palabras del hombre que confiaba en decir lo necesario con el semblante fríamente calculado, sin embargo él…. Izuku Midoriya no es una máquina.
Nana le observó con simpatía y extendió lentamente una mano para acariciar la mejilla de él.
-¿Por qué te ves tan triste?-. preguntó con una suavidad y una gentil sonrisa que desarmó la máscara del CEO quien reparó en sus ojos humedecidos y el doloroso latir de su corazón.
Con una mueca apartó la cara con brusquedad. -No… no es nada-, intentó recuperar su tono firme y monótono pero el nudo en su garganta se lo impedía.
Sin embargo Nana no podía dejarlo así. -Por favor…-, con sutileza aproximó su mano aún extendida para nuevamente tocar dubitativamente la mejilla del hombre, entonces se relajó y dejó que su mano reposase sobre el calor que emana del dolido CEO. -Dime-, le pidió con amabilidad, necesitando oír lo que le sucede realmente así como él necesita decirlo.
No obstante, no es tan sencillo, el endurecido rostro de él apenas flaqueó antes de recomponerse con obvio cansancio plasmado.-En serio, no es necesario, fue mi error-, bajó su cabeza sin rechazar el gentil tacto de la mano sobre su mejilla. -Estuvo mal que perdiera los estribos así, eres joven aún y es normal que quieras vivir como una adolescente común mientras puedas, tampoco quise poner en duda el esfuerzo que le pones a tu meta, no te conozco lo suficiente como para juzgarte como lo hice-, decía apagado antes de mirarla a los ojos. -Lo siento, Shimura-san-, se disculpó ahora con una mirada más… vacía, por supuesto su disculpa fue sincera, pero ahora... está más expuesto de lo que él mismo puede reconocer.
Nana retiró su mano y con una suave sonrisa lentamente negó con la cabeza. -No, yo también lo siento, tienes razón en qué tal vez no estoy viendo lo que es un Héroe con la seriedad que corresponde, viéndolo en retrospectiva he tenido muchas oportunidades donde en lugar de holgazanear pude dedicar ese tiempo a entrenar-, decía ella algo triste antes de sonreírle un poco más al CEO. -Si bien fuiste algo rudo, sé que no tenías malas intenciones al criticarme-, aseguró genuinamente segura de ello, lo sabe porque Midoriya-san es así.
-Lo lamento, no volverá a pasar-, dijo con la esperanza de no volver a dejarse llevar, no volver a abrir esa lastre de ilusiones y sueños que se supone hace años debió haber desechado.
La joven Shimura rió suavemente. -¿En serio?, fue la primera vez que te vi tan entusiasmado con algo, sería una lástima no volver a ver ese brillo en tus ojos, Midoriya-san-, dijo alegre la pelinegra inclinándose un poco hacia adelante para poder ver de más cerca esos profundos orbes verdes.
Izuku a su vez se vio afectado por el humor de la chica, sin embargo su sonrisa fue algo triste mientras bajaba la mirada a su regazo.
Se inclinó hacia adelante, apoyando sus codos sobre sus rodillas y entrelazando sus manos. -Yo quise ser un héroe-, confesó con una nostalgia y amargura que incluso fue doloroso de escuchar, había tanta frustración e impotencia contenida en tan nobles palabras que sinceramente dio lastima oírlas así. -Por ser un Quirkless no pude siquiera estar en la línea de partida, asi que injustamente te critiqué al imaginar lo que yo haría en tu lugar-, dijo para luego soltar una seca risa por lo bajo. -Por favor no hagas caso a lo que dije, soy la persona menos apropiada para dar consejos de cómo ser un héroe-, opinó cínicamente antes suspirar derrotado.
Al final es esto lo que tiene delante, no un empresario exitoso en la cumbre más brillante de su vida, sino… a un hombre derrotado por la realidad, atormentado por los amargos sueños de su pasado.
No es el hombre más poderoso del país, sino solo un niño traicionado, herido y solo por demasiado tiempo.
-Me rehúso-, dijo Nana decidida endureciendo su mirada.
-¿Qué?-, preguntó él levantando un poco la cabeza para verle por encima del hombro.
-Claro que voy a escuchar cualquier consejo que quieras darme, ya es mi problema si considero que vale la pena seguirlos o no, pero es obvio que voy a tener en consideración tu opinión-, argumentó ella con seguridad y sus puños resueltos sobre su regazo, entonces su expresión se suavizó. -Después de todo es gracias a ti que quiero ser una heroína-, y una gentil sonrisa fue formándose en sus labios.
Ella observó esos apagados ojos verdes. Él contempló esos vivos ojos oscuros.
-Eres mi héroe, Midoriya-san-
Los ojos del CEO se ampliaron ligeramente.
El silencio se hizo y perduró durante un par de segundos, luego un poco más y luego un poco más, el silencio se mantuvo mientras ambos no rompían el contacto visual. Una resuelta por sus palabras mientras que el otro estaba aturdido por estas mismas.
Finalmente Izuku sacudió lo cabeza antes de apartar la mirada. -No soy un héroe, aquel día cualquiera pudo salvarte-, dijo con seriedad mientras aprieta sus propias manos entrelazadas.
-¿Entonces como un Quirkless como tu fue quien llegó a mi antes que nadie?-, cuestionó Nana aún sonriente, orgullosa del hecho de que un Quirkless, no... de que fuese él quien aquel día salvó su vida.
El hombre no tuvo forma de contestar a eso así que se limitó a mantenerse en silencio, gesto suficiente para sacarle una ligera risita a la adolescente a su lado.
-¿Ahora qué?-, preguntó Izuku con un poco de intriga mirándola de reojo.
Ella intentó contenerse mientras intentaba restante importancia con una mano. -Oh nada, solo pensé que es bueno ver esta parte tan apasionada de ti, pensaba que solo eras un frío hombre de hojalata-, comentó divertida.
Esto hizo que el CEO sonriese un poco mientras cierra los ojos.
-No te alejas de la realidad-, dijo él antes de negar lentamente con la cabeza.
Nana finalmente dejó de sentarse en Seiza a cambio se cruzar sus piernas como indígena. -Al final pude conocerte un poco mejor, esta cita fue todo un éxito ¿no lo crees?-, opinó contenta con una sonrisa inclinando la cabeza en dirección al peliverde.
-Tu optimismo es un poco molesto-, comentó Midoriya-san con calma antes de ponerse de pie. -Pero no puedo decir que me disguste del todo-, agregó una ligera sonrisa y una mano en su nuca, provocando que el rostro de la chica se iluminase más.
-Me alegra escucharlo-, dijo ella con un tenue rubor adornando sus mejillas.
-Eres una chica rara, Nana Shimura-, opinó el CEO observando a la joven de 17 años que le devolvió la mirada con la misma astucia.
-Tu tampoco es que seas muy normal, Midoriya-san-, replicó la estudiante observando al hombre de 27 años quien por primera vez en el día reflejó un deje de buen humor en su semblante.
-Supongo que en ese aspecto si somos el uno para el otro-, comentó Izuku con un poco de diversión, provocando que un sonrojo se intensificara en el rostro de la morena. -Aunque debo confesar que me siento un poco halagado de que una bella señorita me considere un Héroe, es la primera vez que alguien me llama así-, confesó tranquilamente antes de suspirar y comenzar a alejarse.
La nerviosa y sonrojada pelinegra se asomó por encima del sofá. -¿A d-dónde vas?-, le preguntó puesto que aún no terminaron de ver la peli de terror.
Él se detuvo y se volteó a verla. -Voy a hacer Ramen, tú disfruta el resto de la película-, le dijo con un tono más agradable de lo normal antes de retirarse hacía la cocina, no obstante se detuvo a medio camino. –Y ánimo, si te esfuerzas lo suficiente seguro ganarás el festival deportivo este año-, agregó dando la espalda antes de reanudar su camino.
Nana rápidamente se atrincheró en posición fetal sobre el sofá, nerviosamente esperando que el CEO no la pudiese ver desde la cocina gracias al respaldo del mueble, ¿por qué?, para que no viese la estúpida sonrisa en su rostro ni el rubor que ahora se extiende hacia sus orejas.
Al principio del día pensó que estaría satisfecha con al menos un simple cumplido del hombre peliverde, ¡pero hoy logró avanzar mucho más allá de eso!. Puede decir con seguridad que ahora son más cercanos que esta mañana, puede asegurar que le gustó ver su expresión normalmente estoica mostrar más emociones, puede afirmar que una oleada de gratificante calor la inundó cuando vio una sonrisa en su rostro, puede defender su necesidad de aprender aún más de él.
¡Y puede regodearse de felicidad cuanto quiera pues él la considera "una bella señorita"!, ¡eso es mucho mejor que el "Te ves bien" que ella esperaba oír de él!.
Resultado de la cita: ¡todo un éxito!.
*Fin del Capítulo*
Y eso ha sido todo. No hay mucho que decir aquí abajo, ¿no es así?, Nana logró acercarse un poco más Izuku, muchos apostaban a que sería mucho más adelante, pero en primer lugar no quiero hacer esta historia muy larga, solo que el desarrollo de la relación sea natural, no veremos un repentino cambio en la actitud del CEO pero sin embargo no será tan apático con Nana como antes, asi que alegraos, ya queda en ustedes interpretar el silencio del peliverde.
Espero que les haya gustado y si es así déjenme sus comentarios en los Reviews, créanlo o no pude omitir actualizar esta historia tan "pronto" si no fuese por los Reviews. Sin nada más que decir me despido hasta la siguiente… Sayonara.
