Capítulo 6

Edward POV

Mis manos se soltaron, caí al suelo, mi rostro golpeó contra el frío mármol.

–Oh, carajo –me dolía cada centímetro del cuerpo.

–¿Qué pasó? ¿Edward? ¡Respóndeme por favor!

–Estoy bien, estoy bien –no podía creerlo.

La nebulosa había desaparecido.

¿A dónde había ido Benjamín?

¿Acaso esa cosa lo había matado?

–¡Hay que huir! ¡Vámonos! –Bella metió su brazo por el hueco de la puerta –¡Agárrate de mí!

Me puse de pie, tropecé con unas maderas.

Debajo de uno de los escombros, estaba el arma con una bala en su cargador, la tomé y me la guardé por si acaso.

–¡Ten cuidado, Ed!

Tomé su mano, tiró de mí con fuerza.

¡Al fin logré salir de ese infierno!

Rodeó mi cuello con su brazo, no podía caminar bien.

–¿Me ayudas?

–Sí.

No poseía fuerzas para sostenerme a mí mismo, ¿cómo haría para ayudarla a ella?

Caminamos lentamente por un largo pasillo.

Parecía eterno, jamás llegábamos al final.

–¡Hay una ventana! ¿La puedes ver? –logré ver al final del pasillo una especie de ventana.

¿Acaso sería una ilusión?

¿Parte del juego?

Nos acercamos unos cuantos pasos.

–¡Sí, es una ventana! ¡Corre, Ed! ¡Ábrela!

Dejé a Bella apoyada contra la pared y corrí hacia la ventana desesperado.

De repente una pared espejada se elevó frente a mí y me detuvo.

–¡No! ¡No! –la golpeé furioso.

–¡EDWARD! –volteé, una segunda pared espejada se elevó, separándome de Bella.

–¡Noooooooo!

¿Y ahora qué?

–¡Déjennos en paz! ¡Ya ha sido suficiente! ¡Esto es una locura! –le di un puñetazo al espejo, era durísimo, tan duro como una pared de ladrillo, mis nudillos se rasparon, unas gotas de sangre se deslizaron por entre mis dedos.

Las paredes comenzaron a deslizarse a los lados, la habitación parecía expandirse.

Una vez que se detuvo, me apoyé contra la pared más cercana a Bella e intenté comunicarme con ella.

–¿Bella? ¿Me oyes? –grité con todas mis fuerzas.

–¿Ed? –podía oír su voz muy a lo lejos.

–¿Estás bien? ¿Te han hecho algo?

–¡Mi herida, me duele mucho, casi no siento la pierna! –exclamó.

–¡Quédate quieta, no te muevas, no fuerces la pierna, yo iré por ti, intentaré salir!

Volteé, la habitación ahora era un laberinto de espejos.

–No, no –negué temblando.

Cerré mis ojos –Esto no puede estar pasando… no, no, no.

Inhalé, exhalé.

–¿Qué quieren de nosotros? ¿Por qué juegan con nuestras mentes así? ¿Qué carajos es esto?

–Hola Edward –oí la voz de una mujer dentro de la habitación.

–¿Quién es?

–¿Me recuerdas? –se reflejó en uno de los espejos.

Era la muchacha del bar, la rubia que me había recomendado el trabajo.

–Nos conocimos en el bar –sonrió.

–Lo sé, te recuerdo –respondí apretujando mis dientes enfurecido.

–Estás aquí porque te elegimos, te elegimos porque eres especial, Edward. Y porque estabas desesperado, necesitabas el dinero y estabas dispuesto a hacer cualquier cosa para conseguirlo.

–¡Vete a la mierda!

–Además no tienes familia que vaya a reclamarte…

–¡Garrett sabrá que no volví!

–¡Ja! –rió con ironía –La mafia o lo que esa gente sea, está tras de ti, tienes una deuda, si tu cuerpo aparece en un callejón, nadie sospechará de nosotros.

–¡Eres una hija de puta! ¡Son unos perversos!

–Ahhhhhhhhhhhhhh –los gritos de Bella me desesperaron.

–¡Bella! ¡Bella! –golpeé el vidrio –¿Qué están haciéndole?

–Ella tiene muchos miedos, Edward –murmuró risueña.

–¿Esto te divierte, maldita?

–Te daré una oportunidad para huir, Ed, pero tienes que mantener la boca cerrada –apoyó su dedo índice en los labios –Shhhhhh

–¿Mantener la boca cerrada?

–No puedes decirle a nadie lo que sucedió aquí. Si lo haces te encontraremos, y te haremos desaparecer.

–¿Y qué sucedió aquí? ¿Qué es esto en verdad? ¡Dímelo!

–Jugamos con sus mentes, Edward querido, usamos la última tecnología, realidad virtual.

–¿Para qué? ¿Qué ganan con ello?

–Hay personas que disfrutan viendo el sufrimiento de otros, ¿es novedad para ti?

–¿Nos usan como entretenimiento para psicópatas?

–Algo así.

–¿Algo así? –gruñí furibundo –¡Ustedes asesinan personas!

–Sí, lo hacemos.

–Me dan asco, me repugnan.

–Tú también asesinaste personas, Edward.

–¡En la guerra era diferente! ¡No era por diversión!

–¡Da igual!

–Dijiste que usaban realidad virtual, pero el juego nos lastima, nos hiere –expuse mi mayor duda –¡Benjamín tenía una herida infectada!

–No todo es mentira, Edward.

–¿Hay personas aquí que nos hieren? ¿Cómo alguien lo hirió a él, verdad?

–Hacemos el juego más interesante. Benjamín estaba aburriendo a los espectadores, por ese motivo tuvimos que herirlo intencionalmente.

–Hacen trampa, no nos dan oportunidad, interfieren en el juego.

–¡Claro que sí, Edward, interferimos para hacer la experiencia más placentera! ¡Elegimos el mejor final! ¡El que los espectadores deseen!

–Son unos gusanos… ¡Unos asquerosos gusanos!

–¡Por favor, ya basta! –Bella suplicaba.

Apretujé las manos –¡Déjenla en paz, por favor!

–Si prometes cerrar la boca, te daremos el dinero acordado, podrás pagar tu deuda y estarás de nuevo en tu vida.

–¿Y por qué lo harían? ¿Por qué nos dejarían ir, cuando pueden seguir divirtiéndose con nosotros?

–¿Dejarían? –lanzó una carcajada –A ver si comprendes, nuestros espectadores desean ver como abandonas a Isabella, les parece –hizo una pausa –¡divertido!

–¿Qué?

–Tú te vas, ella se queda. Ese es el trato.

–Ella no merece esto.

–¿Y? –se encogió de hombros.

–Es injusto… además no creo en tu palabra, no te creo una mierda.

–Algunos han salido de aquí, Edward, aunque no lo creas, yo también jugué este juego. Y aquí me tienes, convenciéndote de aceptar el mismo trato que yo acepté hace dos años.

–Me asesinarán a penas salga de aquí, no soy estúpido. Es una tonta trampa.

–Tienes que probarlo, tienes que arriesgarte, creer en mí.

–¡No probaré una mierda! ¡No voy a dejar a Bella aquí, le prometí que saldríamos juntos!

–Si te quedas sufrirás, sufrirás mucho Edward. El juego seguirá presionándote hasta que tú cuerpo y mente colapsen, terminarás igual que Jasper, Alice y Benjamín.

Me temblaban los labios.

–Me quedaré.

–Elegiste mal –respondió frunciendo el ceño.

–¡Saldremos de aquí y los mataré a todos! ¡Los haré trizas por lo que están haciéndome! ¡No podrán conmigo!

–Ten cuidado con lo que dices, Edward, si queremos, podemos herirte intencionalmente.

–¿Me amenazas? ¡No les tengo miedo! ¡Ya no!

Desenfundé el arma y le apunté a su reflejo.

–Entonces quédate con él –señaló a un lado.

Tragué saliva, mi garganta se sentía inflamada.

–¿Ed? ¿Niñito? ¿Dónde estás? –era su voz, la voz de ese horripilante hombre.

–¡Él no es real! ¡Lo sé!

–Suerte, Edward –la mujer se alejó.

–¡No es real! –grité.

.

Bella POV

Minutos antes

La habitación se oscureció.

Me estremecí.

A todo volumen, la música clásica del cascanueces sonaba a mí alrededor.

–¿Edward? ¿Sigues ahí? –apoyé mi oído en la pared.

Ya no podía oírlo.

–Maldición, maldición –repetí frotando mi pierna.

No lograba sentir nada, absolutamente nada.

–¿Qué? ¡No, no, no puede ser!

–¿Isa–be–lla? –parecía ser la voz de mi hermana.

–¿Ness?

–¿Por qué?

–¿Por qué, qué? –dudé confundida.

–¿Por qué la enfermedad me tocó a mí, por qué no a ti?

Sollocé.

–No lo sé, Ness, no lo sé.

–Es injusto, tú deberías tener AME, tú deberías sufrir esto.

Sentí sus pasos, estaba acercándose.

–¡No puedo cambiarlo, Ness, si pudiera lo haría, pero no puedo!

–¿Lo harías? –preguntó en mi oído.

Temblé.

–Sí, lo haría –admití.

La luz se encendió.

Miré a mí alrededor, Ness no estaba allí.

El sitio se había convertido en un estudio de ballet, en la esquina había una puerta.

¡Tenía que llegar a ella!

Me puse de pie con dificultad, mi pierna izquierda estaba adormecida por completo.

Salté intentando llegar a la puerta.

Mi pierna derecha flaqueó sin razón.

–Ahhhhhhhhhhhhhh –caí al suelo.

Los dedos de mis manos temblaban sin cesar.

El dolor era agudo e intenso.

–¿Qué me está sucediendo?

Me costaba moverme.

Mi cuerpo estaba dejando de responderme.

–Eso es lo que se siente, hermanita –lo que parecía ser mi hermana, se acercó a mí caminando plácidamente.

¿Acaso intentaba torturarme, enfermándome con AME?

–¡Tú no eres mi hermana! ¡Ella jamás me haría algo así! ¡Eres producto de mi imaginación, eres parte del juego!

–Tú lo pediste, dijiste que si pudieras lo cambiarías, te di lo que querías, te di mi enfermedad –respondió dando volteretas –¡Mírame! ¡Ahora puedo caminar! ¡Tú te quedarás con mi enfermedad y yo seré libre!

–No eres Ness, no eres ella…

Sus diabólicos ojos rojos la delataron.

–Vas a sufrir mucho dolor, Isabella, muuuuucho, muuuucho dolor –abrió la puerta y caminó fuera –¡No lograrás salir!

–¡Por favor, ya basta!

–No saldrás de aquí… ¡Oh, mira! –sonrió señalando a un lado –Claro, no puedes venir hasta aquí a ver… Edward te ha abandonado. Ya ha salido por la ventana, ha huido sin ti.

–¡Mentira!

–¡Él no vendrá por ti, hazte un favor y di la palabra mágica antes de que tus manos sean gelatina! –vociferó alejándose.

Con dificultad me arrastré hacia la puerta.

–¡Ayúdenme! ¡Edward no me dejes!

Lloré, lloré durante varios minutos.

No lograba moverme, mi cuerpo se entumecía cada vez más rápido.

La puerta por dónde debía salir comenzaba a cerrarse.

Estaba tan cerca de ella, tan cerca de lograrlo.

–No, por favor, no –mi corazón se aceleró.

Sentí una leve opresión en mi pecho, molestia en la mandíbula y un cosquilleo que subía por mi cuello.

Me sudaba exageradamente la espalda y la nuca.

¿Estaba sufriendo un ataque cardíaco?

Inhalé.

–¡Ya acaben con esto! ¿Acaso no fue suficiente?

¿Por qué nos torturaban así? ¿Por qué jugaban con nuestras mentes de esa forma?

¿Cuál era la razón? ¿Cuál?

Esa pregunta estaba carcomiéndome.

No era un juego, no podía serlo.

Nos habían prometido que estaríamos a salvo, y no lo estábamos, no estábamos ni cerca de estar a salvo.

Sentía que iba a morir.

EXIT –quería acabar con la miseria que me atormentaba.

Decidí que era suficiente.

No podía más, me rendí.

–Isabella Marie Swan, para salir del juego debe jalar el gatillo, es la única forma –se elevó una baldosa del suelo, debajo había era una especie de caja.

Moví con dificultad mi brazo derecho, me dolía terriblemente.

Logré abrirla, dentro había un arma.

–Isabella Marie Swan, para salir del juego debe jalar el gatillo, es la única forma.

–¡No podré jalar, ni siquiera puedo moverme, maldición!

Se me estaba haciendo imposible mover el arma hacia mí, para disparar.

–Para salir del juego debe jalar el gatillo, es la única forma. Debe colocarla en su cabeza, Isabella Marie Swan, y todo acabará.

–¡Eso intento! –chillé logrando apoyarla en mi sien –Lo siento mamá, lo siento Ness, las decepcioné… pero no puedo huir, no podré lograrlo, estoy muy débil, ya casi no tengo control de mi cuerpo, y estoy cansada, muy cansada.

De pronto de oyó un disparo.

Solté el arma.

–¿Edward? ¿Eres tú? ¿Edward?

¿Quién estaba ahí? ¿Quién había disparado el arma?

–¡Bella! ¡Oh dios! –cruzó la puerta, su mirada denotaba desesperación –¿Qué te han hecho? –se arrodilló a mi lado.

–No puedo moverme, no puedo –temblé.

–¿Qué tienes?

–Estoy paralizada… enferma –confesé.

–¿Enferma? ¡No, Bella, no estás enferma! ¡Están jugando con tu mente, nos manipulan!

–No siento mis piernas, y mis brazos están muy débiles.

Observó el arma –¿Y eso?

–Yo iba… yo…

–¡No, no lo harás! ¡Dámela! –me la quitó de la mano –¡No vas a rendirte!

–Ya no puedo seguir, moriré…

–¡No morirás, no lo harás!

Me alzó en brazos.

–¿Eres real, Ed?

–Sí, soy real.

–¿Dónde estabas? ¿Qué pasó contigo cuando la pared nos separó?

–Me descubrí en una habitación con espejos, igual que la de mi niñez. Una mujer que ya había visto antes, vino a mí, me ofreció un trato, pero no lo acepté.

–¿Un trato? ¿Qué tipo de trato?

–Dejarte morir para vivir.

–¿Qué? ¿Por qué te ofreció eso? ¿Quién es ella? –sus respuestas me confundían más.

–Déjame explicártelo –me posó en el suelo, fuera de la habitación –esto –tocó el suelo –si es un juego, estamos jugando en esta puta mansión, pero no es un tonto demo para el lanzamiento de un juego de realidad virtual –explicó frotándose la frente –estamos en un juego donde otras personas se divierten al vernos sufrir y deciden nuestros destinos. Como si fuésemos avatares, Bella, nos usan para divertirse. Y esa mujer es parte de la organización que nos engañó.

–¿Quiénes nos usan para divertirse? ¿Y por qué nos eligieron? –pregunté recordando las palabras de Alice.

"Me recuerda a esa película de terror Hostel, que engañan a un grupo de jóvenes para ir a un hotel donde los secuestran, y luego torturan"

–Son personas que pagan para disfrutar ésta extraña experiencia. Nos monitorean, nos vigilan con cámaras, supongo. Oyen lo que decimos, saben nuestros próximos pasos. Y deciden si vivimos o morimos. Con las porquerías esas que nos pusieron en la cabeza, los "supuestos analizadores de miedos" –encomilló –en la sede de Vulturi Gamer los dejamos entrar en nuestras mentes y ahora saben todo de nosotros, quienes somos, a qué le tememos y hasta dónde somos capaces de llegar. Nos analizaron, y por alguna razón nos eligieron.

–No sé qué decir –descubrir algo tan macabro me había dejado muda.

–Cada uno de nosotros es un peón en este horripilante juego. Nuestra vida no vale nada. Los demás han muerto, solo quedamos tú y yo, Bella.

–¿Tú disparaste el arma de Benjamín? –necesitaba saber si había sido él quién disparó.

–Le disparé a la ilusión de mi abusador, el vidrio se quebró y la pared de lado se desplomó, así logré salir.

–¿Por qué no aceptaste el trato que la mujer te ofreció?

–No podía abandonarte, prometí que te ayudaría. Además no confío en ellos, no creo que me dejen vivir. ¡Son puras patrañas! ¡Son unos psicópatas, unos enfermos!

–Deberías haber aceptado, ahora estás aquí encerrado conmigo en este sitio sin salida –los dedos de mis manos se arqueaban hacia arriba y se endurecían –¿Qué vamos a hacer ahora?

Guardó el arma que me pertenecía en su bolsillo.

–La necesitaremos, nos servirá esa bala –indicó asintiendo.

Volvió a alzarme.

Esta vez se encorvó con dolor.

–No puedes alzarme, ¡espera, Edward! ¡Te harás daño, estás herido!

–Sí puedo alzarte, te sacaré de aquí, huiremos juntos.

–Déjame aquí, abandóname, soy un peso muerto –sollocé –¡Mírame! ¡No puedo mover ni siquiera un dedo!

Mi cuello estaba entumecido, ya me era imposible girar la cabeza.

–¡No! ¡Cuando huyamos de este lugar todo estará bien!

Pasamos al lado de la habitación dónde Edward había estado, el suelo estaba repleto de vidrios rotos por doquier, y una de las paredes se había desplomado, tal y como había dicho.

–¡Piensa que encontraremos la ventana, la salida, piénsalo Bella! –giramos a la derecha –Tenemos que convencer a nuestras mentes de que la salida está cerca.

Encontraremos la ventana, encontraremos la ventana; pensé.

–¡Sí! –exclamó sonriéndome.

–¿Está? ¿Está?

–¡Ahí está la maldita ventana! ¡Sabía que debía estar aquí! –suspiró apoyándome en el suelo nuevamente.

Acomodó mi cabeza con cuidado.

–¿Estás bien?

–Sí, sí.

–¿Sientes algo?

–No siento nada, ahora ni siquiera puedo girar mi cabeza.

–Tranquila, saldremos de aquí y estarás bien, ya no podrán meterse en nuestras mentes.

Forcejeó la ventana, el marco parecía estar podrido, cuando logró abrirla, una corriente de aire fresco ingresó.

–¡Vamos, hay que salir! –me sacó con cuidado hacia fuera, apoyándome en el tejado.

–Se darán cuenta que estamos huyendo, vendrán por nosotros, Ed –estaba aterrorizada, no nos iban a dejar ir, era obvio.

Me arrastró hacia la esquina del tejado.

–Tendré que ponerte en mi hombro para bajar.

–¡No! ¡Tienes el brazo herido! ¡Te dañaré!

–Tranquila, puedo hacerlo, sé que puedo.

–¿Cómo bajarás? –temía por nuestras vidas.

–Hay una pérgola, y tiene algunas maderas en horizontal, las usaré como escalera.

–¡Se romperá!

–¡Edward! ¡Isabella! –la voz ronca de un hombre me erizó la piel –¿A dónde creen que van? ¡No pueden huir del juego!

–Shhh, shhhh –me silenció.

Me puso sobre su hombro, lo oí quejarse del dolor.

–Ed, no lo hagas…

–Todo saldrá bien, todo saldrá bien –repitió bajando –Piensa en positivo, no tengas miedo, no pienses algo malo. El truco está en olvidarte de tus miedos, ser fuerte y sobreponerte.

Cuando nos faltaba poco para llegar al suelo, una de las maderas no soportó nuestro peso y se quebró, haciéndonos caer.

Por poco no fui aplastada.

–Auuuuch –intentó levantarse con rapidez, pero parecía estar mareado.

–¿Ed? ¿Ed?

Refregó sus ojos –No logro enfocar la mirada.

–¡Un coche! –grité al notar uno que se acercaba con rapidez a la propiedad –¡Son ellos, vienen por nosotros!

–¡Joder! –Edward me tomó de los brazos y comenzó a arrastrarme para alejarnos.

–¡Edward Masen! ¡Isabella Swan! ¡Aguarden! –un hombre nos llamaba.

–¡Vienen por nosotros!

–¡Deténganse! ¡Esperen! ¡Tienen que comprender lo que está sucediendo!

–¡Lo que creen que está pasando no es así! ¡Su mente está engañándolos! ¡El juego funciona mal! ¡Oigan! –reconocía esa voz, era la voz de Rosalie.

–Espera, Ed –quería que se detuviera –¿Quiénes son? ¿Quiénes nos hablan? ¿Es Rosalie?

–¡Isabella, somos Rosalie y Alec, los administradores del juego! ¡Queremos ayudarles! ¡Dile a Edward que se detenga, ya!

–¡No, no vamos a detenernos! ¡Están todos locos, son unos enfermos! –respondió Edward sin frenar.

–¡El juego funciona mal! ¡La mujer que viste Edward, no es real! ¡Lo que crees que es esto, no lo es! ¡Somos una empresa que crea juegos, y experimentamos con la experiencia virtual, no con ustedes! ¡Los contratamos para la prueba de un nuevo juego de realidad virtual, de la empresa Vulturi Gamer, les dijimos la verdad! ¡Pero el juego se apoderó de sus mentes, se nos fue la mano!

–¡Todos murieron! –Edward me soltó y sacó el arma de su bolsillo.

–¡El arma no es real, Edward! ¡Está en tu mente! –indicó Rosalie riendo –¡Yo veo tus manos vacías!

–¡El arma es real! –exclamé –¡No nos mientan! ¡No somos tontos!

–¡Está en la mente de ambos! ¡El juego los está enloqueciendo! –Alec se acercaba cada vez más –Cuando les pusimos los visores, mientras el juego analizaba sus experiencias de vida, y sus mayores miedos, les colocamos un chip en la nuca. Un chip para monitorear sus signos vitales y analizar sus miedos durante el juego. Algo salió mal, el sistema se apoderó de sus mentes y les hace ver y sentir cosas que no son reales.

Edward rozó su nuca.

–Tengo una cicatriz –manifestó.

–¿Yo también la tengo? –se agachó para revisarme.

Asintió.

–¡Pero Jasper se disparó!

–¡Jasper tuvo un ataque cardíaco, igual que Alice, igual que Benjamín!

–No, no, nosotros los vimos, murieron por el juego –insistí.

–¿Por qué aún fuera de la mansión, Isabella no logra moverse? ¡Piénsalo, Edward!

–¡Salgan de nuestras mentes!

–¡Si huyen, morirán! ¡Sus mentes seguirán engañándolos! ¡Déjennos ayudarlos! ¡Les sacaremos los chips, haremos lo posible para salvarlos!

–¡No, ustedes nos matarán! ¡Lo sé!

–Jamás les haríamos daño, Edward –Rosalie elevó sus manos.

Dos coches se aparcaron a un lado, rodeándonos.

–¡Te dispararé! ¡Joder, lo haré! –Edward le apuntó a Alec.

–¡Anda, dispara, Edward! ¡Hazlo! –provocó acercándose más.

Edward gatilló.

El pecho de Alec se manchó con sangre, pero a pesar de ello, siguió caminando.

–¿Cómo… cómo? –Edward reculó.

–¿Qué diablos? –estaba aterrada.

–¡Tiene un chaleco anti balas, es la única forma!

Alec se quitó la blusa –¡No tengo ningún chaleco, Edward! ¡Es tu mente! ¡El arma ni siquiera existe!

–¡No, no, no!

Edward POV

La sujeté de ambos brazos, nuevamente la arrastré para alejarnos.

–¡Nos iremos! ¡Déjennos ir! –lancé el arma a un lado, ya no nos servía.

–No queremos lastimarlos, pero tenemos que detenerlos –indicó Alec mientras unos hombres encapuchados bajaban de los coches.

–¡Tienen rifles! –advirtió Bella –¡Corre, Edward, corre, sálvate!

–¡No, Bella, no! –casi llegábamos a la reja principal, no iba a rendirme.

–¡Nos matarán a ambos!

Intenté elevarla por encima de las rejas, pero en el fondo sabía que no lograría salvarla, había perdido fuerza, y estaba herido.

Por pura suerte, seguía en pie.

–Ya, Edward –colocó su mano en mi mejilla –¡Déjame, no podrás salvarme, huye!

Una especie de dardo tranquilizador se incrustó en su cuello.

–¡No, malditos! –se lo quité.

–Huye, Edwa…rd… huy… huye…

Respiré hondo, cerré los ojos y escalé la reja, tenía que huir, tenía que vivir.

Deseaba vivir.

Una vez que logré pasar al otro lado, uno de los hombres me disparó en el brazo.

–¡Alto!

Me habían agarrado, el tranquilizante hacía efecto rápido, mi cuerpo se relajó, haciendo que mis manos se soltasen. Caí al suelo de espaldas.

Estaba frito, iba a morir.

Todo mi entorno se volvió difuso, el césped se pixelaba.

Una nube negra se posó sobre mí.

YOU WIN

–¿Qué es eso? –elevé mis manos e intenté tocar las letras gigantescas sobre mi cabeza.

–¡Despierta, Masen!

Abrí los ojos, estaba en el subsuelo del establecimiento de VulturiGamer, en la habitación donde analizarían nuestros miedos.

Todos estaban en sus sillas con los visores aún en la sien.

–Ahhhhhhhhhhhhhhhhh –Alice chilló desaforada.

–¿Qué mierda está pasando? –Benjamín se levantó de la silla, frenético.

–¿Esto es real? –miré a Bella a mi lado, ella parecía tan asustada como yo.

–El juego ya acabó –denotó Rosalie quitándome los visores –¡Y tú, Edward Masen, ganaste!

–¿Gané?

–Sí, ganaste, lograste salir… fuiste el único que superó el juego.

–¿Él ganó? –Jasper gruñó.

–¿Todo fue mentira? ¿Era una simulación? –Benjamín aún estaba en shock.

–Sí, Malek, todo fue mentira, lo que experimentaron pasó dentro de su cabeza, cuando les colocamos los visores comenzó el juego –Alec lanzó una carcajada –¿Saben cuánto tiempo estuvieron dentro?

–¿Un par de días? –titubeó Bella.

–Solo fueron diez minutos.

–¿Realmente el juego se sentía tan real? –Rosalie indagó curiosa.

–¡Claro que sí, perra! –Alice frotó su rostro, rezongando.

–Perfecto, ¡el juego está casi listo! ¡La prueba ha sido positiva! –exclamó risueña.

.

Una vez que cobramos el dinero, nos acompañaron a la salida.

Caius nos felicitó por el resultado, estaba complacido.

–¡Mi ganador! –palmeó mi espalda con intensidad –¿Feliz de haber probado el juego?

Dudé.

–Pues… no lo sé –me encogí de hombros.

–Ese juego fue una experiencia espantosa –confesó Alice mientras encendía su celular.

–Espero que su sinceridad atraiga jugadores, señorita Brandon –Caius le guiñó un ojo.

–Su juego es perverso, señor Vulturi –replicó bufando.

–Literal –Benjamín la avaló.

–¿Te asustaste cuando morí? –Alice arrinconó a Benjamín.

–¿Tú qué mierda crees?

–Que sí, niño miedoso.

–Pues sí, es obvio que me asusté –la hizo a un lado –Pero tú eres más miedosa que yo, recuérdalo.

–Lamento haberte soltado la mano en la cocina, Benji –me disculpé, sentía una enorme culpa.

–¿Enserio, Edward? –quedó atónito.

–Sí, no pude sostenerte, y creí que… bueno que tú…

Creí que había muerto.

–No te disculpes, ambos estábamos en una situación de mierda.

–¡Además nada fue real! –interrumpió Jasper con indiferencia.

¿Por qué seguía comportándose como si nada le afectase?

–Bien, es hora de irme, fue un gusto conocerlos –Benjamín estrechó nuestras manos, despidiéndose.

–Adiós, nerdito –Jasper le dio un golpe en la cabeza.

–¿Y tú cómo te sientes? –interrogué a Jasper con preocupación, mientras Alice se desahogaba con Bella.

–¿Yo? –se auto señaló –¡Estoy de diez, bro!

¿De diez?

–Te metiste una bala en el cráneo –murmuré.

Tragó saliva.

–Eh, pues quizás me volví un poquito loco allí dentro –admitió avergonzado –Ésta mierda me obligará a buscarme un buen psicólogo ahora –se tapó la boca –¡Joder, yo odio a los putos psicólogos!

–Te entiendo perfectamente.

Bella se apareció por detrás –Gracias por intentar salvarme, Edward, fuiste muy valiente.

Me sonrojé.

–¿Te gustaría tomar un café alguna vez?

–¡Opa, no me digan que se formó una parejita! –Jasper nos abrazó a ambos.

–¡No seas pesado! –Bella lo codeó.

–Sí, Bella, me gustaría ir a tomar un café contigo, sería un placer –sonreí sintiéndome pleno.

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Dos semanas más tarde

Una vez saldada mi deuda con los prestamistas, decidí viajar a California para visitar a Bella, nos debíamos un café.

–¿Cómo se encuentra tu hermana?

–Más estable por suerte. El dinero nos ha servido, pero lamentablemente no es suficiente para pagar lo que debíamos –negó agachando la cabeza.

Nos sentamos en una mesa fuera del bar.

–¿Aquí te parece?

–Sí.

Corrí la silla para que se sentase.

–Que atento –murmuró enredándose el cabello entre los dedos.

–Esto es para ti y para tú familia –le entregué un sobre con el dinero que me sobró de VulturiGamer.

–¡Oh no, Edward, no puedo aceptarlo! –exclamó al ver su contenido.

–Mis deudas ya han sido saldadas, no te preocupes, no necesito ese dinero con urgencia –apreté sus manos –Por favor, acéptalo, quiero ayudarte.

–Has hecho demasiado por mí, ¿por qué? –fijó sus ojos en los míos –Ni siquiera nos conocemos…

–Compartimos nuestros miedos, y eso es parte de conocernos, ¿no crees?

Sonrió con dulzura.

–Sí, tienes razón.

En la vereda del frente había una mujer de cabello rubio, observándonos.

Enfoqué mis ojos sobre ella, se parecía a la mujer que me había entregado el periódico con la publicidad de VulturiGamer, la misma que me había ofrecido el trato dentro del juego.

¿Sería posible?

–¿Ed? –Bella me sacudió entre risas –Te tildaste.

–Lo siento, me perdí en mis tontos pensamientos –volví mi mirada hacia la vereda del frente, no había nadie allí.

–¿Seguro que estás bien?

–¿Por momentos no tienes la sensación de que seguimos dentro del juego? –pregunté sintiendo una opresión en mi pecho –Lo que quiero decir es –hice una pausa para respirar hondo –lo que experimentamos se sentía tan real… y no solo mentalmente, sino físicamente.

–Entiendo lo que dices, Ed, a veces cuando me voy a dormir tengo esa sensación, es horrible –Bella frotó su cuello con incomodidad –Pero estoy segura de que esto, tú y yo, ahora, aquí, es real.

Fin