El ataque akuma dejó a Bridgette de los nervios, pero al menos consiguió que Félix la visitara dos veces ese día. Papillón descubre a Marcel en el Relicario y que Emilie está en mayor peligro y tanto Ladybug como Chat Noir tienen su cita de nochevieja… y planean travesuras. ¡GRACIAS POR LEER!


DISCLAIMER: Los personajes son propiedad de Thomas Astruc, Zag Toons y quienes hayan comprado las respectivas licencias. No estoy ganando dinero con esta historia, sin mencionar que no tengo ni donde caerme muerta: si me demandan, no van a sacar nada.


ADVERTENCIAS

La plaga todavía no ha sido purgada de estas tierras. Cuídense y cuiden de otros. Mantengan la distancia, lávense las manos y a resistir como mejor podamos.

Puede haber spoilers de la cuarta temporada.


"CONOCERSE DE NUEVO"

CAPÍTULO 5: Primeras conversaciones

Residencia Marchant.

Después del ataque akuma. Miércoles 30 de diciembre de 2015. 13:08 hrs.

Bridgette levantó la cabeza ni bien comenzaron a moverse todos. Los pacientes que podían se desperezaron y tanto el personal como las visitas se pusieron en movimiento. La emergencia había pasado, el akuma estaba neutralizado y ya todos podían retomar la rutina. Félix suspiró de alivio: no era la primera vez que una situación similar lo sorprendía en la residencia, pero era la primera vez que le tocaba pasar una con Bridgette despierta. Aun así, le sorprendía el buen manejo que tenía el personal sobre ocurrencias de este estilo.

—¿Estás seguro de que no son quimeras?

—Sí.

—¿Y de que hay otros héroes?

—Sí.

—¿Pueden manejar la situación?

—Sí.

No podía culpar a Bridgette por los nervios que traía: era su primer ataque akuma después de todo. De todos los presentes, ella era quien tenía más fresco el recuerdo del caos que desataban las quimeras y obviamente se le descompensaron los nervios. Antes ni se habría mosqueado, pero ahora estaba en una silla de ruedas, fuera de forma y muy vulnerable. Además, en su mente había equiparado a las quimeras con los akumas y le estaba costando convencerla que no eran la misma cosa. ¡Menos la culpaba!, él pasó por lo mismo al principio, pero ahora sabía qué esperar y qué no.

Y no estaba diciendo que lidiar con un akuma fuera pan comido, eran casi tan peligrosos como una quimera, pero a diferencia de éstas al menos tenían uso de la razón y se podía mantener algún diálogo con ellas. Las bestias que ellos habían enfrentado no: simplemente se abandonaban al más despiadado salvajismo, destruyendo todo cuánto se moviera de la forma más grostesca posible.

—¡La situación ya está controlada! Ladybug y Chat Noir regresaron todo a la normalidad —comentó Bernadette, acercándose a la pareja— ¡Pobre mujer! Espero que consiga ayuda.

—¿Todo volvió a la normalidad? —preguntó Félix aunque no esperaba respuesta.

—¿Hubo muertos, heridos? El daño de las quimeras a veces era permanente… —comentó Bridgette con ojos nerviosos.

—No, mademoiselle. Ladybug reparó todo. —explicó Bernadette— Los akumas no son como las quimeras que usted seguramente recuerda.

—Los akumas no dejan de ser peligrosos: no los subestimes, Bernadette. —rezongó Félix, tras ver la hora— Supongo que ya pasé bastante tiempo aquí…

—¡¿Te vas?!

Bridgette volvió la mirada al abogado con ojos anhelantes, pero más allá de eso no hizo mayor cosa. Se encogió sobre sí misma, como recordando que le faltaba una ducha y ponerse ropa limpia y no sudada, mientras que Félix tenía otras cosas que hacer, como atender su trabajo. El hombre seguramente tenía una vida, no como ella.

—Lo lamento, Bridgette… yo… tengo que irme.

—No hablamos casi nada. Quisiera… —Bridgette se mordió el labio— ¿Vendrás mañana?

Bernadette aguantó la respiración y trató de ser lo más invisible posible, pero sin duda que estaba muy pendiente de la situación. Félix también contuvo el aire y le mantuvo la mirada a Bridgette unos instantes, quizás esperanzado, antes de carraspear y apartar la mirada, como quien oculta un sonrojo.

—Puedo venir esta tarde después del trabajo, si gustas. Creo que te debo algunos cafés.

—Mucho me gustaría.

—Entonces… hasta esta tarde.

El corazón de Bridgette le dio un vuelco. Asintió al mismo tiempo que Félix hacía una seña con la cabeza y se despedía de ambas, dispuesto a regresar a su trabajo. La mujer estaba desolada, confundida, en un mundo irreal y atada a una silla de ruedas, desde donde enfrentaba la cruda realidad sobre su paraplejia, pero en medio de todo eso, un rayito de esperanza, algo que le hizo sentir el estómago divertido, como quien tiene mariposas. Ahí donde Bridgette no pudo dar brinquitos de alegría Bernadette sí pudo.

—Supongo que alcanzaremos a tenerte lista para tu cita, ¿no lo cree, mademoiselle?

—¿Hay café, verdad?

—¡Tenemos bastante! Y puedo despejar un buen sitio en el comedor. Tiene una linda vista al jardín.

—¿Hay un jardín?

—Uno bastante bonito: está todo nevado. La vista es muy linda. ¿Qué le parece?

Bridgette sonrió de corazón.


Mansión Agreste. Guarida de Papillón.

En esos momentos.

—¡Ya Verán Esos Dos Quien Manda! ¡Verán Que Les Voy A Arrancar Sus Miraculous Y Cuando Pida Mi Deseo, Me Aseguraré De Que Vivan En Una Constante Desolación! ¡ME LAS VAN A PAGAR TODAS…!

—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Papillón detuvo su discurso de villano en el acto y giró sobre sus talones, alarmado por el súbito chillido. ¡No sonaba como si estuviera en este plano! Fue un grito de ultratumba, como si llegase directo del limbo y no desde la realidad que habitaba. Perplejo, dejó escapar el aire que no sabía estaba conteniendo y olvidó pronto su berrinche contra los héroes de París.

—¡Emilie!

Rápidamente echó a correr en dirección a su esposa. Esa mañana no había tenido tiempo de ir a verla, aunque esa era su intención cuando entró a su guarida. La llamativa energía de su más reciente víctima de akumatización había sido tan potente que no pudo dejarla pasar y se esmeró en crear un akuma adecuado que por momentos había tenido a los héroes contra las cuerdas, pero ahora su prioridad era otra y corría hacia ella con angustia.

¡Ya voy Emilie! —pensó para sus adentros— ¡Resiste, mi vida!

Papillón tenía la vista fija en su objetivo. Si hubiera prestado más atención habría visto que las cosas no estaban como siempre. A medio camino encontró a Nathalie en el suelo, inconsciente, víctima de un golpe en la cabeza, pero viva. Hacía falta mucha destreza para noquear a Nathalie, por lo que se preocupó aún más y reinició la marcha. No tuvo que andar mucho… pronto llegó hasta la urna que contenía a su esposa, pero…

—¡¿Qué brujería…?!

La urna estaba abierta y en el suelo se distinguía una suerte de diagrama que brillaba con luz propia. Haces de energía se levantaban siguiendo los contornos de dicho diseño y se unían al pecho de Emilie, quien flotaba por encima de la urna a uno metros. Seguía inconsciente, pero algo le dijo que la mujer se retorcía de dolor. Intentó avanzar unos pasos.

—No haría eso si fuera tú. —escuchó una voz demasiado familiar— Aunque si fuera tú, seguro que habría hecho mejor las cosas.

—¿Qué significa esto?

Papillón giró en dirección de la voz, solo para ver como entre las sombras y las plantas del lugar, su padre emergía con un aura siniestra. Los ojos le brillaban y su sonrisa le hizo tragar saliva.

—¿Qué no es claro? Descubrí que has invadido mi laboratorio, así que decidí jugar con tus juguetes. —Marcel se detuvo a unos dos metros de Papillón y centró su mirada en Emilie, que seguía flotando— Tienes un interesante pasatiempo aquí. Te sabía tonto, pero ahora resulta que te entusiasma la necrofilia. ¿Qué va a pensar Adrien cuando sepa lo que has hecho con su madre?

Papillón tuvo una serie de tics nerviosos. Marcel le hablaba con la misma familiaridad de siempre, pero ¡Él estaba transformado! ¿Acaso estaba delirante o en verdad lo reconocía? ¿Cómo sabía todo eso? ¡¿Y qué hacía en su santuario?! ¿El lugar más sagrado de toda la mansión? ¿su sanctasanctórum personal? Y peor aún, ¿qué estaba haciendo con su Emilie?

—¡Pagarás!

Haciendo uso de su bastón, sacó el estilete oculto y cargó contra Marcel dispuesto a callarlo de una vez por todas, pero su padre solo lo miró aburrido y con desgano dio un golpe en el suelo con su propio bastón, encendiendo otro diagrama bajo los pies del portador de la transmisión. Papillón sintió como si lo atropellara un tren: se detuvo de golpe y sintió como la transformación se deshacía sin que pudiera hacer nada al respecto. Nooroo salió expulsado y cayó al suelo, atontado, y él mismo se vio desplomándose como si fuera de gelatina; la respiración se le hizo dificultosa.

—¡Amo! —se quejó Nooroo muy confundido. Estaba mareado y tenía ganas de vomitar.

—Interesante. Al menos sé que el truco funciona. —comentó Marcel como quien habla del clima— No es la primera vez que lidio con portadores de miraculous. Si sabes su identidad secreta, puedes forzarlos a deshacer su transformación con un simple truco.

—¿Cómo lo supiste? —jadeó Gabriel mientras intentaba ponerse de pie— ¿Cómo supiste? ¿Qué significa…?

—Lo adiviné anoche, tarado. —Marcel bufó frustrado— Y te vi hace un rato transformarte. ¡Dios mío, que tontísimo has salido!

—¡¿Qué has hecho con Emilie?!

Marcel no respondió en seguida. Se volvió hacia la mujer que seguía flotando, aunque ya venía en descenso. Suspiró profundo y cerró los ojos: su experimento de aquella mañana había resultado a pedir de boca, el ataque del akuma había sido lo bastante fuerte como para encender el dispositivo captador de energía emocional, que había sido canalizada gracias a Emilie hacia unas baterías especiales. La energía reunida le permitió acceder a algo más de poder, el suficiente para poner a Papillón en su sitio, pero pronto se disiparía, por lo que debía usarla con mucha prudencia. Necesitaba reunir más y los akumas no serían suficientes.

Además, esto tenía que admitirlo, no recuperaba ni un tercio de su poder anterior, menos el conocimiento que alguna vez alcanzó. Esto había sido destruido por el antiguo Chat Noir hacía quince años y todavía sufría las secuelas de aquello. Reaprender todo se le hizo tres veces más difícil que la primera vez.

Claro, Gabriel no tenía que saber nada de esto o perdería su ventaja sobre él.

—Emilie está en coma mágico. ¡Quizás qué le hiciste!

—¡Yo no le hice nada! ¡LA VAS A DEJAR…!

Tss, quieto —Marcel lo señaló con su bastón y Gabriel se detuvo en seco, aprensivo por la siguiente movida de su padre, pues no sabía qué podría hacer: bien podría lanzarle otra onda de ese extraño poder que había deshecho su transformación y no quería arriesgarse— No sé qué hiciste con tu esposa, pero sí te diré que la dejaste en mi laboratorio.

—¡No Te Atrevas!

—Emilie me sirve para mis objetivos. ¿Es que no ves nada a tu alrededor? ¡Toda esta habitación fue construida para la alquimia y por la alquimia! Tu mujer me ayudará a reunir la energía que necesito para mis experimentos y nada de lo que hagas la sacará de aquí.

—¡¿CÓMO TE ATREVES?! ¿Y Qué Es Lo Que Buscas? —Gabriel se puso de pie a duras penas. Tomó consigo a Nooroo, a quien guardó en su bolsillo— No Permitiré Que Hagas Esto En Mi Casa…

—Es mi casa y hago lo que se me viene en gana. ¡Tú husmeaste donde no debías y esta es la consecuencia! Si quieres a tu esposa de regreso, harás bien en no sacarla del diagrama o la matarás.

—¡¿Qué pretendes?!

—Vengarme. Más no necesitas saber. Como villano das risa.

—¡Tenme respeto alguna vez, père! ¡Soy quien tiene a París entumecida de miedo!

JAJAJAJAJAJAJA, ¿Y por eso te derrotan una chiquilla a quien apenas le ha llegado la regla y un imberbe con bigotes de leche? ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! No me hagas reír, Gabito. —Marcel se detuvo, dando un golpe en el suelo con su bastón— ¡Yo soy el Alquimista! ¡Yo puse a París a temblar de miedo! Tú eres una broma.

Una pausa siniestra se dejó caer sobre ambos y mientras Marcel caminaba hacia su hijo, Gabriel se devanaba los sesos tratando de darle sentido a la situación. Sus conclusiones fueron tan simples como aterradoras: su padre decía la verdad. Porque sí, él sí recordaba el terror de las quimeras. ¡¿Y ahora se enteraba que las controlaba su padre?! ¡¿Qué carajos?!

—Ahora, Gabito. Dile a papa que es eso del deseo y los miraculous.

—¡¿Q – Qué cosa?! No sé de qué hablas…

—Escuché tu berrinche. ¡Ni eso sabes hacer bien! Dime.

No había caso negarlo. Gabriel supo en ese instante que su padre sabía y quería más información que él no estaba dispuesto a darle. Apretó el rostro de indignación. ¿No era él Papillón? Había logrado grandes hazañas, terribles y de dudosa moral y legalidad, pero grandes a fin de cuentas. Todavía tenía el recuerdo fresco de lo sucedido en Nueva York, en donde había sometido a un super villano con relativa facilidad. ¿Y quién era este hombre sino su anciano padre? Del Alquimista ya se habían dejado de oír cosas, él era la nueva generación. ¡Él mandaba!

—Oblígame perro. —Gruñó Gabriel apretando los puños, dispuesto a sufrir la peor tortura de todas.

Marcel entrecerró los ojos y con un rápido movimiento de la mano golpeó la frente de su hijo justo entre las cejas. Un diagrama de luz apareció brevemente y Gabriel sintió que su voluntad y determinación se anulaban con pasmosa velocidad.

Y así de ese modo, se escuchó a sí mismo contándole a su padre sobre los miraculous y el deseo que podía conceder el poder combinado de la destrucción y la creación.

—¡Haberlo sabido antes!


Residencia Marchant.

Esa tarde. 19:43 hrs.

Cuando Félix había dicho en la oficina que volvería con Bridgette le hicieron todo tipo de bromas (algunas picarescas, pero todas bienintencionadas) sobre sus visitas a su belle au bois dormant, pero justo a Annelisse se le había ocurrido decir que había despertado y ahí todo se fue al desmadre, pues por esas cosas del destino (ser introvertido tuvo mucho que ver), no había contado en su oficina que Bridgette estaba consciente. Hasta el jefe de Félix, uno de los socios fundadores de la firma, salió a escuchar el chisme.

Sobra decir que no dejaron que Félix se moviera de su sitio hasta que les contara todo. Obviamente eso lo retrasó y tuvo muy mosqueado hasta que por fin pudo llegar, pero ahí estaba, en ese bonito comedor de la residencia, con vistas al jardín y por fin tomándose un café con Bridgette.

—¿Estás contento en tu trabajo?

—Sí, lo disfruto mucho. Me pagan por ser antipático.

—Ni siquiera alcanzo a compadecer a quienes tratan de dañarte.

—Ha habido algunos que se han salido con la suya —Félix se hizo el interesante— No soy invencible después de todo.

Bridgette sonrió quedita, como detectando trazas de Chat Noir en el Félix que creyó conocer tan bien. Las pruebas estaban a la vista, pero nunca fue capaz de verlas. ¡Con razón decían que uno nunca terminaba de conocer a la gente! Bajó los hombros, como derrotada… ¿Ahora qué iba a pasar con ambos? Ella estaba quebrada, él en pleno uso de sus capacidades y hasta donde ella sabía, la odiaba.

Claro, esa había sido la idea que tenía antes de saber que Félix era Chat Noir, y por eso se había alejado del tipo. Prefería mil veces verlo a la distancia o tratar de olvidarlo (cosa que no pudo), que estar cerca de él y ver como la odiaba más de cerca. Pero entonces vino la derrota del Alquimista, ese beso y esa súbita revelación. ¿Qué era ahora para Félix? ¿Qué era ahora para el mundo? Una discapacitada, un lastre…

¡Tenía tantas preguntas!

—Bridgette. ¿Estás bien?

—Estoy en una silla de ruedas, por si no lo habías notado —gruñó la chica casi sin pensar— No estoy bien… me canso muy rápido, me duele la cabeza, ¡este mundo me marea! Y no sé qué hacer conmigo…

—Ten paciencia.

—Eventualmente la tendré. De momento tengo rabia. —Bridgette miró a Félix con el ceño fruncido, pero justo cuando creyó que lo iba a regañar, sonrió— Cuéntame qué has hecho con tu vida. ¿Estás casado, tienes familia?

—¡Jejejeje, no, sigo soltero, aunque ya no codiciado! Marcel me desheredó.

—Sabine me contó… aunque no me dio razones. ¿Qué pasó?

—Para empezar, descubrió que estaba estudiando leyes y no negocios. Segundo, me negué a seguir haciéndole caso. —Félix bufó con orgullo— Terminé de patitas en la calle.

—¿Así con lo puesto? —preguntó Bridgette bastante alarmada.

—En un principio. Estuve tres días durmiendo en la calle hasta que fui a ver a mis abuelitos D'Alençon. Me acogieron y me dieron un hogar. ¡No sé qué hubiera hecho sin ellos!

—¿Siguen vivos?

—No. Fallecieron en 2005 y 2007 respectivamente.

—Lo siento mucho…

—Gracias. —Félix bajó la mirada unos instantes.

Al cabo de un rato, cuando el silencio ya se estaba tornando incómodo, Bridgette se sujetó brevemente la garganta y tomó aire.

—Me dijeron… que nunca dejaste de visitarme… todos los días.

—Eso no es cierto… hubo veces en que no pude venir. —reconoció Félix apenado. Miró de reojo a Bridgette, como gato que busca una caricia.

—¿Y eso?

—Err… competencias de esgrima. Trabajo, salud…

—¡¿Sigues en esgrima?! —preguntó Bri con entusiasmo— ¡Seguro ya tienes varios campeonatos mundiales en el cuerpo! ¡Cuéntame!

—¡No te hagas ilusiones! Dejé esgrima el 2005. —Félix se sopló el flequillo— Tuve… tuberculosis en Indonesia y se salió de control. Cuando salí del hospital, pues… ya no podía seguir el ritmo.

—¡Ay, qué metida de pata! —Bridgette se mordió el labio, mientras trataba de reprimir la angustia que le había provocado saber que le había dado tuberculosis— ¿Y qué estabas haciendo en Indonesia?

—Buscando a donde había ido a parar Claude.

Bridgette abrió los ojos como platos e hizo un puchero. Sabía bien lo que había pasado con Claude, Sabine le había dicho, por lo que no preguntó más. Derramó unos lagrimones por su querido amigo, por Félix y por todo lo que se había perdido.

—Félix… ¿por qué venías a verme? No digamos que me iba a dar cuenta de tu ausencia. —Bridgette bajó la voz— Tú no querías estar cerca de mí.

Félix se giró a verla y por instantes se mantuvieron la mirada. Fue un silencio muy incómodo.

—Te podría dar mil razones, todas válidas… pero… suenan como argumentos vacíos. —una nube de dolor nubló la mirada de Félix— No… no quería… No quería dejarte sola.

—¿Seguías persiguiendo a Ladybug, Félix?

Preguntó la chica con tristeza. Después de todo, Chat Noir estaba enamorado de Ladybug, mientras que a ella la aborrecía. ¿Por qué tenía que creer en un cambio de corazón? Seguramente había sido culpa lo que motivó a…

Non. Ya no perseguía a ma belle femme. ¡Te estaba esperando a ti!

Bridgette no pudo evitar rodar los ojos, más como un mecanismo de defensa que nada. Hizo un puchero y fijó la mirada en la ventana. Del precioso jardín no quedaban ni rastros, oculto bajo las sombras de la noche, pero de todas manera buscó siluetas y contornos. Pronto sintió que Félix se estaba moviendo, seguramente se iba, así que no se tardó en seguir con sus preguntas.

—¿Qué son los akumas exactamente? ¿Qué pasó con el Alquimista? ¿Y este Papillón qué se cree? ¡Félix!... —Bridgette bien se hubiera puesto de pie— ¿Tienes algo que ver con los nuevos héroes? ¡¿Sabes qué pasó con Tikki?!

Félix ya se esperaba preguntas así y suspiró con cansancio. Se puso de pie y acercó su silla a la de ella de manera de quedar frente a frente, le tomó las manos y meditó bien sus respuestas, pues no eran fáciles de admitir. Volvió a explicarle lo de Papillón y los akumas, que había nuevos héroes, que evidentemente no habían recibido el mismo entrenamiento que ellos, pero que aún así se estaban desenvolviendo bastante bien… aunque podrían refinar sus técnicas.

—… no ha habido quimeras en 15 años. Marcel dejó de hacer de las suyas, aunque no confío en su silencio. —Félix resopló— No tengo nada que ver con los nuevos héroes: renuncié a Plagg pocas semanas después de tu accidente.

—¡¿Por qué?!

—Porque todo estaba en paz y me negué a seguir sin ma lady. No podía hacerlo… Tampoco he vuelto a ver a Fu desde entonces.

Bridgette se aguantó las ganas de llorar.

—¿Y Tikki? ¿Qué fue de ella?

—Plagg la rescató del motor. Fu cree que usó algo de su poder para salvar tu vida, pero no podía asegurarlo. Tomé tus aretes antes que te subieran a la ambulancia y los entregué al guardián. La pusieron a dormir casi en seguida.

—¿Se lastimó muy feo? ¿Cómo fue a parar al motor?

Esta vez fue Félix quien reprimió un escalofrío. Recordar ese suceso siempre le provocaba mucho dolor.

—No quieres saber, ma lady. —aseguró con la voz en un hilo.

Bridgette se tapó la cara con las manos y volvió a llorar. Esta vez no rechazó el contacto cuando sintió la mano de Félix apoyarse en su hombro.


Techos de París.

Más tarde esa noche. 22:50

Ladybug y Chat Noir reían de buena gana. Estaban pasando una velada muy entretenida que definitivamente había valido la pena. Se reunieron como acordaron, en la aguja de Notre Dame, para luego comenzar una carrera que los llevó por varios techos hasta que por fin habían llegado a este, en donde rápidamente dispusieron de todo para comer y pasar un buen rato.

¡Y conversaron de todo! Repasaron como les fue en el año, tanto como héroes como adolescentes normales, sus logros, sus derrotas y las expectativas que tenían para el año que se les avecinaba. Incluso comentaron sobre sus respectivos tíos y como lo harían ahora que Bridgette estaba despierta, los shippeaban con la intensidad de tres supernovas después de todo. Ya saben, la típica conversación de fin de año, solo que la estaban teniendo una noche antes. Todavía quedaba todo un día antes que el año acabase.

—¿En serio no te da susto irte a vivir con tu tío?

—No. Más susto me da quedarme donde estoy. Père no me quiere… —añadió Chat Noir cabizbajo— Al menos mi tío sí se preocupa por mí.

—Mucho más que tu papá, y no me extraña. Y eso que tu tío también tiene su carácter.

—¡Claro que lo tiene! Es la marca de la familia, pero es mil veces menos tóxico que Père. —Chat Noir suspiró angustiado— Muero por irme de la mansión… ma lady… si no me voy, hasta puede que me mate.

—¡¿Te quieres matar?! ¡Ni te atrevas, chaton!

—¡Claro que no! Pero de verdad pienso que Père sería capaz de hacerlo. —reconoció con sincero temor. Ladybug sintió un apretón en el corazón y lo rodeó con el brazo.

—¡Eso no va a pasar, mon minou! El juez dictará sentencia y te irás con tu tío. ¡Ya verás!

Ambos adolescentes se quedaron en silencio, brindándose todo el apoyo del mundo. Era una situación tensa, Ladybug estaba muy al tanto de la lucha judicial que libraba Félix y lo mucho que Chat Noir ansiaba irse a vivir con él. Ya había superado todo límite de salud mental posible, la vida de su partenaire comenzaba a correr peligro por culpa de las inseguridades de su padre. ¡Qué hombre tan nefasto! Solo comparable a Papillón.

—¿Y cómo te está yendo con tu abuelo en casa? ¿Tu papá sigue siendo imbécil contigo?

—No. De momento me tiene en el olvido, por lo que no me quejo. Pelearse con mi abuelo ha evitado que me moleste. —Chat Noir se sopló el flequillo— ¿Sabes? Ahora que veo lo mal que trata mi abuelo a Père, me hace sentido su carácter. Ni me extraña que mi tío haya terminado desheredado y en la calle.

—Tu familia tiene carácter, insisto.

—Bastante. Solo espero ser más como mi tío que como Père.

Ladybug aprovechó para acariciarle la cabeza a modo de ánimos, lo que hizo que Chat Noir ronronease de gusto. Justo cuando estaban así, alcanzaban esos grados de confianza que hacía que se olvidasen del mundo. Saber las identidades del otro los había fortalecido y beneficiado demasiado, y contribuido enormemente a su desempeño como héroes y convertido en mejores amigos, que estaban por cruzar ese límite entre la amistad y algo más.

… Ahora si tan solo se dignasen a reconocer y confesarse sus sentimientos, sin duda que ayudaría mucho.

—¡Casi lo olvido! —exclamó Ladybug de pronto— ¿Te conté que Clara Rossignol me contactó el lunes?

Bastaron unos pocos segundos para que Chat Noir hiciera las conexiones mentales. Sus orejas se pusieron en alerta y su cola dejó de moverse. Miró a Ladybug con toda la atención del mundo y el corazón en un puño.

—¿Qué te dijo?

A mediados de noviembre, ambos héroes habían contactado a la cantante para pedirle un favor especial, que requería mucha discreción de todas las partes involucradas. Tuvieron que hacer algunos malabares para lograr que Clara le bajara unas rayitas a su fangirleo, pero por fin pudieron conversar con ella y exponer exactamente lo que necesitaban. La cantante comprendió a la perfección, pero a su vez les preguntó porqué confiaban tal misión a ella, sobre todo porque ya la habían akumatizado una vez.

—Porque eres la persona indicada para esta misión. ¡Nadie más que tú puede lograrlo! —le dijo Ladybug sin perder tiempo.

No les costó mucho más convencer a la mujer, pero esta fue sincera desde el principio. Iba a ser difícil, tenía muchas cosas que coordinar, pero podía lograrse. Por lo visto, por fin tenían noticias.

—Si todo sale bien, la segunda semana de enero tendrá lo que le pedimos. Me va a contactar para entregarme todo, pero puede que te contacte a ti también. Quería planear contigo el modo de entrega.

—¡Es un honor, ma lady! ¿Cuándo nos sentamos a planear maldades?

—Cuando quieras, excepto hoy. ¡Se supone que lo estamos pasando bien!

—Tienes razón. —Chat Noir tomó su bastón y puso algo de música. Se levantó e hizo una tierna reverencia, ofreciéndole su mano— ¿Me concede este baile, ma lady?

Ladybug sofocó una risita, mientras trataba de sosegar su corazón.

—¡Por supuesto, mon chaton! —exclamó mientras aceptaba la mano.

Los dos héroes bailaron en ese techo, despidiendo el año un día antes y celebrando la llegada del nuevo, a sabiendas de todas las aventuras que seguro se les avecinaban…

… pero no tenían ni idea de lo que se les vendría encima en los próximos días.

Continuará.

Por

Misao – CG

Publicado el martes 18 de mayo de 2021


Próximo capítulo: Nochevieja

—¿Eso nada más? Papa… —Marinette se volvió hacia Tom muy reclamona— ¡Te dije que le consiguieras uno mejorcito, no eso! ¡Ni siquiera va a poder hacer videollamadas!

—¡Sirve para aprender y hablar por teléfono! —se defendió el panadero— ¿Qué más necesita?

—¡Redes Sociales! —Marinette se sopló el flequillo— ¡Aish! ¡Debiste hacerle caso a Alya cuando te recomendamos teléfonos!


Notas finales: Hablando de días locos, llevo dos. ¿Hablando de meses locos? Llevo dos. ¡Hablando de años locos! ¡llevamos uno y medio! Son tiempos extraños, sin duda. Como vieron, CN y LB tuvieron su reunión de fin de año y tanto Félix como Bridgette pudieron hablar un poco… sin mencionar que Marcel comenzó a mostrar lo maldito que puede llegar a ser. ¡Gracias por darme una oportunidad!

Y hablando de oportunidades, ¿leyeron lo nuevo de Abby? VAYAN.

Por favor, cualquier error, gramatical o de ortografía, me lo dicen para poder arreglarlo si corresponde. ¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!


BRÚJULA CULTURAL:

Traída a ustedes gracias a la magia de Google, Wikipedia y otros sitios afines.

Sanctasanctórum: (del latín Santo de los Santos) Hace referencia a un lugar que es sumamente santo, es decir, un espacio santísimo. El término posee su referente último en un texto de la Torá, que lo describe como el santuario interior más privado del Tabernáculo y, posteriormente, como el recinto más reservado del Templo de Jerusalén, donde era preservada el Arca de la Alianza que contenía los Diez Mandamientos que Dios le había entregado a Moisés en el monte Sinaí. Al recinto en cuestión accedía exclusivamente el Sumo Sacerdote de Israel y lo hacía solo en el Día de la Expiación.