Mi Sueño En El Mundo Ninja
Los personajes de Naruto no me pertenecen. Son obra y creación de Masashi Kishimoto.
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Capítulo 6: Entrenamiento Ninja
Ya era un nuevo día en la aldea de la hoja. Lo que sucedió el día anterior, luego de aquella conversación que había tenido con el Sannin, no había sido la gran cosa… de hecho, lo único que el castaño hizo el resto del día fue ir de un lado a otro por la aldea… además de haber empezado a planear cada movimiento que tendría que hacer para que no ocurriera nada malo en los próximos días debido a la guerra.
Luego de aquella movida noche, en la cual no había podido dormir ni un poco, el castaño se había dirigido hacia la torre del Hokage para esperar la llegada de su equipo para realizar su primera misión oficial.
Llego al lugar a las 7:00 AM, justo como se lo había indicado el pelinegro justo después de aquella conversación que tuvieron, a lo que no había tardado ni cinco minutos para que luego llegase una pelimorada por la izquierda y un castaño por su derecha.
- Y yo que creía que iban a llegar tarde… - decía una somnolienta pelimorada, dando un largo bostezo en voz alta.
- Es bueno ver que ambos son puntales – dijo el ojiperla, mirando a sus dos compañeros con la misma mirada serena, típica de cualquier Hyūga de la aldea… al menos no era aquella mirada arrogante y orgullosa que muchas personas detestaban.
- Si, si, como sea… creo que es momento de que aparezcas, sensei – dijo el castaño ojimarron, para luego notar una mirada de duda en sus compañeros.
- Veo que te diste cuenta de mi presencia… - decía cierto pelinegro, quien se había materializado justo en frente de ellos en un montón de serpientes, sorprendiendo un poco a los que no lo habían notado anteriormente.
- ¿Desde cuándo…?
- Siempre estuve aquí, mis alumnos… y como suponía, uno de ustedes se dio cuenta desde el principio… - iba a continuar respondiendo la pregunta del ojiperla, si no fuera porque cierto castaño había interrumpido su dialogo.
- Mejor vamos a empezar con la misión…
- Oye, oye, no tan rápido, Yagel.
- Lo se… es solo que tengo algo que hacer al mediodía… y creo que sería mejor acabar lo más rápido que pueda con esto…
- ¿Tienes algo que hacer mucho más importante que tu propio equipo? – decía el Sannin, quien había fingido un poco de tristeza - ¿De verdad ya piensas en reemplazarnos, así como así?
- Mejor te cuento cuando terminemos, sensei… - dijo el castaño para empezar a caminar en dirección hacia la habitación del Hokage, dejando atrás a sus intrigados compañeros y sensei.
Luego de unos minutos habían llegado hasta la puerta dela oficina, para luego el pálido Sannin entrar sin más, agarrando desprevenido al hombre mayor, quien por un momento habían creído ver guarda un libro muy raro en uno de los cajones del escritorio…
- Veo que empezaste a leer esos libros que empezó a publicar Jiraiya…
- ¡Orochimaru! Sabes que no debes entrar sin tocar primero…
- Si, como sea… - decía el pelinegro agitando su mano con desdén – Vinimos para que nos dieras la misión…
- De eso me di cuenta… - decía el hombre mayor, quien había sacado su pipa, para primero introducir un poco de tabaco en ella – ya había pensado desde el día anterior la misión que podría darles… - dijo, para luego pasarle un pergamino al Sannin, quien solo suspiro al ver cuál era la misión que les habían asignado…
- ¿Tora se escapó de nuevo? Supongo que es una buena forma de empezar…
- Ahora, vallan y cumplan con su misión. Pueden retirarse… - dijo el Hokage, a lo que todos con un "Hai" se habían retirado del lugar.
- Esto no podía ser más problemático… mi primera misión es atrapar al gato de la esposa del señor feudal… - pensó con fastidio el castaño… esto realmente era algo que le quitaría mucho de su tiempo, ahora ni sabía si iba a llegar a tiempo para aquella citación que le había dado amablemente cierta pelirroja para conocer a alguien que le pudiese enseñar lo que este había requerido.
Y tal como lo había previsto desde un principio… así paso.
Habían pasado casi cuatro horas desde que tomaron la misión de atrapar al gato… todo debido a que nunca lo localizaron… y si lo encontraban, este se desvanecía como el viento.
Luego de aquello, se podían ver a los integrantes del esquipo con notable cansancio en sus rostros… al menos no habían salido heridos de ninguna forma, todo eso gracias al plan infalible que había planeado cierto castaño.
Luego de recibir la paga de la misión por parte del Hokage, todos salieron de la torre para irse cada quien por su lado.
- Entonces… - se escuchó la voz de cierto Sannin que había aparecido en frente del castaño - ¿Qué es eso que tienes que hacer?
- Oh, casi se me olvidaba contarte, sensei – dijo el castaño para proseguir con su camino, haciéndole una seña al pelinegro para que lo acompañase – Ayer me había encontrado a Kushina-san en aquel puesto de Ramen, por lo cual le había dicho si sabía de alguna persona que supiese sobre Kenjutsu y Fūinjutsu para que me pudiese entrenar… - dijo el castaño, pero antes de que el pelinegro pudiese decir su queja, el joven prosiguió hablando – Como te das cuenta, sensei, somos un equipo, por lo cual no siempre tendrás tiempo para podernos entrenar en solitario a cada uno… y mucho menos cuando tienes a tu aprendiz en el mismo equipo que comandas…
- Bueno… es algo entendible lo que me dices, aunque tenías que haberme consultado eso primero.
- Lo siento, sensei. Aunque la próxima vez que tenga que aprender algo, estoy casi seguro que te lo tendré que pedir personalmente a ti… aunque hace poco había pensado en varias cosas que podía aprender primero…
- Bueno, creo que tenemos mucho tiempo para hablar de eso… pero, ¿hacia dónde te diriges?
- Kushina-san me había dicho que fuera al campo de entrenamiento #17… - decía el castaño, tratando de recordar si ese era el número que le había dicho la pelirroja el día anterior, notando como la sorpresa invadía la expresión del pálido hombre - ¿Todo está en orden, sensei?
- Si… no es nada grave… solo es algo de lo que me di cuenta… - decía el Sannin un poco pensativo, haciendo que el castaño se intrigase aún más por aquella reacción del Sannin.
- ¿Qué habrás descubierto para quedarte tan pensativo, sensei? – pensó el castaño, para luego volver a la realidad y seguir su camino hacia aquel campo de entrenamiento…
Minutos más tarde…
Llegaron al campo de entrenamiento #17, el cual había sido un poco más complicado de lo normal encontrarlo, esto era para el castaño. Por parte del Sannin, este ya sabía el lugar en donde quedaba... pero de igual forma, dejo que el castaño lo guiase para poner a prueba sus habilidades para no perderse.
- Vaya, al fin llegamos, sensei – dijo el castaño llevando su brozo hasta su frente para limpiarse las escasas gotas de sudor que caían por su cara – sabes, podías haberme dicho desde un principio en donde estaba este lugar…
- Pero no preguntaste, así que no te quejes – dijo el Sannin, divertido al ver la reacción del castaño ante su respuesta – de todos modos, creo que va siendo hora de saber quién es esa persona que quisiera entrenarte…
- ¡Kushina-san! ¡¿Estás aquí?! – grito el castaño, esperando a que la mencionada, o al menos alguien hubiese escuchado su llamado.
- Eso no era algo necesario… - decía el Sannin a un lado del castaño metiéndose du dedo índice en su oído, el joven realmente gritaba muy fuerte, agradecía en sobremanera que no tuviese una voz tan aguda y chillona.
- Solo quería… - no pudo terminar de hablar cuando empezó a sentir el Chakra de cierta pelirroja que estaba llegando al lugar tan rápido como podía, cosa que también había notado el Sannin – Buenas tardes, Kushina-san – dijo respetuosamente el castaño, mirando como la mujer caía de la rama de un árbol cercano, frenando la apurada carrera que tuvo que hacer para llegar hasta el lugar.
- Parece que no vienes solo… - decía la mujer mirando en dirección al Sannin – también es un gusto verte, Orochimaru-san…
- Antes de que preguntes la razón por la cual estoy aquí, simplemente, soy el Jōnin sensei del chico, por lo cual debo saber todo acerca de lo que está haciendo para su crecimiento como ninja…
- Si, lo sé. Tenía pensado decirte esto luego de mi cita, pero no pude encontrarte por ningún lado… - decía la mujer, para luego el pelinegro y el castaño se diesen una mirada entre ellos, sabiendo la razón por la cual la mujer no lo había encontrado – Así que es bueno que hallas venido con el muchacho.
- Kushina-san, ¿Quién es la persona que me puede entrenar?
- Esa persona… - decía la mujer, mirando fijamente al joven castaño, quien se estaba impacientando por la tardanza en la respuesta de la mujer – soy yo.
- Bien, ya era… espera, ¿Qué? – el castaño se había dado cuenta tarde de las palabras de la mujer debido a su inquietud, pero luego de recobrar la compostura, no pudo dejar de lado la sorpresa que había tenido por escuchar a la mujer.
- Justo como lo esperaba… - dijo el Sannin llamando la atención del castaño y la pelirroja – sabía que eras tú quien iba a entrenarlo… es decir, que precisamente diga que necesita ayuda para aprender Kenjutsu, y tú eres una de las actuales Jōnins de Konoha que poseen la maestría en esa área, y a parte que también pida que necesita a alguien que le enseñe Fūinjutsu… realmente no era complicado saber quién sería…
- Supongo que a ti no se te puede ocultar nada… - decía la mujer, cada vez que estaba con el Sannin, no podía dejar de impresionarse por la inteligencia sobrehumana que este tiene – No fue una decisión tan difícil… una persona que desee aprender dos de las artes más olvidadas de los ninjas… realmente es algo que no puedo dejar pasar…
- Ya veo… - decía el hombre, dando una mirada intrigante hacia el castaño, quien solo se había encogido de hombros, sabiendo la razón de la reacción del Sannin.
- Siendo honesto… sabía que eras conocida en la aldea por tu maestría en ambas áreas Kushina-san… pero no pensé que quisieras entrenarme personalmente…
- El joven Yagel está en lo cierto, Kushina… también me parece realmente sorprendente que hayas decidido tener a un aprendiz hasta ahora… - decía el Sannin sin dejar esconder la intriga en sus palabras.
- Bueno… las razones por la cual quise entrenarlo… - empezaba a decir la mujer, teniendo la total atención de los presentes – No lo sé…
Y así, fue como ambos hombres se cayeron sobre sus espaldas por la respuesta de la mujer, quien se había empezado a rascar la nuca de manera apenada.
- ¿Me estás diciendo que no sabes por qué razón quieres entrenar al chico? – el Sannin no podía creer la simple razón de la mujer… de hecho, tuvo alguna que otra idea conspiradora de que esta mujer no era la pelirroja que conocía.
- Más bien, fue solamente porque quise, Dattebane. No veía nada de malo en Yagel, además, tengo mucho tiempo libre luego de terminar mis misiones tan rápido… - decía la mujer algunas de las simples razones que estaba dando para entrenar al castaño, haciendo que los hombres que escuchaban tuviesen una enorme gota de sudor en sus cabezas.
- Creo que son muchas más sorpresas de la que yo mismo estaba esperando para este día… - decía el castaño, sin dejar de mirar como todavía la mujer seguía dando las razones - Tu qué piensas, Orochimaru-sensei.
- Te van a matar… - fue todo lo que había dicho el Sannin, haciendo que el castaño se intrigase por la respuesta del pelinegro… algo le decía que nada de eso iba a terminar de una buena manera.
- Kushina-san – dijo el castaño, llamando la atención de la mujer, quien había parado de hablar hace poco - ¿Con que vamos a empezar?
- Dime, Yagel; ¿Qué sabes acerca del Fūinjutsu? – pregunto la mujer con la mirada puesta en el joven.
- Bueno… según lo que investigue hace mucho… Fūinjutsu (Técnicas de sellado) son un tipo de Jutsu en el cual una o varias personas son capaces de sellar o almacenar personas, Chakra u objetos en cualquier medio que se pueda ocurrir – dijo el castaño haciendo una pequeña pausa para ver a la mujer, quien no había cambiado su expresión en ningún momento – o bueno, ese sería el significado normal que cualquier persona podría decir…
- ¿Qué estas insinuando?
- El Fūinjutsu es capaz de hacer mejore cosas que simplemente servir como maleta de viaje… también está el hecho de la creación de barreras o incluso de jutsus que podrían cambiar el mismo lugar en el cual se activa… tal vez haya muchas cosas que ni yo mismo pudo imaginar que existen… quien sabe cuál podría ser el límite del arte de los sellos, porque yo solo me base en los pocos hechos que han pasado… lo cual me ha llevado a interesarme en sobremanera por ello… así que, realmente no podría decirle una definición exacta de "¿Qué es Fūinjutsu?" … porque pienso descubrirlo una vez que aprenda todo sobre el…
La mujer estaba más que impresionada por la respuesta del castaño, si bien se había perdido un poco en su larga explicación, al menos entendía cuál era esa capacidad, que incluso ella desconocía si tenía un límite – Bien… ahora respóndeme; ¿Qué es Kenjutsu?
- Al menos este si lo puedo responder… - pensó para sí mismo el castaño, para luego proceder a decir su respuesta a la mujer – Kenjutsu (Técnicas Con Espada) se refiere al uso de técnicas que requiera el uso de una espada, ya sean para Shinobis o Samuráis. – dijo el castaño, para notar como la mujer asentía con la cabeza por su respuesta.
- Así es. Ahora que sé que entiendes lo que significa cada uno, puedo saber de qué forma tendré que evaluarte… - dijo la mujer, luego de lanzarle una espada de madera sin filo al joven, para luego ella tomar otra igual a la que le dio al castaño – ¡Empecemos!
Varias Horas Más Tarde…
Se podía ver a un castaño hecho papilla tendido en el suelo en medio de un claro despejado de árboles, que en un lado se podía ver a cierta pelirroja que estaba jadeando a causa del cansancio y a su lado estaba un pelinegro sentado en el suelo con las piernas cruzadas, dejando su brazo derecho reposar en una de sus rodillas mientras que con su mano izquierda se tomaba el mentón.
- ¿Para qué servía esta supuesta evaluación, Kushina-san?
- Solo era una forma de ver de lo que eras capaz con una espada… - decía la mujer, para luego ver hacía un lado de ella, en donde se encontraban ambas espadas totalmente destruidas – eres realmente bueno para ser la primera vez que luchas con una espada… pero todavía te falta mucho por mejorar, eso sin contar que ni siquiera has empezado y que también no te he probado en Fūinjutsu por tu nulo conocimiento de técnicas…
- Agradezco su total honestidad, Kushina-san – decía el castaño, levantándose dificultosamente del suelo… realmente la mujer era completamente diferente a la que él conocía al momento de pelear - ¿Y cuál crees que sea el mejor método de entrenamiento?
- Eso es algo muy simple… ahora que Orochimaru-san, que es tu Jōnin-sensei está aquí, no tengo ningún problema con el método que hemos preparado para ti… o bueno, en el que pensó Orochimaru-san mientras peleábamos – decía la mujer obteniendo la total atención del joven.
- Ya esperaba que pasase algo como eso… - dijo el castaño mientras veía al Sannin - ¿Qué tiene pensado?
- Es un esquema algo simple, pero muy efectivo según el caso de la persona… - empezó el Sannin, recalcando la última parte que había dicho – entrenaras con Kushina una vez cada dos días, aunque esto puede que sea algo cambiante debido a que en cualquier momento Hokage-sama probablemente no asignara misiones más altas de lo normal en cualquier momento, eso también viene aplicado para Kushina por su rango Jōnin – decía el pelinegro, para que ambos asintiesen de acuerdo por lo dicho – en los días que entrenes con Kushina, será completamente centrado en Kenjutsu y Fūinjutsu de mediodía hasta el anochecer. No es conveniente sobre esforzarte de más sin sentido alguno.
- Me parece bien… aunque me intriga saber qué es lo que tienes planeado para el muchacho, Orochimaru-san…
- Tan perspicaz como Minato… - dijo el Sannin un poco divertido, viendo como la mujer se descolocaba de un momento a otro por el simple comentario que la hizo sonrojarse un poco, cosa que también saco una pequeña sonrisa de parte del joven – aunque por lo visto en la primera parte del entrenamiento grupal, todavía hay que reforzar tu trabajo en equipo hasta el punto en que no tenga necesidad de entrenarte ni a ti ni a tu equipo en conjunto…
- Pareciera que habías pensado esto desde hace mucho tiempo, sensei…
- Estuve horas sentado en un mismo lugar sin hacer nada, ¿Qué creerías que iba a hacer? – decía el pálido hombre encogiéndose de hombros ante las palabras del castaño – eso sin contar que yo seré quien te entrene en tu Ninjutsu (Técnicas Ninja) elemental…
- ¿Todavía no has aprendido a hacer Ninjutsu, Yagel? – dijo la pelirroja mientras miraba como el joven empezaba a sonrojarse de vergüenza por no haber prestado atención a ese detalle.
- Tan sumido estaba en las demás áreas que se me había olvidado lo más básico… - decía el joven mientras miraba hacia otro lado – Es bueno que sensei estuviese aquí hoy y me recordase ese punto…
- Por cierto, Yagel – decía la mujer llamando la atención del joven - ¿Ya sabes cuáles son tus afinidades?
- No del todo… Sé que no soy afín al fuego… - esto lo decía el castaño, recordando aquella batalla en donde trato de copiar el Jutsu de ciento Uchiha y utilizarlo contra cierto peliplata… una lástima como habían terminado las cosas – y hace poco confirme que soy afín a la tierra.
- Bueno, eso es un avance…
- Descuiden, ya había pensado en este posible escenario, por lo cual me adelanté un poco a los hechos – dijo el hombre, para luego dejar ver como llegaba una serpiente desde lo profundo del bosque que se encontraba cerca de aquel campo – así que fui a buscar una herramienta crucial para esto…
- ¿Eso es lo que creo que es? – dijo el joven, para mirar como en la boca de aquella serpiente, esta tenía un papel en blanco.
- Esto, es un Chakra No Yakuwari (Papel de Chakra) … pero no es como el papel ordinario que estoy muy seguro que conoces… - dijo el Sannin, para luego dejar ver otros cuatro papeles detrás del primero – este papel yo mismo lo modifique para que solo hiciera efecto con una afinidad en específico, por ejemplo… - el Sannin coloco algo de Chakra en los papeles, para luego notar que el primero ardiese (Fuego), el segundo se cortase (Viento), el tercero se mojase (Agua), el cuarto se arrugase (Rayo) y el quinto se deshiciera (Tierra) – esta es la forma en la que se utiliza, por lo cual si no eres afín a un elemento, como el fuego, el papel modificado para que ardiese, no cambiara en lo absoluto…
- Impresionante… - habían dicho el castaño y la pelirroja, esta porque no sabía de la modificación hecha por el pelinegro.
- Ahora es tu turno – dijo el Sannin, quien le había extendido otros cinco papeles al castaño quien los había agarrado.
- Bien – dijo el joven, coloco un poco de su Chakra en cada papel, para luego ver como uno de ellos se deshacía, ya sabiendo que era afín a la tierra desde u principio… pero la sorpresa había venido cuando otro de ellos se arrugaba, otro se mojaba y otro se cortaba - ¿Esto es una mala broma?
- Eres afín a casi todos los elementos primarios, excepto al fuego… - dijo la pelirroja, un poco impresionada de que el castaño hubiese tenido muchas más afinidades de las que ella misma pensaba.
- Esto realmente parece ser una mala broma… - decía el Sannin, quien también se había impresionado por lo visto – Bueno, sea como sea, en otro momento podrás entrenarte con el Ninjutsu Katon (Elemento Fuego), nos centraremos por completo en lo que eres afín en estos momentos: Fūton (Elemento Viento), Raiton (Elemento Rayo), Doton (Elemento Tierra) y Suiton (Elemento Agua).
- Me parece lo mejor…
- Luego, tataré de pulir tu Taijutsu lo mejor posible… aunque esto sea lo más sencillo debido a tu gran nivel… pero no sería bueno que descuidases esta área solo para centrarte en los demás…
- Y justo estaba pensando en eso… - decía un pensativo castaño, quien ahora no podía dejar de pensar en todas las cosas que tiene que hacer actualmente.
- Pero, ahora lo mejor será que descanses… - decía la pelirroja, quien había apuntado con un dedo hacia el cielo, notando como empezaba a oscurecer.
- Supongo que no me queda de otra… entonces los veo luego, Orochimaru-san, Kushina-san – dijo el castaño, quien se había retirado tan rápido como la mujer había apuntado al cielo, dejando solos a los dos adultos.
- Ahora que el chico se fue… - decía el Sannin, quien ahora estaba mirando directamente a la mujer – ya puedes decirme la verdadera razón por la cual quieres entrenarlo.
Por un momento, la mujer se quedó mirando seriamente al Sannin pelinegro, dando a entender que había sido descubierta – Nunca se te escapa nada… - decía la mujer poco preocupada, ganando una pequeña sonrisa del Sannin – Supongo que sabes el potencial que tiene el chico…
- ¿Solo por qué tiene potencial lo entrenaras?
- ¿Crees que entrenaría a alguien solo por tener potencial? ¡Por supuesto que no! – decía un poco indignada la pelirroja – Digamos que… vi algo en el chico que me llamo mucho la atención…
- ¿Y que podría ser eso? – decía el curioso Sannin, quedando un poco más que confundido por las palabras de la mujer pelirroja, haciendo trabajar a su cerebro lo más rápido que podía para entender las palabras de la mujer.
- Algo que por ahora me guardare para mí, Dattebane – decía la mujer con una sonrisa, dejando intrigado al Sannin… probablemente, tendría que buscar por su cuenta el significado de las palabras de la mujer.
- Bien… mejor lo dejamos así por ahora… seguiré más que intrigado por tus palabras Kushina, pero no tengo tanto tiempo como para encontrar un buen significado… - dando media vuelta, el Sannin se estaba dirigiendo de vuelta al centro de la aldea para proseguir con su propio trabajo.
- ¿Qué quieres decir?
- ¿Se te olvida que pronto entraremos en una guerra? Tenemos que estar lo mejor preparado posibles para salir muy bien de esto…
- Espera un segundo… - decía la mujer, dándose cuenta de algo que había notado que estaba mal desde un principio… y es que el Sannin no había dicho ninguna queja sobre entrenar a su alumno… más bien, le estaba ayudando para hacer más fácil su entrenamiento personal - ¿Es por eso que me estas ayudando?
- ¿Quién sabe? – se pudo ver como el Sannin se había encogido de hombros de forma divertida, haciendo que la mujer frunciera el ceño notablemente, para luego notar que el Sannin de las serpientes a se había ido del lugar, dejando a la mujer completamente solo en medio de aquel campo de entrenamiento… o eso es lo que ella creía.
- ¿Qué estás haciendo, Kushina-chan? – las palabras que habían sonado detrás de la pelirroja por un momento la habían sobresaltado, solo por unos segundos.
- ¿Minato-kun? – era una pregunta algo torpe, sabiendo la mujer que la única persona que la decía así era aquel rubio de ojos azules que esta tanto ama - Creí que estarías esperándome en Ichiraku Ramen…
- Eso era lo que estaba haciendo… - decía un tranquilo rubio, mirando directamente los ojos de la mujer – pero como no llegabas, empecé a buscarte…
- ¿Se me hizo tarde? – dijo la sorprendida mujer, quien no se dio cuenta del tiempo que le había tomado evaluar al joven castaño.
- Y ya entiendo por qué… - decía el rubio, dejando paralizada a la mujer… se le había olvidado por completo que no le había dicho nada sobre esto al rubio debido a que pensó que estaría muy ocupado con su propio equipo.
- Lo siento, Minato-kun. Se me había olvidado decirte…
- No pasa nada, Kushi-chan – decía el rubio mientras se acercaba cada vez más a la pelirroja – siempre y cuando la próxima vez no se te olvide decirme, todo estará bien – decía el hombre mientras daba una sonrisa, tranquilizando como sonrojando a la mujer que estaba en frente de este.
- Eto… Si… N-No se me volverá a olvidar… - la mujer tuvo que apartar su mirada debido a que estaba avergonzada de lo sucedido, pero luego se sorprendió de como el rubio la había abrazado sin ninguna explicación alguna, haciendo que su sonrojo fuese mucho más notorio, tanto que su cara estaba pintada del mismo color que su cabello.
- Pero ya dejando de lado eso… - dijo el rubio, quien había roto con el abrazo para disgusto de la mujer - ¿Por qué te interesa entrenar a Yagel?
En ese momento, la pelirroja había dejado de lado aquel lado nervioso y tímido que en muy pocas ocasiones tenía con el rubio, para ahora mostrar su lado serio y sereno.
- … - la mujer todavía no decía ni una sola palabra en todo ese tiempo que se mantuvo con aquella expresión en su cara, dejando algo confundido al hombre por motivos más que obvios.
- Kushina….
- No lo sé.
No había mejor reacción para este momento que solamente caer sobre sus espaladas de manera cómica… bueno, eso fue dicho en general.
El hombre rubio solo pudo hacer dicha acción, para luego oír unas cuantas carcajadas de la mujer, que se estaba rascando la mejilla de manera tímida.
- ¿No estas bromeando?
- Ojalá fuera una broma, Minato-kun – dijo la pelirroja quien estaba dando una sonrisa tímida, después de todo, crear un ambiente tan tenso para dar una respuesta tan… tan… de ese estilo, cualquiera podría reaccionar de esa manera – Realmente… siento como si algo en lo más profundo de mi me dijese que lo entrenase hasta que no pueda enseñarle más…
- ¿Algo en lo más profundo de ti?... – el hombre no podía evitar imaginar cualquier tipo de conspiraciones que podrían suceder en estos momentos… aunque, pensándolo un poco, esto era algo relativamente normal en la pelirroja a la hora elegir alumnos… y es que, siendo ella una de las mejores expertas en Kenjutsu de la aldea, tuvo que enseñarles a varios Ninjas de rango Genin y Chūnin… pero, a la hora de elegir a sus alumnos, lo cuales se podía contar con los dedos de una sola mano, era ella quien decidía hacerlo o no… y por lo visto, esta era la forma en la que ella hacia sus cosas… realmente peculiar, diría muchos – Bueno, no sería la primera vez que pasa algo como esto…
- ¿Qué tal si mejor vamos a nuestra cita? – propuso la mujer, viendo que el hombre no podía dejar de pensar en lo que estaba sucediendo, cosa que había puesto algo nerviosa a la mujer, ya que era un poco raro ver al rubio tan pensativo como en ese momento.
- Si… ¡Sí! Mejor vamos a donde Ichiraku antes de que cierren… - en el momento en que el rubio había dicho esas palabras, se le podía ver como en su frente pasaba una pequeña gota de sudor, mientras que mentalmente se había empezado a arrepentir de decir exactamente esas palabras… que mala elección de palabras se le ocurrió en ese momento…
- ¡¿Antes de que cierren?! – la mujer fanática del Ramen no podía dejar de comer ni un solo día aquel platillo, claramente mientras esté en su disposición hacerlo, para luego tomar del cuello del chaleco del rubio, para luego arrastrarlo en dirección al restaurante.
- Bien hecho, Minato – fue el último pensamiento que tuvo el rubio, antes de ser azotado una y otra vez contra el suelo por la velocidad que había tomado la mujer para llegar al lugar… estaba más que claro que desde un principio podía utilizar el Hiraishin No Jutsu para ir al restaurante, pero había sido demasiado tarde para hacer aquello… en el momento en que la pelirroja lo tomaba del cuello del chaleco, no había vuelta atrás…
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- No sé por qué, pero creo haber escuchado a Minato-san gritar que parasen… - decía en voz alta cierto castaño, que estaba yendo en dirección hasta su hogar, para luego ver un rastro de polvo y tierra que iba en dirección a cierto lugar en donde vendían Ramen – Pobre Minato-san… ¿Por qué no habrá utilizado el Hiraishin para llegar más rápido?
Luego de aquel pensamiento, dejo de lado a la pareja que iba a hacer sus cosas normales, para luego enfocarse en su trayecto original…
Ahora, por fin el castaño regreso a su departamento, para de inmediato cerrar la puertas y ventanas lo mejor posible, ya que en las ventanas de aquel lugar no había alguna persiana o algo para cubrirlas, por lo cual no podía hacer gran cosa sin que fuese algo sospechoso.
Y la pregunta era, ¿Por qué no solo colocaba algo y ya? Debido a que cabría la posibilidad de que estuviese siendo vigilado en estos momentos por alguna persona, y si veían que estaba haciendo tales cosas, podrían decir fácilmente que podría ser alguna clase de espía o algo parecido.
No es que no confiara en la palabra del Sannin, Orochimaru, todo lo contrario. Tenía su completa confianza en aquel sujeto, como también sabía que lo podría estar vigilando justo ahora, pero él era la persona que menos le importase que lo estuviese vigilando ahora, después de todo, ya sabía una parte de la verdad.
El problema era si otro sujeto había puesto su ojo encima de él… eso sí sería un verdadero problema, y más si era esa persona en específico la que le estaba espiando.
Pero dejando de lado aquella parte, ahora el joven se había puesto en posición de loto, para luego empezar a meditar para poder hablar con cierto ojiperla Ōtsutsuki.
Luego de varios segundos en aquella posición, abrió sus ojos para ver que estaba de vuelta en su apartamento… el apartamento que este había dejado en su mundo.
Ya sabiendo que había logrado llegar a su espacio mental, se había dispuesto a cambiarlo… si no fuera por la llegada repentina del ojiperla.
- Me hubiese gustado cambiar este lugar antes de que llegaras, Hamura-san…
No hubo ninguna respuesta aparente por parte del viejo peliblanco, cosa que había puesto un tanto curioso al joven, el cual no había notado como el lugar empezaba a brillar, para luego aparecer en un bosque, que en el centro de este había un lago en el cual en el centro quedo un pequeño bulto de tierra fértil, dejando un árbol con las hojas de color blancas en el centro de este.
- Vaya… - dijo el castaño muy asombrado por lo que sus ojos estaban viendo… esto era mejor que lo que el mismo había imaginado hacer en ese lugar.
- Sabía que querías cambiar el lugar… por lo cual me tome la molestia de hacerlo por ti…
- Sí que te luciste creando este lugar. Muchas gracias, Hamura-san – el castaño no pudo evitar hacerle una reverencia al hombre mayor, el cual había negado por la acción del joven.
- No es necesario que agradezcas de esa manera… lo hice porque yo quería hacerlo – dijo el hombre, el cual se había colocado en la misma posición de loto en la cual el castaño estaba haciendo para entrar a su espacio mental… con la diferencia de que le viejo estaba flotando en el aire mientras estaba en aquella posición.
- Bueno… ahora que ya todo está listo… necesito que me enseñes a realizar una técnica… - dijo serio el castaño, cosa muy rara en él, haciendo que le viejo hombre levantase una ceja.
- ¿Una técnica? Creía que ya tenías a las personas necesarias para aprender lo suficiente…
- Eso es cierto, pero para aprender esta técnica, solo existe una persona que utiliza esto en la aldea de la Hoja… y estoy completamente seguro de que tendré que aprenderlo por mi cuenta.
- ¿Y qué técnica quieres que te enseñe?
- Antes de que te diga cuál es, solo tengo que decirte que a lo mucho utilizare dos de esas para lo que tengo que hacer… luego de eso, posiblemente no vuelva ni siquiera a utilizarlo durante mucho tiempo – decía el joven mientras hacía énfasis en esas dos palabras en específicas, cosa que era información más que suficiente para el hombre, el cual se sorprendió por el pedido del joven.
- ¿Estás seguro de que estas lo suficientemente preparado para aprenderlo?
- Totalmente seguro de que puedo hacerlo, Hamura-san – dijo el castaño, dado una mirada de determinación al hombre, el cual se le quedo viendo por unos segundos, antes de suspirar, sabiendo que el joven no se iba a retractar de lo que dijo.
- ¿Por qué quieres aprender eso en específico? – el hombre no podía evitar estar algo intrigado por el repentino interés del castaño por aquello, por lo cual, primero tenía que saber la razón que había detrás de todo para luego tomar la decisión final.
- En el momento en que llegue la batalla en Kannabi-kyō (Literalmente "Puente Donde Los Dioses No Ayudan") estoy más que seguro que necesitare mucho más de lo que puedo dar ahora para que nada malo suceda en ese momento… por lo cual, necesitare desbloquear mi verdadera fuerza para poder hacer lo que estoy planeando…
- Luego de hacer lo que tienes que hacer… ¿Qué es lo que harás con eso?
- Como dije, no tengo la necesidad de utilizar más de dos, pero eso no significa que no termine perfeccionando esas únicas dos… aunque… puede que también utiliza la tercera en un futuro… pero como ya sabes, me gusta hacer mis cosas por mi propio merito… por lo cual, en muchas ocasiones me abstendré de utilizarla a menos de que sea totalmente necesario…
- Ya veo… - decía el pensativo peliplata, procesando toda la respuesta que el joven le había dado, para luego en un par de segundos volver su mirada hacia el joven – No veo por qué no pueda enseñarte….
- Estoy muy agradecido contigo, Hamura-san.
- No hay de que, joven Yagel… pero, para empezar con aquel entrenamiento, primero tendrás que terminar todo lo que tienes pendiente… no es que te quede mucho tiempo de sobra como para poder enseñarte sin ninguna interrupción… - el ojiperla estaba más que seguro de que el joven pasaría lo siguientes meses más que agobiado por el exceso de entrenamiento que iba a tener que empezar – Pero, antes de que te vayas, quiero que me respondas algo…
- ¿Qué es lo que pasa? – el castaño, un poco intrigado por la repentina expresión seria del peliblanco, le costó un poco modular aquellas palabras para dejar que el hombre mayor continuase hablando.
- Dime… ¿Por qué quieres crear un departamento de investigación y desarrollo en la aldea de la hoja?
El castaño solo había suspirado con una pequeña sonrisa enmarcada en su rostro… de alguna forma, había visto venir que algo como esto pudiese haber pasado en algún momento, por lo cual no fue una gran sorpresa escuchar la pregunta del hombre
- Tengo entendido que en un futuro un poco lejano se creara algo similar a lo que estás pensando… - agregó el hombre mayor, cambiando su expresión a una más tranquila y serena como usualmente estaba todo el tiempo.
- Si… bueno… la verdad es que se me había olvidado por completo que se haría algo similar en un futuro… - dijo el castaño un poco avergonzado mientras se rascaba la nuca – Supongo que estas al tanto de que en mi vida normal soy una persona que le gusta experimentar mucho… - el joven había esperado para que el hombre asintiese en comprensión, cosa que hizo al momento de terminar aquella oración – pues, se me había ocurrido mientras estaba pensando en los experimentos que había dejado en mi casa… una cosa llevo a la otra y…
- Creo que ya lo entiendo… - decía el ojiperla, mostrando aquella expresión de comprensión en su rostro, haciendo que el castaño sonriese un poco.
- Además, me gusta mucho más el nombre que yo mismo le puse, en inspiración en otra cosa, que el propio nombre que tiene en el futuro… - esto lo decía un poco divertido el castaño, recordando algunos de los sucesos actuales que no quería recordar por una razón u otra.
- Creo que con eso es suficiente para mi… - dijo el hombre, mientras se colocaba de pie en el agua – Por ahora descansa… estoy más que seguro que es algo que necesitaras para los próximos meses… y no trates de sobre esforzarte demasiado.
- Lo entiendo, Hamura-san. Entonces será hasta una próxima ocasión – se despidió el castaño, para luego volver a cerrar sus ojos por unos cuantos segundos, al en el momento en que los abrió de nuevo aparición en el mismo lugar en donde se había quedado sentado en la misma posición de loto de un principio.
- Bueno… supongo que esta es la parte en la que hago un súper salto de tiempo hasta llegar a un momento en específico…
Time Skip
Habían pasado unos largos meses luego de que el castaño había comenzado su entrenamiento para mejorar su nivel ninja.
En todo ese tiempo, el joven había entrenado sin parar en ningún momento, salvo para comer, platicar con algunas personas de la aldea que fue conociendo a lo largo del tiempo y dormir… aunque, para su desgracia, no fue algo que pudo hacer plácidamente, debido al gran empeño que había puesto en su crecimiento profesional, acortado en gran medida sus horarios de sueño profundo…
Como sea, desde el primer día hasta el tiempo actual, el castaño no paraba de hacer misiones sencillas de rango D, para luego en las pocas semanas subir el nivel con las misiones de rango C. hasta ahora, su registro era algo magnifico para un ninja recién salido de la academia… claro, pero él nunca paso por dicho lugar, pero no le quitaba mérito alguno, ya que en total han sido cuarenta y dos misiones rango D, siete misiones rango C, dos misiones rango B y una misión rango A, las últimas tres debido a que se suponían que debían ser de rango C… pero por inconvenientes de la misión tuvieron que subir de rango.
Ahora, hablando del entrenamiento, si es que se podía llamar así… parecía ser mucho más una sádica y cruenta tortura por parte del Sannin y la pelirroja… lo bueno de todo esto, es que los resultados fueron mucho más de lo que se había esperado para este momento.
Y es que, su Ninjutsu elemental había alcanzado niveles que un ninja de rango Genin y Chūnin envidiarían, debido a que pudo realizar cada entrenamiento con cada una de aquellas afinidades elementales sin ningún problema, de hecho, se saltaron varios de los pasos necesarios debido al control de joven con el elemento, haciendo que por lo menos aprendiese cinco jutsus de cada elemento, cosa que era un logro a tan "corta" edad.
En cuanto a Kenjutsu y Fūinjutsu… no hubo ninguna complicación en ningún momento, pero con algo de ayuda del magnífico "Kage Bunshin No Jutsu" las cosas se habían acelerado notoriamente… aunque solo podía hacer cuatro clones para no sobrecargarse, cada uno de ellos contaba.
En el arte de los sellos, por el momento, todavía seguía por debajo del nivel de la pelirroja, aunque eso no decía que no estaba en un mal nivel, sino todo lo contrario ya que podía crear algunos sellos por su cuenta, como el sello explosivo o sellar Chakra.
En el Kenjutsu… esto fue lo que más había sorprendido a todos en el entrenamiento, después de todo, había llegado a un nivel similar al que tiene actualmente el Sannin de las serpientes, y ahora que ya tenía su espada personalizada como también su estilo de pelea personalizado por el mismo, cortesía de cierto herrero pelirrojo, esto era lo más aterrador de todo lo que había hecho en todo ese tiempo.
Y hablando de cosas aterradoras, hablemos sobre Taijutsu.
Ya desde un principio, el castaño era experto en artes marciales en el mundo del que provenía, por lo cual, lo único que quedaba era pulir las fallas que había en cada postura, golpe, patada, movimiento que este hacía… haciéndolo crear un estilo de Taijutsu específico para el joven, basado en muchas películas de artistas marciales famosos de su mundo. Esta parte fue supervisada desde cerca por el Sannin.
Y eso sería todo lo que había pasado, en cuanto al entrenamiento.
Ahora, las relaciones con los diferentes ninjas y civiles de la aldea.
Esto sí que fue un avance gigantesco, debido a que en toda la aldea su nombre había ganado algo de fama, no por actos heroicos o cosas así, sino debido a cierto hombre de cabello negro y piel pálida que le quiso jugar una broma al joven… pero al parecer las cosas salieron como ninguno hubiese querido… pero igualmente tenía fama de prodigio de la aldea.
La relación que ahora llevaba con muchos de los ninjas es realmente muy buena, teniendo más relación con Orochimaru, Kushina, Minato, Hiruzen y toda su generación. En este tiempo también había conocido a algunos de los jefes de los clanes más importantes de la aldea, como lo son el Aburame, Akimichi, Inuzuka, Nara y Yamanaka, esto sin al clan Sarutobi debido a su cercanía con el Sandaime Hokage, pero más importante… había hecho contacto con dos de los clanes que más le interesaban al joven… el clan Hyūga y el clan Uchiha.
Desde un principio, el joven castaño ya tenía cierto interés en el clan de los ojiperla debido a la separación en Sōke (Rama Principal) y Boke (Rama Secundaria).
Y, por otro lado, el clan Uchiha… el clan que llevaba consigo la maldición del odio… el clan que podría de cabeza no solo a toda la aldea, sino que a todo el mundo que se conocía… por lo cual, tendría que estar atento a cada pequeño y minúsculo movimiento que haría con el fin de cambiar todo para mejor.
Su relación con su equipo fue una de las cosas que había cambiado desde el comienzo… esto se debe a que no era lo mismo que pasaba desde el examen del Sannin… ahora tenían un gran vinculo todos y cada uno, de hecho, muchas de las veces el Sannin invitaba a los jóvenes a comer un poco de Dango, para alegría de cierta pelimorada.
Con los ninjas de su generación no era menos que con su equipo, ya que le agradaba pasar tiempo con muchos de ellos, cabe destacar que en algún momento cierto pelinegro Uchiha había tomado confianza con el castaño… tanto que fue capaz de hacerle una "pequeña" broma… lástima que no salió como lo esperaba.
También se debe destacar la buena relación que tenía con cierto pelinegro de spandex de color verde… Maito Gai, debido a que ambos compartían cierta semejanza a la hora de luchar mano a mano, su relación fue una de las que más cambios radicales tuve a lo largo de los meses.
Su relación con Kakashi, Asuma, Kurenai, Rin y Obito tampoco se había quedado atrás… en muchas ocasiones, estos junto con su equipo y la bestia verde de Konoha, quedaban para reunirse para pasar el tiempo entre ellos.
La relación de castaño con cierto Sannin… esto no había cambiado tanto, tal vez alguna que otra broma que cada uno se hacía, pero no fue la gran cosa… aunque hay que decir que se la pasaban mucho tiempo juntos, ya sea el joven explicándole sobre "aquello" o el Sannin mostrándole alguno que otro experimento que estaba desarrollando… tal vez ambos estaban muy entusiasmados con la creación de cierto departamento más que cualquier cosa… pero su relación como tal, se podría decir que es la de maestro y alumno. Lo único inquietante hasta el momento era el desinterés que mostraba el Sannin a la hora de entrar en tema de conversación el verdadero origen del castaño… pero de cierto modo, agradecía que fuera de esa manera.
Con el Hokage no había sido algo mucho menor, ya que en algunas de las ocasiones en las que el castaño estaba viendo la aldea desde las cabezas de los Hokages, aparecía el hombre con su pipa encendida, descansando un poco del tedioso papeleo que le hacían firmar, en muchas ocasiones compartiendo algunas anécdotas.
Y, por último, pero no menos importante… Kushina y Minato. La relación con ambos adultos había mejorado muchísimo, esto debido a que en algunas ocasiones el hombre llegaba hasta el lugar en donde la pelirroja entrenaba al castaño, en algunos momentos en los que el joven pasaba el tiempo para descansar, muchas de esas hacia avergonzar a la pareja con preguntas más que evidentes, algunas veces haciendo que la mujer lo golpease y dejase un enorme chichón en su cabeza… pero se llevaban muy bien.
Ahora, los proyectos que tenía el joven hasta el momento…
Lo único que tenía en su cabeza ahora, era terminar con la guerra inminente para realizar todas y cada una de las ideas que tenga que hacer en estos momentos…
Cosa que no lleva hasta el momento actual… el equipo Genin conformado por Hyūga Tetsu, Mitarashi Anko y Yagel estaba esperando tranquilamente a que apareciera el Sannin de la nada, como hacia normalmente.
Por cierto, ahora el castaño tenía el cabello un poco más largo que la vez en que había llegado a la aldea, no tan largo como para llegarle hasta los hombros, pero si lo tenía más largo que antes, como también portaba aquella espada atada en su espalda en diagonal con un cinturón dejando sobresalir la empuñadura en su hombro derecho.
- Llegan justo a tiempo, mis querido alumnos… - decía el divertido Sannin con su típica sonrisa sádica, cosa que era más que normal para los jóvenes, quienes se habían extrañado un poco al notar un detalle…
- ¿Hoy no haremos ninguna misión, sensei? – dijo tranquilamente el ojiperla, quien no podía estar un poco curiosos como sus compañeros por ser citados al lugar sin ninguna explicación dada el día anterior.
- Seré directo y rápido con ustedes… la próxima semana, Konoha hará los exámenes de ascenso Chūnin… y los postule a ustedes tres para poder participar…
Esto sí que había sorprendido en gran manera a los más jóvenes, quienes no podían creer que hayan sido postulados en tan corto tiempo, sobre todo el castaño ojimarron, quien sabía lo que ahora significaba lo que acaba de pasar… todas las cosas que tendría que hacer para cambiar el futuro estaban a punto de empezar…
- ¿En serio lo hiciste? – la pelimorada todavía no podía salir de su estupor por la declaración del Sannin, no es que no se sintiese preparada ni nada por el estilo, sino que era algo… apresurado.
- Así es, por lo cual lo que resta de semana la tienen libre para poder decidir si quieren participar o no… eso ya es su decisión… - el Sannin les había tendido unos papeles a los jóvenes, que eran los formularios que tienen que llenar para luego llevar a la academia.
- Entonces tenemos que ir hasta la academia el lunes en la mañana…
- Claramente, mi querido Tetsu. Ahora que no tengo nada más que decirles… pueden irse.
Sin más preámbulo, dos de los tres jóvenes habían utilizado el Shunshin No Jutsu para irse del lugar, dejando solos al castaño y al pelinegro, como era costumbre.
- Nos vemos luego, Sensei…
- Kushina quiere verte esta tarde en donde siempre… - dijo el Sannin, para luego su cuerpo comenzara a derretirse en lodo, dejando un poco impactado, pero sobre todo asustado al joven, a quien le había recorrido un escalofrió en la espalda, esperando que no fuera nada malo lo que la mujer pelirroja quisiera de él.
Ya repuesto de sus pensamientos y acciones, el joven hizo el sello del carnero para luego desaparecer en una nube de hume e ir a la aldea rápidamente… primero que nada, tenía que saber si todos los demás ninjas de su generación habían recibido la noticia.
No tardó demasiado tiempo notar que muchos de sus amigos estaban en el mismo restaurante donde siempre solían venir cada cierto tiempo, mirando que también se encontraban el ojiperla y la pelimorada en el lugar.
- ¡Yo! – decía el castaño, saludando con una pequeña sonrisa hacia los demás, quienes notaron su presencia en el lugar – Lamento la tardanza.
- ¡Yagel! Llegaste justo a tiempo – decía un sonriente pelinegro Uchiha mientras miraba en su dirección.
- Supongo que a todos ya le informaron…
- Pues claro, ¿Por qué otra razón crees que estamos aquí? – decía el joven Asuma mientras tomaba un de los palillos de Dango antes de que cierta pelimorada acabara con ellos.
- ¡Parece que nuestras llamas de la juventud son tan brillantes que hemos llamado la atención de la antigua generación! – decía el pelinegro experto en Taijutsu, parándose sobre la mesa dando una gran sonrisa que de alguna forma se ilumino por un momento, alzando su pulgar derecho con extrema motivación, obteniendo las mimas gotas de sudor en las nucas de muchos de los presentes.
- Bueno… si ese es el caso, no creo que haya margen de error para que fallemos en este intento… muchas de las miradas de las personas caerán especialmente sobre nosotros… - dijo el peliplata con cierto aburrimiento mientras enfocaba su vista en un libro de alistamiento ninja que había comprado hace poco…
- Tienes toda la razón, Kakashi-san. Lo mejor que podemos hacer ahora es no ceder ante la presión del momento – dijo el castaño, agarrando una silla para sentarse con lo demás – Además… no quiero imaginarme lo que me haría Kushina-sensei si no me ascienden…
- ¿De verdad es así de mala Kushina-san?
- Como no tienes idea, Asuma… - decía cierto Uchiha respondiendo la pregunta dirigida hacia el castaño, que también había reaccionado de la misma forma que el pelinegro, con un pequeño escalofrió que recorrió toda su columna vertebral.
No era secreto para nadie en la aldea que el castaño ahora estaba bajo la tutela de la pelirroja Uzumaki… después de todo, en muchas ocasiones lo curiosos miembros del equipo Minato iban hasta el lugar en donde se encontraba la mujer con el joven en su entrenamiento en los días en los que no aparecía su sensei rubio por ningún lado, sorprendiéndose en gran manera por el descubrimiento que habían hecho… no habida tardado mucho en formar parte de alguno que otro "calentamiento", si es que se podía llamar así, como también esparciendo la noticia confirmada
- No entiendo cómo pueden pensar eso de Kushina-san… ella es la mujer en la que me quiero convertir en un futuro – lo decía cierta castaña con marcas purpuras en sus mejillas, con mucha ilusión en su mirada… tanto que se le podían ver como sobresalían estrellas de sus ojos.
Esta reacción había sacado unas cuantas gotas de sudor en algunos de los presentes… como también unas pocas gotas de sudor nervioso de cierto castaño y pelinegro, que de cierta forma había tragado duro por escuchar el sueño de la mujer, a lo cual el castaño se acercó al pelinegro para susurrarle algo al oído - Si Rin-san llega a tener el mismo carácter de Kushina-sensei…
- Ni siquiera lo digas… - decía el pelinegro también en un susurro, mirando un poco sonrojado hacia otra dirección, sacándole una sonrisa zorruna al joven castaño.
- ¿Y ustedes dos que tanto susurran? – decía una pelinegra con ojos carmesí, mirando al dúo, solo para que el pobre Uchiha se apenase más de obtener muchas de las miradas de todos los presentes en su momento de vergüenza.
- Cosas de hombres – dijo simplemente el castaño con una sonrisa enmarcada en su rostro, haciendo fruncir el ceño a la mujer… a todas en general, como también haciendo suspirar a los hombres – en otro momento se hablará de "eso", ¿No es así, O-bi-to-san?
- Ya cállate – decía el pelinegro aún más sonrojado que antes… de verdad, el castaño tenía una manera muy particular de decir las cosas… y ni siquiera sabía si lo estaba ayudando o avergonzando todo el tiempo.
- Bueno, sea como sea, creo que es hora de que… me valla… - en esto último, al castaño lo había rodeado una especie de aura depresiva a su alrededor, sacando más gotas de sudor de los demás… a excepción de dos personas.
- ¿Tienes que ir a ver a Kushina-san? – fue la pregunta de un temeroso pelinegro, quien había leído perfectamente la expresión del castaño… solo tuvo que verlo a su cara para entender que estaba en lo cierto – Mis condolencias, amigo mío… - fueron las palabras que salieron del pelinegro con mucho pesar, para luego acercarse al castaño y palmearle la espalda, aumentando aún más el depresivo ambiente en el lugar, haciendo que a los demás les creciera mucho más sus gotas de sudor.
- Ya dejen de hacer estupideces… estoy más que seguro si no te vas ahora, posiblemente las cosas con Kushina-san terminen peor de lo que tienes pensado – fueron las duras e insensibles palabras del peliplata, quien, hacia lo posible por tratar de romper el denso ambiente en el lugar, cosa que había logrado al ver como el joven sin siquiera despedirse de los demás.
- ¿No crees que te pasaste un poco, Bakakashi? – decía el pelinegro, al ver que el joven ya no estaba en el lugar, para luego ver a su compañero peliplata, quien ni siquiera dijo nada a la pregunta del pelinegro, habiéndolo fruncir el ceño… para luego notar como el cuerpo del joven Gai estaba temblando quien sabe por qué razón, como también mantenía su mirada hacia abajo - ¿Estas bien, Gai?
- Así que se fue… - dijo el joven con el spandex verde, para luego dejar ver su cara… mostrando unas cuantas lagrimas cómicas en sus ojos - ¡Sus llamas brillan tanto que ni siquiera el peligro inminente lo podría detener! – decía el pelinegro cerrando su puño con mucho ímpetu, haciendo que todos los presentes sudaran por el comportamiento de su amigo.
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El castaño principal iba de camino hacia el campo de entrenamiento donde habitualmente se encontraba con la mujer pelirroja… solo para encontrar que ella no estaba sola en aquel lugar…
- Kushina-sensei… no sabía que tendríamos algunos espectadores en el entrenamiento de hoy… - dijo el castaño llamando la atención de la mujer, como también de las otras personas que estaban en el lugar, las cuales el joven logro identificar a la perfección… un rubio con traje Jōnin estándar, un pálido pelinegro, un hombre mayor castaño con maracas de líneas que descendían de sus ojos, este último había sorprendido un poco al joven por su presencia en el lugar… pero la cosa no terminaba ahí ya que al lado del hombre mayor estaba un peliblanco que sorprendió al joven internamente - ¿Eres quien yo creo que eres? – dijo el joven, mirando en dirección al alto hombre peliblanco.
Y hablando de nuevo espectador, un hombre más alto que la gente promedio, con el cabello salvaje de color blanco atado en una coleta baja que llegaba casi hasta el final de su espalda, ojos de color negro y debajo de las esquinas más alejadas de sus parpados, dos rayas rojas que caían hasta un poco más debajo de sus mejillas, además de llevar en su protector de frente (Hitai-ate) de la aldea. Llevaba puesto un traje personalizado que consisten en un traje completo, camisa manga larga, pantalones largos y sandalias Shinobis de color negro, y encima de la camisa llevaba una especie de chaleco táctico con hombreras largas, sin mangas, con su parte delantera y trasera que dejaba sobresalir su parte de abajo un poco, de color gris.
El hombre seguía mirando al joven analíticamente, mirando cada pequeña facción de su cara y cada pequeña reacción que hacía en cada segundo que pasaba, impacientando un poco por al joven por la tardanza del hombre que no había dado todavía una respuesta, para que luego este sacase una enorme sonrisa hacia el pelinegro que estaba a su lado.
- Era de esperar que le hayas informado sobre nosotros, Orochimaru…
- Te equivocas, Jiraiya. Nunca le hable sobre nosotros ni de nada que tenga que ver con la aldea… él lo buco por su propia cuenta.
- ¿En serio hizo eso? Tú y Kushina sí que encontraron un alumno muy impresionante… - luego de que el peliblanco dijese eso, volvió a centrar su mirada en el joven que había llegado – Lamento la espera, pero…
- Ya no es necesario. Jiraiya, uno de los "Tres Legendarios Sannin", también conocido como el "Gama Sennin" (Sabio Sapo) y tener una gran popularidad por ser el más fuerte de los Sannin y ser el creador de la serie de libros para adultos "Icha Icha" … – decía el joven, sorprendiendo en sobremanera al hombre, quien volteo disimuladamente para ver las caras de los presentes… para ver como únicamente suspiraron con cansancio palpable - …como también tener la fama de ser un pervertido, a lo que abiertamente lo proclamas con otro nombre que creo que era… "Súper Pervertido"…
- ¿Hasta te sabes esa parte? – decía el anonadado hombre, notando lo mirada molesta de cierta pelirroja, que lo hizo mirar nuevamente hacia el joven un poco nervioso… esa mujer daba tanto miedo como cierta rubia compañera suya.
- Supongo que estoy en lo correcto… pero entonces, ¿Puedo preguntarles que hacen aquí? Ya entiendo que Orochimaru-sensei y Minato-san estén aquí… pero no esperaba que el Hokage en persona estuviese aquí… y mucho menos a uno de los Sannin que se la pasa viajando por todo el continente…
- Ellos están aquí por pura curiosidad – dijo simplemente el Sannin de las serpientes, haciendo que el peliblanco y el Cataño mayor cayesen sobre sus espaldas por la tan simple declaración del hombre, como también sacando cotas de sudor en las nucas del rubio y la pelirroja – pero dejando eso de lado… la razón por la que estás aquí… es para hacerte tu prueba final.
- La prueba final antes de que empiece el examen de ascenso Chūnin para evaluar que tanto aprendí en los últimos meses… - dijo el joven, revelando el verdadero propósito de la supuesta prueba final, cosa que sorprendió al Sabio sapo nuevamente.
- Efectivamente. Además de eso, no seremos ni Orochimaru-san ni yo los que pelearemos contra ti para evaluarte… - esta noticia sí que había tomado por sorpresa al joven, quien ahora estaba viendo a los tres hombres que venían acompañando a sus dos maestros.
- ¿Quién de ellos tres será? – dijo el joven castaño señalando a los tres hombres que usualmente no estaba ahí.
- Yo seré uno de tus oponentes… joven Yagel – dijo el Hokage, cosa que sorprendió al joven por notar algo en las palabras del hombre – tengo que estar informado de cada una de las capacidades de las que son capaces cada uno de los ninjas de esta aldea a la cual debo proteger… por lo cual, no podía darme el lujo de quedarme sentado, dejándome intrigado con el límite de tus capacidades físicas y mentales muchacho.
- ¿Dijiste "uno de tus oponentes"? – repitió el joven, notando que estaba en lo cierto al ver como el Hokage asintió cuando había dicho su pregunta… entonces…
- ¡Yo! – dijo el Sannin peliblanco, colocándose a un lado del hombre mayor, dejando perplejo el castaño, quien no paraba de pensar en un sinfín de cosas.
- ¿Qué demonios significa esto? ¿Qué estaban pensando Kushina-sensei y Orochimaru-sensei al colocarme como oponentes a dos ninjas muy superiores a mí? No será que… - el castaño tuvo que parar sus pensamientos al notar que la mujer hacia señas para llamar su atención, además de acercarse peligrosamente preparando su puño - ¿Qué pasa?
- Te dije que ellos serán tus oponentes – decía la mujer, colocándose en frente del joven – más bien, fue un pedido de Orochimaru-san que ellos fueran tus oponentes…
- Los mejores ninjas de Ninjutsu y Fūinjutsu que existen en la aldea… debí suponerlo desde un principio… - decía el castaño con su pulgar derecho en s mentón mientras miraba deductivamente a la mujer, para encontrar que sus suposiciones eran correctas.
- Debido al progreso exponencial que has tenido en tu entrenamiento, tuvimos que tomar medidas drásticas para evaluar mejor tu desempeño…
- ¿Derrotar a un ninja nivel Kage y a otro que se aproxima por muy poco es una buena prueba para un aspirante a Chūnin?... Me parece absurdamente increíble – por más nervioso que alguien se pudiera sentir al tener una pelea contra dos ninjas de tal calibre… esta pelea era algo que estaba fuera de su liga… pero por más ridículo que fuese, al castaño le apareció una pequeña sonrisa en su rostro.
- Si no hay ningún inconveniente, es mejor que empecemos lo antes posible – decía el Sannin de las serpientes, quien se alejó unos cuantos metros, buscando el lugar perfecto para ver el pequeño encuentro.
- Concuerdo – dijo el rubio, quien también se colocó junto con el Sannin, para que luego la pelirroja lo siguiera hasta el lugar.
- Bueno… ahora que ya no hay nadie cerca… ¿Están listos? – decía el joven, quien no había tardado ni un momento en colocarse en su postura de pelea habitual, además de tener enmarcado en su cara una ancha sonrisa.
- No te confíes, muchacho. Puede que este viejo, pero eso no significa que no sea tan fuerte como lo fui en un pasado muy cercano… - el Hokage, mostrando su atuendo de batalla, había sacado un Bō en una bola de humo que había aparecido.
- Y yo todavía sigo en las ultimas luces de mi juventud – decía el Sannin de los sapos, ahora colocándose en su propia posición de pelea.
- Hmp, que problemático… - pensó con algo de pena el joven, viendo que ninguno de los dos hombres se iba a confiar en el encuentro que iban a tener en estos momentos, complicándole las cosas más de lo debido al más joven – En cualquier circunstancia, esto sería una pelea más que injusta… pero viendo que yo sé mucho de ellos, como también que no aparento nada de lo que parezco, también contando con más experiencia de la debida…
Sin más que pensar, el castaño decidió dar el primer ataque, apareciendo en frente del Hokage en lo que parecía ser un parpadeo, cosa que sorprendió un poco al peliblanco debido a la falta de información que tenia del castaño más joven, cosa que le saco una sonrisa mental.
- ¡Ahora! – el castaño cambio la trayectoria de su golpe, sorprendiendo a los hombres, para ver que ahora iba en dirección hacia el peliblanco, que por su falta de concentración recibió aquel poderoso golpe en su estómago, haciéndolo escupir algo de saliva y retroceder unos cuantos metros.
Pero la cosa no acababa ahí, ya que el castaño dando una voltereta lateral en el aire, extendió su pierna izquierda para darle una patada que iba en dirección al rostro del Sandaime, pero siendo mucho más precavido que su alumno peliblanco desde un principio, decidió esquivar la patada agachando su cabeza, para luego tomar su Bō con ambas manos para darle de lleno al castaño, quien tocando un poco con su pierna derecha el arma del castaño mayor, se impulsó hacia atrás dando una voltereta inversa.
- Interesante… - decía el peliblanco ya repuesto del golpe del joven, para luego arremeter contra este dándole un golpe certero en su cara… notando que este había desaparecido dejando un tronco en su lugar.
Mirando hacia todos lados, ambos adultos estuvieron atentos para prevenir el posible ataque que daría el joven, dándose cuenta de que unas pequeñas piedras se habían movido, ambos saltaron fuera del lugar, viendo como dos castaños rompían el suelo en donde estaban parado anteriormente.
- Doton: Moguragakure no Jutsu (Elemento Tierra: Jutsu De Ocultación Como Topo) – dijo el Hokage, entendiendo que el joven había hecho eso desde el principio… pero de cierto modo, algo no cuadraba en lo que había hecho…
- ¿Cómo hizo eso tan rápido? – era la pregunta que se hicieron ambos hombres mientras caían en el aire, para luego darse cuenta de una persona que estaba mucho más arriba de ellos.
- Fūton: Daitoppa – dijo el castaño, mandando una gran onda de aire afilado hacia los hombres, estampándolos en el suelo, para luego ver como los otros dos castaños que estaban más cerca de ellos empezaban a sacar sus espadas para tratar de terminar con esto lo antes posible…
Pero claro, estamos hablando de dos hombres que no se iban a dejar vencer tan fácilmente, por lo cual, ambos se habían sustituido con unos trancos, viendo como los castaños cortaban limpiamente el trozo de madera.
- ¿Cuándo…?
- Sabia que estaban planeando algo raro desde el momento en que los vi reunidos a todos ustedes… por lo cual, toma algunas precauciones antes de que pudiera ocurrir algo… - dijo el castaño que estaba aterrizando luego de hacer el Jutsu estilo viento, mirando como el perplejo peliblanco no podía procesar lo que había dicho el joven, lo cual saco una sonrisa en su cara, como también a cierto pelinegro que estaba viendo la escena un poco divertido de que un niño estuviese jugando con la cabeza de su compañero.
- Parece que tu entrenamiento ha dado sus frutos, muchacho… - decía el Sandaime, mirando con una pequeña sonrisa al joven, para luego volverse a colocar en la misma postura de batalla.
- Y bueno… ¿Continuamos? – dijo el mismo castaño, quien se colocó al mismo tiempo que los otros dos en su pose de pelea con su larga espada estilo Nodachi.
Ahora hablando de aquella espada, esta era una con el filo algo curvo, como era costumbre de cualquiera de su estilo, que medía 0,95 metros, y si se cuenta la empuñadura, serian en total 1,42 metros de largo. La contera dorada tenia grabada el símbolo de la aldea de la hoja y la empuñadura de madera de roble, con una guarda de hierro en forma de diamante, decorado con cintas blancas formando rombos hasta el final de esta, dejando ver el pomo con el mismo símbolo de la aldea debajo, como también haciendo unos accesorios con el sobrante de la cinta.
- Parece que te has tardado mucho más de lo que esperaba… - decía el peliblanco, mirando en dirección al joven… que estaba dando una sonrisa nada, pero nada buena según los adultos, a lo cual el Sandaime y el Sannin de los sapos sintieras como debajo de ellos se sentía el Chakra evidentemente del castaño… pero lo raro es que no habían clones de sombras por ningún lado… sino, una etiqueta explosiva, a lo que ambos hombres saltaron lejos del lugar… para luego notar una gran explosión que los había dejado helados por unos segundos - ¡¿Qué demonios?!
- ¿Eso? Solo son las etiquetas explosivas que yo mismo modifique…
- ¡¿En que estabas pensando al hacer eso?!
- Esto es una prueba, ¿No? Por lo cual dije anteriormente que tome unas cuantas precauciones desde el principio… pero no creo que sea lo suficientemente fuerte como para derrotar a un ninja de sus rangos… no creo que sea algo malo – dijo el castaño encogiéndose de hombros para irritación del peliblanco.
- Fue una mala idea enseñarle Fūinjutsu – dijeron mentalmente los tres espectadores, viendo la gran explosión que causo únicamente el cambio de un solo patrón del papel explosivo que el joven había modificado… haciéndoles pensar hasta donde podía llegar tal fascinación por los sellos…
El resto de la pelea ya se había centrado en todo un poco de cada cosa… lo único que se puede decir es que todo estaba vuelto un desastre, por no decir menos… pero coma era predecible desde un principio, el joven había perdido en el momento en que cierto peliblanco decidió pelear en serio, siendo víctima de muchas de las trampas del hombre con algunos jutsus con su cabello, como también alguna jugada en conjunto con los sapos. El Sandaime no se había quedado atrás, aunque desde un principio se había puesto en serio contra el joven, en esta parte tuvo que emplearse a fondo, utilizando al menos un Jutsu de cada elemento para detener a los clones con las armas.
El joven, más que desgastado por la cantidad de clones, que en total habían sido más de diez, siendo un gran mérito para el joven con reservas de Chakra expandidas a lo largo de cada entrenamiento, también por las repetidas veces que tuvo que utilizar Ninjutsu elemental para llevar a los dos hombres hasta algunas de las trampas improvisadas, solo para entender que era una gran pérdida de tiempo, por lo cual, lo único que le quedo fue ataque directo con Taijutsu y Kenjutsu.
Ahora, el cansado castaño estaba pensando en una mejor estrategia para poder acabar teniendo la victoria del "pequeño" encuentro… todo esto, desde el principio de la batalla, si quitar aquella sonrisa que quien sabía por qué razón la seguía dando.
- ¡Es suficiente! – se escuchó la voz de cierta mujer pelirroja, que se había acercado hacia los hombres, los cuales habían bajado su guardia, colocándose en sus posiciones normales, a lo que el rubio suspiro u poco decepcionado…
- Me hubiera gustado seguir un poco más… - aunque las cosas se hubiesen puesto mal para el castaño, no podía evitar sentirse tan bien en una situación como esa… algo que le había pegado cierta mujer en otro mundo.
- No tuviste alguna falla en ninguna de los ataque y estrategias que hacías, cada vez que una no te servía, probabas con otra completamente diferente, utilizando todas y cada una de las técnicas que aprendiste como también el entorno en el cual estas rodeado… - dijo el rubio, quien había analizado cada acción tomada por parte del más joven presente.
- Y no solo eso, también has mejorado exponencialmente tu Kenjutsu, sin contar que tu Taijutsu es mucho más letal de lo que era hace unos meses atrás – ahora le había tocado al pelinegro dar su parte de las observaciones tomadas al joven.
- No puedo decir que me esperaba tal batalla como esta… - fueron las únicas palabras que habían salido de la boca de un muy sorprendido peliblanco.
- Ere mucho más de lo que había pensado que eras capaz, muchacho… espero que siempre tengas la misma energía que tienes para cada pelea, utilizarla para defender la aldea con tu corazón – ahora era el turno del Hokage dar su punto de vista de las habilidades del joven.
- No tengo nada que decirte… todo lo que podía decir, ya lo dijeron ellos – esta fue la respuesta de la pelirroja, sacándole algunas gotas de sudor a los presentes – pero, de todas formas, estoy muy convencida de que en un futuro serás un gran ninja… me divertí mucho entrenándote, Yagel…
- ¿Por qué dices eso, Kushina-sensei?
- Ya no hay nada más que pueda enseñarte… ahora tendrás que entrenar por tu propia cuenta si quieres seguir mejorando lo que has aprendido hasta ahora… tampoco es que tenga la intención de que me superes, porque yo también seguiré mejorando cada día que pase… - decía la mujer, recordando el poco tiempo que había pasado entrenando al joven, el cual ya no iba a estar bajo su tutela… para luego darse cuenta de cómo este había agachado la cabeza, sin dejar ver parte de su cara, escondida por los mechones de su largo cabello.
- ¡Kushina-sensei! – el castaño había corrido hacia la mujer mientras de sus ojos salían chorros de lágrimas cómicas, para luego agarrarla y con gran fuerza levantarla y moverla de un lado a otro cómicamente, sacándoles más gotas de sudor a los presentes.
Unos minutos más tarde, el castaño ya estaba de vuelta en su hogar, para luego dirigirse directamente hasta el baño para tomar una larga ducha… era bueno que estuviese libre por estos días, ya que ahora podía comenzar a profundidad cierto entrenamiento que tenía pendiente desde hace un tiempo.
- Es el momento de romper mis limites si quiero hacer que todo funcione…
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- ¿Y qué me dicen?
- ¿A qué te refieres, Orochimaru?
- A todo, sensei – decía el pelinegro, haciendo aquella pregunta en general para cada uno de los que habían presenciado la prueba recién terminada.
- Es un muchacho que todavía tiene un largo camino por recorrer… pero tengo la certeza de que llegara lejos en muy poco tiempo… - dijo cierto hombre peliblanco, quien todavía seguía viendo en dirección a donde se había ido el joven hace unos instantes.
- Puede nos haya mantenido a raya durante un tiempo, pero aun así tiene mucho por que aprender en tan poco tiempo…
- ¿Lo dices por la guerra, Sandaime-sama? – fueron las serias palabras de un rubio, quien luego de un rato, al fin quiso incluirse en la conversación.
- Tarde o temprano se tendría que incluir a la nueva generación… queriendo o no queriendo… y no me gusto para nada que fuese la segunda opción… - fueron las palabras llenas de cansancio y un poco de tristeza por parte del hombre con más edad de los presentes.
- ¿No había otra opción para evitar esto?
- Lamentablemente, no, Kushina. Ya pronto los ninjas de Iwagakure No Sato harán su movimiento, después de todo, ese es el motivo por el que vine a la aldea nuevamente… - dijo el Sannin de los sapos a la pelirroja, quien solo agacho la mirada por la respuesta escuchada – también es la razón por la cual le sugerí a sensei hacer los exámenes Chūnin mucho antes de lo planeado… la fuerzas que mando sensei hace unas semanas fueron exterminadas por ninjas de Iwa, además de no tener suficiente fuerza militar como para contraatacarlos si llegan a hacer un golpe fatídico…
- ¿Pero…?
- Kushina-chan – dijo el rubio, mirando como la mujer de cierto modo empezaba a alterarse – si queremos que todo salga de la mejor manera posible… esta es la única opción…
- ¿Qué mandemos a los más jóvenes a batallar una guerra para la cual ni siquiera están listos? – la mujer no podía contener la frustración que sentía por dentro, haciendo que algunos de los presentes apartaran su mirada de la mujer… todos excepto el Sannin de las serpientes.
- Kushina, sabes que desde un principio a todos no inculcaron el verdadero deber que tiene un ninja con su aldea… que pueden morir en cualquier momento, ya sea por una simple misión que se ha complicado o por la misma guerra que siempre buscamos evitar…
- Orochimaru-san tiene razón, Kushina-chan. Si no hacemos esto, en el peor de los casos, estaríamos dejando que el enemigo gane terreno, tanto para acercarse lo suficiente y aniquilar la aldea por completo…
- ¡¿Es que no puede haber otra forma?! – la mujer ya fuera de sí, no pudo aguantar más con la frustración que sentía por dentro, haciendo completamente evidente.
- Luego desde el incidente de Danzō… esta es el mejor de los casos posibles… - fueron las serias palabras del Sandaime, recordando cierta información que había obtenido del hombre vendado de parte de su alumno peliblanco – Y no es que pudiese detenerlo así como así… tampoco soy un dictador, no puedo arrestarlo y matarlo por una suposición que estoy seguro tiene completamente oculta ante la vista de todos… más el hecho de que en ningún momento ha dejado una sola prueba por la cual pudiéramos arrestarlo…
- Lo se… - fue la corta y seca respuesta proveniente de la mujer, a lo cual el rubio que estaba a su lado la tomo del hombro para tratar de tranquilizarla un poco.
- Descuida, todo saldrá bien… solo tenemos que confiar en que cada quien hará su parte a la perfección…
La mujer hundió su rostro en el pecho del rubio, abrazándolo tan fuerte, de forma de que nadie pudiera arrebatárselo en ese momento… cosa que fue vista por los demás, quienes veían un poco tristes la escena.
Esto no era algo por lo cual un ninja experimentado debía preocuparse… pero, después de todo, eran humano, no máquinas de guerra sin sentimientos hechas para matar a más personas.
Algo estaba muy claro en la cabeza de todos los presentes… era imposible que la nueva generación no formase parte de esta guerra, pero eso no significaba que iban a dejar que llegase a pasar algo como esto nuevamente… por lo cual, en cada uno de ellos, estaba aquel pensamiento de terminar con esta cruel guerra, que dejaría marcado a muchos de los jóvenes que prontamente formarían parte en contra de su voluntad…
Lamentablemente, ese no era el único problema que había en ese momento… sino que también estaba el tema de cierto hombre que parecía ser una momia viviente, por lo cual, no debían ser muy descuidados con cada acción que tomarían de ahora en adelante.
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- ¿Estás listo?
- ¿Cómo no voy a estarlo? Si el Hokage adelanto los exámenes, significa que la guerra nos obligó a formar parte de ella… aunque de cierto modo, estoy algo nervioso… será la primera vez que forme parte de una… no me agrada la idea de matar a gente, ¿Sabes?
- Lo entiendo perfectamente, joven Yagel. Pero no puedes quedarte con ese pensamiento en tu cabeza… solo recuerda esto cuando vayas a hacer lo inevitable… no es malo proteger a tus seres queridos de gente que no tiene ni la más mínima posibilidad de ser salvada.
- Lo sé, Hamura-san… tratare de estar mentalmente preparado para cuando esto llegue a suceder… no puedo dejar que algo como esto afecte ahora. Mejor prosigamos con nuestro entrenamiento.
- Que así sea.
Por un lado, mucho más apartado, está el joven viajero de otro mundo el cual comenzó el entrenamiento que le había pedido al ojiperla… la adquisición de aquella técnica que estaba aprendiendo en estos momentos podría significar un cambio significativo para bien… o esos eran los pensamientos del joven.
Prontamente, las cosas se tornarían tan crudas que probablemente sería difícil de digerir para una persona normal… lo único que se podía hacer ahora era confiar en que los hechos, ya muy alterados, sean los que se están esperando… para así tener todo listo para contrarrestar cada uno de ellos efectivamente.
A partir de ese momento, la historia cambiaria para siempre…
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Fin Del Capítulo.
¡Hola! Espero que le haya gustado mucho este capítulo, que como dije hace unos capítulos atrás, por fin pude dar aquel salto de tiempo que necesitaba la historia, la cual se tornara mucho más rápida de lo que se espera.
Antes de continuar hablando sobre la historia, primeramente, tengo que notificarles que he podido programar un "horario", por así decirlo, para actualizar el fic de cierta manera... aunque no está terminado del todo. La cosa queda en que estuve pensando en actualizar un día fijo de la semana (ya sea un lunes o un jueves, como he hecho las últimas veces), pero todavía no he decidido cual día será, cosa que espero tener listo para cuando actualice el próximo capítulo.
Pero lo que si tengo entendido es que actualizare al menos una vez al mes, como mucho, tres o cuatro veces, que en teoría vendría siendo el máximo de veces que podría hacerlo, esto en el caso hipotético en que este completamente inspirado para actualizar MUY seguido, como en el caso de los primeros capítulos de mis historias publicadas, esta y otra más.
También, algo que he decidido hace mucho, pero se me ha olvidado decir, es que cada capítulo que haga, tratare de hacerlo con por lo menos diez mil palabras mínimo… en esto no daré un número máximo ahora, por lo cual pueden llegar a ser veinte mil o treinta mil palabras, si es que estoy tan inspirado para lograrlo… pero en ese caso, posiblemente haría el capítulo por partes (Parte I, Parte II, Parte III…), esto también aplica para todas las historias que haga de ahora en adelante.
Ahora, con respecto a la próxima vez que actualice el capítulo… posiblemente sea hasta el próximo mes, seguramente a principios.
Con esto aclarado, ahora puedo proseguir con algunos detalles del capítulo, como el hecho un poco evidente del que ahora estoy cambiando en sobremanera la historia, algo que todavía no tenía previsto hacer hasta el "comienzo original" … pero bueno, en cierto modo, era algo que no podía evitar.
Otra cosa que también deje en el aire, la técnica que el protagonista está aprendiendo… eso sí que no lo revelare hasta que llegue el momento.
También el entrenamiento del protagonista, el cual, de cierto modo, o es demasiado para tan poco tiempo o es muy poco para demasiado tiempo… tal vez sea uno u otro.
Bien, hasta aquí seria todo lo que tengo que decirles, además de que, como siempre digo, me gustaría saber cuál es la opinión de cada uno escribiéndola en los comentarios.
Ahora sin nada más que decir… me despido. Cuídense mucho y, ¡Hasta el próximo capítulo!
Atte.: Yagel0601
