Un fuerte estruendo resonó al rededor en la finca, despertando a los que aún se encontraban dormidos en aquel momento alterándolos lo suficiente como para causar que se prepararan la mitad para combatir. Tsunayoshi salió apresurado por el balcón de la habitación que tenía él para poder ver que sucedía, encontrándose enfrente de él una nube de polvo, saliendo de esta con rapidez su anfitrión seguido de aquel hombre de cabello plateado.

—¿Que están haciendo? ¿Por qué pelean? —cuestiono el castaño antes de sentir una fuerte patada en su espalda, causando que cayera desde el segundo piso de bruces a la tierra de aquel lugar, sintiéndose aliviado de salir tan solo con un dolor general en el cuerpo, preguntándose internamente si a esa altura ya era de goma por no morir con esas cosas— Re-Reborn ¿¡que te pasa!?

—deberías estar haciendo lo mismo que están haciendo ellos —bufo el mayor saltando desde donde se encontraba, cayendo a un lado de este, señalando con su cabeza hacia donde estaba ocurriendo todo.

—¿Que est-... —el joven se enderezó con dificultad para ver lo que el mayor quería que viera, dándose cuenta lo que este quería decir, aquellos dos frente a él se encontraban entrenando aunque la vista no era nada agradable.

El platinado dio una patada de la cual el rubio cubrió su costado, moviéndose un par de metros debido a la fuerza del golpe intentando enseguida mover el brazo para verificar daños, escuchando como el mayor chistaba para pasar a dar una risa irónica.

—me pregunto si la habré roto —sonrió con orgullo el alfa intentando averiguar las expresiones del omega para confirmar aquello, recibiendo tan solo una sonrisa de agotamiento, pero llena de arrogancia— maldito mocoso...

El mayor arremetió nuevamente contra el menos, intentando desestabilizarlo con unas cuantas barridas además de rápidos puñetazos dirigidos específicamente a la cara del joven, el cual se encargada de esquivar las patadas y cubrir los fuertes puñetazos con sus brazos sintiendo como con cada golpe, aparte de magullarse su piel, sus huesos se iban fracturando.

—¿Décimo está bien? —cuestionó exaltado Gokudera el cual iba llegando a aquel jardín por el costado del edificio junto a Yamamoto, recibiendo ambos un asentimiento silencioso del más bajo, dedicándole además una sonrisa algo irregular señalando hacia aquel espectáculo.

—ahí —murmuró el joven rubio soltando una patada, encontrando desprevenido al mayor al centrarse en su parte superior, derribándolo por un momento ínfimo, ya que volvió a levantarse con rapidez con la fuerza de sus brazos, arremetiendo con una patada desde abajo hacia el pecho del menor, el cual ya no pudo hacer nada, terminando un par de metros lejos con la espalda adolorida por el impacto contra el suelo, junto a una respiración difícil debido a la patada, seguro tendría una o dos costillas rotas.

—¿Estará bien? —el joven castaño dio un par de pasos hacia donde estaban aquellos dos peleando, aunque se detuvo por completo al ver nuevamente aquella borrosa sombra amarillenta que se erguía sobre el rubio antes de desaparecer y este levantarse como si nada hubiera pasado en aquel lugar.

—interesante, ha pasado lo mismo durante toda la mañana, ese alfa le ha dado golpes capaces de matar a cualquiera, pero sigue levantándose como si solo se hubiera tropezado —explicó el asesino de fedora sorprendiendo a los tres que ahí se encontraban en el lugar, los cuales se sorprendieron por lo que les habían revelado.

—aaahhhh... Ese árbol era mi favorito y estaba pronto a florecer —el cansancio se escuchaba en la voz de Giorno, el cual suspiraba mientras caminaba a un paso ligero hasta el árbol que se encontraba partido en dos.

—no es mi culpa mocoso, tú dijiste que no me contuviera, por mi te morías —gruñó el de largos cabellos platinados dándole la espalda al de ojos verdes el cual solo suspiro desganado, nunca podría lidiar con aquel temperamento aún después de todo lo que había pasado.

—gracias por tu consideración, lo tendré en cuenta la siguiente vez que quiera entrenar —soltó aquello con clara molestia y sarcasmo estirando sus articulaciones para relajarse mientras caminaba hacia el árbol derrumbado llamando a su stand por segunda vez en el rato— ¿Puedes ayudar a este árbol a volver a vivir?

—afirmativo, tomará solo unos segundos —GER extendió una de sus manos hacia donde se encontraba ahora derrumbado, un destello salió del objeto y comenzó a moverse volviendo al lugar donde correspondía, recobrando su vitalidad, deshaciendo de este cualquier rastro de daño previo.

—supongo que acabamos por hoy igualmente —comenzó a caminar con calma hacia donde estaba la entrada hacia la finca, viendo con cierta gracia como el mayor pasaba casi golpeando a sus invitados, soltando una corta risa y enderezándose para demostrar la altivez necesaria por estar en su dominio— parece que se entretuvieron un poco con el espectáculo.

—¿cómo que espectáculo? Parecía que te quería matar.

—él lo quería, no soy de su agrado, pero dejamos en claro que quitaría su frustración entrenando conmigo —soltó un pequeño bufido divertido al confesar aquello mientras se cruzaba de brazos, aquello le parecía divertido pero la expresión de tres de los presentes en el lugar era de incredulidad, mientras que del adulto era una expresión de consideración.

—interesante, me agrada ese método de entrenamiento —una sonrisa de claro agrado y orgullo era reflejado en el rostro del hitman, cosa que aterrorizó de sobremanera al castaño el cual soltó una queja de frustración.

—de-dejando eso de lado ¿Co-como volvió el ár-...

—supongo que deben tener hambre, podemos ir a la cocina aprovechando que es tan temprano —interrumpió con descaro Giorno a Tsunayoshi, pasando de largo a aquel grupo, ignorando los gritos de ofensa que le dedicaba Gokudera por hacer algo tan irrespetuoso con la persona que tenía adelante, soltando solo una corta risa en respuesta.

—no es descortés lo que está haciendo, recuerden que ayer dijo que no les respondería nada mientras Dame-Tsuna no acceda a ser el legítimo líder de Vongola, ese chico como jefe tiene la autoridad para decidir que contarles y que no, son civiles todavía a pesar de tener tantas conexiones con la mafia —el tono usado por Reborn era duro e inflexible ante las quejas que habían surgido entre dos de los tres jóvenes presentes, aunque ocultaba una sonrisa de gracia

Los demás líderes habían sido muy blandos con el castaño hasta el momento sobre la información que le compartían, el encontrar uno que se negara rotundamente a extenderles el conocimiento que guardaban le agradaba a Reborn, seguro aquello pudiera instigarlo a convertirse en el décimo o "neo Vongola primo" como había recomendado él, le interesaba esa parte de todo aquel asunto en verdad.

—deberíamos seguirle, deben nutrirse bien ya que nosotros también tendremos entrenamiento esta tarde —advirtió finalmente el de fedora para comenzar a andar por los pasillos siguiendo el rubio, siendo este a su vez seguido por los tres jóvenes los cuales comenzaron a especular sobre lo que se vendría.

Al llegar a la cocina la vista frente a Giorno le sorprendió completamente, Guido había dejado que más gente se metiera en la habitación a usarla para preparar comida, cuando por lo general este tenía recelo de cualquiera que pusiera siquiera un pie frente al propio mueble y en esta ocasión se encontraba este junto a cuatro mujeres preparando con entusiasmo el desayuno.

—no creí ver esto en mi vida —aquello no era exageración por parte del rubio, llamando la atención del moreno el cual se volteó levemente y le sonrió con suficiencia antes de terminar lo que él preparaba y lo servía en la isla para ambos.

—sorprendente ¿Cierto? —cuestionó Mista mientras extendía un tenedor al omega el cual lo recibió con gusto para probar el homelet que había preparado el contrario— llegamos al mismo tiempo a la cocina, me negué rotundamente a que se metieran a cocinar, pero esa chica del parche me lo pidió con la excusa de que me dejaría probar lo que cocinaran para demostrarme que no lo hacían mal.

—Y por lo que veo supongo que te convencieron.

—¡y no solo eso! La comida japonesa es sorprendente, muy distinta a la nuestra pero deliciosa aaahhhh... Debería pedirle que me enseñe a prepararla para ti, pero no sé nada del idioma y ellas tampoco, solo la pequeña del parche —el alfa se encontraba divagando placenteramente, pegándose de forma melosa al menor, el cual escuchaba todo con una sutil sonrisa en su rostro, adorando lo enérgico que era tan temprano este, dándole un sorbo a su café con lentitud.

—es bueno verte animado, llamé a Koichi ayer, quizás pidamos hacer algo con los idiomas —omitió por completo el hecho de tener más cerca aún a los de la fundación Speedwagon, pero ese tema tendría que arreglarlo él solo, quizás por teléfono o quizás con el Dr. Kujo mismo en su hogar.

—oh cierto, ese niño japonés que pudo hablar italiano —asintió un par de veces dirigiendo su mirada a la entrada de la cocina, donde se encontraban ingresando los invitados, prefiriendo comenzar a comer igualmente en lugar de estar tan meloso con el menor, a fin de cuentas se sentía alerta por aquel hombre de fedora— a todo esto ¿Como te fue en el entrenamiento? Se escuchó hasta aquí, además Abbacchio volvió hecho una furia, tomó una taza de café y se fue.

—fue como escuchaste, aunque esta vez destrozó mi adorado árbol de melocotones, afortunadamente Réquiem pudo devolverlo a la vida —dio una sonrisa leve tomando tu taza para beber de esta, contemplando como las féminas del lugar terminaron finalmente de cocinar y les sirvieron a los platillos correspondientes, sorprendido por la cantidad de comida.

—disculpe por usar tantos alimentos, pero gracias por dejarnos usar su cocina —Chrome dio una reverencia pidiendo disculpas al rubio y al azabache, este último negó un par de veces con una amplia sonrisa.

—no debes preocuparte, deben asentarse cómodamente, son los invitados de Gio a fin de cuentas —la complacencia con la que soltó aquello el moreno era solo por el hecho de nombrar al rubio

El rubio continuaba comiendo con elegancia a pesar de lo temprano que era mientras escuchaba la conversación, dirigiendo su mirada hacia el grupo que ahora era más grande debido a que se pusieron a hablar y desayunar los dos grupos juntos.

—es bueno ver que estás despierto tan temprano Tsuna-kun —la sonrisa de Nana era maternal e inigualable, bebiendo posteriormente a lo dicho un poco de su té.

—no digas eso mamá, es vergonzoso —el rostro del joven castaño se había encendido en rojo dejando caer su tenedor, escuchándose en el lugar la risa de su madre, terminando por suspirar agobiado.

—debe ser la emoción Tsuna-kun, de que nos invitaran a unas vacaciones todas pagadas gracias a un familiar lejano —Kyoko fue esta vez la que tomó la iniciativa para poder animar a su amigo, recibiendo en respuesta una risa muy torpe de parte del destinado a aquellas palabras.

—deberías levantarse tu solo dame-Tsuna, no soy tu despertador personal —recriminó aquel azabache de fedora, volviendo a poner nervioso al joven castaño el cual tosió con la comida que tenía él mismo en la boca, cubriendo su boca para no ser mal visto por sus anfitriones.

—¡es-está bien yo...

—Giogio necesito de tu presencia en la sala de reuniones, el capo Zafrada vino para organizar algunas rutas... —Fugo llegaba a la cocina al conocer la rutina del omega, guardando silencio en el momento en que notó que en la cocina no se encontraban solamente Mista y Giorno, sino que también varios de los invitados— se te solicita junto a Mista lo antes posible.

—enseguida vamos, gracias por el aviso Fugo —el rubio dejó el tenedor sobre el plato ya limpio del desayuno, levantándose de su asiento siendo seguido por su pistolero mano derecha, deteniéndose en la entrada de la habitación para voltearse a ver a los invitados— disculpo mi descortesía en retirarme, tengo asuntos que atender.

—pero que jovencito más educado y adorable —Nana se encontraba agraciada por la educación que presentaba aquel joven rubio, adorando la elegancia que emanaba este al irse de la cocina, inclinando su rostro mientras apoyaba su rostro en su diestra— ojalá fueras así Tsuna-kun, un jovencito en verdad ejemplar.

—ya mamá

—para eso mismo lo estoy educando mamma, será un hombre hecho y derecho este dame-Tsuna —golpeó la espalda del omega castaño con fuerza, haciendo toser finalmente al pequeño, el cual sintió poco menos que me moría debido a este.

Por el pasillo se encontraban caminando el omega acompañado por ambos alfas, Mista se encontraba burlándose de Fugo, riendo por la suerte que tenía de que Narancia hubiera sacado un perfecto en una prueba de la escuela, escuchándose de vez en cuando risillas por parte de Giorno.

—debes cumplir tu promesa Fugo, Narancia dio todo de si para que estés con él —le aconsejó el rubio palmeando un par de veces el hombro del de ojos violeta rojizos, el cual suspiró agobiado por la semana que vendría, sería lo más largo que viviría.

—tengo muchos papeles que organizar, y reuniones que organizar Giogio —trató de poner una excusa para negarse aquello al menos hacia su superior, el cual se detuvo y colocó sus manos sobre los hombros de este con seriedad.

—de que hemos hablado, deja el trabajo después de esta reunión Fugo y céntrate en ayudar a Narancia para su celo, así podrás relajarte junto a él —la seriedad en su expresión era incómoda para el de ropa agujereada, terminando por sonreír y comenzando a caminar nuevamente hacia la sala de reuniones— ahora vamos, que nos están esperando.

—si Giogio...

—relájate hombre, vas a ver cómo cambia tu expectativa luego de esa semana —golpeó Mista la espalda del rubio pálido el cual frunció su ceño con molestia y su rostro por completo rojo por la vergüenza, iba a gritarle en contra pero la mirada atenta de Giorno sobre los dos provocó que se calmaran.

Una vez los tres llegaron a la sala de destino Fugo abrió la puerta a los otros dos, dándoles la entrada antes de él marcharse, cerrando la puerta detrás de él.

—no lo esperaba el día de hoy capo Zafrada ¿Que lo trae a mi hogar el día de hoy? —el tono de Giorno había vuelto a ser elegante, pero más demandante que anteriormente, recalcando entre los tres del lugar quien era el que gobernaba, pasó a sentarse en la silla que se encontraba frente al hombre de apariencia robusta.

—joven jefe, quería mostrarle unos cuantos productos que me han llegado y también la mejor cosecha que mis viñedos.

—¿Y por qué no esperó a la junta mensual de capos? Debe sentirse realmente bendecido con lo que ha obtenido como para venir a presumirlas —la sonrisa que mostraba en aquel momento el más joven era sutil pero se mostraba la crueldad que quería reflejar en sus palabras, haciendo sentir privilegiado al hombre regordete frente a él de haber podido terminar siquiera de expresar como se sentía. —¿Y bien? No quiero perder mi tiempo, muestra lo que me traes.

—ah, sí, sí, aquí está la mercancía don, espero sean de su agrado —el hombre aquel entregó dos maletines a Mista.

El pistolero se apartó un poco de los dos antes de revisarlos meticulosamente por fuera antes de dejarlos recostado sobre la mesa a un lado de donde se encontraba Giorno sentado, abriéndolo finalmente, encontrando en el primer maletín una botella de vino junto a un par de copas.

—¿Puedes servirnos? —cuestionó con calma el joven, recibiendo un "si" en respuesta de su guardaespaldas, el cual abrió la botella con cuidado, tomando las dos copas que venían en el maletín y sirviendo ambos, entregándole una copa a cada hombre en el lugar. — no creo que solo vinieras a contarme sobre tus nuevas adquisiciones y presumirlas ¿Hay algo más que quiera?

—hohohoho siempre tan perspicaz jefe —la estridente voz molestó como siempre al rubio, el cual solo le dio un corto trago al vino en su copa, dirigiéndole una mirada con seriedad nuevamente al hombre frente a él, estaba perdiendo la poca paciencia que tenía tan temprano en la mañana. — verá, mi grupo encontró una ruta perfecta por la cual pasar la mercancía que hay en el otro maletín y quería discutir los beneficios que traería.

—como supuse, quería hablar en privado de los beneficios solo para recibir más de estos —el rubio movió el contenido de la copa en cortos círculos, volviendo a darle otro sorbo poco después, dirigiendo sutilmente su mirada al mayor, el cual seguir con la copa en la mano, dispuesto a continuar con las negociaciones, soltando entonces una corta risa poco después. — ¿Por qué no vamos al punto? Es inútil dar rodeos capo, Dígame ¿Cuánto le pagaron?

La habitación quedó en completo silencio, la mirada atónita del mayor decía todo lo que quería confirmar el más joven, volviendo a dar un sorbo a la copa y dejándola finalmente a un lado, sonriendo con una filosa amabilidad lo que había comenzado a poner nervioso al sujeto.

—¿A qué se refiere don? Solo quiero discutir los beneficios de las nuevas rutas —el hombre dio una sonrisa torcida, recibiendo en respuesta una mirada aburrida de parte del otro, apretando en consecuencia la copa que tenía en su mano.

—querías discutir falsas rutas mientras el veneno hacia su efecto y esperando el momento adecuado para usar la segunda maleta —Giorno se acomodó en la silla cruzando sus piernas entre sí y recargando su cabeza contra la palma de su diestra, estando el correspondiente brazo apoyado en el brazo de la silla.

—creo que está mal en-... —el hombre guardó silencio de golpe, dejando caer su copa al suelo, una bala había rosado su cabeza y se había incrustado en el costado de la silla, aterrando al sujeto.

—silencio, Don Giovanna está hablando, una palabra más y la siguiente irá a tu frente —la gélida mirada del alfa junto a Giorno ansiaba la muerte de aquel sujeto, su revolver apuntaba directo al hombre frente a ambos, la mano del rubio se alzó con calma, haciendo que el de sombrero bajara su arma y se enderezara.

—creíste que podrías usar veneno diluido en vino para matarte y luego usar el segundo maletín para encargarte de mí guardaespaldas ¿Me equivoco? —la voz del rubio estaba imbuida en gracia mientras declaraba aquello volviendo a enderezarse en su asiento, rompiendo la copa en su mano sin importarle el comenzar a sangrar— para tu desgracia capo, soy inmune a los venenos, una larga historia con la cual no te aburriré, pero se reconocer el sabor del veneno, aunque esté cargado con otros sabores, lástima por ti ¿Algunas palabras antes de dar la orden?

—¡Pe-perdóneme la vida, se lo suplico! Le digo todos los que están metidos en esto pero no me mate —el sujeto se levantó de su asiento al ver que no podría salir de aquella situación, arrastrándose por el suelo para tomar una de las manos del joven don, pero antes de lograr besarle con la desesperación que mostraba, fue pateado con fuerza por el costado por Mista, el cual volvió a apuntar su arma a la cara de este.

—vuelves a colocar tu mano encima del don y no volveré a perdonar tu vida —amenazó nuevamente el pistolero al capo en el piso, el cual se alejó aterrado de ambos hombres.

—aaahhhh~... Que aburrido, cuando Cannolo me habló de su treta aprovechando que el jefe era un niño creí que serían más firme e irías al final con ello —el tono del joven rubio había pasado a desilusión, levantándose de donde se encontraba para caminar hacia donde había terminado aquel capo desertor. — de rodillas, ahora y no hables.

El hombre obedeció al joven rubio lo más rápido que podía, pensando que aquello al menos haría que este tuviera piedad con su vida, golpeando segundos después su frente contra el suelo, debido a que Giorno colocó su pie con fuerza sobre la cabeza de este.

—Mista, llama al equipo de seguridad, diles que busquen a los de la lista que nos dio Cannolo y los lleven al sótano, junto a sus hombres de más confianza —ordenó el más joven volteando a ver al alfa, el cual asintió con firmeza hacia este, retirando su pie de la cabeza del sujeto en el suelo.

—¿Qué hacemos con él?

—no merece ver otro día, puedes hacer lo que quieras... quizás podría después convertirlo en abono para mis plantas —se encogió de hombros el joven, caminando hacia donde se encontraban las maletas para revisarlas con calma, el hombre en el piso comenzó a suplicar nuevamente, momentos antes de escucharse varios disparos en la habitación. — en verdad te molestó que se me acercara.

—¡por supuesto! No podía dejar que alguien así tocara a mi lindo Gio —el berrinche que hacía ahora el mayor era contrastante a la actitud filosa de hacía nada, guardando su revolver antes de acercarse al rubio y abrazarlo por la espalda, soltando un gruñido de molestia— a fin de cuentas solo te quiero para mí.

—por supuesto, solo puedo ser devorado por ti... Fue nuestra promesa —el orgullo y animo podían sentirse en la voz del joven, abriendo finalmente la maleta, encontrando en su interior una bomba de control remoto— fhm... Mis suposiciones no estaban erradas.

—afortunadamente Cannolo nos avisó ayer, iré a avisarles que junten a los demás responsables —el alfa apretó un poco más el abrazo hacia el omega antes de separarse de este y caminar hacia la entrada de la sala— a más tardar al atardecer estarán todos en la sala de torturas para que podamos divertirnos.

—lo dejo en tus manos —sonrió con calidad el rubio, besando con cuidado los labios del mayor antes de que este se fuera de la sala de reuniones, una vez que este se retiró del lugar el joven convirtió los circuitos internos de la bomba el maleza, dejando esta inservible. — puedes salir, nadie te habrá notado, pero puedo averiguar cuantas almas había desde que entramos, no lo dije antes porque para Mista no hubiera sido agradable.

—kufufufu realmente interesante para ser un omega —una neblina apareció en el lugar donde había estado sentado hacia un rato Giorno, dejando ver a Mukuro sentado en esta, luciendo una expresión de diversión hacia todo lo que había sucedido. — por eso mismo reafirmaste tu lazo con ese alfa a pesar de no tener marca ¿Cierto?

—en parte, también estos momentos son los mejores para verlo con ese lado tan posesivo que se niega a admitir que tiene —no pudo evitar reír mientras recuperaba su mano de toda lesión de vidrio que haya tenido previamente.

—Kufufufu igual de interesante que el conejito y la alondra —acarició su barbilla haciendo suspirar al omega el cual comenzó a caminar a la salida del lugar— hooo... ¿Me vas a ignorar?

—son mis invitados, pero no trataré ningún asunto más sobre mi trabajo, considera lo más una muestra de amabilidad —sonrió con cierta calma mostrándose a su lado Réquiem, no era una consideración, era una clara amenaza de que si volvía a meter su nariz en sus asuntos no tendría piedad alguna, marchándose del lugar dejando a Mukuro solo.

—interesante, realmente interesante...