Aclaración: La historia original pertenece a la asombrosa knicnort3, yo solo la traduzco con su permiso. Los personajes son de Stephenie Meyer.
Thanks knicnort3 for allowing me to translate it.
Capítulo 6
Limpieza
—Se hace tarde. Tal vez fue atacado, —me pregunté mientras nos sentábamos en el porche con Sam y esperábamos a que el anciano regresara.
—A menos que fuera un completo idiota y entrara en un área oscura, debería estar bien, —dijo Edward, pero luego lo consideró—. Tienes razón, podría haber sido atacado.
—¿Qué hacemos si no regresa?
—Celebrarlo, —Edward dijo inexpresivamente—. Quiero decir, él es una persona, así que no quiero burlarme de su posible muerte, pero sí, definitivamente sería más fácil sin él.
—Pero él sabe que estamos aquí, —señalé—. ¿Qué pasa si él es uno de ellos ahora y trae a los demás aquí para atacarnos? Quiero decir, eso es lo que hizo Waylon cuando nos vio en la tienda, ¿verdad? Por eso mi casa fue atacada con tanta fuerza la última noche que estaban allí.
Edward suspiró. —Si el anciano no regresa antes de que oscurezca, entraremos en la cabaña y haremos todo lo posible para poner barricadas en las ventanas y la puerta sólo para estar seguros.
Asentí con la cabeza.
Esperamos una hora más o menos, y luego finalmente escuchamos el rugido del motor de su vieja camioneta acercándose. Cuando se detuvo, lo vimos salir de su camioneta y pasar directamente a la cabaña sin decir una palabra. Lo seguimos adentro, pero nos encontramos con la puerta de su dormitorio cerrándose de golpe.
—Creo que nos cree, —murmuró Edward.
—¿Pero por qué no dijo nada? —cuestioné.
—Es mucho para tomar, —asumió Edward—. Estoy seguro de que le vendría bien algo de tiempo para asimilarlo todo. Sé que al principio también estábamos en shock.
—Excepto que no pudimos darnos el lujo de tener tiempo, —respondí—. Tuvimos que luchar por nuestras vidas, mientras que él puede irse a la cama aquí y dormir profundamente sin preocuparse de que lo perseguirán en la oscuridad.
—Y parece que todavía no tenemos ese lujo, —dijo Edward mientras trataba de mover algunos de los elementos del suelo con el pie—. Hablaré con él mañana sobre remover algunas de estas cosas para que podamos acostarnos mejor.
—Dudo que salga bien, —le dije—. El acaparamiento es una verdadera enfermedad mental. Tenía una tía abuela que era una acaparadora y tenía un apego emocional severo a sus cosas. Este tipo es lo suficientemente agresivo como es; puede que intente dispararte si mueves algo o incluso al sugerirlo.
—¿Cómo sabes que es un acaparador real? Podría ser un flojo, y en ese caso, debería estar bien con nosotros limpiando.
—Sí, pero quiero decir, le compró este lugar a mi papá hace un año, y mira cuánta basura ya tiene aquí. Piensa en cuántos viajes con su camioneta tuvo que hacer solo para traer todo esto aquí.
—Bueno, ciertamente no podemos dormir aquí así por un período prolongado de tiempo, y honestamente no sé a dónde más ir. Claro, podríamos buscar otra cabaña en alguna parte, pero podría llevar días encontrar una, y eso nos dejaría expuestos todas las noches que estemos ahí fuera. Además, realmente no queremos alejarnos mucho más de una tienda. Tendremos que ir pronto por suministros.
—Esa tienda eventualmente también se quedará sin artículos no perecederos. Es posible que queramos descubrir cómo vivir de la tierra, —sugerí.
—Sí, —dijo mientras asentía lentamente—. Definitivamente puedo cazar, y hay un lago a un cuarto de milla de distancia en el que podemos pescar. Tal vez cuando hagamos nuestra próxima salida por suministros podamos encontrar algunas semillas para plantar un jardín.
Nos quedamos callados mientras un momento pesado pasaba entre nosotros.
—De alguna manera lo hace más real, ¿no? —murmuré.
Él respiró hondo. —Hacer planes a largo plazo para aquí definitivamente lo hace más real.
Con la cabaña oscureciéndose, Edward y yo tratamos de ponernos lo más cómodos posible en el espacio limitado en el duro suelo. No estaba tan inquieta como la noche anterior; sin embargo, todavía colocó su brazo sobre mí y nuestras piernas parecían encontrar su lugar de descanso completamente enredadas. Con el espacio pequeño y el frío de la noche, era más tolerable de esa manera.
Después de otra noche larga e incómoda, Edward y yo no pudimos salir de esa cabaña apestosa lo suficientemente rápido. Pasó una buena media hora antes de que me quitara la distensión del cuello y la sensación volviera a mis dedos. Si tuviéramos que quedarnos allí indefinidamente, algo definitivamente tendría que cambiar.
Edward y yo pasamos la mañana caminando hasta la camioneta para tomar algo para desayunar. Cuando regresamos, el anciano estaba sentado en la mecedora del porche, fumando una pipa con Sam apoyado sobre sus talones.
—Es una pena que hayan regresado. Esperaba que un oso se los comiera, —refunfuñó mientras nos acercábamos a él.
—Y esperábamos que te comiera un zombi, —replicó Edward, haciéndome jadear y taparme la boca con la mano.
—Casi lo hace, —respondió el hombre—. ¿Qué diablos le pasó al mundo? Solo salí de la tienda porque me acerqué a un rayo de sol. ¿Qué diablos son esas cosas de todos modos? ¿Zombis o vampiros?
—No tienen nada que ver con monstruos de ficción, —le dije—. Son personas enloquecidas por el virus.
—Sea lo que sea, no voy a volver a la ciudad otra vez. Soy demasiado mayor para esa mierda. Así que, a mi modo de ver, los tres podemos tener una relación simbiótica. Les ayudo dejándolos quedarse aquí, y me ayudan haciendo mis recorridos de suministros. Ahora, supongo que un chico lindo como tú no sabe nada de supervivencia, así que tendré que enseñarte a cazar, porque Dios sabe que yo estoy viejo para esa mierda también. Eso no quiere decir que no podría sobrevivir sin ustedes. Soy un pescador ávido y muy bueno en eso. Estaré sosteniendo una línea en el agua hasta el día de mi muerte.
—Um, en realidad ya soy bastante bueno cazando, —le informó Edward—. Su papá me ha sacado bastantes veces. Nos quedamos en esta misma cabaña. Por supuesto, entonces estaba mucho más limpia.
—Si no te gusta mi alojamiento, ¡siempre puedes dormir en el porche o en tu camioneta! —escupió el hombre.
—Señor, no queremos faltarle el respeto, pero realmente no hay espacio para que podamos dormir adentro con la cabaña como está, —hablé—. ¿Hay alguna forma en que podamos mover las cosas para poder acostarnos mejor?
—Supongo que la cabaña necesita un poco de limpieza, —reflexionó—. ¡No me pidas que lo haga, porque no lo haré!
—Nunca le pediríamos que hiciera nada de eso, —le aseguré.
—Bien. Haz lo que tengas que hacer entonces. No te metas con mis registros o mis fotos. Con todo lo demás puedes hacer lo que quieras, —dijo, probando a Edward lo cierto que estaba de que no era más que un flojo.
—Gracias, señor. Soy Bella, por cierto. Este es Edward.
—¿Y? —preguntó el hombre descuidadamente—. ¿Por qué demonios necesito saber sus nombres?
—Um… bueno, solo pensé que, dado que nos quedaremos juntos por lo que podría ser un período prolongado de tiempo, deberíamos saber los nombres del otro.
—No me importa cuál sea tu nombre y tampoco lo recordaré, —refunfuñó antes de agarrar las cañas de pescar que estaban apoyadas contra una de las columnas del porche, y luego se dirigió hacia el lago cercano.
—Bueno, esto será divertido, —dijo Edward con amargura.
—Solo tenemos que hacer lo mejor, —traté de animarlo.
—Bueno, —Edward suspiró mientras me seguía adentro—. En el lado positivo, es viejo. Podría derrumbarse en cualquier momento.
Sacudí la cabeza con incredulidad, pero decidí ignorar su comentario. Nos pusimos manos a la obra ordenando las cosas del anciano, y cuanto más movíamos cosas, más nos dábamos cuenta de que la mayoría no era más que basura. Literalmente basura. Latas y envoltorios viejos vacíos sin limpiar. Comida podrida en platos de papel desintegrados. Toallas enmohecidas y rancias, e incluso algunas mantas que esperaba que pudieran ser rescatables para que las usáramos.
—¿Quizás si llevamos estas al lago y tratamos de lavarlas? —lo consideré, pero luego encontré a la rata en descomposición pegada a una de ellas y decidí que preferiría morir congelada antes que usarlas.
—Tenemos sacos de dormir en la camioneta; solo tenemos que asegurarnos de conseguirlos, —dijo Edward, quitando la manta y tirándola por la puerta—. Tenemos que hacer una hoguera y quemar la mayor parte de esta mierda.
—¿Podemos hacer eso sin quemar todo el bosque? —me pregunté preocupada.
—Sí, solo tenemos que asegurarnos de construir un perímetro alrededor con rocas y debería estar bien. Podemos mantenerlo más pequeño y tomarnos nuestro tiempo para quemarlo todo.
Asentí con la cabeza y comenzamos a arrastrar la basura afuera para ponerla en una pila para quemar lejos de la cabaña. También me aseguré de abrir las ventanas para tratar de ventilar el hedor. Afortunadamente, nos movimos tan rápido que no presté mucha atención a todas las cosas más repugnantes que seguramente estaban mezcladas con la basura.
—Bueno, eso es mucho mejor, —dijo Edward cuando el espacio quedaba casi vacío.
—Sí, excepto que ahora estoy aún más asquerosa de lo que ya estaba, —dije, sintiendo que cada centímetro de mí estaba cubierta por una capa de suciedad. Cuando noté que una araña bajaba por mi brazo, la quité lo más rápido posible, pero el daño ya estaba hecho. Tuve el peor caso de escalofríos que podía recordar haber tenido antes.
—Tomé jabón e incluso algunas botellas grandes de champú de la tienda, —me informó Edward—. Deberíamos volver a la camioneta y tomarlas, junto con los sacos de dormir y las almohadas. Podemos ir a limpiarnos en el lago antes de que oscurezca si nos damos prisa.
—Buena idea. Vamos, —dije, sabiendo que el sol ya se estaba poniendo en el cielo.
Después de que llevamos los sacos de dormir y las almohadas a la cabaña, y vimos que el anciano había terminado su pesca del día, no pude llegar al lago lo suficientemente rápido. Nunca me había sentido tan sucia, y solo quería quitármelo todo de encima.
—No tenemos mucho tiempo antes de que oscurezca, —dijo Edward cuando llegamos al agua—. ¿Por qué no te bañas esta noche y yo lo haré mañana?
—No necesitamos turnarnos, —le dije—. Entremos los dos al mismo tiempo. Tenemos que lavar nuestra ropa de todos modos. Tenemos cosas secas para cambiarnos en la cabaña.
—Va a hacer frío cuando caminemos de regreso a la cabaña con ropa mojada, —respondió—. Esa agua está a punto de congelarse, y tampoco hace exactamente calor aquí.
—Bien, —dije mientras inmediatamente me sacaba la camiseta por la cabeza. Claramente no pensamos en eso durante todo el camino, pero no estaba dispuesta a esperar hasta la mañana y no teníamos suficiente luz del día para regresar a la cabaña por nuestra ropa seca antes de bañarnos. Tendríamos que hacerlo en ropa interior, no es que fuera más revelador que los trajes de baño—. Vamos, —le dije a Edward cuando él se quedó ahí parado como un idiota mientras me quitaba los pantalones.
—No vamos a hacer esto juntos. Esperaré hasta mañana, —dijo monótonamente antes de darse la vuelta.
Resoplé y luego tiré de su camisa para que se diera la vuelta. —Yo no quiero olerte toda la noche. Sólo quítate la camisa y los pantalones y vamos a hacer que sea rápido.
No esperé a que protestara antes de quitarle el champú y meterme en el agua helada.
—¡Mierda, esta fría! —Grité—. Date prisa.
Edward debió haber superado su problema porque se unió a mí en el agua y se quejó del frío más que yo. Nos lavamos lo más rápido posible, y luego prácticamente saltamos del agua para ponernos la ropa seca y apestosa sobre nuestros cuerpos mojados.
—Joder, joder, joder, —continuó quejándose Edward.
—No voy a esperarte, —le dije después de ponerme los zapatos mientras él todavía se ponía los pantalones.
Salí corriendo hacia la cabaña, pero a pesar de mi ventaja, podía escuchar los movimientos apresurados de Edward no muy lejos detrás de mí.
Miré hacia atrás para asegurarme de que era él y no un puma o algo así, y luego me esforcé para ir más rápido. No tenía idea de lo que se apoderó de mí, pero tuve un repentino e intenso deseo de golpearlo allí. Por supuesto, el hombre-niño excesivamente competitivo de piernas largas debe haber captado mi intento, y no estaba dispuesto a dejarme ganar.
Cuando estaba tan cerca detrás de mí que podía extender la mano y tocarme, dejé escapar un sonido que estaba en algún lugar entre una risa y un gruñido de protesta. Edward se rió de mí, pero eso solo hizo que me esforzara mucho más.
Estábamos codo a codo e intentábamos empujarnos mientras nos acercábamos a la cabaña, pero como él era mucho más alto que yo, pudo adelantarse. Como último esfuerzo, salté sobre él y lo tiré al suelo. Por supuesto, ese movimiento puso mi trasero en el suelo también, así que me arrastré el resto del camino mientras Edward se quedaba allí, desconcertado por mi juguetona agresión.
—Nunca supe que eras tan tramposa, —dijo Edward mientras me ponía de pie y celebraba mi victoria.
—No puedes hacer trampa cuando no hay reglas, —negué, antes de sacarle la lengua.
—Si ustedes dos terminaron de dar vueltas, tengo la cena lista, —refunfuñó el anciano mientras salía de la cabaña.
—¿Cena? —Edward preguntó confundido mientras se levantaba del suelo.
—El pescado no picaba hoy, así que es venado seco y una lata de frijoles, —anunció el hombre.
Entramos y nos sentamos torpemente en la pequeña mesa mientras nos servía. Los frijoles venían directamente de la lata, lo que no me importó, pero la cecina de venado estaba casi podrida. Miré a Edward con los ojos muy abiertos. Afortunadamente, esperó hasta que el anciano se distrajo y luego tomó la carne de mi plato y se la dio a Sam debajo de la mesa.
—Gracias, —articulé, a lo que respondió con un guiño rápido.
—¿Bien? —preguntó el hombre después de unos minutos.
—Gracias por la cena, —le dijo Edward por segunda vez.
—Ya dijiste eso. Dime lo buena que estuvo. No pretendo ser un cocinero de clase mundial, pero sé que mi carne seca es deliciosa. Tienes suerte de que estuviera de buen humor.
—Apreciamos mucho su hospitalidad, —le dije amablemente.
—¿Estás embarazada? —preguntó el hombre, aparentemente de la nada. Edward casi se atraganta con la comida.
—Um… no señor, —dije, confundida sobre por qué diría tal cosa.
—Seguro que devoraste tu cecina como si estuvieras comiendo por dos, —dijo, en referencia a mi carne que faltaba.
—Oh, solo tenía hambre, —dije con forzado entusiasmo.
Edward tragó un bocado de su carne, lo que le provocó arcadas, pero milagrosamente lo mantuvo bajo. —Señor, espero que el trabajo de limpieza que hicimos aquí sea de su agrado.
—Oh, no me di cuenta, —murmuró el hombre mientras miraba alrededor—. No se ve muy diferente.
Edward y yo negamos con la cabeza con incredulidad. Habíamos trabajado todo el maldito día allí y se veía mucho mejor, pero ciertamente no íbamos a discutir.
—Señor, me gustaría que nos dijera su nombre, —le dije, esperando tener una pequeña charla.
—No importa, pero si debes saberlo, todos mis amigos me llamaban Jimmy.
—Bueno, Jimmy, estoy muy contenta de conocerte oficialmente al fin, —le dije con una mano extendida hacia él.
Se burló de mi intento de saludarlo formalmente, así que retiré mi mano.
—Espero que estos platos estén listos para mañana. ¿Me oyes, niña? —el demandó.
—Um… seguro. Por supuesto, —estuve de acuerdo.
—Y tú, —agregó, señalando a Edward—. Puedes recuperar tu rifle mañana, pero espero que salgas y nos traigas una presa fresca. Tendremos que secar toda la carne que podamos si vamos a pasar el invierno.
Edward asintió, pero cuando sus ojos se encontraron con los míos, parecía extrañamente molesto por algo. Quería interrogarlo sobre eso, pero pensé que era mejor dejarlo pasar hasta que estuviéramos a salvo lejos de los oídos de nuestro nuevo amigo Jimmy.
Esa noche casi me sentí como si estuviéramos en un hotel elegante cuando subimos a nuestro nuevo espacio para dormir. El horrendo olor mejoró mucho y pudimos esparcirnos sin todo el desorden de basura. Todavía era un área pequeña, pero independientemente del piso duro, fue una gran mejora y estaba agradecida.
—¿Por qué parecías molesto cuando Jimmy dijo que tenías que ir a cazar mañana? —pregunté en voz baja una vez que estuvimos cómodos.
—No estaba molesto, —respondió Edward, claramente haciéndose el tonto.
—Vamos. Parecía que te acababa de decir que mataras a tu cachorro o algo así.
—Odio a los perros, —respondió.
—Sabes lo que quiero decir, y sabes de lo que estoy hablando. ¿Qué es?
—Nada.
—Dímelo, —discutí.
—No, no es gran cosa. Yo solo…
—¿Qué? —presioné, preguntándome por qué le costaba tanto escupirlo.
—Sólo creo que sería mejor si nos quedamos juntos. Si voy a cazar, no quiero que te quedes aquí con él.
—Está bien… pero ¿por qué? —pregunté confundida.
—No lo sé, él solo… él me da escalofríos, y no me siento cómodo dejándote a solas con él.
Puse los ojos en blanco. —Es un anciano; dudo mucho que pudiera hacerme algo. Además, ¿no fuiste tú quien dijo que era más de ladrar que morder?
—Sí, todavía lo creo… más o menos. Aún así, la caza puede llevar todo el día y prefiero que vengas conmigo. Te ayudaré con los platos, y luego podemos ir juntos.
Pensé que era una tontería, pero ciertamente no me importaba ir con él. Si hubiera sido en circunstancias normales, en mi vida normal, cazar hubiera sido lo último que hubiera querido hacer. Solía quejarme cada vez que mi padre me obligaba a ir cuando era más joven, sin embargo ahora lo estaba esperando con ansias. No solo cualquier cosa en el mundo sonaba mejor que estar sentada en la cabaña con Jimmy, sino que, de alguna manera, casi necesitaba familiarizarme con eso. Necesitaba pasar horas sentada en los árboles y arrastrándome por la maleza sin nada más que un rifle y mis pensamientos. Esa había sido mi infancia con mi papá, y la extrañaba muchísimo, así que por muy desagradable que siempre hubiera sido para mí, estaba ansiosa por revivir esa pequeña sensación de normalidad nuevamente.
Hola
Tendrán unos momentos (capítulos) relajantes, bueno no del todo, porque evidentemente habrá discusiones entre los inquilinos de la cabaña.
Gracias por sus reviews, me encantan sus teorías sobre Carlisle, Esme y Charlie, así como de Jacob y Tania. Falta mucho para que podamos saber que paso con ellos. A los anónimos gracias, y como pudieron leer si volvió.
Pasando a otro tema, me insistieron con un capitulo extra, solo les diere que si para este llegamos a los 125 subo el capítulo 7 antes. Todo depende de ustedes, un hola, un gracias, incluso una carita feliz cuenta, todo es bien recibido y cuenta para esa meta para capitulo extra.
Nos leemos.
Saludos
