Un nuevo problema

Capítulo 6

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Los nombres de los personajes no me pertenecen, están basados en la serie animada Ranma 1/2 de Rumiko Takahashi.


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Un estruendoso golpe en la puerta principal despertó abruptamente a Akane y, mientras se ponía un suéter, el golpe siguió repitiéndose. Al salir de su habitación, notó que el pasillo se encontraba vació y la puerta de su compañero se mantenía cerrada.

Caminando hasta la entrada se detuvo a unos pasos de ella cuando un golpe (diferente a los anteriores) se escuchó.

—¿Quién es? —gruñó Ranma detrás de la peliazul, asustandola por su repentina aparición.

—¡Buenos días!, Estoy buscando a mi novia, la señorita Akane Tendo —respondió un hombre del otro lado de la puerta.

Ranma suspiró y miró a la peliazul entre adormilado y muy molesto por ser despertado de esa manera.

—¿Qué esperas para abrirle? —susurró irritado.

Akane tragó saliva, mirando dubitativa entre la puerta y su despeinado compañero.

—No quiero abrir.

Ranma se cruzó de brazos y se recargó en el respaldo de uno de los sillones, observando atentamente a la peliazul.

—Si no mal recuerdo, ayer quedamos en que mientras viviéramos juntos habría paz en el departamento —otro golpe en la puerta principal interrumpió su discurso, alejándose del respaldo, se dirigió a su habitación mientras decía—: Atiende a tu invitado o envíalo a casa.

—Espera, Ranma —pidió la peliazul alcanzandolo en el pasillo.

—¡¿Qué pasa, por qué aún no abren la puerta?! —gritó el hombre desesperado.

Akane se interpuso en el camino del pelinegro y extendió sus brazos bloqueando el paso.

—¿Tú podrías...?

—No —masculló el joven metiendo las manos en los bolsillos de su pijama negra.

Akane juntó sus palmas y frunció sus cejas preocupada.

—¡Haré lo que me pidas por todo un día! —exclamó en susurros.

Ranma entrecerró los ojos e hizo una mueca.

—¿Estás tan desesperada?

—¿Qué toma tanto tiempo?, ¡Abra la puerta! —continuó gritando el hombre desde el pasillo.

—Por favor Ranma —suplicó la peliazul con las mejillas sonrojadas.

—¡Abranme! —murmuró el hombre apoyado su cabeza en la puerta, aburrido por la larga espera.

La puerta se abrió y el desconocido miró a Ranma con una ceja alzada.

—¡Vaya, ya era hora! —gruñó, listo para dar un paso hacia adelante.

Ranma bloqueó su avance y mientras salía al pasillo, cerró la puerta detrás de él.

El hombre miró al pelinegro en silencio con el ceño fruncido, dándole tiempo a Ranma para analizarlo: cabello castaño, de altura promedio, vestia un traje gris bien planchado, zapatos negros boleados y cargaba un enorme ramo de rosas rojas. Chasqueando la lengua aburrido, Ranma se cruzó de brazos y preguntó:

—¿Quién dijo que era usted?

El hombre carraspeó y se acomodó el cabello con una sonrisa de superioridad.

—Soy el presidente del grupo KOTIO donde los mejores practicantes y profesionales del Kendo asisten, Kuno Tatewaki es mi nombre.

Ranma asintió mientras lo miraba con desinterés.

—Y dígame Tatewaki... —comenzó Ranma con fingida amabilidad—. ¿Qué pasó por su mente cuando tuvo la "brillante idea" de venir a visitar a su "novia" a estas horas de la mañana? —preguntó enfatizando las palabras con su tan conocido tono sarcástico.

Kuno frunció el ceño y miró hacia la puerta confundido.

—¿Quién es usted?, ¿Dónde está mi novia? —preguntó ignorando el comentario del pelinegro.

Ranma levantó las comisuras con diversión.

—Tengo entendido de que su relación con la señorita Tendo terminó hace poco...

—¡Esas son tonterías!, Akane no terminará conmigo, soy el mejor prospecto de hombre para ella.

Ranma soltó una risita y negó lentamente con la cabeza.

—Akane no va a atenderlo, no pierda su tiempo aquí y váyase a casa.

— ¿Quién es usted para decirme... ¡Oh, ya veo! —murmuró el castaño emocionado—. Akane está jugando a hacerse la difícil y lo contrató a usted para ayudarla en su objetivo...

—¿Eh? —exclamó un Ranma confundido.

— ¡Que traviesa es mi chica! —exclamó el hombre riendo aliviado.

—¿Ah, sí? —exclamó Ranma extrañado por su comportamiento.

—Por favor, dígale que me reciba —pidió Kuno acomodándose nuevamente el cabello, listo para entrar al departamento.

Ranma se sorprendió por la poca habilidad del hombre para comprender lo que intentaba explicarle, suspirando con impaciencia, se giró hacia la puerta dándole la espalda a Kuno.

—No soy un mensajero, hable por teléfono con la señorita Tendo. Ahora, si me disculpa...

—No me iré de aquí hasta verla —murmuró Kuno deteniendolo del brazo con severidad.

—No entrará al departamento —respondió el pelinegro con el mismo tono de voz.

Los dos se miraron con molestia, hasta que el sonido de una puerta siendo azotada en el interior del departamento los distrajo. Empujando a Ranma del camino, Kuno logró abrir la puerta y entrar a la vivienda.

—¡Akane!, ¡Mi vida! —comenzó a gritar desesperado el castaño.

Ranma cuadró su mandíbula y esperó hasta que el hombre lo mirara de nuevo.

—¿Terminó? —preguntó el pelinegro con desdén.

—No tengo por qué responderle, ¡Akane, Cielito, he venido a reconciliarnos! —gritó el castaño en medio del pasillo.

Ranma sacó la liga del cabello del bolsillo de su pijama y la sujetó entre sus dedos.

—La señorita Tendo ni siquiera se encuentra en el departamento, vuelva en otro momento y así ustedes podrán...

—Usted la escondió, ¿Verdad? —apuntó Kuno, señalándole con brusquedad, desbaratando un poco el ramo de flores que tenía en sus manos.

Ranma suspiró y miró hacia el techo regañándose internamente por haber aceptado ayudar a la peliazul a zafarce de este lío.

—¿Qué es usted de mi Akane?, ¿Por qué vive aquí? —inquirió el castaño con enojo.

—Mire, está retrasando mis actividades, por favor... váyase.

Kuno miró al contrario con desprecio y comenzando a generar ideas equivocadas sobre el pelinegro sonrió aliviado.

—Eres el que contestó mi llamada ayer, ¿Verdad?, El conserje...

Ranma miró al hombre con verdadero fastidio, levantando ambas manos las acercó a su cabello.

—Tiene cinco segundos para irse de mi departamento —exigió el pelinegro comenzando a trenzar su largo cabello.

—¡Akane, necesitamos hablar! —pidió Kuno apurado, asomándose en la sala.

—Cuatro.

—¡Por favor! Prometo ser más atento y amable contigo —incentivó mientras caminaba y miraba en el interior de la cocina.

—Tres.

—¡Necesito que volvamos a estar juntos, estoy muy arrepentido de lo que te hice! —suplicó, asomándose en la habitación vacía de la peliazul.

—Dos.

—¡Eres la única para mí Akane Tendo! —confesó con inquietud mientras caminaba hacia la última puerta del pasillo (la habitación de Ranma).

El pelinegro terminó de atarse la trenza y gruñó "Uno" antes de alcanzar al castaño.

—¡Akaneee! —chilló Kuno con voz aguda por el dolor que inflingian las manos de Ranma sobre sus hombros.

Sujetándolo del saco, logró llevar al castaño hasta la puerta abierta del departamento y lo aventó sin cuidado hacia el pasillo.

—¡La próxima vez no seré tan gentil! —gruñó el pelinegro —. ¡No olvide sus flores, no quiero basura en mi departamento! —aventando el ramo al pecho del hombre, cerró la puerta con rapidez, dejando afuera a un muy asustado e indignado Kuno Tatewaki.

Sobandose los adoloridos brazos por el esfuerzo, caminó hasta su habitación y tocó su puerta con suavidad.

—Oye, Akane... —comenzó a hablar, pero ella la abrió con brusquedad y se lanzó hacia él.

—¡Gracias, gracias! —expresó la peliazul con alegría.

Ranma levantó sus brazos y gesticuló muecas de dolor. Esperó hasta que Akane lo soltara para regañarla.

—¡Maldición Akane!, ¿Por qué eres tan tosca? —gimió enojado al sobar su espalda.

—Perdoname, no era mi intención —respondió la peliazul alejándose con rapidez.

—¿En qué estabas pensando cuando decidiste acercarte a un hombre como ese, eh?, ¿Acaso perdiste la cabeza?

Akane suspiró y evitó su mirada enojada.

—Pues, yo...

—¿Sabes qué? No me interesa, no quiero saber.

—Pero...

—No, si me inmiscuyo en tus cosas terminaré lastimado otra vez.

—Pero, Ranma...

Pasándola de largo, tomó su ropa y toallas de la cama, y se encerró en el baño.

Akane se encontraba sentada en el sillón blanco del departamento de Akari, suspirando por tercera vez frente a su tableta de dibujo mientras fingía trabajar, pensaba en todo lo que había ocurrido. En cuanto Ranma se había ido del departamento, Akane había bajado a la vivienda de su mejor amiga y ya llevaba ahí más de dos horas.

Akari, quien la observaba desde la cocina, sonreía entretenida por lo que le contó su amiga, acomodándose en el sillón junto a Akane, le ofreció una taza de té antes de que la peliazul hablara de nuevo.

—Akari ¿Qué debo hacer?, Las cosas se están saliendo de control —murmuró la peliazul con angustia.

—Deberías decirle a Ranma lo que pasa con Kuno, tal vez pueda ayudarte a mantenerte lejos de él.

Akane suspiró y miró su tableta con molestia.

—No, no pienso pedirle ayuda, apenas nos conocemos y ya ha hecho suficiente por mí.

Akari suspiró y removió el azúcar del fondo de su té con una cucharita.

—¿Qué hay de Shinnosuke?, ¿Te dijo cuándo regresará?

—Él está muy ocupado ayudando a su abuelo y dijo que lo que resta del año estará con él.

—Oh...

—Creo que iré a casa por unos días, al menos hasta que se calmen las cosas.

—Yo no creo que debas hacer eso, le estarías demostrando a Kuno que te afecta lo que sea que él haga.

—Es un narcisista Akari, debo poner distancia de por medio.

—Pero Akane... Kuno no va a detenerse, intentará hablar contigo incluso viviendo con tu padre y tus hermanas.

—Debo enfrentarlo, tiene que dejarme en paz de una vez por todas.

—¿Y qué hay del contrato?

—¡Maldición!

—Solo a ti te pareció normal un contrato donde autorizas un noviazgo falso con el presidente de la compañía.

—La paga era excelente y por desgracia no sabía en lo que me estaba metiendo...

—Solo faltan dos semanas más para que termine tu contrato, no te vayas, quédate aquí.

—Voy a pensarlo, pero te juro Akari, que si vuelvo a saber que ese idiota se encuentra frente a la puerta de mi departamento, voy a levantar una orden de restricción.

Akari sonrió orgullosa de su amiga y bebió de su té antes de cambiar el tema.

—Oye... ¿Ya puedo ver el logo de KOTIO?, Ya casi lo terminas y no me has dado ni una pista de lo que es.

—Lo verás cuando salgan los anuncios, sabes que no tengo permitido compartirlo con alguién más que no sea Kuno Tatewaki.

—Eres tan cruel con tu amiga.

—Culpa al contrato, no al empleado.

—Bueno, por lo menos lo intenté.

Akane sonrió y consultó la hora en su teléfono.

—Ya debo irme, mañana tengo que llevar el avance a la empresa y debo preparar unas cosas para irme.

Levantándose del sillón, Akane dejó su taza vacía en la mesita de noche y agarró sus cosas. Akari se despidió de ella desde el sofá y suspiró con tristeza en cuanto la peliazul cerró la puerta, si ella se fuera, extrañaría mucho a su amiga y sus líos.

Ranma llegó al departamento y miró extrañado hacia la pequeña maleta que se encontraba junto a la entrada.

—¡Ya regresé! —exclamó hacia el pasillo.

La puerta del baño se abrió y de ella salió la peliazul, usando una ropa diferente a la de la mañana.

—Bienvenido, Ranma.

El de la trenza la miró con el ceño fruncido y señaló la pequeña maleta.

—¿Irás a algún lado?

Akane suspiró y jugueteó con sus dedos nerviosa.

—Probablemente me vaya unos días a casa de mi padre.

Ranma la miró extrañado y se inclinó en su dirección.

—¿Todo bien?

—Mmm... Podría estar mejor.

Ranma sonrió divertido y negó con la cabeza por su lapso de niño preguntón.

—Bueno.

Caminando hacia su habitación, se detuvo a mitad del pasillo cuando notó que la puerta de la peliazul se encontraba entreabierta y había muchas cajas de cartón esparcidas en el suelo, Akane se acercó en silencio y miró al hombre con curiosidad.

—¿Necesitas algo?

Ranma carraspeo y se giró hacia ella mirándola con los ojos entrecerrados para analizar su rostro.

—¿Q-qué pasa? —preguntó la peliazul sonrojándose.

—Tu no quieres irte —aseguró el pelinegro con una sonrisa coqueta en el rostro.

—No realmente.

—Entonces quédate —indicó contento.

—Pero Kuno...

—No creo que vuelva, parecía muy asustado cuando me lo encontré por casualidad en mi trabajo.

—¿Tu trabajo?, ¿Y qué tal que no es así?

—Bueno, siempre hay otros métodos para asustarlo.

Akane sonrió levemente y mantuvo su mirada fija en él.

—Dijiste que no querías involucrarte en mis asuntos.

Ranma suspiró y asintió de acuerdo.

—Eso dije... Pero ya es tarde para cumplir con eso, ¿O no?

Akane sonrió de verdad y lo empujó con su cadera al pasar a su lado, rumbo a su habitación.

—Hoy te invito la cena —señaló la peliazul.

Ranma rió burlón.

—No Akane, a partir de las ocho de la noche, eres mi esclava por todo un día.

Akane se sorprendió por las palabras del pelinegro y lo vio desaparecer por la puerta de su habitación. Ahora sí que se encontraba en graves problemas.


¡Hola!

Espero que estén muy bien y que les haya gustado el capítulo.

¡Les mando un enorme abrazo!

Gracias por sus geniales reviews ( ꈍᴗꈍ)

¡Soy Tóxo Kai Bélos, nos leeremos pronto! :)