Catra miró a She-ra desaparecer tras el umbral. No podía creer que en una situación como esa, Adora estaba intentado jugar a ser un héroe. Se sostenía la mano con fuerza, provocándose daño. Sintió que algo la tocó en el hombro. Al voltear descubrió que eran Bow y Glimmer. No sabía si la miraban con compasión o lástima. acercó la mano para tocar la de sus compañeros, pero fue interrumpida a medio camino.

—¡Ustedes tres! —exclamó Hordak mientras luchaba por evadir los disparos— Deben marcharse al área trasera. Protéjanse bien e imploren por que la nave no se desmorone durante la caída —las palabras eran muy claras, no lograrían acceder al planeta ilesos.

Catra asintió y se lanzó hacia el corredor principal. Glimmer y Bow la siguieron. Los oídos de la gata lograron escuchar la voz de Hordak a la distancia:

—Bien, Darla, ahora somos solo tu y yo. No no permitiré que te dañen.

Mientras avanzaban por el corredor, Catra se detuvo al ver algo que carecía de sentido en un lugar así: una ala colorida de mariposa estaba en el suelo, contrastando con el metal pálido. La felina no era de supersticiones pero eso era demasiado extraño. ¿Y si Adora estaba en peligro? Dejó la ala donde estaba y corrió a cuatro patas en su búsqueda, había dejado muy atrás a sus compañeros. De repente fue jalada por una energía desconocida y se estampo con la pared izquierda. Se paró recta y logró ver a Adora en la lejanía, luchando por estabilizarse.

—¡Adora!

La rubia volteó, y Catra quedó de pie, mirándola con los brazos caídos. Quería decirle que volviera. Tenía el presentimiento de que algo malo le pasaría, pero hizo la lucha por no ir tras ella, quería confiar . La miró asentir y volver su camino hacia la rampa trasera.

—Catra, rápido —llamó bow desde dentro de uno de los camarotes.

Salió del trance y, con agilidad, entró al cuarto. Bow y Glimmer estaban tomando almohadas y mantas, todas las que podían. Tras haber terminado salieron y continuaron la marcha por el pasillo.

—¡Siganme! —les gritó el arquero, mientras entraba por una puerta solitaria.

—¿El baño? Bow, estas loco si crees que entrare ahí ¿que crees que pasará durante el aterrizaje? —Se quejó la reina—. No es un lugar seguro.

Tres estruendos huecos se escucharon y, con ellos, la nave se tambaleó con violencia. Glimmer se vino abajo mientras miraba a Bow resbalar al interior del baño. Catra cayó en sus cuatro patas y se estabilizó en seguida.

—Levántate, brillitos. —La gata tomó a la chica, quien luchaba contra la manta que había caído sobre ella, y la lanzó con brusquedad al interior del baño. La felina resbaló en el movimiento y una fuerza extraña la trato de succionar hacia la popa, pero logró clavar las garras en el marco de la puerta. Se impulsó y logró entrar, cayendo sobre la pared.

Glimmer, quien estaba acurrucada con Bow entre las mantas y almohadas, le alargó el brazo para ayudarla a entrar a la cabina de la ducha. La felina la tomó, pero por el miedo del extraño comportamiento de la gravedad y al fuerte sonido que venía de todos lados, le clavó las garras en el brazo. La reina, mientras soltaba un chillido, la jaló, introduciendola en la cabina.

Los tres se abrazaron durante el momento, estaban casi sentados en la pared. comenzaron a sentir como la fuerza que los empujaba hacia el muro metálico comenzaba a debilitarse hasta que terminaron recostados en el piso. Pero la felicidad les duró poco. Fueron lanzados hacia la pared de plástico de la ducha, y con el peso de los tres, se desmontó. En ese momento Catra perdió el conocimiento.

se sentía muy relajada. Un frío extraño le recorría toda la cabeza. Con los párpados cerrados miraba solo una obscuridad profunda. Exhaló y escuchó un sonido como el de las burbujas escapando del agua hirviendo. Respiró por la boca y tragó una gran cantidad de líquido, entonces supo que debía despertar por completo, o moriría.

Catra sacó el rostro del inodoro. Asustada y desesperada tomó una bocanada de aire. No le importaba estar empapada del rostro, algo que odiaba, lo que quería era llenar los pulmones o sentía que se desmayaria. Escuchaba el sonido del océano y nada más. Giró el rostro hacia los lados con brusquedad, esparciendo el agua a todas direcciones.

—Hey, cuidado.

Al fin escuchó una voz, la de Bow. Se dio la vuelta y se sentó recargada en el escusado.

Miró a Glimmer tirada boca abajo, sosteniéndose la cabeza. Volteó a su derecha, sin saber lo que estaba ocurriendo, y miró a su amigo, recostado de espalda sobre la pared desmontada de la ducha con los brazos extendidos y los ojos bien abiertos. Le dolía todo el cuerpo, en especial el cuello, pero al ponerse de pie supo que no era quien peor se encontraba. El rostro de Adora le pasó por la mente como un flash. «¿Cómo te encuentras?», se preguntó. Pero sabía que antes de ayudarla debía hacer que los demás se pusieran de pie. Levantó como pudo a Glimmer, y ésta ayudó a Bow.

—¿Cómo se encuentran? —preguntó Bow. Encorvado, se sostenía el estómago desnudo.

Glimmer solo respondió con un ademan de manos mientras se acariciaba la mejilla con la otra.

—Vamos por Adora. —Catra comenzó a caminar hacia la puerta.

—Y por hordak —añadió Bow.

Catra se detuvo por un momento hasta que, pasado unos segundos, asintió. Comenzó a acercar la mano al interruptor, pero un sonido la detuvo: era como el de un centenar de pies golpeando con fuerza el suelo.

—¡Se encuentran rodeados! —gritó una voz desde el otro lado mientras seguían marchando sobre el metal.

Catra dio un gran salto hacia atrás, colocándose al lado de sus compañeros.

—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Glimmer mientras sostenía el brazo de Bow—. Desearía poder teletransportarme —gruñó.

—¡Tenemos a su capitán, abran la puerta y cooperen, o usaremos la violencia!

—Pelear, brillitos —respondió Catra a la reina, como si no hubiera escuchado la amenaza—. Eso es lo que mejor hacemos. —liberó las garras y se colocó en una posición ofensiva. Glimmer le siguió, comenzando a formar una runa mágica. El arquero caminó encorvado hasta llegar al frente de la puerta.

—¿Bow, qué haces? —susurró Glimmer—. Se supone que debes estar tras nosotros.

El hombre volteo hacia la maga. Catra, al ver el rostro del arquero, intuyó lo que haría, y conmocionada bajó los brazos mientras retraía las garras. Glimmer, por su parte, pareció perder su concentración y el hechizo desapareció.

—Perdoname, mi reina —dijo mientras presionaba el botón.

Cuándo la puerta abrió, un par de manos tomaron a Bow y lo inmovilizaron. Mientras que por sus lados, seres con uniforme verde y corazas color bronce, inundaban el baño. Glimmer no opuso resistencia, por su rostro podía suponerse que estaba abatida, mientras que Catra bufaba mostrando los colmillos. Pero al final fueron esposados los tres.

Mientras eran sacados de la nave la gata miró a Hordak, con la ropa hecha jirones y heridas por todo el cuerpo. Estaba inconsciente. Dos soldados lo sostenían de los brazos. Todo el área estaba rodeado por los seres de aspecto militar. Sus cascos completos azules brillaban con los rayos del sol. Glimmer pataleaba y le gritaba a Bow que se callará; mientras que el arquero le pedía que cooperara con los captores. Cuando Catra le quitó la mirada de encima a su capitán y miró la situación, se enteró que sus amigos estaban siendo introducidos en distintos vehículos.

—¡Bien, pequeña Qadian, Entra!— le gritó el que la había guiado a una de las naves.

Catra entró sin objetar.