Exención de responsabilidad: no soy dueña de vampery academy ni de ningún libro de esta saga, todo es de la maravillosa Richelle Mead.

Solo me Divierto creando nuevos escenarios e historias.

Capitulo 5

Elvis me saco de mi letargo. Al parecer, en algún momento me quede dormida. Si, definitivamente podía oír a Elvis susurrar Pretty woman, en mi oído ¿Susurrando en mi oído?, pero el jodido Presley estaba muerto la última vez que lo comprobé. ¿Porque canta como una mujer? Aun sin querer abrir los ojos me entregue a mis demás sentidos buscando descubrir lo que sucedía. La dulce vos continúo tarareando junto a mí, en un perezoso movimiento me acurruque aún más en el hueco de su cuello.

"¿Cómo estás?" pregunta Syd deslizando suavemente sus dedos sobre mi cabello.

"Dormida. Cállate" susurro con pereza.

"Tengo una caja de donas". Como si tuviera un resorte en el trasero me siento de golpe. Mi amiga en medio de risas me alcanzo la caja rosada que descansaba en el buro junto a la cama. Comimos donas en silencio por unos minutos.

"Lo viste" afirme.

"No he sido la única" -arruga un poco la nariz- "Ha sido difícil no ver toda la escena cuando las paredes del restaurante son todas de vidrio".

"Así que todos lo han visto"- me quejo dejando la caja vacía aun lado-

"Siempre he tenido la certeza del odio de la mujer, pero jamás me espere eso"

"Ni lo digas, me atrapaste en tu mente por unos segundos" -estaba un poco perpleja por su afirmación, pues por lo general sin importar que tan fuertes sean mis emociones logro mantenerlas a raya para no arrastrar a Syd a mi cabeza.

"Lo siento" me disculpo un poco avergonzada.

"Eso no me preocupa, Rose" -regaña- "Si eso sucedió es porque el estrés y la oscuridad te están afectando mucho" -trate de rebatir su afirmación, pero no ella me dejo "No te atrevas a mentirme dhampir" -resoplo cual niña pequeña

"Se que estuve molestando y diciéndote cual bueno sería para ti volver a la corte, pero todo esto te está afectando demasiado. He comenzado a pensar que volver no fue tan buena idea. Y ahora está la tonta moroi del restaurante, lo siento por eso -me dice un poco avergonzada- Yo realmente creí que era una chica agradable" Podía ver las ruedas girando en su cabeza -literalmente- Y tuve la certeza de que mi amiga comenzaba a divagar, así que hice lo único que se me ocurrió para silenciarla.

Ágilmente me lance en su contra -aun en la cama- quede sentada a horcajadas sobre ella con una pierna a cada lado de su estómago, con una de mis manos sostenía las suyas sobre su cabeza y con la otra tapaba su boca evitando su diarrea verbal. Nos quedemos allí por un par de minutos mirándonos ella tratando de liberarse un tanto furiosa, cuando sus mejillas comenzaron a sonrojarse supe exactamente el lugar en el que se encontraba su mente. Y no necesite el vínculo para ello.

"Te amo, Syd" - le digo sincera- "Te amo como a una hermana. Dime alquimista" -bajo un poco más mi tono de voz- "¿No crees que hemos sido unas hermanas un tanto traviesas?".

La rubia coloco los ojos en blanco ante mis palabras, mientras trataba de morder mi mano sobre sus labios, como no pudo comenzó a deslizar su lengua por mi palma sabiendo que eso me disgustaría. Arrugué la nariz con molestia, pero no me di por vencida. Se oyó el golpeteo de nudillos contra la puerta de mi habitación.

"Ni creas que voy a ir a abrir la puerta" – me burlo.

Los golpees no se detenían y se convertían cada vez más insistentes. La chica debajo de mi me miro con superioridad conociendo que no dejarían de tocar y que pronto tendría que ir. "Está abierto" grité viéndola de la misma manera "Estamos en la habitación" volví a gritar.

"¿Rose?" -cuestiona un Eddie un tanto confundido.

"¿Qué están haciendo?" pregunta Ozera entrando detrás del guardián. Sus mejillas se sonrojaron un poco al tomar la escena delante de ellos. Yo en sujetador y vaqueras aprisionando con mi cuerpo el de Sydney contra la cama. Me distraje por un segundo, segundo que la rubia supo aprovechar.

Rápidamente me empujo tirándome de culo sobre el piso.

"PERVERTIDOS"- grito esta, "No, no… no-e, no es lo que creen" tartamudea un poco.

Los cuatro nos quedamos congelados en nuestros lugares sin decir nada, mirándonos por unos minutos. Fue como si por un instante todos estuviéramos compartiendo un vínculo, pues no pudimos evitar estallar en carcajadas al mismo tiempo. Rodee un rato por el suelo, riendo como hiena epiléptica. La felicidad de Syd creció, yo no me reía de esa forma hace un muy buen tiempo. Ambas lo sabíamos y ella era feliz por verme así -Tan… no sé. Tan…

"Tan libre, tan tú" susurra en mi mente.

Syd, aun sonriente me tira una camisa 'para que cubra mis regalos'.

"¿Qué hacen aquí?" cuestiono dirigiéndome al sofá más grande. La habitación tiene una pequeña sala con un sofá enorme, un par de sillones, una mesa de café y un televisor.

"Solo queríamos pasar el rato, pero si estas muy ocupada podemos volver después" dice Eddie moviendo sus cejas sugestivamente, mientras se sentaba junto a mí.

"Sydney divagaba y yo solo trataba de callarla" cuento sabiendo que eso molestaría a mi amiga "Ella comienza a pensar que no fue buena idea volver"

"¿Qué? - grita el rubio un poco histérico- con un demonio que no te estas yendo"

"Si que me has extrañado chico" bromeo tratando de no volver las cosas tan serias. No todavía.

"No tienes idea" -se burla Christian fingiendo cansancio mientras se tira en uno de los sillones. "Ya no aguantaba sus '¿Cuántos strigoi habrá tomado Rose?'" molesta Ozera al guardián.

"Claro como si yo no quisiera librarme de tus 'Ojalá Rose estuviera aquí para entrenar con nosotros. Sería la peor maestra, pero jodidamente divertido'" devuelve Eddie.

"Hey" me quejo lanzándole un cojín al moroi- "Soy una gran maestra. Si no pregúntale a Syd"- señalo a mi amiga en el otro sillón "Ella puede dar fe de ello".

"Podría mentirnos, ya nos ha hecho creer que estaba de acuerdo contigo volviendo, pero ahora nos dices que no es así"- Dice Ozera en pose de falso filosofo.

"Cállate, Ozera" se queja aun enfurruñada.

"Me parece estar discutiendo contigo Hathaway" la molesta de nuevo el moroi. –"Parece que si fuiste una buena maestra"

La chica un tanto molesta tomo el control remoto y se lo arrojo a Sparky, si no fuera por sus agudos sentidos vampíricos le habría dado en la frente. Ozera alcanzo a moverse y solo lo golpeo en el hombro.

"Hey" se queja Christian- "Si que fuiste una buena maestra ¿Qué le das de comer?" me cuestiona- "No se parece en nada a la dulce y amable alquimista de hace cinco años".

"Es más ella. Y más feliz" digo con una enorme sonrisa.

"Y más gritona" juega Ed. Sydney, nos saca la lengua y se levanta tomado su cartera y abrigo.

"No les hagas caso, solo son un par de niños tontos" le digo parándome a su encuentro.

"Oye estamos aquí" dice uno

"Lo sé, solo son par de tontos molestos" responde ajustando el ultimo botón de la gabardina.

"seguimos por aquí chicas… yuju…"

"Tenías razón ya era tiempo de volver. Gracias por abrirme los ojos, lo necesitaba. No te preocupes mientras te tenga, mientras tenga a mi familia conmigo puedo salir bien de todo esto" digo por el enlace, manteniendo mi mirada en la suya.

"Sabes que siempre estoy aquí. Solo promete no tratar de hacerlo todo por tu cuenta, promete que no te cerraras y trataras de alejarnos" – responde de igual forma.

Asiento envolviéndola en un abrazo.

"Nos vemos más tarde" – se despide de los chicos- "Rose, tienes un par de horas hasta la cena con Abe" con eso cierra la puerta tras de sí.

Después de que Sydney se marchara no paso mucho tiempo para que los chicos y yo cayéramos en una charla amena. Ellos querían escuchar sobre mis batallas con strigois y comprobar si alguno de los rumores de mi presencia en algunas peleas épicas de los últimos años era real o no.

Tratamos de ponernos al día, aun así, evitamos los temas difíciles y nos concentramos en las experiencias divertidas y en algunas luchas contra los no muertos. Estaba feliz con ese acuerdo silencioso, pero no puedo negar que quería saber de primera mano cómo fue para Christian convertirse en shadow-kiss, el compañero vinculado de Lissa. Tampoco podía negar que esa afirmación me ponía un poco celosa.

"¿Y que hizo Dimitri?" cuestiono a Eddie que se había interrumpido en su relato. Riendo él solo por los recuerdos que llegaban a su mente.

"Per... per… persiguió a Adrian por toda la corte en calzoncillos". Sentados en el suelo nos reímos los tres por algunos minutos, ellos recordando y yo imaginándome la cómica situación.

"Pagaría por ver eso. No puedo creer que me lo perdí, Adrian, corriendo por toda la corte en calzoncillos mientras huía de un muy cabreado ruso en toalla con el cabello fucsia". Nos carcajeamos un poco más "Aunque pensándolo bien, sería un espectáculo digno. Ambos están muy calientes"- molesto.

"Ugh. Rose" se quejaron ambos fingiendo arcadas. Me reí un tanto más por sus caras de asco.

"Bien Hathaway, acá entre nos" dice Pyro señalándonos a los tres- "Dinos a cuál prefieres"

"Es claro que a Belikov" dice triunfal Eddie- Les doy mi mirada de ¿qué demonios? –"¿Qué? Lo elegiste a él cuando estabas con Adrian".

"Si, pero era Adrian, quien recibía cartas y paquetes cada par de semanas" discutió Ozera

"¿Cómo saben eso?"

Se miraron uno al otro sin saber si habían metido la patada o no.

"Después de que te fuiste- comienza Pyro un poco inseguro- las cosas empeoraron con Adrian. Sin importar lo que sucediera entre ustedes seguía siendo nuestro amigo".

"¿Entonces hicieron pijamadas y revelaron sus corazones unos a otros? Bastante varonil chicos" digo tratando de dispersar la tensión que comenzaba a formarse.

"No" sonrió Eddie "Fue más como recogerlo después de cada borrachera y escuchar sus diatribas sobre abrir o no tus cartas".

Suspire pesadamente, no era fácil para mi saber y recordar a diario lo mucho que dañe a Adrian.

"No te culpes. Él no lo hace" – anima Ozera abrazándome contra su costado.

"No lo hizo" confieso, pero sus expresiones me dijeron que ellos ya lo sabían

"Jamás las abrió"

"¿Cómo lo sabes?"

"Ustedes acaban de decírmelo" miento con simpleza encogiéndome de hombros. El contenido de esas cartas solo nos compete a ambos, ni por asomo quería exponer el contenido de ellas a nadie que no fuera Adrian. Si había algo de lo que estaba segura es que si él las hubiera abierto las cosas hoy serian totalmente diferentes.

Conversamos un rato más sobre temas al azar. Incluso Eddie y yo molestamos a Christian por su evidente interés en Syd, pero el muy tercamente lo negó. Al final los chicos se marcharon un rato antes de las seis, prometiendo que vendría a las ocho para ir juntos a encontrarnos con los demás para el viaje a la ciudad.

No olviden comentar...