Disclaimer:

La trama es original y está basada en los personajes de la serie animada "Miraculous: Les aventures de Ladybug et Chat Noir". Los personajes son propiedad de Thomas Astruc.

Los personajes originales así como las situaciones aquí presentadas son ficticios y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

[PROHIBIDA SU COPIA]


- Tu madre es genial, tienes que reconocer que te ha dado un buen consejo...yyy ¿piensas seguirlo?.

- Creo que será lo mejor, no gano nada con alejarme de Adrien además no podría por mucho que me duela verlo con otra.

- ¿Y Nathaniel? - preguntó la morena.

-¿Qué pasa con él? - respondió sin mucho interés la azabache.

- Oh vamos, no te hagas la tonta, sabes de sobra que le gustas y el otro día se te veía muy a gusto en su compañía, tanto que ni cuenta te diste cuando Adrien se fue. - le recordó.

- Únicamente lo considero un amigo y nada más y lo del otro día fue que me pidió ayuda para un trabajo de su taller de arte. Les encargaron dibujar un atuendo del siglo diecinueve y traía un libro con la moda de esa época para que le aconsejara cuál sería el apropiado para su cuadro. Y ya me conoces, era un libro con vestidos chulísimos así que perdí la noción del tiempo ojeándolo. - dijo con una mueca de desagrado al recordar la oportunidad perdida con Adrien.

- ¡Marinette, han venido a verte! - anunció Sabine desde el piso de abajo.

Las dos chicas se quedaron viendo entre sí desconcertadas, ya que salvo que fuera Nino no esperaban que nadie visitara a la azabache.

- ¿Quién podrá ser? - preguntó curiosa Alya.

- No lo sé, ven vamos a ver. - la azabache tomó un pañuelo y lo pasó por los ojos y las mejillas pera eliminar cualquier rastro de las lágrimas derramadas.

Alya seguía de cerca a Marinette por las escaleras - ¿Mamá? - preguntó la azabache al no ver a nadie en la estancia - Debe de haber bajado ya. - comentó a su amiga.

Marinette se dirigió hacia la puerta, Alya se disponía a seguirla cuando sintió como la tomaban del brazo y tiraban de ella hacia la cocina, al voltear vio como Sabine le indicaba con un dedo sobre los labios que no hiciera ruido a la vez que le guiñaba un ojo.

La azabache no se había dado cuenta de que su amiga ya no estaba con ella cuando rodeo con su mano el picaporte y tiro de él para abrir la puerta.

Al abrirse la puerta su primera impresión no se hizo esperar llevándose ambas manos a los labios ahogando una exclamación y retrocediendo titubeante un paso. Con los ojos desorbitados veía al otro lado de la puerta a un insultantemente guapo Adrien sonriéndole tímidamente y ataviado con un hermoso traje azul oscuro de dos botones, una impoluta camisa blanca y una exquisita corbata roja con unas casi imperceptibles trazas negras. Lo miro más de una vez de arriba a abajo con ojos temblorosos.

- ¿A...Adrien? - la chica solo alcanzó a pronunciar entrecortado su nombre.

- Hola Marinette - el chico ensanchó la sonrisa y le tendió la mano ofreciéndole cohibido lo que en ella traía. - Te...ten, son para ti. - la azabache fijó su vista en un bello bouquet de rosas rojas con orquídeas en el centro, el cual antes ni siquiera había notado.

Extendió con timidez su mano para tomar el ramo, no pudo evitar que sus manos se rozaran trayendo de inmediato a su memoria el recuerdo del día en que Adrien se clavó en su corazón con el simple detalle de darle un paraguas. En cuanto tomó el ramo lo sostuvo contra su pecho.

- Gra...gracias. ¿Pe...pero que haces aquí?, ¿No tenias una cita? - en cuanto vio el mohín que se había formado en el rostro del chico rápidamente se llevó la mano a la boca para evitar soltar otra imprudencia, se había dado cuenta de que inconscientemente había delatado a Nino y como si fuera una confirmación escucho a sus espaldas como alguien se golpeaba la frente con la palma de la mano.

- Yo...yo...es decir, no pre...pretendía, no...no quería...aaagh. - bajo la mirada avergonzada, ¡demonios! era su mejor amigo y no era capaz de forma una oración coherente, era como si volviera a la época en la que lo conoció o peor aún.

- Ja, ja. Al parecer Nino no sabe lo que es la discreción. - al ver la tensión en la azabache por haber descubierto a Nino trato de restarle importancia a ese hecho. Ya tendría tiempo de cobrárselo a su amigo, por ahora se veía obligado a cambiar ligeramente sus planes.

Marinette al escuchar la risa y la tranquilidad con la que hablaba levantó la vista, al verlo con esa sonrisa de portada no pudo hacer menos que corresponderle - Ja, ja. Sí, eso parece. - recordaba la taimada acción de su amiga para sonsacarle la información a su novio.

- Marinette. - la llamo para atraer toda su atención. - Yo...yo - trago pesado, todo su aplomo con el que había llegado se había escapado ante la hipotética imagen de lo que pudiera pasar, dio una profunda exhalación - Yo quería hablar contigo.

La azabache lo miraba desconcertada - Yo...yo quería...¡aaaaaghhhh! - exclamo de desesperación el rubio, frotándose la nuca. Marinette lo veía aun con más atención, era la primera vez que Adrien perdía su habitual elocuencia - Que difícil es. - volvió a tragar pesado - Vengo a pedirte una oportunidad...- la azabache abrió de mas los ojos, tal vez fueran sus nervios pero no entendía a lo que Adrien se refería. Separó sus labios para dirigirse al joven modelo pero fue interrumpida por este - se que estas enamorada de un chico...- su mirada se había perdido en el suelo mientras pronunciaba estas palabras, la mandíbula de la azabache había caído mostrando su sorpresa, Adrien nunca había tocado este tema. Al chico le temblaban las manos que estaban envueltas en un puño, levantó la mirada hasta quedar frente a sus ojos azules - me gustas...y mucho, sé que me juego mucho al decirte esto y tal vez cuando termine de hablar ya no te sientas cómoda con nuestra amistad pero no puedo callarlo más, llevo meses así...incluso acepté la propuesta de Nino de salir con esta chica, Marie, para tratar de apartar lo que siento por ti, - sentía la boca seca y el corazón le retumbaba en los oídos, además de que la expresión de asombro de la azabache no le ayudaba mucho - me aterraba perder lo que tenía contigo ¿pero qué más podía hacer si a ti te gusta ese chico?, ...pero fue en vano ¿sabes?, la escuchaba a ella pero era ti a quien quería oír, la miraba y era ti a quien quería ver, simplemente quería estar contigo.

Marinette estrujaba con fuerza el ramo contra su pecho, sus ojos bailaban sobre la cara de Adrien, aún no era capaz de creer lo que estaba escuchando.

- Es por eso que te pido una oportunidad, una oportunidad para demostrarte todo lo que siento por ti, una oportunidad para que te enamores de mi. - Adrien tomó aire y se humedeció los labios - Marinette, - la azabache se tensó al oír su nombre pronunciado de forma tan cariñosa - te amo, estoy loco por ti...

En ese momento un sonoro ruido de ollas chocando contra el piso llegó desde la cocina, Adrien giró la cabeza hacia el estruendo sin percatarse de las dos lagrimas que corrían por las mejillas de la azabache y la tímida sonrisa de felicidad que adornaba ahora sus labios. Adrien le acababa de confesar que ella era la chica de la que había estado enamorado y que la amaba.

Detrás del frigorífico una seria Sabine miraba con el ceño fruncido a Alya - Lo siento, Lo siento, fue la emoción. - se justificaba apenada la morena.

Sin poder contenerse más Marinette de un impulso se abalanzó hacia el joven modelo abrazándolo por el cuello sin soltar su ramo. Adrien se sobresalto por la acción de la chica, estaba estático sin saber qué hacer, no sabía si ese abrazo significa que si le daría la oportunidad que tanto anhelaba o por el contrario lo estaba preparando para un doloroso rechazo.

- ¿Marinette? - la llamo con timidez.

- Shhhh - ella por su parte solo lo callo poniéndole suavemente un dedo sobre sus labios sin dejar de abrazarlo con el otro brazo, ni separar la cabeza de su hombro.

Ante la cálida sensación que le ofrecía la cercanía de Marinette él término por corresponderle el abrazo.

Sabine y Alya miraban enternecidas la imagen agazapadas desde la cocina. Esta última sin dejar de grabar con su teléfono.

Marinette estaba pletórica de felicidad, en su cabeza solo se repetía el "te amo" de Adrien, notaba la agitación en el pecho del chico la cual le encantaba porque ahora sabía que era por ella. Pero ella aún no le había confesado que también lo amaba, una traviesa sonrisa se fue dibujando en sus labios.

Poco a poco se fue separando, con su mirada fija en la linda corbata empezó a jugar con ella entre sus dedos mientras mantenía su mano izquierda sobre el hombro del desconcertado chico.

- ¿Me estás pidiendo que renuncie al chico del que estoy enamorada y que salga contigo? - las palabras con aire juguetón de la azabache aún pusieron más nervioso al joven modelo, quien veía de soslayo el inocente rostro de la chica, la cual seguía concentrada en la corbata y de vez en cuando levantaba la vista para mirarlo.

- Bu...bueno...yo...- Marinette no pudo contener una risita, la actitud de Adrien la enternecía, el pobre se veía tan indefenso como un niño pequeño - ...se...se podría decir que algo así. - finalizó su respuesta soltando el aire que llevaba conteniendo un rato.

- Hummm.. Pues no sé qué decir. - la azabache había dejado de jugar con la corbata y ahora tenía ambas manos sobre los hombros del chico y la vista clavada sobre su rostro - hoy me he enterado de que él también está enamorado de mi, ¿y qué pensaría ese guapo modelo rubio si empiezo a salir contigo ahora? - al momento notó como los hombros del chico se tensaron bajo sus manos y sus verdes ojos se abrieron desorbitados.

- Yo...yo...te juro que haré todo...- el chico se calló de improvisto, la de ojos azules lo miraba risueña con una infantil sonrisa - ...¡un momento! - exclamo cayendo en cuenta de sus palabras - ¿has dicho modelo rubio?.

- Si, y no olvides guapo...un guapo modelo rubio con unos ojos verdes que me tienen cautivada. - la sonrisa de Marinette era tan amplia como su alegría, miraba como la cara de Adrien pasaba de la sorpresa a la felicidad.

- ¿Entonces me estás diciendo que yo...? - preguntó más confiado exhibiendo una sonrisa de medio lado.

Ella asintió con un único movimiento de cabeza - Si, que te he amado desde el día que te conocí, tonto.

Adrien afianzó su agarre a la cintura de ella y la atrajo más hacía él - ¿Así que has estado enamorada de mi todo este tiempo? - su voz era pausada y melosa - y yo he estado enamorado de ti. - ahora la miraba con ojos intensos y una sonrisa pícara - Princesa, tenemos mucho tiempo que recuperar. - y con lo mismo tomó sus sonrojadas mejillas entre sus manos, acercando lentamente su rostro al de ella.

A escasos centímetros de sus labios se detuvo, haciendo que Marinette abriera los ojos con sorpresa al ver que el momento con el que había soñado un sin fin de veces no había llegado. ¿Puedo? - le susurró al oído.

Marinette se mordió el labio inferior por el ansía provocada por la cercanía de Adrien - ¿Tú...tú qué crees?. - volvió a responder coqueta pero con un ápice de nervios.

- Creo que soy el chico más afortunado del mundo y que estoy a punto de besar a la chica más maravillosa de todas. - cerró el poco espacio que los separaba sintiendo el suave roce de los finos labios de Marinette...

- ¡IIIIIIIIH! - la exclamación había hecho que los jóvenes enamorados se separan de inmediato, volteando a ver a una exultante Alya que con teléfono en mano daba saltitos sobre sus talones.

- ¡Oh, chicos!, cuanto me alegro por ustedes, no saben lo feliz que estoy, ya era hora que dieran este paso, es que era tan obvio, yo ya lo intuía, es que mírense hacen una pareja adorable, si es que están hechos el uno para el otro...¡Nino!...tengo que decírselo inmediatamente a Nino... - la morena hablaba sin parar ante la atónita mirada de la joven pareja.

Alya volvió a entrar a la casa tecleando en su teléfono el número de su novio, Marinette y Adrien seguían con la mirada puesta en su amiga, hasta que vieron como una figura menuda salía de la cocina y caminaba hacia ellos.

- ¿Mamá? - Adrien al ver a la madre de la azabache aflojó inmediatamente su agarre sobre ella - pero ¿no estabas con papá en la panadería? - inquirió ruborizada por lo que su madre hubiera podido escuchar o ver.

- Tenía que recoger esto. - levantó la mano mostrando una espátula de madera.

- Buenas tardes de nuevo Adrien. - saludó al sonrojado chico - Lindas flores. - comentó mirando el ramo que su hija sostenía.

- Bu...buenas tardes señora Dupain-Cheng. Gracias. - respondió nervioso pero manteniendo una agradable sonrisa.

- Bueno, voy junto a tu padre que ya lleva mucho tiempo solo. Que lo pasen bien. - con una cálida sonrisa acarició la mejilla de su hija y al pasar junto al rubio le dio un par de palmaditas en el hombro.

- ¡Ah!, Adrien - se giró hacia el chico antes de empezar a bajar. - cuídala mucho.

Adrien solo asintió con la cabeza sin dejar de sonreír.

Una vez solos él la volvió a abrazar. - Bueno, princesa pues creo que es oficial, ya lo saben tus padres y supongo que ahora lo debe de saber todo el colegio.

- Si, un teléfono es un arma muy peligrosa en las manos de Alya. - afirmo con una sonrisa divertida.

- ¿Te parece si continuamos nuestra conversación en otro lugar?. Verás, he hecho una reservación y me encantaría que fuéramos.

- ¿Habías hecho una reservación? - preguntó curiosa.

- Si, había pensando en llevarte a un lugar agradable, ya sabes cómo una cita, antes de...bueno, nuestra "conversación, pero cuando has mencionado que Nino ya te había contado lo de mis planes tuve que hacer un ligero cambio en el orden.

- ¿No es un tanto presuntuoso de tú parte pensar que iría contigo a esa "cita" sin haberme invitado antes? - preguntó en tono divertido.

- Confiaba en tu buen gusto princesa, estaba seguro que no me rechazarías vestido así. - dijo con una sonrisa ladina.

- ¿Entonces te has vestido así por mi?...awww eres un amor. - dijo dándole un rápido beso en los labios.

- ¿Nos vamos entonces?. - con una reverencia le cedía el paso hacia las escaleras.

- ¿Podría cambiarme antes?. Mírate, tú vas muy elegante.

- No hay problema. Te espero aquí si no te importa. - la azabache lo miraba intrigada - digamos que en este momento no me apetece un interrogatorio por parte de Alya.

- Ja, ja. Tienes razón, espera aquí que no tardo. - y tras otro corto beso desapareció tras la puerta de la vivienda.

Después de un rato apareció por la puerta con un sencillo pero bonito vestido azul marino con puntos blancos, era sin mangas con cuello tipo barco y falda en A con capas, de largo era un poco más de por encima de la rodilla. Adrien la veía hipnotizado, ese vestido se ajustaba a la perfección a su cintura y busto resaltando su estilizada figura, le encantaba como se había dejado el cabello, suelto cayendo sobre sus hombros.

- ¿Nos vamos, gatito? - escuchar el mote con el que ella tan cariñosamente le llamaba lo trago de vuelta a la realidad de la hermosa chica que estaba frente a él.

- Eres hermosa. - dijo sin más, la azabache de inmediato se ruborizó ante la espontaneidad y sentimiento que esas dos palabras tenían.

Aprovechando el momento Adrien la tomó de la cintura y la acercó contra su pecho - Antes de irnos deberíamos de cerrar un tema pendiente, ¿no te parece princesa?.