Capítulo VI: Consecuencias

- Alexxxxxxxxxxx ¡ gritó su hermana poniéndose de pie, arrastrando una manta para cubrirse - ¿Qué has hecho?

- ¿Qué, qué he hecho? ¿te parece poco? – señalando a ambas.

- No ha pasado nada, ella me salvó la vida – le dice Kara intentando explicarse, mas no puede al Alex interrumpirle casi en cada frase.

- ¿Cómo? ¿follándote?

- Alexxxxxxxx ¡ - volvió a gritar Kara.

- Ya paren las dos, cállense ¡ - grita Maguie intentando poner orden.

- Pero… - intenta Alex.

- Cállate amor, no puedes ir por ahí noqueando a alguien, Kara explícate ahora – le ordena mientras va por una manta a cubrir a Lena, o ayudarle a sentarla, etc.

Lena no colaboraba, está desmayada.

- Me caí al lago congelado, no vi bien, pisé y éste se rompió, Lena me trajo aquí, me sacó la ropa, toda estaba empapada – señala la ropa a un lado y Alex la mira bien para decidir si así pasó, ella jamás había dudado de su hermanita, ella no mentía, no sabía hacerlo, mas en este lío estaba Lena, una adulta, y peor que todo ante sus ojos "una Luthor" – no paraba de temblar, ella encendió la chimenea, trajo las mantas y al ver que seguía temblando, se desvistió y me abrazó hasta que me pasase, me trajo chocolate caliente y todo.

- ¿Por qué se desnudó?

- Por el calor humano, es una mejor forma de calentarle y que recupere su temperatura – objetó Maguie desde el suelo y Kara asintió.

- ¿Por qué no fuiste al hospital?

- Odio los hospitales y lo sabes – le dijo a su hermana y ella asintió.

- ¿Por qué estabas en su casa para empezar? – siguió preguntando Alex.

Kara volteó los ojos y sabiendo que no tenía forma de salir bien parada, le contó todo, desde lo que ocurrió en el supermercado y el ataque con rocas a su casa, eso sí, no le contó lo mucho que sintió al ella tomarle la mano en el bus escolar.

Alex y Maguie se miraban atónitas sin saber qué decir, tanto había ocurrido en una semana.

Maguie le ayudó a sentarse en el sofá a Lena mientras ella despertaba, le cubrió con una manta, ya que hacía mucho frío y más con la puerta rota, Maguie le checa dándose cuenta que el charco de sangre era básicamente por su nariz rota y no por una herida más grande, cosa que no tiene.

Mientras tanto Alex está conectando todos los puntos.

Maguie aprovecha entonces de que Lena está despertando, para llamar un amigo para que le repare la puerta.

- No me voy a disculpar. Creí que mi hermana estaba en peligro e hice lo correcto – le dice Alex a Lena una vez que ella está más alerta.

- Jódete – le responde ella con el sabor de sangre en su boca.

- Kara ve a cambiarte – pide Alex al no querer ver a su hermana andar por la casa así, con una manta y muy desnuda debajo de ella.

- ¿Con qué? – pregunta Kara.

- En mi cuarto hay ropa, puedes usar lo que quieras – le dice Lena con voz ronca y un fuerte ruido de motor por su nariz.

- Permíteme – pide Alex siendo doctora, queriendo observar el daño.

Lena le dejó por más que tiene ganas de devolverle el golpe.

- Hice lo correcto, ¿lo entiendes, verdad? – pregunta Alex mirándole a los ojos y Lena finalmente asiente añadiendo – hubieses preguntado.

- De estar en mis zapatos ¿hubieses preguntado? – pregunta y Lena niega con la cabeza, ella hubiese hecho lo mismo o peor.

Alex le revisó la nariz, ésta no está quebrada por más que sonó muy fuerte el crack. No está rota, pero sí muy magullada.

A continuación, Alex acomodó en orden su nariz con un grito de Lena de por medio, con Kara bajando las escaleras.

- Te sienta mucho mejor a ti, quédatela – le pidió Lena mirándole tiernamente.

- ¿Eres una depredadora? – pregunta Alex seriamente como interrogándola, mirándole a 10 cm de su rostro.

- ¿Qué? Jodidamente no, carajo ¡ - Lena le deja muy firme aquello, Maguie le alcanza ropa a Lena para que se cubra, no se vaya a enfermar.

Kara trata de no mirar, más llega a robar miradas con Lena, a pesar de que su hermana estaba en plan sobreprotector al máximo.

Después de aclarado lo ocurrido, todas se presentan, Alex doctora, hermana de Kara, Maguie policía, aún no cuñada de Kara, familia pues.

- ¿Qué haces por aquí Luthor? estás muy lejos de tu hogar – pregunta ahora Maguie.

- Estoy a tres exámenes de terminar mi doctorado, mi abuela necesitaba apoyo en sus cosas y vine a verle.

- ¿Abuela?

- Aghata Luthor sí, y bueno estudio y trabajo, me sienta bien ésta oportunidad.

- ¿En qué trabajas?

- Como si no lo supieses ya – replica ella y Maguie le pide con su mirada a que le responda.

- Soy maestra sustituta en el colegio del centro, hasta que el profesor titular se recupere.

- Eso no ocurrirá, pasados seis meses – replica Alex sentada ahora frente a ella junto a su hermana, quién mira el interrogatorio como si fuese un partido de ping pong.

- Será lo que tenga que ser.

- ¿Y después?

- Después no lo sé, no soy adivina – respondió Lena aun sosteniendo la compresa de hielo que le había alcanzado Maguie.

- ¿Qué quieres con mi hermana? – pregunta ahora más directa Alex.

- Alexxxxxxxxxxx ¡ - vuelve a gritar ahora Kara – ya para Alex, me estás avergonzando.

- Sí bueno, yo no soy la que anda por ahí tirando rocas a propiedad privada.

- No, tú sólo rompes la puerta en dos y la invades – replicó Kara discutiendo ambas.

Y así por un buen rato, tanto, que dio cabida a que viniera el amigo de Maguie y le instalara otra puerta con otro marco y una chapa de seguridad nueva.

- Muy bien vámonos – pide Alex.

- No.

- ¿Cómo qué no? – pide ella frunciendo el entrecejo y Kara le toma de la mano arrastrándole a otra área de la casa con la finalidad de poder razonar con ella.

- Alex es mi profesora.

- Por eso mismo, es raro que estés aquí.

- Alex por favor, cuando inicié este día tenía la idea de querer ayudarle, para así disculparme por lo que hice – soltó y Alex asintió, ella podía entender eso – pero ahora tú vienes y haces esto, casi le rompes la nariz, la tildas de depredadora…

- Kara, nunca se puede ser demasiado protectora, eres mi pequeña hermana – interrumpió Alex diciendo aquello.

- Lo sé, lo sé, y te lo agradezco, sabes que te amo.

- Te amo también.

- Y por eso Ale, es que, imagínate, Lena podría levantar cargos, eso te pondría mal parada.

- Ella no lo va a hacer.

- Eso lo sé, sólo, quiero quedar bien, ¿sabes? Nada más.

- Casi mueres congelada, necesitas estar en casa con nosotras.

- Lo voy a hacer, pero primero necesito hacer esto, por favor – le rogó – por favor, tú me conoces, sabes que estaré bien y muy en el fondo sabes que Lena es más que su apellido, que es alguien decente y un buen ser humano – Alex asintió, claro que lo sabía.

Ella no se lo había dicho a su hermana, el hecho de que apenas Lena Luthor llegó al pueblo, ella investigó todo lo que pudo de ella, sin encontrar nada raro, ninguna ofensa, libre de antecedentes, su nombre en algunas caridades, todo bueno hasta ese momento.

- Ok, ¿qué es lo que quieres? – preguntó finalmente Alex.

- Quiero pasar la tarde aquí, sabes que estaré bien, sólo quiero pasar unas horas más por favor.

Con tantos ruegos de por medio Alex aceptó, no sin antes de ponerle una hora a la cuál tendría que estar en su casa, sí o sí.

Sólo con ello, ambas mujeres se fueron, dejando a Lena en su sofá y Kara en el otro, cubierta de una manta por encima de su ropa.

Una vez ambas mujeres solas…

Lena seguía poniendo el hielo sobre su rostro, con la cabeza inclinada hacia atrás.

- Déjame ver, por favor – pidió Kara y Lena la dejó, al final del día, cuando ella pensaría en esto, se preguntaría, ¿qué tiene Kara, que ella siempre le hace caso? Siendo ella la más madura y una adulta.

Kara cogió la compresa de hielo y delicadamente la aplicó a cada lado de su nariz y estando así de cerca pudo ver su rostro, su lindo rostro, sus ojos verdes con motas marrones, simplemente preciosos, y cuando desviaba la mirada, se encontraba con ese lunar sexy en su cuello, o sus labios que parecían estar delineados y cincelados por el mismísimo señor.

- Te quedará marca, lo siento – se disculpó ella por su hermana, Lena asintió.

- Definitivamente sólo cosas interesantes han salido desde que te conozco – susurró sonriendo y esta vez fue Kara la que asintió en respuesta.

- Sólo por siacaso, no ando haciendo estas cosas ¿eh?

- ¿Qué parte de todas? – preguntó Lena levantando su ceja, haciendo sonrojar a Kara, por el nivel de hermosura de su maestra.

Jodidamente hermosa.

- La parte dónde tiro rocas o afano mujeres guapas en el supermercado, eso no lo había hecho antes de conocerte, así que técnicamente es tu culpa.

- Oh vaya – soltó Lena riendo para después hacer una mueca ante el dolor de su nariz.

Ambas compartieron unos momentos más, antes de que empiece a sonar su celular, era su hermana, con lo que Kara se despidió de su maestra sin saber si "esto" entre ambas iba a volver a ocurrir.

- Tendrás un feo moretón mañana y posiblemente el lunes y martes.

- Así es mi pequeña Kara – susurró sonriente al ver como ella se quejaba.

- No soy pequeña ¡ caso tengo 17, faltan dos meses – indicó sabiamente - dos – acompañando sus palabras con el levantamiento de dos de sus dedos.

- Ohhh mi error – acotó ella sonriente.

- Yeahhh – agregó Kara adorablemente sonriendo junto a Lena - ¿Te puedo llamar Lena? – preguntó curiosa.

- Sólo cuando estemos ambas solas, ya sabes, podría haber problemas.

- Ok miss, entiendo – replicó Kara y ambas asintieron.

Kara era una muchacha muy guapa, pero más que eso, ella tenía un alma muy bonita, un ser curioso y adorable, Lena estaba embobada y encantada por partes iguales.

- Pregúntame, creo que hay algo que quieres decirme o hacer.

- Sí, sólo una cosa.

- Pues bien, dímela – pidió Lena.

- Puedes cerrar los ojos – le pidió y Lena, aunque levantó su ceja sexy con lo que Kara siguió su movimiento y jadeó ante lo impactante que era.

Lena frunciendo los labios en una adorable mueca dio el permiso, cerró los ojos y esperó.

Kara después de morderse los labios, se acercó a ella, retiró el hielo a un lado, sólo por un momento y con mucha delicadeza se acercó y le dio un beso muy dulce sobre su nariz y otro en su cien, dónde ya se empezaba a formar un moretón.

- Así sanarás más rápido – susurró casi directamente sobre sus labios.

Woahhh

Lena abrió sus ojos estando Kara así de cerquita, y la imagen la dejó sin aliento, Kara era hermosa, pero más de cerca, ella ya no encontraba palabras que hicieran justicia a su belleza, a todo lo que imponía aún a esa tierna edad de los 16 años.

Ojos azules como el cielo, tan impresionantes, con tanta calidez, tanta vida.

- Ya, ya me voy – tartamudeo un poco Kara, por lo cerca de su miss, cogió un abrigo que ella le había prestado y se fue casi corriendo, es por eso que no pudo ver la mirada de pura ensoñación que Lena le estaba regalando.

- Mierda, mierda – empezó a jadear Lena tocando con mucha delicadeza con la yema de sus dedos, justo el punto dónde Kara le había besado.

Ella se quedó ahí, como idiotizada, congelada en el tiempo, rememorando una y otra vez la escena.

- No puede ser – susurró taciturna al pensar que sus sentimientos por ella estaban más allá del punto de retorno, con lo que pensando en cerciorarse si era cierto aquello o no, ella llamó a uno de sus amigos para que viniesen a verla.

Jack, un hombre guapo, en sus 30 años, mayor que ella en 8 años, atlético, de ojos marrones, cabello castaño, alto 1.80m, profesor de educación física en otra escuela.

- Hola nena, llamaste antes de lo que esperaba – dijo engreído ni bien pasar la puerta, Jack era un hombre seguro, de ahí a que por ratos pudiera ser un poco presuntuoso.

- Quiero que me folles ahora – ordenó Lena parada muy cerca de él, quién sonrió enorme al escucharla.

- ¿Cuidado de elaborar? – preguntó señalando su nariz.

- Fue un accidente – Lena desestimó rápidamente el tema.

- ¿Realmente lo fue, porque puedo encargarme, lo sabes, no? – y ahí, justo en ese momento, salía lo protector de él, la razón por la cual se hicieron muy amigos.

Lena asintió – sólo quiero que me folles aquí mismo, no lo repetiré una tercera vez, si no quieres, bien puedes irte – sentenció finalmente dándole la espalda.

Y obvio él no se iba a ir – él le abrazó por la espalda empezando a besar su oído, su cuello, mientras su mano derecha sorteaba su torso quitándole el bra y amasando lentamente y deliciosamente sus senos. Lena con los ojos cerrados jadeaba de placer, ella rodando sus caderas sobre el eje de él, quién en un impulso, la desnudó muy rápidamente, le quitó la ropa, mas su ropa interior se la arrancó dejándola completamente desnuda.

- Maldita sea –se quejó quitándose la camisa, mostrando sus abdominales, Lena se mordió los labios ante la vista, todos esos cuadraditos expuestos, su mente yendo a los cuadraditos que tenía Kara, cuán perfectos parecían, jadeando cuando Jack tocó su intimidad – tan mojada, me encantas – le susurró al oído y sí que estaba mojada, pero no todo era por él o el momento sino también por cierto desastre adorable que asolaba su mente desde que la conoció.

Jack quiso tomarla ahí mismo, en frente de la chimenea – no aquí no – le dijo pidiéndole ir al dormitorio, ya que ni bien mirar ese sitio recordaba las horas previas con su Kara.

Jack se la puso sobre el hombro dándole unas pequeñas nalgadas en su hermoso trasero, llevándola hacia la cama, en dónde la dejó sobre su cama, él se desnudó rápidamente y le penetró, Lena jadeando y susurrando frases inconexas.

Jack le dio como si fuese un martillo neumático, sin parar, girándola cuando ya estaba cerca para darle desde otro ángulo, no dejando ni un segundo sin estar dentro de ella.

Lena ahora estaba boca abajo sobre su colchón – quiero verte – pidió Jack y ella intentó girarse – todavía no – replicó él, penetrándole su intimidad, cogió su cabello y lo tiró desde atrás, curvando su cuerpo, mientras entraba en ella.

Para después girarle boca arriba, para extender sus piernas ante él – particularmente me encanta esta vista - le dijo antes de tomar sus piernas y entrar en ella, con un quejido de ella por su tamaño.

Él la folló, no le hizo el amor, él la folló tal cuál Lena lo pidió, ella cerrando los ojos todo el tiempo imaginando nao estar con él, ni con su ex como antes había hecho para olvidarla, sino pensando en su adorable desastre.

- Sí que estás enamorada esta vez – susurró engreído Jack sobre su oído

- Cállate, cállate – le pidió ella girando y sentándose a horcadas de él, montándolo de esa manera.

- Maldita sea – se quejó por el ángulo y las poderosas envestidas de Lena y el movimiento de sus caderas – joder – añadió – que si la conozco déjame decirte que le invitaré un par de cervezas – comentó feliz él, sabiendo que, si bien Lena había incrementado sus movimientos y su intensidad, era por esa persona, no por él.

Y eso estaba bien, ya que ninguno estaba enamorado del otro.

Él pensando que Lena necesitaba hacer esto para sacarla de su sistema.

Al final de un orgasmo cada uno, del intenso sexo entre ambos, Jack no le preguntaría si la superó o no, él ya tenía una idea de lo que ocurría según la mirada perdida de Lena.

- Joder que esta vez te pegó fuerte ¿eh? – preguntó suavemente y Lena con lágrimas no derramadas asintió – ven aquí – añadió recostándose boca arriba y estirando su brazo para abrazar a su Lena – duerme un poco, eso te va a ayudar a despejarte.

- No quiero dormir – replicó ella con voz ronca.

- Está bien, no tienes que dormir – replicó él antes de cogerle nuevamente, sexo intenso y placentero como receta para superar su insomnio.