Las dudas rodeaban mi mente como mosquitos molestos intentando chupar mi sangre, pero… sobre todo en mi interior, una pequeña chispa de alegria brotaba en mi interior, de solo pensar que podríamos llegar a tener nuestra propia camada, educar a nuestros hijos, verlos crecer, ese era mi anhelo… y estaba segura de que Gabu también estaria feliz si eso pasara, pero no podía evitar el preguntarme ¿porque querían ayudarnos?

-Bueno… Leto fue quien nos creó, y ella no solo se preocupaba por la felicidad de los lobos, sino de todas las criaturas que habitan su mundo, y estoy segura de que si ella viera que hacemos feliz no solo a un lobo, a uno de nuestros queridos hijos, sino también a otra especie de animal, estoy segura de que ella apoyaría su amor, por eso lo hacemos…

La voz de la loba blanca era firme pero suave, sin duda sus intenciones eran nobles, aunque la verdad yo aún no estaba muy segura de que fuera la única razón, sin embargo, ya estaba hecho, mi pecho estaba marcado con su simbolo y lo que sea que fuera, hechizo, magia u otra cosa, podía sentir sus efectos… justo en mi vientre, el deseo de ser tomada por un macho persistía en mi mente mientras que pequeños escalofrios de deseo recorrían todo mi cuerpo, aún así, esperaría a que los dos hermanos nos devolvieran a Gabu y a mi de vuelta a la realidad, en ese momento yo haría lo que cualquier hembra en mi estado…

-Si… y aunque no me agrade en lo absoluto… pues es… denigrante para un lobo tener una amistad y aún peor… un romance con su presa… no puedo negar que tienen una conexión especial, algo que.. de algún modo va más allá de lo naural, y que coexiste en ustedes cuando estan juntos… por eso yo también tengo un obsequio para ti… Gabu… sé que te gustaría no tener que comer carne, porque ahora que ves a Mei como tu compañera, y antes la veías como tu mejor amiga, te imaginas cuantos amigos nuevos podrías tenr si no tuvieras la necesidad de comer carne para sobrevivir… pues yo creo que eso es muy noble, y que tienes derecho a hacer amigos con quien desees y por eso…

El lobo negro el cuál había estado alejado de los demás en silencio, solo escuchando, finalmente se dispuso a hablar, se dirigió justo hacía mi, supongo que ambos podían leer nuestras mentes pues no le comenté nada de eso a ninguno de los dos, a pesar de que había hablado largamente con su hermana, pero para mi más grande sorpresa, me sonrió mientras colocaba su pata sobre mi pecho, y el pelaje plateado de este resplandeció en una luz pálida por unos momentos, cuando retiró su pata, una luna plateada se encontraba dibujada en mi pelaje, simbolo del don que me había otorgado.

-Así no necesitarás volver a probar la carne nunca más, tu cuerpo podrá vivir de frutos silvestres si de eso deseas alimentarte…

Nos miramos Mei y yo, contemplando nuestras marcas que simbolizaban un profundo cambio en nuestras vidas, ahora yo podría permanecer a su lado aún durante la hora de comer, y ahora ella podría ser capaz de llevar a nuestros hijos en su vientre, no podía ocultar lo alegre y orgulloso que estaba, y solo esperaba que mi amada compañera, se sintiera igual que yo…

-Gabu… esto es… maravilloso, ahora podremos estar realmente juntos, tener una familia propia y… y…

En ese momento pude notar que algo preocupó a Mei, su alegría fue reemplazada por una expresión de confusión y tristeza, no sabía que era lo que pasaba por su cabeza pero sea como fuere intentaría ayudarla.

-Mei… ¿que pasa?… acaso ¿temes que nuestros hijos pudieran tener algún problema? O… ¿que pasa?… no te preocupes, cualquier cosa que suceda lo resolveremos…

Intenté reconfortarla un poco, me acerqué a ella y traté de mirarla a los ojos, esperando a que me dijera el motivo de su tristeza, después de todo, los dones que nos habían otorgado era lo que más anhelabamos para poder compartir nuestra vida, para estar en todo momento juntos… y ahora no podía entender que estaba mal…

-Gabu… si seguimos con esto… no tendremos otra opción… tendríamos que alejarnos para siempre de nuestras manadas, los lobos no aceptarán nuestra unión y tampoco el que quieras comer frutas en vez de carne, y si quedo embarazada… nunca podría convencer a los demás de mi manada de que son de alguna otra cabra… además… querrán conocer al padre de los corderos y si su apariencia no es de corderos… o si doy a luz a un lobo, ellos lo sabrán… no podremos quedarnos aquí…

Intenté explicarle a Gabu mis temores, pero en realidad no sabía bien las repercuciones que podrían llegar a tener, que tan malo podría ser si descubrían nuestro secreto, y dejar la tierra en la que nacimos, en la que habíamos pasado tantos años desde que eramos cachorros, no estaba segura si tenía derecho de apartarlo de sus semejantes y no estaba segura de si yo misma podría abandonar a los mios, pero permanecer aquí sería demasiado complicado, para ambos…

-Esta bien Mei, nunca me sentí como parte de una manada para empezar, siempre me han menospreciado y tratado mal, por eso no me afecta en lo absoluto abandonarlos pero… así son los lobos, verdaderamente nunca compartimos una unión fraternal, pero supongo que las cabras son más unidas… así que creo que la pregunta es… Si tú estarías dispuesta a dejar a tu familia y a tus amigos para venir conmigo, a otro lugar, donde podamos vivir juntos y lejos de aquellos que pudieran destruir nuestro amor, si tu quieres renunciar a todo, yo estaré a tu lado mi dulce Mei.

Las palabras de Gabu me habían abierto los ojos, ¿en verdad deseaba dejar todo lo que conocía y a los que apreciaba solo por seguir… a un lobo?, nuevamente sentía como mi cabeza casi se agarraba a golpes contra mi corazón, por un lado en otros lugares existían otros lobos, probablemente más agresivos que los de la manada de mi compañero, sin mencionar que pudieran existir muchos otros peligros que ni siquiera conozcamos, pero sé que Gabu siempre estará ahí para protegerme, y a su lado nada me podría dañar pero también… ¿llegaría a extrañar a mi rebaño?, tal vez pero… ni siquiera podía definir con certeza cuanto me importaban, pero a pesar de todo… siempre que estaba con Gabu todo lo demás perdía su importancia, solo veía la obligación de regresar para no preocuparlos y causarles molestias, pero si decidiera irme con Gabu… ¿cuanto extrañaría a mi abuela, a Tapper, a Mii?…

-Yo… no lo sé Gabu, necesito pensarlo… lo siento… a pesar de que yo misma propuse que nos apartaramos de todo, pero ni siquiera consideré si yo podría renunciar a todo lo que tengo aquí… solo… necesito reflexionar un poco…

Miré a Gabu quien me devolvía la mirada comprensivamente, sonriendome dulcemente, eso siempre me hacía sentir alegre y casi podría jurar que me hacía distraerme de cualquier problema que me estuviera preocupando, estar a su lado lo sentía como si estuviera en un mundo aparte, lleno de cosas maravillosas por ver y apartado de cualquier preocupación, era maravilloso, y siempre pensé que sería increible si pudiera permanecer a su lado en ese bello mundo por el resto de mi vida, pero cuando se ponía el sol, era como si todo volviera a la normalidad, y simplemente no podía evitar pensar en lo bien que la pasabamos y especialmente en lo bien que se sentía estar en su compañía, pienso que por eso empezó a crecer en mi éste sentimiento, y siempre estaba deseando que la noche pasara pronto solo para ver de nuevo su alegre sonrisa.

-Rápido, deben volver a sus cuerpos, hay peligro acercandose a ustedes, tienen que ocultarse en seguida…

Nos dijo Hati, mientras que ellos abrian portales a algun otro lugar, en cuanto ellos se fueron, sentimos como empezabamos a caer , y sobre todo cuando miré a Mei me sorprendí al ver su cuerpo, traslucido como si fuera a desaparecer en cualquier momento, entonces vi mis patas y también se veían igual, no entendía lo que sucedía, solo seguía mirando hacía abajo, pronto reconocimos el sitio donde ibamos a caer, era la cueva donde estabamos dormidos, en ese momento pensé que caeríamos justo arriba de la cueva, para luego bajar hasta donde estabamos, pero grande fue mi sorpresa cuando atravesamos la tierra solida como una gota de agua que se abre paso a través de la nieve, hasta que volvimos a nuestros cuerpos, en ese momento nos despertamos de golpe como si un potente trueno hubiera retumbado justo frente a nosotros, estabamos de vuelta en la cueva.

-Mei… rápido… huelo lobos en la cercanía…

Le susurré alarmado mientras que mi compañera buscaba un sitio donde escondernos, y como aquella vez, permanecimos en el rincón más oscuro y escondido, ella siempre debajo de mi cuerpo, mientras yo intentaba mantenerla segura, pero con lo que no contaba era que Boro el pequeño lobo de pelaje azulado y poseedor de un increible sentido del olfato, viniera con ellos.

-Zach, Butch… estoy… percibiendo el olor de Gabu… pero… parece… haber haber otro olor más… pero no lo distingo…

Venía acompañado de Zach y Butch, dos de los lobos más lentos de la manada pero sin embargo de los mejores cazadores, sabía que si ellos perseguían a Mei, terminarían atrapandola de seguro así que por su seguridad preferí salir a su encuentro.

-Lo siento Mei, no puedo dejar que te encuentren aquí, saldré y los alejaré, cuando no haya peligro regresa a casa, tu manada debe estar preocupada por ti, y… no te preocupes, yo te esperaré hasta que tomes una decisión, y sea la que sea te prometo que te apoyaré en todo mi amada Mei…

En ese momento no pude contener mis sentimientos, mi corazón latía con tanta fuerza solo por permanecer cerca de ella, y antes de irme froté mi mejilla contra la suya, intentando guardar en mi memoria la cálida sensación de su piel y la suavidad de su pelaje, era como si al hacerlo todo lo demás resultara irrelevante, pero entonces un sonido cercano me previno, y rompiendo el dulce contacto de nuestros cuerpos finalmente lamí su mejilla y me encaminé directo a la salida.

-Hola chicos, me encontraron, pensé que podría seguir quedandome en esa fresca y comoda cueva por un poco más de tiempo, pero ya que estamos todos, ¿porque no volvemos al cubíl?, o es que tal vez ¿quieran ir a cazar un poco?

Les hablé intentando parecer tranquilo pero no podía dejar de pensar en Mei, la cueva no tenía mucho espacio y solo había un modo de acceder a ella, y si quisieran entrar no podría detenerlos, y entonces justo en ese momento todo podría terminar, si protegía a Mei tendríamos que irnos definitivamente, y peor aún los lobos estarían trás nosotros, no podríamos tener una vida tranquila ya que al traidor se le perseguirá hasta la muerte sin excepción, y pasar la vida huyendo no era algo que quisiera que pasara, por eso casi de inmediato me puse a tratar de desviar su atención pero en realidad no estaba seguro de que funcionaría.

-Gabu-nii… hueles a cabra… y… tienes… pelos blancos en tu mejilla… ¿acaso lograste atrapar alguna?

Me preguntó Boro emocionado mientras que los otros dos que lo acompañaban fijaban su vista en mi y especificamente en aquellos pelos blancos, por un momento me aterré, pero no podía delatarme, no frente a los cabezas huecas de la manada, y no estaba seguro del pequeño Boro, si le contaba mi secreto, no había garantía de que no se lo dijera a Giro-san, así que tomando un profundo suspiro interno intenté calmar mis temores y responder con toda naturalidad.

-Ah… esto, es que estuve a punto de atrapar una cabra ayer antes de que se ocultara el sol, pero cuando quiso patearme pude esquivarlo y fue cuando golpee mi cara contra su costado, quedé en el suelo algo aturdido y la cabra se escapó, es mi maldición, por eso soy el más torpe de la manada.

Me encogí de hombros mientras intentaba mantener mi expresión calmada y algo apenada, incluso podría decir que esa fue la mejor mentira que se me había ocurrido en mucho tiempo y por lo que ví pareció resultar, ya ninguno me hizo más preguntas del tema, pero faltaba alejarlos de la cueva… entonces como si los dioses hubieran decidido ayudarme, una cierva pasó a la distancia, ella no se percató de nuestra presencia y solo empezó a comer dandonos la espalda.

-Miren chicos… allá… ni siquiera se dió cuenta de nuestra presencia… ¿que opinan, comida fácil?

Les dije, mientras que estaba consciente de que seguramente Mei me escucharía, y en mi interior no pude más que pedir perdón, no quería que ella siguiera escuchando esas cosas de mi pero sabía que era necesario para protegerla pues aunque fuera bendecido con el don que me había otorgado Skoll de permitirme comer solo frutos del bosque y poder vivir de eso, aún estaba en una sociedad de lobos, y la cacería y comer carne era basicamente un requisito obligatorio para todos los miembros, pero solo podía soñar con el día en que sencillamente pudiera dejar de hacerlo, poder comer manzanas, bayas y otros frutos jugosos al lado de Mei.

Dejé que Zach y Butch lideraran pero como siempre, no permitiría que ella viera como matan a otro herviboro, así que buscando formas de arruinar la cacería o al menos llevarla a otro sitio apartado de la cueva, vi una gruesa rama, y en cuanto pude discimulé mi torpeza de siempre y pisé la rama, provocando que se escuchara un sonoro crujido, de inmediato la cierva miró hacía acá, todos se quedaron muy quietos pero yo "sin querer" agité un arbusto cercano con mi cola, eso fue suficiente para que nuestra presa saliera corriendo a toda velocidad, estaba dispuesto a seguirlos para tratar de ayudar en verdad pero entonces Butch se voltea hacía mi con una mirada seria.

-Tu quedate mejor Gabu… tu torpeza nos hará perder todas las presas que encontremos…

-Si, si… no podremos cazar nada si estamos contigo… Boro tu acompañalo a casa, dile a Giro-san que volveremos con alguna presa para el atardecer.

Me dijo Butch y su comentario fue secundado por Zach, el cuál le ordenó a Boro que me escoltara de vuelta, en ese momento me pregunté si sería una buena idea tratar de contarle sobre Mei pero… aún temía cual podría ser su reacción, ¿se decepcionaría de mi?… ¿le causaría enojo, repulsión o desagrado?… o simplemente ¿intentaría atacarla como cualquier lobo? Lo cierto es que no estaba seguro, pero cuando vi al pequeño mirar directo a la cueva me asusté.

-Hey Boro… ¿que tanto estas mirando?… yo… creo que ya deberíamos ir a casa ¿no te parece?

Le pregunté esperando que dejara de mirar tan fijamente a esa dirección, que dieramos media vuelta y tomaramos el sendero hacía Baku baku, pero entonces el pequeño corrió sin parar hasta que estaba justo frente a la vegetación que ocultaba la entrada.

-Gabu-nii percibo el olor de una cabra, tal vez se escondió aquí mientras no estabamos mirando, hay que entrar y echar un vistazo…

En parte eso era lo que me temía, que la gran nariz del pequeño percibiera la presencia de Mei, sin duda alguna ella parecía seguir escondida adentro, pues le dije que solo saliera cuando ya no hubiera peligro, pero con dos lobos (incluyendome a mi) aún presentes en el lugar, no tenía ninguna razón para arriesgarse a que la vieran al tratar de salir, y entonces fue cuando me dí cuenta de que era el momento, me gustara o no debía saber si podría confiar en Boro, así que me puse frente a él mirandolo con preocupación, suspiré profundamente para calmar mis temores y mirandolo fijamente empecé a hablar.

-Escucha Boro… antes de que entremos a la cueva, debo decirte algo importante, es un secreto, así que debes prometer no decirle a nadie… ¿lo prometes?

Le pregunté al cachorro con mirada sería y voz serena pues intentaba que el temor que sentía no se viera reflejado en mis palabras, pero el cachorro asintió sin reservas, él me admiraba y eso era más que obvio, y tal vez gracias a eso pudiera lograr que gusrdara el secreto, pero no era seguro, aún así yo empecé a explicarle.

-Recuerdas que siempre que me olfatean hay un olor a cabra que me acompaña… yo siempre les digo que es porque estaba cazando una pero lo cierto es que… hace tiempo conocí a una amiga muy especial, fue en una noche de tormenta, ninguno de los dos pudo ver al otro, ni tampoco olerlo, la lluvia y la oscuridad del sitio en el que estabamos nos permitió permanecer anonimos, pero a pesar de eso, nos dimos cuenta de lo parecidos que eramos, y fue en esa noche que nuestra amistad nació, al día siguiente ella y yo fuimos de día de campo a la cima de una pequeña montaña, y no te mentiré, ella era una cabra, pero era especial, lo supe en cuanto nos vimos frente a frente, si hubiera querido, me la hubiera comido, pero era mi amiga, y aunque hubo muchos momentos en que desee comermela, no pude, preferí la cabra a su carne y desde entonces nos vemos en secreto, ella es muy especial para mi y no quisiera que su vida estuviera en peligro, por eso quería contartelo solo a ti, pues ningun otro lobo entendería nuestro lazo y nos matarían a ambos… por eso te pido que honres tu palabra y guardes nuestro secreto… ven… te presentaré a Mei…

Mientras le explicaba al pequeño cachorro veía como su mirada se tornaba confusa, pero no parecía mostrar desagrado alguno, ni tampoco se mostraba molesto, era demasiado joven para juzgar una relación como la nuestra, y prefería que así se quedara, pues era absurdo, el ver siempre a las cabras o a los venados o a cualquier herviboro como simples pedazos de carne, ellos pensaban, respiraban y sentían como nosotros, ¿que diferencia había? Solo porque unos comían carne y otros hierba, pero ambos debíamos correr si queriamos sobrevivir, ambos tuvimos madres que nos decían cosas parecidas y ambos debíamos comer para sobrevivir, por eso esperaba que el pequeño cachorro pudiera ver que no es tan malo ser amigos de aquellos que consideramos nuestra comida, y aunque las leyes de los lobos digan lo contrario siempre podrían encontrar consuelo en una amistad secreta, alejada de los prejuicios de la manada y compartiendo un verdadero lazo, uno que solo podría hacerse más fuerte.