Un nuevo amanecer llegó siendo testigo del mal estado en el que habia quedado la aldea, durante la tarde anterior algunos habitantes intentaron recuperar alguna vivienda, al tiempo que quitaban escombros pero sin mucho éxito. El herrero se ofreció voluntario para ayudar a una familia que se habia quedado sin hogar por culpa de las bestias y habia comenzado a trabajar en un terreno, para que otros habitantes comenzaran a colocar los cimientos de la nueva casa.

La familia Summers ― a pesar de que el marido se oponía― acogió en su casa temporalmente a las mujeres que habían llegado el día anterior a la aldea. La señora Summers tenia pensado emplear aquella oportunidad, para lograr que su marido se volviera el alcalde dada la desaparición del actual. Por lo que pensó que ganándose el favor de las recién llegadas y demostrando a los demás que ellos estaban en los momentos de necesidad, iba a sumarles puntos para su propósito. Pero no contaban con que al amanecer estas ya se habían marchado de la casa.

Amber se levantó con cierta prisa y se puso un vestido dorado con bordados plateados, se colocó un sombrero que hacia juego con el traje junto a un pañuelo azul claro al cuello y tras eso salió al exterior. Necesitaba averiguar si podía ayudar en algo a los habitantes, desde que se marchó su hermano y vio el comportamiento de sus padres sin el en casa, fue cuando llegó a sentir repugnancia hacia sus progenitores. Antes le molestaba el trato que le procesaban a Nathaniel, pero ahora se daba cuenta de que lo manipulaban a su antojo al igual que ahora intentaban hacer con la aldea entera.

Pasó junto a un par de ancianos que se encontraban en el suelo mientras lloraban sobre el cadáver recién desenterrado ― de unos escombros en uno de los edificios derrumbados ― ,de quien debia ser un familiar suyo; se detuvo y les entregó un par de monedas de Oro. El matrimonio le miraron sorprendidos y esta solo pudo sonreír con tristeza.

―Disculpadme... ustedes han sufrido una perdida mas importante que el oro, pero desearía que les sirviera de algo este oro ... ― la rubia se desató el pañuelo del cuello y lo empleó para limpiar la sangre del rostro del joven fallecido― Aunque fuera para ayudarles un poco.

―Le estamos muy agradecidos señorita Summers...― la anciana rompió en llanto al tiempo que abrazaba a la joven.

―Que dios le bendiga.

Abrazó al hombre también y después se incorporó con cuidado, no habia salido con mucho dinero de la casa, pero ya habia llegado a una conclusión... si sus padres tenían pensado emplear aquella situación para su propio beneficio, ella tenia pensado adelantarse en todo lo que pudiera para evitar que el merito se lo llevaran ellos. Conforme se acercaba a la plaza de la aldea, vió aproximarse hacia un grupo de niños al hijo del leñador.

Los niños habían estado escondidos en el mismo sitio que su madre se habia ocultado, pero sabia perfectamente que no todos habían tenido la suerte de llegar a tiempo. Matthew cogió en brazos a uno de los pequeños que tenia junto a el y que tenían herido el brazo y le acarició la cabeza con cuidado, mientras los otros pequeños jugaban con el conejo de pelaje blanco y gris que se encontraba correteando y dando brincos feliz al rededor de el y de los niños. Amber enarcó una ceja completamente sorprendida.

―"¿Porque demonios hay un conejo en medio de la aldea, y encima esta dando saltitos como si nada, a pesar del barrullo que hay justamente en el centro de la aldea?"

Al mismo tiempo que giraba con el niño que tenia en brazos y le hacia reír, fue cuando se percató de la presencia de la joven Summers.

―¿Como os encontráis Amber?

― ¿Eh?...― sin esperarselo, la adolescente se sonrojó y agachó la mirada― b..bien, por suerte Madre y yo pudimos ponernos a salvo.

―Lo de anoche nos cogió a todos por sorpresa... ― Matthew dejó sobre el suelo al pequeño y después se sentó sobre el césped, mientras reía al ver a los niños jugando con el animal― por suerte los mas pequeños se distraen de todo este caos.

Amber observó al conejo y le pareció ver como si hubiera asentido antes de volver a correr al rededor de los niños. La chica se cruzó de brazos y señaló al animal.

―¿Sabéis de donde a salido ese animalito?

―quizá se asustó por el bosque y terminó aquí metido por equivocación, quien sabe.

― Pues parece que está disfrutando jugando con los niños en vez de intentar huir...

El rubio le miró mientras se encogía de hombros.

―Todo puede ser...¿Y si tuviera la capacidad de saber que a ocurrido algo malo y solo les quiere ayudar a que no sufran? ¿que pensáis?

―Pues que si es eso... o vos estáis loco, o la que se esta comenzando a volver loca soy yo por ver cosas que no hay.

Como si le hubiera aplastado una carreta, así es como se sentía Daliah al despertar. Se incorporó del sofá que tenia su tia en el salón y se levantó con un gran dolor de espalda. En silencio, salio de la casa y comenzó a caminar, observando los resultados de la batalla pasada.

El hermoso jardín que su tia Jackeline cuidaba con tanto esmero, ahora estaba lleno de agujeros; plantas marchitas y quemadas; restos de animales calcinados; Las calles de la aldea no se encontraban para nada mejor, pero los habitantes ya habían estado trabajando duro para al menos dejarlo un poco menos desolado.

Pasó junto a la casa de su tio Soyer y vió que estaba medio derrumbada y sin pensárselo dos veces fue corriendo asustada.

―¡TIO SOYER! ¡MATTHEW! ― no obtuvo respuesta― ¡TIO SOYER!

Subió las escaleras con cuidado por el mal estado del edificio y revisó en el piso superior, pero no habia señal alguna de nadie en el interior.

―Quizás tuvieron suerte y no se encontraban dentro cuando pasó todo... ¿Pero donde estarán?

Un crujido en el suelo sobre el que se encontraba le avisaba de que tendría que abandonar el edificio, pero a través de la ventana de ese piso vió que por la entrada de la casa acababa de entrar un jaguar y se quedó inmóvil del pánico.

―Maldición... ― Se arrepintió de hablar en el momento que el animal gruñó y comenzó a escuchar como empezaba a subir por la escalera.

Miró tras de ella a la ventana y pensó en saltar pero en el momento que dió un paso con un poco mas de fuerza para coger velocidad, el suelo cedió y calló al piso inferior con un gran golpe, ― el mal estado en que el edificio se encontraba― provocó que comenzara a venirse abajo el edificio entero. Por acto reflejo, se llevó las manos a la cabeza y haciéndose un ovillo en el suelo comenzó a llorar de miedo.

Esperaba con mucho terror el momento en el que algún trozo de la casa le golpeara sobre las costillas, pero lo único que llegó a notar fue calor sobre su costado ― eso o que los golpes ya le habían dejado alucinando― como si algo estuviera sobre ella.

Fuertes gruñidos comenzaron a invadir sus oídos cuando grandes trozos del edificio parecía que iban a caer sobre la castaña, pero después de unos minutos dejó de oír ruidos. Todavía asustada, comenzó a apartarse un poco los brazos de la cabeza y abrió los ojos.

Lo que antes habia sido un salón, ahora estaba convertido en un valle de escombros y gran niebla de polvo. Daliah se incorporó y miró a su alrededor para comprobarlo; Se sacudió el polvo de la ropa al tiempo que con cuidado salia del edificio, mientras se aseguraba de que el Jaguar no estaba cerca. Un ligero movimiento por un edificio cercano a ella le llamó la atención, dirigiendo sus ojos azules hacia allí.

Haciendo honor a la curiosidad circulando por sus venas que tenia como su tia, la joven se acercó hacia ese edificio. Según se aproximaba, llegó a observar como un par de ojos grises con pupilas gatunas le observaban con odio a través de la oscuridad de ese edificio; Dió un paso hacia atrás y cuando estaba por darse la vuelta, una melena rubia le apareció por detrás al tiempo que escuchaba un fuerte grito, Asustándose y gritando también.

Después de separarse de Matthew, Amber decidió seguir buscando habitantes que necesitaran ayuda cuando de repente vió la casa de los Soyer venirse abajo. Tenia la tranquilidad de que el rubio estaba a salvo, pero se le hacia extraño que se hubiera derrumbado sin ninguna razón. Conforme se aproximaba, vió lo que le pareció un gato adentrarse en casa de los Kennet. Se recogió el pelo un poco y fue hacia ahí; Al doblar la esquina de la vivienda de los Kennet, notó como alguien se golpeaba con ella. Asustada gritó y fue cuando vió una cabellera castaña delante de ella, completamente ensuciada. Torció el gesto en una mueca de asco y después se reincorporó.

― Maldición Daliah, ¿Acaso no os enseñaron a ir con cuidado?

La joven se llevó una mano al pecho y suspiró intentando volver a ver a través de la oscuridad los ojos que le habían hecho ir a mirar hasta ahí; Amber siguió su mirada confusa, pero no llegó a ver nada. Volvió a mirar a Daliah y al fijarse en como iba se preocupó.

― Demonios... ¿Estáis Bien?

―¿Disculpa?

La rubia de ojos ámbar le señaló la ropa y esta simplemente se encogió de hombros.

― Ha...esto, estaba buscando a mi tio en su casa cuando vi un Jaguar y la casa se me derrumbó encima. No pasa nada.

―¡¿Se te vino abajo la casa estando tu dentro y no a sucedido nada?¡ ― Amber puso los ojos en blanco y comenzó a revisarle para asegurarse que no tuviera ninguna herida, mientras Daliah intentaba apartarle― ¡Podías haber muerto ahí dentro!

―Oye, estas muy rara...Suéltame Amber, estoy bien maldita sea.

La Rubia se apartó de la joven y recuperó la compostura; Se sacudió el vestido del polvo inexistente que tenia encima, y carraspeó.

―Si buscabais a Matthew, lo vi junto a un grupo de niños en la plaza principal.

La castaña suspiró aliviada mientras miraba al cielo sonriendo.

―Menos mal...

Se quedaron unos minutos en silencio y entonces Amber comenzó a alejarse, bajo la curiosa mirada de la Adolescente.

―¿A donde vas, Amber?

―Deberíais aprender a hablar bien Daliah, dios sabe que me exasperas cuando hablas de forma incorrecta.―Se detuvo y miró a la castaña; la aludida comenzó a reír.

―¿Por esa razón antes hablaste como yo y mi tia? ― se aproximó a la chica de ojos Ámbar― Vamos... acabas de demostrarme hace nada que , a pesar de todo tienes algo de corazón ahí dentro... ―Le dió un ligero golpe a la altura del corazón, mientras esta le miraba con una sonrisa torcida.

―¿Acaso estáis proponiendo un trato cordial?

―Dejemoslo mas bien...una tregua, ya sabes... por eso de que soy amiga de tu hermano.

Ambas se miraron y rompieron a reír.

―Esta bien. Tregua.

Conforme se aproximaba a donde le habia indicado la hija de los Summers, se dió cuenta de que en esa zona la devastación era mucho mayor. Varios familiares se agrupaban junto a una pira provisional en la que algunos estaban despidiéndose de sus parientes fallecidos, bajo una gran columna de humo que ascendía hacia el cielo, mezclándose con las nubes. Daliah se encontraba incapaz de mirar a las familias directamente, puesto que ella misma todavía tenia la preocupación sobre lo que pudiera haberle sucedido a sus padres.

Pasó junto a un grupo de niños que se encontraban persiguiendo a un conejo gris ― visiblemente agotado― mientras reían, y comenzó a buscar a su primo con la mirada por la plaza.

Junto a lo que antes era la iglesia recién restaurada, se encontraban un gran muro derrumbado de piedra y el viejo Kennet bajo este. Varios aldeanos habían trabajado en desenterrarlo, y por suerte lo único que tenia era una pierna atrapada. Se aproximó hasta donde estaban los adultos junto a el y se cogió con nerviosismo las manos.

―Disculpen... ¿Vieron a Matthew o a mi tio Soyer recientemente?

Una mujer de cabello canoso se giró a mirarle y le dedicó unos ojos fulminantes.

―Teníais que ser vos, ¿acaso no veis que mi esposo se encuentra Herido? ― se puso delante de Daliah y se cruzó de brazos mientras dos hombres ayudaban al anciano del suelo.

―B...bueno, yo solo...―la castaña miró nerviosa al anciano y después a la mujer― Estoy preocupada por mi Familia, eso es todo...

―Mirad... me importa un diablo si algo os sucede a vos o a vuestra familia... ― escupió la mujer con rabia― desde que llegasteis a Walschbronn no suceden mas que desgracias, no me importa lo que os suceda simplemente dejad de estorbar.

Daliah miró enfadada a la mujer.

―Disculpe señora, pero no pienso permitir que hable así de mi familia ¿Entiende?

―Mocosa, marchaos a otra parte, los demás nos encontramos intentando ayudar... ―Uno de los hombres que estaban liberando la pierna del señor Kennet, apartó de un leve empujón a la adolescente.

―¡Hey! ...― Dió un traspiés hacia atrás y acabó cayendo sentada al suelo mientras unas lagrimas le amenazaban con salir de los ojos― ¡TANTO CUESTA DECIRME DONDE ESTÁ MI TIO Y MI PRIMO! MALDITA SEA, NO PIDO NADA MAS.

―Pregunta a la loca de Jackeline, los Lavigne no dais mas que problemas ―La señora Kennet se volvió hacia su marido he ignoró a la chica.

Daliah se levantó del suelo y comenzó a llorar en silencio de la rabia que sentía por dentro.

"Esto es lo que debe pasar cuando tienes una mentalidad distinta a los demás, y prefieres decir lo que te molesta siempre... que al final la gente te ignora..."― Derrotada, Daliah decidida se dió la vuelta para buscar a su primo y su tio en otra parte, cuando la vió.

Una mujer vestida con un precioso vestido negro ―Mangas de encaje, corpiño ajustado en forma de "v", cuello de encaje blanco y collar de perlas negras con el pelo rubio recogido en un moño alto y ojos azules―, se aproximaba hacia donde estaba ella mientras dedicaba a la anciana con una gélida mirada.

Al tenerla al lado, Daliah se percató de los pendientes de plata pequeños que tenia la mujer y que tenia unos guantes de puntilla negros adornados con rubís incrustados.

―Mi señora... no debería hablar así a una niña, ¿Se imagina si alguien de su familia hubiera desaparecido? ― La mujer puso una mueca triste y la señora Kennet volvió a mirar a Daliah.

La castaña miró a la desconocida curiosa, estaba segura de que el tono con el que hablaba no era para nada casual. Tenia la sensación de que el ambiente a su alrededor se habia vuelto mas pesado, pero no comprendía la razón de ese sentimiento. "¿Que demonios a sido eso?

―En verdad habría estado desolada... ― la mujer suspiró y se acercó hasta la adolescente para después abrazarle― No os preocupéis pequeña, vuestro Primo salió hacia el bosque tras un puma que entró en la aldea .. seguro que está bien.

―¡¿QUE?! ― La joven palideció―¡¿COMO DEMONIOS VA HA ENCONTRARSE BIEN SI VA TRAS UN PUMA?!

La mujer volvió a torcer el gesto en señal de disgusto y la rubia volvió a mirar sonriendo a la anciana.

―Le agradecemos nos comparta su sabiduría, y estoy segura de que en la inexperiencia causada por la edad de esta muchacha, le agradece también su colaboración. y...― Miró sonriendo a Daliah y esta notó como una corriente fría a su alrededor.― Estoy segura de que lamenta su comportamiento. ¿Verdad Jovencita?

―S...Si. Lo lamento.

―Bien, ahora si nos disculpáis mi señora, llevaré a la joven Lavigne hasta la casa de su tia... que pasen un buen día.

Después de despedir cortésmente a los ancianos y a los hombres que habían ahí, cogió del brazo con delicadeza a Daliah y después se alejó de ahí. Daliah por su parte intentaba pensar en lo que acababa de suceder, dado que aunque ella no quería disculparse por algo que no habia hecho, algo en su interior le habia engañado y habia hablado por ella. Como si hubieran hablado por ella sin ser consciente de lo que hacia.

Después de un rato siguiendo a la desconocida, se percató de que iban en dirección opuesta ha casa de su tia.

―Disculpe, pero mi tia no vive por aquí...

―¿Acaso esperas que te lleve ahí? Por favor, estas loca por pensar que voy a dejarte allí... ―Comenzó a reír al tiempo que se detenía junto a la entrada del bosque y le señalaba el camino a Daliah― Sigue ese sendero y espera en el claro, te lo explicaran ahí.

La castaña se giró a mirar el sendero.

―¿Quien me va a...― Al volver a mirar a la desconocida, esta ya no estaba y se quedó con la boca abierta―... Genial, otra vez sin respuestas.

Comenzó a caminar a través del bosque; si en otras circunstancias le hubieran dicho que acabaría pasando mas tiempo en el bosque que en su casa, seguramente se habría reído y llamado loco a quien se lo contara, pero ahí se encontraba... justamente en el bosque y por dios sabe cuantas veces.

Los cantos de las aves se filtraban a través de las ramas de varios robles que habían junto a ella, mientras el sol incidía directo sobre ella. Todavía habia algo de nieve que se negaba a dejar paso a la primavera mas avanzada, pero que hacia una visión muy hermosa y digna de un artista que decidiera plasmarlo en un lienzo. Cuando llegó hasta el Claro que le habia comentado la mujer, encontró un lago cristalino y el sol sobre este reflejando su silueta.

Se aproximó a la orilla del lago y miró a través del agua, un pequeño grupo de peces que nadaban como si la lucha que habia ocurrido a unos metros de ese lugar, no fuera con ellos. Se sentó sobre una gran roca que habia a un par de metros de un charco rojo y apoyó la cabeza sobre las rodillas.

Desconocía el tiempo que llevaba esperando, cuando de repente empezó a escuchar unos pasos acercarse hacia ella. Se levantó rápidamente y comenzó a mirar a ambos lados sin lograr ver a nadie. Suspiró creyendo estar volviéndose loca y notó que alguien que le daba unos ligeros golpes en la espalda.

Con un acto reflejo dado por las bromas que le gastaba a su hermano cuando era pequeña, Daliah fue a golpear a quien estuviera detrás de ella y vió frustrados sus planes por un fuerte agarre que no esperaba. Al principio deslumbrada por el sol, llegó a ver la silueta de un hombre tras ella, que sujetaba sin problemas su brazo.

Espalda ancha; Abrigo granate que remarcaban unos fuertes brazos; Cabello Rojizo y Camisa negra de cuello alto era lo máximo que podía distinguir con la luz del sol golpeándole de lleno sobre su visión.

―Lo que me faltaba, cruzarme con niñas pequeñas asustadas...

La voz profunda del hombre y los colmillos que asomaban de su boca cuando sonreía, hizo que se pusiera en tensión la adolescente.

―¿Q...quien demonios eres tu?

―¡DALIAH AGACHATE!

La conocida voz de Nathaniel le sacó del trance en el cual parecía estar, y le hizo caso sin dudarlo. Todavía sujeta por la mano, se agachó lo justo para dejar el pecho del otro descubierto y ver una flecha ir directo hacia el. Pero desafortunadamente para el rubio, no consiguió clavarlo en el hombre.

El joven corrió hasta su amiga y esta le miró sorprendida.

―¿Nath? ¿Que haces aquí?

―Llevo un par de días investigando la zona, Ryan me dijo que hay muchos vampiros por esta zona y quería asegurarme... ―El joven de ojos ámbar apuntó con su ballesta al pelirrojo ; Daliah ahora pudo ver mejor al hombre y se dió cuenta de que habia fallado sus cavilaciones, porque parecía mas joven de lo que habia pensado al principio.

―Ya veo... ― la castaña miró a su amigo y le dió una bofetada, quedando este mirándole sorprendido.

―¡¿A QUE A VENIDO ESO?¡

―ESO POR VENIR ANTES Y NI SIQUIERA AVISAR, MALDITO EGOISTA.

El pelirrojo miró con una sonrisa torcida la escena y se cruzó de brazos.

―Daliah ...ahora mismo nuestras vidas están en juego, ¿ y lo primero que se te ocurre es pegarme delante de un vampiro?.― Nathaniel se llevó una mano a la cabeza mientras negaba con la cabeza.

―Espera a que regresemos a casa, esa bofetada va a ser lo mas suave que te espera..

―¿Te das cuenta de que no eres mi madre?

― Tu espera... ― Daliah le ignoró y se cruzó de brazos; Por su parte, Nathaniel miró de nuevo en dirección a donde se encontraba el pelirrojo quien... ya no estaba ahí― Mierda. ¿donde está ahora?

Los jóvenes miraron a su alrededor pero no vieron nada, cuando una piña les calló a los pies, y al levantar la mirada vieron al pelirrojo tumbado sobre una rama de los arboles mas cercanos.

―De haber sabido que vendría un cachorro de van Helsing no me habría molestado en hacer caso a esa idiota... ― arrojó otra piña, esta vez golpeando al rubio en la cabeza , y provocando que le mirara furioso― no se como consigo siempre que me engañe...

―¿De que estas hablando? ―la castaña miró a Nathaniel quien parecía entender lo mismo que ella y después al vampiro.

Junto al los pies de la pareja comenzó a pasar corriendo una ardilla de pelaje anaranjado, dirigiéndose directa hacia el árbol en el que se encontraba tumbado el desconocido. Este se sentó sobre la rama y el animal acabó poniéndose sobre su hombro, mientras hacia pequeños ruiditos y movía la cola de un lado a otro. Gesto que le sonó familiar a Daliah.

―¿Porqué tienes que darme el trabajo difícil?...

―¿Está hablando con la ardilla? ... ― Daliah susurró a su amigo y este comenzó a reír.―" Y lo peor es que esa ardilla me recuerda a alguien..."

―¿Ya te volviste loco del todo chupa sangre? ―Nathaniel sonrió con malicia y en el momento que lo hizo la ardilla le clavó la mirada, como si reconociera la voz.

El animal ni se inmutó al caer al suelo después de saltar, del hombro del vampiro hasta apenas un par de metros de la pareja. Al tiempo que la Ardilla cruzaba sus pequeñas manos, comenzó a cambiar de forma hasta que Daliah reconoció a su amiga ―con un vestido rojo de seda largo― y sonreía mientras le abrazaba. Dejando a un muy sorprendido Nathaniel con una mirada de odio hacia la rubia.

―Dios mio Giselle, Creí que no volvería a verte.

―Espera... ¿Os conocéis? ― El joven de ojos ámbar intentó separar a Daliah de la chica, pero la vampiresa le apartó como quien quita una mosca.

―Aparta Gatito...―Giselle ignoró la presencia de Nathaniel y miró triste a la castaña ― Matthew me ha contado lo sucedido, Tengo que llevarte al castillo por ahora es el sitio mas seguro..

Daliah miró por encima del hombro a la rubia y señaló al pelirrojo con odio.

―¿Y quien es ese idiota?

El aludido sonrió con desgana mientras se incorporaba.

―Cuando hayas terminado de sacar la basura, ya vendrás a darme algo que no sea estúpidos mortales Giselle...

―Descuida, ya me ocupo a partir de ahora . ―La rubia sonrió en dirección al pelirrojo y al momento este desapareció; miró a Daliah y le negó con la cabeza― Castiel es un poco... susceptible, tienes suerte al principio pensé que te atacaría sin preguntar.

―Si no lo hizo fue porqué estaba yo aquí, vampiro... ― Nathaniel logró poner a la castaña detrás de el y con el puñal de plata de por medio, interpuso distancias con la rubia quien le miraba divertida.

―Vaya, ¿no te fuiste de aquí después de nuestro encuentro? Que tierno...

Daliah notó como de repente el ambiente a su alrededor se ponía tenso, y no pudo evitar dar un paso atrás y mirar a ambos. Estaba claro que se conocían esos dos, pero no tenia ni idea de hace cuanto tiempo. Suspiró y bajó el puñal de Nathaniel.

―Nath, está bien... Giselle es una amiga y no va a hacernos daño.

―Incluso estoy dispuesta a darte un par de lecciones para arrojar cuchillos y acertar...― la rubia le guiñó un ojo mientras reía, al tiempo que Nathaniel daba un paso para atacarla; Girando sobre si misma y dando un grácil salto, Giselle se colocó detrás de Daliah y cruzó los brazos al tiempo que reía― ...Definitivamente es cosa de los reflejos...

El rubio detuvo su ataque al ver que le habia esquivado, cuando se fijó en el vuelo del vestido de la rubia y la gran cola que colgaba de la espalda de su traje. Sonrió y en un rápido movimiento clavó su puñal sobre la tela. El trozo de seda atravesado por el puñal se rajó, siendo frustrados los planes del rubio. Giselle miró con dolor como su vestido favorito acababa de ser destrozado, y tocó con delicadeza el rasgo de tela.

―Maldita sea... ¿Porqué? ...

Daliah observó a la rubia y se percató de que el corte a poco le llega como para enseñar algo mas que las piernas, se interpuso entre los dos y alzó las manos en señal de paz.

―Acabo de hacer una tregua con tu hermana Nath, ¿Podrías hacer algo de caso y durante unos minutos intentar evitar matarte con mi amiga? ― Suspiró la castaña astiada.

―Lo siento Daliah, pero los Vampiros no trabajamos con Cazadores ...― Giselle dió varios pasos hacia la zona de los arboles y miró con pena a Daliah antes de dirigir mirada de odio al rubio― ...Mientras sigas estando con el, no recibirás ayuda mía.

―¿Giselle? ―La castaña observó como su amiga de repente saltaba entre los arboles y se perdía entre la espesura del bosque; no pudo esconder la cara de asombro que se le quedó tras eso, se apresuró a los arboles con intención de seguir a la rubia, pero Nathaniel se lo impidió― ¡¡GISELLE!!

El joven Cazador abrazó a su amiga ―quien habia empezado a llorar en silencio ―, y al tiempo que le acariciaba la espalda miró el trozo de tela que yacía sobre el suelo, con el puñal atravesado.

―Tenemos que regresar a la aldea, es mejor que cada uno este con los de su especie, los vampiros son peligrosos.

―Maldita sea Nath...― la castaña apartó molesta al joven de ojos ámbar― ¿No te das cuenta que me iban a llevar a un sitio a salvo?. Acababan de decirme que me fuera del pueblo por algo, rayos.

―¿Y fue un vampiro quien te lo dijo? ― Se frotó la frente― maldita sea Daliah, deja de ser tan confiable los vampiros se aprovechan de eso para comer.

―¡No era un vampiro!... era una señora que estaba en Walschbronn.

― Y que propones, ¿Seguir por el bosque?...― Al ver la cara que ponía la castaña , Nathaniel puso los ojos en blanco― ¿No estarás pensando en ir al castillo ese, no?

―Bueno... creo que sabría llegar, ya estuve una vez ahí.

Nathaniel comenzó a caminar de un lado a otro mientras se llevaba ambas manos detrás de la cabeza.

―Maldición.

La adolescente se aproximó hasta el trozo de seda que habia formado parte del vestido de la vampiresa, y se lo colocó de pañuelo para el cuello después de sacudirle la tierra. Y con mirada seria se giró a Nathaniel.

―Y estoy segura de que en el castillo podré encontrar alguna pista del paradero de mis padres, y como comprenderás eso es algo que no pienso dejar pasar.

El rubio suspiró derrotado y se aproximó hasta ella.

―Esta bien... ― Al ver que Daliah iba a comenzar a darle las gracias, levantó un dedo y le detuvo― Pero será a mi manera, debemos tener mucho cuidado si vamos a entrar en un lugar lleno de vampiros. Por mucho que digas que son de confianza, yo no me lo creo.

Aunque a regañadientes, Daliah aceptó el trato de Nathaniel y juntos comenzaron a recorrer el camino que les llevaría hasta el castillo que se encontraba en lo alto de las montañas cercanas. Para su mala suerte, tenían un largo camino hasta ahí desde la ubicación actual en la que estaban.