Norman deseaba no haber visto lo que sucedió en la biblioteca aquel día, de no ser por eso, habría aceptado los sentimiento de Emma sin dudar y no hubiera evitado a Ray, ni siquiera hubieran peleado.
—Entonces... Supongo que ahora seremos rivales. — Declaro Norman. Un silencio y tensión inundaron el espacio, pero rápidamente terminaron.
—Supongo que si.— Ray sonrió, aceptando la declaración de guerra de Norman. Ambos sonrieron satisfechos, ahora pelearían justamente, por el corazón de Emma.
Y como si no fuera nada, el tiempo simplemente siguió avanzando. Obviamente el permiso de Emma para no ir a clases simplemente contaba con una fecha de terminación. Pero oh, como era diferente pensar en ir simplemente a clases que solamente hacerlo. Simplemente ya no se sentía motivada, siempre se esforzaba por estar a la par de los chicos, ambos eran unos monstruos en casi todas las áreas competitivas, ella, siendo la mujer del grupo, deseaba aunque sea alcanzar a pisar los talones de Ray en matemáticas o poder compararse en cualquier mínimo aspecto con Norman en química. Su única materia sobresaliente era lengua, pero nada más, simplemente estudiaba las otras para pasar bien sus grados. Ahora ya no le interesaba sobrepasar a ninguno de los dos o estar a la par, su relación con los chicos no iba a ser la misma de antes después de entrar a ese salón de clases.
Los nervios se la estaban comiendo desde el inicio del día cuando fue consciente de que tendría que volver a ver a Norman, a Ray. Era triste por que si las circunstancias fueran otras se sentiría feliz de interacturar con ellos dos, sus mejores amigos. Imposible de describir que ahora incluso le causaba un poco de pánico interno, pero estaba bien, no evitaría a Ray, tampoco a Norman ya que en esta ocasión sabia la manera en que se sentirían si los ignoraba.
Simplemente... Se armaría de valor con los pedazos de su corazón y trataría de reconstruirlo. Aún podía, el rechazo de Norman no la detendría.
Con esa convicción fue que finalmente fue capaz de estar apunto de entrar al aula, y al abrir la puerta casi olvidaba lo más importante: no esta sola. Gilda la recibió con una abrazo que no se puede describir de otra manera aparte de cálido, Don también estaba preocupado por ella y sus amigos de otros cursos también preguntaron por ella a lo largo de su ausencia. Estaba feliz, su regreso no era la cosa lúgubre y triste que esperaba.
—¡Emma! Te extrañamos tanto, al fin te encuentras mejor... Aunque te miras muy delgada, ¿segura que estás bien?— La mirada de Gilda era una inquisidora mezcla de felicidad con preocupación, sin dudas una tortura para Emma tener que mentir al respecto por que no era buena haciéndolo, la verdad es que no estuvo comiendo correctamente en varios días.
—No es nada, solamente un resfriado. Nada de que preocuparse, enserio.— Esperaba que dejaran en paz el tema con eso. Por otro lado, el origen de sus temores se estaba aproximando a ella. Norman y Ray, hicieron que las palabras de Don y Gilda pasaran a segundo plano, trataba de concentrarse, pero era incapaz. La idea de alejarse se le cruzo por la cabeza un momento, pero
—Me alegro— Las palabras que todos deseaban decir, pero que vinieron de la boca de Ray, que nuevamente, se veía en la necesidad de auto-incluirse en la conversación. Seguido de el pelinegro, un albino apareció, el corazón de la chica pelinaranja dio una punzada.
—Hola Emma.— La sonrisa amable y característica del chico se hizo presente, pero para la chica era una tortura, aún así esta vez era consciente de que ignorarlo probablemente sólo provocaría que se sintiera mal, y no era correcto, después de todo Norman tampoco lo hizo, no al menos desde que se entero. Ahora eso derivaba en varias preguntas que Emma no tenía antes. ¿Cómo lo supo Norman? ¿Quién le dijo?... Prefería no pensar en eso, ya no importaba de todas maneras.
—Hola Norman— Pero ella no fue capaz de devolver la sonrisa, inconscientemente apartaba la mirada y todos lo notaron sorprendidos, pero ninguno se atrevía a decir nada. De repente una tensión incómoda estaba en el ambiente...
—¡Hey! ¡¿Qué opinan si salimos mañana a algún lado?!— La voz desesperada de Gilda por romper aquella tensión hizo magia. De repente todos suavizaron sus caras. La mayoría asintieron, Emma también.
—¿Dónde iremos?— Preguntó finalmente Emma, los demás simplemente le siguieron la corriente por no saber qué hacer después de haber salido de la situación tan tensa anteriormente.
—¡Obviamente a nuestro café favorito!— Dijo Gilda con emoción, pero para Emma esas palabras le traían un sentimiento casi de muerte. ¿La razón? Hace solamente unos días su amor de muchos años la había rechazado en ese mismo lugar, pero bueno, el lugar no era el culpable... Así que reprimiendo todas sus ganas de negarse a ir y de inventar alguna excusa, simplemente mantuvo la propuesta como aceptada, y inconscientemente se prometía a si misma que al menos Norman no diría nada al respecto.
Ellos siguieron hablando durante el resto del día sobre detalles insignificantes de su salida de mañana, y ella en realidad ya no estaba prestando atención a nada de lo que decían.
Si, al día siguiente fueron a tomar ese café, pero las cosas no mejoraron, ni en ese o los días siguientes. Ahora Emma no los ignoraba, que era lo que Ray deseaba, pero todo se sentía muy... ¿Falso? En los pequeños detalles era obvio ver que la chica estaba incómoda y triste, no podía culparla. A veces el propio Ray se sentía de esa manera, pero sinceramente extrañaba los días antes de todo eso... Era por esa razón, y por el "duelo limpio" que ahora sostenía contra Norman, tanto físico como psicológico, que iba a hacer lo que estaba a punto de hacer. Tomando toda su masculinidad y actitud varonil, hizo lo que su corazón le dictaba.
Acorraló a Emma contra su casillero cuando estaba sola y la observo directamente a los ojos, con una cercanía peligrosa, pero que sinceramente en ese punto a él le daba absolutamente lo mismo.
—Emma...— Dijo con su tono de voz más masculino y parecido al de un protagonista de anime que era capaz de hacer, ella simplemente le dio una sonrisa confundida pero no lo apartaba. De alguna manera le molestaba... ¿Acaso Emma no lo encontraba atractivo? ¿Al menos lo consideraba un hombre?
—¿Ray?— Respondió ella aún con su sonrisa de no tener idea de lo que estaba pasando, era obvio ahora para él ahora que lo pensaba, podría ser un genio en matemáticas pero en asuntos del corazón simplemente un novato inexperto, con un poco de suerte ella lo vería como hombre un poco más.
Si, así es señores y señoras, Ray había comenzado a leer "los siete pasos para enamorar a una chica". De los cuales el primero era: "muestra tu masculinidad", con una serie de ejemplos que a su parecer eran ridículos; pero el consejo no era malo. En realidad no conocía cual era el tipo de "masculinidad" que la chica prefería, por que según su "crush" anterior... No los prefería exactamente muy "masculinos". Y aún con eso, conociendo que a ella probablemente le gustaban del tipo amable, no quería parecerse a Norman sólo para ganar más puntos.
—¿Quieres ir al zoológico?— Él no sería tan estúpido como Norman y los chicos (inconscientemente) como para ser tan inconsciente con los sentimientos de Emma respecto al café donde tuvo su confesión con Norman, aunque ninguno de los dos lo hubiera dicho directamente Ray se dio cuenta, por la cara de culpabilidad de Norman y la de eterna tristeza de Emma. Fue suficiente con ir a ese tenso viaje a la cafetería hace unos días para saberlo. ¿Qué estaba pensando Norman? Insistir en hacer ir a Emma a un lugar que le traía malos recuerdos era un fiasco en cualquier estrategia de conquista según el pelinegro lo entendía.
Para su sorpresa, la chica simplemente se río.
Él casi se sonroja por varios motivos, que iban desde su belleza y su simple presencia que provocaba unas molestas mariposas en su estómago, hasta la sensación de haberse equivocado en algo. Se apartó lentamente, aún confundido por la reacción.
—¿Por qué lo pides tan serio? Claro que quiero ir, sabes que adoro el zoológico y hace mucho tiempo que no voy. — El corazón de Ray se sintió cálido tras esa declaración, hasta se sentía culpable por tratar de conquistarla cuando ella pensaba que era una simple cita de amigos, pero había aceptado. Por otra parte, Emma estaba aliviada de poder ser sincera con Ray, odiaba la sensación de detestar estar con sus amigos, el zoológico no le traía malos recuerdos a diferencia del café, podría comenzar a arreglar su relación con el chico y hacer que las cosas volvieran a ser como antes.
—Entonces es un cita. Nos vemos el sábado a las 10:00 de la mañana.— Y sin más se despidió, antes de que ella pudiera decir algo o formular cualquier pensamiento. Ella y él notaron el furioso énfasis en palabra "cita", pero Emma no le dio muchas vueltas al significado de aquella palabra, a diferencia de Ray.
Hola! Lo siento por el tiempo sin actualizar, pero justo ahora estoy improvisando con algunas escenas para llegar a ciertos acontecimientos que tienen que suceder para que la trama principal siga su curso, por eso fue difícil actualizar, aparte soy una persona floja... ¿Qué puedo decir? Esta cosa esta escrita por mi, eso es una verdadera tragedia.En fin, sé que esperaban la escena de el viaje al cafe, y si, yo quería escribirla por que literalmente la mitad del capítulo fue acerca de ella, pero sentí que va a ser mejor tratarla como algo en retrospectiva por razones que ustedes van a conocer más adelante.
Nos vemos!
21/05/21
