Y que se alarga este capítulo, ya que habían varias cosas pendientes.
Esto es:
Celos de Hija 6
- Los Celos que Matan -
Lynn tomó con suavidad a su hija y la apartó sentándola en la cama. Él se puso de pie, jaló la silla del tocador, y se sentó frente a ella.
La solemnidad con que lo hizo asustó a Luan.
-Papá, perdóname, de verdad.- La joven sintió de pronto un gran peso en el pecho.
Lynn respiró profundo, luego miró a su hija.
-Luan, cariño, sabes que te quiero demasiado. Mucho. A ti y a todos tus hermanos.- El hombre hizo una pausa para respirar profundo antes de continuar.
-Sabes que siempre le voy a amar. Hasta el fin de mis días.-
-Papito.- Luan hizo a levantarse para abrazarlo, colgarse del cuello y recostarse en su regazo como adoraba hacerlo. Sin embargo, Lynn le marcó con una mano que no se levantara de la cama. Luan comenzó a sollozar.
-Necesito que te calmes y me escuches, cariño.- Le sonrió débilmente y continuó. -Mis problemas, así como los problemas que pueda tener con su madre y…nuestras necesidades al respecto, son una cuestión personal o de pareja. Y son cosas en que no nos pueden ayudar. Ni tú, ni tus hermanas. Jamás será correcto que los hijos se involucren en esas cuestiones con sus padres.-
-Yo solo…yo solo quería que…te sintieras mejor. Me preocupas mucho.- Luan tenía la mirada baja y se limpiaba una que otra lágrima.
-Y te lo agradezco, mi niña; pero mis necesidades solo las conozco yo, y solo yo veré como las soluciono. Lo de esta mañana no debió pasar y debemos dejar en claro que estuvo mal. ¿Estamos de acuerdo?-
-Si, papá.- Dijo la chica, para luego recostarse en su cama y ocultar su cara en la almohada.
Lynn no pudo soportar más y se levantó de su silla para sentarse en la orilla de la cama. Comenzó a acariciar el castaño cabello de su hija.
-Te quiero mucho, Luan. No te sientas mal. Todo esto es absolutamente mi culpa, no debí beber como lo hice y soy yo quien te pide disculpas. No es un regaño ni nada. Solo es dejar las cosas claras.-
La joven se incorporó y se pegó al pecho de su padre donde soltó un par de lágrimas.
-Lo entiendo, papá. Te quiero mucho. Mucho.- Dijo apretándose a él.
Lynn le besó la cabeza, le acarició la mejilla, la apartó con delicadeza y se levantó.
-Debo irme a trabajar, cariño, te traeré un poco de pay de queso para compensar el mal momento, ¿si?-
-Si, papi. Que sea de fresa arriba.- Respondió Luan sonriendo levemente y sorbiéndose un poco.
-Ese será, cariño.-
Lynn padre devolvió la sonrisa y procedió a salir de la habitación, mucho más tranquilo de haber aclarado las cosas. Luan, por su parte, cuando su padre salió dejó de sonreír, se acostó y se arropó.
Sentía una especie de vacío en el pecho.
-¿Como te fue con tus hijas, Rita?-
*Suspiro*-¿Cómo podría irme? Mal. Aunque la mayor lo manejó bien, la otra me miró con odio; con rencor y desprecio…-
-De verdad lo siento, Rita. Hubiera querido que las cosas fueran diferentes.-
-Yo igual, pero estas cosas rara vez se pueden hacer, sin lastimar otras. Y yo soy el monstruo aquí.-
-Por supuesto que no, eres una hermosa mujer que lucha por algo que merece, que pelea por sentirse plena.-
-A costa del amor de mis hijos.-
-Ellos lo entenderán. Y de nuestra parte nunca, Rita, les va a faltar nada. Eso es una promesa.-
-Te lo agradezco mucho, de verdad.-
-¿Estás segura que no quieres cambiar a Lana y Lola a la escuela de paga que te mencioné?-
-Aún es muy pronto. Demasiado pronto.-
-Lo siento, no quise verme apresurado.-
"¿Es nuestra culpa todo esto, Lori?"
Es lo primero que nos preguntaron nuestras hermanas una vez que subimos a verlas a su cuarto. Todas estaban allí, esperándonos.
En su momento, Lucy nos dijo en secreto que sabía lo del engaño de mamá y de papá; pero que las menores no, y que ignoraba qué sabía Lincoln.
Le dije a Lucy que no dijera nada. Tampoco le dije que solo mamá había sido infiel. No por ahora.
Les mentí a todas diciéndoles que no teníamos nada que ver. Le dije Lola que no se preocupara, que era cosa de ellos dos y que a veces los padres se pelean. No enteré a Lucy de lo que hablamos con mamá tampoco; era innecesario que ellas sintieran la culpa que ahora mismo nos carcomía a nosotras. No por ahora.
Las hijas que, por celos, destrozaron el matrimonio de sus padres, no es un bonito cuento para dormir.
"¿Van a volver a estar juntos? ¿Cuándo vamos a volver a estar juntos todos, Lori?"
Lala y Lola son las que preguntan más. Nos abrazan, no se quieren despegar de nosotras.
"Si vamos a volver a estar juntas, chicas. Solo hay que esperar." Volví a mentir, aunque sentí claramente, que no me creyeron.
Lisa, por otro lado, estaba ensimismada en un escritorio improvisado escribiendo fórmulas. No nos hacía preguntas, así que Luna habló con ella en privado.
"¿Acaso nuestros padres dejaron de sentir eso llamado amor entre ellos?" Le había preguntado.
"Es raro, juraría que sus niveles de feniletilamina eran los normales para una pareja que se quiere." Y se quitó sus lentes para secar sus pequeños ojos de unas lágrimas ínfimas.
"Supongo que la ciencia no lo explica todo. Así que, ¿me van a decir que pasa?"
Luna solo le dijo que sí, que nuestros padres estaban teniendo problemas de pareja y que debíamos confiar en que volverían.
Previamente le había dicho a Luna que le prohibía hablar mal de mamá con las chicas. Ya habíamos hecho mucho daño.
Una vez que atendimos a nuestras hermanas, calmándolas un poco, les dije que intentaría hablar con Lincoln.
"A ver si puedes, Lori, está muy irritable y no sale de su cuarto." Me comentó Lucy.
Le dije que haría todo lo posible para darle ánimos, así que salí y me dirigí a la habitación que le habían asignado.
Después de tocar un par de veces, fue un desganado "adelante" la respuesta.
Mi hermanito estaba sentado en su cama. Aquel cuarto era considerablemente más grande que el de casa, pero definitivamente se veía mucho más vacío.
Era, sobre todo, él. Mi hermanito, mi pequeño conejo blanco tenía los ojos irritados y el cuerpo encorvado. Me sorprendió su expresión. Había perdido la sonrisa que siempre mostraba. Optimista empedernido, justo como papá. Hoy irreconocible.
"Lincoln, te ves mal." Le dije y me senté a su lado, abrazandolo.
Él solo se recargó en mí, lo sentía respirar extrañamente pausado.
"Mamá, ya no quiere a papá, Lori." Me dijo. Yo contuve la respiración.
"Eso…aun no lo sabemos, todas esperamos que las cosas se mejoren y volvamos a estar todos juntos, Link. Todos juntos de nuevo." Le sonreí.
Él me miró, y sus ojos me atravesaron por su dolor y seriedad.
"No lo quiere, Lori. Ella no lo quiere ya." Respiró muy profundo, y su voz sonó rota y hueca cuando dijo:
"Revisé su celular. Se manda mensajes con una persona a la que le dice mi amor y te amo y cosas así. Están hablando de vivir juntos algún día y enviarnos a escuelas nuevas"
Él se dejó por fin llorar.
"Si me alejan de ustedes, yo me mato, Lori." Me dijo y yo lo abracé tan fuerte que quise meterlo en mi alma para curar su dolor.
"No, no, no, no, no, no, no Lincoln, nadie nos va a separar ni nada." Le dije sin dejar de abrazarlo. Él se echo a llorar como un niño pequeño.
"Primero me los llevó conmigo a otro lado y yo los cuido y mantengo, pero nadie nos va a separar, amor, nadie, te lo juro."
Yo lloré con él sintiendo que habíamos roto el mundo. Extrañando el día de ayer, cuando comíamos en una hermosa mesa de 13.
El restaurante estaba mejorando. La clientela estaba siendo significativamente más frecuente que los meses anteriores y Lynn padre sintió un poco de ánimo.
Contaba el dinero en el corte de caja de la tarde y sonrió.
-De seguir así, pronto saldremos de esta.-Pensó. Sin embargo, cayó en cuenta que su situación actual ya era diferente. Dejó de sonreír.
-Si tan solo ella hubiera confiado en mí. - Dijo en voz alta.
"Es una mala temporada, cariño, el restaurante si tiene clientela; pero tú sabes que este año hubo recesión económica, pronto todo mejorará." Le había dicho.
"Confía en mí. Ten paciencia." Le había pedido.
Pero ella no esperó. No lo esperó. Ella se había cansado de él, y se había ido con alguien más.
Sacudió la cabeza decidido a no ensimismarse más en ello; en cambio, se dio ánimo al recordar que había aclarado las cosas con Luan, logrando sacarse un poco de ese enorme peso de encima.
Era lo correcto dejar en claro que lo que había sucedido estaba mal. Ella ya estaba grande para cualquier indicio o dejo de síndrome de Electra.
-Mi linda niña.- Pensó mientras maldecía haberse embriagado esa noche jurándose nuevamente, jamás cometer ese error.
De pronto, alguien tocó tímidamente la puerta de la cocina y lo sacó de sus pensamientos.
Lynn cerró la caja registradora, se acercó a la puerta con cautela y la abrió extrañado. Al hacerlo descubrió que no era más que aquella niña chef de cabello de trenza castaño claro. Con su mirada baja y expresión apenada.
-Hola señor Lynn, ¿puedo pasar?-
-Jordan… ¿Qué…qué te trae por aquí? -
-¿Quiere que me vaya?-
-¿Qué?, no, no es eso. Pasa, por favor.-
Una vez dentro, Lynn le ofreció un asiento en la mesa de madera de la cocina, él se sentó igual quitándose el gorro blanco. Notó de inmediato que la niña Jordan jugaba con sus dedos. Se le veía obviamente ansiosa.
-Antes de cualquier cosa.- Adelantó Lynn.- Quiero pedirte una disculpa por la cosas que te hicieron mis hijas. De verdad, lo siento. Se ponen un poco intensas cuando están, bueno, celosas.-
-SI, lo sé, don Lynn. Me hicieron cosas bastante feas, pero, ya no importa. Yo solo quería…realmente quería preguntarle algo.-
-Dime, Jordan.-
La chica seguía jugando con sus dedos nerviosa. Respiró un poco y tomó valor.
-¿Fue por mi culpa que tuvo problemas con…la señora Rita? ¿Porque yo le quite tiempo en su casa?-
La expresión de Lynn fue de total consternación y asombro.
-¿Que? Jordan, por Dios, eso es absurdo. Claro que no. Los problemas con mi esposa son…- Luego, cayó en cuenta en algo.
-¿Cómo…sabes eso…?-
-No se enoje conmigo, es que se supo en la escuela, don Lynn y se volvió viral. Luego de eso comenzaron a dejarme letreros en mi lugar diciendo que por mi culpa ustedes se estaban divorciando.-
-Claro que no es tu culpa, Jordan, ¿te están molestando? Pero ¿Por qué?-
-No lo sé. También escribieron cosas horribles sobre mi madre en mi silla y yo ya no sé qué pensar. A lo mejor si se enojaron todos porque estaba pasando tiempo conmigo. -La niña se notaba muy afectada.
Lynn se llevó una mano a la frente y se talló la cara. Era obvio que alguno (o algunos) de sus hijos estaba acosando a la niña porque realmente creían que él le había sido infiel a Rita, con la señora Jordan.
Eso fue lo que imaginó y suspiró fuertemente.
-No, Jordan.- Dijo cansado el hombre.- De verdad ni tú ni tu mami tiene la culpa de absolutamente nada. No hubiera querido que se enterarán de esta desagradable situación, pero ya veo que todos lo saben. ¿Tienes idea de quien comenzó el rumor?-
La chica solo dijo que no con la cabeza.
-Entiendo.-
-Señor Lynn, yo solo quería aprender cocina y no era mi intención hacer enojar a sus hijas ni a doña Rita; pero si no es mi culpa ni nada…es posible que…yo…-
-No es conveniente, Jordan, sin contar que tu mamá no te va a dejar. De verdad lo siento, has sido la mejor ayudante que tenido.-
La niña bajó la cabeza con expresión muy triste.
Lynn estaba bastante conflictuado con lo que le acababan de decir. Tendría que llegar a hablar con sus hijas sobre quien estaba acosando a la niña Jordan y si tenían idea de quien había esparcido el rumor, ya que el caso de infidelidad de él con la señora Jordan Rosato, en teoría, solo era de incumbencia de la familia.
Alguien de ellos había hablado de más y no sería una charla agradable.
Sin embargo, noble como era, no pudo dejar de notar la decepción en la cara de quien había sido su mejor ayudante. Así que se levantó, fue al refrigerador y sacó una rebanada de pay con mermelada de fresa.
-Toma, Jordy, un pastelito de despedida temporal para mi mejor ayudante de chef.- Le dijo.
La niña sonrió llorosa y su rostro se iluminó.
-Es decir que algún día podría volver a trabajar para usted.-
-Yo digo que sí, algún día.- Y Lynn le sonrió.
La niña se paró, feliz, y lo abrazó; luego procedió a comer el pastel sin dejar de sonreír, diciéndole entre bocados que estaba delicioso.
Las puertas de cocina tienen una peculiaridad; y es esa ventana circular que permite dar una rápida vista dentro, que sirve para checar lo que hacen meseros y cocineros. Su nombre correcto es mirilla.
Parada de puntas, la mirilla le quedaba perfecta. Podía ver con claridad el interior de aquella cocina.
Buscando a su padre para sorprenderlo, lo que encontró dentro fue algo más que una sensación amarga en todo el cuerpo.
Allí estaba ella, sentada como si nada, como la gran dueña de todo. Luan apretó la mandíbula fuerte de un coraje nuevo, que no recordaba conocer. Le dolió la cabeza.
Había ido a ver a su padre para pasar la tarde, ir al parque, comer un helado, como solían hacer antes de que todo pasara.
Como antes de la separación.
Como antes de la estúpida de Jordan.
El nudo en su garganta le dolió al ver como lo abrazó justo después de que le diera su postre.
¡Era su postre el que se estaba comiendo esa maldita ladrona!
Era el que le iba a llevar su papá.
Luan soltó la puerta y dio dos pasos atrás, luego salió del restaurante.
Se sentía profundamente herida, extrañamente rechazada.
Una sensación de abandono, que no podía explicar.
Y aquí vamos de nuevo. A ver como se desenlaza esta historia.
Lincoln anda mal.
Luan anda mal.
Todos andan mal. (Bueno, Rita si echa palenque por lo menos)
Pero el restaurante va a arribando, algo es algo.
Espero que les guste esto damas y caballeros saludos y gracias por los comentarios :)
Lobo Hibiky
