Disclamer: Lo reconocible es de Horikoshi. Ya no abrazo a los personajes, ellos mismos se puedes abrazar.
Beta: Milenrrama.
Escuchó cómo él intentaba decirle algo, así que intentó alejarse un poco pero Midoriya no se lo permitió y se colgó a él como un koala, de improvisto, enrollando sus piernas alrededor de sus caderas y haciéndolo tambalear. «¿Qué pasó?». Todoroki dio un paso hacia atrás al intentar estabilizarse para no caer al suelo con Midoriya.
La sorpresa lo invadió, alejando momentáneamente la tristeza que sentía. No podía mover los brazos, los estaba usando para balancear el peso de Midoriya y así no cansar tanto sus piernas. «¿Qué estará haciendo?».
—Midoriya… —susurró rozándole la mejilla con la nariz—. Midoriya.
Esperó un momento pero no hubo respuesta. Todoroki no lo pensó antes de girarse y pegar la espalda de su amigo a la pared, no se le ocurrió una mejor forma en ese momento de poder separarse un poco de él para verlo a la cara. Quizás no era su mejor idea y podía haberlo apoyado en la cama pero, al menos, funcionó.
—Midoriya —musitó decidido, con la mirada en sus ojos cerrados—, ¿está todo bien, Midoriya?
Sólo recibió un asentimiento por su parte. «Midoriya se quedó en silencio y soy yo quien está hablando… Algo está mal aquí». Movió una mano de sus muslos a su barbilla, obligando a Midoriya a verlo cuando abriera los ojos.
—Midoriya… —Necesitaba entender lo que había pasado—, abre los ojos. ¡Por favor!
No pretendía sonar tan demandante cuando lo dijo pero no pudo evitarlo, los nervios lo traicionaban en momentos como ese; no es que haya tenido muchos anteriormente. «Lo siento». Pensó, sin alejar la mirada de sus párpados cerrados. Todo lo que él quería era comprender qué había llevado a su amigo a saltarle encima de esa forma.
Pasaron unos segundos, aunque a Todoroki le parecieron eternos, cuando le hizo caso y vio sus pupilas verdes sostenerle la mirada, casi procurando decirle de esa forma lo que pasaba. Definitivamente, Todoroki debía mejorar sus relaciones interpersonales porque esa actitud de Midoriya lo estaba desesperando.
—Todoroki… —suspiró su nombre mientras soltaba el aire que tenía contenido en los pulmones. Él sintió como su corazón se saltó un latido al oírlo.
—Midoriya, dime qué está pasando —pidió, aún sin quitar la mano de su barbilla.
—No sé, puff, es decir, sí sé pero… Todoroki, yo… ¡Uff! Es que todo está muy revuelto en mi mente, necesito… ¡Ah! Necesito, no sé, entenderme a mí mismo antes. —Parecía haber explotado de un momento a otro—. Primero te vi tan cerca pero a la vez tan lejos y no lo pude ignorar, tuve que acercarme, tuve que sentir que estabas bien.
»Entre lo difuminado que veía frente a mí por mis propias lágrimas, extendí el brazo para intentar tocarte pero estabas más lejos que eso así que sólo di unos pasos hacia adelante y te abracé, asumí que lo necesitabas, o eso quise pensar. Creí que con eso te sentirías mejor porque a mí siempre me ayuda.
»Me sorprendí mucho cuando tú mismo te volteaste y me abrazaste más fuerte de lo que alguien hubiese hecho antes. No lo entendí pero lo aprecié y te correspondí, entregándote todo de mí en ese abrazo, regalándote toda la fuerza que me quedaba para que tú pudieses sentirte mejor.
»Pero seguías triste... Estabas llorando y yo no lograba calmarte. Así que me uní a ti sin poder evitarlo y lo siento, lo siento si estuvo mal; perdóname si te hice sentir peor. No sé, no me sentía nada bien viéndote así; me sentó muy mal.
Todoroki bajó el rostro al darse cuenta de que Midoriya había comenzado a murmurar y, aunque podía detenerlo, podía poner las manos sobre sus hombros y presionar con fuerza para sacarlo de su mente. No le importó realmente y lo escuchó atentamente, intentando entender todo lo que decía.
—Me intenté disculpar cuando tú decidiste separarte y yo, yo… yo no podía dejarte. Ahora era yo quien te necesitaba, era yo quien deseaba ese abrazo. Todoroki, no sé qué pasó pero quería que te quedaras a mi lado, al menos un momento más, por eso no permití que te alejaras, por eso busqué una forma de mantenerme cerca de ti.
»Te juro que no pensé que sería así, en esta situación, no planeé saltar a tus brazos y perdona, no era mi intención hacerte perder el equilibrio. Yo… yo lo que quería era no separarme de ti y abrazarte por unos segundos más.
»Luego, los segundos se volvieron minutos y yo sigo con la misma sensación… Ahora, se volverán horas y yo no me quiero alejar de ti. No quería abrir los ojos para no encontrarme con tu mirada. Creía que me soltarías cuando lo hiciera y no, yo sólo intentaba retrasar el momento.
Todoroki comenzó a sentirse mal aunque no era su culpa, sabía que había sido él, presionándose a sí mismo, pero no quería verlo así por más tiempo; tampoco quería interrumpirlo. Se notaba que lo necesitaba y él no sería quién le arrebatara ese sentimiento.
—Sí, Todoroki. Sé que no te gusta todo esto. Sé que te pone nervioso estar tan cerca de la gente. Sé que para ti el espacio físico es tan importante como lo es para Kacchan. Sé que lo que menos te apetecía en ese momento era sentirme más pegado a ti pero fui egoísta y no me importó; sigue sin importarme.
»Rozaste tu nariz contra mi piel y yo temblé, lo siento, no pude evitarlo. Sí, me pareció un acto muy adorable pero seguí siendo egoísta y dejé que el miedo se apoderara de mí. Sí, miedo… Miedo de encontrarme con tu mirada, perderme en ella y hacerte caso cuando me pidieras que te soltara. No podía. ¡Todoroki, no puedo hacerlo!
Shouto quiso acercarse más a él, hacerle ver que no había ningún problema en lo que estaba diciendo, darle a entender que no tenía que tener miedo, que él también lo sentía. Dejarle claro que no tenía que disculparse… Pero las palabras se quedaron atascadas en su garganta cuando intentó decirle algo.
—Dijiste mi nombre y estuve seguro de que harías que me alejara. Evidentemente, estaba equivocado pero pensé que tendría que desenrollar mis piernas de tus caderas en ese momento. Deduje que me empujarías a un lado y no quise darte la oportunidad, por eso me quedé en silencio. Si no decía nada, y me aferraba a ti con fuerza, no podrías hacer nada, ¿verdad? Pues, no pensé en otra cosa mientras seguías repitiendo mi nombre, Shouto.
Todoroki volvió a subir la cabeza cuando lo escuchó. «¿Me llamó por mi nombre o me estoy volviendo loco?». Abrió los ojos, sorprendido por la naturalidad con la que lo había dicho, embelesado por la forma en la que su nombre sonaba salido de sus labios, fascinado al oírlo; esperando que lo repitiera pronto.
—No… No, Shouto, no lo pensé. Sólo esperé mientras te escuchaba. Sólo ignoré tu petición lo más que pude cuando me dijiste que abriera los ojos. Y, si te soy sincero, quise hacerlo, pensé en hacer lo que decías sólo para complacerte pero me ganó el miedo, me ganó hasta que sentí tu mano en mi barbilla.
»Ese ligero contacto me acercó más a ti, no sé cómo explicarlo, Shouto. No sé qué sentí o por qué lo sentí así, pero cuando lo hiciste me ayudaste a ver que no te ibas a alejar, que no me ibas a empujar.
»Ya fue cuando sonabas desesperado que me obligué a llevarme la contraria y hacerte caso. Abrí los ojos con resiliencia para ver los tuyos. Nunca te había visto así, tan cerca y con los ojos vidriosos.
»Fue ahí cuando me di cuenta que, durante todo este tiempo, no habías dejado de llorar ni de sorbarte la nariz. Supe que me había perdido de mucho al ser egoísta y lo siento… No era mi intención, Shouto, de verdad que no.
«Lo volvió a hacer. Dejó de llamarme por mi apellido y, realmente, no me quejo… Me gusta que él me llame por mi nombre». Todoroki intentó no girar el rostro cuando vio como Midoriya se rendía y dejaba escapar las lágrimas que tenía contenidas desde que había comenzado a murmurar. «¿Será que lo imito?».
—Izuku… —suspiró de la misma forma en la que él había hecho minutos atrás, no estaba muy seguro de que tuviese el mismo efecto que tuvo en él—. Estás murmurando más de la cuenta, Izuku.
—¿Me estás llamando por mi nombre? —preguntó emocionado, abriendo sus enormes ojos lo más que pudo.
—Sí… —Tragó saliva, desviando la mirada—. Tú también lo has hecho.
—¿Yo? —susurró, antes de que Todoroki asintiera, llevándose una mano a la nuca con nerviosismo—. ¿Estaba murmurando, verdad?
—Llevas, al menos, cinco minutos en eso —respondió por lo bajo, esperando que no se lo tomara mal.
—¿Por qué no me detuviste? —Midoriya sonaba extrañado.
—Porque a veces es necesario hablar, aunque sea contigo mismo… —respondió Todoroki, volviendo a poner una mano en la barbilla de su amigo—, y me estabas dando las respuestas que buscaba, incluso aquellas que no sabía que necesitaba.
—¿Y por qué sí me lo dijiste ahora? —interrogó bajo la expresión nerviosa en el rostro de Todoroki.
—Porque empezaba a parecer que te hacías daño con tus palabras —Shouto rozó la mandíbula de Midoriya con el pulgar, en un intento de detener el tiempo y volver a ver esa expresión destellante en su rostro.
—Pero te pude hacer daño con lo que decía —Midoriya bajó el rostro, alejando la mirada de Todoroki.
—No lo hiciste, Izuku —«Él no está acostumbrado a que lo llame por su nombre»—. Dijiste justo lo que necesitaba oír. Más que eso… Dijiste eso que yo no estaba pudiendo decir.
—Lo siento, Todoroki —susurró Midoriya cerrando los ojos.
—¿Por qué te disculpas? —Movió una mano hasta entrelazar sus dedos con los de Midoriya—. Y volviste a llamarme por mi apellido.
—Pensé que te había molestado —dijo, con la mirada fija sobre sus manos.
—No, Izuku. Al contrario… —Suspiró, apretándole la mano antes de continuar—. Deberías hacerlo más seguido.
—¿En serio? —preguntó, abriendo más los ojos—. ¿Crees que está bien?
—Creo que es perfecto —murmuró, plasmando una dulce sonrisa en su rostro.
—Entonces, Shouto, ¿qué vamos a hacer? —susurró, poniéndose serio.
—Ven, Izuku —musitó apenas se sentó sobre la cama.
—¿Qué tienes en mente? —La expresión en el rostro de Midoriya denotaba duda.
Sin darle más tiempo para pensar, Shouto enroscó sus brazos alrededor de Izuku, apoyó su cabeza en su hombro y escondió su rostro en el hueco de su cuello. Pronto sintió como él también lo abrazaba y no pudo evitar sonreír. «¿Qué me estás haciendo, Izuku?». No quería perder ese sentimiento que crecía cada vez que lo veía. «Él es mi héroe». Aspiró el aroma ácido que desprendía su piel. «No sé si está bien lo que hacemos pero, mientras pueda estar cerca de él, no quiero hacer otra cosa».
Se separó de él para acostarse sobre la cama, apoyando la cabeza sobre la almohada y posando la mirada en sus pupilas verdes. «¿Seguimos siendo amigos o somos algo más?». Extendió su brazo derecho y entrelazó sus dedos con los de Izuku, jalándolo para que se acomodara junto a él. Acunó su rostro con la mano izquierda y acarició su sonrojada mejilla mientras intentaba no suspirar tan seguido. «Es tan guapo. ¿Cómo no me di cuenta antes?». Pensó, deseando que Izuku entendiera todo lo que a él le pasaba por la mente, todos los sentimientos que ni él mismo entendía aún pero que ya estaba decidido a aceptar. «Lo único que quiero es estar con él, así lo puedo ver sonreír y eso me hace feliz».
Todoroki cerró los ojos mientras abrazaba a Midoriya con más fuerza y movió la mano que tenía acariciando su rostro a la parte baja de su cabello. Sentía su respiración sobre su cuello y escuchaba los latidos de sus corazones sincronizarse; tan tranquilos, tan melódicos. «Por ahora, sólo voy a aceptar que esto es real».
Se separó unos centímetros de Izuku y, al abrir los ojos, se encontró con su mirada fija, observándolo ensimismado. «¿Qué verá en mí?». Pensó, besándole la frente. Sus pecas resaltaban sobre sus sonrojadas mejillas, le parecían tan lindas que le provocaba contarlas hasta rendirse. «¿Qué hice para merecer esto?».
—Uno, Dos… —susurró, más para sus adentros aunque Izuku igual pudiese oírle.
—¿Qué haces? —Él se sobresaltó al sentir su dedo hundiendo su piel.
—Cuento tus lunares —respondió, como si fuera obvio, y recibió una sonrisa por parte de Izuku—. Cinco, Seis…
Shouto no pudo mantener sus párpados abiertos luego de llegar a veinte y se quedó dormido poco después, inspirando el aroma ácido que desprendía la piel del chico junto a él. «No me di cuenta antes, usó otro jabón… Ahora huele como a toronja».
No supo qué hora era cuando sintió a Izuku apretujarse más contra él pero no le importó en lo absoluto. «Mientras nadie tumbe la puerta abajo, todo está bien». Aún era oscuro cuando abrió los ojos al sentirlo temblar. «¿Qué estará soñando?». Le sobó la espalda lentamente para intentar calmarlo sin despertarlo.
«¿Será que tiene frío?». Sacó su brazo izquierdo de debajo de la almohada y lo pasó sobre Izuku, rozándole suavemente los brazos, la espalda y el abdomen, hasta sentir que dejaba de tiritar. «Por si acaso, lo voy a tapar mejor». Extendió la manta hasta cubrirlo casi por completo y le dio un beso en la punta de la nariz y volvió a cerrar los ojos, cayendo rendido enseguida.
No se levantó hasta que el brillo del sol le taladró los ojos, obligándolo a abrirlos y darse cuenta de que estaba sólo en la cama. Estiró los brazos, buscando desperezarse, cuando vio a su alrededor y recordó que estaba en la habitación de Midoriya, todo lo que había pasado la noche anterior. «¿A dónde habrá ido?». Pensó, sentándose en la orilla del colchón.
Buscando su celular, encontró una nota sobre la mesita de noche: regreso en un momento, por favor, no te vayas. «¿Qué estás haciendo, Midoriya?». Agarró su teléfono de la mesa, «¿cuándo lo puse ahí?», y se echó para atrás, apoyando la espalda sobre la cama, mientras revisaba los mensajes que tenía y esperaba pacientemente a que Izuku volviera.
Había pasado casi media hora cuando Shouto escuchó que la puerta se abría y vio a Midoriya entrar en el cuarto. «Trae una bandeja y se está tambaleando… ¿Qué será eso?». Se levantó de la cama y fue al escritorio, donde Izuku colocaba los recipientes que había traído.
—¡Buenos días! —exclamó Izuku, sonaba emocionado.
—¡Buenas! —respondió Shouto, contagiado por su energía—. ¿Qué es todo esto?
—El desayuno —murmuró, girando el rostro para sonreírle.
—¿Sabes que ya son más de las once, no? —preguntó riéndose y alzando una ceja.
—Me tardé más de lo que planeaba… —susurró Izuku, retirando dos vasos de la bandeja y dejándola de lado, ya vacía—, lo siento.
—No te preocupes —dijo, observando maravillado todo lo que estaba frente a él—. ¿Lo preparaste todo tú?
—Unas cosas ya las había comprado pero… sí, podría decirse. —Shouto estaba realmente sorprendido y muy feliz.
—Se ve delicioso —musitó, girando el rostro hasta ver a Midoriya a la cara.
—Espero que lo esté. —Estaba nervioso y no parecía muy convencido.
—Seguro que sí.
Aunque sabía que sólo había una silla, Shouto la arrastró y le ofreció a Izuku que se sentara en ella, diciéndole que él se quedaría de pie. Al final, Izuku tuvo una mejor idea y la compartieron, tal como harían con los diversos platos que tenían enfrente. «Ahora sí que tengo hambre». Comieron casi en completo silencio, lo único que se oía eran las felicitaciones de Shouto, aceptando que Izuku sí podía cocinar y diciéndole que se sentía muy feliz de estar disfrutando de esa comida con él. «Tengo mucha suerte».
Recogieron la mesa al terminar y se quedaron en la habitación hablando de trivialidades, conviviendo el uno con el otro y aprendiendo cosas nuevas. «¿Cómo puede llegar a lamerse el codo? Es imposible… Me tiene que enseñar». Estudiaron un rato en la tarde y no salieron de la habitación hasta que dieron las seis de la tarde. «Fue un día bastante entretenido… Quiero disfrutar de más días como este». Pensó, cerrando la puerta del cuarto detrás de él. «Definitivamente, este es el mejor día de mi vida».
¡Se ha acabado amigos!
Disfruté mucho escribiendo esta historia, principalmente porque adoro la pareja y me encantó lograr escribir algo largo (en comparación con mis estándares).
Espero que ustedes también hayan sentido algo con todo esto...
Los leo allá abajito *se sienta con una galletita a esperar*
