Disclaimer: Los personajes de Shingeki no Kioyin pertencen a Hajime Isayama.

Advertencia: Este capítulo contiene contenido para adultos + 18.

Capitulo 6

Cripsis: Modo supervivencia

El fenómeno por el cual un ser vivo presenta adaptaciones que le hacen pasar desapercibido a los sentidos de otros es difícil de conseguir para un ser humano, pero cuando se logra este arte se convierte en una excelente herramienta de supervivencia.

- ¡Rápido imbécil, nos están alcanzando! .- gritaba el hombre de sombrero golpeando el caballo.

- ¡No los veo, idiota, seguro los perdimos!.- respondió el muchacho mientras miraba a sus alrededores.

- ¡No te detengas, estúpido, rápido! .-

Los caballos iban a toda marcha, las hojas secas del suelo revoloteaban a su paso, el sol se filtraba entre el verdor de los árboles mientras se escuchaba un silbido arriba de ellos, sin embargo no lograban ver a nadie. Los jinetes galopaban al unísono, sabían que escapaban de algo o de alguien pero no vieron en sí de qué o quién se trataba. Sus compañeros eran arrastrados hacia arriba uno por uno a medida que se adentraban bien en el bosque. De repente una silueta de capa marrón se levantó de entre las hojas caídas del suelo.

- ¡Ehhh, de donde demonios! ¡¿Queee, qué demonios es eso?!- dijo el muchacho

- No se detengan, lo arroyaremos! Desgraciadooos!.- el hombre miró hacia atrás y notó que de sus veinte compañeros solo venían cinco detrás de ellos. - Ehhh ¡Qué diablos sucede!.-

- ¡El sujeto no se mueve!- gritó el muchacho confundido.

- Jajaj sii, más rápido! Arreeee!, lo arrastraremos con los caballos.- el hombre golpeaba fuerte al caballo con la intención de atropellar al sujeto de la capa marrón, pero este sacó dos espadas y los embistió cortando el cuello de ambos caballos haciendo que sus ocupantes salieran despedidos por el aire.

Al levantar la vista el sujeto de la capa ya no estaba, sus compañeros que venían detrás a caballo pasaron de ellos huyendo despavoridos a gran velocidad, sólo alcanzaron a ver unas sombras verdes que se desplazaban entre los árboles con mucha agilidad.

- Vamos corre imbécil!, deben ser ellos, correeee!- empujó el hombre al muchacho.

Al recorrer unos metros bajó de los árboles un niño de ojos azules y cabello oscuro vestido completamente de verde.

- ¿Quién demonios eres?- le grita el hombre.- ¡Te mataré mocoso cabrón, no juegues conmigo!, el hombre corrió para embestir al niño, pero este de repente sacó un bastón agitó haciéndolo extensible, se echó a un lado y golpeó sus piernas, el hombre cayó rodando y se puso de pie rápidamente confundido, buscando al niño, pero este ya no estaba, miraba todo su alrededor hasta que el niño saltó nuevamente desde un árbol y se plantó cerca de él, el hombre quiso arremeter nuevamente y este pegó un gran salto y lo noqueó con la punta del bastón, cayendo el niño detrás de él en el suelo con ambos pies y el bastón en su mano izquierda apoyado en su hombro.- el niño esbozó una sonrisa y subió nuevamente a los arboles.

El muchacho que acompañaba al hombre inmediatamente echó a correr en dirección contraria a una gran velocidad, pensó que los había perdido de vista hasta que se detuvo luego de sentir algo moviéndose entre los árboles. De repente sintió como alguien lo subió con fuerza hacia los árboles, quedando frente a frente a la línea central de unos pechos blancos que se asomaban por el escote de una especie de malla verde, el joven levantó la mirada y quedó perplejo por los grandes ojos azules que haciendo contraste a un mechón de cabello oscuro lo miraban. Ella le sonrió dulcemente y le hizo una señal para que hiciera silencio seguido de un guiño.

- ¡Waooo!... alcanzó a decir el sorprendido muchacho mientras descendían suavemente al suelo sostenidos de una especie de cable. La chica lo miró tiernamente con una sonrisa y luego él sintió unos pasos detrás de él, al voltear el sujeto de la capa marrón estaba justo frente a él, no se distinguía bien su rostro pero sí un poco de su cabello castaño que sobresalía con dos esferas azules y brillantes que lo miraban desde dentro de la capa.

- ¡Ey! ¿Te gusta mi chica, verdad?- le dijo el sujeto de la capa marrón ladeando la cabeza. - El joven asustado negaba con su cabeza y el sujeto asestó un fuerte golpe con un taiho*, dejándolo inconsciente.

- ¡Tres bolsas llenas, cero bajas, veamos cuanto tienen los demás! – exclamó la chica mientras se acercaba al castaño.

El chico la tomó por la cintura, se retiró la capa de la cabeza y recorrió el rostro de ella.

- Me pones nervioso, ¿Lo sabías, Annie?.- Besó suavemente sus labios.-

- ¡Shhh, deja de decir mi nombre tan alto!- le reclamó la ahora morena.

- Es cierto. - esbozó una sonrisa. – Miró al niño que se unía a ellos.- ¿ Ya lo tienes Falco?

- Si, listo!- respondió el muchacho. Arrojando hacia ellos la bolsa de dinero.

- ¡Vámonos, se hace tarde!.- Armin hizo sonar un silbido el cual se replicó como si fuera un eco.- Todos se retiraron saltando entre los árboles.

La joven conducía como loca, la velocidad que le producía el deportivo BMW* "recién tomado prestado", le daba cierta adrenalina, la brisa ondeaba su largo cabello castaño con fuerza, siempre era un desafío estar en el asiento del lado cuando ella conducía.

La vista era hermosa, el camino recorrido era mucho, sabían que cada día estaban a un paso más cerca de lograr sus objetivos. Muchos obstáculos inesperados surgieron, sin embargo el objetivo era uno y no dudaban en hacer lo necesario para alcanzarlo. Luego de Fez pudieron llegar a Supein y de allí a Palma, estaban siguiendo el rastro que iban dejando el portador del fundador y sus protectores.

Para poder movilizarse y sustentarse era necesario adoptar estrategias no muy éticas y los rumores de un grupo organizado de asaltantes corrían de boca en boca, por esto sus cambios de residencia eran constantes.

- ¡Pieck!, con cuidado! Nos vas a matar!.- Un alterado Jean le gritaba al lado del asiento.

- ¡Wooo! Esto es genial, Jean!, ¿Puedes sentirlo, verdad?!-

- ¡Siiii puedo sentir la muerte! ¡Trata de no ir tan rápido vamos a chocar!, No podemos estar robando autos todo el tiempo porque los arruinas todos!- le gritaba el castaño en el oído.

- ¡Es un auto deportivo, tarado! Así es que se conduce, es fácil, deberías intentarlo! Wooo!- gritaba la chica.

- No sé que diablos significa eso!, Cielos! ¡Me estoy mareando, voy a vomitar!- Jean se notaba con un rostro pálido.

- Eres un exagerado, cuando usas los equipos de maniobras vas más rápido y ahora te asusta un carruaje de alta velocidad.- ¡Eres patético!.

- ¡Pero yo soy quien conduce mi equipo, no tú, loca desquiciada!, ¡Ahhhhh!, ¡Debí matarte en Liberio! ¡Te lo digo en serio!, ¡Estás loca! .-

- Ya casi llegamos!- dijo mientras hacía un giro repentino hacia la izquierda. Jean tuvo que darse unos minutos para reponerse antes de bajar del auto.

El viejo hotel de Cal Pai, estaba prácticamente en abandono, el olor a madera vieja y húmeda daba un aire descuido, aún así el lugar era hermoso. Sus propietarios aceptaron que se alojaran por la precariedad económica que había en todos lados y recibirían un buen extra por no hacer preguntas. Para ellos era el lugar perfecto para reunirse por la baja concurrencia de personas en sus alrededores. Hacía un año que habían salido del Fuerte Salta y desde entonces no se habían detenido, estaban cansados y necesitaban relajarse un poco antes de comenzar los preparativos de su siguiente destino. Habían reunido suficiente dinero para repartirse y continuar su viaje.

- Jamás pensé que se nos complicaría tanto volver a Paradis.- comentó Falco con fastidio mientras repartía las bebidas a los hombres con él reunido.

- No seas imbécil muchacho, no menciones el nombre de la isla, no ves el terror de la gente cuando oyen ese nombre. – le replicó Jean mientras golpeaba su cabeza con la mano abierta.

- Auchh! Lo siento, se me olvida.- respondió Falco pasando su mano en la cabeza.

- Ustedes son muy imprudentes, terminaremos siendo atrapados por sus estupideces.- comentó Levi mientras salía del bar con una bebida fría.

- Jean dio un gran sorbo a su bebida, estaba deliciosa pero de repente la escupió - ¿ Ehh, esas son las chicas? – preguntó asombrado.

- Todos se pararon de sus asientos y se dirigieron a la entrada de la terraza.

- ¡Pero, pero están en ropa interior!- gritó Jean.

Mikasa y Annie estaban en la orilla del agua con sus bañadores que constaba de unos pantaloncitos bien cortos y un top que develaban sus bien formados vientres y ejercitados cuerpos. Parecían diosas salidas del agua, la más alta era Mikasa que llevaba una cola bien alta que dejaba ver el cerquillo de cada lado y de la nuca.

- ¡Hola Chicas! Esperen por mí!- voceó una pequeña castaña mientras salía con un bañador parecido al de las chicas pero color rosa.

- ¡Queee, vas a salir así! Gritó Jean sonrosado.

Pieck era la más baja de las tres y ahora con el cabello más largo pues se rehusó a cortarlo, le llegaba a la mitad de la espalda, sin embargo aceptó tintado de castaño claro. Annie adoptó el negro como su nuevo color de cabello y lo llevaba recogido en dos largas trenzas.

Los hombres no paraban de mirarlas, tanto tiempo conviviendo con ellas, pero ya hace mucho que dejaron de ser niñas.

- ¡Pe, pero están casi desnudas!- expresó Jean, sin dejar de verlas.

- Bien! Perfecto!.- abrió Neal los brazos, creo que también iré a tomar un baño, ya me dio calor!- decía mientras iba sacando la camisa que traía, dejando al descubierto sus pectorales.

- ¡Oye Mikasa! Llamó el pelirojo mientras iba corriendo, sus largos rizos saltaban con cada paso.

- Cada vez se te unen más admiradores Mikasa. Deberías hacer honor a sus atenciones, no se ve nada mal.- comentó Annie antes de sumergirse nuevamente en el agua.

- Es cierto Mika, no te decides por ninguno, ya aburres.- respondió Pieck.

- No dejan de molestar siempre con lo mismo, me voy a caminar, atiéndelo tu Pieck, que tampoco te decides por alguno.- le respondió la azabache mientras salía del agua.

- ¿Noooo, ya vas a salir?, ¿es por mi? ¿estoy tan feo? - le preguntó Neal abriendo los brazos.

- Disfruta el agua Neal, Pieck te atenderá.- respondió Mikasa mientras salía del agua y se disponía a dar un paseo.

- ¡Oye Neal, será mejor que te mantengas cerca de mí, pervertido!- le voceaba Jean mientras entraba al agua junto a Falco.

Mikasa había avanzado unos metros cuando le alcanzó Armin trotando.

- ¡Ey, te acompaño!. Hola, ¿Cómo has estado Mikasa? Tenemos mucho sin hablar

- Se puede decir que bien, y tú? Te veo feliz.- le respondió la azabache mientras iba levantando la arena con sus pies.

- Si, así es. Deberías intentarlo tú también. Creo que tienes varios admiradores.- le respondió el ahora castaño.

- Te ves extraño Armin, no me acostumbro a ese color de cabello, no pareces tu.

- Sabe que eso es provisional, ya pronto volverá mi color natural, pero no me cambies el tema.- le dijo con su ojo redondos y azules.

- No, Armin, estoy bien así por el momento, no estoy interesada.- Pienso mucho en la isla, qué crees que haya sucedido después que nos fuimos? ¿Cómo estará Historia y Hitch y los demás?

- Es dificil saberlo Mikasa, no tenemos forma de recibir información de la isla, ni siquiera podemos mencionarla. Pero espero que estén bien, el hijo o hija de Historia debe tener un año y medio, asumo. Pero temo que no encontremos buenas noticias a nuestro regreso.- Armin la miró nuevamente.- Me preocupo por ti ahora mismo, Mikasa.

- ¿Qué crees que pueda pasarme? Sé defenderme.- le respondió fríamente.

- Sé que puedes defenderte, pero ya ha pasado tiempo, deberías intentar vivir un poco, solo es eso.- le respondió con voz apacible.

- Lo siento Armin, no soy buena compañía para nadie ahora mismo y siento mucho ser como soy, créeme que quiero ser diferente.

- ¿Todavía piensas en él?

- Sabes bien que yo le amé desde niña, le seguí desde entonces y no importaba el camino que el escogiera yo lo seguiría. Eso no se deshace tan fácil, yo tengo que sanar para volver a amar, no sé cuándo será eso, tengo que encontrar mi propio camino. Respondió ella mientras sus ojos grises se fijaban en el horizonte.

- Entiendo, solo espero que no tardes mucho en sanar, eres la única familia que me queda, quiero verte feliz.- Armin le sonrió y le dio un abrazo.- Ahora vuelvo con los chicos.-

Ella asintió y se quedó mirándolo mientras se alejaba, se sentía feliz de que al menos él pudiera serlo, una lágrima recorría su mejilla. Se sentía impotente con ella misma, necesitaba sanar porque sentía que no estaba viviendo. Tenía mucho dolor por dentro, quería cambiar todo, reiniciar para hacer todo diferente, pero ¿Cuántas veces lo repetiría? En todas terminaba con su muerte, y en ninguna lo podía evitar.

- Eres una rompecorazones, Ackerman – la voz de Levi la sacó de sus pensamientos.

- ¿Espiar es su nuevo mal habito, capitán?- le respondió mientras secaba sus lagrimas.- Qué desafortunado que precisamente él haya escuchado esa conversación.- que fastidio pensó.

- Yo estaba aquí primero.- respondió clavando sus finos ojos grises en el panorama.

- Tampoco me acostumbro a su nueva apariencia, muy distante a ese líder tan delicado y excéntrico de la limpieza que solía ser.- le dijo la Azabache buscando también la sombra.

- Y tú sigues siendo una mocosa insufrible y amargada, no has cambiado nada. – dijo el enano con los ojos cerrados.

Hubo un silencio.

- ¿Huye de alguien aquí escondido?.- le pregunta ella mientras acomoda su postura frente a él.

- No me escondo, busco tranquilidad, pero al parecer es difícil por estos lugares.- respondió fríamente el enano.-

- Mikasa, eres joven ¿Por qué no vas a divertirte con los demás? No pierdas tu tiempo conmigo anda por ahí, ve - el enano daba un sorbo a su bebida fría y miraba a los demás que estaban jugando en el agua.

- ¿Qué edad tiene capitán?, y perdón que pregunte al menos que sea como las chicas que no dicen su edad. – agregó con ironía.

- La suficiente como para preferir estar en la sombra escondiéndome en mis pensamientos y tomando una bebida fría para este calor, lejos de mocosas preguntonas.- respondió el enano mirando el horizonte.

- Seguro le divierte también ser insufrible.-

- ¿Esa es tu diversión? Yo me divierto conmigo mismo, los demás son los que sufren por mi.- respondió el enano.

- ¿Y con cuales cosas se divierte usted mismo, capitán? .- le preguntó mirándole a los ojos.

- No seas morbosa, niña indiscreta.- dio un sorbido a su bebida.

- ¡Iuchhh noooo! Que asco! Dijo sonrojada, Le pregunto cómo se divierte en general, que no sea mencionar la limpieza- le dijo la azabache negando con el dedo.

- Me estas fastidiando, mocosa preguntona. ¿Por qué no te has ido aun? -

Hubo un silencio. Él la miró de reojo y cerró sus ojos evocando los recuerdos del bosque, montando su caballo, volando entre los árboles, sintiendo la brisa en su cara y escuchando el sonido de las hojas de sus espadas cortando carne de titanes, el olor de los detergentes, limpieza.

- ¿Eres un alma perdida como yo verdad, Mikasa?. Somos dignos de pena, mira como estamos los dos, jugamos con la muerte todo el tiempo y en vez de estar disfrutando el paisaje y del agua como los demás, estamos aquí destilando nuestra antipatía y amargura.-

Ella lo miraba con expectación, esperaba su respuesta. Él la observó detenidamente, tenía casi el mismo color de ojos que él pero eran más grandes, el tono de su piel estaba oscureciendo por tomar el sol y dejando un rubor en sus mejillas. Su crecido cabello recogido en una colita alta dejaba caer flecos en su frente y en los lados de su cara. ella no lo dejaría en paz, la vio con un sentimiento de pena. El la recorrió con la mirada, ella era como él, cerrada en sí misma con la única desventura de que respiraban sólo para ver cómo sobrevivirían al siguiente día.

- ¡Ah, de acuerdo! Creo que podemos hacer algo interesante. ¿Vamos?. - le preguntó mientras se ponia de pie, llevaba una especie de camisilla blanca de baño que dejaba ver sus definidos brazos y unos shorts de baño negros.

Ella lo miró extrañada, y él comenzó repentinamente a correr, ella le siguió no muy segura, él tomó una buena delantera pero por poca distancia.

- ¡Vamos mocosa has perdido velocidad!, le decía el enano mientras su largo pelo negro flotaba en el aire.

- ¡Sigues siendo un imbécil capitán retándome! – le respondía la azabache mientras ambos daban grandes saltos sobre los botes que estaban en la orilla de la playa, se escuchaba una risa y un grito que salía de ella cada vez que saltaba hasta que ya no se alcanzaban a ver. Los demás que estaban en el agua los observaban con asombro.

- Vaya, vaya, que tenemos aquí? Jajaja.- comentó Pieck mientras salía del agua.

- ¿Crees que pase algo entre ellos? Preguntó Neal mientras sacudía el agua de su rojizo cabello rizado.

- Sería un milagro si sale algo de esos dos amargados juntos.- respondió Annie.

- ¡Ey!, ¿ya salen?- pregunta Armin uniéndose al grupo en el agua.- ¿Oye, dónde vas preciosa?- dijo mientras tomaba a Annie de la mano para entrar de nuevo al agua.

- Sí, creo que salimos mejor, no se puede estar cerca de ustedes cuando están juntos. Es repugnante, - respondió Jean, vamos a comer algo, ¿Pieck, Neal, Falco?- Ellos asintieron.

- ¿No vas a salir así verdad? preguntó Jean a Pieck.

- ¡Oye, ¿que tiene?- no soy la única que anda así, pero igual me voy a secar y cambiarme.- respondió ella dándole un guiño.

- ¿Es muy hermosa verdad, Jean?- le codeó Neal.

- ¡Ya deja de mirarla Neal, te gustan todas las mujeres!.- le respondió Jean mientras observaba a Pieck alejarse.

Armin y Annie se internaron en el agua, el día era uno de esos que hay que aprovecharlo al máximo, porque después había que volver a la realidad de su misión. Armin se sumergió en el agua, sus ojos azules destellaban en contraste con el color castaño del pelo que ahora llevaba, al subir echó su cabello hacia atrás cuyo largo pasaba de las orejas, a ella le gustaba mirarlo, su cuerpo estaba tan definido, disfrutaba ver como las gotas de agua navegaban por su cuerpo. Él abrió sus ojos y la sorprendió mirándolo, le respondió con una sonrisa y la acercó a su cuerpo. Ella tenía que levantar su cabeza para verlo a los ojos que brillaran con el reflejo del sol.

- Ven aquí, no estés tan lejos.- la miraba complacido.- No sé que viste en este tonto niño, eres muy hermosa.- le susurró Armin mientras besaba su cuello.

- Sigues subestimándote Armin, entre tantos chicos el tonto fue el que vio algo bueno dentro de mí y ganó mi corazón.- le respondió ella mientras daba pequeños besos en su pecho desnudo.

- Si sigues haciendo eso sabes que tendremos un problema, verdad.- la acercó más pegándola a su cadera, ya se podía sentir su excitación. - Me vuelves loco Annie,- le decía mientras rozaba sus labios con los de ella, sintiendo su aliento.

Él la levantó un poco para que ella abriera sus piernas y las encajara en su cadera. Ella rodeó su cuello con sus brazos mientras lo besaba explorando dentro de su boca a la vez que echaba con sus manos su cabello hacia atrás, le sonreía mientras daba pequeños besos en su cara.

- Ya no veo la hora en que te saques ese color de tu cabello, me gusta más el rubio. – le dijo Annie, mientras trataba de distraer su excitación.

- Tú me gustas como sea que estés, eres muy hermosa. – le respondió hablándole suavemente, mientras sumergía su cara entre sus pechos, ella sonreía y mordía sus labios, él le daba pequeños besos en el cuello y acariciaba sus nalgas. Ella podía sentir por encima de su bañador la rigidez de su excitación así que soltó el agarre de su cadera y se alejó un poco.

- ¿Qué haces? Ven, no seas mala, no te alejes, ven – le suplicaba él. Ella lo miraba divertida se bajó un poco y sacó la parte de abajo del bañador y se lo mostró.

- Ufff, noo, ¿qué haces? Armin miraba a su alrededor, ¡Eso es muy malvado! ¿Qué haces?, ven acá, ¿Por qué haces eso? ¿Me quieres volver loco, verdad? ¿eh? ¿Eso buscas?, ¡Ven, hermosa, ven aqui!, le decía él suavemente mientras se acercaba a ella. La tomó nuevamente de la cintura y ajustó nuevamente sus piernas en sus caderas y mientras besaba sus labios.- ¡Eso quieres verdad, hermosa!.- le decía al oído mientras iba bajando su mano derecha para explorar entre sus piernas. Ella echó la cabeza hacia atrás al sentir el toque de sus dedos dejando escapar un leve gemido, él la observaba y ella se mordía el labio inferior mientras le miraba con sus intensos ojos azules. Sus dedos surcaban en su cavidad interior entrando y sacando dos de sus dedos para luego detenerse a dar leves giros en esa sección exterior tan delicada y sensible, retiró sus dedos cuidadosamente mientras continuaba besándola, con ambas manos bajó suavemente su short y la levantó un poco mientras ella le miraba fijamente, poco a poco fue ella sintiendo como lentamente la iba penetrando, puso su frente contra la suya y cerraron los ojos dejando que la sensación que provocaba la entrada de él a ella los llenara, ella comenzó a buscar su boca, podía sentir su aliento, mientras él continuaba entrado despacio, ella comenzó a mover sus caderas poco a poco hasta que su miembro había entrado por completo, lentamente fue aumentando el ritmo de sus golpes, él agarraba sus caderas contra él mientras la embestía, sus gemidos eran cada vez más fuertes, ella apretaba el agarre de sus piernas sintiendo un frío recorrerle, él tuvo que tapar su boca mientras el ritmo era cada vez mas, mas y más rápido, hasta finalmente ella soltó un fuerte gemido y dejó correr el frío a sus tensados pies, apretó un poco las piernas cruzadas a su espalda, dejando escapar un último gemido. - ¡Mierrd..da! ¡Uichhh! ufff!... exclamó él mientras apretaba su cabeza contra su pecho dando señales de haber finalmente alcanzado el clímax. Él reposó su cabeza en su cuello.

– Estás loca, ¿Sabías eso verdad?.- Estoy loco por ti. - Le decía mientras jadeaba y calmaba su agitación con su frente apoyada en su pecho.

Un silencio repentino les acompañó, ambos escuchaban como su respiración iba normalizándose poco a poco. Ya estaba cayendo la tarde.

- ¿Qué nos espera ahora, Armin?- le preguntó ella sintiendo una repentina desolación.

- No es bueno lo que viene.- respondió él con cierta aflicción mientras besaba la frente de ella.

Por su parte los cuatro desamparados habían terminado de comer, el ambiente estaba tranquilo sin muchas personas, como era de esperarse, la comida era deliciosa, era gratificante después de tantos años comiendo patatas y carne cuando se podía, degustar platos diferentes. Pieck, Falco y Neal esperaban por Jean que había ido por unas bebidas refrescantes mientras conversaban.

- Mira que bien, nos dejará secar de la sed aquí. No pierde el tiempo, verdad?- comento Neal a Pieck.-

Jean había sido entretenido por la chica del bar.

- Espera aquí, ya verás!- dijo Pieck con una sonrisa maliciosa.

- Ooooye! Cariño, amorcito! – le gritaba Pieck a un Jean asombrado y sonrojado . – Amor! ¿Por qué tardas tanto?, ¡tengo mucha sed, bebé! – Ay hola! ¡Qué grosera soy!.- le dijo refiriéndose a la chica.

Neal y Falco no aguantaban la risa con las caras que hacía Jean, las lágrimas le corrían viendo como la carreta remolcaba al caballo.

- ¡Oye! ¿Pero qué fue eso Pieck?, que vergüenza!- le reclamaba Jean.

- Tardabas mucho embobado con esa!- le respondió ella riendo.

- Yo no interrumpo tus conversaciones, Pieck, ¡eso fue de mal gusto!- le reprochó Jean.

- Creo que pasamos demasiado tiempo juntos Jean, pediré otro compañero.- argumentó Pieck mientras arreglaba su sombrero divertida.

- ¡A ver quien más te soportaría!, ¡Carreta inservible!- gritó Jean molesto con la cara roja.

- Madura, Jean por eso no consigues a nadie. – dijo ella mirando hacia la playa.

- Jajajaja, Chicos no aguanto la risa, la verdad, yo no estaría disgustado si trabajas conmigo Pieck, dormiríamos en la misma habitación, la pasaríamos muy bien, te lo aseguro!- comentó Neal colocando sus manos detrás de la nuca.

- ¡Queee! ¿Cómo te atreves a hablar asi? ¡No le digas esas cosas! – le gritó Jean al oído a Neal.

- ¡Ah! ¿ quien te entiende? ¡No comes ni dejas comer! ¡Puedes venir también si quieres! No tengo problemas que nos veas o participes! – respondió Neal levantado sus hombros indiferente.

- ¡Eres un pervertido, pedazo de idiota! ¡no hables así frente a ella! ¡Falco es un niño, degenerado!, ¡Respeta! – le gritó Jean levantándose de su asiento y dándole un manotazo en la cabeza.

Mikasa y Levi recorrieron varios metros en su carrera de saltos de obstáculos, más adelante rentaron un bote que los llevó a un breve recorrido por la costa, era hermoso ver la playa color azul turquesa y que a medida que bajaba el sol también tornaba su color a más oscuro. Levi se agarró de las amarras delanteras del bote, podía sentir la brisa en su cara, le evocaba buenos momentos. Ella quería hacer lo mismo así que él le tendió la mano para ayudarla a colocarse a un lado de él, ambos sintieron el golpe del viento en sus caras, se imaginaban corriendo a caballo entre los bosques de Paradis.

El horizonte anunciaba que el sol estaba a punto de ocultarse y observar el atardecer era de las actividades que el tiempo no les permitía apreciar en el pasado, siempre había que estar al pendiente de un ataque inesperado de los titanes, así que tener esta oportunidad de relajarse y disfrutar de la hermosa vista era un verdadero lujo. Buscaron unas bebidas y estuvieron unos minutos en silencio sentados en la arena. Ella lo observaba, no podía entenderlo, él no sonreía, corrieron y él no sonreía, tuvieron ese paseo tan relajante y él no sonreía.

- No soy bueno en esto de servir de compañía para nadie.- le dijo él al notar su silencio y su mirada.

- No va mal hasta ahora, creo.- respondió ella tomando otro sorbo de su vaso.

- Eso es nuevo entonces.- La única que aguantaba mi mal humor era Hange.- Ella era exasperarte. – continuó él.

- ¿La extrañas, verdad?.- se atrevió a preguntar la azabache.

- Él hizo seña con un dedo negando,- No soy del tipo que hace estas cosas Mikasa, no te equivoques. – le respondió fríamente. - Y no te sientas ofendida, normalmente me repudio hasta a mí mismo, por eso no sé cómo ser de buena compañía y menos estar intercambiando crisis sentimentales.- comenta el enano mientras observaba fijamente el horizonte.

- Creo que entiendo, yo tampoco sé cómo ser diferente, pero pienso que es porque hemos vivido toda nuestra vida encerrados tras esas murallas, siendo engañados como animales, luchamos tanto, perdimos tanto y aun estamos lejos de terminarlo.- dijo la azabache con nostalgia y resentimiento.

- Si pero no somos los únicos Mikasa, míra a los demás, cada uno con su triste historia, sin embargo tienen una personalidad que los ayuda a pasarla bien no importa el momento en que se encuentren, es lo que creo que hacen los jóvenes.- le respondió el enano tomando de su bebida.

- No sé si todo esto nos llevará a alguna parte, si realmente podemos cambiar algo, he intentado hacerlo pero al final me lleva al mismo desenlace, termino perdiendo lo que amo. No sé que esperar de todo esto.- un dejo de desesperanza se vio reflejado en el rostro de la azabache.

Un silencio se prolongó entre los dos.

- Siempre espero lo peor de todo.- continuó él.- así es que lo sobrellevo, espero lo peor y me fijo en la mente que debo estar preparado para lo que sea que suceda. No sabemos cómo será el fin de todo Mikasa, yo no tengo respuestas para eso, solo espero el resultado de lo que hacemos y me adapto al giro que tome, porque al final lo que sea que decidas hacer solo sabrás si fue lo correcto o no cuando veas el resultado. Tu chico tenía las mismas dudas y en ese momento le respondí lo mismo y las cosas no han cambiado desde entonces en relación a eso. Seguimos siendo esclavos del resultado de nuestras decisiones. - el tono del capitán era apacible.

- ¿Has amado a alguien, capitán?- ahora la azabache cambió la posición y se sentó a un lado pero frente a él. Notó que lo sorprendió con la pregunta, la caída del sol se reflejaba en su mirada, él recogía su cabello detrás, le molestaba llevar el cabello tan largo, aun no se acostumbraba, su barba se asomaba como una ligera sombra que cubría la parte de la cicatriz que tenía en la quijada y la otra que le cruzaba del labio superior hasta barbilla.

- Estas muy curiosa hoy, mocosa.- la miró con sus ojos grises.- nunca he tenido tiempo para esos sentimentalismos, desde niño he tenido que luchar para sobrevivir, el resentimiento y la violencia fueron mi alimento. Tú te criaste en la superficie, yo tuve que salir de abajo de la tierra, de las entrañas inmundas de las murallas y mira ahora sigo descubriendo que el mundo es una porquería cada vez más grande, he tenido que ver morir y matar a mis amigos, las personas que he amado se han ido y ya no me da tiempo ni deseo de hacerlo de nuevo, mocosa.-

Mikasa le observaba sintiendo un poco de compasión por cada palabra que salía de su boca, sus ojos miraban el horizonte mientras hablaba. Ella siempre estuvo más concentrada en ella misma, no, en ella no, todo lo que hacía, veía y respiraba era por Eren, siguió tras un sueño ajeno, ¿de qué valió todo eso?, se había olvidado de vivir.

- No sientas pena por mí, muchacha. Tu eres una desdichada también, respirabas por pulmones ajenos, y aun me temo que lo haces.- le dijo Levi al notar que peleaba con sus pensamientos, la miró a los ojos, vio como sus ojos se aguaron.

- No, no tengo pena de usted, estoy pensado en mi. - le dijo.- Lo último que escuché de sus labios era que desde niño me había odiado, no puedo creer que dijera algo así.- hizo un silencio y una lagrima salia rodando por su mejilla.

Levi se sintió incomodo por verla quebrarse, no estaba acostumbrado a esto, no sabía como consolar ni nada de eso, no sabía que decirle.

- ¡Simplemente era un imbécil, lástima que no tuve tiempo de terminar de patear su inútil trasero!.- fue lo único que se le ocurrió decir al malhumorado. Él la miraba y estaba sintiendo compasión de ella, ninguno de los dos tenía la culpa del destino que les tocó vivir.

Hubo un breve silencio.

– Es hora de regresar, mocosa.- le dijo él poniéndose de pie, le tendió las manos para ayudarla a incorporarse y al ponerse de pie quedó justamente frente a él, se miraron a los ojos brevemente, él miró sus labios que estaban rojizos por el sol, su cercanía hizo que provocara una urgencia en él.

- Vamos, capitán.- dijo ella apartadose lentamente y desviando la mirada.

Él se quedó mirándola mientras ella caminaba delante de él. - ¿Qué demonios fue eso? - se preguntaba, no sabía cómo interpretar la inesperada agitación que sintió. Ambos volvieron en silencio a la terraza del hotel. Los demás los esperaban.


* Cripsis: se refiere al proceso de camuflaje de algunos seres vivos y este se divide en varias etapas.

* Taiho: Bastón extensible, usado como sistema de defensa japonés.

* BMW: el modelo que solicitaron "prestado" es un BMW 328 (1936- 1940) del tiempo aproximado en que en ocurre la historia actual de Shingeki. Este vehículo era considerado el mejor auto deportivo pequeño fabricado antes de la guerra, era ligero y ágil.

* Disculpen lo largo del cap. tuve que cortarlo, estoy aprovechando mi tiempo libre para avanzar lo mas que pueda, espero lo disfruten, los leo :)