Capítulo 6

-Lo siento, pensé que no había visita hoy.

Era la enfermera joven, que miró a ambos rubios con vergüenza.

-V-vuelvo en un rato.

Tras cerrar la puerta, Scorpius bajó la cabeza.

-¿Qué ibas a decir Scorp?

Pero sentía que el momento había pasado. "Yo nunca he sido feliz en Hogwarts" era lo que iba a decirle.

-Yo nunca... podría dejarte solo en estos momentos- dijo-. Quisiera pedir unos días fuera del colegio, para estar contigo en la mansión.

Draco se echó a llorar de nuevo, murmurando cosas como que no lo merecía, que Scorpius estaría mejor sin él de por medio. Scorpius se sentó a su lado, y ambos se abrazaron. Scorpius ya no lloraba, se sentía como un cobarde por no haberle dicho.

-Consúltalo con la directora- dijo su padre tras un rato-. No me dejan enviar cartas.

Scorpius regresó ya entrada la noche a Hogwarts, su padre de repente se había puesto frío y con naúseas, él llamó al sanador y le dijo que era normal, pero le recomendó marcharse.

Caminó hasta el castillo por el sendero donde pasaban los carruajes tirados por Thestrals. Al fin podía verlos, y eran hermosos. Eso pensaba él.

Pero para ese momento ya no había carruajes, sin embargo notó un movimiento de varitas con luz a lo lejos; no le dio importancia y siguió caminando. Entró al castillo, como si nada, pero apenas puso pie escuchó:

-¡Aquí está directora!

Era la profesora Crawley, que se acercó corriendo a él.

-¡Scorpius dónde te metiste!

Había algunos alumnos cerca, y algún profesor que se acercó corriendo.

-Iré a avisar a los demás- dijo Flitwick, que salió tan rápido como pudo.

Scorpius se sentía rodeado. La directora no tardó en llegar.

-¡Señor Malfoy!- le gritó-. ¿Dónde diantres estaba? ¿Sabe todo lo que hicimos por localizarlo? ¿A cuántos profesores y alumnos mandamos afuera, a estas horas?

Scorpius se sentía aturdido.

-¿Y bien?- insistió la directora.

-Fui a ver a mi padre.

Eso hizo cambiar la expresión de todos, pero la directora pareció ponerse firme nuevamente.

-¿Con autorización de quién, si se puede saber?

Scorpius torció los labios y no repondió. McGonagall suspiró.

-Bien, acompáñame a mi despacho. Señorita Crawley por favor ayude a reunir a los demás que estaban buscando.

En la oficina, Scorpius se sentó, la directora le sirvió té, y tuvo que tomar por compromiso. De hecho le sentó bien, así que se lo bebió todo.

-No puede hacer ese tipo de cosas señor Malfoy. Entiendo su situación, pero no puede hacerlo. Cuando notaron su ausencia comenzamos a buscar por todo el castillo y Hogsmade, dado su historial...

-¿Quién lo notó?- dijo mientras sorbía el té.

-Sus compañeros de curso, el señor Bott le dijo al señor Parkin que nunca lo vio regresar, ni pasar a su habitación. Mencionaron que no era extraño que usted desapareciera, pero que desde Hogsmade nunca se le volvió a ver, a alguien tan llamativo como usted.

Scorpius asintió.

-¿Tiene algo qué decir?

-Estaba preocupado, como comprenderá- se encogió de hombros-. Mi padre solo me tiene a mí. No hay familia ni amigos que lo visiten. Simplemente me decidí a hacerlo, y pude ver cómo está.

La directora permaneció en silencio un rato, le sirvió más té, que tomó con gusto.

-Es duro pensar en Draco... en su estado actual, a la forma en que lo conocí como estudiante- comentó McGonagall-. Lo lamento en verdad, señor Malfoy.

Scorpius asintió.

-Quiero hacer una petición, directora.

-¿Petición?

-Solo quiero ir a casa unos días. Se supone que pronto darán de alta a mi padre, y no quiero que esté solo en la mansión. Los elfos no son mucho de su agrado, sabe. Y como le dije, soy todo lo que tiene.

La directora tensó el rostro, lo suavizó, lo tensó, y suspiró.

Dos días después, únicamente con su mochila negra bajo su brazo, Scorpius entró a la chimenea y se fue a su casa, esperando la llegada de su padre.