Capítulo VI:

- ¿Entonces que tienes preparado? – preguntó Rachel levantando ambas cejas.

- Un día de picnic – replicó Quinn - traímos comida chatarra, podemos hacer un fuerte con sábanas aquí y acampar todo el día.

- Esa es una idea genial, déjame cambiarme – pidió

- No, así estás adorable, estás muy bonita.

- Si Ach quédate así – pidió Beth quién estaba en su pijama de leoncito y eso era lo máximo para ella, no se lo quería quitar.

- Bueno, sí así lo desean – aceptó Rachel sonrojándose y entre risas y empujones juguetones.

Quinn le enseñó como cruzar cordones y sábanas formando una especie de gran carpa, Kyle y Rache la ayudaron a amarrarlas.

- Casi mide lo mismo que tú – dijo Quinn acerca de su hijo, Rachel entrecerró los ojos y le sacó la lengua. Quinn rió abiertamente muy feliz y con ella su bebé también.

Así decidieron pasar ese día, entre sábanas, comida, cuentos infantiles y una hora que otra de caricaturas dónde los pequeños rieron a carcajadas fuera del fuerte, recostados sobre la cama comiendo comida chatarra, viendo al conejito y el pato jugarse bromas.

Mientras, ambas mujeres estaban en la carpa.

Rachel se estaba riendo de una broma que hizo Kyle, ella recostada reía libremente sintiéndose muy feliz y plena, es en ese momento que Quinn le robó un beso y poco más.

Ella con mucha delicadeza cogió el rostro de su Rachel y le besó dulcemente sobre ambos labios y después sobre cada uno intensamente.

Rachel en un inicio puso su mano para empujarle, pero después terminó cediendo.

Quinn besaba delicioso, eso le hacía saltar el corazón como loco, ella veía fuegos artificiales, el 4 de julio y navidad combinado, así de fuerte, mucho más de lo que sentía con su novio incluso teniendo sexo.

- Quinn para, para, no podemos hacer esto – susurró Rachel sobre sus labios, dando una última lamida a los labios de Quinn.

- ¿Por qué no? Tú me quieres y yo te quiero…

- Porque está Finn, no puedo dejarlos.

- No tienes ninguna obligación con él, las relaciones se rompen y crean todo el tiempo, estuve con él dos años y rompió conmigo en el funeral ¿qué dice eso de tu novio? – preguntó enojada.

- Quinn no le puedo hacer esto, tenemos que parar, no está bien, no voy a ser cruel.

- Rachel mientras más rápido se lo digas, menos sufre él, no lo estás engañando conmigo, aún no.

- No Quinn, no – dijo Rachel y Quinn soltó una exhalación que venía reteniendo desde hace mucho. Incluso cuando Finn no hacía nada, ganaba.

- Bueno, eso está bien – acordó Quinn incluso cuando ni pensaba eso, el amor no podía obligarse, Rachel tenía que decidirlo por sí misma.

- Voy por algo de comida, ya vengo – dijo Rachel y Quinn asintió, ya para cuando se fue su hijo metió la cabeza en la carpa mirándole preocupado.

- No te preocupes amor, con el tiempo Rachel vendrá hacia nosotros, no te preocupes – repitió y su hijo asintió yéndole a abrazarle.

Después que Rachel llegó, Quinn siguió siendo encantadora con Rachel, contándole chistes malos que le hicieran reír, ya sea que sea porque no fueran tan malos o por lo malos que eran.

- ¿Quieres cantar conmigo? – preguntó Quinn y la sorpresa, la felicidad llegó a los ojos de su Rachel.

- Pensé que jamás me lo propondrías – dijo ella dramáticamente con ambas manos sobre su pecho, eso hizo reír mucho a Quinn – alguna petición.

- Sí, Sweet Caroline, la canción de mi hijita – pidió ella pidiéndole a la par que pedía a Beth que viniese junto a Kyle.

Ellos disfrutaron del primer concierto de su mami, Rachel complaciéndolos con las peticiones de ellos como era "Let it go" favorito de Beth.

Ella lloró de emoción – awww mi vida – le arrulló Quinn abrazándole y Rachel después, ella se había emocionado mucho, Kyle también, por lo que después Quinn empezó a cantar otra canción exagerando las letras y los tonos para hacerles reír y carcajear de risa.

- Me siento muy feliz – dijo Quinn después – y todo es por ti Rachel, lo que haces con nuestros hijos.

- Con Beth y tu primo querrás decir – replicó ella.

- Bueno, para mí es mi hijo – salvó Quinn el momento y Kyle asintió sonriendo apapachó a su mamá.

Ellos la pasaron tan bien que Kyle olvidó que ese era el día dónde ocurriría el segundo accidente.

- Eh venga, voy a estirar las piernas un poco en lo que traigo un yogurt de fresa – dijo Quinn.

- Yo voy si quieres.

- No, ya déjalo, voy yo – asintiendo Quinn se levantó y fue, ya eran eso de las 6pm de todas maneras, faltaba poco para ir a casa.

Quinn bajó las escaleras – cuidado mamá ¡ - gritó Kyle desde el dormitorio de Rachel acordándose de qué día era, Quinn se tiró al suelo, el sonido de dos disparos se escuchó en toda la casa seguido de un silencio de lo más incómodo, Beth empezó a llorar.

Rachel había visto y oído todo.

- ¿Pero qué mierda haces? – preguntó Quinn desde el suelo.

- Lo siento, lo siento, escuché ruido, no deberías estar aquí, la estaba protegiendo – se disculpó Finn de sopetón, él había llegado a la casa de Rachel para darle una sorpresa, y más sorprendido cuando escuchó ruido, cuando supuestamente estaba sola su novia.

Él desenfundó el arma cargada que le iba a enseñar a su novia y disparó contra la primera sombra que vió, misma que era el cuerpo de Quinn, dos disparos en el estómago.

- Mamá – susurró Kyle rompiendo a llorar, Rachel le miró muy confundida, antes de ir a ver qué había pasado.

- Quinn ¡ - gritó saliendo del cuarto desde la escalera.

- Rachel fue un accidente lo juro ¡ - Finn levantando ambas manos en el aire.

- ¿Qué hiciste? ¿qué hiciste? – preguntó Rachel llamando a su papá y de ahí a la ambulancia.

Horas después de la operación Quinn yacía nuevamente recostada en su camilla.

Rachel quería interrogar a Quinn, pero no podía, ella estaba dormida, por lo que en un cuarto privado dónde estaba ella y los nenes, ella le preguntó a Kyle quién estaba muy triste.

- Tranquilo pequeño, tranquilo – le calmó ella cargándolo en su regazo, Beth estaba por el momento con su abuela afuera del salón – ahora me vas a contar que está pasando ¿entiendes? – le preguntó firme, lo suficientemente firme para hallar la verdad, pero no para asustarlo – por favor.

- No me vas a creer.

- Si te voy a creer, vamos, cuéntame – le pidió y el nene le contó lo mismo que a Quinn, que era su hijo del futuro y las pruebas por las que tendría que pasar Quinn antes de ser plenamente feliz.

Se hizo un momento de silencio que se extendió más de lo necesario.

- ¿Me crees? – preguntó su hijo con temor.

Rachel le miró un ratito antes de decir – por supuesto que sí, cada vez que te veo, mi corazón salta, él te reconoce, lo mismo me ocurre con Beth aunque ella no se mi hija biológica, pero sí de corazón ¿entiendes? Ambos están aquí – señaló Rachel su corazón. Kyle asintió.

- Además, que Brittany fuera quién diseñó la máquina de tiempo tiene mucho sentido.

- Mami – dijo entonces Kyle llamándole por lo que era, necesitándola mucho, Rachel rompió a llorar de la emoción al igual que el niño.

Quienes los veían al pasar por ahí sólo pensaban que estaban asustados o preocupados por las heridas de Quinn, jamás pensarían que son madre de hijo reencontrándose.

Después del alivio y el sentimiento de amor que invadió a Rachel, una de preocupación hasta enojo la invadió pensando que Quinn había mantenido este secreto por poco más de tres meses.

- Mami, no fue culpa de mamá, ella no podía decírtelo, sino podíamos cambiar el futuro y ya no existiríamos mami – cuando dijo eso, Rachel empezó a pensarlo y a asustarse, el futuro debía pasar tal cual, sino sus hijos no existirían – somos tres mami, Beth, yo y Loren, 17, 8 y 4 años.

- Aun no entiendo esa parte – replicó Rachel.

- ¿Cuál mami? – preguntó Kyle.

- La de Finn, la importancia de Finn en nuestra relación.

- Oh mami, tú nunca cortas el vínculo por lo que el tío Finn nos visita mucho y siempre provoca o discute con mamá y después tú te enojas. Ustedes se están divorciando – soltó Kyle rompiendo a llorar.

- Oh mi niño, eso no va a pasar nunca Kyle, en serio – le aseguró.

- ¿Quieres a mi mamá? – preguntó el cuchi.

- Claro que la quiero.

- ¿Más que al tío Finn?

- Eso es un poco complicado.

- No hay nada que sea complicado, des complícalo, ¿quieres o no quieres a mamá? Punto.

Rachel asintió, ante los ojos de un niño la cosa era más simple, si o no, nada más.

- Finn ha estado durante muchos años en mi vida Kyle.

- Y lo va a seguir estando, pero para mal si no marcas distancia mami, él rompe tu matrimonio – soltó enojado – mira que le disparó a mamá.

- Eso fue un accidente cariño, pero entiendo lo que dices, te entiendo.

- Mami debes decidir.

- No es tan fácil hijo.

- Sí lo es mami, mira es fácil cierra los ojos – pidió y Rachel lo hizo – ahora imagina que de un precipicio cae Finn y Quinn – Rachel abrió los ojos dramáticamente – mami concéntrate – pidió su hijo – ambos caen y puedes salvar a uno ¿a quién salvas? Si todo es lava.

- A los dos.

- No puedes salvar a los dos mami, tienes que elegir, ahora – exigió su niño cruzando sus brazos sobre su pecho, en una posición muy Quinn, ella claramente la veía a ella en él y ella ya amaba a este pequeñito - ¿eso que significaría para Quinn entonces? – se preguntó.

- Voy a necesitar tiempo mi vida, esto no se puede apurar.

- ¿Más de un año? Porque no sé si puedo quedarme mucho tiempo.

- No, menos de un año estoy segura, no tienes que preocuparte por temas de adulto hijo.

- Lo tengo que hacer si se portan como niños – refutó el pequeño estirando sus bracitos, terminando en puño y soltando una pisada en el suelo, tal cual ella lo hacía en una de sus tormentas de diva.

- Joder – exclamó superada por la situación, él era muy suyo y en los pequeños gestos lo estaba demostrando.

Muchas horas después, cerca de las 5am, Quinn se despertó con vendas en el vientre.

- Eres una idiota – fue lo primero que Rachel le dijo.

- Gee, ¿estás bien? ¿te sientes mejor? ¿qué tal el balazo? – preguntó con ironía – me podrías decir todas esas cosas, aparte de unas lindas Rach.

- ¿Estás bien? ¿te sientes mejor? ¿qué tal el balazo? – le preguntó después Rachel.

- Me siento un poquito mejor.

Rachel asintió antes de decir – eres una idiota.

- Yo sé por qué y ¿tú?

- Nuestro hijo del cual no me decías nada – preguntó sin preguntar con ambas manos en la cintura.

- Oh bueno, ya te enteraste.

- Claro que lo hice joder ¡ – exclamó ella.

- Por eso también sabía que había peligros al decírtelo, eso y que no me fueras a creer, no todos los días aparece un niño inteligente y guapo a decirte que es tu hijo sabiendo que debí tenerlo a los 8 años, al él tener esa edad y yo 17. ¿Lo comprendes Rach?

- Claro que lo entiendo, mi corazón lo reconoció.

- A mí me pasó igual, empezó a latir como loco.

- ¿Qué hacemos entonces? – preguntó Rachel.

- Yo quiero llevarte a una cita, escribirte cosas bonitas, recitarte poesía, ir a bailar, compartir.

- ¿Sólo por nuestro hijo?

- No, no sólo por ellos, sabía que pensarías así cuando te enteraras. Yo te quiero de mucho más antes, esto que siento no es impuesto, pasó así tal cual.

- Finn…

- Finn habla mucha mierda, yo no te manipulo, no miento, no coacciono a nadie, él lo hace por sí mismo, es decir, el beso que nos dimos fue real, no me había sentido así jamás, o una vez sí, y es cuando mi hija nació.

- Necesito tiempo Quinn – pidió ella – no puedo seguir con Finn después de esto, ustedes se van a matar si esto sigue así.

- Toma lo que necesites, ya sabes que estaré por aquí.

- Ok, ok – asintiendo Rachel salió del cuarto y se fue.

Finn con sus padres fueron a la estación de policía, los padres de Rachel y Judy también, se tomó la declaración de Quinn y de todos los involucrados.

Quinn consiguió una orden de alejamiento, no porque la pidiera ella, sino porque la pidió su madre. Finn recibió una llamada de alerta, una multa alta y una orden de restricción contra Quinn.

Un día después…

Quinn fue dada de alta y ella se fue a visitar a Finn.

- No deberías estar aquí – replicó Finn.

- Quinn ¿qué carajo? – pidió Rachel que estaba junto a él.

- Necesitaba hablar contigo – dijo mirando a Finn – ya sabes, antes no me habías disparado, nunca habíamos llegado a esta situación.

- No fue a propósito Quinn, fue un accidente – repitió él con pesar.

- Lo sé – confirmó Quinn todavía adolorida por su operación en el estómago – quería decirte que de mi parte – mirando a Finn – no hay mala leche, no existe mala onda, no te quiero disparar…

- Fue un accidente ¡ - gritó Finn.

- No habrá accidentes de mi parte – dijo Quinn – yo la quiero.

- Yo la amo – replicó Finn.

Quinn asintió – vamos a pactar algo muy firme aquí mismo.

- ¿Qué? – preguntó Finn con los brazos cruzados sobre su pecho.

- Rachel no es una posesión.

- Ella es mía ¡

- No es de nadie, imbécil ¡ - gritó Quinn.

- Estoy aquí ¡ - gritó Rachel.

- Rachel no es una cosa, no es una posesión, no es de nadie, vamos a pactar aquí mismo, que respetaremos su decisión, y si al final no nos elije a ninguno, eso también estará bien, pero no por eso tenemos que hacer maldades nosotros, herirnos, matarnos. De buena ley te lo pido, actuar con la verdad y pleno derecho.

- Estás imbécil – defendió Finn, Quinn volteó los ojos y con una mano se acomodó el cabello, Finn iba a demorar en entenderlo, él creía que Rachel era suya, más una persona no es de nadie.

- Te lo digo de buena ley, la siguiente cosa que diré o haré, será determinante, si bienes a pos mí, si vienes atravez de mis hijos…

- No tienes hijos, salvo Beth ahora mismo – defendió Finn no entendiéndola.

- Si lastimas a uno de mis hijos, no habrá espacio en el que puedas esconderte, porque te destrozaré con todo lo que tenga y eso será lo último que te advierta – sentenció Quinn apuntándole con el dedo, antes de irse por la misma puerta que una vez Finn la recibió.

Nota:

- Advertencia: el próximo capítulo es el final.