Capítulo 5
Encadenada
"El primer día en que llegó al Reino del Oeste la primera impresión que recibió fue la de un panorama muy diferente al acostumbrado para ella, el blanco de la nieve reemplazado por los variados tonos de la vegetación y las flores, las nubes grises no estaban y un cielo azulado era visible, el sol que en su corta vida había apreciado pocas veces ahora resplandecía llameante sobre la ciudad.
《Es muy diferente, es molesto, es demasiado brillante...》
Un movimiento torpe movió el carruaje interrumpiendo sus pensamientos.
—Lydai, ¿Ya casi llegamos?. —Avanicándose escandalosamente, su madre hablaba con su ama de llaves, una mujer joven que tenían en confianza ya que había sido hija de la antigua ama de llaves. Lydai veía a la Vizcondesa sufriendo por el clima tan distinto al Norte, el sudor brillaba en su rostro y respiraba pesadamente. —La humedad del ambiente me sofoca, llegando desearía un buen baño de agua fría de lo contrario voy a derretirme por este calor infernal...
—Hablaré con el guardia, Vizcondesa. —Con docilidad, Lydai se inclinó lo suficiente para sacar la cabeza por la ventana del carruaje y llamar al Guardia oficial de la familia.
Viendo a su madre en un estado casi febril, suspiró molesta y supo que un cambio así de drástico era intolerable hasta para ella, el calor del ambiente abrumaba sus sentidos y presentía que en cualquier momento se desmayaría, intentó respirar pero el aire mismo se sentía denso.
—Ya casi llegamos. —Anunció Lydai. —Sacando su cabeza por la ventana para asegurarse y vislumbrar que ya habían llegado a sus nuevas tierras. —Estamos muy cerca, señora.
—Que alivio, si los días serán así de calurosos, que será de mi... —El nivel de drama que su madre solía cargar había alcanzado niveles desconocidos.
Como el lugar al que habían llegado...
—¿Se siente bien, señorita Agisa? —La joven tenía el rostro muy pálido, lo que preocupó a Lydai.
La única hija del difunto Vizconde, mostraba un semblante casi convaleciente estaba segura que para ella sería muy difícil adaptarse a un lugar tan diferente dejando atrás tantos recuerdos y memorias. La muerte prematura del Vizconde había condenado a la familia Painth, es por ello que la viuda había tomado la drástica decisión de salir del norte lo más antes posible para evitar que cualquier calaña asumiera el titulo de Vizconde por medio de la mano de su única hija.
Nunca permitiría que la herencia de título de su única hija fuera a parar en manos de un hombre menos digno que ella.
La Vizcondesa siempre se había tenido un cargo de consciencia por dar a luz una niña y se culpo hasta la muerte cuando supo que su vientre había quedado dañado irreparablemente por lo que los intentos de darle un heredero a su esposo eran una completa tortura ya que no podía retener en su vientre a su bebé mas de dos meses perdiendolo inevitablemente. La experiencia traumática que había sufrido por esos años la volvieron amargada obligándole a actuar arisca y sobreprotectora con su unica hija, tiempo después la muerte de su esposo y con la víspera de la primera presentación en sociedad de Agisa fueron detonantes de tal acción.
Debía llevarse a su hija lejos y comprometerla con un hombre del mismo o mayor título. Por su esposo... Por ella...
Era el deber de Agisa.
—Creo que sí, solo es el calor, no se preocupe... —La joven Agisa, arreglo su cabello castaño, su forma de ser era de naturaleza fría y calculadora poco expresiva casi insensible, la rutina era parte de su vida y lo agradecía. No le molestaba dejar atrás su ciudad, le molestaba dejar la seguridad de su espacio de confort, nunca había tenido amigos arraigados o experiencias memorables.
Ahora tenía que comenzar de nuevo y su estabilidad emocional tambaleaba.
Al llegar a la que sería su nueva casa, Agisa durmió en total soledad por el resto del día y nadie la perturbó. Los días siguientes fueron una marea de aire caliente y baños fríos para las recién llegadas, a la semana de establecerse finalmente la Vizcondesa accedió a salir a conocer el pueblo ya que los rumores sobre una viuda Vizcondesa y su joven hija habían sido bastante extensos, en el momento que la Vizcondesa y su ama de llaves pisaron el local de telas el caos comenzó.
Recibiendo varias invitaciones a tomar el té al igual que recepciones para fiestas la Vizcondesa comenzó a preparar una fiesta de presentación para su hija, por su parte Agisa no mostró más que indiferencia, saber que se casaría algún día estaba escrito desde su nacimiento y ahora que había cumplido la edad optima para el matrimonio su deber había comenzado.
El día de su presentación su nuevo hogar normalmente silencioso se llenó de ruidos y bulla, Agisa simplemente se esmero por lucir presentable usando por primera vez un vestido en tonos brillantes que favorecían su rostro y figura, pero cuando se reflejó en el espejo se tenso...
Entró en pánico y el corsé la asfixiaba...
Por primera vez desde que llegó a ese reino quiso volver al frio reino del Norte ahí donde todo era constante y sin cambios, fue así que con nada de modales y a punto de gritar, Agisa camino lo más rápido que pudo para salir a los jardines en busca de una ligera brisa de viento helado, pero lo que respiro fue un aire húmedo de una tierra a la que no pertenecía. Se apoyo en una baranda de balaústre hecho en piedra y en medio de las escaleras que bajaban al jardín su ataque de pánico empeoró.
《Quiero volver... 》Sus pensamientos incoherentes se agolpaban dentro de su mente 《¿Por qué debo seguir siendo así?》Agisa maldijo su nacimiento por primera vez, nunca había pedido nada y nunca lo tendría. Llevar un insulso título termino por acorralar su espíritu y enjaularlo.《¿Tengo que ser yo?》La primer señal de vida emocional saliendo de su alma empezaba a conmocionarla. 《No quiero ser yo...》
Agisa quería regresar a su paisaje monocromático, el blanco sin mancha y el negro sin luz.
—¡Señorita! ¿Necesita ayuda? ¿Se encuentra bien?
Una varonil voz y unos pasos rápidos corrieron hacia la joven que parecía colapsar en un ataque.
—Yo... yo...
Sus ojos almendrados perdidos encontraron su camino en un negro intenso muy amable, los ojos de un joven no muy mayor a ella que le extendía la mano con un rostro de expresión amable y atractivo. Agisa se deslumbró y fue como si de pronto todo a su alrededor se cubriera de colores vivos acompasados a cada latido de su corazón.
Conocer a Raditz fue conocer los colores que ella nunca pudo ver y amarlo por ello."
Y frente a ella se había materializado el pasado, que tocaba su puerta anunciando el regreso de su entrañable amiga.
Por muchos años sus sentimientos seguían arrastrando un río cubierto de dolor y traición. Por primera vez ambas mujeres enfrentarían su pasado uno que había terminado por destruir no solo una amistad sino también un compromiso...
Muchos errores y pecados se habían cometido...
—No has cambiado mucho.
—Puedo decir lo mismo.
El primer saludo fue cordial pero hiriente, para ambas el verse igual que hace años significaba lo estancadas que sus vidas estaban. Incluso ellas mismas.
El sonido de los cubiertos y la vajilla chocando fue lo único que lleno el silencio, ninguna se atrevió a decir nada y eso lo convertía en una situación por demás incómoda.
—No quisiera divagar demasiado. —Tights quien era la más propensa a hartarse de los silencios incómodos hablo primero. —Nos conocemos muy bien, Agisa, solo quiero respuestas no pido una disculpa exijo un "por qué"
—Creí que ya habías cerrado esa parte de tu vida, en cuanto saliste del Reino muchas cosas fueron enterradas y olvidadas, no intentes perturbarlas ahora. No cuando claramente tu penitencia es mínima comparada a la mía. —Sin despegar la vista de su taza humeante del liquido ámbar, Agisa se negó a dar una respuesta. Vivía enterrada por su propio pasado y atormentada cada día.
No necesitaba nada de eso ahora, podía vivir con ella misma pero no con la verdad.
No pudo antes, no podía ahora...
—¡Eso no me basta! —Perdiendo el autocontrol que normalmente no tenía, Tights estalló contra la mujer frente a ella golpeándo su palma sobre la mesa, su frustración ante sus palabras era tal que por poco las delicadas piezas de porcelana terminaban por salir volando a causa del estrépito de la mesa.
Agisa no mostró expresión alguna, esperaba una reacción así. Por su parte Tights también esperaba que la nula sensibilidad de aquella fuera un muro que evitaría aclarar el pasado.
Uno que era de ambas, un pasado que debía armar para saber finalmente y con certeza la verdad, e irónicamente una pieza fundamental de aquel pasado lo sabía Agisa y solo ella.
—Actúas tan impulsiva como siempre, pero eso es contraproducente para ti. —Bebiendo un sorbo de té como si la rubia no hubiese elevado la voz, Agisa continuó tranquila. —Recuerda que eso condenó tu futuro y el mío.
Tights temblaba en ira, la poca culpabilidad que Agisa mostraba solo servía para alterar aun más su carácter, quería darle una bofetada y hacerle perder aquella estoicidad que la enfurecía. Habían compartido una amistad y ahora bebían el té bajo el manto de una resquebrajada hermandad que amenazaba con convertirlas en enemigas y todo porque Tights...
《Actúe impulsivamente...》La conclusión llegó por si misma a su mente y las ganas de llorar como hace años regresaron de nuevo, el arrepentimiento quemaba su corazón. 《¿Ella tiene razón?》
—¿Acaso la culpa fue mía? —La voz de Tights era suave y ahogada, intentaba retener el nudo que se había formado en su garganta.
—Si llegaste a esa conclusión, me temo que es porque tú lo piensas así. —No había compasión en las palabras de Agisa, ambas habían sufrido de distinta forma y las consecuencias de sus errores les habían costado demasiado. —Pero ten por seguro que si fuera tu culpa, estarías en mi lugar.
Tights ya no aguanto. Así que sin decir una palabra salió de aquel lugar lo más antes posible, sus zapatos hacían eco dentro de las paredes de aquel castillo que era tan silenciosos que aterraba.
Necesitaba salir.
Bulma estaba agotada y no físicamente, su mente empezaba a deteriorarse por tantas cosas que debía pensar y asimilar, actuaba en modo automático resignada a su inevitable destino y maldiciendo por su nacimiento. Pero esta vez la desvelada de esa noche no fueron por los recuerdos turbios del pasado, al contrario varias escenas recreadas del príncipe sosteniendola entre sus brazos formaban ahora parte de sus sueños lo cual no hacía gran diferencia.
Para ella seguían siendo pesadillas con diferentes personas.
《Ambos son hombres tan seguros de su posición que solo esperan la forma de que mis modales se adecuen a sus expectativas》Su terquedad en pensamientos y su actitud propensa a la indisciplina le impedían ver la sinceridad en las palabras y actos de su prometido. Para Bulma, Vegeta era otro sujeto que la necesitaba para conseguir un título mayor, en este caso: obtener la corona.
—¡¿Nadie en esta casa va a aliviar mi sufrimiento?! —La estridente voz de su madre era audible en los pasillos que junto al sonido de sus pasos se acercaba, Bulma se enrollo en las sábanas cubriéndose los oídos para evitar el bullicio matutino que su madre llevaba a su alcoba todos los días desde que supo del compromiso. Como para cerciorarse que no hubiese escapado durante la noche.
Era increíble como la voz de su madre no podía ser detenida ni por su mullida almohada y el sonido de su puerta fue todo lo que necesito para despedirse de su tranquila mañana.
—¡¿Qué debo hacer para que mis hijas entiendan que solo quiero lo mejor para ellas?! —Con pasos rápidos, Bunny se sentó sobre la cama junto al bulto que era su hija, creando ondas con el colchón. —¿Bulma, tu también piensas que soy irracional?
La nombrada suspiro, era muy temprano para tolerar las exageraciones de su madre.
—¿Ahora que sucede, madre? —Con desgana, la peliazul atendió a las quejas de su progenitora, su voz salió ahogada.
—Quise hablar con tu hermana pero no escucha, nunca escucha. —Lagrimillas apenas visibles empañaban los ojos de su madre mientras continuaba con su relato que no era del interés de Bulma.
《Seguro piensa irse》Concluyó la peliazul, su hermana había estado demasiado tiempo quieta en un solo lugar, no era natural en ella.
—¡Dijo que va a partir cuanto antes! ¡Antes de tu boda! ¿No es muy egoísta acaso? ¿Que no piensa en tu boda? —Los lamentos de la rubia llenaban la habitación. —¡Tights ya debe casarse! Y tu boda es perfecta para encontrar algún pretendiente. ¿Acaso pido mucho? ¿Es una petición cruel? ¿Soy una madre cruel?
—Me obligas a casarme y...
—!Eso es por tu bien!
Silencio.
Madre e hija se retaron, Bulma no iba a cambiar su obstinación y Bunny no cedería.
《Eso es cruel...》Pensó Bulma.
—Pero bueno, menos mal le quite lo que requiere para poder salir del reino. —El breve show que su madre levantó se desmontó tan rápido como recuperó su compostura. —Mas vale que te levantes o no podremos recoger tu vestido.
—¿Qué vestido?
—¿Cuál más podría ser? ¡Tu vestido de compromiso!
Radiante como el sol la rubia que había ingresado de forma lamentable ahora salía con optimismo y una gran sonrisa.
《Sus cambios de humor me causan jaqueca y ahora debo recorrer la ciudad por mi atuendo de prisionera...》Respirando fuertemente sintió que aquella corta charla había sido suficiente para agotar sus energías. Quería dormir de nuevo.
Bulma retuvo las ganas de gritar no una ni dos, sino todo el desayuno, el camino y la llegada a la ciudad. Todo el pueblo estaba más animado que de costumbre.
Y la joven sabía porque, todo por culpa de un trozo de papel.
Las invitaciones habían llegado tan rápido como los chismes, aquella decorativa y sobria invitación del rey para celebrar el compromiso de su hijo mayor y heredero al trono, en la que toda la nobleza estaba invitada al igual que el pueblo en general a participar de aquella recepción, y el alboroto era tal que no había tienda o local que no estuviera repleto de gente buscando: flores, telas, cintas, regalos...
《¡Una completa locura!》
Y para Bulma era un pandemonium, no podía caminar sin que a sus oídos llegarán los chismes de personas que no tenían la decencia de simular sus habladurías:
"¿Quién será la prometida?"
"Seguro es muy hermosa."
"¿Será de otro reino?"
"¿Será amor o sólo están casándose por diplomacia?"
"Debe ser toda una dama."
No quería escucharlo más, apenas ella misma podía asimilarlo pero las personas ya rezaban por que su matrimonio fuera perfecto, todos lo habían asumido tan rápido como habían llegado esas invitaciones pero Bulma apenas podía pensar en ello sin querer retorcer el cuello del príncipe.
—¿No estas feliz, Bulma?
«Felicidad es lo que menos siento» Era su único pensamiento. «Lo que siento es más parecido a la infelicidad, madre. »
—No como tú mamá. —Exacto, la peliazul no estaba feliz, estaba fastidiada, el escuchar los supuestos de la futura esposa del príncipe sólo lograban atormentarla más.
El pueblo repudiaba la idea de ella siendo noble, ahora debía enfrentar a la sociedad mirándola con desprecio por asumir un puesto que a sus ojos no era para ella. No la querían como noble, menos la querrían como princesa. Y la idea de la futura princesa en la cabeza de cada persona de esa horrible sociedad era utópica, una mujer sin fallos ni defectos lista para gobernar el reino y representarlos como reina, muy lejos de la realidad, Bulma era rebelde, temeraria y hasta grosera.
Sus antecedentes eran tales que solo ños nobles extranjeros que eran los únicos que lograban hablarle e intentar cortejarla pero luego se sorprendían de los malos modos de ser de la joven casadera para salir huyendo. Los hombres querían una esposa no un rival. La presentación en la fiesta seria un desastre en cuanto ella fuera anunciada como la prometida oficial del príncipe heredero.
Sería una total comidilla para el pueblo.
—Deja ese rostro tan lúgubre querida, actúa con normalidad. —Entrando a la tienda de telas para recoger su vestido de compromiso, su madre parecía brillar de alegría. —Muy pronto seremos muy importantes...
Claro que a su familia todo eso le era beneficioso, y quien parecía disfrutarlo más era su madre, quien ya empezaba a actuar con mayor superioridad de lo normal.
Volvió a tragarse su frustración y mantuvo su cordura.
—Mamá se ve como si ella fuera a contraer nupcias. —Su rubia hermana se burlaba de ella como si fuera algo divertido, simulando actuar normal frente a Bulma. —Deberías ir a controlarla, no queremos que se enteren antes de tiempo quien será la futura esposa del príncipe...
—¡Oh por dios! —Se horrorizó Bulma ante esa posibilidad y entró corriendo a la tienda.
Por su parte Tights se alejó de aquel lugar.
No tenía mucho que hacer en esa tienda, no tenía nada que hacer en ese Reino , de no ser porque su madre confisco sus papeles de salida estaría en el primer barco saliendo de aquel lugar para no volver en mucho tiempo. Hablar con Agisa no hizo más que irritarla.
Así que para no causar revuelo a su madre, ahora debía quedarse, para su suerte ya tenía listo su vestido para la fiesta y ceremonia de su hermana, aunque si era sincera lo que menos queria era ir a cualquier acontecimiento social y menos ahora que Raditz y ella se habían reencontrado. La historia que compartían junto con Agisa era conocida por demasiadas personas y por lo mismo los chismes empezarían liberando parte de su pasado que ocultaba de su hermana pequeña y dada las circunstancias prefería dejarlo así. En el pasado. De ese modo Tights corrió a los carruajes para esperar a su madre y hermana sin tener que estar expuesta a ser encontrada.
—Nunca has sido de las que se ocultan, eres más de las que corren.
Y su plan había fallado terriblemente.
—He sido muchas cosas en todo este tiempo, agregar una más no me molesta en lo absoluto. —Respondió Tights mirando los ojos oscuros de Raditz.
No pensaba encontrarse con él pero de alguna manera terminaba siendo lo contrario.
El tiempo había pasado pero Raditz estaba tan apuesto como hace años, cuando eran unos jóvenes soñadores e ingenuos, cuando creían que el amor lo podía todo. Que ilusos, al final todo había terminado muy mal.
Pero el tiempo no le haría olvidar que Raditz traicionó su confianza, y aún así ahí estaba burlándose de ella como si nada hubiera pasado.
—Sin duda ser una fugitiva es una de esas cosas. —Respondió el caballero.
—Cuando una batalla está perdida la retirada también es una razón justa de abandono.
—Pero no es honorable.
Aquellas palabras molestaron a la rubia, él no era quien para decirle que era honorable y que no.
No se lo permitiría.
—Valoro más la fidelidad, la honestidad y la lealtad, son principios difíciles de mantener.
—Las promesas también lo son al parecer. —Le reprochó Raditz acusándola. —¿No cree, señorita Brief?
—Usted no lo sabe todo de mí, no piense que me conoce. —Indignada por como se refería a ella, se puso colorada de la furia, estaba harta de él.
Estaba harta de todo, primero debia soportar a Agisa y ahora debia tolerar las palabras de Raditz, verlo ya era doloroso y escucharlo la mataba.
—Ese fue un error que cometimos.
—Todos cometemos errores y algunos son imperdonables. —Tras aquellas palabras Tights se alejó.
—Condenar a otra persona sin fundamentos y reprochar a alguien que no ha cometido faltas es aun peor.
《Ya tuve suficiente...》
—Entonces dime la verdad, porque Agisa no parece dispuesta a darme la paz que necesito para dejar atrás todo. —Era un suave ruego nacido de lo profundo de su corazón que impacto en Raditz. Era un deja vu, uno que no soportaba. —He deambulado por años buscando alguna razón pero todas terminan conmigo siendo la culpable, porque yo salí huyendo y deje todo sin esperar una explicación.
Viendo a la hermosa joven reteniendo sus ganas de llorar, Raditz no pudo evitar querer consolarla, los sentimientos que compartieron en el pasado aún le inquietaban dentro de él y por ello elevo su mano para acariciar la mejilla de la joven y limpiar una lagrima que amenazaba con escaparse.
—Entiendo tu frustración, vivo así cada día. Pero no te sientas culpable. —No podía verla así. —Aunque es inevitable, ten por seguro que tu no eres la culpable.
Y aunque sus miradas se cruzaron anhelantes, las apartaron con rapidez. Sin agregar nada mas Raditz se alejó, poner distancia entre ambos sería lo más sano.
Tights suspiro molesta, mostrarse así frente a Raditz era lo que menos quería. Lo único que quería era que todo pasará más rápido para alejarse de aquel horrible lugar.
"La oscuridad la engullía, no sentía el aire y sus pulmones empezaban a resentir la falta de oxígeno. Intento respirar uno, dos... diez veces, el resultado fue el mismo, no podía hacerlo.
Se asfixiaba...
No.
Un par de manos se materializaron sobre su cuello presionando con fuerza, Bulma intento luchar pero sus fuerzas fallaban, intento gritar pero sus cuerdas vocales estaban rotas. La estaban ahorcando...
Frente a ella los ojos rojos y desquiciados de Zarbon la observaban sin expresión y su boca formaba una sonrisa.
Gritó."
Asustada por la pesadilla tan real que había tenido, Bulma aspiró largas bocanadas de aire para calmarse llevando sus manos a su pecho intentando controlar los fuertes latidos de su corazón. Lloró de impotencia y debilidad, había pasado mucho tiempo y aún sentía aquellas manos sobre su cuerpo. Se odiaba por recordarlo.
《Prefiero soñar con...》
Levantándose de la seguridad de las sábanas, fue a encender una vela para iluminar la oscura habitación. Otra noche más de desvelo y lo peor era que su fiesta de compromiso sería en apenas unas horas. Estaba aterrada, después de aquel pseudo abrazo del príncipe una parte de ella sintió contradicciones. Satisfacción y miedo...
《¿Y si Tights tenía razón?》
Si al final no importaba con quien se casará, de todos modos terminaría reviviendo aquella pesadilla con cada toque que sintiera. Sería un infierno, pero a la vez el mismo toque del príncipe logró acelerarla en una sensación distinta. Era extraño...
Sin poder comprender el rumbo que tomaba aquella situación, se quedó mirando el cielo nocturno hasta que llegó el alba, la peliazul se quedó dormida sobre un incómodo sillón frente a los ventanales y despertó cuando la luz del sol llegó a sus ojos.
—¡Bulma! —Gritando como cada mañana, su madre entraba a despertarla. —Que bien que ya estés fuera de la cama, vístete y baja a desayunar. Tenemos mucho que hacer. ¡Hoy es el gran día!
—¿Acaso hablas de la fiesta para sentenciar a tu hija? Me parece que tenemos tiempo de sobra, prefiero dormir eternamente.
—Creí que ya habías aceptado, te veías muy complaciente hace días. ¿Debo pensar que fue una farsa? ¿Quieres que me preocupe?
No.
—No puedo evitarlo, mamá. —Bulma se reprendió por haber dicho aquellas palabras. Se suponia que ella ya no estaba en contra, el príncipe debía estar en contra. Los papeles se tenían que invertir. —Cuando pienso en dejar está casa y a todos ustedes... bueno...
Fingiendo docilidad y tristeza, Bulma se limpio unas falsas lágrimas, para su sorpresa funcionó y su madre ya estaba abrazándola con fuerza y sus ojos también derramaban lágrimas.
—Eres toda una dama, serás un orgullo para los Brief. —Decía en su oído y Bulma sintió que aquellas palabras serían difíciles de cumplir, por no decir imposibles.
Así que no dijo nada, el día transcurrió con normalidad hasta cierto punto, ultimando detalles y preparando lo necesario para acudir a Palacio. Finalmente sería ahí la recepción de la fiesta y todo el pueblo estaba ansioso pero más curioso por conocer a la prometida del príncipe.
La futura Reina.
Bulma casi podía sentir las miradas de decepción y burla sobre ella cuando fuera presentada. Ya lo imaginaba.
Antes de enfundarse aquel bultoso vestido que debía usar para su fiesta, tomó su ultimo baño tranquilo y relajante, limpiando cada parte de su cuerpo con delicadeza y en silencio. Su último baño en sencilla soledad, en cuanto pusiera un pie en el Palacio su nombre ya no sería importante como su futuro título que lo sería todo, un instante entre el agua caliente, la espuma y sus pensamientos, silencio y sin perjuicios. Su próximo baño vendría acompañado de un peso innecesario.
Para ella sería una condena.
El vestido era de tela fina con detalles de seda, era de color azul marino, de hombros caídos con corte princesa en la cintura, era hermoso y entallaba partes de su cuerpo que no sabía que tenía: Caderas pronunciadas y busto prominente.
Se horrorizó por lo expuesta que se sentía, como un cordero que sabe que va ser el plato principal de un banquete y eso lo vuelve apetitoso.
—¡Te vez hermosa! —Gritando, la madre de Bulma alabó la belleza de su hija. Una belleza natural y heredada por el ella, orgullosamente empezó a rondarla para ver si algo le faltaba. —¡Dejaras a todos con la boca abierta! Mi hermosa hija... ¡Una princesa, jamás lo hubiera imaginado!
—Yo tampoco mamá... —La peliazul apenas pudo respirar por el terrible corsé que aplastaba su abdomen.
—Hoy lucirás radiante y orgullosa de ser la prometida del príncipe.
—Me sentía así antes de ese apelativo y el compromiso. No necesito un título para ser radiante y orgullosa. —El humor de Bulma se oscureció por aquel comentario.
—No, desde luego. —Estuvo de acuerdo su madre, tratando de calmar a su hija. —Pero los motivos para sentirte así eran más... incorrectos...
—Gracias por la confianza, mamá.
La habitación se tornó incómoda, la tensión entre madre e hija era obvia y las sirvientas para evitar cualquier daño colateral, salieron de ahí muy rápido y en su lugar entró Tights para alegrar el ambiente.
Luciendo un atuendo delicado en color morado, la hermana mayor puso la mejor de sus sonrisas para facilitar varias cosas: La fiesta de compromiso y la terrible relación que mantenían aquellas dos, su madre no había puesto todos sus huesos en una canasta y la canasta que contenía la mayoría de sus huesos era Bulma.
No podía perder, ya no quedaban hijas para atormentar...
—¡Te traje un regalo! —Ignorando la discusión de ambas mujeres, la rubia ingresó como si nada pasará.
—¿Será acaso la anulación de mi compromiso?
—¡Bulma!
—Claro que no. Te traje perlas —Elevando una caja aterciopelada, Tights la abrió revelando un juego de joyas, perlas genuinas brillaban para sorprender a su futura portadora, pero Bulma no tenía humor para esas cosas. —Yo misma las encontré en el mar del sur, el lugar es paradisíaco, conseguí que un viejo amigo usara las piezas para darte este detalle. Estoy segura que te quedarán muy bien.
—Cuando dices que las encontraste...
—Por supuesto que nade desnuda. No iba a arruinar mis hermosos interiores de seda con el agua marina.
—¡Oh, Dios mío! ¡Tights! —Ante las palabras de su hija, la madre casi se desmaya.
—Calmate mamá, me asegure que nadie me viera.
Una sonrisa de complicidad entre las hermanas fue sutil y aligero el ambiente.
—Son hermosas, hija. Es un gran detalle con tu hermana. —Con delicadeza sostuvo aquellas hermosas perlas para mirar a Bulma. —Esto resaltará aún más tu rostro.
—Justamente lo que quiero...
—Recuérdame cuando las veas, soy hermosa sin ninguna prenda sobre mí. Una sirena seductora.
—¡Tights!
El azulado cabello de Bulma fue peinado por su madre, que parecía querer controlar todo sobre ella, en un moño bajo que dejó mechones sueltos. Un moño que dejaba parte de su nuca como una indirecta a la corona que muy pronto sería puesta sobre su cabeza. Su madre no podía ser más sutil...
Una vez que todo recibió la aprobación de su madre, recién pudieron subir a los carruajes para emprender camino a la fiesta. Para Bulma, el ir a Palacio siempre era un largo camino, interminable y aburrido, ahora sentía que en cualquier momento su corazón se escaparía por su boca y la cabeza empezaba a darle vueltas.
Agregado que para su suerte el camino fue tremendamente corto, cuando menos lo pensó ya estaban atravesando los muros del Castillo y los jardines que rodeaban la enorme entrada recreando la escena de un laberinto, se estremeció pues le abrumaban con el recuerdo de sus pesadillas.
—Bulma, baja al final. Estoy segura que llegamos algo tarde, pero todo sea por crear la expectativa. —Ilusionada por la presentación de su hija como la futura esposa del príncipe, Bunny ordenaba todo para que nada saliera mal.
—Ya estamos aquí, mamá. Nada saldrá mal. —Tights, compadeciendo a su hermana por tener que aguantar tal fiesta y el posible repudio silencioso de varios nobles, intento frenar a su madre.
—Muy bien.
El sonido de los zapatos avanzando hicieron eco en la cabeza de Bulma, todo se sentía tan irreal, como un sueño o una pesadilla... escuchaba a su madre como si estuviera lejana:
"Eleva el rostro"
"Sonríe"
"Lleva los hombros hacia atrás"
"Camina"
La peliazul sabía que en cualquier momento podría desvanecerse sobre aquella alfombra color vino.
—Conde y Condesa Brief. Es un gusto saludarles. —Un sirviente acudió a recibirlos antes de que ingresarán al salón principal. —Los estábamos esperando. Síganme por favor.
¿No entrarían por la puerta principal? Sería más fácil para Bulma si primero tomaba un par de copas de burbujeante champán antes de que su vida ya no fuera suya, tener algo de sedante alcohol en su sangre podría ayudarla y mucho. Pero no tendría ni eso, estaría sumamente consciente para el momento en que sería encadenada a la familia real para convertirse en la princesa, futura reina y madre de los descendientes.
《Eso aún esta en veremos...》
—Lamentamos la tardanza. Mi esposa estuvo muy... dedicada a cada detalle. —Con sutileza, el Conde Brief se disculpó.
—Todo debía salir perfecto, querido.
—El rey los espera en el palco, junto con el príncipe y la reina. —Informó el mayordomo.
—¿La reina nos acompañara está noche? Que cortesía de su parte. Nos sentimos muy halagados. —La sorpresa en la voz de la madre de Bulma no fue con disimulo.
Hasta donde Bulma sabía la reina era algo reservada de las reuniones sociales, era poco común verla en algún evento formal. Usualmente el rey solía encargarse de esas cosas, la sola idea de enfrentarse a la realeza en persona presionaba aún más a Bulma. Pero a pesar del dolor que sentía en sus entrañas, elevó el rostro y con orgullo decidió que si iban a ofrecer su mano en matrimonio, ella no lo entregaría de buena gana.
Aún si tenía que enfrentarse al mismísimo rey.
Pararon frente a una puerta tallada con decoraciones exquisitas, el sirviente ingreso primero para presentar a los invitados, en este caso la familia que custodiaba a la prometida.
—Su Majestad. —Brindó una reverencia pronunciada. —Los condes Brief han llegado.
Dentro del palco el mobiliario era majestuoso, sillones acolchados, flores frescas que aromatizaban el ambiente, un retrato de los monarcas estaba en medio de la pared, el porte imponente del rey era similar a la de su hijo, incluso tenían la misma mirada afilada, pero la de su padre era aún más autoritaria, y además tenía una barba de campana que lo convertía en un ser aún más imponente. Junto a él había una mujer de cabellos azulados brillantes, con sonrisa suave y mirada tranquila, parecían una pareja de combinación perfecta. El rey todo fuerza y poder, la reina todo bondad y serenidad.
¿Ella sería así, o terminaría por ser una decepción? Al final tal vez no debía preocuparse por eso, no cuando supieran que ella era la peor opción a la corona...
Aunque ahora...
—Agradecemos tantas molestias mi rey. —Con una reverencia más leve, el conde Brief brindaba un agradecimiento.
—Todas sus atenciones son bien recibidas majestad. —Con una tranquilidad inusual en Bunny, la rubia se inclinó igualmente.
Bulma espero los agradecimientos de su hermana mayor, pero esta no se encontraba en el palco del rey.
《¿Por qué? ¿En qué momento se fue?》
—Bulma. —Le llamó su madre, y la peliazul que apenas había podido observar el retrato de los Reyes, ahora debía verlos a los ojos y no sólo eso, también debía ver nuevamente a su prometido.
—Gracias por... —El hermoso y elegante vestido que llevaba Bulma le jugo en contra, el primer paso que dió para brindar su reverencia, se enganchó con la punta de sus tacones ocasionando que tropezara. Su inminente bochorno frente a los Reyes fue detenido por su propio prometido.
El corazón de Bulma se detuvo junto con su caída, no sólo la había sostenido la estaba abrazando ¡Era irreverente! Casi podía escuchar el corazón de su prometido, tenían un pulso algo acelerado ¿Acaso estaba tan asustado como ella? No lo sabía y la respuesta parecía ser muy diferente a lo que pensaba.
《Puedo sentir su aroma...》
—¿Se encuentra bien? —La pregunta de Vegeta era sincera.
—Yo... —Bulma quedó muda, el príncipe vestía un traje militar azul con hombreras amarillas y botones dorados, estaba sumamente atractivo... No podía ser real, aquellos músculos que cubrían el traje no podían ser reales...
《Se siente cálido...》
—Mi querida Bulma, a veces tiene tropiezos pequeños. —Un carraspeo de su madre le recordó a Bulma donde estaba: Frente al rey.
—Pido disculpas por mi torpeza —Alejándose de su prometido muy rápido, se inclinó frente a los Reyes.
—Los accidentes pasan, pero evita que te sucedan a ti. —El rey hablaba sereno, pero había un toque de rudeza en sus palabras. Una primera advertencia sobre como serían las cosas a partir de ese momento. —Hoy los ojos de todos estarán sobre ti, por ello debes cuidar cada paso que darás.
La ansiedad fue reemplazada por la presión, hoy sería la comidilla de la nobleza entera.
—Gracias su Majestad, mantendré esas palabras conscientemente. —Casi sin poder sentir el aire llenando sus pulmones, aquella respuesta fue ambigua.
—Nos alegramos de conocerte al fin, aunque en estas circunstancias será algo difícil la convivencia. —La voz de la reina era melódica, como si sus palabras buscarán brindar un arrullo, aquella suave forma de hablar buscaba imponerse sobre la rudeza del Rey.
La reina parecía tenerlo en sus manos.
—Espero pronto arreglemos una visita menos formal y más cómoda.—Sus deseos eran sinceros, Bulma estaba siendo maravillosamente educada.
—Yo también pienso lo mismo. —Con una sonrisa amable se dio por finalizada las presentaciones, fueron breves y algo accidentadas, pero sustancialmente corteses.
Con una orden silenciosa el rey ordenó abrir las cortinas del palco, que se alzaba hermosamente sobre el salón de baile donde los invitados callaron el lugar en su totalidad muy ansiosos por saber quién sería la nueva princesa.
El silencio era lo peor.
—¡Inclinense ante su Majestad, el rey Vegeta! —El anuncio del vocero real fue obedecido, todos y cada uno de los presentes se inclinaron lo suficiente para brindar su respeto ante el rey. Luego de unos momentos volvieron a sus posiciones expectantes de las palabras del rey.
Bulma sintió arcadas, no asimilaba una boda ahora tenía que aceptar su posición como futura princesa. No estaba lista...
—Nobles del Reino. —Habló el rey con autoridad y firmeza. —Los he reunido este día de celebración, para compartir con ustedes una dichosa noticia. Mi hijo mayor, el príncipe Vegeta ha decidido contraer matrimonio.
Las ovaciones y aplausos llenaron el lugar, la peliazul sentía la boca reseca. Necesitaba un trago de agua o algo más fuerte, un trago de vino tinto...
—Es por eso que hoy, mi hermosa reina y yo... —El rey tomo la mano de su esposa con delicadeza para terminar su frase: —Presentamos a los futuros monarcas ante ustedes, aquellos que guiaran nuestro Reino a mejores días velando siempre por la seguridad de nuestros súbditos.
Bulma tambaleó, pero el brazo fuerte de su prometido la sostuvo a tiempo, para llevarla despacio hacia el palco y salir frente a la multitud, las luces de los candelabros la cegaron, la iluminación era demasiada pero cuando sus ojos se enfocaron mejor, lo vio.
Todos los presentes miraban atónitos a la inusual pareja del príncipe, algunos hasta con el descaro de tener la boca abierta, el silencio lo decía todo.
A los ojos de la gran parte de los nobles aquella mujer no era digna del trono y al parecer nunca lo sería.
Continuará...
¡Hola!
Es la primera vez que escribo una nota de autor y es para agradecerles por leer este Fanfic. Gracias por tomarse la molestia de leerme y dejar sus reviews, los leo todos y cada uno. Quisiera contestarles a todos, pero aun no domino bien el uso de la plataforma FF. Me disculpo por ello.
La historia que llevo tiene como principal pareja a Vegeta y Bulma, pero siempre trato de darle enfoque a las parejas secundarias, pienso que a pesar de ser secundarias merecen una historia que las desarrolle. Esta vez abarque más sobre el pasado de Tights que es un personaje que normalmente estuvo en las sombras, me parece que la idea de Bulma y Tights como hermanas puede profundizarse y planeo hacer eso, por otro lado darle una personalidad es más complicado ya que su aparición es mínima y su desarrollo es corto (Al menos en el manga de Jaco) ¿Qué les parece su actitud? quisiera saber si les gusto como la presente.
Por otro lado los próximos capítulos se enfocaran más en Bulma y los miedos que debe superar, de momento a Vegeta voy a mantenerlo al margen porque desconoce los terrores de ella.
Espero haber revisado y editado bien el capítulo, pero si hay alguna falla una disculpa.
Estaré atenta a sus reviews sobre este capítulo, espero les haya gustado.
¡Nos leemos en el siguiente capítulo!
Lya
