Menos mal había hecho caso a su amiga sobre los vasos de agua la noche anterior, si no tendría una resaca además del sueño que sentía por dormir hasta altas horas de la madrugada. Pero lamentablemente debía volver a su departamento antes que su Incubo favorito se apareciera por allí, al menos esa noche no soñó nada.

Ya había avisado a sus amigas que se iría temprano, recurriendo otra vez a la mentira, esta vez usando a su hermana como excusa para su retirada temprana. Maldito demonio bastardo mala influencia.

Ya en la estación tuvo la mala suerte de que el metro estaba lleno, por lo cual su plan de dormir un poco más en él alguno de los asientos se vio bloqueado, saliendo de allí el sol pegaba demasiado fuerte, estaba casi segura que si comenzaba a sudar botaría todo el alcohol de la noche pasada.

—Necesito mi cama... .-bostezo y antes de llegar a la esquina de la cuadra divisó a alguien bastante conocido.

Ella siempre gozó de una vista excelente, impecable y rara según los doctores. Así que no le costó divisar el cabello de Tsukasa en el parque que había frente a su edificio ¿Qué hacía allí? Minami le había comentado sobre que el boxeador había abierto un gimnasio cerca de donde vivía, pensó en inscribirse pues para ella sería un sueño que la entrenara alguien con semejante fuerza como la de Tsukasa, pero por alguna razón él siempre se negaba a alguna de sus propuestas sobre entrenamientos amistosos, lo cual la molestaba pues pensaba que era porque el chico la estaba discriminando, pero Minami le explico que Tsukasa no entrenaba mujeres directamente por algo sobre su religión... ¡Que anticuado!

Quería llegar a su cama para disfrutar del tiempo de dormir que tuviera antes de que el maldito demonio se apareciera solo para dejarla más agotada de lo que ya estaba, pero sus pasos se movieron automáticamente hacía el novio de su amiga, interrumpiéndolo en lo que parecía ser su momento de meditación.

—¡Hey! ¡Tsukasa! .-saludó sonriente al chico quien la miró con su rostro en calma.

—Kohaku .-ya había detectado su energía, así como también notó que Senku no estaba cerca-. ¿Qué tal la pijamada?

—Si llamas pijamada a las malas influencias de la alcohólica de tu novia, puedo decir que estuvo bien .-se sentó junto al chico en la banca del parque-. ¿Cómo estás? ¿Qué tal tu nuevo gimnasio?

—Minami es buena bebedora, no lo niego .-sonrió un poco recargándose en la banca-. Todo bien, ya están llenos todos los cupos .-primera verdad que salía de su boca hablando con otro humano que no fuera su novia.

—Ah que pena, esperaba poder inscribirme .-suspiró resignada con la respuesta, pero se le alegraba por el chico.

—Será para la otra supongo.

—Si bueno... ¿Qué haces por aquí? Si no es que te molesta la pregunta.

—Para nada... Esperaba ver si podía encontrarme con un viejo conocido .-la presencia de algún demonio de la violencia había dejado de hacerse presente, lo cual lo preocupaba un poco después de todo lo que habían hablado.

—¿Un viejo amigo?

—No, solo conocido .-jamás consideraría a ese ser repugnante un amigo, nunca-. Minami me comentó que tienes novio .-también se había acercado al edificio solo para saber un poco más de su relación con Senku, y que tan lejos había llegado el príncipe. Era más que nada temor a que la humana se debilitará de manera que tuviera que consolar a su novia por su pronta muerte-. ¿Qué tal es?

—Estoy segura de que estudia periodismo solo por lo chismosa que es .-la noche anterior había decidido que su vida no giraría en torno al demonio, que mala suerte tenía-. No es por ser grosera, pero no es tu tema Tsukasa. Solo es un conocido .-se levantó de la banca para volver a caminar hacía su edificio, que odioso sería ese sábado-. Nos vemos.

—Kohaku .-tomó a la chica del brazo para detenerla, viéndola fijamente a los ojos-. Ten cuidado.

—¿Disculpa? .-¿Acaso él sabía algo?... No, solo era alguien demasiado amable, solo eso-. Sé cómo cuidarme, si es eso lo que te preocupa.

—No lo dudo, pero nunca se sabe la maldad que hay dentro de las personas hasta que los conoces bien .-soltó el brazo de la chica mientras le sonreía en calma, solo le quedaba advertirle.

—Ah... Gracias por tu consejo... Nos vemos Tsukasa.

—Hasta luego, Kohaku.

Ella ya había adelantado unos pasos cuando el novio de su amiga se despidió. Qué extraño había sido todo eso.

Pero era verdad, ella no conocía a Senku y sinceramente no quería conocer más a fondo de él. Le bastaba con que haya cumplido su trato, solo eso le importaba. No importaba nada más desde aquella noche.


Los doctores eran unos necios, todos le habían pedido que se despida de su hermana mientras tenía tiempo, mientras ella estuviera consciente.

Kohaku... Ve a descansar... .-su padre tenía la mano sobre su hombro tratando de darle su apoyo-. Yo me quedaré con Ruri está noche, tú tienes que dormir un poco hija.

Papá puedo quedarme. No dejaré a Ruri-nee sola.

Kohaku .-el tono de voz de Kokuyo se alzó ante la negativa de su hija-. Ve a descansar.

¡Papá! ¡Yo puedo que... .-no debería haber alzado la voz porque su padre la vio molesto.

Te estoy dando una orden, Kohaku.

Frunció el ceño y se retiró del hospital maldiciendo la actitud de su padre ¿Es que acaso no veía cuánto estaba sufriendo? No, su padre siempre fue así. Siempre ordenándole cosas, incluso en los peores momentos de su vida.

Ya en su departamento, se encerró en su cuarto y encendió la laptop comenzando a leer todos los trabajos que debía durante ese último mes para la universidad. Demasiados como para intentar hacerlos todos en una noche.

Suspiró abriendo nuevamente el foro que había encontrado en internet de gente que hablaba sobre los supuestos deseos concebidos por seres benditos. La mayoría hablaba sobre milagros realizados después de una oración. Ella no creía en eso, la iglesia o cualquier religión le daba igual, pero si creía que había un Dios, pero entonces ¿Por qué su hermana estaba sufriendo? En vez de castigar a gente que hacía el mal día a día...

Siguió leyendo hasta que encontró un comentario que le llamó la atención.

Todo esto es absurdo .-leyó el comentario sobre la publicación que hablaba de un agua milagrosa en una gruta de Italia-. Los ángeles no conceden deseos o milagros. Si quieren solucionar algo, a las una con cuatro de la mañana corten la palma de su mano y hagan un pequeño pentágono con su sangre, digan su deseo, ofrezcan su alma y cuerpo. Y listo, con eso todo lo que quieren habrá cumplido.

Ese foro estaba lleno de tipos gente rara...

Vio el reloj en su computadora ¿En qué momento se habían hecho las tres y cincuenta de la mañana? Se supone que su padre le había ordenado descansar. Fue a la cocina por un vaso de agua solamente, pero ese , maldito comentario no dejaba de repetirse en su cabeza... Bien, qué más daba la hora, era una tontería después de todo.

Tomo uno de los cuchillos de la cocina y caminó a su cuarto, arrancó una hoja de un cuaderno del semestre pasado y sin ningún nervio cortó la palma de su mano izquierda, dejando que su sangre cayera en la hoja.

Auch, esta mierda dolerá mañana.-gruñó antes de comenzar a dibujar un pentagrama con la misma sangre que había caído incluso la que seguía escurriendo de su palma-. Yo deseo... .-Que tontería, se debía ver como una loca haciendo todo eso-. Yo... Deseo que mi hermana Ruri se sane... Yo deseo que ella viva... Deseo que ella se recupere y por eso ofrezco mi alma y mi cuerpo, a quien quiera que sea que esté escuchando esto...

Vio el reloj de la pared, las cuatro de la mañana... Bien, sí. Eso había sido una total locura ¿Por qué había hecho esa estupidez? Ahora tendría que explicar el vendaje que tendría al día siguiente en el hospital, preocupando a su hermana cuando era ella la que debía de cuidarse. Sentía rabia por ella misma, por su idiotez, sentía pena, muchas cosas en ese momento que provocaron que sus ojos se llenaran de lágrimas por la frustración de sentirse tan impotente para ayudar a Ruri.

A las cuatro con un minuto, soltó un grito cuando sintió cómo algo se enrollo en su cintura y cuando se giró a ver que era, una cola roja intenso ¿De dónde era qué venía eso? Lo que nunca espero fue encontrarse con unos ojos carmesí que la observaban hambrientos. Eso fue lo último que vio hasta que sintió el beso en sus labios.


Si, era un glotón cuando se trataba de comer de forma violenta. Su pertenencia no era más que un niño que pidió que su familia dejara de ser tan pobre ¿Por qué los humanos estaban obsesionados con eso? Ryusui le había dicho que el dinero era lo que movía ese mundo, que para los pobres el verdadero infierno era la vida mortal... Estaba seguro de que ese niñato se arrepentía cada día que él provocaba sus sueños donde era torturado y más ahora que él estaba provocando cortes profundos en su abdomen, todo desaparecería cuando largará de allí, pero notaba que al niño no le quedaba mucho tiempo de vida por toda la energía vital que había consumido a través de sus gritos.

—Me aburres, niño .-bufó enterrando aún más sus garras, provocando otro grito de parte del niño alemán-. Vamos, si pasas de esta noche no te provocare pesadillas en una semana .-sonrió retirando la garra para después enterrarla en el pecho del mocoso, casi llegando al pulmón.

—Frömmigkeit .-piedad, gritó el niño mientras lloraba. Lástima para el mocoso que él no supiera de eso.

—Auf Wiedersehen .-sonrió ladino mientras enterraba la garra hasta el pulmón del niñato, otro grito salió de aquel que en un acto de idiotez había vendido su alma y cuerpo para que su familia tuviera mejor vida.

Desapareció de aquel lugar después de escuchar el último grito del mocoso, con eso ya se sentía lleno para volver a su forma de Íncubo, era hora de ir a comer dónde su pertenencia favorita.

Cuando se apareció en su departamento en Japón su cola ya había vuelto al rojo característico de los íncubos, no estaba preocupado si es que había consumido tanto gritos como para que el mocoso muriera, era parte a lo que se arriesgaban los humanos que tomaban el trato, sobre todo si hacían uno con él.

—Estoy lleno maldita sea .-se tiró en el sillón de la sala batiendo la cola de un lado a otro-. ¡Homura! Sé que estás aquí .-gritó llamando a su hermana, apenas se apareció sintió la presencia de alguien más en ese lugar.

—¿Dónde está? .-estaba enojada, porque pudo ver la marca negra reluciente en su pierna-. ¿Dónde está Hyoga, Senku?

—Cálmate ¿Quieres? Te hago un favor y así me recibes .-rodó los ojos cuando ella se colocó frente a él-. Un año en el purgatorio, cumplirá su condena con Xeno y después podrá ser regente del círculo que querías .-era un experto mentiroso, eso no había estado en el trato con su padre. Pero todo sea para que su hermana lo dejará tranquilo.

Eso había hecho que las marcas desaparecieran de a poco, hasta que no se vio ni rastro y ella simplemente se tiró a abrazarlo, allí estaba en lo que se parecía con su madre y Suika. Ninguna respetaba su espacio personal.

—Gracias hermano .-se sentó junto a Senku antes de que este la empujará-. ¿Conseguiste una pluma de Xeno?

—Si aja. Me debes una grande idiota .-se rascó el oído cerrando los ojos, otra vez su hermanita había vuelto a ser tan manipulable. Que bajo era eso para alguien como ella, pero ya vería la manera que su pequeña obsesión se vaya-. Sí, ya es más fácil entretenerlo para que no se dé cuenta de cuando tomó una o dos de sus plumas.

Las plumas de Xeno eran lo único que podía que hacer que tanto demonios como seres divinos salieran del purgatorio, pero solo eran las doradas de su primer par de alas, las del segundo par te mandaban a algún círculo del infierno de acuerdo con tu pecado, eso era lo que usaba para para juzgar a los humanos que se convertían en demonios, mientras que tercer par era lo que demonios nunca podrían tocar. Las plumas que llevaban al paraíso, para aquellos que sí podían cruzar el maldito río.

—¿Por qué sacaste dos? .-frunció el ceño mientras veía a su hermano, eso ya no le daba buena espina.

—Por si necesito conversar con el viejo en algún momento. Así me ahorro el viaje .-experto mentiroso.

—Ya veo... Bueno... Creo que volveré a comer de otros humanos .-hizo una mueca de asco, eso llamó la atención de Senku.

—¿No has estado comiendo? .-abrió los ojos para ver a su hermana, por eso la patada que le dio a Tsukasa no lo había dejado inconsciente-. ¿Por qué mierda no has comido? .-no obtuvo respuesta, eso solo lo estaba irritando-. Homura, te hice una puta pregunta.

—Ha Hyoga le desagrada verme comer...No importa en qué forma, a él no le gus-...

—Una mierda lo que quiera esa escoria .-un año, debió haber dicho que eran tres... Trescientos putos años se merecía el cabrón-. Vete a comer ahora. No me hagas arrepentirme de haber ayudado a esa mierda de humano.

Afortunadamente no hubo reclamo cuando la súcubo desapareció del departamento. Bien, estaba enojado, demasiado y su apetito aún no volvía, pero la que había vuelto era la Leona de su pertenencia. Iría a comer quisiera o no, esa Leona se lo debía.


Que aburridos eran los humanos, todos tenían ambiciones idiotas, tratos poco satisfactorios y nada relevantes. Extrañaba el tiempo de las guerras, dónde se divirtió comiendo junto a sus amigos, sobre todo junto a Tsukasa.

Hijo de perra .-gruñó mientras caminaba por las calles de japón. Tenía demasiadas pertenencias en ese lugar, quizás debido a la cultura sobre demonios o espíritus de ese país.

Allí mismo había sido un lugar donde más se divirtió junto a Tsukasa y toda la banda de demonios vagos que eran sus amigos. La tristeza, la pena, la rabia, las ansias de poder, incluso la lujuria fueron las cosas que lo divirtieron por un tiempo, pero ahora todo eran tratos sobre dinero, fama, enfermedades y demás.

¿Por qué simplemente no había un humano que pidiera paz mundial? Porque esas escorias eran egoístas. No importaba quien fuera, todos eran egoístas con gente que no fueran parte de su familia, si algo había aprendido en todos sus años de vida era que ningún humano hacía nada gratis, siempre había algo a cambio del porque pedían lo que pedían.

Se aburrió de caminar así que se apareció sobre un edificio cualquiera, observando todas las luces de esa ciudad, todo lo que habían creado los humanos a través de los años no era más que el claro ejemplo de su egoísmo, no entendía cómo se suponía que eso fue la creación perfecta del Ser que su padre había traicionado... Aunque eso solo era la historia que había de un lado y él ya conocía las dos caras de la moneda.

Ridículos .-bufó caminando sobre el borde del edificio hasta que vio como un demonio se aparecía en ese lugar, un íncubo que al verlo tembló-. ¿Qué miras, idiota?

Senku-sama, no sabía que usted estaba aquí... .-la voz temblorosa del íncubo lo molesto, mucho más de lo que ya estaba-. Solo he venido por un trato, me retiraré apenas lo sellé.

Ah, vete. Lo tomaré yo .-hace tiempo no realizaba ningún trato, quizás podía jugar cómo demonio de la avaricia o pereza.

Senku-sama... .-otra vez la voz temblorosa que lo molestaba-. El trato que se ha solicitado, lo he escuchado yo primero si me lo permite, las palabras utilizadas son de deseo.

Ah, entonces será con forma de íncubo. Hace tiempo no como de esa manera .-movió la cola negra para volverla de un rojo intenso-. ¿Sigues aquí? .-alzó la mirada aburrida, el tipo lo veía con cara de asombro. Al parecer era la primera vez que veía eso-. Vete.

Pe-pero... Yo respondi primero al lla... .-no terminó de hablar cuando la punta de la coló de Senku se enterró en su cráneo.

Seguramente el cuerpo de ese demonio de cuarta desaparecería al salir la luz del sol. Simplemente busco el olor a sangre para encontrarse con algo interesante, ya lo había sentido apenas había pisado el edificio, pero nunca creyó que fuera tan... ¡Enorme! ¿Qué era toda esa energía vital? ¿Toda en un simple humano? ¡Por fin algo emocionante! Ya se sentía hambriento de solo sentir la energía proveniente del patético ser que había pedido un deseo idiota.

—Me gusta cuando me recibes así de lista para mi comida.

Kohaku casi pego un brinco después de encontrar a Senku recostado sobre su cama.

—¡Podrías aprender a anunciar tu maldita llegada! .-frunció el ceño mientras terminaba de colocarse el short para dormir.

—¿Por qué te vistes, Leona? .-sonrió ladino mientras se levantaba acercándose a su pertenencia, pero se detuvo a centímetros de llegar a tocarla, su sonrisa se borró para fruncir el ceño-. Apestas.

—¡Oye! Me acabo de salir de duchar, bastardo .-iba a cruzarse de brazos, pero la cola del demonio atrapo sus muñecas para presionarlas con fuerzas-. ¡Auch! ¡Suéltame idiota!

—Ese hijo de puta te toco .-aprisionó a la rubia entre su cuerpo y la pared. El maldito de Tsukasa se había atrevido a tocar lo que era suyo-. ¿Por qué?

—¡¿De quién mierda estás hablando?! .-quiso darle una patada, pero al igual que noches atrás fue en vano-. ¡¿Qué demonios te pasa?!

—No me gusta que lo que me pertenece lo toque otro demonio .-gruñó mientras jalaba las muñecas de la chica para que quedaran a la altura de su cara.

De verdad estaba enojado. Tsukasa ya lo estaba jodiendo más de lo necesario esos últimos días, pero ahora se había metido con su comida.

—¡Ya suéltame, Senku bastardo!

—No .-se acercó a lamer desde el brazo hasta la muñeca de la rubia-. Voy a borrar su presencia de ti.

—¿De quién carajos estás hablando? .-trato de liberar sus manos, en serio que odiaba la manía que tenía el íncubo por sujetarla de esa manera-. ¡Solo estuve con mis amigas! Sí me crucé con un demonio fue de camino aquí.

—No me importa dónde mierda haya sido .-volvió a presionar un poco más sus muñecas para morder su brazo, dejando una pequeña marca allí.

No, no estaba comiendo. Porqué en ese momento se sentía demasiado enfadado con que Tsukasa la hubiera tocado, y aunque ella no entendiera del todo porque lo hacía, no le importaba.

Podía leer en los pensamientos de la chica todos los insultos posibles que le estaba dedicando, pero lo que lo hizo enojar fue ver la cara del traidor en sus recuerdos. El maldito bastardo le había dado una advertencia que claramente se refería a él, pero no la idiota sonrisa pacifista que cargaba no se borraba.

—¡Esto no es parte de tu trato!

Ah, ella seguiría peleando sin importar qué.

—Mi trato ya lo cumplí .-soltó sus muñecas para enrollar la cola en el cuello de la humana, sin ejercer presión-. Tú eres la que aún no entiende todas las condiciones del trato, Leona.

—¡Nunca me has dicho de que consta todo! ¡Solo sé que soy tu maldita fuente de alimento! .-no, no sentía miedo de que el bastardo comenzará a ahorcar su cuello en ese mismo momento.

—Y eso es todo lo que necesitas saber, Kohaku.

Ahora ambos se miraban desafiantes, ojos rojos carmín versus azules aguamarina. Ninguno apartaba la vista y Senku, nuevamente había fracasado en leerle el pensamiento ¿Le estaba dando placer que aquella humana lo desafiara? Sí, seguramente tenía que ser eso.

—Ya, te lo he dicho. Yo soy el que pone las reglas en todo esto .-retiró su cola para bajarla a las caderas de la rubia, pegándola a él-. Yo soy quien decide cómo se cumple el trato.

—Pues tu trato hacia mí es una mierda. Escoria .-frunció el ceño aún más, no le temía. Lo único que le importaba a ella es que él no tomará represalias contra su hermana.

—Eso es nuevo .-sonrió ladino mientras se acercaba a su cara-. Pues pide un nuevo trato .-rio ante sus palabras-. Ah, espera, no puedes .-tomó el rostro de la rubia entre sus manos para acercarse un poco más-. Eres mí pertenencia. Yo soy y seré el único que decida sobre tu cuerpo y alma Kohaku, ese es el trato.

Solo se acercó a besarla mientras sentía las manos de ella tratar de alejarlo por los hombros, incluso unos cuantos golpes en su pecho o abdomen, pero no le afectaba. Nada de lo que ella hiciera lograría que deje de besarla como lo hacía ahora. Se aburrió después de un rato y cómo las últimas veces, había vuelto a corresponder al movimiento de los labios sobre los suyos, abriendo un poco más la boca dejando que su lengua ingresa para encontrarse con la de ella, todo eso era muy distinto de la primera vez que la había besado.


Se apareció en una habitación pequeña y apenas estuvo allí, su hambre se hizo presente. Toma a la chica rubia que había allí de la cintura para jalarla a él, encontrándose con unos ojos aguamarina llenos de lágrimas.

Simplemente se acercó a besar a la chica, sellando el trato, inmediatamente toda la vida de ella se hizo presente en su mente, todo lo que tenía que hacer era curar a su hermana de una enfermedad idiota. Bien, listo.

Mientras más devoraba sus labios, más imágenes de la vida de la chica se hicieron presentes, hasta que encontró algo que llamó mucho su atención. Su nueva pertenencia era amiga de la humana por la que lo había traicionado Tsukasa, unos instantes antes de que ella lo logrará empujarse hacia atrás pudo ver perfectamente el rostro sonriente del traidor. Oh, al fin lo había encontrado.

¡¿QUIÉN MIERDA ERES Y QUÉ HACES EN MI CASA?! .-ella le gritó mientras trataba de darle un puñetazo en la cara, puñetazo que detuvo gracias que ahora podía leerla fácilmente.

El trato está sellado, humana .-sonrió dejando que las marcas demoníacas se asomaran en su rostro producto de la emoción que sentía en esos momentos-. Ya no te puedes deshacer de mí y ahora .-se acercó un poco a ella soltando su cintura junto a al puño que tenía presionado en la mano-. Ahora tú me perteneces, Kohaku. Todo tu ser es mi pertenencia.

Y se desapareció de allí para volver a vagar por las calles de esa ciudad, sonriendo ante la dicha de saber que había encontrado el lugar dónde se encontraba aquel bastardo que merecía estar en las fauces de Lucifer. Solo necesitaba encontrar su presencia, y esa nueva pertenencia le ayudaría. Diez billones de puntos para él y su nueva fuente de comida.


¿Por qué correspondía a esos besos?

El prácticamente la obligaba a hacer todo eso ¿Verdad?, por eso no podía resistirse cuando sus labios se encontraban con los suyos, cuando su lengua se metía a dentro de su boca para jugar con la suya o cuando sus manos acariciaban su cuerpo de esa manera.

Ahora mismo, el demonio había puesto las manos sobre su trasero, acariciándolo de una manera tan obscena que la hacía sentir cosas que no podía describir, pero sabía que todo era para que él pudiera alimentarse de lo que llamaba su energía vital, la cual al parecer era de un gusto exquisito para el demonio.

—Te dije que no te vistieras, Leona .-Senku se había separado unos momentos de sus labios solo para bajar sus besos hacia su cuello.

Ella soltó un jadeo al sentir el contacto de esas caricias húmedas, todo se volvía mucho más íntimo cuando él le hablaba de esa forma, eso sumado a que su mano estaba metiéndose por debajo de su short, tocando directamente sus nalgas, presionándolas provocando que un gemido se arrancará de sus labios.

—Ba-basta .-trato de alejarlo nuevamente, antes de que toda esa situación subiera de tono.

—Cumple el trato. Dame tu cuerpo Kohaku .-lo vio sonreír antes de que se acercará a morder su oreja-. Ya me perteneces, solo necesito cogerte.

—¡N-no! .-gimió cuando sintió una débil nalgada.

Increíblemente, él se alejó antes de que ella cediera a todo eso.

—Bueno.

—¿Eh? .-se había alejado considerablemente de ella.

—Que está bien, ya comí mucho hoy y eso me basta por ahora .-sonrió mientras se sentaba en la cama-. Además, tu cuerpo no resistiría todo lo que planeo hacerte .-su sonrisa se volvió un poco más lujuriosa mientras la veía-. No en el estado en el que estás. Nos vemos en tus sueños, Leona.

Y desapareció de allí, otra vez dejando su aroma impregnado en el aire de su habitación, el cansancio no se hizo esperar sumándose a su trasnochada.

¡Maldito trato! ¡Maldito Senku que la había dejado cansada!... ¡Y para variar excitada!

Lo odiaba. En serio que lo odiaba.

Continuará...


¡HOLA! ¿Cómo están? ¿Cómo los trata la vida?
He aquí un nuevo cap de su principito demonio favorito.
Perdón nuevamente si la cosa va lenta, pero los cabos de la trama principal en esta historia se irán atando de apoco.
Ya saben cómo es que nuestra querida Leona invoco a su incubo xD,uno que la deja con ganas.
Perdón por las faltas de ortografía y demás.
¡XOXO!