Los personajes pertenecen a la asombrosa Stephenie Meyer, las historias salieron de mi hermosa y pelirroja cabeza. No se permite publicar en otras plataformas. Ciertos temas pueden ser sensibles para algunas personas.
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SUMMARY: Él solo era un atento esposo intentando planear las vacaciones perfectas para su aniversario… ¿no? Por supuesto que, su deber principal es complacer a su dama.
Pareja: ¿?/Bella
Rated: M
*Advertencia: Puede contener dominación/sumisión, juego de edades, DDLG.
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¿Deberíamos salir unos días antes? ¿Será mejor un viaje con escalas o directo? Los trenes pueden ser cansados si se está sentado durante mucho tiempo.
Seguí recorriendo por la página de internet, intentando encontrar la mejor oferta para nuestro viaje. En unos días Isabella y yo celebraríamos nuestro primer aniversario de bodas, que casualmente era algunos días después de San Valentín, así que estoy planeando un viaje romántico, Bella amaba esas cosas. Y yo la amaba a ella.
Hasta ahora pude encontrar el cuarto de hotel y algunos tours entretenidos…
El sonido de la puerta abriéndose llamó mi atención, alcé la mirada para encontrar a Bella asomando su cabeza con una pequeña sonrisa en sus hermosos y rosados labios.
Le sonrío cariñosamente por un segundo antes de volver mi atención a la computadora. Sé que algo trama, es bastante impropio de ella el entrar a mi despacho.
La oigo caminar hasta llegar a mi lado de forma curiosa, rápidamente cierro la plataforma del hotel para que no descubra nuestros planes para las vacaciones y me hago tonto durante algunos segundos en la página de la estación de trenes. Sentí cuando me rodeó los hombros con sus delgados brazos, pegándose a mi costado de forma sugerente.
— De acuerdo, busquemos algo bueno. — comenté graciosamente girándome sobre la silla y rodeando su cintura con mi brazo. Volteé la cara y sonreí cuando sentí su beso en la punta de mi nariz, continuando con la suave caricia de su cabello contra mi mejilla.
La sentí relajarse más contra mi costado, repartiendo besos por todo mi rostro hasta mi cuello. Reí.
— No, cariño, intento buscar los… — su boca cubrió la mía, acallando mis intentos por distraerla. Sus labios se sentían insistentes sobre los míos, me separé con una sonrisa. — Amor, ¿cómo iremos a nuestro viaje si no me dejas reservar nuestros boletos? — ambos nos echamos a reír cuando se tropezó con una de las rueditas de la silla, casi cayendo sobre mí.
Mi torpe y dulce Bella.
— ¡Detente! — exclamé aun riendo. Tomé sus manos entre las mías, intentando contenerla. — Estoy emocionado, ¿no estas emocionada? — suspiré encantado cuando rozó su nariz contra el largo de mi cuello. — Seguramente estaremos más emocionados cuando por fin tengamos reservado el hotel y el tren.
Soltando una risita y se movió para rozar su nariz con la mía.
— Basta, creo que estás siendo malcriada, cierto. — cuando notó que tenía mi atención se recargó contra mi escritorio. — Quieres atención, ¿cierto? — me deslicé con la silla más cera de ella, su sonrisa creció cuando toqué la parte interna de su rodilla. — Quieres que papi te ponga en su regazo. Quieres que te malcríe un poco.
Miré cómo, ahora, tímidamente acomodaba su largo cabello detrás de su oreja, mientras sus mejillas se pintaban de un adorable tono rosa.
Esta chica sería mi fin.
Extendí mi brazo y de un movimiento cerré la laptop en la que había pasado las últimas dos horas planeando nuestro viaje de aniversario. Al escuchar el sonido, Bella alzó la mirada y frunció el ceño cuando notó que no seguiría trabajando.
— De acuerdo… — ahora que por fin iba a tener toda mi atención, la jalé por los brazos para que se alejara del escritorio. — Vas a venir aquí, justo aquí, en el regazo de papi. Esa es mi chica. — le acaricié el cabello cuando por fin se encontró sentada en mi regazo. Sentí su cuerpo relajarse contra mi pecho, dejó que su cabeza descansara en mi hombro. — Sé que quieres atención. — le susurré al oído. — Papi sabe que a veces te comportas así. Te gusta que sea estricto contigo, ¿no es así?
Soltó una suave risa, sentí cómo su cuerpo se sacudía sobre el mío, despertando terminaciones nerviosas que, hasta ahora, había podido mantener bajo control. Necesito tocar su piel.
Recorrí con mis dedos la línea de su blusa del trabajo, blanca, lisa y con botones al frente. Llevó sus manos a los descansa brazos de la silla, sabía que me gustaba hacer todo el trabajo.
Primero toqueteé la lisa tela sobre su ombligo y seguí la línea de la prenda hacia arriba, pasando por su estómago y entre sus pechos, hasta rodear su frágil cuello con mis manos. Sentí cómo se le atoraba la respiración.
— Ahora… deberíamos quitar eso… — murmuré, usando la otra mano para desabotonar la blusa. — Papi solo quiere... muy bien. — continué hablándole cuando ya casi terminaba con los botones. Me reí cuando pasé por su estómago. Bella suele tener muchas cosquillas. — Deja de retorcerte. Vuelve aquí, al pecho de papi.
Gracias a dios por los sostenes con broche al frente. Usando aún mi mano libre, deshice el broche para tener sus lindos pechos ante mis ojos.
Sin esperar más, solté el agarre en su cuello y empecé a frotar ambos pezones con suavidad, no queriendo incomodarla con los roces intensos. La sentí suspirar cuando sus caderas empezaron a mecerse suavemente, ella parecía no darse cuenta de lo que estaba haciendo.
Probándola, tiré de ambos pezones al mismo tiempo hacia el frente, al tiempo que dejaba una mordida en su cuello, que había quedado extendido para mí. Mi nombre salió como un jadeo de entre sus labios, seguido por un pequeño grito de dolor y su respingón trasero se frotó contra polla ya despierta.
Sus pezones se sentían tan duros y perfectos entre mis dedos.
— Cariño. creo que solo estabas actuando, porque estás deseosa. ¿No es así, amor? — recorrí su hombro hasta la curvatura de su cuello, continuando con mis atenciones a sus pechos. — Quieres estar en el regazo de papi, quieres sentir sus labios en tus oídos, en tu cuello. Esa mi niña. — el movimiento de su cuerpo iba a llevarme a la locura en poco tiempo, debía concentrarme.
Apliqué un poco más de presión sobre sus pechos, apretujándolos hacia arriba.
— Me gusta oírte lloriquear y sentir cómo te retuerces sobre mi regazo cuando maltrato tus pezones. Estas empezando a mojarte para papi, ¿cierto? — la empujé un poco para poder retirarle la blusa y el sostén, dejando su torso completamente desnudo y a mi merced. Era toda una visión. — Deja de moverte. Deja de moverte y abre esas piernas para papi, te ayudaré a abrirlas un poco más… eso es nena. — la tomé por las rodillas, colocando las plantas de sus pies sobre la orilla del escritorio frente a nosotros… bastante separados.
La tenía a lista para mí, sabía que a Bella le encantaba cuando tomaba el control. Rodeé su estrecha cintura con mi brazo para evitar que se moviera.
— Ahora puedo masajear tus hermosos pechos.
Continué con su tortura un poco más, podía conseguir que se corriera solo tocando sus pechos, era una de las cosas que habíamos descubierto juntos. Sus altos gemidos me dijeron lo lista que estaba.
— ¿Estás mojada, cariño? — pregunté juguetonamente, por supuesto que lo estaba. Pero, no recibí ninguna respuesta. — Oh, no vas a decirme... Papi quiere asegurarse de que... — levanté las orillas de su corta falda y acaricié su centro con un dedo sobre las bragas. — Oh, cariño, estás tan caliente, tan húmeda y caliente.
Recorrí la húmeda área de arriba abajo en pequeños círculos, notando la ligera protuberancia de su clítoris. Apliqué un poco más de presión hasta que escuché su gemido.
Miré su rostro y la vi fruncir el ceño, como si estuviera a punto de empezar un berrinche.
— Eres un desastre húmedo contra la mano de papi.
Teniendo que pausar mis atenciones por un momento, hice que Bella se moviera para poder retirarle las bragas. Sus piernas ya estaban temblando un poco a causa del esfuerzo de mantenerlas separadas.
La volví a jalar sobre mi regazo, volviendo a nuestra posición anterior.
— Eso es nena. Ahora solo quiero... — ahora sin el estorbo de las bragas, podía sentir a plenitud sus pliegues contra mi mano. — Eso es, justo así. Siéntela contra tus pliegues. ¿Se siente bien, cariño? — volví a ejercer presión un poco arriba de su clítoris, trazando círculos a un costado del pequeño nudo de nervios. — Me gusta, me gusta cuando te retuerces y te quejas, cuando aprieto esos pequeños pezones y froto tu centro... eres tan caliente, nena...
Separé con una mano sus labios, dejándola expuesta por unos segundos, delineé sus pliegues con mi dedo trazando extraños patrones sobre su entrada, haciendo que gimiera en voz alta y se moviera más violentamente.
— Papi quiere palpar más profundo... — le dije, simulando insertar un dedo. Cuando se le atoró la respiración de anticipación, lo retiré. — Papi se está empezando a poner un poco duro, ¿lo sientes? — en respuesta, movió más insistentemente sus cadenas, por supuesto que lo había notado. Esa había sido su intención desde el principio. — De acuerdo, levántate por un segundo. Voy a sacar mi polla para ti, nena. — Volvió a levantarse rápidamente, solo para permitirme abrir mis pantalones y sacar mi polla, que ya estaba más que lista para ella. — Deja que papi te quite tu linda falda, esa es mi nena. — le dije cuando alzó los brazos para que le jalara la falda por la parte superior de su cuerpo. Aproveché la oportunidad para sacarme la camisa por sobre la cabeza rápidamente. Esta vez, sus suaves piernas colgaban inertes al lado de las mías. — Papi quiere sentirte completamente, quiero sentir la piel de mi bebé contra la mía.
Mi polla quedó justo entre sus piernas, rozando todo mi eje contra sus pliegues. Era capaz de sentir el calor que emanaba. Repasé su cuerpo con apenas la punta de mis dedos, como esperaba, ella se removió sobre mí, soltando un quejido, más entre risa y gemido.
— Buena chica, se siente bien, ¿no?
Dediqué un par de caricias a sus pechos y le di vuelta a su rostro para poder besarla.
— Ahora toma la dura polla de papi entre tus manos, cariño. — le indiqué con paciencia. — A papi le encanta. — jadeé un poco. — Papi ama cuando estás sentada en sus piernas y tomas su caliente polla entre tus pequeñas manos. ¿Por qué no la frotas un par de veces para papi? — como la buena chica que era, Isabella obedeció. — Justo así, cariño, arriba y abajo. Demonios, justo así. — tuve que detenerme antes de empezar a mover mis caderas para profundizar los movimientos. — Aprieta la polla de papi como a él le gusta.
Las manos de Isabella se sentían tan cálidas y suaves al entrar en contacto con mi polla. Ella no dudo en tomar mi eje con ambas manos, y empezar a frotar la cabeza, mientras que con la otra recorría toda mi longitud.
— C-cariño. — me aclaré la garganta. — Quiero que tomes el miembro de papi y que lo frotes contra tu centro, cariño, quiero que lo uses como uno de tus juguetes y te des placer.
Y justo como se lo indiqué, Isabella usó su mano para separar sus labios y dejar sus pliegues expuestos, solo lo suficiente para poder acercar por completo mi longitud. Apoyó los pies en el suelo y las manos en el escritorio para poder empezar a moverse contra mi polla, empapándola con sus fluidos.
Después de unos momentos le sentí acelerar las embestidas y supe que estaba cera.
— Quiero que lo frotes contra tu clítoris. — dejó de embestir y, en su lugar, se inclinó más hacían enfrente para poder satisfacer su pequeño botón con mi polla con este nuevo ángulo. Sonreí arrogantemente cuando lanzo un gemido alto. — Si, así, frótalo como te gusta. Y quiero que te corras... — Isabella aceleró las embestidas, ahora sostenía mi polla con una mano para mantener en el ángulo que ella buscaba y con la otra se sostenía a sí misma en el escritorio. — Ahh... mierda... cariño... quiero que te corras sobre mí polla.
Demonios, esta chica me tenía completamente empapado, podía ver cómo su espalda se encorvaba debido a los espasmos que la sacudían.
— Maldita sea, esa es mi chica. ¡Dios! Pones a papi tan duro. — ya no estaba tan seguro de poder hacer que ella se corriera primero, se sentía tan jodidamente bien. — Mierda. Frota tu clitoris, cariño. Eres una buena chica.
Dejándosela un poco difícil, la tomé por los hombros y la extendí sobre mi pecho. No detuvo sus movimientos, pero el ángulo dificultaba el acceso a su clítoris, por lo que retrasaría su orgasmo. Comencé a pellizcar y estirar sus pezones.
— Ahora papi solo quiere besar tu cuello, quiere hablarte sucio al oído mientras te masturbas con mi polla. — le susurré al oído. — Voy a seguir apretujando esos pezones, ¿se siente bien, amor? Papi ama tus pechos.
Sus movimientos empezaron a ser más rápidos, y luchó contra mi agarre para poder correrse más rápido. La mantuve en su lugar.
— Esto es lo que querías. Mierda. — gruñí en su oído jalando fuertemente sus pezones. — Cariño, mi polla está cubierta con tu humedad. Ah, mierda. — eso se siente condenadamente bien. — Papi quiere estar en tu interior profundamente, amor. Papi quiere estar dentro de ti, estirar tu estrecho centro y sentir cómo te derramas.
Decidí ayudarla moviendo mis caderas al mismo ritmo que ella. Un grito salió de sus labios al encontrar más fricción.
— Vamos, cariño, usa mi polla para correte, hazte venir. — la animé entre jadeos. — Estas tan mojada. Mierda. Si, más rápido, más rápido, buena chica. Frota tu clítoris.
Volteó su hermoso rostro hacia mí, lagrimas brillaban en sus ojos y el sollozo con el que dijo mi nombre casi hace que me corra.
— Necesitas... lo sé, lo sé... necesitas la ayuda de papi para correrte, necesitas mi ayuda para concentrarte. — le dije lastimosamente, sintiendo cómo apretaba sus piernas para poder sentirme más cerca. — De acuerdo, cariño. Dejame presionar esos pezones. Cada vez que cuente los voy a estrujar un poco más duro, ¿de acuerdo?
Isabella asintió rápidamente con la cabeza mientras me veía insistentemente.
— Córrete para papi en cinco... — le susurré rodando sus pezones entre mis dedos con mucha presión. — Frota mi polla, vamos amor. — su cabeza cayó hace el frente, viendo directamente el lugar en donde nuestros cuerpos se encontraban.
— Cuatro... — repartí rudas lamidas por su cuello y su hombro. — Ah, mierda. Hazlo un poco más fuerte. Si, cariño, más fuerte. — me deslicé u poco más abajo en la silla para que pudiera frotar su clítoris. — No puedo dejar de tocar esos pequeños pezones. Tres...
Su cabeza cayó rendida hacia atrás, sus altos gemidos resonaban cerca de mi oído y me hacían desearla tener más cerca.
— Maldita sea, amor. Dios mío. Mierda. Dos... — por fin logró encontrar el movimiento correcto y la cabeza de mi polla embestía directamente en su nudo de nervios, justo como ella quería. — Ya casi llegas, cariño. Vamos, concéntrate. Usa la polla de papi, vamos. Uno...
Fui especialmente duro con sus pezones esta vez. Sus alaridos me dijeron que no me detuviera, y mi nombre entre sus labios me supo a gloria.
— Vamos, vamos, vamos... ¡Ahh! — su cuerpo se sacudió por completo cuando el orgasmo la atravesó. — Esa es mi bebé, correte sobre mi polla. Si, justo así, nena.
Necesité toda mi concentración para no correrme al mismo tiempo que ella, su cuerpo sobre el mío y su hermoso rostro me tenían al borde.
— Ahora solo déjame levantarte, y papi va a... — la alcé entre mis brazos y entré de una sola embestida en su interior. Otro espasmo la atravesó por completo y la animó para comenzar a moverse de nuevo.
— Mierda, si, esa es mi nena. — la sujeté por la cintura para poder guiar sus movimientos a mi placer. — Papi va a joderte sobre su polla. De arriba abajo. Si. Solo deja que papi te mueva cariño. — Isabella se sostuvo en los descansabrazos, dejando que yo hiciera lo que quisiera con ella. — Esa es mi chica, si. Te sientes tan apretada, tan húmeda a mi alrededor, santo dios.
Su cabello empezó a moverse de lado a lado cuando su cabeza cayó hacia atrás. De alguna forma, consiguió estirarse lo suficiente para descansar su cabeza en el tope de la mía. No me detuve.
— Vamos, esa es mi niña. Papi va a usar su tu apretado interior. — Isabella gimoteó con aprobación. — ¿Te gusta cuando te uso? ¿Cuando te llenó? ¿Cuando estiro tu interior?
De forma rápida salí de su interior y la empujé sobre el escritorio, con sus hermosos pechos aplastados contra la fría madera. Sostuve sus manos por encima de su cabeza para que no pudiera moverse. Embestí de nuevo en su interior, ocasionándole más gemidos.
— Eres una buena chica, una chica tan buena. — gruñí con los dientes apretados. — Tu húmedo y caliente centro es de papi, ¿cierto? Solo mío. ¡Ah! Mierda. — sus paredes empezaron a contraerse alrededor de mi polla. Mi chica estaba a punto de tener su segundo orgasmo. — Nadie se siente tan bien, nadie es como la pequeña niña de papá. Mierda. Dios. — cambié el ritmo, Bella se quejó por haber disminuido la velocidad, pero me enterré con más fuerza, queriendo llenarla por completo. — Si. Amor, aprieta tus paredes contra papi. Ayúdalo a correrse, nadie hace a papi correrse como su bebé. Mierda. — lo hizo de nuevo, esta vez las mantuvo ajustadas. — Mierda. Eso es, deja que papi bombee en tu interior, de arriba abajo. Mierda. Eso es.
Su respiración se volvió errática al igual que la mía, no me faltaba mucho y podía decir que esta vez sí terminaríamos al mismo tiempo. Le indiqué con una de mis manos que juntara las piernas.
Justo así, amor.
— Demonios, nena. Solo un poco más, un poco más. Un poco más rápido. — aceleré erráticamente. — Cariño, yo sé, lo sé. Amor, se que es muy grande, pero puedes tomarlo por un... poco... mas...
Se sostuvo en las puntas de sus pies, apretando sus piernas fuertemente. Perdí el control por completo.
— Mierda, mierda, mierda, mierda. — sollocé perdido en ella. — ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! Mierda. — la tomé por los hombros. — Eso es cariño, completamente. Apriétame, si, justo así. Esa es mi pequeña niña.
Seguí bombeando en ella, totalmente perdido. Sentí que su respiración se detuvo por unos momentos. Probablemente la mía también.
— Mira lo que le haces a papi, mira lo que me haces. Mierda. — Me descargué por completo en su interior, totalmente satisfecho. — Eres traviesa... querías... ah... — apretó de nuevo en su interior, queriendo disfrutar la sensación post orgásmica. — Te sientes tan bien. Querías que papi te llenara para poder correrte, ¿cierto? — continué balanceándome suavemente, solo disfrutando un poco más. — Amor te sientes tan bien.
Totalmente rendido, nos jalé a ambos de regreso a la silla, Isabella cayó inerte entre mis brazos con la respiración acelerada y los ojos cerrados.
Esta era mi parte favorita, ver su rostro brillar de satisfacción después de haber estado conmigo. Después de haberme permitido hacerla mía.
Le acaricie los brazos y el cabello, esperando para que ambos recuperáramos totalmente el aliento.
— Papi va a ponerte en la bañera, te limpiará para que te relajes. — le susurré retirándole el cabello de la cara. Se le estaba empezando a pegar por el sudor. — Esta bien, nos divertimos, nosotros siempre tenemos diversión, ¿cierto?
Isabella se rió desganada y me miró con los ojos brillantes, sonriéndome. Le besé la frente, seguido por la punta de su nariz y finalmente sus hermosos labios. La acomodé para poder tomarla en brazos y dirigirnos a nuestra habitación.
— Tomaremos un baño, y volveremos a planear nuestro viaje. — le dije cuando caminaba por el pasillo. Bella me rodeó el cuello con los brazos y se acurrucó contra mi cuello.
— Eso es, amor, eres la niña de papá. — le susurré tiernamente. — Aunque me interrumpas cuando estoy ocupado.
Isabella soltó una ligera risa, jalándome juguetonamente el cabello.
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¿Pueden creer que por fin terminé este capítulo? Lo tuve estancado como por dos meses jaja pero, por fin pudo ver la luz. Escribí casi todo anoche, así que disculpen si hay errores, probablemente estaba media dormida jaja
No se olviden de dejar un comentario (¿a quién tenían en mente?) y no se olviden de pasar por nuestro sensual grupo de Facebook 'Twilight Over The Moon'.
¡Nos leemos pronto!
