Agradecimientos para:
Athena Ranke: Que bueno que te gustó esa escena, quería poner algo íntimo entre ellos.
OsiOsi: Te va a sorprender la relación que había entre Isshin y Hisana.
Nathaly: Que bueno que te leíste todos los capítulos y aquí viene otro giro de tuerca.
Interludio
La historia de amor que no debió ser
El aire estaba perfumado por flores exóticas, traídas especialmente para la ocasión desde el plano de los dioses, con sabrosos y exquisitos manjares ricamente especiados para satisfacer hasta el más caprichoso de los paladares.
El sol brillaba en lo alto y la temperatura era perfecta para celebrar, para la fiesta se dispusieron muchas mesas y sombrillas para aquellos que no pudieran tolerar demasiado el sol pero deseaban participar de la hermosa e importante boda.
Al final del jardín se encontraba la tarima en la que los novios estaban recibiendo las felicitaciones y regalos de los invitados que envidiaban al novio por su hermosa y elegante nueva esposa. El novio vestía un elegante kimono negro, con los símbolos de Karakura, cielo y asiento, en su pecho y en las mangas de su kimono, márca de la familia que ha protegido el portal de los dioses por generaciones. La novia vestía un hermoso shiromuku, diseñado por la propia diosa de las hilanderas, Shutara-no-Mikani; su cabeza y rostro estaban parcialmente escondidos por el wataboshi, fino y delicado, que apenas y dejaba ver a otros los delicados labios rojos de la novia.
— Les deseo mucha felicidad y una próspera descendencia a los novios— Un sátiro de gran tamaño se inclinó sobre las palmas de sus manos ante la pareja de recién casados en el altar ceremonial.
— Muchas gracias— La pareja devolvió la reverencia ante el rey de los sátiros—, alteza Granz.
Ellos mantuvieron la postura hasta que escucharon el sonido de sus pezuñas alejarse. A ninguno de los dos les agradaba mucho el hombre cabellera rosa.
— Felicidades, Isshin— Se acercó otro invitado a la ceremonia a felicitar a los novios y que se inclinó ante la pareja—, ¿quién diría que lograron darte caza, viejo amigo?
El novio, Isshin Shiba, no correspondió el chascarrillo hecho a sus costillas. No sólo porque no le daba gracia, sino porque no quería humillar a su esposa, que sabía que tenía ya varias concubinas. Para él no había problema con que su amigo Kisuke, conocido como Urahara-no-Madan, lo molestara a él, pero no estaba seguro cómo ella reaccionaría ante las bromas de mal gusto del viejo hechicero.
— Sí, vieja cabra— Dijo Yoruichi, amiga de ambos, conocida como Shihouin-no-Mikami, la diosa del viento de otoño, se acercó a molestarlos—, tienes que respetar a la hermosa y delicada Hisana ahora que son marido y mujer, entendiste, pillín.
Hisana, Shiro-no-Tsubomi, se revolvió en su sitio apenada, aunque pudo esconder el enorme sonrojo en sus mejillas gracias a su wataboshi, porque era la primera vez que tenía que interactuar tanto con su esposo como con sus amigos.
— Ajem— Tosió una voz amable a sus espaldas. Era Gin-Taishi, el embajador humano, hizo sendas reverencias ante la pareja y sus amistades—, Shiba-dono, sus Divinidades, hay alguien a quien me gustaría presentarles.
Gin-Taishi, cuyo verdadero nombre era Ginrei Kuchiki, había ocupado el puesto de embajador y protector exterior de Karakura por casi cincuenta años. El hombre era sabia, pero ya se le veía cansado, especialmente desde la muerte de su hijo y heredero, Sojun.
— Shiba-dono, ellos son mi nieto, Bya, y su esposa— Señaló a un joven de larga cabellera, sostenida por un kenseikan por la sien, y a una bella joven de cabello rizado y con un notio estado de gestación—, y pronto tomarán posesión de la embajada.
— Será un placer servirle a Karakura— Dijo Bya con una reverencia a los presentes.
— ¿Va a retirarse pronto, Excelencia?— Preguntó Isshin, que también pronto tomaría control de Karakura.
— Eso me temo, Excelencia, mi salud ya no es tan buena— Dijo Ginrei con algo de nostalgia—, ya no soy tan joven como antes y me gustaría disfrutar de mi primer nieto.
— ¿Así que Byakuya-bo pronto va a ser embajador?— Yoruichi se recargó sobre el nieto de Ginrei para molestarlo—, ni creas que así te voy a tratar diferente, no quiero que se te suban los humos a la cabeza.
— Shihouin-sama— Dijo Byakuya entre dientes—, le pido que no haga eso.
— Tienes razón, Yoru-chan— Habló Urahara, mientras se apoyaba en el otro hombro de Byakuya, para también burlarse del noble al que Yoruichi ayudó a entrenar en las artes místicas—, parece que Byakuya ya creció, hasta se casó con la hija de un poderoso Daimyo y hasta ya está a pocas lunas de ser padre, pero eso no es motivo para cambiar el trato.
Byakuya o Bya-Taishi, como sería conocido cuando asumiera el cargo de embajador, era el único hijo de Sojun Kuchiki, el difunto hijo de Ginrei Kuchiki.
— ¿Y cuándo te casaste Byakuya?— Preguntó Isshin sorprendido por la boda relámpago.
— La boda fue hace unos cuatro meses— Dijo Byakuya muy serio y con la mirada baja.
— Qué curioso— Dijo Urahara mientras se rascaba la barbilla con una sonrisa burlona—, coincide con el periodo de cuando rescataron a Shiro-no-Tsubomi y la comprometieron con Isshin.
— Muy curioso de verdad— Se unió Yoruichi a la burla, aunque ella sabía qué había sucedido. No existían las coincidencias.
— No tanto si consideras que fui yo quien la encontró y la salvó— Dijo Byakuya, medio harto, pero sin retirar la vista de la novia.
— Cierto y saliste malherido— Dijo Isshin serio—, no te preocupes, aquí ella estará a salvo.
La comitiva humana no dijo nada, hizo sus respectivas reverencias y se retiraron.
— Byakuya-sama...— Susurró Hisana con los ojos brillantes y agradecida de que nadie pudiera ver el dolor en su expresión en ese momento o las flores de cabello.
— ¿Lo hice bien, Isshin-dono?— Preguntó Hisana ahora que ya todo había terminado.
Isshin no sabía qué decir, era la primera vez en su vida que no se sentía cómodo con la idea de acostarse con una ninfa, sin importar lo bella que ella fuera. No debería de ser así, ya tenía unos diez hijos.
— Eso creo— Dijo apretando el cuerpo desnudo de ella contra el propio—, nunca antes había estado en una situación como esta.
— ¿Eh? ¿Nunca antes había tenido relaciones con una ninfa virgen? Yo había escuchado que usted era todo un Don Juan y que debía de cuidarme de sus concubinas.
La inocencia de Hisana al hablar hizo sentir peor a Isshin y las flores de su cabello estaban completamente cerradas en botones pequeñitos de apocamiento. Prefirió callar su conciencia dándole un beso que los llevó a consumar su matrimonio nuevamente.
En el jardín de Karakura hubo pensamientos negros y geranios trepadores por tres días seguidos.
Nadie en el palacio hizo comentario alguno acerca del primer florecimiento de la nueva esposa del amo.
Isshin estaba preocupado, Hisana llevaba varios días con fiebre y las flores de su cabello se veían quemadas. No era la mejor manera de empezar su primer matrimonio.
— No se preocupe por mí, Isshin-dono— Le dijo la dama mientras estaba recostada en el futón—, voy a estar bien.
— Claro que me preocupo, apenas regresé de una reunión con los humanos y estás enferma— Apretó un pergamino que tenía y su zampakuto en su mano —, y tengo que volver a patrullar las fronteras.
— No hay necesidad, Excelencia— Dijo Unohana-no-Mikami que vino a atender a la ninfa en cuanto escuchó que estaba enferma—, lo que Shiro-no-Tsubomi necesita es pasar más tiempo cerca del campo. El 'trasplante' tal vez fue algo brusco para ella, debemos de tener en cuenta que pasó casi toda su vida en el plano humano y debe de acostumbrarse a Karakura.
— No la vamos a sacar de Karakura— Dijo un tanto agresivo Isshin.
— No hay porqué hacerlo, la seguridad Shiro-no-Tsubomi no se tiene que comprometer si ella duerme en una kiosko de flores en el jardín.
— ¿Cerca del portal?— Preguntó el padre de Isshin, igual de nervioso, la exponía a posibles ataques.
— Nadie puede atravesarlo después del crepúsculo hasta el alba siguiente— Comentó la diosa del hogar y la curación—, siempre y cuando vayan por ella durante esos periodos no pasará nada.
— ¿Hisana, qué opinas, estarás bien en el jardín?— Preguntó Isshin a su esposa.
— Eso creo, Isshin-dono— Dijo la ninfa, cansada y con los ojos cerrados.
— Cómo diga, su Divinidad— Dijo el padre Isshin a la diosa y le ofreció una reverencia—, a partir de esta noche Shiro-no-Tsubomi dormirá en el jardín para que restaure su salud— Se giró a su hijo—. Es hora de irnos, Isshin.
Isshin asintió en señal de que escuchó a su padre, hizo una reverencia a la diosa y depositó un beso en los nudillos de una dormida Hisana antes de irse.
"Flores de cerezo en el cielo oscuro
entre ellas
la melancolía florece"
Recitó la diosa un haiku de Matrsuo Basho a la ninfa que abrió los ojos inmediatamente y respondió con otro Haiku del famoso poeta.
"Se extingue el día
pero no el canto
de la alondra"
— Aprovecha, pequeña niña, ese pequeño refugio para tu corazón.
— ¿Y también para mi amor?
— Siempre y cuando nadie se entere, no veo porque no— Dijo la diosa con una sonrisa melancólica. Ella entendía bien esos asuntos del corazón, no por nada ella sólo podía ver a su esposo una vez al año.
— ¿Su Divinidad, podría hacerme un favor?
— Si está en mis manos.
Hisana, con algo de esfuerzo, se giró sobre su futón, sacó un abanico y se lo ofreció a la diosa.
— ¿Me daría su opinión? Es un Haiku de Kobayashi Issa y no estoy segura de si debería de entregarlo al dueño de mi corazón.
La diosa abrió el abanico, observó el delicado dibujo de un bosque de tinta negra y leyó el pequeño poema con tinta roja que lo acompañaba.
"De no estar tú,
demasiado enorme
sería el bosque."
— Creo que a él le encantará— Dijo mientras cerraba los dedos de Hisana en torno al abanico.
Ella sonrió antes de dejarse vencer por el cansancio provocado por la fiebre. Las flores del cabello de Hisana recuperaron un poco su fulgor y tomaron un color rosado.
— Tú deber es ayudar a repoblar a las ninfas de las flores— Le recordó su padre a Isshin durante una noche de vigilia, después de haber asesinado a varios intrusos que habían logrado acercarse bastante a las puertas del palacio—, tus sentimientos no importan, sólo la descendencia de ella.
Isshin tenía un mes sin regresar a casa, siempre ponía de excusa alguno de sus deberes ahora que ya había asumido el cargo de regente. Aunque entendía la molestia de su padre, dos de sus concubinas acababan de anunciar que se encontraban embarazadas y una tercera acababa de dar a luz a una hija.
— ¡Sí, pero no ha funcionado!— Gritó Isshin frustrado después de un año de matrimonio en el que se siente culpable cada vez que le hacía el amor a su mujer o la tenía que dejar sola por los reportes de intrusos.
— Tú deber es hacer que funcione, no perderemos a la última ninfa de ojos de amatista, sin su Houseki no hay barrera y sin barrera no hay paz entre los planos.
— Padre, ella y yo no empatamos de ese modo— Ella no sabía cómo reaccionar a sus bromas o no las entendía, parecía divertirse más hilando y bordando. Ni siquiera había aceptado jugar con él en el jardín como lo haría cualquier otra ninfa.
— ¿Y eso qué importa? Lo importante es que fecundes su vientre, si no deseas enlazarte a ella no importa; si ella no te satisface sexualmente para eso tienes otras concubinas ¡Sólo embarázala!
— Así no funcionan las cosas y lo sabes— Isshin estaba desesperado, mas, conocía bien el origen de la desesperación de su padre, ya no quedaba mucho Houseki para alimentar la barrera y si algo le sucedía a Hisana el equilibrio entre los planos podría desaparecer.
— Entonces enamórala, escríbele poemas, no sé, pero haz algo. Lo importante es que la hagas florecer.
— Déjame divorciarme de ella— Rogó Isshin que no sabía escribir poemas y su caligrafía no era tan elegante como la de Hisana. No se llevaba mal con ella, pero su relación no era muy dinámica.
— No puedes, Aizen-no-Mikoto la tomaría para sí y entonces, en definitiva, el plano humano dejaría de existir.
— ¡Él sólo la quiere por su Houseki y eso no lo hace diferente de nosotros!
— La hay, hijo, hay mucha diferencia— El anciano alimentó la fogata—. Él quiere poder, notros mantener el equilibrio— Su padre sonaba algo entristecido—, fue por eso que negociamos tu matrimonio con ella, el consejo y yo estamos seguros de que priorizarías su bien por encima de todas la cosas., así como ella hace lo que puede por cumplir con su deber.
Isshin agachó la cabeza, su obligación era proteger este plano y el portal, aunque fuera en contra de sus sentimientos básicos.
— Está bien, cuando regrese, empezaré a pasar todas la noches con ella.
— ¿A dónde va, Isshin-dono?— Preguntó Hisana que se encontraba bordando una bufanda con hilos de seda de Jorogumo, con las flores de su cabello particularmente grandes, casi formaban una corona alrededor de sus sienes. Cerca de ella se podía ver a un pequeño batallón de arañas doradas hilando su seda para que ella la convirtiera en un bello decorado de sakuras en el tejido.
— Este... voy a...— Isshin estaba apenado, no esperaba que ella se encontrara en el jardín justo cuando él iba a 'jugar' con unas ninfas hespérides que estaban acampando en el borde occidental de Karakura y que clamaban por un buen revolcón— por unos días... a... a... a revisar las barreras del...
— Diviértase mucho, Isshin-dono— Dijo Hisana con una sonrisa y regresó a su hilado como si no pasara nada—. Supongo que tardará unos días en regresar, ¿verdad?.
— S-sí... no vemos...— Dijo Isshin antes de salir corriendo en dirección a occidente sin voltear a ver atrás.
Cuando el sonido de los pasos de Isshin se había alejado lo suficiente, Hisana hizo crecer una planta de la que pronto brotaron flores de myosotis, pequeñas flores de cinco pétalos cuyos colores varían entre el violeta y el púrpura.
— Dile a Byakuya-sama que lo esperaré en el kiosco de flores— Le susurró a la flor que desapareció en la tierra y dejó, en su lugar, una pequeñas piedras brillantes que Hisana recogió del suelo.
— Mmm, diamantes— Dijo mientras se guardaba las piedrecillas del tamaño de la punta de su meñique en las mangas de su kimono—, estoy mejorando.
— ¡Isshin-dono!— Hisana corrió a sus brazos llorando desconsoladamente cuando regresó a palacio después de haberse ausentado por una semana más de lo planeado porque tuvo que enfrentarse a unos invasores inesperados. Apenas y estaba entrando a la propiedad del palacio y debía de apestar por haber pasado tantos días con la armadura puesta y sin bañarse.
— ¿¡Hisana, qué sucede, te hiciste daño o algo!?— No era normal para Isshin normal verla así, casi siempre la veía con una sonrisa tímida o educada adornando su rostro. Y ahora no solo lucía alterada y destrozada, las flores de su cabello, también, lucían tristes como enredaderas largas y caídas.
— Mayu-sama está embarazada otra vez— Lloraba entre hipidos las mangas de su kimono estaban totalmente empapadas y sus ojos rojos, incluso las flores de su cabello se veían ahogadas. Tenía horas llorando.
¿La esposa de Byakuya?— Isshin la abrazó para consolarla— Debe de sentirse avergonzada por aún no haber quedado embarazada... porque aún no la embarazo— ¿Cómo te enteraste de ello?— Preguntó, curioso por lo rápido que se movían los chismes.
Hisana no le respondió, sólo lloró más fuerte y se aferró con más fuerza a su jinbaori.
— No te preocupes, ya lo resolveremos— Isshin mandó a sus hombres a casa, cargó a Hisana entre sus brazos y la llevó a su Kiosko.
Esa fue la primera vez, a pesar de ser medianoche, que Isshin pudo atestiguar que todo Karakura se llenó de flores, que él no supo reconocer y cuyos centros brillaban como lámparas durante el Obon. Ya había escuchado que este evento sucedía, pero nunca ocurrió mientras él estaba presente o le hacía el amor a Hisana.
¿Siempre había una primera vez para todo?
A partir de esa ocasión, aunque no le hacía el amor constantemente a Hisana o pasaba la noche con ella debido a que los invasores seguían buscando medios para infiltrarse en Karakura, pudo notar una mejoría en su relación y eran constantes las noches que había flores en Karakura.
Pasaba más tiempo con ella y descubrió cosas que no esperaba de alguien que se le hacía tan tímida, en especial al momento de hacer el amor.
Muchas veces escuchó que los sirvientes alaban las habilidades artísticas de Hisana pero nunca encontraba las pruebas de ello. Ni rastro había de sus pinturas de tinta, los haiku que recitaba o escribía, los bordados que tejía, la caligrafía que hacía, mucho menos de los perfumes que fabricaba y que perfumaban todo karakura. Todos desaparecían cuando uno menos se lo imaginaba, en especial su perfume de sakuras.
Lo único que encontró fue un abanico que ella le quitó con las mejillas coloradas y las flores de su cabello tomaron tonalidad naranja y amarillesca.
"Dulzor de brisa.
En el verde de mil colinas
un templo aislado."
— Es muy lindo el haiku, ¿lo escribiste tú?
— No soy tan buena, es del poeta Masaoka Shiki— Dijo mientras guardaba el abanico, que desapareció días después, en la manga de su junihitoe.
Para Isshin ella lucía tan tierna con ese sonrojo que le pareció buena idea pasar la noche con ella en su kiosko. Esa noche florecieron azaleas, begonias, capuchinas y cartamos mientras le hacía el amor.
— Lo siento mucho, Isshin-dono, todo fue mi culpa— Dijo Hisana, a la cual la habían hecho tomar reposo de las pequeñas heridas que le hicieron en las piernas y brazos cuando la secuestraron del jardín esa mañana.
— Nada de eso, Hisana— Dijo Isshin que tenía una angustia evidente en su rostro y que no sabía cómo esconder—, lo que importa es que estás bien. Si no hubiera sido por Bya-Taishi y su patrulla todo habría sido peor.
— Pero su padre pereció tratando de salvarme— Ella estaba realmente apenada y triste, las flores de su cabello estaban en botones de un azul tan oscuro que parecía negro.
— Mi padre gustoso dio la vida por ti— Isshin no quería recordar cómo encontró el cadáver todo magullado de su padre. Los malditos secuestradores incluso tuvieron el descaro de cortarle sus cuernos y llevarlos como trofeo.
De no haber sido por la intervención de Byakuya Kuchiki las cosas hubieran sido peor, ya que ya estaban a punto de llegar al portal a la tierra de los dioses. Si lo hubieran logrado atravesar ya hubiera sido imposible rescatarla de quién fuera que había pagado a esos Oni rebeldes—. Toma, es mejor que tengas esto contigo de ahora en adelante— En la mano de Hisana puso una daga.
— ¿Por qué me da esto, Isshin-dono? Yo no sé usarlo.
— Eso no importa— Le cerró los dedos en torno al mango de la daga—, ha habido muchos reportes de intrusos y, según los interrogatorios que hemos podido conducir, todos tienen la intención de secuestrarte.
— ¿Quieren el Houseki? ¿Es por eso que se ha ausentado tanto últimamente?
— Es muy probable que sea por eso— Luego la abrazó preocupado, incluso dejó que las lágrimas corrieran por su rostro.
— No se debe preocupar por nosotras, estaremos bien— Dijo con voz tierna—. Se lo aseguro, ahora seré más fuerte que nunca— Le correspondió el abrazo con fuerza.
— ¿Por qué hablas en plural, Hisana?— Rompió el abrazo por la sorpresa de la noticia.
— Isshin-dono, hoy me enteré que estoy embarazada— Dijo con una sonrisa.
Isshin volvió a abrazarla con fuerza y rompió en llanto. Ya no pudo contenerse, las emociones lo embargaban.
Perdía a su amado padre justo cuando Hisana al fin quedaba embarazada.
— ¿Para que me hiciste venir, Shiba?— Preguntó Byakuya.
— Para darte mis condolencias— Dijo Isshin mientras le llenaba su copa con un sake de ciruelas.
Se encontraban en un punto neutral, uno en el que la frontera humana con Karakura se difuminaba, uno de los puntos que los invasores aprovechaban para escabullirse e invadir Karakura.
— Eso no es necesario— Dijo cortante, quería estar solo o abrazar a sus hijos que perdieron a su madre y hermana en una sola noche.
— Escuché que tu esposa murió dando a luz a tu tercer hijo.
—... — Byakuya guardó silencio, dio un sorbo considerable a su copa— Mayu fue una buena mujer a la que no supe apreciar por amar a otra.
— ¿Tú? ¿Enamorado? ¿Es algo difícil de imaginar?— Byakuya llenó la copa de Isshin para callarlo.
— Estuve comprometido con ella por dos años, ¿sabías?— Cuando dijo eso, su mirada se dulcificó un poco al recordar a la mujer dueña de su corazón.
— Eso es mucho tiempo de compromiso para dos humanos.
— No para dos enamorados, fue una prueba impuesta por mi abuelo. Debía mantener en secreto la identidad de ella durante ese tiempo.
— Así que ella era de mayor rango que tú— Concluyó Isshin.
— Algo así— Rió un poco ante la idea antes de que su rostro se acongojara—. Si no la hubieran secuestrado... si la hubiera rescatado antes de que se dieran cuenta...— Byakuya comenzó a lamentarse.
— ¿La mataron?— Preguntó Isshin.
Byakuya negó con la cabeza.
— Mate a todos y cada uno de los secuestradores, pero no alcancé a rescatarla del consejo de ancianos.
— ¿Ella no murió?
— La casaron con otro, dijeron que, al ser un simple humano, no tenía la capacidad de defenderla como era debido.
— Eso es ridículo, sabes Kido y eres de los pocos humanos que ha logrado dominar una zanpakuto— Se refirió a las habilidades que ha debido de aprender para poder heredar el puesto de Embajador.
Byakuya no respondió a eso. Se tomó el resto de su copa y sirvió otra ronda para Isshin y para él.
El resto de la noche no volvieron a intercambiar palabra, sólo bebieron hasta que se terminaron tres botellas más del licor de ciruelas que Hisana les había preparado.
— Lo hizo muy bien, Excelencia— Le dijo a Isshin uno de sus soldados que lo ayudaba a sostenerse sobre su caballo. Ya era de noche, y estaban regresando días antes de lo planeado de la frontera sur de Karakura.
— No estoy muy seguro— No veía muy bien, un grupo de centauros y sátiros intentaron abusar y secuestrar a un grupo de ninfas dríades y recibió una buena dosis de golpes—. Me azotaron muy fuerte, me duele todo.
— ¿Hasta los cuernos, Excelencia?
— En especial los cuernos— Dijo refiriéndose que lo lazaron y arrastraron por los cuernos un rato hasta que logró liberarse y matar a los asaltantes.
— Me imagino que no puede esperar que Shiro-hime le atienda las heridas— Dijo otro de sus hombres, refiriéndose a Hisana—, escuché que puede curar con sus flores.
— Supongo— Dijo Isshin, aunque no estaba seguro de que lo hiciera, siempre que la veía era con previo anuncio, en especial si era después del atardecer porque se encerraba mágicamente en su kiosko por seguridad.
— Sí, debe de ser muy afortunado de estar casado con una dama tan especial— Comentó otro soldado.
— Con una sonrisa tan bella.
— Imagino cuan celosas deben de estar sus otras concubinas .
— Je, je, je— Isshin sólo soltó una risita nerviosa, no quería que supieran que las estaba liberando de su compromiso con él. Varias de ellas, incluso, ya no vivían en palacio y se llevaron a sus hijas, aún si estas habían mostrado signos de ser fauno. No lo hacía por amor a Hisana, era, más bien, respeto. Podía ver en su rostro, aunque ella intentaba esconderlo, lo enamorada que estaba de alguien más y sentía que debía de ser recíproco con ella, de algún modo, también abstenerse.
El campo estaba lleno de acacias amarillas, dalias violetas, gardenias, gladiolos multicolores y lirios naranjas, un espectáculo que sus soldados también notaron.
— ¿Es época de calor?— Preguntó un soldado al que Isshin no volteó a ver.
— Me imagino que para las ninfas sí— Dijo Isshin.
— Entonces qué buena suerte que acabamos de llegar— Dijo el segundo de Isshin—, puede ir a atenderla en este momento, Excelencia.
Los hombres soltaron una risa socarrona que incómodo a Isshin.
— ¿Por qué no va, Excelencia? Seguramente Shiro-sama lo recibirá con los brazos abiertos.
— ¡Y las piernas también!— Rieron bulliciosamente. Aunque el segundo de Isshin castigó al soldado con trabajos en los establos por una semana por su impertinente comentario.
Ya, más que nada por la presión que sentía, Isshin le entregó la rienda de su caballo a su segundo y se fue caminando en dirección al Kiosko, que aún se encontraba a una distancia considerable. Ni siquiera lo verían llegar, para su alivio.
— ¡No deje que ella abuse de usted, Excelencia!— Le gritaron mientras se alejaban hacia los establos.
Haría guardia junto al kiosko, sería mejor eso que confesarles que vivía prácticamente una vida aparte de Hisana.
Conforme Isshin se acercaba a la estructura florida que era el kiosko, empezó a notar algo extraño. Le costaba trabajo notarlo, había poca luz de la luna y la luz que emitían los centros de Houseki de las flores le complicaban distinguir las formas de lo que tenía al frente.
— ¡Hisana!— Isshin corrió al kiosko al ver que había un enorme corte por el que podía pasar una persona y estaba marchito por ese lado; también, notó que la daga de argento se encontraba en el suelo, rota en tres pedazos. Seguramente ella trató de defenderse, pero el sujeto debió de ser más fuerte que ella.
Los rastros y huellas mostraban que sólo había un secuestrador, no traía caballo y los cortes del kiosko eran recientes, por lo que no debían de estar lejos. No había tiempo de ir por ayuda si quería darles alcance.
Isshin siguió los rastros con dificultad, la luz del Houseki le era un obstáculo y el cuerpo le dolía por la batalla que acababa de tener, pero el repentino parpadeo rojo le dio una pista que seguir.
A la distancia le pareció ver dos sombras, una encima de la otra en posición dominante, y gemidos irregulares típicos de una pareja en un momento de pasión.
Imaginarse lo que el secuestrador le estaba haciendo a Hisana lo hizo enfadar inmensamente, desenvainó a Engetsu, tomó posición y se lanzó al ataque.
El grito que lanzó alertó al hombre que violaba a Hisana y le permitió alejarse de ella. Eso dio inicio a un combate que terminó en cuestión de segundos. El enemigo era fuerte y pudo evitar los primeros dos ataques de Isshin, que aún tenía heridas de su batalla previa. Pero este tenía la adrenalina provocada por la furia bombeando por sus venas.
— ¡Isshin-dono, por favor, se lo ruego, no lastime a Byakuya-sama!— Lloraba Hisana que trataba de cubrir su desnudes con su kimono.
Sin embargo ya era muy tarde, Isshin había atravesado con su tercer ataque al que pensó que era un intruso que estaba violando a Hisana antes de llevarla a dirección desconocida.
Por las distorsiones combinadas por la luz y oscuridad no se dio cuenta, él hombre no era un intruso.
El hombre que estaba con Hisana no era un secuestrador ni la estaba violando.
Ese hombre era amante de Hisana.
— ¡Byakuya!— Gritó Isshin al darse cuenta de lo que había hecho, que la herida que le había provocado era mortal y se estaba desangrando rápidamente y ya no había nada que él pudiera hacer para impedirlo. Isshin se acercó a Byakuya, lo cargó entre sus brazos y trató de detener la hemorragia, pero era en vano, las heridas eran profundas y la sangre corría con demasiada velocidad para hacer algo— Tranquilo, todo va a estar bien.
— Hi-hi-ssana...— Byakuya estiró la mano y susurró el nombre de su amada antes de cerrar los ojos.
Isshin siguió la dirección de la mano de Byakuya y vio a Hisana arrastrándose en el suelo como si de repente no tuviera fuerza alguna en su cuerpo, por lo que corrió en dirección a ella y la sostuvo en sus brazos y notó el anillo de hilo rojo en su dedo meñique izquierdo.
— ¿¡Te enlazaste con él!?— Todas las flores de campo murieron de repente y comenzaron a brotar botones nuevos que tornaron rojos como la sangre tan pronto florecían... Byakuya acababa de morir.
— No podía tolerar más seguir sin él. Quería, al menos, sentir su corazón latir con el mío— La vida se le iba a cada segundo que pasaba y las flores de su cabello se estaban volviendo de un tono café negruzco.
— ¿Por qué nunca me lo dijiste? ¡Pudimos haber hecho algo! ¡Y ahora yo...!
Ella negó con la cabeza. Tampoco le quedaba mucho tiempo, el único efecto negativo del enlace era que la vida de los amantes quedaba completamente ligada, si uno moría, el otro lo seguiría al poco tiempo.
Una ligadura de almas diseñada por un dios, cuya identidad se perdió en el tiempo, para no tener que seguir existiendo sin su amante mortal.
— Byakuya-sama no me encontró en el mundo humano cuando me rescató. Él y yo íbamos a casarnos, pero cuando me secuestraron por primera vez...— Su voz se estaba volviendo muy débil.
— Anularon el compromiso y fue por eso que nos comprometieron— Entendió Isshin entonces el porqué del acelerado matrimonio de Byakuya, necesitaban asegurarse de que no pudiera hacer reclamo alguno.
— Nunca dejé de amar a Byakuya-sama...— Dijo con voz casi inaudible, ojos ya cerrados y las flores que alguna vez fueron parte de su cabellera se desprendían y terminaban en el suelo muertas.
— Ni él a ti.
— Esso... cre...— Su pecho dejó de subir y bajar.
El silencio sepulcral de ella aterró a Isshin, Hisana había muerto.
— ¡EL BEBÉ!— Isshin puso su mano en el vientre henchido y sintió la energía del corazón palpitar débilmente— ¡SIGUE VIVO! ¡SIGUE VIVO!
Sin meditar sus acciones, el tiempo apremiaba, tomó lo que quedaba de la daga de argento y abrió el vientre para sacar a la criatura, una cosita pequeñita. Aun le faltaba tiempo para poder nacer por lo que aún no estaba a salvo.
— ¡Es una niña!— Gritó Isshin al comprobar que sus orejas no eran puntiagudas como las de él y cuál era su sexo... era una ninfa, una pequeña ninfa...
Envolvió el cuerpecito con telas, sacó de entre su ropa un silbato en forma de cuerno y se sentó a esperar a que llegara Minazuki, el mensajero de Unohana-no-Mikami.
Vocabulario:
1.- El significado de las flores mencionadas:
Commelina erecta ("flor de Santa Lucía") es una planta herbácea perenne de la familia Commelinaceae. Creo que encontré la flor a la que se refería Kubo.
Pensamiento negro: Tristeza por el amor sin esperanza.
Azalea: Templanza
Begonia: Cordialidad
Capuchina: Obediencia
Cartamo: tolerancia
Geranio trepador: Favor de la novia, tristeza.
Acacia amarilla: Amor secreto
Dalia violeta: mi amor por ti es fuerte y crece cada día
Gardenia: Amor secreto
Gladiolo multicolor: amor fuerte con un toque de locura
Lirios naranjas: ardo de amor por ti
Fuente Wikipedia: Miosotis o Myosotis, conocida comúnmente como nomeolvides, es un género de plantas perteneciente a la familia Boraginaceae. Simbólicamente se conoce como la flor del amor desesperado o el amante eterno. Hay cerca de 50 especies con gran variación entre ellas. Sin embargo, la mayoría tiene pequeñas flores de 1 cm de diámetro con cinco pétalos azules que crecen en los extremos de los tallos en ramilletes. Son muy populares en los jardines como planta ornamental.
Etimología: Myosotis: nombre genérico que deriva del griego: mys, myos, que significa «ratoncillo» y otos, que significa «oreja», aludiendo a la forma de la hoja en algunas de las especies del género.
2.-Fuente wikipedia:
Haiku de Matsuo Bashō: Matsuo Bashō (en japonés,松尾芭蕉) nacido como Matsuo Kinsaku (Ueno, 1644 - Osaka, 28 de noviembre de 1694), fue el poeta más famoso del período Edo de Japón. Durante su vida, Bashō fue reconocido por sus trabajos en el Haikai no renga (俳諧の連歌).1 Está considerado como uno de los cuatro grandes maestros del haiku.
Taniguchi Buson (谷口 蕪村?), más conocido como Yosa Buson (与謝蕪村?) (1716 - 17 de enero de 1784), nacido cerca de Osaka (Japón), fue uno de los grandes maestros del Haiku en el siglo XVIII y un distinguido pintor bunjinga japonés.
Kobayashi Issa (小林一茶? 15 de junio de 1763 – 5 de enero de 1827) fue un escritor japonés, nacido Kobayashi Nobuyuki y apodado Yataro durante su juventud.
Masaoka Shiki (正岡子規 Masaoka Shiki?, 17 septiembre 1867 –19 septiembre 1902) fue un poeta, crítico literario y periodista japonés del periodo Meiji. Su verdadero nombre era Masaoka Tsunenori.
3.- Fuente Wikipedia: las Hespérides (en griego antiguo, Ἑσπερίδες / Hesperides) eran las ninfas que cuidaban un maravilloso jardín en un lejano rincón del occidente, que la tradición mayoritaria situaba cerca de la cordillera del Atlas en el Norte de África al borde del Océano que circundaba el mundo
4.- Fuente Wikipedia: Las dríades (en griego antiguo Δρυάδες druádes, de δρῦς drũs, 'roble') son las ninfas de los robles en particular y de los árboles en general. Surgieron de un árbol llamado «Árbol de las Hespérides». Algunas de ellas iban al Jardín de las Hespérides para proteger las manzanas de oro que en él había. Las dríades no son inmortales, pero pueden vivir mucho tiempo. Entre las más conocidas se encuentran notablemente Eurídice, ninfa de Tracia casada con Orfeo, y Dafne ninfa que fue perseguida por Apolo y los dioses la convirtieron en árbol de laurel.
5.- La diferencia entre los faunos y los sátiros: Los sátiros se caracterizan por una actitud más lasciva, vulgar, cruda y subida de tono. Solían ser desagradables para algunas personas u otras criaturas. Por otro lado, los faunos se describen como seres con más finura, estilo, gracia y elegancia.
Cuando se comparan los aspectos o apariencias físicas, los sátiros son menos guapos que sus contrapartes los faunos. A menudo, los faunos son considerados como más delicados e inocentes. Más encantadores y atractivos a la vista. Sátiros son generalmente retratados como seres torpes e ineptos, con mucho pelo y ojos pequeños; además de una enorme boca. Eran esclavos de la gula, la bebida y el libertinaje; contrariamente a los faunos que eran más refinados.
Los faunos también eran considerados genios, talentosos y más eficientes. Mientras que los sátiros son descritos como tontos, ingenuos, pícaros y sinvergüenzas.
6.- Hoseki o gema, los centros (un punto entre sus pistilos y óvulos) de las flores de las ninfas de las flores de ojos amatistas, se genera un pedazo de una piedra preciosa que se puede utilizar para generar energía o poder. Hubo un tiempo en el que se les dio casa por ese mismo motivo.
